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𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐡𝐞𝐫 𝟐𝟐

"𝘜𝘯 𝘫𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳𝘷𝘪𝘷𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢"

ALYSSA

Todos habíamos decidido continuar con nuestro camino para poder llegar hasta Yangdong, tal y como el padre de On-Jo nos pidió. Woo-Jin y Su-Hyeok ayudaban a Dae-Su a caminar, mientras que Ha-Ri y Mi-Jin iban liderando nuestra caminata.

— Lyss —La voz de Esko me hizo mirarlo—. Sé que no es el momento adecuado, pero me lastima verte de esa manera.

— Sólo quisiera que todo esto fuera una pesadilla —Mascullé—. Quiero despertar y ver a Cheong-San esperándome para ir a la escuela, quiero escuchar los chistes malos de Gyeong-Su, quiero escuchar la risa de Na-Yeon. Sólo quiero que ellos sigan aquí.

Esko me tomó de la mano, dando un pequeño apretón en ella.

— Ellos siguen aquí Lyssa —Llevo su mano libre hasta donde estaba mi corazón—. Y mientras tú no los olvides, ellos siempre estarán a tu lado. Te lo prometo.

— Ya no quiero seguir escuchando promesas. 

— Confía en mí esta vez, ¿cuándo he roto una promesa entre nosotros dos?

Sonreí débilmente para acercarme a Esko y abrazarlo con fuerza.

Te quiero mucho, hermano.

Y yo a ti, pequeño insecto.

— ¿Qué demonios? —El grito de Mi-Jin nos hizo separarnos, viendo como todo el grupo se detenía.

— ¿Qué sucede? 

— Creo que nos perdimos —Contestó la de cabello corto con algo de pena—. Parece que hemos caminado en círculos.

— ¿Y por qué mierda seguiste avanzando? —Preguntó un Dae-Su enfadado—. Lo mejor será que regresemos a Hyosan.

Miré a mi alrededor en busca de una posible salida, hasta que note algo raro en uno de los árboles.

— Esko... mira —Señalé hacia los árboles.— Ahí hay algo.

Mi hermano junto con las dos chicas mayores fueron los primeros en acercarse, seguidos de todos nosotros. Era un pequeño listón dorado lo que estaba amarrado a los árboles.

— ¿Quién habrá hecho este gesto tan lindo? 

— Allá hay otro.

On-Jo se detuvo mirando hacia uno de los costados del camino, y rápidamente se dirigió hasta allá. Se agachó, tomando algo del suelo para luego abrazarlo con fuerza, soltando unos pequeños sollozos.

Esko se acercó con delicadeza hasta su, podría llamarse novia, para sostenerla entre sus brazos. 

Pero por los sollozos, todos teníamos una idea de quien había dejado aquel camino de listones. Dirigí mi mirada hasta el cielo, haciendo una pequeña sonrisa.

Gracias, señor Nam. Por seguirnos salvando, a pesar de todo.





(.......)

Después de un rato de estar caminando, el cual parecía una eternidad, llegamos a la ciudad. Íbamos lentamente, mirando como todo a nuestro al rededor estaba tan solitario, las calles estaban cubiertas por una densa neblina, algo que hacía ver la situación en la que nos encontrábamos más tétrica de lo que era en realidad.

— ¿No se suponía qué debíamos ir a Yangdong? —Cuestionó Dae-Su.

— En teoría, esto es Yangdong —Contesté mirando el cadáver de unos cuervos—... o lo que debería ser.

— ¿Creen que aquí también estén los zombies? —Preguntó Hyo-Ryung con algo de miedo

— Probablemente evacuaron la ciudad—Comenzó a explicar Su-Hyeok—, porque está demasiado cerca de Hyosan.

— Pues a mi esto no me late en lo más mínimo —Esko caminaba junto a Dae-Su para ayudarlo—. ¿Por qué no hay nadie?

— El lugar está bien —Dijo Ha-Ri—. No hay ventanas rotas ni sangre en las calles, no estaría tan limpio si los zombies estuvieran por aquí.

El detener de andar de Nam-Ra hizo que todos paráramos nuestro caminar.

— ¿Qué? ¿Nam-Ra? —Pregunta On-Jo.

— Esperen —Pidió la presidenta, volteando detrás de ella, mirando fijamente la calle.

— Nam-Ra, ¿hay algo ahí? —Pregunté mirando a la chica.

— Son zombies —Respondió sin dejar de mirar a la calle—, tenemos que correr. ¡Ahora!

Todos comenzamos a correr, siguiendo a Ha-Ri y Mi-Jin, tomé la mano de On-Jo para correr junto con ella y que no se quedara atrás. 

