𝙾 𝚗 𝚎

Título: Novum pythonissam (la novela de una bruja)

Anime: Boku no Hero Academia.

Personajes: Inoue Kirumi (OC), Kirishima Eijirou, Uraraka Ochako, Kaminari Denki, Jirou Kyoka, Bakugou Katsuki, mención de Todoroki Shouto, Todoroki Enji y de Yaoyorozu Momo.

Shipp: Kirishima×OC (principal), Kamijirou (secundario), Todomomo (mencionado).

Advertencias: ligero Ooc.

Palabras: 3367 sin contar la ficha

—Felicidades, has conseguido un capítulo especial de la historia...— murmuré en voz alta lo que decía la tarjeta.

Acababa de comprarme el libro en físico de mi novela favorita. Dentro de esta, perfectamente doblado, encontré un sobre con una tarjeta en el interior. La tarjeta tenía un código que, al parecer, tenía que enviarle por mensaje privado en Wattpad a la escritora.

Extrañada, eso hice. Con cuidado de no equivocarme en ningún dígito introduje el código y lo envié.

Inmediatamente recibí la respuesta. Era un enlace a una página web.

—¿Qué rayos?

La página era algo así como un juego otome. Me pedía un apodo y que eligiera apariencia y vestuario, así que eso hice.

—Muchas gracias, disfrute de su regalo.

Luego de escuchar eso, todo se volvió oscuro.

Desperté desconcertada, no recordaba nada de lo que había pasado antes de desmayarme. Miré mis manos, sorprendiéndome al darme cuenta de que veía nítido, sin necesidad de mis gafas.

Dirigí mi mirada al lado izquierdo, lugar en el cual se podía ver una ventana que dejaba ver un hermoso jardín lleno de plantas que no reconocía.

Intenté levantarme de la mullida cama, pero nada más sentir el estremecedor viento colarse por mi piel, volví a meterme entre las sábanas. No soportaba tener frío.

Olvidando que ni estaba en mi habitación, intenté volver a conciliar el sueño, pero la puerta abrirse de repente me hizo darme cuenta de la situación en la que estaba.

—¡Kirumi, es hora de levantarse!

De la impresión me caí de la cama, asustando a la persona que acababa de entrar. Mientras me tocaba la parte afectada por la caída miré a dicha persona, y empecé a cuestionarme si era en realidad una persona. Unos dientes bien afilados asomaban por sus labios, tanto sus ojos como su cabello eran de un rojo brillante, parecido a la burbujeante lava de un volcán activo. Tenía algo parecido a unas grietas por los antebrazos y parte del cuello, así como en las piernas, estas eran de un color ligeramente más oscuro que su pelo.

—¿Quién eres?

—¿Ah? Será que acabas de despertarte. Venga, date prisa si no quieres que Blasty se enfade, ya sabes como se pone —habló despreocupado mientras que le miraba con cara de no entender un pepino. Un momento, ¿Blasty? ¿Ese no era el apodo del rey de Ignis?

—¿Kirishima? —pregunté pasmada. Si mis sospechas eran ciertas, así se llamaba el mejor amigo y mano derecha de Bakugo Katsuki, o Blasty para los amigos (más en concreto, para Kirishima, su único amigo).

—Kirumi, sabes de sobra que puedes llamarme Eijirou, somos amigos desde que nacimos.

Confirmado, era Kirishima. ¿Qué rayos hacía yo en ese mundo? O mejor dicho, ¿esto es real? ¿No será que al libro le habrán metido alguna droga y yo al abrirlo la haya ingerido, así haciéndome delirar y creer que estoy dentro del mismo?

Esperemos que fuera eso.

De tan pasmada que me quedé Eijirou se acercó a mí y me cogió al estilo princesa, despertándome de mi estado de empanada. Nada más salir de la estancia en la que nos encontrábamos pude apreciar con más claridad el mundo en el que me encontraba.

La que al parecer era mi casa se mantenía encima de una nube, al igual que el resto de casas que las rodeaban. El pequeño riachuelo que tenía el jardín continuaba bajando hasta llegar al suelo, a unos buenos kilómetros de donde nos encontrábamos en ese instante. Y mi mente se cuestionaba de dónde rayos salía el agua.

