𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚃𝚠𝚘
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Las descargas en mi pecho me reanimaron luego de estar muerto durante un par de minutos. Me dieron una nueva oportunidad de vivir... En el primer momento en que abrí los ojos había una luz blanca, casi cegadora, encima de mi, quería alcanzarla con mi mano pero era imposible moverme. Al principio pensé que era un túnel que me llevaría al paraíso, sin embargo, enseguida me di cuenta que me condujo de vuelta a la vida.
Desde que abrí los ojos es como si estuviera dentro de un sueño intermitente. El tiempo parece relativo, pasa muy rápido pero a la vez muy lento, cada vez que parpadeo estoy en un nuevo escenario totalmente diferente al anterior. Se siente extraño. Mi mente está somnolienta y mi cuerpo no se mueve aunque quiera hacerlo, sin embargo, no tengo dolor, tampoco hay sensaciones, no hay pensamientos, no hay nada, simplemente sé que estoy aquí... vivo aunque paralítico como un vegetal, rodeado por doctores y enfermeras de rostros borrosos que van y vienen para ver los monitores que marcan datos confusos. Me hablan, preguntan cosas pero no consigo entenderles, tampoco logro mover la boca y comunicarme con ellos. No tengo fuerzas. Mi corazón está débil. Apenas puedo seguir respirando.
No sé cuánto tiempo ha pasado. No se donde estoy. No sé qué está pasando. Es difícil mantener los ojos abiertos durante mucho tiempo y siempre vuelvo a caer dormido. Es complicado saber qué es un sueño y que es parte de la realidad. Todo está borroso, todo da vueltas con mucha rapidez, todo tiene un color inusual...
Estoy muriendo, lo siento en mis huesos y mi cerebro inflamado se está apagando lentamente.
Tengo miedo.
Miedo de la muerte que me visita todas las noches. Cuando las luces se apagan y los médicos se marchan, siempre diviso una sombra negra entrando por la puerta de la habitación. Es escalofriante. No puedo ver su cara, sigue estando demasiado difuso, pero siempre se coloca a un lado de mi cama hasta el alba.
Nunca dice nada, pero siempre está allí, viéndome insistentemente desde las sombras. No sé qué es lo que quiere o porque está aquí. Tal vez no lo está. No parece real pero tampoco producto de mi imaginación.
Las sensaciones son confusas.
Todo es confuso.
La sombra negra se cierne sobre mi al mismo tiempo que me observa desde cerca y antes de caer inconsciente una vez más, puedo sentir que toma mi mano y después, como una boca cálida presiona la comisura de mis labios.
—Tranquilo, mi amor, ya estoy aquí...
[...]
La realidad me golpeó con dureza.
Cuando salí de cuidados intensivos y me recupere del letargo, dio inicio un verdadero calvario, el cual me hizo pensar que hubiera sido mejor no haber despertado jamás. Hubiera sido mejor haber muerto.
Al abrir los ojos hinchados, lo primero que vi fueron las paredes blancas del hospital. Después las heridas y moretones que coloreaban el sesenta por ciento de mi piel pálida, brazos, pecho, estómago, piernas, algunas ardían como el infierno y otras habían sido cerradas con suturas monstruosas. Se veían horribles. Tenía miedo de mí mismo. Estaba temblando, pues parecía un pedazo de carne que tuvieron que volver a unir con hilo negro.
Después, mi pierna derecha suspendida en el aire envuelta por un montón de vendajes. No sentía dolor o incomodidad, apenas podía sentirla y eso me hizo caer en pánico. Estuve inconsciente durante varios días y no pude enderezarme inmediatamente cuando lo intenté. Mi cuerpo estaba entumecido y mi craneo palpitaba fuertemente, provocándome terribles mareos.
Estaba asustado. No entendía lo que estaba pasando, veía a todas partes pero no reconocía absolutamente nada y fue difícil entrar en razón en un primer momento.
"¿Qué sucedió? ¿En dónde estaba? ¿Quienes eran estas personas? ¿Por qué no podía recordar nada?"
El pánico a lo desconocido y la desconfianza a lo que había a mi alrededor era lo único que me guiaba.
Al principio no deje que nadie se acercara a mi, luche contra los enfermeros que querían ayudarme, les grite, pues quería ayuda aunque no sabía de quien. Tal vez la policía. Luego rompí en llanto cuando me sujetaron entre varios de ellos, pensando que me harían daño pero simplemente me aplicaron un sedante.
Cuando conseguí calmarme, seguía sin entender lo que me explicaba el médico acerca de mi condición, era mucha información para asimilar en un momento, pero yo solamente podía ver mi cuerpo magullado y preguntarme qué había sucedido.
Hasta ahora, no me han dado una respuesta concisa de qué fue lo que sucedió, dicen que se trató de un accidente automovilístico. Aparentemente, un tráiler me arrolló en una autopista y es un milagro que siga vivo debido a los múltiples traumas que presento.
Tuve una lesión en el hipocampo que afectó mi memoria, por esa razón no recuerdo el accidente, ni tampoco recuerdo nada de lo que sucedió antes de eso. Cada vez que trató de recordar lo que sucedió antes de despertar aquí o cualquier cosa de mi pasado, nada viene a mi memoria. Estoy totalmente en blanco como una hoja de papel y no importa cuánto me fuerce a recordar, es imposible.
Eso me aterra.
