【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟻】

𝐥𝐮𝐧𝐞𝐬, 𝟐𝟗 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒

𝓓afne

𝐄𝐑𝐀 𝐄𝐋 𝐈𝐍𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐃Í𝐀, como un capítulo fresco por escribir en el libro de mi vida.

Mientras el mundo aún permanecía envuelto en la misteriosa penumbra de la noche, me sumergí en el mágico espectáculo de la salida del sol. El cielo, como un lienzo celestial, se desplegaba con una paleta de colores suaves y etéreos. Los tonos morados y rosados danzaban en armonía, desafiando la oscuridad del azul profundo que poco a poco cedía terreno.

Las estrellas, testigos silenciosos de la noche, se desvanecían con timidez, dejando que la luminosidad del amanecer se abriera paso en el horizonte. El sol, cuál invitado de honor, emergía con delicadeza, derramando sus rayos en tonos cálidos y dorados que acariciaban el paisaje que yacía en la penumbra. 

A medida que los minutos pasaban, las sombras nocturnas se retiraban, revelando la silueta de los edificios y los árboles que, hasta ese momento, permanecían ocultos en la oscuridad. La ciudad, aún adormilada, empezaba a despertar con los primeros destellos del sol, y los rayos matutinos acariciaban suavemente los contornos de cada estructura. 

Después de deleitarme con el espectáculo mágico de la salida del sol, decidí dar paso a la rutina matutina. Lancé la colilla del cigarro en el cenicero que reposaba en la mesa, dejando atrás la contemplación del cielo pintado de colores suaves. 

Regresé a mi habitación con pasos pausados, dedicando unos instantes a hacer la cama con calma, sintiendo la suavidad de las sábanas y acomodando los cojines con cuidado.

Al abrir las puertas del armario, seleccioné unos cómodos pantalones cargo que combiné con un vibrante top rojo, infundiendo un toque de energía a mi vestimenta. Deslizando mis pies en unas zapatillas deportivas, decidí abrazar la comodidad, preparándome para las experiencias que el día me tenía reservadas. 

El siguiente destino fue el baño, un refugio de serenidad donde me entregué a cuidar de mí misma. Dediqué tiempo a arreglar mi pelo, dejándolo caer en ondas suaves que enmarcaban mi rostro, y añadí un toque sutil de maquillaje para resaltar la luminosidad de mi piel. Me concentré también en resaltar mis ojos: el delicado rímel y las sombras enfatizaron su expresividad. 

Regresé a mi habitación, sintiendo la serenidad del nuevo día mientras me preparaba para enfrentar las actividades cotidianas del lunes. Recogí los imprescindibles: la mochila con mis cosas de la universidad y mi teléfono móvil. 

Mi mamá aún disfrutaba de un merecido descanso, por lo que decidí no interrumpir su sueño y dejarla sumergida en el abrazo reparador de la mañana. 

Con pasos sigilosos, me deslicé hacia abajo, descendiendo las escaleras con gracia. Mientras avanzaba, aproveché para revisar mis redes sociales, sumergiéndome en el mundo virtual antes de enfrentar el mundo real. La anticipación de varias notificaciones en Instagram añadió un toque de intriga a la mañana, como si el día me tuviera preparada alguna sorpresa. 

Al llegar a la planta baja, decidí esperar a Melanie en la puerta. El día comenzaba a desplegarse frente a mí, y la brisa matutina acariciaba suavemente mi rostro. La calle aún estaba tranquila, sumida en la calma típica de las primeras horas del día. 

Aproveché los breves minutos que quedaban antes de que llegara mi mejor amiga para revisar las notificaciones, y mi pulso se aceleró al darme cuenta de que eran varios mensajes de Matías. ¿Qué podría querer?

La intriga y unos pequeños nervios se apoderaron de mí, creando una anticipación emocionante mientras abría la aplicación y entraba en su chat.

Me quedé mirando la pantalla del móvil con una sonrisa tonta, la imagen de los primeros rayos de sol pintando el cielo con tonos cálidos me llenó de calma y felicidad. Ese simple gesto me había alegrado el día. Matías conocía mi debilidad por los amaneceres, y de alguna manera decidió compartir ese hermoso momento conmigo. 

¿Se había levantado tan pronto solo para enviarme una foto? La idea de que hubiera dedicado un momento de su mañana solo para hacerme sonreír creó un cálido nudo en mi estómago. Fue un pequeño detalle que dejó una marca indeleble en mi día. Sus acciones mostraban una atención cuidadosa y una comprensión de lo que me hacía feliz, y fue algo que me gustó. 

Rápidamente entré a Twitter, sintiendo de compartir ese hermoso gesto con mis seguidores, aunque sabía que él ni siquiera tenía en cuenta esa red social. En el fondo, era una manera de expresar mi gratitud por el detalle, y quién sabe, tal vez Juani se lo haría llegar.