Corríamos por un estrecho callejón, intentando ir lo más rápido que nuestros pies nos permitían. Con suerte pudimos llegar hasta otra calle vacía, hasta que el ruido de algo cayendo nos detuvo.  Woo-Jin, Su-Hyeok, Esko y Dae-Su se encontraban en el piso, quejándose de dolor.

Ha-Ri y Mi-Jin se acercaron con prisa hacia los chicos, pero Su-Hyeok fue el primero en levantarse y tomar una de las palas de una tienda.

— Rápido, tomen a Dae-Su y váyanse de aquí.—Ordenó el sin calcetines.

— Olvidalo —Respondió el mencionado, tomando otra pala.

— ¿Qué es lo que hacen? Deben irse ahora —Dijo Su-Hyeok mirando como todos comenzábamos a tomar diferentes.

— No te abandonaremos aquí —Esko me paso su bate, mientras él tomaba un martillo.

— Lyzzie....

— No intentes hacerte el héroe esta vez, Lee Su-Hyeok —Respondí tomando el bate con fuerza.

El silencio se hizo presente, mientras intentábamos ver algo a través de aquella densa neblina, a los pocos segundos, las siluetas de los zombies corriendo hacia nosotros nos pusieron en alerta.

Su-Hyeok, Esko y Dae-Su fueron los primeros en golpear a los caminantes, seguidos de todos nosotros.

Los gruñidos, los ruidos de cuerpos siendo golpeados y nuestros gemidos de esfuerzo al pelear era lo que se escuchaba en ese momento. Éramos más que un equipo en ese momento. Éramos una familia que buscaba sobrevivir.

Una familia que había dejado a integrantes demasiado importantes durante nuestro juego de supervivencia.

 Golpeé a uno de los zombies que intentaba lastimar a On-Jo, la chica asintió en agradecimiento mientras la ayudaba a ponerse de pie.

— ¡Woo-Jin! — El grito de Esko llamaron nuestra atención.

Woo-Jin tenía un zombie encima de él, y los quejidos de dolor del muchacho sólo significaba una cosa.

Lo habían mordido, y estábamos a punto de perder a otro integrante de su pequeña familia.

Ha-Ri, Esko y Mi-Jin se acercaron con velocidad hasta Woo-Jin, las chicas y yo nos acercamos lentamente, con lágrimas en los ojos, mirando como el trío intentaba no romperse ante las últimas palabras de nuestro amigo.

El cuerpo de Woo-Jin comenzó a retorcerse en el suelo y poco a poco sus ojos comenzaban a tornarse de ese color blanco, ese maldito color que indicaba como la vida se iba apagando. Su cuerpo comenzaba poco a poco a levantarse, y por instinto, tomé a Esko por la capucha de su chaqueta haciendo que retrocediera.

Un zombificado Woo-Jin intentó correr hasta Ha-Ri, pero Nam-Ra logró tomarlo por el cuello, y de un sólo movimiento rompió su cuello, dejando un horrible sonido entre todos nosotros.

Mi hermano cayó de rodillas al suelo, soltando varios sollozos viendo el cuerpo de uno de sus niños. Me agaché a la altura de mi hermano, para sostenerlo entre mis brazos, sintiendo como se aferraba fuertemente a mí.

Está bien... —Murmuré acariciando su cabello, mientras él comenzaba a sollozar con más fuerza —. Está bien, Esko.

Fue mi culpa —Esko susurró contra mi pecho—. Perdí a tres de mis niños, debí cuidarlos mejor, yo, yo —Se sorbió la nariz con fuerza—..... yo soy un mal padre, Lyssa

Abracé a mi hermano con más fuerza: — Eres el mejor padre Esko, nada fue tu culpa.

— Debemos irnos de aquí —La voz de Nam-Ra hizo que levantará mi vista hacia ella

 Me separé lentamente de mi hermano, tomando su rostro para limpiar las lágrimas de sus mejillas.

— Tenemos que irnos Esko —Miré a On-Jo, quien asintió acercándose a nosotros y ayudarme a poner a Esko de pie. 

Todos comenzamos a correr rumbo a las afueras de la ciudad, Min-ji y Ha-Ri iban liderando al grupo, seguidos de Su-Hyeok y yo ayudando a Dae-Su, mientras que On-Jo cuidaba de Esko.

— Espera —Su-Hyeok hizo que nos detuviéramos, mientras miraba detrás de él—. Nam-Ra no está.

Miré hacia atrás encontrándome con la densa neblina, pero sin ningún rastro de la presidenta.

— Ahora vuelvo —Su-Hyeok soltó a Dae-Su y salió corriendo por donde habíamos llegado.

— ¡Su-Hyeok, espera! —Pero no me escuchó y continuó corriendo—, ¿puedes ir solo? —Le pregunté a Dae-Su.

— ¿Qué piensas hacer? 