Todo lo que hay a mi alrededor parece desconocido y peligroso
El médico intentó calmarme, dijo que implicará un arduo y largo trabajo de rehabilitación sanar, sin embargo, eso no asegura que pueda recuperar completamente mis recuerdos o pueda volver a caminar con normalidad o sin restricciones. Los Doctores hicieron lo posible por salvar mi pierna. Tuve una fractura conminuta de rótula que fue intervenida con cirugía en donde tuvieron que incrustar tornillos.
Corrí con demasiada suerte.
Es sorprendente que haya sobrevivido.
Los enfermeros me llamaron "Guerrero" pero eso no me hizo sentir mejor, ni más fuerte.
Lo único que siento es una gran sensación de vacío en el pecho...
Hay un gigantesco ramo de flores amarillas a un lado de mi cama, tulipanes, pero no les había brindado atención hasta ahora debido a la conmoción. A un lado de las flores se encuentra un anillo plateado, el cual tiene un lindo diamante incrustado en el centro. Debajo del anillo hay una tarjeta con brillitos que dice: "Recupérate pronto, cariño. Con amor, JK".
Hago una mueca, preguntándome: —¿Quién es JK?
Intrigado, agarro el objeto entre mis manos repletas de cortadas color carmesí. Parece un anillo de matrimonio. Es bonito y la joya parece costosa.
"Qué extraño", me digo a mí mismo.
Probablemente alguien debió dejarlo en mi habitación por equivocación y no debería estarlo tocando. Entonces lo dejo en su lugar inicial con cuidado y levanto mi mirada cuando ingresa a la habitación una señorita con uniforme celeste cuya sonrisa perlada se expande dulcemente a penas me mira despierto.
—Buenos días, Jimin — saluda ella, quien trae un carrito con una bandeja llena de comida —. ¿Dormiste bien? ¿Cómo te sientes? — se acerca para acomodar la mesilla sobre mi regazo y colocar la bandeja.
No respondo a su pregunta.
¿Qué tan bien puedo estar?
El vendaje alrededor de mi cabeza incómoda y me acarició suavemente, ya que no puedo tocarlo.
—¿Te duele la cabeza? — me pregunta como todas las mañanas y asiento una vez. El dolor está volviendo con intensidad, siento palpitaciones en el cráneo y detrás de los ojos como si alguien me los quisiera arrancar —. Ya casi es hora de tu medicamento, estate tranquilo y recuerda tienes que comer todo, ¿de acuerdo?
Le respondo con un insípido asentimiento de cabeza y empiezo a comer mi sopa de verduras. Ella se sienta a mi costado para hacerme compañía y carraspea para seguir.
—Tratamos de contactarnos con tus padres otra vez, pero según los registros de su empresa familiar han salido de Busan y no atienden nuestras llamadas — avisa y la escucho en silencio —. Pero no te preocupes, lo seguiremos intentando.
Me tomo un tiempo para procesar sus palabras y cierro los ojos para tratar de visualizar.
La imagen de mi familia está distorsionada y ningún recuerdo de ellos viene a mi. No puedo recordar a mis padres, no recuerdo sus caras o sus voces, no sé quienes son, no tengo recuerdos de ellos, pero por alguna razón no siento ningún tipo de ansiedad por ello.
¿Se puede extrañar a alguien que no recuerdas?
Es agobiante, frustrante intentar recordar a alguien más cuando apenas sé quién soy yo. Mi nombre es Park Jimin, tengo veinticinco años, originario de Busan y tuve un accidente automovilístico el primero de agosto aproximadamente a las tres de la mañana. Es lo único que sé gracias a la identificación de que estaba en mi cartera y a la información brindada por los médicos.
Eso es lo único que sé de mí y lo peor es que siquiera puedo confirmar que soy esa persona de la que hablan.
Me he visto en el espejo, vi mi rostro, pero no reconocí mis ojos, mis cejas, mis labios, mi nariz, mis mejillas, el color y la forma de mi cabello, las pecas salpicadas en mi piel... Toque detenidamente cada una de esas partes mientras veía el reflejo en el espejo, y únicamente así supe que ese era yo.
Con la mirada perdida, empiezo a comer de forma más decaída, lo cual ella nota y decide hablar otra vez.
—Hey mira esto — interrumpe ella—. Te trajeron tulipanes, no son reales porque no se permiten en el hospital, pero aún así son muy bonitos, ¿no lo crees? — señala con una sonrisa .
Todavía no es hora de mi terapia psicológica, pero todos los enfermeros siempre parecen empeñados en darme ánimos y hacerme sonreír. Creo que me tienen lastima.
Miro las flores otra vez.
—¿Quién las trajo si mis padres no saben nada? — interrogo con la cabeza inclinada.
—Tu esposo — responde ella.
Mi ritmo cardiaco aumenta en el monitor al escuchar esas dos palabras. La sopa caliente se desliza por mi garganta, quemando todo el trayecto y toso con fuerza, provocando que me duela el tórax magullado. La enfermera se altera y rápidamente me da ligeros masajes en la espalda para tranquilizarme.
—No te muevas, Jimin. Cálmate, por favor — pide la mujer, aunque no le presto atención.
—¿E-esposo? — trastrabillo, poniendo una mano en mi pecho adolorido.
Esa posibilidad no existía en mi cabeza hasta ahora que fue mencionada y el pánico me domina con la simple idea de pensarlo.
—Eso no puede ser cierto. No, debe ser una equivocación — le digo con una seguridad que, ciertamente, no tengo debido al agujero negro en mi cabeza—. Dígame qué es una equivocación.
