━━ 𝟏𝟕
【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟽】
𝐥𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝟐𝟗 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒
𝓓afne
𝐋𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐄𝐒É 𝐀 𝐉𝐔𝐀𝐍𝐈 𝐐𝐔𝐄 𝐀Ú𝐍 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐓𝐄𝐍𝐈𝐃𝐎 𝐋𝐀 𝐎𝐏𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐄𝐑, y casi de manera instintiva, él insistió en que probara las exquisitas sobras de su comida.
Mi estómago agradeció la perspectiva de poder comer algo, y dejándome llevar por la curiosidad, Juani me guió a través del patio hacia el interior de su hogar.
Al ingresar, el recibidor me cautivó con su elegancia y encanto. Un espejo de dimensiones generosas dominaba el espacio, proyectando una sensación de amplitud y refinamiento. Mientras contemplaba nuestra imagen reflejada, quedé asombrada por la imponente presencia de Juani en comparación conmigo. Su presencia destacaba no solo por la altura, sino también por una robustez que revelaba cierta dedicación a la actividad física y un cuidado meticuloso de su figura.
Delante del espejo, una mesa exquisitamente decorada se erguía como un altar de memorias. Flores frescas y fotografías cuidadosamente dispuestas creaban una composición visual que evocaba una atmósfera cálida y familiar. Entre las instantáneas pude observar imágenes de quiénes asumí que eran sus padres, así como la posibilidad de hermanos y primos, aunque no podía estar segura. Algunas capturaban a Juani en su infancia, añadiendo una capa adicional de encanto al espacio.
Las fotografías que retrataban a un Juani en su etapa de bebé destilaban una ternura inigualable y una alegría contagiosa, características que, sin lugar a dudas, continuaban manifestándose en su personalidad en el presente. Cada imagen capturaba gestos adorables y una expresión risueña que irradiaba un encanto juguetón y simpático, parecido al Juani que ahora tenía enfrente de mí.
Entre las fotografías que irradiaban alegría, una en particular logró captar mi atención de manera intrigante. En esta imagen, Juani se mostraba llorando, creando un contraste evidente con las expresiones radiantes de las demás fotografías.
─ ¿Por qué llorabas en esta foto? ─pregunté con una auténtica curiosidad, deseando desentrañar la historia detrás de la expresión de tristeza congelada.
─ Perdí mi peluche favorito, che ─respondió, soltando una risa ligera que parecía mezclar la melancolía del recuerdo con la aceptación.
Una risa espontánea escapó de mis labios ante la respuesta de Juani. Me había preparado mentalmente para una historia algo más melancólica, anticipando quizás la pérdida de un ser querido o algún evento triste de su infancia. Sin embargo, la realidad resultó ser más ligera y pintoresca: Juani lloraba en la foto porque había extraviado su peluche favorito.
Juani, con una sonrisa cómplice, mencionó que a su madre le resultaba graciosa esa fotografía, lo cual justificaba su lugar especial en la mesa de los recuerdos.
─ Mirá, que sepas que Matías se re cagó de risa en cuanto se enteró ─añadió Juani, poniendo un puchero triste.
Matías.
La mención de ese nombre fue como abrir un portal hacia un capítulo diferente. Inmediatamente, los pensamientos se teletransportaron hacia nuestros momentos compartidos: la imagen de nosotros fumando, él tomándome por el cuello y jugando de manera despreocupada, logrando que casi me sonrojara ante la intensidad de los recuerdos.
Un gesto involuntario de negación trató de despejar esas imágenes y volví a enfocar mi atención en Juani, quien, con entusiasmo y hospitalidad, me arrastró hacia la cocina.
El chico abrió la nevera y extrajo con destreza el plato que deseaba calentar, colocándolo con cuidado en el microondas. La fragancia tentadora de la comida comenzó a impregnar el aire, logrando que mi estómago gruñera, intensificando mi apetito. Cuando el tiempo transcurrió y el microondas emitió su pitido característico, Juani extrajo el plato caliente y lo depositó con elegancia sobre la mesa.
