━━ hundred days
Sana y Tzuyu se miraron con ternura mientras se abrazaban en el sofá, habían pasado cien días desde que se confesaron su amor y se convirtieron en novias.
Cien días de risas, besos, caricias y apoyo mutuo.
Cien días de felicidad.
- Te amo mucho, Tzuyu -Susurró Sana, acariciando el cabello de su novia.
-- Yo también te amo, Sana -Respondió Tzuyu, levantando la cabeza para mirarla a los ojos.
- ¿Sabes? Hoy es un día especial. En Corea, se celebra el aniversario de cien días de una relación -Explicó la japonesa, sonriendo.
- ¿En serio? Qué bonito. ¿Y qué se hace para celebrarlo? -Preguntó Tzuyu, curiosa.
- Pues... se suelen regalar cosas como anillos, peluches, flores o chocolates. Y también se suele ir a algún lugar romántico, como un parque, un cine o un restaurante -Dijo Sana, enumerando las opciones.
- ¿Y tú qué quieres hacer? -Inquirió la castala, acercándose más a ella.
- Lo que yo quiero hacer es... -Sana se inclinó y la besó con pasión, haciendo que esta se sonrojara y se dejara llevar por el momento.
Las dos se besaron con amor, sin importarles el tiempo ni el lugar, solo se tenían la una a la otra, y eso era suficiente, estaban celebrando sus cien días de ser novias.
Después de un rato, se separaron, respirando agitadamente, se miraron con amor y sonrieron, la rubia tomó la mano de Tzuyu y la llevó a su habitación. Allí, le mostró una caja envuelta en papel de regalo.
- Feliz cien días, Tzu -Dijo Sana, entregándole la caja.
- ¿Qué es esto? -Preguntó, sorprendida y emocionada.
- Ábrelo y verás -Le respondió, animándola.
Tzuyu abrió la caja con cuidado y se quedó sin palabras, dentro había un hermoso collar de plata con un colgante en forma de corazón. En el corazón, había grabadas las iniciales de ambas: S y T.
- Sana... esto es... precioso -Balbuceó la menor, con lágrimas en los ojos.
- Me alegro de que te guste. Es una prueba de mi amor por ti, quiero que lo lleves siempre y que sepas que estoy contigo, pase lo que pase -Dijo Sana, con sinceridad.
- Sana... no sé qué decir... gracias... gracias por todo -Dijo, abrazandola con fuerza.
- No tienes que decir nada, solo déjame ponértelo -Dijo, tomando el collar y colocándoselo alrededor del cuello.
Sana admiró cómo el collar resaltaba la belleza de Tzuyu y le dio un beso en el cuello, la contraria se estremeció y se acurrucó contra ella, las dos se tumbaron en la cama, abrazadas y felices.
- Te amo, cariño -Dijo Sana, besando la frente de su novia.
- Te amo, bebé -Correspondió Tzuyu, besando el pecho de su novia.
Ambas se mantenían unidas sin querer separarse un solo segundo de la otra ya que la cercanía que compartían era tan íntima que hasta podrían pensar que los latidos de su corazón se comunican a tal punto en el que mantienen una conversación en el hermoso y pacífico silencio que las acoge.
Ellas se conocieron en la universidad, una clase de literatura coreana fue suficiente como para que su historia de amor iniciará, se miraban de vez en cuando con esas sonrisas cómplices o se ayudaban mutuamente con señas para que ninguna se metiera en problemas, luego de algunos meses, Sana decidió que lo mejor era acercarse para hablar a ver qué surgía, además de que ya estaba comenzando a desarrollar sentimientos hacia esa chica con la que se comunicaba como sonrisas, risas y gestos.
Para su grata sorpresa, Tzuyu era bastante buena para expresarse y fue ahí cuando cayó por completo, al principio solo eran simples amigas que se llevaban demasiado bien, y por lo que le han dicho sus amigas se complementaban de tal forma en la que no había nada ni nadie que fuera capaz de entenderlas más que ellas mismas.
Eso las llevo a acercarse cada vez más y al final terminaron siendo de las relaciones más amorosas que existen en todo el mundo, son conscientes de ello y les enorgullece ser esa típica pareja que usan de ejemplo para hacer entender que está perfecto y que así deberían ser todas. A Sana le llena el pecho de orgullo tener una novia tan hermosa, perfecta, detallista y talentosa como lo es Tzuyu, y esta se siente sumamente feliz de haber conocido su media naranja, la chica que si tiene la capacidad de entenderla al cien por ciento y además de su gran belleza, es amable, atenta y la ayuda en todo lo que necesita.