— Ustedes sigan corriendo, los alcanzaremos. ¡Hyo-Ryung! —Llamé a la chica, quien se acercó—.  Llévate a Dae-Su y no paren de correr. —La de suéter rosa asintió tomando el brazo de Dae-Su

Comencé a correr detrás de Su-Hyeok, sintiendo la preocupación por mi nueva amiga. No tardamos en llegar a las vacías calles de la ciudad, y los escalofríos comenzaron a correr por mi piel, mirando como poco a poco se empezaban a aparecer tirados en el suelo los cadáveres de aquellas personas que no tuvieron la suerte de escapar.

Su-Hyeok y yo doblamos por una de las calles, quedándonos en silencio viendo como Nam-Ra devoraba el cadáver de un hombre. Con paso lento, me acerqué a la pelinegra, intentando no asustarla

— Oye Nam-Ra —Llamé a la chica, sintiendo la mirada de Su-Hyeok a mis espaldas—. No puedes estar aquí sola.... debemos irnos....

— Aléjate de mi —Nam-Ra dejó caer el cadáver.

— Presidenta, por favor ven con nosotros —Intenté que mi tono de voz fuera tranquilo, pero en realidad podía sentir mi nerviosismo y el de Su-Hyeok en el aire.

— ¡He dicho que te largues! —Gritó con furia.

Nam-Ra dio media vuelta, mostrando parte de su rostro herido y su boca cubierta de sangre. Se acercó con velocidad hasta mí, y sin tiempo de que alguno pudiera reaccionar, Nam-Ra me tenía contra el piso, con ella encima mío, mientras que intentaba sostener a Nam-Ra por los hombros, con cuidado de no lastimarla, en un intento para evitar su mordida. 

— ¡Nam-Ra! —Las manos de Su-Hyeok tomaron a la surcoreana, intentando alejarla, pero la fuerza de Nam-Ra hacía aquel un trabajo imposible.

— Nam-Ra, soy yo, Alyssa —Murmuré con esfuerzo, sintiendo como mis brazos intentaban ceder ante su peso.

Pude mirar como Su-Hyeok tomaba una pala, levantándola en el aire. Su-Hyeok me miró con lágrimas en los ojos, negando levemente.

Y ese fue el momento en donde lo supe.

Deje caer mis brazos, dándole la oportunidad a la chica de acercar su cabeza a mi cuello, cerré los ojos, esperando sentir sus dientes enterrándose en mi piel, pero ese instante nunca llegó.

— Puedes hacerlo..... —Susurré aún con los ojos cerrados—. Estoy bien, está bien..... Nam-Ra, está bien.

Escuché el llanto de Nam-Ra y como su peso se quitaba, pero no tenía el valor de abrir los ojos.

— ¡Alyssa! —Su-Hyeok me tomó del brazo, ayudándome a sentar en el suelo— ¿Estás bien, Lyzzie? ¡Lyssa, por favor di algo!

Levanté mi vista, notando como Nam-Ra comenzaba correr más adentro de la ciudad.

— Ve por ella —Le pedí a Su-Hyeok—. Por favor, no podemos dejarla sola.... No podemos abandonarla, es nuestra familia.

Su-Hyeok me miró para luego mirar por donde la chica se había ido, y comenzó a correr en su dirección, tardé unos segundos en ponerme de pie y seguir a ambos.

— ¡Nam-Ra! —Vociferó el chico,  mirando a su alrededor.

— ¡Nam-Ra, por favor, vuelve!—Llamé a la chica, pero fue totalmente inútil.

Ella nunca volvió.









(.......)

OMNISCENTE.

Sólo fue cuestión de minutos para que aquel grupo de supervivientes llegara a las vías del tren, en donde al final de estas, un grupo de policías y soldados los apuntaban con sus armas, creyendo que se trataban de más infectados.

Los chicos levantaron lentamente sus manos, creyendo que la pesadilla había terminado.

Pero para la joven Min, no se sentía como el fin de la pesadilla.

Si no, como el inicio de un horrible sentimiento de vació, inseguridad y pánico.

Pánico de perder a alguien que ella amaba.

Mientras más se acercaban al grupo de policías, los recuerdos de los caídos llegaban a la mente de cada uno de los sobrevivientes.

"¿No soy como ellos, verdad?"

"Gracias por dejarme ser parte de su pequeño Ohana"

"Está bien, es perfecto. Estoy con mi mejor amiga, la persona a la que más quiero"

"¡Corran! ¡Vayan a casa!

"Recuerda que te amo, Gwen Stacy"

"Cuiden de mi hermana, por favor. No la dejen sola"

"¡He dicho que te largues!

Los policías trasladaron al pequeño grupo de sobrevivientes hasta la zona segura, ero rápidamente fueron enviados al pequeño cuarto de interrogatorios, intentando obtener más información acerca del profesor que inició todo el infierno. Pero los adolescentes se negaban a soltar alguna palabra.