Me fijé en los pies de Kirishima. Estos estaban rodeados por una pequeña nube que nos iba bajando con suavidad hasta el suelo.

—¿Cómo esas nubes tienen casas? ¿Y la nube que nos está bajando? Esto es muy raro...— inquirí mientras miraba a mi compañero de "transporte".

Este me miró extrañado y yo en respuesta levanté la ceja, esperando a que me contestara.

—Kirumi, tú has hecho que las nubes puedan llevarme hasta tu casa.

Volví a mirarle con cara confusa. De repente, un sobre se pegó a su pecho.

—¿Qué es esto? —cuestionó mientras que me encargaba de coger el sobre y abrirlo. Empecé a leerlo en voz alta.

—Querida Kirumi, sé muy bien que debes de estar muy mareada. Te explico: estás dentro del libro, justo después del final. Te he mandado aquí por ser la que más me ha apoyado desde que empecé a escribir el libro, así que eres la única que sabe del premio. Eres libre de contarles a los demás que eres de otro mundo, no afectará en nada a la historia principal. Tu misión aquí es conseguir devolverle la memoria a Momo, que como bien sabes la perdió durante la batalla y ya no se acuerda de nadie, ni de su prometido Todoroki. Durante tu estancia aquí te estaré vigilando y ayudándote un poco para que puedas encontrar los ingredientes con los que tienes que hacer la poción para que Momo pueda recuperar la memoria. Solo entonces podrás volver.

Al acabar de leer la carta, todo me quedó más claro, pero aún no le encontraba del todo sentido.

Resumiendo. La escritora de mi libro favorito es una especie de bruja que me ha mandado al interior del libro para convertirme en la heroína.

Perfecto. Una tarde de jueves normal y corriente.

Mientras que Eijirou asimilaba lo que acababa de escuchar, me fijé dentro del sobre. En un papel que iba en el interior del sobre estaban escritos los ingredientes para la bebida que debía preparar.

—Eijirou, lo primero es la sangre de driada —informé a mi "nuevo" amigo.

—Por lo que yo sé, las driadas viven en los bosques y están ligadas a un roble, por lo que no pueden alejarse de este más de trescientos metros. Pero en Ignis no hay bosques...

Suspiré y leí el siguiente ingrediente.

—Lava dorada.

—¡Ah, esa te la puede dar Blasty! Pero tenemos que guardarla dentro de obsidiana, no vaya a ser que nos escurra por algún lado y acabe destruyendo todo, jejeje.

En ese momento, empecé a temer por mi vida.

Luego de una caminata entre zonas de piedra y pequeños riachuelos de lava llegamos a nuestro destino: un palacio de tonos cálidos y oscuros, con lava sobresaliendo de las fuentes en vez de agua. Tenía un aspecto sombrío, me recordaba a las imágenes que se suelen encontrar en Internet sobre el infierno.

Eijirou se puso una capa extraña, supuse que era parte de su vestimenta, pero no entendía porqué se la había puesto antes de entrar.

Al ver mi cara de confusión, esbozó una sonrisa y empezó a explicarme.

—Solo los que son de la familia real pueden aguantar la extrema temperatura del castillo. Los de clase media-alta pueden entrar con esta capa que regula la temperatura, mientras que los de clase baja y los de otros reinos no pueden ni con los hechizos más potentes que existen.

—¿Y yo por qué no necesito la capa? — cuestioné intrigada.

—Tú eres la medio-hermana de Blasty.

Me quedé pasmada. ¿De verdad existía este personaje en el libro?

Sabía que para conseguir hijos más poderosos el heredero a la corona debía engendrar uno con un descendiente directo de las diferentes familias reales.

Bakugo era hijo del rey de Ignis junto a una de las hijas del rey de Metallum, mientras que Todoroki era hijo de una princesa de la rama secundaria de Aqua.

Si lo que había dicho Eijirou era verdad, más el lugar en el que vivía, todo apuntaba a que era hija de una dama real del reino Aer.

Volví a suspirar y pensé que esa sería la acción que más repetiría a lo largo del día.

—¿Y el resto de hermanos que tengo? Porque supongo que Enji habrá tenido más hijos.

—El resto murieron en la guerra —respondió con tal naturalidad...

Con la boca algo seca me quedé. Al llegar a nuestro destino me tocó abrir la puerta.