Pronto llegó Melanie, y nos saludamos con un abrazo, comenzando a caminar juntas hacia las clases. Mientras revisaba los tuits en los que me habían mencionado, aproveché para enseñarle algunos memes divertidos a Melanie, generando risas cómplices entre nosotras. Explorábamos mi timeline, comentando sobre los mensajes de otros usuarios y disfrutando de los comentarios variados que la red ofrecía. 

Fue en ese momento cuando la respuesta de Juani llamó mi atención. Su comentario, cargado de humor y complicidad, no tardó en aparecer en la pantalla de mi teléfono.

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𝐑𝐎𝐗𝐀𝐍𝐀, nuestra apasionada profesora de dibujo y técnicas de modelaje, se encontraba frente a la clase, esforzándose por captar nuestra atención y dar inicio a la lección de hoy. La luz tenue del aula resaltaba la paleta decolores en su mesa, repleta de pinceles, lápices y papeles, creando un ambiente inspirador.

Aunque algunos estudiantes aún charlaban entre ellos, el murmullo empezaba a disiparse a medida que se percibía la expresión ante lo que nos tenía preparado. Roxana, con su expresión enérgica y una pizca de impaciencia, finalmente logró silenciar la sala y dirigir nuestra atención hacia ella. 

─ Alumnos, tengo una noticia emocionante para contarles ─dijo Roxana mientras se enderezaba con entusiasmo, recogiendo su cabello en una coleta que denotaba determinación─. El próximo sábado se llevará a cabo un evento conjunto que va a reunir diseñadores, actores y otros profesionales destacados. Como estudiantes del Grado en Diseño y Creación de Moda, tendrán una oportunidad única para participar. 

Roxana irradiaba una pasión palpable al compartir la emocionante noticia, sus ojos centelleaban con la chispa del entusiasmo. Se notaba que este anuncio no era una simple formalidad, sino una oportunidad que ella creía genuinamente transformadora. 

La expectativa de inspirar a sus estudiantes se reflejaba en cada gesto y expresión. Sabía que esta noticia no solo se trataba de un evento, sino de desatar la creatividad y el potencial de quienes aspiraban a destacar en el fascinante mundo del diseño y la moda.

La noticia resonó en la clase, y los murmullos de emoción comenzaron a extenderse entre los alumnos. Sin embargo, esto no detuvo a Roxana en su propósito. 

─ ¡Sí, chicos y chicas! Tienen libre hasta el viernes para preparar su diseño de ropa. La clave es ser creativos ─proclamó, señalando las pinturas y herramientas en su mesa, como si cada color y pincel representaran posibilidades infinitas─. Si logran dibujar algo que se asemeje a las piezas de ropa de los diseñadores, tendrán la oportunidad de desfilar como modelos. Pero recuerden, son 60 alumnos, solo 10 de ustedes tendrán esta increíble oportunidad. 

Ya casi podía visualizar mis dibujos de los diseños, imaginándome incluso desfilando en el escenario, algo en lo que ya tenía algo más de práctica. Sin embargo, una duda se instalaba en mi mente, ¿y si no era una de las 10 seleccionadas?

La competencia no se trataba de quién hacía los mejores o peores dibujos, sino de la capacidad de que estos se asemejaran o no a las prendas ya creadas por los diseñadores. La originalidad y la habilidad para capturar la esencia de las piezas existentes eran clave para destacar en esta oportunidad única. 

─ El viernes tendrán que venir a clase, entregar los dibujos y una hora después desvelaremos los ganadores ─continuó Roxana, mostrando una gran sonrisa que reflejaba su entusiasmo y complicidad con los estudiantes─. Los 10 seleccionados tendrán que quedarse a ensayar durante todo el día, los demás podrán irse. 

Cuando la clase llegó a su fin, Roxana salió del aula, dejándonos solos con nuestras emociones y pensamientos mientras esperábamos la llegada del próximo profesor.  

─ ¿Sienten la misma emoción que yo? ─preguntó Emilia, quien estaba ubicada justo detrás de mí. 

─ ¡Obvio que sí! Imagínense desfilando en un evento con diseñadores profesionales ─murmuró Isadora con sus ojos brillando por la emoción─. ¡Sería re groso!

Una sonrisa iluminó mi rostro mientras contemplaba la emocionante posibilidad de encontrarme con esos destacados diseñadores en ese evento. La idea de sumergirme en ese mundo tan creativo, estando rodeada de talento y moda, añadió un brillo especial a mis ojos. 

─ ¿Se imaginan formar parte de esas 10 seleccionadas? ─pregunté con una sonrisa, permitiendo que la idea se arraigara en nuestras mentes. 

─ Sería como pegar un salto enorme hacia nuestras metas en el mundo de la moda ─me respondió Melanie con un gran entusiasmo. 

Esta semana prometía ser intensa y estar llena de creatividad. Tenía ante mí un emocionante desafío que prometía desatar toda mi imaginación y destreza. 

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