━━ 𝟏𝟔


【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟼】


𝐥𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝟐𝟗 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐏𝐑𝐎𝐍𝐓𝐎 𝐋𝐋𝐄𝐆𝐀𝐑𝐎𝐍 𝐋𝐀𝐒 𝐓𝐑𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐃𝐄 𝐘, con ello, concluyeron las clases.

Los lunes eran los días más pesados en relación con las asignaturas. Además de las dos materias que nos impartía Roxana, debíamos enfrentarnos a las clases de otro profesor, Samuel, quien nos bombardeaba con información sobre introducción al marketing y fundamentos del diseño. Eran, en mi opinión, las peores asignaturas del mundo. La combinación de conceptos complejos y la densidad de la información convertían esas clases en un verdadero desafío. 

Recogí los libros, la libreta y el estuche, organizándolo todo meticulosamente en mi mochila. Salí del aula junto a Mel, quien me esperaba pacientemente, y juntas caminamos por los largos pasillos, dirigiéndonos hacia la salida de la universidad. A medida que avanzábamos, las conversaciones animadas y el bullicio de otros estudiantes creaban un ambiente vibrante y lleno de energía. 

Cuando llegamos a la salida, recordé algo importante. 

─ Che, me olvidé de contarte, Mel ─llamé su atención con un tono de disculpa─. No podré acompañarte a casa hoy.

─ ¿Y eso? ─preguntó Melanie, levantando ambas cejas con una sorpresa palpable en su rostro. 

Mis ojos se apartaron por un instante, como si la confesión que estaba a punto de hacer requiriera cierta delicadez. Recordé las palabras de Melanie, quien alguna vez mencionó que Enzo y Juani le habían llamado particularmente la atención. El sábado, Mel compartió más tiempo con Enzo, por lo que espero que esto no le genere ninguna molestia. Cruzo los dedos, rezando para que mi mejor amiga no se sienta incómoda al enterarse de que quedé a solas con Juani; no quiero que surjan malentendidos entre nosotras. 

─ Quedé en juntarme con Juani ahora ─le informé a Mel, quien me dedicó una sonrisa cómplice y trazó un corazón en el aire con sus manos─. Pero no te hagas la película, me tiró un mensaje diciéndome que dejé mi bolso en el auto de Enzo; el chabón se copó para recogerlo. 

─ ¿Y qué onda con Juani? ─preguntó Mel, con esa curiosidad que la caracteriza─. Siempre te contesta a los tuits, ¿no creés que eso pueda tener algún significado?

Fruncí el ceño ante la insinuación de Melanie. ¿De verdad pensaba que había algo más en que Juani me diera bola en Twitter? Vale, es cierto que sus respuestas estaban cargadas de coquetería, pero para mí, era más bien un juego divertido, sin mayores implicaciones. 

─ No sé, Mel... creo que Juani es solo un buen amigo, nada más ─aclaré, notando como Mel asentía con comprensión. 

Con esas palabras intenté de hacerle entender a Mel que, aunque pudiera percibirse cierta coquetería entre Juani y yo, la verdad era que no había nada más allá de una amistad sólida. Ni siquiera me lo había planteado antes, pero sin lugar a dudas, al menos desde mi perspectiva, no existía ningún interés romántico hacia él. Quise dejar claro que nuestra relación se limitaba a una conexión amistosa, sin complicaciones ni ambigüedades sentimentales. 

─ ¿Y Matías qué?

La mención de Matías dejó mi lengua atada por un momento. Me quedé sin palabras, sorprendida de que Mel sacara ese tema de la nada. 

Recordé el día anterior, cuando le expliqué a mi mejor amiga que entre Matías y yo no había pasado nada, que simplemente nos habíamos limitado a fumar. Aunque era una afirmación falsa, decidí no revelar lo que había sucedido entre nosotros. Era como si quisiera restarle importancia a la situación, evitando hacerme ilusiones que podrían complicar las cosas.

Mi mejor amiga, con su aguda intuición, no terminó de creerme del todo. Sus ojos inquisitivos me hicieron sentir como si estuviera bajo un microscopio, obligándome a buscar las palabras precisas para explicar, una vez más, la complejidad de la situación. 

─ No lo sé, Mel, no estoy segura de cómo va la cosa con Matías ─me sinceré─. No voy a negar que me atrae, es re evidente. Pero bue, el tiempo dirá, no voy a adelantarme a los acontecimientos. 

─ ¡AL FIN CONFRIMÁS QUE TE GUSTA! ─gritó Mel, desconcertándome un poco mientras empezábamos a reír─. Entiendo. Si en algún momento necesitás hablar de eso, estoy acá para vos. 

Asentí ante las palabras de Mel y nos despedimos con un abrazo cálido.

Posteriormente, consulté mi Instagram para confirmar la ubicación que Juani me había enviado. Para mi sorpresa, su casa estaba a tan solo diez minutos a pie. En ese momento, decidí abandonar la idea de recurrir al transporte público y emprendí la caminata hacia su casa. 



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𝐃𝐔𝐑𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐀𝐘𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐀𝐍𝐈, mi mente se sumergió en un mar de posibilidades que se abrían con la emocionante oportunidad de participar en el desfile del próximo sábado. Mis pensamientos se entregaron por completo a la creatividad, visualizando cada detalle del dibujo que presentaría y los colores que lo dotarían de vida.

Siempre he tenido la costumbre de no dejar las cosas para el último momento, y esta ocasión no sería la excepción. Desde pequeña, mis padres me enseñaron la costumbre de no procrastinar. Ese por eso que mi filosofía siempre ha sido abordar las tareas lo más pronto posible, permitiéndome explorar las ideas con calma y meticulosidad. 

Sin darme cuenta, me encontré de repente parada frente al hogar de Juani. Desde afuera, podía divisar una piscina reluciente, un césped verde que invitaba al relax y la propia casa que, a pesar de su antigüedad, mantenía un encanto innegable. La puerta de la entrada, de un blanco impoluto, lucía el número 2 suspendido sobre ella, añadiéndole un toque distintivo.  

Con los latidos acelerados por la emoción, me acerqué y llamé al timbre. No tuve que esperar mucho; en poco tiempo, Juani, medio adormilado, vestido con unos pantalones de chándal y una camiseta negra, me abrió la puerta. La sorpresa y la alegría iluminaron sus ojos mientras se apartaba, un gesto que interpreté como una invitación a pasar. 

─ ¿Cómo tenés 18 años casi recién cumplidos, nena? ─me preguntó Juani, cerrando la puerta detrás de mí─. Estaba a punto de interpretar nuestra quedada como una cita, pero no quiero que me funen. 

Una risa por mi parte resonó, asombrándome por la genuina sorpresa de Juani al descubrir mi edad. Su expresión reflejaba una combinación de incredulidad y diversión, como si hubiera descubierto un pequeño misterio. 

Era más que evidente que había explorado minuciosamente cada rincón de mi bolso, llegando incluso a revisar mi documentación. No fue algo que me molestó, pues la complicidad que brillaba en su mirada dejaba claro que esta travesura estaba diseñada para inyectarle un toque de diversión a este encuentro.  

─ Primero que todo, buenas tardes ─respondí con una sonrisa cómplice que ampliaba la diversión que ya se respiraba en el ambiente. 

─ No supero que tengas 18, es casi la mitad de lo que tienen algunos de los que conociste el sábado ─exageró Juani, agregando un toque humorístico a la conversación. 

─ Bueno, así soy yo, siempre guardando algunas sorpresitas bajo la manga ─contesté, riendo junto con Juani, mientras la tarde prometía más risas y buenos momentos.






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