siete.
CHICA DE LA FIESTA !
( capitulo siete )
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SYDNEY NO ESTABA EXACTAMENTE SEGURA DE LO QUE QUERÍA. Cuando entró en la escuela Sherman Oaks esta mañana, estaba nerviosa.
O, tal vez los nudos en el estómago estaban evolucionando de la idea de estar cerca de Ethan.
—¿Estás bien?—La voz preocupada de Teresa la sobresaltó.
Sydney miró a su izquierda, viendo a su mejor amiga, que llevaba un par de Louboutins rojos, casi los mismos que ella.
—Nada. Bonitos zapatos—.Bromeó, ganándose una mirada de soslayo de la morena.
Tess se burló.—Ah, ¿y los tuyos son mejores?—.
Sydney soltó una carcajada mientras abría su casillero.
—¿Qué es tan gracioso?—Cuestionó Ben, apareciendo justo detrás de Teresa, presionando un beso en su mejilla. Sydney puso los ojos en blanco mientras fingía una arcada.
Se rió una vez más.—Ustedes dos son repugnantes. —
—Pareces terriblemente feliz—.Dijo Ethan desde detrás de ella, su sonrisa se desvaneció mientras las mismas estúpidas mariposas de antes revoloteaban en su estómago.
Sydney no lo miró; se negó a hacerlo. Esperaba que, si seguía hablando con Ben y Tess, él se iría. Sin embargo, Teresa le dirigió una mirada cómplice.—Los dejaremos solos—.
Ella y Ben sonrieron mientras Sydney los fulminaba con la mirada en señal de protesta mientras se alejaban, haciendo que Sydney se arrepintiera de haberles contado lo sucedido... o, se lo contó a Tess, y Ben estaba en la habitación con ella.
Y una vez que se perdieron de vista, Ethan no perdió el tiempo.—¿Por qué no respondes a mis mensajes?—.
Sydney suspiró, girándose finalmente para mirarle.—Las cosas estaban... incómodas después de lo que pasó. Mi padre estaba 'furioso'—.
—¿No era ese el punto?—
Sydney puso los ojos en blanco, cruzando los brazos sobre el torso.—No, Ethan. Quería que se enojara, no...—miró a su alrededor, buscando a quien pudiera estar escuchando.—No ir por ahí tirando cosas—.
Se hizo el silencio por un momento; Ethan no dijo nada y Sydney estaba esperando a que dijera algo.—Es que... No sé, pensé que las cosas serían diferentes. Después de lo que pasó—.
Sydney asintió, y se esforzó mucho por ignorar la forma en que su corazón punzaba ante esto.—Siento haberte dejado de lado—.
Ethan esbozó una sonrisa, enarcando una ceja.—Sydney Gilmore, ¿acabas de disculparte conmigo?—
—Idiota.—
Los dos compartieron una risa por primera vez en... meses y fue agradable. Fue muy refrescante, y fue como si nada hubiera pasado entre ellos.
Sin embargo, su momento fue interrumpido por los amigos de Ethan aullando detrás de él.
—¡Sydney Gilmore, nuestra chica!—,vitoreó el más bajito.—¡Felicidades por la aceptación en Columbia!—.
Sydney les dirigió una mirada interrogativa, frunciendo las cejas, y luego volvió a mirar a Ethan en busca de una explicación.
—¡Nuestro chico, Ethan, no quería callarse al respecto!—.Levantó la mano y apretó los hombros de su amigo.
Las cejas de Sydney se levantaron, sus labios se separaron, revelando su sonrisa.—¿En serio?—
Ethan levantó una mano, defendiéndose.—Lo mencioné una vez—.
SYDNEY ESTABA EN OTRA FIESTA. Sorprendentemente, era la primera a la que iba en meses. Dado su historial, normalmente habría estado en al menos diez en ese periodo de tiempo.
Esta vez, estaba en otra fiesta en casa de su ex novio. La de Paxton Hall-Yoshida.
Sin embargo, ahora estaba mucho más contenta que en casa de Ethan.
Había estado jugando al beer pong contra Trent Harrison, y estaba ganando por una tonelada. A ella le quedaban cinco vasos, mientras que Trent -que estaba borracho- se estaba bebiendo el último.
Los adolescentes que habían rodeado la mesa y que animaban a Sydney vitorearon.
Syd la chica de la fiesta estaba de vuelta.
Bebiendo un vaso rojo de cerveza barata, Sydney sonrió mientras se abría paso entre la multitud, buscando a Ethan, pero en su lugar se encontró con Paxton.
—¡Hola!—,casi se le escapó la emoción, rodeando con sus brazos la figura más alta de él.
Con vacilación, él le devolvió el abrazo suavemente y sin apretar.—Hola, Syd. Felicidades por la aceptación en Columbia, ¡es genial!—.
Sydney imitó la sonrisa de su cara.—Bueno, Columbia tiene grandes fiestas—.
Él no dijo nada, su sonrisa sólo se desvaneció.
La chica borracha le golpeó el bíceps -mucho más fuerte de lo que pretendía- y volvió a mirarlo.—¡Eh, es tan genial que ahora seas como un profesor, o lo que sea!—.
Paxton se rió, haciendo un pobre intento de ser divertido mientras se masajeaba el brazo, ahora dolorido.
Sydney jadeó.—Tal vez me una al equipo de natación para que puedas mandarme como en primer año otra vez—.
Pero antes de que el moreno pudiera replicar, Ethan se acercó por detrás de Sydney y le quitó el vaso de la mano.—Bien, es suficiente para ti—.
Su cuerpo consumido se apoyó en el de él mientras ella chillaba de emoción, dándole un rápido beso.—¿Qué haces aquí?—
—Llegué cuando empezaste a mandar mensajes con emojis y a escribir la letra h después de cada palabra—.
A Sydney se le iluminó la cara.—Bueno, ¿no eres tú mi caballero de brillante armadura?—.
Ethan se disculpó con Paxton antes de colocar su brazo alrededor de la cintura de Sydney, guiándola más allá de los adolescentes borrachos y hacia la puerta.
—¿Adónde vamos?—
—A tu casa—.
ANTES DE QUE SYDNEY Y ETHAN LLEGARAN a su casa, Sydney estaba medio dormida.
Ethan estacionó el coche y le rozó la frente con la mano, apartándole un mechón de pelo suelto detrás de la oreja, sus fríos anillos la despertaron.
—¿Hmm?—Tarareó, con los ojos azules abiertos.
—Llegamos a tu casa.—dijo Ethan, con voz suave y controlada.
Ella asintió, dejando escapar un suave gemido mientras estiraba las piernas.
Ethan salió del coche y se dirigió a abrir la de Sydney, que estuvo a punto de caerse por volver a quedarse dormida. La desabrochó, sustituyendo el cinturón por su brazo.—Syd, mantente despierta—.
Ella murmuró algo que Ethan no pudo entender bien, y sus ojos se abrieron lentamente.—Espera, mis padres te verán—.
Ethan suspiró, ayudándola a salir del vehículo.—Son las dos de la mañana, Syd. Estoy bastante seguro de que están dormidos—.
Sydney negó con la cabeza.—No, la alarma saltará si entra alguien. Sólo... Yo iré—.
Sydney apenas podía caminar por su camino de entrada con la mitad de su peso desplazado contra Ethan, y mucho menos subir un tramo de escaleras para llegar a su dormitorio.
—Mándame un mensaje cuando estés en tu habitación—.
Una ligera risita escapó delos labios de la chica.—De acuerdo.
©FAISTSLUVRR
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