Dentro de la inmensa habitación habían diferentes tipos de armas. Desde hachas hasta arcos, todo bien cuidado y ordenado.

Blasty, perdón, Katsuki estaba sentado en el suelo, afilando alguna especie de arma que no llegué a reconocer.

—¿Qué mierda queréis? —cuestionó tan educado como siempre.

Con toda la confianza del mundo, que ni idea de dónde la había sacado, y me agaché hasta su altura.

—Necesito lava dorada.

—Cuidado no te quemes el culo al cogerla.

¡Qué fácil había sido!

—¿No vas a preguntarme para qué la quiero?

—Me importa un comino lo que hagas con ella.

Bueno, ya teníamos un ingrediente. Y ni siquiera tuve que contarle que no era la Kirumi que él conoce.

—Venga, Kirumi. Aún faltan cuatro ingredientes.

Asentí con una sonrisa. Empezaba la aventura.

—Bueno, en el bosque encontraremos a las driadas, podremos pedirles un poco de su sangre si es que no se ponen agresivas.

—¿Habrá algo más en el bosque que necesitemos?

—Déjame la lista. —Hice lo que me pidió. Luego de un rato mirando la lista me la entregó con una sonrisa.

—¿Y bien? Espero que no sea difícil.

—Para nada, solo tenemos que ir hasta la otra punta del continente.

—¿Qué?

De la sorpresa casi me conseguía caer del dragón. Sí, Eijirou había conseguido un dragón de forma mágica, así que teníamos un buen transporte.

Durante todo el camino hacia los bosques del reino Terra me respondió a todo lo que le preguntaba, así pude descubrir un poco más sobre el mundo en general. Por lo que explicó, al acabar la guerra contra los licántropos se hizo un funeral por todas las almas que murieron, y la piedra conmemorativa se colocó en el reino Aqua, pues quién dirigió a las tropas fue el comandante de allí.

Al terminar la ceremonia Ochako, una de las pocas brujas que quedaban, desapareció.

Nadie sabía el momento, pero de un segundo a otro, la dulce castaña encargada de la salud del reino Terra ya no estaba, además de que no había ni rastro ni pista para saber el lugar al que había ido.

Además, ella era la única que conocía el contenido de la bebida. Pero por lo visto me habían enviado aquí a sustituirla. Se me había formado una teoría en la cabeza, pero tendría que esperar un poco para confirmarla.

Al bajar del dragón quise acariciarle un poco, pero al verle la hermosa cara de mala leche, creí que sería mejor mantenerme un poco alejada de su vista. Otra teoría, el dragón era de Blasty, seguro.

Durante horas caminamos entre la flora del bosque, pero no encontramos ni una sola driada en todo ese tiempo. Parecía que por narices se escondían de nosotros.

—Eijirou, me duelen los pies... ¿Podrías llevarme a caballito? —pedí con cara de perrito mojado, con el propósito de no tener que caminar más. 

Eijirou me miró durante unos segundos y su sonrisa se hizo más grande. Al ver eso, mi acara se puso como un tomate, pero no quite la mirada de perrito y al final aceptó.

Si bien era de noche, las estrellas iluminaban el camino, pues al no haber contaminación lumínica se podían ver perfectamente y su brillo era mayor. Abracé por los hombros a mi compañero de aventura, pero no duró mucho. Una pequeña niña con vestimenta confeccionada a base de hojas y lianas se había chocado con nosotros.

Me bajé de Eijirou para acercarme a la pequeña.

—Hey, ¿por qué lloras? —pregunté con voz dulce para no asustarla. Ella me miró con sus anaranjados ojos, los cuales estaban a rebosar de lágrimas. 

—He perdido a mi mamá y no me acuerdo del camino para volver a mi árbol... —respondió con una voz tan suave que casi no pude escucharla.

—Es una driada, podríamos extraerle a ella la sangre —propuso Eijirou detrás mía. Le miré un momento y luego volví a mirar a la pequeña.

—Mira pequeña, te voy a proponer algo. Nosotros te ayudamos a volver a tu árbol y tú nos haces un pequeño favor, ¿bien? —La pequeña asintió aún con los ojos llorosos. Se los limpié con la única manga de mi camiseta, pues la otra parte era un tirante.