La enfermera me obliga a que me recueste en mi almohada y sonríe con dulzura, lo cual no me gusta.
—Sé que es difícil de asimilar, Jimin, te entiendo y él también lo entiende, pero es la verdad. Tienes esposo y está en la sala de espera en estos momentos — me acaricia la frente suavemente para tranquilizarme.
—P-pero no sé de qué hombre me está hablando. No puedo recordarlo, ¡no puedo! — la miro con ojos asustados, buscando algún indicio de mentira en su expresión aunque solo veo tranquilidad pura, lo cual me hace temblar —. ¿Está usted segura que no se está confundiendo de paciente? — pregunto para reafirmar.
La mujer asiente con ternura.
—Ha estado aquí día tras noche desde que ingresaste, esperando porque despertarás, Jimin. No ha entrado a verte porque quería que te explicaremos la situación y te prepararemos para lo que venía, sabíamos que sería difícil — explica, pero la sigo observando con la misma expresión ingenua, así que sigue hablando —. La ha pasado bastante mal, lo he visto llorar todos los días. Nadie pudo convencerlo de ir a descansar una noche, a penas sale a comer, incluso tuve que darle algunos tranquilizantes porque temía que padeciera un ataque — relata.
Siento mi corazón latir muy fuerte por todo lo que estoy escuchando y sacudo la cabeza una vez más.
No puedo creerlo. Me niego a que sea verdad lo que dice. No puedo tener esposo y jodidamente no recordarlo. Es... imposible. Es... aterrador.
—Quería que vieras algo bonito cuando despertaras, son tus favoritas — dice ella y por ende, miro las hermosas flores a mi costado, tulipanes —. Tu esposo te ama demasiado, Jimin, además, es muy amable y apuesto — sonríe pícara y en lugar de animarme, eso aumenta mi pánico —. No se separó de ti en instancias tan complicadas y te acompañará en tu rehabilitación, así que tendrás compañía en tu proceso.
Inquieto, con el corazón latiendo tan rápido que siento va a explotar, desvio la mirada a otro lado, a la ventana de mi habitación mientras aprieto mis manos en puños ansiosos. No quiero seguir escuchando. No se porque me dice esto, pero no puede ser verdad.
"Es mentira"
"Me está engañando"
"Se está aprovechando de mi vulnerabilidad"
"No creas lo que dice"
Una bomba de esos pensamientos surgen en mi mente.
El psicólogo Kim dijo que era normal que sintiera paranoia, desconfianza por todos y todo lo que me rodeara, es una secuela de mi condición, sin embargo, me niego a creerlo. No soy un completo tonto.
Hay algo necio en mi interior, el cual me dice que me están engañando debido a la ausencia de mis vivencias.
—Mira, él dejó tu anillo de matrimonio justo aquí — de repente, la señorita me extiende el anillo que había visto hace un rato, intentando persuadirme —. Toma.
Dubitativo, me vuelvo a girar a ella y tomo el pequeño objeto para verlo mejor, sin embargo, no reconozco el artículo. La idea de ponermelo me aterra porque no puedo creer que esto sea mío, que alguien lo haya puesto en mi dedo anular algún día en el pasado.
¿Esto es verdad? ¿Estoy casado? La pregunta es... ¿Con quién?
No puedo recordar absolutamente nada de mi esposo. No recuerdo su rostro, su cuerpo, su voz o al menos su nombre. Nada. En mi cabeza no existe tal persona. No recuerdo amar a alguien...
—Él quiere entrar a verte —avisa de repente—, pero si aún no estás preparado puedo decirle que tendrá que esperar un poco más — completa.
Le doy una mirada horrorizada y niego con la cabeza.
No quiero ver a un completo desconocido que dicen que es mi esposo. No importa lo que digan los médicos, mientras no recuerde, no hace sentido en mi cabeza.
—No quiero verlo... no t-todavía, por favor — respondo en voz baja y regreso el anillo a la mesa como si el metal quemara mi piel.
Ese anillo no es mío.
La enfermera únicamente asiente comprensiva y sale de la habitación.
[...]
Escucho a alguien tocar la puerta de mi habitación. En automático mis músculos se tensan y mi respiración se agita. Estoy hiperventilando. Sé que es él, pues han pasado un par de horas y por fin accedí a verlo. El psicólogo Kim me convenció de hacerlo después de una larga charla. Lo hice esperar porque me estaba preparando para el encuentro y sinceramente, aún no me siento preparado en lo absoluto.
No creía que tuviese esposo hasta que vi el acta de matrimonio, pero sigo sin poder creerlo y aceptarlo, pues no puedo recordarlo. En mi mente y corazón sigo sintiendo exactamente lo mismo; nada, absolutamente nada. No tengo sentimientos por nadie... No recuerdo haberme enamorado en mi vida... siquiera recuerdo mi vida...
Joder, todo esto es demasiado exasperante para mi, no se si estoy haciendo bien o mal.
Dejo salir un gruñido.
Estoy tan asustado, esa es la verdad.
No respondo al llamado y me abrazo a mi mismo para darme consuelo. Espero a que él decida entrar por su propia voluntad o se marche, que es lo que más deseo en el mundo, que se vaya y que me deje tranquilo, aunque sé que eso no va a pasar y la puerta finalmente se abre.
Mi esposo está aquí.
Me quedo completamente paralizado cuando nuestras miradas se encuentran "por primera vez".
