【 𝟏𝟑: 𝐇𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐭𝐨𝐧𝐭𝐨 】
(BFSarvente versión Kid! Las versiones utilizadas están en la multimedia)
Jueves, 24 de octubre, Escuela Primaria de Funky City
Una pequeña niña llamada Sarvente se encontraba en el interior de una clase vacía, decorada con papeles de colores por las paredes, dibujos en la pizarra y estanterías repletas de cosas para los niños. Una típica clase de los primeros cursos de primaria.
Ella se encontraba sentada en su escritorio, leyendo un grueso libro y completamente sumergida en él.
Era la hora del recreo, por lo que ya no quedaba ningún profesor o alumno allí, aparte de ella misma. Le gustaba pasar sola esa media hora libre, haciendo algo como leer, adelantar tareas o almorzar tranquila.
No se debía a que la excluyeran, o porque no fuera sociable, simplemente... prefería la compañía de sí misma.
¡PLAF!
Un balón golpeó la ventana cercana a la niña, sacándola de su lectura. Ella se sobresaltó, se acercó a la ventana y miró a través de esta, hacia el recreo.
—Hoy están especialmente ruidosos— se dijo Sarv a sí misma, cerrando del todo la ventana— Entonces... la profesora vendrá hoy
Dicho y hecho. La niña escuchó una puerta abrirse a su espalda, seguida de una voz femenina.
—¡Hola, Sarv!
La menor se giró hacia la entrada, y efectivamente, ahí estaba a quien esperaba: Una mujer de estatura media, cabello rizado y el uniforme del profesorado de la escuela.
—Oh, estás mirando lo que hacen tus compañeros, ¿verdad?— preguntó la maestra, a pesar de que la respuesta era evidente— ¿Te gusta el fútbol?
—No realmente, profesora — respondió la niña
—Entonces tampoco vas a salir hoy, ¿eh?
—No lo creo
—Hmm...
La mujer se apoyó sobre el marco de la puerta, suspiró un momento, y luego volvió a colocarse donde estaba.
—Como quieras entonces. Te dejo esto por aquí— sonrió la profesora, apartándose de la puerta, y revelando que había alguien tras ella.
Era un niño, algo más bajo que la niña, de cabello azul, y se le veía muy sonriente e inquieto. Sarv alzó una ceja al verlo.
—Este es Boyfriend. Él... tenía ganas de hablar contigo— la profesora le sonrió de forma cómplice al menor, para después irse
—¡¡Hola Sarvente!!— gritó este, muy emocionado, mientras agitaba su mano— ¡Soy Boyfriend!
Sarv ya sabía eso, no solo porque la profesora acabase de decirlo, sino porque ese niño iba a su clase. Se pasaba el día removiéndose en su silla, tirando aviones de papel y hablándole a literalmente CUALQUIERA.
—Hola— contestó ella con sequedad. Después volvió a su lectura, antes de que el chico le arrebatase el libro— ¡Oye!
—¿Sabes por qué estoy aquí?—preguntó este mientras lanzaba el libro por ahí, y se respondió a sí mismo al momento— ¡Porque me han castigado!
—¿Por qué?— preguntó la niña
—Me escondí adentro del baño de las chicas, salí y las asusté— el niño rió al recordar eso— Pero a la profesora no le gustó y me castigó sin jugar al fútbol. ¡Y vine contigo!
—El castigo era venir conmigo, ¿no?— preguntó Sarv
—No, solo vine porque quería— le sonrió Boyfriend
La niña asintió, sin dar respuesta, y siguió a lo que estaba: Sacó un libro, un lápiz y un pequeño cuaderno de su mochila, y se puso a hacer la tarea de ese día. Inmediatamente, Boyfriend agarró una silla cercana y se sentó a su lado.
Sarv intentó ignorarlo al principio, pero el niño no tardó en volver con sus insistentes preguntas.
—¿Y tú también estás castigada?— preguntó este
—No— respondió ella sin mirarlo— Solo me gusta estar aquí y aprovechar para estudiar
—¿Por qué no estudias en tu casa?— volvió a preguntar este
—No puedo concentrarme allí si están mi mamá y mi papá, gritan mucho cuando discuten— respondió Sarv con naturalidad
—Vaya...
Boyfriend echó un vistazo rápido al libro y al cuaderno de la niña, y solo vio texto aburrido ahí. No entendía que eso pudiese interesarle tanto, así que... quizás tendría que aclarar sus dudas primero.
—¿Y por qué crees que es tan importante estudiar?— preguntó el peliazul
—Mi papá me dijo que, si estudio mucho, tendré un buen trabajo y una pareja cuando sea mayor— contestó la niña
—Pero que alguien te quiera no tiene nada que ver con estudiar— dijo el niño, y después añadió tímidamente— Alguien te querría aunque no fueses super inteligente...
—¿Quien?— preguntó la niña, aún mirando su libro
—Pues, emm...— Boyfriend dudó su respuesta, y terminó por solo decir— ¿Alguien?
