La castaña tocó la puerta, después de un par de segundos, abrió la puerta Mina, mirándola confundida, viendo su rímel corrido y sus mejillas sonrojadas.

Uraraka no le dió tiempo de reaccionar a la pelirosa, ya que en cuando la vio, la abrazó fuertemente.

El cómo estaba, Ashido sabía que había pasado, no le reclamaría diciendo: "Te lo dije" ni nada por el estilo, la consolaría y apoyaría, y si le pasa mil veces, entonces mil veces estaría ahí para ella, incondicionalmente.

Se fueron a la sala de su departamento, para que la chica de mejillas rosas le contara todo lo sucedido.

-Entiendo que te sientas así, sé lo que se siente esto.- La pelirosa limpiaba suavemente las lágrimas de la castaña. -El no vale la pena cariño, él nunca va a cambiar.

-¡Mina, le entregué todo de nuevo, y no le importó nada!- Ashido podía notar cómo la voz de su amiga, se escuchaba entrecortada. -Pensé que me tocaría esos románces cómo en las películas, me hubiera servido que me dijeran que el amor no es así.

Ahora Mina soltaba una que otra lágrima, Ochako Uraraka era un ángel, un bello solecito que brillaba a donde fuera, ¿Por qué el maldito Shoto Todoroki no fue claro con Ochako? ¿Qué mierda ganaba con lastimarla?

Si por ella fuera, la guardaría en una cajita de cristal, para apartarla de todo mal de este cruel mundo.

-Voy a olvidarme de él, no quiero saber nada de romances ni nada por el estilo por un buen tiempo, por el momento, tuve más que suficiente con Shoto.- Habló, para después recostarse en los muslos de la chica de piel rosa, y así quedar completamente dormida.