【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟶𝟺】

𝐬á𝐛𝐚𝐝𝐨, 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒

𝓙uani

𝐃𝐄𝐒𝐏𝐔É𝐒 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐋𝐄𝐈𝐓𝐀𝐑𝐌𝐄 𝐂𝐎𝐍 𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐒𝐀𝐘𝐔𝐍𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐈 𝐌𝐀𝐌Á 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐏𝐑𝐄𝐏𝐀𝐑𝐀𝐃𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐂𝐀𝐑𝐈Ñ𝐎, un reconfortante café con leche y tostadas, decidí tomar mi móvil y sumergirme en el mundo virtual.

Antes de poder hacerlo, mi mamá apareció como un torbellino, arrebatándome el móvil de las manos para soltarme una pequeña bronca sobre la importancia de ir a dormir a una hora adecuada, ya que el reloj casi marcaba la hora de comer. 

Le prometí que intentaría que no volviera a pasar, pero la verdad es que me pasé horas navegando por internet. Mis ojos estaban pegados a la pantalla del móvil, leyendo noticias y, de repente, me vi atrapado en un mar de videos en línea. 

Sin duda, mi red social preferida era Twitter, que me aguardaba con su interminable flujo de información. Cuando mi madre me devolvió mi móvil entré en la aplicación, repartí algunos me gusta y respondí de manera humorística a varios usuarios, me gustaba mucho interactuar con las personas a través de comentarios ingeniosos y memes. Incluso me animé a publicar un tuit, extendiendo un saludo a mis seguidoras.

A medida que exploraba el timeline, me topé con el tuit de una chica llamada Dafne, quien compartía de manera humorística sus impresiones sobre la película "La Sociedad de la Nieve". Recordé que previamente yo mismo le había recomendado esa película, y curiosamente, ella ahora compartía su experiencia. Sin dudarlo, entré a su perfil y, con una sonrisa, le di me gusta a su meme, incluso le respondí.

Después, dejé el móvil a un lado y me dirigí a la ducha, sumergiéndome en el reconfortante flujo de agua que caía con suavidad. Cerré los ojos, permitiendo que el calor relajante eliminara cualquier rastro de somnolencia matutina. La ducha se convirtió en un breve refugio antes de enfrentar el día. 

Al salir, envuelto en una toalla, me vestí con atención, seleccionando las prendas adecuadas para la entrevista que me esperaba esa tarde, tanto a mí como a mis compañeros del rodaje. Mientras ajustaba mi ropa y revisaba los detalles finales, repasaba mentalmente algunas respuestas que tenía preparadas. 

Con el paso del tiempo, ya me encontraba totalmente preparado para enfrentar la entrevista.

Antes de salir para encontrarme con mis compañeros, revisé de nuevo Twitter, encontrándome con una notificación de aquella intrigante chica. Había dado me gusta a mi respuesta e incluso me había respondido. La curiosidad me llevó a abrir la notificación y, con una sonrisa, le di me gusta a su comentario.

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𝐋𝐀 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄𝐕𝐈𝐒𝐓𝐀 𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑Ó 𝐌𝐈𝐒 𝐄𝐗𝐏𝐄𝐂𝐓𝐀𝐓𝐈𝐕𝐀𝐒. Primero, nos entrevistaron individualmente, y luego, todos juntos. Las preguntas individuales abarcaron desde cómo me sentí al enterarme de que obtuve el papel hasta los momentos clave del rodaje, y también me consultaron si anticipé que la película alcanzaría semejante éxito. Respondí con honestidad, compartiendo las emociones que experimenté en cada fase, desde la emoción inicial hasta el sentido de realización al concluir el proyecto.

La pregunta sobre mi actividad en Twitter fue inevitable, dado que era el único miembro del elenco que destacaba por su presencia en esa red social. Mi respuesta fue espontánea; mencioné que me resultaba divertido, que disfrutaba al mostrarme sin filtros y hacer bromas, considerando que era una manera auténtica de conectarme con los fans. 

Luego, nos sometieron a una entrevista grupal donde tuvimos que abordar diversos temas, desde detalles sobe nuestros personajes hasta reflexiones sobre cómo evolucionó nuestra relación después de terminar la película. Fue un ejercicio interesante, ya que cada uno compartió su perspectiva y enriqueció la experiencia colectiva de la película. 

─ ¿Qué les parece si vamos a cenar afuera y después salimos un rato? ─propuso Enzo, cuando terminó la entrevista.

─ ¡Dale! ─respondió Matías.

La verdad es que me llevaba muy bien con todos, así que rápidamente acepté la propuesta. La lista de participantes se conformó con Matías, Blas, Esteban, Felipe, Agustín, Enzo y yo. La idea de compartir una cena seguida de un rato ameno sonaba como el plan perfecto para seguir disfrutando de la compañía de aquellos que se habían convertido en mis amigos. 

Y así fue como llamamos a un taxi y, tras unos minutos de espera, finalmente la mitad del grupo pudieron subir. Blas, Esteban, Felipe y Agustín se subieron al taxi, mientras que Matías y yo nos subimos al coche de Enzo. Opté por sentarme en la parte trasera mientras Matías se sentaba de copiloto.

Con la promesa de un viaje de aproximadamente 10 minutos, decidí sumergirme en Twitter para ponerme al tanto de lo que estaba sucediendo en esa red social. Al entrar en el timeline, volví a ver un tuit de ella, con una frase que me hizo reír.

─ ¿Qué te pasa que te cagás de risa así? ─preguntó Matías, mirando de reojo el tuit que yo mismo acababa de leer. 

Le mostré el teléfono a mis compañeros. Matías sonrío de manera sarcástica, mientras que Enzo miraba la pantalla con una ceja enarcada. 

─ Estoy interactuando con esta mina desde ayer, sus tuits son oro puro ─expliqué con una sonrisa mientras les mostraba sus tuits más graciosos. 

─ Trae el celu acá, yo contesto a ese último por vos ─dijo Matías, arrebatándome el móvil mientras comenzaba a teclear con rapidez. 

Ni siquiera pude ver cuál fue su respuesta. Antes de que pudiera protestar, ya lo había publicado. 

─ Seguro lo va a bloquear después de esto, amigo ─comentó Enzo entre risas. 

─ No me importa, valió la pena ─respondió Matías, devolviéndome el teléfono con una expresión triunfante.

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