—Ya, bueno
Sarv dio por terminada la conversación con esas palabras, mientras seguía haciendo su tarea, y el peliazul bajó la cabeza. Sus intentos de llamar la atención de la chica habían fracasado... ¿que podía hacer ahora?
Volvió a subir la vista hacia las estanterías de la clase, repletas de libros, botes con lápices de colores, bolsas y otros objetos decorativos.
Y entonces tuvo otra de sus "brillantes" ideas.
_______________
—¡Sarv! ¡Mira esto!
La niña despegó la vista de su cuaderno y volteó hacia Boyfriend, que iba corriendo hacia ella, cargando como podía una gran bolsa de plástico.
—Pero qué...— la niña se levantó y miró la bolsa más de cerca— ¿De donde has sacado esta bolsa? ¿Y por qué está tan hinchada?
—La he tomado de ahí— el peliazul señaló un perchero, al que seguramente había escalado, con varias bolsas vacías— ¡Y la he llenado de agua!
—¿Y eso para qué?
—¡Voy a gastarle una broma a la profesora!— exclamó el niño con un brillo en los ojos
Antes de que Sarv pudiese discutir, Boyfriend ya estaba explicándole toda su jugarreta.
—He escalado por la puerta y he puesto lápices ahí— dijo el niño, señalando a la puerta de entrada de la clase. Había una hilera de lápices de colores, muy afilados, colocados por toda la parte de arriba de la puerta
—Después he tomado una bolsa y la he llenado de agua— el chico levantó un poco la bolsa que aún cargaba— Y la voy a colgar en el techo, cerca de la puerta. Así, cuando la profe la abra, ¡pinchará la bolsa y se mojará entera!
—¿¡QUE!?— la pequeña Sarv estaba en pánico— ¿¡Por qué ibas a hacer eso!?
—¡Porque es divertido!— sonrió Boyfriend, y después la señaló— ¡Y tú puedes ayudarme!
—¿¡Que!? No, ¡de ninguna manera!— la niña negó enérgicamente con la cabeza— ¡No voy a hacerle una broma así a nadie!
—¡Por favor! Necesito tu ayuda para colgar la bolsa ahí— el peliazul volvió a señalar el techo
—¿Y como se supone que voy a llegar yo ahí?
—Hmm...
El chico pensó un poco, y después su cara se iluminó.
—¿Que tal si haces eso del otro día, cuando te enojaste con Senpai?— exclamó el niño, sonriente— ¡Eso en que te salían alas y cambiabas de ropa! ¡Así podrías volar!
—¿E-Eh? ¡No! Eso... no es algo que me guste hacer— contestó Sarv, mirando al suelo
—¡Porfa! ¡Te prometo que no diré que fuiste tú!
—¡Que no!
—¡Vamos! Si me ayudas... ¡te dejaré en paz hasta que el recreo termine!
Sarv se detuvo un momento al oír eso.
Bueno, simplemente colgar una bolsa no parecía muy difícil, así que era una oferta tentadora... Pero definitivamente no iba a dejarse chantajear de esa manera por un niño idiota.
_____________
—¿Aquí está bien?
—¡Un poco más cerca de la puerta! ¡Si no, los lápices no pincharán la bolsa!
—Está bien, está bien
La pequeña Sarv, ahora si, transformada y volando frente a la puerta, estaba colgando la bolsa llena de agua del techo, mientras Boyfriend le daba indicaciones.
—¡Creo que ahí está bien!— dijo el niño, levantando el pulgar
—Bien...— Sarv retrocedió un poco mientras seguía volando, y echó un vistazo a la trampa que habían preparado para la profesora— Vale, déjame poner un poco más de cinta para que la bolsa no se caiga
—¡Okey!— Boyfriend volvió a asentir
Mientras Sarv terminaba lo suyo, el chico se asomó a la ventana de la clase para mirar a sus compañeros jugar, y de paso ver como iba el partido... solo para ver que ya no quedaba nadie allí.
—¿Hmm?
El niño se extraño por eso. ¿Quizás el recreo había terminado ya?
Volteó a mirar el reloj que había en la clase, y efectivamente, marcaba las once y media, hora de que todos volvieran a sus clases.
—¿Sarv?— Boyfriend miró a la chica, quien seguía poniendo cinta alrededor de la bolsa— Creo que ya está bien, puedes bajar si quieres
—Ya casi...— la niña siguió poniendo algo más de cinta
—¡Sarv!— el peliazul volvió a llamarla
—¡Ya voy, ya voy! ¡Déjame terminar!— le respondió ella
—¡Pero es que-
—¡No me metas prisa, ya estoy terminando!
—¡QUE LA PROFESORA YA VIENE!— gritó el niño, harto de ser interrumpido
Y, de nuevo, dicho y hecho.
En el instante en el que Boyfriend dijo esas palabras, la puerta de entrada frente a la que estaba Sarv se abrió, dando paso a la maestra. Los lápices afilados de la puerta chocaron contra la bolsa, reventándola y dejando caer su contenido...