El hombre que entra a la habitación es alto, muy alto, con cabello negro y ondulado, el cual le cae descuidadamente por encima de unos ojos redondos que me miran fijamente. Puedo notar su emoción apenas me mira. Lleva un piercing en su labio inferior que se mueve cuando me sonríe ampliamente. No le devuelvo la sonrisa, en cambio, debo parecer aterrado y me encojo de hombros por su presencia que deseaba evitar.
No se que tipo de persona esperaba que entrara por esa puerta, sin embargo, luce muy diferente a como pensé... mucho más aterrador. Ese bonito ramo de tulipanes amarillos que trae en la mano no lo hace ver más amistoso, al menos no para mi.
Parece bastante rudo y físicamente grande por todos esos músculos resaltando a través de su camiseta de vestir arremangada que deja al descubierto los tatuajes en su antebrazo por encima de su reloj dorado.
Ninguno dice absolutamente nada. Él me mira con una mezcla entre nostalgia y alegría, casi veo las lágrimas desbordándose por sus grandes ojos negros parecidos a los de un venado. Está emocionado y siento que en cualquier momento correrá hacia mi para abrazarme.
La enfermera cuyo nombre es Nayeon viene detrás de él.
—Park Jimin, tu esposo vino a verte — avisa con una sonrisa al ver nuestro primer encuentro.
Mis nervios se manifiestan sin poder evitarlo y empiezo a temblar como un tallo de maíz contra una fuerte ventisca. Aún tenía la esperanza de que fuera mentira, pero el hombre que está parado frente a mi verdaderamente es mi esposo y no puedo recordarlo.
Juro por Dios que jamás había visto a este hombre en mi vida.
—Hola, Jimin — dice él con un poco de timidez en sus mejillas sonrosadas, lo cual no concuerda con su apariencia de hombre rudo.
—Los dejo para que hablen a solas. Estaré afuera por si necesitan cualquier cosa.
—Bien, se lo agradezco mucho — él responde con un asentimiento.
La enfermera le da una palmadita en el hombro como gesto de apoyo y por mi parte, persigo a Nayeon con la mirada aterrada, rogando mentalmente porque no se vaya y me deje solo con él, pero ella sencillamente me sonríe y sale de la habitación, cerrando la puerta detrás suyo.
Mierda.
Finalmente, estamos solos en la habitación, viéndonos frente a frente, lo cual me está alterando más de lo que me imaginé. El hombre carraspea. También está nervioso y deja el nuevo arreglo floral sobre el mueble mientras observo atentamente cada uno de sus movimientos, vigilando que no haga nada extraño.
El ambiente está tenso y el silencio lo vuelve más incómodo de lo que ya es. Se acerca a mi cama mientras me mira con un extraño brillo en la mirada, sus ojos están grandes y atiborrados de lágrimas, parece perdido en mi, no pestañea, me observa como si estuviera ante un bello Ángel que lo tiene plenamente hipnotizado y cada vez se va acercando más...
—¿Cómo te sientes...? — me pregunta al mismo tiempo que acerca su mano a mi rostro.
Al ver su intención, inmediatamente volteo la cara a otro lado para alejarme de su repentino contacto y guío mi mirada al suelo para no verlo directamente a los ojos. Quiero que se aparte de mí. Es un completo extraño y me esta asustando que me mire de ese modo y quiera tocarme en el primer momento de vernos.
No recuerdo nada de él.
Para mi no somos nada.
—Yo... lo lamento mucho, no fue mi intención asustarte —aquel reacciona y se aleja al instante dando unos cuantos pasos atrás —. Probablemente estás muy abrumado por todo. Mejor me sentaré por allá, ¿de acuerdo? — toma asiento en una silla alejada de mi cama y eso me hace sentir un poco más aliviado —. ¿Cómo te sientes? — repite.
Le doy una mirada desconfiada y vuelvo a desviarla hacia mis manos sudoríficas.
—Bien... Supongo — respondo breve y en voz baja.
—¿Cómo está tu pierna? — cuestióna y mi profundo silencio le da la respuesta —. Todo estará bien, Jimin. Los médicos hicieron su trabajo y pudieron salvarte la vida.
Su respuesta no me hace sentir mejor, no cuando estoy en estas circunstancias y mi futuro se torna cada vez más escalofriante.
El silencio se planta en la estancia y permanece así durante unos instantes, él parece querer decir muchas cosas, sus labios se mueven pero no dicen nada, entonces decido hablar en su lugar. Tengo muchas preguntas y quiero respuestas que él debe tener.
—Puedes decirme exactamente qué fue lo que me ocurrió — le preguntó con nerviosismo.
—Están investigando los sucesos para saber los detalles. Lo que es cierto es que tuviste un accidente en medio de la carretera, cerca de una parada de descanso en Suncheon. Era un día lluvioso, había una tormenta en la ciudad, un camionero te atropelló y llamó una ambulancia antes de huir de la escena para evitar los cargos — explica cuidadosamente —. ¿Puedes recordar algo de ese día? ¿Qué hacías ahí?
Me mantengo en silencio un instante y cierro los ojos, trato de recordar con todas mis fuerzas aquel día, pero es completamente inútil.
—No — sacudo la cabeza —, no recuerdo nada de ese día, ni de mi vida antes de eso... — hago una pausa y lo veo fijamente a los ojos sin alterarme —ni tampoco recuerdo quién eres tú. No... se... quien... eres... — repito sin tacto y el hombre agacha la cabeza mientras juega con sus manos inquietas.
