19.
-¿Así que Midoriya te ha estado invitando a comer en este tiempo y el fin de semana te lleva a desayunar, además de que te lleva de paseo y todo?- Preguntó Mina, alzó una ceja cuestionandose más que nada el cómo lo contaba la castaña.
Ashido y Uraraka se encontraban en el patio de la escuela, ya que la chica de piel rosa quería saber de todo lo que platicaba la amante del mochi.
-¡Si, incluso ayer me regaló esto!- Le mostró un lindo collar con un Saturno rosa pastel, con brillo en sus anillos. -Se lo había rechazado, pero no podía...
Mina se sentía feliz, por que por primera vez pudo ver ese hermoso brillo en su mirada, que se había ido hace años.También estaba viendo al psicólogo de la escuela, eso también la estaba ayudando mucho, la relación con sus padres aún no se mejoraba del todo, pero no apresuraría eso, todo a su tiempo.
También se sentía muy feliz por Izuku, ella sabía que era un chico increíble, realmente se estaba esforzando en hacer feliz a su hermana de otra madre.
El estúpido de Shoto Todoroki ya estaba haciendo su nueva vida de casado, pero jura por todos los Dioses que si él le vuelve a dirigir la palabra a su amiga, lo golpearía en su cara sin piedad.
Sabía que no había trucos para olvidar a alguien de la noche a la mañana, incluso la conocía tan bien, que si lo mencionaba, ella borraría su sonrísa y pensaría en todo lo malo que pasó con él.
Pero... Con el tiempo, ella juntaría los pedazos de su corazón y los uniría, para que vuelva a ser la Ochako Uraraka de antes, más o menos.
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Katsuki Bakugo miraba a lo lejos a Ochako, hablando con Midoriya.
No era nada despistado, podía notar el cómo brillaba y resplandecía esa chica cuando estaba con él. También estaba apoyandola, dando todo de su ser, para que ella fuera feliz.
La amaba más que a nadie, esa pequeña niña de mechones castaños y mejillas sonrojadas, era su mundo completo, él se encontraba a su merced, sólo que ella no lo sabía.
También se podría notar a kilómetros que ese peliverde estaba enamorado de Uraraka. Y no lo culpaba para nada, Ochako Uraraka era perfecta, no podría describirla con palabras, por que faltarían demasiadas.
Pero... A pesar de lo que había pasado entre ambos, él era su amigo, y... Ya tenía una idea de lo que tenía que... No, de lo que debía hacer.
Izuku iba de lo más normal al salón, ya que le había comprado una caja de mochis de sabor Durazno para su linda amiga, hasta que sintió cómo alguien lo jalaba con bastante fuerza hacia su propio salón.
-¿Bakugo, pasa algo?- Se sorprendió completamente, no se caían mal, pero muy rara vez se dirijían la palabra.
Cerró la puerta detrás de él, mirando fijamente a Midoriya. -¿Entonces te gusta Ochako? Vaya sorpresa.- Habló con sarcasmo.
El rostro de Izuku estaba volviendose rojo, con una expresión de desagrado.- ¿Por qué dices eso, acaso ella te gusta?
La expresión seria de Katsuki, hizo que Izuku también lo entendiera. A él también le gusta Uraraka.
Dio pasos suaves, hasta sentarse en su asiento, y a un lado de él, se sentó el otro chico. -Estoy enamorado de Ochako desde hace casi un año, pero por ciertos motivos, nunca me hizo caso.
-Pero, podrías tener ventaja, ya que... La conoces más que yo.
-Así es, pero creo que no fue suficiente, me trata igual que Denki, Mina u otro de nuestros amigos, es doloroso aún más cuando tú quieres tener todo con ella, ¿no es así?- Lo miró, y en su rostro dibujaba una pequeña sonrisa.
Midoriya suspiró profundamente. -Si, duele mucho... Yo sólo quiero que sea feliz, daría lo que fuera por que fuera así.
Recordó la expresión de felicidad que hizo la castaña al entregarle aquel collar, ser la razón por la cuál estaba alegre, no tenía precio.
-Así que te quiero pedir un favor...- Tomó de los hombros al chico de ojos esmeralda, haciendo que lo mirara fijamente. -Prométeme que la harás feliz, tú tienes el gran privilegio de que ella se haya enamorado de ti, así que... Cuida a la gran chica que tienes a tu lado, es un bello ángel caído del cielo...
Izuku se sorprendió, ¿acaso dijo que estaba enamorada de él? para que después continuar. -Por que si me entero que la haces llorar, y la lastimas...- Su expresión reflejaba total odio y rencor. -Juro que haré de tu miserable vida un infierno. Estoy renunciando a luchar por el amor de ella, sólo por que ella te quiere, es todo.
Dijo, para después salir de su salón. Deseó tantas veces que Ochako le dijera palabras bonitas, odiaba lo cursi, pero si se trataba de ella, no le importaba en lo absoluto. Claro que se sentía triste, no era fácil renunciar a la persona que más amas en el planeta.
"Te promento que si hay una vida después de esta, haré hasta lo imposible por enamorarte."
Pensó, para después cerrar la puerta del salón, dejando a Izuku ahí.
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