¡SPLASH!
...justo encima de la mujer.
Ella solo se quedó con la cabeza agachada, empapada, unos segundos, y después miró con furia hacia arriba para ver quién era el autor de esa jugarreta.
¿Y a quien creen que vio ahí arriba?
"¡¡SARVENTE!!"
____________
La siguiente clase era educación física, en la que los alumnos tendrían otro partido de fútbol, y se encontraban congregados en el gimnasio, junto con el profesor de gimnasia. Estaban haciendo los equipos en ese momento.
Todos ellos menos Sarv, quien se encontraba en el banquillo, y la profesora, que estaba sentada a su lado secándose el cabello con una toalla.
—No esperaba esto de ti— dijo la mujer con un suspiro, dejando la toalla a un lado— Menos mal que la clase de gimnasia no la doy yo
—Lo lamento mucho, profesora— se disculpó la niña
—En fin, solo era agua, al menos—dijo la castaña— De todos modos, estarás castigada sin gimnasia hoy. Y da gracias de que no llamo a tus padres
Sarv suspiró tranquila al oír eso último, pero siguió hablando.
—Profesora, en mi defensa fue Boyfriend quien me dijo que-
—Sarvente, no lo entiendes— la interrumpió la profesora— La idea de Boyfriend no era gastarme una broma, era hacer cualquier cosa contigo y que te divirtieses
—¿Por qué iba a hacer eso? Se supone que lo castigaste— preguntó la niña
—No lo castigué en realidad, él solo me pidió estar contigo y decirte...—la mujer se llevó una mano a la cabeza— Ah, debes ser la única alumna que no se ha dado cuenta aún
—¿Darme cuenta de qué?
La profesora se giró y miró a Sarv. Estaba hablando con una niña pequeña, después de todo, y aunque era inteligente para su edad, no tenía por qué comprender ciertas cosas...
—Sarv, sé que ves a Boyfriend como alguien revoltoso a quien no prestarle atención— la mujer le dio una palmadita en la cabeza a la niña— Pero... él te considera alguien muy especial
—¿Que? ¿A que te refieres?— preguntó la menor
—Quiero decir que él te-
"¡MÓNICA!"
—¿Eh?— la mujer dejó de hablar, y se giró hacia el partido al oír su nombre— ¿Que pasa?
—¡Uno de tus niños se ha caído, el pelirrojo, y está sangrando!— le gritó el profesor de gimnasia desde el campo. Cerca de él había hacia un nene que lloraba en el suelo, sujetándose la pierna
—Ay dios, y ni un minuto de partido llevan...— dijo la mujer por lo bajo, levantándose— ¡Bien, ayúdame a llevarlo a la enfermería!
—Bien... ¡Ustedes sigan con el partido, niños!— indicó el profesor, caminando hacia el exterior del gimnasio, acompañado de la maestra y del pequeño
Y así lo hicieron.
—Bueno, pues me quedé sin conversación ahora— suspiró Sarvente, aún pensando en lo que la profesora quería decir
Volvió a dirigir la vista hacia el partido. No le interesaba mucho el fútbol, pero no tenía su libro allí, así que no tenía otra cosa que hacer.
Bueno... estar sola es lo que siempre quería, supuestamente, pero ahora no le gustaba tanto. Pensaba en ello mientras mantenía su vista fija en el suelo.
No le había gustado gastar una broma pesada a su profesora, pero se había divertido al estar con Boyfriend, un poco, al menos. Se le escapó una pequeña risa al recordarlo.
Era raro que ella se sintiese así...
—¡Te estás riendo!
La niña miró hacia delante al oír eso. Boyfriend estaba frente a él, sonriéndole, y ni siquiera lo había visto llegar al estar tan sumergida en sus pensamientos.
—Si...— la chica soltó otra leve risa— Estaba recordando lo de la broma de antes, jaja
—¿Entonces te estás riendo gracias a mi?— preguntó el niño, con ilusión en sus ojos
—Supongo que si— le sonrió ella, y luego pensó— Espera... ¿tú no estabas jugando el partido?
Boyfriend se limitó a sentarse en el banquillo, al lado de Sarv.
—No me parece justo que solo te hayan castigado a ti, así que me quedaré contigo— le dijo el peliazul, sonriendo un poco
—Pero... ¡si a ti te gusta mucho el fútbol! ¡Siempre juegas en el recreo!— dijo Sarv, confundida
—No pasa nada, prefiero estar aquí, si eso te hace reír de nuevo— dijo el niño, sonriéndole dulcemente
La niña se sonrojó ligeramente al oír eso, y se le escapó otra risa nerviosa, lo que hizo que el peliazul sonriese más todavía.
Sarvente, la alumna más seria, inteligente y aplicada del colegio, por fin sonriendo y riéndose como la niña que era... Boyfriend habría dado todo por verla siempre así.
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