En ese instante, me doy cuenta del anillo que tiene puesto en el dedo anular. Es exactamente igual al mío, aunque yo no lo uso, no por ahora. Ese artículo que se supone debe ser tan significativo en la vida de una persona no me genera nada hermoso.
Mi comentario debió afectarle. Parece querer llorar, pero se contiene y se sorbe la nariz. Presenciar eso me hace caer en cuenta de lo que él debe estar sufriendo por el accidente, no todo se trata de mi y me siento terriblemente mal por mis palabras.
Él está viviendo esto de manera diferente, él recuerda toda nuestra historia juntos, tiene sentimientos por mi y yo no logro recordar siquiera su nombre.
—Lo siento — susurro de inmediato con culpa.
—No, no te disculpes, tranquilo — interviene con prisa y arrastra su silla cerca de la cama, solo un poco —. Escucha, el Doctor dijo que iba a ver cosas más difíciles de recordar que otras, pero con el tiempo todo iba a regresar y yo voy a estar contigo para apoyarte, ¿está bien? Vamos a salir juntos de esto.
Me sonríe con entusiasmo y lo miro culpable.
—Ni siquiera sé cuál es tu nombre —le digo.
—Jungkook, mi nombre es Jeon Jungkook y es un placer conocerte, Park Jimin — contesta y me extiende la mano a modo de saludo cordial —. Iniciaremos desde cero, ¿te parece bien?
Al principio lo dudo un poco, pero no creo tener muchas alternativas, y al final tomo su mano para estrecharla.
—Me parece bien, Jeon Jungkook.
[...]
—Estudiaste en la facultad de danza contemporánea de Seúl, fuiste el mejor bailarín de toda la generación. Eras magnífico en lo que hacías, volabas sobre el escenario como un avecilla, muchos querían patrocinarte — dice Jungkook con emoción —. También fuiste el estelar en muchas obras importantes.
—¿En serio? — cuestiono incrédulo.
—¡Por supuesto!
Jungkook me pasa el álbum para enseñarme una fotografía. Entonces, abro los ojos perplejos. Soy... Soy yo. Estoy sobre un gran escenario; tengo un maquillaje dramático de sombras negras con algunas perlas decorando mis párpados y llevo puesto un precioso vestuario color celeste pastel. Parezco otra persona, alguien fuerte, hermoso y admirable. Reconozco la pasión en mis expresiones faciales, pero sobretodo en mi figura estilizada que está haciendo un arabesque.
Una sonrisa tira de mis labios, no obstante, esta cae apenas aparece cuando veo mi pierna vendada.
No creo que pueda volver a hacer esto. No creo que pueda volver a bailar, ni siquiera estoy seguro de si podré volver a caminar sin la necesidad de un bastón.
Tanto mi mente como mi cuerpo están jodidos.
Ahora soy un hombre cojo, un inútil y la idea me aterra demasiado.
Si bailar era mi vida entera, mi pasión y mi más grande sueño ¿entonces que me espera ahora? ¿Qué haré?
—Te graduaste poco después de esa fotografía — Jungkook sigue platicando sin darse cuenta de mi expresión melancólica y lo mucho que me afecto ver esa fotografía de mi pasado —. Déjame buscarlo... Ah, aquí está.
Jungkook me extiende la carpeta otra vez.
Es una serie de fotografías de mi graduación. En la primera tengo puesto mi birrete, toga y diploma en mano. Me veía bastante joven. Fue hace algunos años supongo. En la siguiente fotografía estoy con algunas personas que se graduaron junto a mi.
—¿Quiénes son ellos? — señalo a los dos chicos de la fotografía.
—Son tus amigos, Kim Seokjin y la chica rubia que está a su lado se llama Son Chaeyoung.
Asiento lentamente. "Kim Seokjin y Son Chaeyoung", repito varias veces en mi mente para no olvidarlos.
Sigo viendo las fotografías, la mayoría de mi bailando sobre un escenario. Hasta que en la siguiente página me encuentro con una fotografía mía y de Jungkook, la primera que encuentro, lo que captura toda mi atención.
Anonadado, pasó mis dedos delicadamente por el papel de la fotografía para apreciarla.
En verdad somos nosotros...
Es una foto más vieja que las anteriores. Estábamos en una fiesta o eso deduzco por la decoración y globos. Tengo el cabello castaño con mechones anaranjados mientras que Jungkook estaba más delgado, aún no tenía tantos músculos en el cuerpo ni tampoco los tatuajes. Se ve... menos intimidante. Lo estoy abrazando mientras recargo mi cabeza en su pecho. Creo que estaba borracho a juzgar por mi sonrisa torcida y ojos desorbitados. Jungkook también me abraza contra él, recargando su mejilla en mi cabeza mientras sonríe suavemente.
Parece una fotografía normal, sin embargo, cuando le presto más atención, mis mejillas arden en vergüenza cuando me doy cuenta que nuestros labios están manchados con el mismo color de lápiz labial, incluso Jungkook tiene un poco de rojo en su barbilla y en el cuello de su camiseta.
Supongo que eso lo hice yo...
Veo de reojo a Jungkook que está concentrado en el otro álbum de fotografías.
Esto quiere decir que desde aquel entonces estamos juntos. Fue hace mucho tiempo.
Parece que fue una buena noche, nos vemos contentos con la compañía del otro... Yo luzco resplandeciente y alegre junto a Jeon Jungkook. Me atrevería a decir que me veo como una persona... enamorada.