— ¿Alguna vez llegó a actuar extraño o decir algo raro?

— No pienso decirles nada —La voz del mayor de los Min soltaba veneno en cada palabra—. Ustedes nos abandonaron a nuestra puta suerte. Lo que ustedes deben hacer es meterse sus estúpidas armas por el cu...

— ¡Esko! —On-Jo logró que Esko se callara antes de decir algo que probablemente hiciera que lo sacarán de aquella zona.

Poco a poco, cada uno de los chicos se rehusaba a decir algo valioso para los soldados, Hasta que el tuno de una castaña llegó.

— Si cooperas.....

— No —Alyssa miró a la mujer sin expresión alguna—. No le pediré nada a un adulto, así que si usted necesita información valiosa, debería salir de estas jodidas paredes y enfrentarse a lo que hay allá afuera. —Habló con seriedad—. Y puede que perdiendo a su equipo, pueda sentir lo que nosotros estamos sintiendo ahora

Antes de que la mujer pudiera responder, una gruesa voz se hizo presente, haciendo que los hermanos Min se quedaran en silencio.

— Desde ahora me encargo yo, soldado Yang.

La figura de Emmett Min se hizo presente en el campo de visión de los adolescentes, vistiendo con aquel traje verde militar, una perfecta barba afeitada y una pequeña sonrisa al notar a sus dos hijos con vida.

— Deberías cuidar tu tono de voz, Evi —Alyssa miró a su padre, tensándose ante la mención de su segundo nombre—. Nosotros les salvamos la vida. Ahora es su deber cooperar con nosotros.

Y esa fue la gota que derramó el vaso.

— No —Respondió la menor mirando con odio a su progenitor—. Ustedes no lo hicieron. Mis amigos nos salvaron la vida —Alyssa podía sentir como aquello que se reprimía desde que los habían abandonado en la azotea trataba de salir—. ¡Mis amigos están muertos y todo fue su culpa!—Señaló a su padre con furia— ¿Quieres que cooperemos? Mejor espera sentado, porque nosotros no tenemos nada que hablar con ustedes.

Los chicos se quedaron en silencio al ver a Alyssa de esa manera, a aquella chica dulce y tierna que nunca había desafiado a la autoridad, aunque Esko estaba orgulloso de ver a su hermana menor enfrentarse contra la primer persona en lastimarla.

Emmett vio a su hija sin decir nada más y se dio la media vuelta.

— Denles una habitación, separa a los chicos de las chicas —Ordenó el adulto hacía uno de los soldados.

Después de haberles dado un pequeño kit de suministros a cada uno, fueron conducidos por unos pasillos hasta las habitaciones, hasta que un par de voces conocidas llamaron la atención de los únicos hermanos del grupo.

— ¡Niño raro!/ ¡Pequeña estrellita! 

Los rostros de Jae-Ik y Augustine no tardaron en aparecer en el campo de visión de los hermanos, y con rapidez, se acercaron a ellos.

— ¡Te dije que estaban vivos Jae-Ik! Mis niños son los más valientes y fuertes —Habló Augustine mirando a Alyssa con una sonrisa, pero su sonrisa decayó al ver la tristeza en el rostro de ambos—. Oigan mocosos, ¿qué ocurre? ¿Por qué esas caras?

Perdí a mis niños —Respondió Esko con la mirada en el suelo, sintiendo las lágrimas asomarse por sus ojos.

August miró a la adolescente, la cual tenía su mirada en un trozo de tela; —Estrellita, ¿tú.....?

— Los perdí —Soltó la menor sin dejar de mirar la etiqueta—. Perdí a Na-Yeon...... y lo perdí a él...... Perdí a Cheong-San.

Todos habían perdido a alguien sumamente importante.....

Pero así eran las reglas en el juego de la supervivencia.





Pañuelos, llévele aquí sus pañuelos /poner una mesita para la venta de pañuelos-

Holaaa, ¿Cómo andan calabazas?

Ay, se me antojo un trocito de calabaza.

Anways.

Yo estoy rota por Esko, mi bebé merece ser feliz :c

Y si All Too Well lxs ha hecho llorar, mejor sosténganse porque el libro de Esko serán mares de lágrimas.

¿Qué les pareció el capítulo?.

Emmett ya apareció y yo quiero meterle un vergazo. Perooooo, les quiero presentar a Emmett antes de putearlo, dig0- de escribirlo más a fondo.

Yes darling, mi querido Skeet Ulrich aka el FP Jones es nuestro Emmett, y a él lo podrán conocer más en Delicate, la historia de Augustine y Jae-Ik

¿Alguna teoría del por qué será ahí donde tendrá más desarrollo?

En fin, me despido deseándoles una bonita mañaña, tarde o noche♥.

Lxs amo ♥♥♥♥

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