Para estar segura de que no se perdía la cogí en brazos. Eijirou tenía cara de indignado.

—¿Ya no te duelen las piernas? 

—Ya no.

Le sonreí traviesa mientras que él negaba con la cabeza.

—Eres un caso perdido.

—Ya lo sé, Eiji.

Nada más encontrar a la madre de la pequeña driada le pedí con un poco de miedo si nos podría dar un poco de su sangre, de la madre, claro. Esta accedió solo por haber encontrado a su hija.

Al principio me sorprendí al ver lo que era la sangre de driada. La driada adulta sacó de su árbol un poco de sabia, para luego entregármela. Eijirou me miró y asintió, dando el visto bueno a lo que la driada adulta me había entregado.

Nos despedimos y pusimos marcha hacia el dragón, el cual al llegar dormía tranquilo. Al verlo dormir tan plácidamente me entraron ganas de dormir, por lo que en vez de subirme a él me recosté a su lado y me quedé profundamente dormida. Antes de dormir pude sentir como Eijirou se sentaba a mi lado y se acurrucaba a mi lado. 

⋇⋆✦⋆⋇

Abrí los ojos con lentitud al sentir los rayos de sol posarse en mi cara. Ya era de día, pero mi querido compañero de viaje no se había despertado aún.

Restregándome los ojos con las manos me levanté, pero perdí el equilibrio y caí sobre Eijirou. Pensé que lo había despertado, pero él solo me abrazó como a un peluche y acarició mi cabeza con su mejilla.

Empecé a murmurar su nombre para que despertara. Luego de un rato lo conseguí.

—Buenos días... —susurró con una sonrisa somnolienta. Yo le deseé los buenos días también mientras me levantaba.

Como el dragón ya se había despertado volvimos a subirnos para emprender el vuelo. Miré la lista y supuse que nuestro siguiente destino sería Aqua. Pensé en alguna sirena que pudiera ayudarnos y de la nada me vino una a la mente.

—¡Pues claro! Eiji, tenemos que encontrar a Kyoka. ¿Sabes dónde podría estar? —grité, pues subidos al dragón el viento hacía que tuviéramos que gritar un poco, y más si iba a la velocidad de un avión.

—Debe de estar en alguno de los lagos de Metallum, Denki y ella viven allí.

—Debe de ser duro que tu pareja sea de otra especie... —comenté con un poco de tristeza. Denki, uno de los pocos guardianes del rayo. Kyoka, su esposa, era una sirena. 

Se conocieron durante una misión de Denki, encargado de absorber los rayos que caían gracias a la extraña tormenta eléctrica que ponía en peligro al reino de Aqua y a sus habitantes marinos. Agua y electricidad era una mala combinación, pero ellos se querían y eso era lo más importante.

—Eiji... El último ingrediente de la bebida es polvo de hueso de dragón —murmuré a su oído, pues al dragón que nos llevaba no creía que le hiciera mucha gracia.

—Ese ingrediente lo tienes en tu despensa, siempre lo usas en tus pociones —exclamó en voz alta. Asentí satisfecha al saber que solo faltaba el viaje a Metallum.

Durante unas horas estuvimos sobrevolando el continente. Hubo un momento en el que me entró hambre, pero no dije nada, pues las ganas de conseguir los ingredientes y preparar la bebida eran mayores que el hambre.

Al llegar a las tierras de Metallum  tanto mi cara como mi estómago se alegraron. Esperaba encontrar algo de comida para aliviar el hambre. Nada más bajar del dragón vimos una casa algo, o bueno, muy grande con un lago a unos cuantos metros.

—Es aquí. ¡Kaminari Denki, sal que tienes visita! —gritó a todo pulmón Eijirou, asustándonos al dragón y a mí. 

Gracias al grito, Kyoka se asomó por la orilla del lago, divisándonos.

—Kirishima, Kirumi, bienvenidos. ¿A que se debe tanta potencia? —Sonreí al acordarme de que las sirenas tenían un buen sentido auditivo, pero por la tardanza de Denki supuse que seguía durmiendo. 

Me encogí de hombros, acercándome a ella y deshaciéndome de los zapatos para poder adentrar las piernas en la fresca agua que había dentro del lago.

—Ya sabes que Momo sigue sin recuperar la memoria, pues yo vengo de otro mundo y tengo la lista con los ingredientes para la bebida.