—Ofreciste tu casa para la fiesta de despedida del instituto — interviene Jungkook al pillarme viendo la fotografía más tiempo de lo adecuado —. Siempre fuiste un chico muy popular, las personas siempre se acercaban a ti, así que invitaste a todo el instituto.
—Nos vemos ebrios — comento.
Jungkook suelta una risa divertida y asiente.
—Era la primera vez que bebía, me convenciste de hacerlo porque tenías más experiencia pero terminaste vomitando en la pecera de tu habitación — cuenta y frunzo las cejas —. Por suerte ya no tenia peces. Tu pececillo Dori murió unos meses antes que eso.
—¿Tenía un pez llamado Dori? — le pregunto.
Jungkook asiente.
—Hubiese preferido no saber que vomite ahí — le digo avergonzado, negando con la cabeza, lo que le hace reír.
—Fuiste un buen anfitrión — intenta consolarme.
Entonces, lo veo con una genuina curiosidad.
—¿Por qué lo dices?
—Quiero decir, ¿quién no disfruta una buena fiesta? — contesta, pero su sonrisa dice otra cosa.
—Oh vamos, cuéntame — exijo, frunzo las cejas y lo miro con insistencia, cruzandome de brazos.
Él me mira con los ojos brillantes y esta vez, suspira.
—La historia detrás de esa fotografía—dice lentamente como si estuviese recordando ese día —. No habíamos hecho pública nuestra relación, lo mantuvimos en privado mucho tiempo, pero ese día decidiste besarme enfrente de todos tus amigos para anunciarlo y se desató un caos, la mayoría no podía creer que estuviéramos juntos.
—Oh... — inmediatamente desvio la mirada y siento como mi cara arde de la vergüenza.
¿En serio hice eso?
Quisiera preguntarle cómo sucedió, saber los detalles, ¿por qué mis amigos no lo creerían? Quiero saber absolutamente todo sobre nosotros, pero ya no puedo verlo directamente a los ojos. Me consume la incomodidad, porque aún no siento que seamos una pareja enamorada aunque lo seamos.
Sé que se supone que no debería sentir pudor al hablar de estos temas considerando que es mi esposo, seguramente nos hemos besado cientos de veces y también hemos...
Carajo.
Mi cara se siente todavía más caliente al pensar que Jungkook y yo hemos follado.
De pronto, tengo muchas preguntas, así como la terrible y ansiosa necesidad de saber como era nuestra relación, tomando en cuenta que los dos somos hombres...
—¿Puedo preguntarte algo? — interrogo como no queriendo y Jungkook asiente rápidamente al mismo tiempo que me mira tranquilo, esperando que hable —. Nosotros hemos ehm... hemos tenido... ya sabes... — intento explicar con mis manos al no poder decirlo verbalmente, pero no se como sin parecer pervertido.
Jungkook encara una ceja y sonríe de soslayo, pues aparentemente comprende a lo que me refiero. Abre la boca para responder, pero lo interrumpo antes.
—Olvídalo, no me respondas — sigo viendo el álbum de fotografías para despistar.
De verdad soy tonto. Claro que hemos tenido sexo. Probablemente lo hemos hecho muchas veces y pensar en eso me da pánico, aún más cuando pienso cual es mi posición entre los dos, sin embargo, cuando lo imagino en mi mente... yo solo me doy la respuesta a mi pregunta.
[...]
—¿Cómo nos conocimos? Tengo curiosidad sobre eso — le pregunto, aprovechando que hasta ahora Jungkook ha respondido a todas mis dudas.
—Es una historia... un poco larga.
Jungkook suelta un suspiro y se recarga sobre su asiento aún lado de mi cama.
—Tengo mucho tiempo para escuchar, no me iré a ninguna parte — respondo irónico y Jungkook se ríe suavemente, acomodándose sobre la silla para mirarme.
—Me gustaste desde el primer momento en que te vi, supongo que podría llamarse amor a primera vista — responde y abro los ojos como platos, sorprendido por su gran sinceridad de inicio —. Eres precioso, Jimin, de eso no hay duda alguna, le gustabas a muchas personas, lo sabia, pero yo en verdad quería conocerte porqué estaba seguro que eras mucho mejor de lo que mostrabas a todos... Jamas conocí a nadie parecido a ti.
Jungkook sonríe ligeramente y mis mejillas se encienden en color rojo por su comentario.
—Solo pregunte cómo nos conocimos, ¿me quieres hacer avergonzar? — enseguida agachó la mirada.
—Bueno, eso es nuevo, solía ser al revés. Antes tú me hacías avergonzar a mi — comenta y eso llama mi atención pero Jungkook sigue hablando —. Ahora no lo recuerdas, pero era tímido en aquel entonces y tenía miedo de acercarme a ti y ser rechazado — cuenta él.
Entonces, lo veo intrigado.
Jungkook no parece el tipo de hombre que tenga problemas de confianza en sí mismo. Es más, no parece el tipo de hombre que tenga problemas con conseguir citas cuando es increíblemente apuesto y agradable, estoy seguro que cualquier persona quisiera salir con él.
Supongo que pensé lo mismo en aquel momento.
—Por suerte eso no pasó — sigue con una risa—. Y bueno, solamente quiero que sepas lo que siento por ti, Jimin. Quiero que tengas presente que mis sentimientos por ti no han cambiado, jamás lo harán — dice y me quedo en silencio dándole una mirada de colegiala tímida.
Le dejo continuar porque en el fondo deseo seguir escuchando su confesión de amor
—¿Qué pasó después de eso? ¿Salimos? —cuestiono, pues realmente quiero saber.
