diez.




DOS PALABRAS !
( capitulo diez )

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HABÍA PASADO UNA SEMANA Y SYDNEY se había aislado en su habitación, negándose a salir. Negándose a ir a la escuela después de lo sucedido en su cumpleaños. Había ignorado los mensajes de Teresa, Ben, Paxton y Ethan. Pero lo más importante, Devi. Devi era la causa de todo esto y aún así seguía con el 'estaba borracha. No es como si alguien me creyera.' mierda.

Llamaron a su ventana y, sorprendentemente, Ethan estaba sentado junto a ella.

Sabía que tarde o temprano tendría que hablar con él y, sinceramente, le sorprendió que no hubiera venido antes.

Sydney aspiró y contuvo el aliento mientras se acercaba a la ventana, abría el cerrojo y se apresuraba a desviar la mirada.

Ethan trepó por ella y, durante un segundo, se quedó ahí de pie, mientras Sydney se cruzaba su cardigan sobre el torso.—No has ido a la escuela—.

Sydney se rió, sin embargo, no había absolutamente ningún humor implícito. Simplemente sólo tristeza.—¿Puedes culparme?—

Él no respondió, ni sacudió la cabeza. Simplemente permaneció ahí, observando a Sydney mantener la cabeza gacha.—Siento no haber venido antes. No creí que quisieras verme—.

Era casi como si le hubiera leído la mente, porque ella se estaba armando de valor para preguntarle por qué no había venido ya. Lloriqueó.—Estoy bastante segura de que eres la única persona a la que quiero ver ahora mismo—.

El silencio se prolongó entre la pareja durante un buen rato, minutos al parecer. Ambos miraban al suelo, esperando que el otro dijera algo... lo que fuera.

—No estoy embarazada—.soltó Sydney, aunque no estaba segura de sí era lo correcto en ese momento o no.

—Lo sé.—Suspiró, levantando la vista hacia ella sólo para ver una expresión de horror escrita en el rostro de Sydney.—Teresa me lo dijo—.

Oh. El alivio la enrojeció momentáneamente, hasta que sus ojos se encontraron con los de Ethan y se sintió como si de alguna manera fuera la peor persona del mundo y no estaba segura de por qué.—¿Estás enojado conmigo?—

—No—,no dudó.—No estoy enojado, sólo...—apartó los ojos, mirando al suelo mientras le hacía la única pregunta, de la que ella no sabía la respuesta.—¿Por qué no me lo dijiste?—

Sydney realmente no sabía por qué no se lo dijo a Ethan en el momento en que pensó que podría haber estado embarazada, o en esa cita en el parque - cuando tuvo la perfecta oportunidad de hacerlo.—No lo sé—.

Ethan parecía realmente perdido. Su hombro se desplomó y rehusó el contacto visual. No tenía ese ingenio que Sydney estaba tan acostumbrada a ver, y todo era culpa de ella.—Lo siento.—

Entonces levantó la vista hacia ella, con una mirada interrogativa.—Syd, no estoy enojado—.

Sydney asintió, y tal vez le habría creído, cualquier otro día, en cualquier otra circunstancia.

Se acercó a ella y le acarició la mejilla; la escalofriante sensación de sus anillos le produjo un escalofrío cuando se vio obligada a mirarlo.—Te quiero—.

Era la primera vez que oía esas dos palabras en casi un año y, sinceramente, le pareció increíble. No había palabras para describir lo que sentía en aquel momento; los ojos cafés de Ethan mirándola con sinceridad y amor.

Fue suficiente para que los ojos se le llenaran de lágrimas, lo que hizo reír a Ethan, que la rodeó con los brazos y la acercó a él.—Dios mío, no empieces a llorar otra vez—.

Ella se rió débilmente en su pecho, abrazándolo de nuevo mientras esa sensación cálida y difusa volvía a su vientre.

—¿Quién iba a decir que eras tan llorona?—Se burló aún más, haciendo que ella le diera un puñetazo en el costado.—¡Ay! Me vas a fracturar la espalda como hiciste con mi nariz—.

La risa de Sydney creció mientras se apartaba de él, viendo una sonrisa reaparecer en su rostro, y ella nunca supo lo refrescante que era simplemente verlo sonreír.—Lo siento mucho—.

Él la miró por un momento, esperando que se quebrara hasta que, finalmente, dijo.—No, no lo sientes—.

—No, no lo siento—.Ella se rió una vez más, y el sonido fue sólo un recordatorio para Ethan. Un recordatorio de que, estuviera donde estuviera, hiciera lo que hiciera o estuviera con quien estuviera, Sydney era la chica de sus sueños.























COMO SI EL DÍA DE SYDNEY NO PUDIERA SER MÁS agitado, la puerta de su casa se había cerrado y sus padres estaban fuera de la ciudad durante otros tres días.

Sin perder tiempo, Sydney se incorporó, se apartó de Ethan y salió de su habitación. Ethan se apresuró a prepararse para volver a salir por su ventana, si realmente habían sido sus padres.

Sydney caminó lentamente por el pasillo, hacia la escalera, pero se encontró con Teresa.

Dejó escapar un suspiro de alivio al ver a su amiga.—¿Por qué no has llamado a la puerta?—.

La morena se encogió de hombros.—No sabía si estabas dormida o no—.

Ben apareció detrás de ella, con tres cafés en la mano.—Esto es para ti—.Dijo, entregándole el vaso blanco.

Sydney frunció las cejas.—¿Hiciste que Ben nos trajera cafés?—.

Teresa se encogió de hombros, formándose una pequeña sonrisa.—A él no le importa—.

—En realidad sí, pero no te hemos visto en una semana y me sentí mal—.Explicó, juntando los labios en una sonrisa de labios apretados.

Sydney sonrió ante esto, y aunque la de Ben no era genuina; ella apreció la confesión.

—¿Puedo salir ya?—preguntó Ethan desde detrás de ellos, asomando la cabeza por la puerta de la habitación de Sydney.

Teresa miró impresionada a su amigo, con las cejas levantadas y los labios curvados.—Ah, ya veo—.

Sydney puso los ojos en blanco ante el comentario.—Sí, Ethan—.

Se acercó por detrás de Sydney, mirando el café que tenía en la mano, y se lo quitó suavemente de la mano y le dio un sorbo.—Oh, hola. Ben, ¿verdad?—

Ben miró fijamente a Ethan,totalmente indiferente a él.—Sí, nos conocemos—.



©FAISTSLUVRR

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