Su cara se entristeció un poco, pues ella y Momo se conocían desde pequeñas y se consideraban hermanas de otros reinos.

—Necesitas algo de mí para la bebida, ¿me equivoco?

—Pues no. Supongo que será un poco complicado, pero necesito una escama tuya. —Kyoka frunció el ceño, pero luego de suspirar se metió bajo el agua.

Un par de segundos más tarde una pequeña mancha de sangre se dispersó por el agua. Me dolió con solo verlo, así que imaginé que sentirlo sería horroroso. Enseguida salió del agua con la cara un poco contraída por el dolor.

Mi estómago gruño y mi cara pasó de ser una cara compadecida a una cara apenada. Kyoka sonrió enternecida por mi expresión y nos invitó a entrar en la casa. 

Nada más entrar la vimos esperando en la escalera principal. Tenía una ropa parecida a la mía y tenía piernas... ¡Piernas!

—Un hechizo de Ochako, si me seco puedo volverme humana —explicó cruzada de brazos y con una pequeña sonrisa—. Venga, os daré un poco de comida.

Mi estómago se alegró al escuchar eso.

—¿Y ya se han ido?

—Sí, les he dado la escama y un poco de comida para la vuelta, estaban hambrientos.

La sirena recibió un beso de su pareja, quien acababa de despertarse. Kaminari Denki y Kyoka Jirou, los únicos que sabían todo el plan de la pequeña bruja.

Al fin pudimos llegar a la que era mi casa en ese mundo. Con rapidez entramos a la sala de pociones que tenía.

Saqué el polvo de hueso de dragón mientras Eijirou machacaba la escama de sirena dentro de la sangre de driada. Con cuidado añadí el polvo de hueso dentro de la lava dorada y esperé a que se volviera de un color blanquecino.

Al ver que las dos mezclas ya estaban listas, las eché todas dentro de un cazo de obsidiana y con la ayuda de Eijirou y del la lava dorada lo fundí todo.

Gracias a la escama de sirena la mezcla al calentarse se volvió líquida, por lo que luego de un rato de mezclar y mezclar la bebida ya estaba lista. Eijirou y yo nos alegramos tanto que en vez de abrazarnos, nos dimos un beso.

Al volver a la realidad nos pusimos tan rojos como su cabello. ¡Acababa de besarlo!

De repente, todo se volvió oscuro.

—¿Pero qué demonios? —Miré a mi alrededor al despertarme. Me encontraba de nuevo en mi cama, en la dimensión en la que compré el libro.

—¡Bienvenida! Espero que te hayas divertido —habló una castaña, a la que pude reconocer como Ochako.

De repente todo en mi cabeza cobró sentido.

Su desaparición.

Mi aparición allí.

La forma de narrar de la autora.

—¡Tú eres la autora del libro! 

—Exacto, y por eso mismo te doy dos opciones. Ya que como puedo ver eres huérfana y tienes sentimientos por ese pelirrojo del otro lado, puedes volver con el mismo cuerpo allá.

—Pero espera, ¿no vendrás conmigo? —pregunté al ver que ella llevaba ropa mía.

—Kirumi, somos brujas. Puedo transformar mi apariencia para que todo el mundo crea que sigues aquí. Nadie me echará de menos los meses que falte en el otro mundo.

—¿Y qué pasará con mi presencia aquí? Además, ¿qué harás en ese tiempo?

—Pues, querida Kirumi, al volver al otro mundo tu existencia desaparecerá de esta parte, así que no te preocupes. Y por lo que haré aquí... Digo yo que alguien tiene que escribir la segunda parte del libro, ¿no? Todo lo que has vivido tú en el otro mundo es lo siguiente que escribiré —contó con una sonrisa.

Al ver la posibilidad de volver a ese mundo disponible, no dudé en decirle que volvería.

Ella tocó mi frente y, a diferencia de las últimas dos veces, mi conciencia volvió directamente con Eijirou.

—¡Kirumi! ¿Qué te ha pasado? —preguntó Eijirou a punto de llorar y abrazándome casi desesperado.

—Pues, me quedó aquí para siempre.

Ese día empezó otra aventura, una mucho más grande.

Primera fase: completa (por los pelos)

-SpiritBlast

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