—Nuestra primera "cita" fue mala — Jungkook suelta una risa divertida —, querías ir a un lugar de comida japonesa. Fue agradable al comienzo, vimos todo ese espectáculo que hace el chef con la comida, pero estaba tan nervioso por impresionarte y complacerte que no me di cuenta que la comida tenía pimienta.
Hago una mueca al no entender que tiene que ver eso.
—Soy alérgico a la pimienta — agrega Jungkook cuando ve mi cara confundida.
Me tapo la boca con la mano.
—Oh, Jungkook, debió ser horrible — digo, pero por alguna razón no puedo evitar reí.
—Oye, no te rías. No fue nada gracioso — Jungkook también ríe conmigo —. En ese momento la pase muy mal, seguí comiendo hasta que fue muy notable que mi cara se había hinchado como un globo — hace un ademán con sus manos alrededor de su cara.
Ambos comenzamos a reír.
Ambos comenzamos a reír.
—Ojalá pudiera recordar eso.
—Yo agradezco que no lo hagas — dice él, seguro —. Si, fue una linda primera cita que terminó en el hospital.
—En verdad quisiera poder recordarlo — digo y me encojo de hombros. De pronto, la risa se ha esfumado, quedando el resentimiento y la melancolía —. Quisiera poder recordar cualquier cosa sobre nosotros...
De un momento a otro ha vuelto a mi ese sentimiento agobiante, el cual me dice que no es justo lo que me ha sucedido. No es justo que me hayan quitado todos mis recuerdos, incluso se podría decir que también me quitaron mis sentimientos. Veo a Jungkook y no siento nada por él. Para mi es como un nuevo amigo que ha estado acompañándome los últimos días durante mi recuperación mientras que Jungkook me mira con sus enormes ojos desbordantes de amor.
Puedo notar la forma en que me ve. Me siento mal al verlo platicar tan feliz nuestras experiencias juntos, mientras que yo únicamente escucho y no siento nada. Es como si estuviera escuchando la vida, la historia de amor de otras personas. Es bastante deprimente.
Esto no existió para mí.
Siento ganas de sollozar, mis ojos pican y se empiezan a poner rojos, pero antes de hacerlo Jungkook toma mi mano entre las suyas grandes y luego, deja un tierno beso en el dorso de ella.
—Shhh tranquilo... — murmura con una sonrisa tierna llena de calidez —. Cuando salgas de aquí tendremos otra primera cita y será mucho mejor que la original. Te lo prometo — alzo mi mirada cristalina hacia Jungkook y él me limpia la gota de agua que se deslizó por mi mejilla —. Tenemos toda una vida para hacer nuevos recuerdos juntos, ¿de acuerdo?
Jungkook sonríe dulcemente y hay algo ahí que me cautiva, así que asiento.
—Sé que tus sentimientos por mí no son los mismos que antes, Jimin, pero estoy dispuesto a cortejarte y hacer que tu corazón vuelva a latir por mí. Es una promesa.
Con el corazón latiendo rápidamente dentro de mi pecho, sonrio tímidamente por su discurso romántico. Jungkook tiene el don de decir cosas tan hermosas que me dejan sin palabras y me muerdo el labio inferior, sintiendo un poco de emoción por su promesa.
[...]
Los días en compañía de Jungkook no resultan tan malos a cómo imagine que serían en un inicio. Es un buen hombre, me di cuenta de ello al poco tiempo de convivir con él, se esfuerza demasiado por cuidarme, por ayudarme en mi rehabilitación y por entretenerme, por hacerme reír con sus constantes ocurrencias. No le gusta verme deprimido, suelo llorar por las noches cuando pienso demasiado en el futuro que es incierto y él tiene el don de siempre sacarme una sonrisa genuina.
Es alguien que me ha sorprendido.
Él iba en serio cuando dijo que me cortejaría otra vez.
Desde aquel día no ha faltado un nuevo ramo de flores a un lado de mi cama. Cuando despierto me he encontrado con peluches, globos, golosinas, adornos en mi puerta y todo tipo de cosas interesantes, que me dan la bienvenida a un nuevo día de mi rehabilitación.
Él se encarga de mantener mi alegría el mayor tiempo posible con sus esfuerzos.
A veces me olvidó un poco de mi situación.
La última vez trajo un esmalte de uñas, dijo que antes me gustaba pintarlas y aunque no estaba convencido, accedí a hacerlo solamente si lo hacía conmigo. Fue divertido ver como Jungkook termino con los dedos negros. Nos reímos mucho esa tarde y al final tuve que ayudarlo a corregir el desastre.
Jungkook es... agradable.
También puede llegar a ser tierno cuando lo atrapo tomando mi mano durante la noche, pero finjo que estoy durmiendo y lo dejo hacerlo.
En realidad me gusta que esté aquí y es la verdad.
—Puedo hacerlo solo, Jungkook — suelto un bufido —. Me rompí la pierna, no las dos manos.
—Lo sé, pero me gusta hacerlo por ti—señala con el mentón —. Anda, abre la boca.
Ruedo los ojos, pero lo obedezco y abro la boca en espera.
Satisfecho, Jungkook sonríe y acerca la cuchara para darme la sopa de verduras.
—¡Ay! Está caliente — hago una mueca de dolo.
—¿De verdad? — Jungkook da un salto —. Lo siento, no tuve cuidado — aleja la cuchara, preocupado y comienza a soplarle a la sopa.