Son como esas personas que están destinadas a conocerse porque cuando están juntas son tan perfectas y hermosas que los mortales no pueden entender mínimamente el por qué son tan buenas siendo lo que son y sobre todo amándose de esa forma, el amor que se comparten esta construido con mucho escuerzo, además de que se ayudaron a amarse a si mismas y a luchar por la otra cuando sea necesario.
Sana daría la vida por Tzuyu sin dudarlo una sola vez, es capaz de brindarle el más grande de los apoyos a la castaña que se siente privilegiada de tener una gran novia, y Tzuyu sería capaz de darlo todo por ver por unos segundos la sonrisa de su amada novia.
Aunque todo no ha sido tan hermoso y perfecto como parece, les costó bastante la convivencia, ya que viven juntas, Sana es demasiado maniática y Tzuyu muy relajada para su gusto, pero eso no es lo peor que les ha pasado, más bien es la veces en los que los padres de alguna de las dos llegaba a hacer algún comentario horrible sobre la otra única y exclusivamente porque eram dos mujeres en una relación.
Lo bueno es que gracias al entendimiento de la otra y el amor que se comparten lograron avanzar y lograr seguir adelante a pesar de todo.
- Perdóname por no haberte comprado nada -Tzuyu se siente mal, no es la primera vez en la que recibe regalos por parte de su novia y ella solo tiene esa sonrisa de vergüenza y pena por no haber comprado algo.
Sana sonrió y le dió un sonoro beso en la mejilla- No necesito que me regales algo material para que esa sea la respuesta de que sientes algo por mi o que correspondes lo que he regalado -Dijo muy segura de cada palabra- La unica respuesta que quiero a las cosas que te digo o hago es una gran sonrisa y que te gusten -Las mejillas de la taiwanesa se sonrojaron al punto de querer estallar.
- Eres demasiado romántica, ¿Cómo puede entrar tanto amor y romanticismo en una pequeña persona? -Rodó los ojos, Chou si que la hacía enrabiar de vez en cuando.
- ¡No soy tan pequeña! -Chilló, quejándose de que cada vez que podía le hacía esos comentarios cuando sabe muy bien que tampoco es tan pequeña, solo unos centímetros por debajo- Soy de una estatura normal, de hecho bastante alta para ser japonesa y ya conoces a mis padres -Miró extraño a Tzuyu que la estaba mirando con una gran sonrisa en el rostro.
Es un comportamiento que se repite varias veces, sobre todo cuando está hablando de algo con el corazón.
- ¿Que tengo en la cara? -Estuvo al borde de gritar pero no lo hizo porque los labios de Chou la callaron.
- Es que eres tan preciosa que siento que no podré aguantar una sonrisa, una mirada, una risa, un sonrojo... -Enumeró con los dedos- Soy débil ante ti, Minatozaki Sana -Se miraron directamente a los ojos y sonrieron, al punto en el que sus orbes desaparecieron por las mejillas- Amo cada parte de ti y siento que cien días no son nada comparado con el tiempo que quiero pasar a tu lado -Le dió otro beso.
- Voy a estar para toda la vida -Aseguró- Sin importar lo que pase, siempre estaré contigo y cuando no sea así porque vas a estar en el trabajo, entonces mira el collar que te di, ahí estamos nosotras, o si no mira tú teléfono porque tendrás un mensaje hermoso en el que te voy a desear buena suerte, te juro que siempre voy a estar presente -Levantó la mano- Yo Minatozaki Sana... -Tragó saliva nerviosa- Juro que no me voy a ir de tu lado nunca en la vida y no me voy a arrepentir de ello, por más dura que sea la situación yo estaré contigo, tomándote de la mano y luchando por la felicidad de ambas porque así debe ser y así será -Unieron sus frentes.
- Felices cien días mi amor -En las esquinas de los ojos de Tzuyu ya se asomaban algunas lágrimas.
- Felices cien días bebé, y que sean muchísimos más -Sonrió.
Porque no había un Tzuyu sin Sana y un Sana sin Tzuyu, porque su amor ni siquiera era comparable con el infinito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top