─ Que te hagan bien las sobras ─bromeó Juani con una sonrisa juguetona mientras señalaba el suculento manjar.
Mi asombro no se hizo esperar, estaba admirando el aspecto del plato al cual Juani había llamado sobras. Dos milanesas perfectamente doradas descansaban sobre un lecho de puré, desafiando cualquier percepción previa que pudiera tener sobre el término "sobras".
─ ¿Vos lo cocinaste? ─pregunté, metiéndome un bocado en la boca y descubriendo lo exquisito que sabía.
─ No, mi vieja lo hizo ─respondió Juani con humildad─. Si lo intentaba yo, prendía fuego en la cocina, te lo juro ─agregó con una risa.
Seguí deleitándome con cada bocado de la exquisita comida mientras Juani, con su móvil en mano, se sumergía en su red social favorita. Lo vi desplazar el dedo unas cuantas veces por la pantalla antes de teclear con rapidez, sus dedos danzando sobre la pantalla del teléfono con una destreza impresionante.
Mientras disfrutaba del manjar, no pude evitar notar el sonido característico de una notificación proveniente de mi propio dispositivo. Antes de dirigir mi mirada hacia la pantalla del móvil, percibí que Juani ya me observaba con una sonrisa sarcástica, como si anticipara mi reacción ante lo que estaba a punto de revelarse en la notificación.
Agarré mi teléfono, lista para descubrir el misterioso contenido que provocaba esa expresión traviesa en el rostro de mi amigo.
Mis ojos se abrieron con asombro al leer el mensaje de Juani. Estuve a punto de escupir el sorbo imaginario de agua que me imaginé bebiendo, pero recordé que Juani ni siquiera me había ofrecido ni un vaso de ese líquido.
─ No era menor de edad hace unos días, Juani ─le solté con una mezcla de incredulidad y diversión.
─ ¿Pensás que el mensaje va por vos? ─preguntó Juani, dejando escapar una risa pícara mientras se recostaba en la silla con un aire desafiante.
─ Me mirabas medio raro cuando lo publicaste ─dije, soltando una risa cómplice─. Voy a contestar, espero que no me bardeen tus fans.
Juani soltó una pequeña risa, y yo, en un gesto teatral, dejé el tenedor a un lado y me dispuse a teclear una respuesta.
La pantalla se iluminó con mi respuesta, y la conversación continuó con su curso, mientras un número considerable de personas se sumaba a la interacción.
─ No te hagas mala sangre, es solo para arrancarte una sonrisa ─dijo Juani con un tono juguetón, dejando al descubierto esa faceta encantadora de su personalidad que siempre buscaba sacar sonrisas─. Además, ya sé que te fijaste en Matías, dale, admitilo.
─ ¡No sé de qué hablas! ¿Matías, quién? ─respondí con una risa, siguiéndole el juego.
─ Dale, Daf, no te hagás la desentendida ─murmuró Juani mientras me miraba fijamente, como si esperara cualquier reacción por mi parte para ir rápidamente a contárselo a Matías─. ¿Cuál Matías va a ser? Matías Recalt.
─ Ah, ese Matías ─dije, fingiendo sorpresa─. Solo fuimos a fumar, nada más.
─ ¿Seguro? ─insistió Juani, levantando una ceja con picardía─. ¿No hubo nada más entre ustedes?
─ ¡Juani, por favor! ─casi exclamé, notando cómo el rubor ascendía por mis mejillas. Le imploré con la mirada que dejara de insistir con ese tema, mientras él soltaba una risa traviesa que evidenciaba claramente su disfrute ante mi evidente incomodidad.
Revisando algunas respuestas en Twitter, me di cuenta de que algunos respondían a Juani siguiéndole la broma, mientras que otros, lamentablemente, se lo tomaban en serio y comenzaban a decir cosas no muy agradables.
NO SE OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR!!!!❤️❤️❤️
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