—Estaba jugando, no está caliente — suelto una risilla.
—Ah, ¿te estás burlando de mi? ¿Acaso te parezco gracioso? — Jungkook pone mala cara y se acerca un poco a mi, fingiendo ser amenazante.
—Si — vuelvo a reír —, es que es divertido ver como te preocupas tanto por todo. Estoy bien, Jungkook. En verdad estoy bien, ¿de acuerdo? — le digo.
Jungkook se inclina levemente sobre mi para verme fijamente a los ojos y por fin me doy cuenta de lo realmente cerca que se encuentra de mi. Dejo de sonreír abruptamente. Quiero echarme hacia atrás, voltear la cara, incluso darle un aventón para que cuide su distancia, pero por alguna razón no lo hago, me quedo paralizado y aguanto la respiración.
—Me es inevitable no preocuparme tanto por ti. Lo único que quiero es cuidarte para que puedas mejorarte rápido — sonríe mientras me mira directamente a los ojos y enrosca mi barbilla con sus dedos largos —. Tengo que cuidar a mi más grande tesoro — murmura, sonriendo de lado a lado.
Mis mejillas se ponen calientes y mi corazón late enloquecido como cada vez que Jungkook dice algo de ese estilo. Aún no estoy acostumbrado a que diga esas cosas, sin embargo, ya no siento incomodidad como antes, ahora siento más nervios en mi estómago.
Sonrio cual adolescente y giro la cabeza hacia otro lado.
—¿Me darás mi sopa de verduras? — digo para cambiar de tema.
—Lo que pidas — dice Jungkook complacido y acerca la cuchara a mi boca.
[...]
Volteo la tarjeta con el dibujo de la manzana roja y estoy seguro que ya he visto su par por algún lado del tablero, pero no recuerdo exactamente en donde. Volteo otra carta pensando que es el par, no obstante, giro al pato con sombrero ridículo que ya he visto más de tres veces y sigo olvidando que está en la esquina superior.
—¡Agh!— exclamo y aviento el tablero con exasperación, provocando que algunas tarjetas salgan volando. Después, uso mis manos para cubrir mis ojos que arden —. Esto no está sirviendo, sigo olvidando dónde están las figuras. ¿Podemos tomar un descanso?
—Vamos, puedes hacerlo una vez más — pide Jungkook, que se levanta a recoger las cartas que mande a volar por todas partes.
—No quiero —niego, frustrado —. No está funcionando, Jungkook. No he avanzado nada.
—Inténtalo una vez más — repite con firmeza.
Jungkook se sienta a un lado de mi sobre la cama.
—Por favor, estoy cansado y otra vez me duele la cabeza. La migraña es horrible — hago un puchero para intentar convencerlo —. Quiero dormir.
—Lo sé, pero estos ejercicios ayudan a tu memoria, ¿quieres mejorar no es así? — me cuestiona mientras vuelve a revolver las tarjetas para iniciar desde cero —. El doctor dijo que debes ser constante, irás progresando poco a poco, eso lo sabías. Debes ser fuerte y no puedes rendirte. Tú jamás te dejas vencer — enfatiza.
Dice esas palabras como si fuesen algo que me caracterizan aunque no estoy seguro de que sea así.
—No me estoy dejando vencer, solamente quiero descansar —le doy una mirada suplicante —. ¿Siesta de media hora?
Jungkook suspira largamente y después, parece que se le ocurre una idea —. Hagamos algo, hazlo una vez más y te daré un premio — propone.
Me recompongo rápidamente al escucharlo, esta vez con más interés —. ¿Qué tipo de premio? — interrogo.
—El premio que quieras, cualquier cosa — asegura sin pensarlo.
—¿Lo que quiera? — preguntó, entrecerrando los ojos.
—Lo que quieras...
—¿Seguro?
—Si.
—¿Muy seguro?
Jungkook se ríe por mi insistencia y se inclina a mí de forma peligrosa.
—Nunca te he negado nada, bebé.
El apodo tierno manda un golpe directo a mi corazón. Es la primera vez que me llama así. Entonces, un momento más tarde, siento como la mano de Jungkook se posiciona en mi espalda encima de la tela de mi bata, que está cerrada por dos cordones débiles. Debajo no tengo nada. Me acaricia suavemente, dibuja mis músculos con sus dedos y traza los contornos, provocandome un escalofrío en la columna vertebral cuando toca un poco de mi piel. Su contacto es extraño. No puedo decir si me disgusta o me gusta, tal vez me asusta un poco.
Ansioso, vuelvo a mirar el tablero pero no puedo enfocarme en nada que no sea su enorme mano en mi espalda.
La verdad es que Jungkook me pone nervioso en muchos sentidos. Siempre me mira de una manera que no puedo explicar, es intenso, caliente, es como si sus ojos atravesaran mi alma y hace temblar mi cuerpo entero.
Sus ojos no mienten respecto a lo que siente.
Él me quiere.
—Anda, hazlo otra vez y también te compraré un chocolate con avellana — intenta otra vez.
—¿Me estas chantajeando con chocolate? — encaro una ceja y Jungkook asiente, arrogante —. Bueno, pero serán dos chocolates.
—¿Dos? — Jungkook bufa —. Es más, te compraré tres si lo haces correctamente.
—Cuatro, solamente porque sé que no me dirás que no — le sonrio devuelta también con arrogancia.
—Cuatro y ni uno más — responde él.
—¿Acaso dijiste cuatro y uno más? — lo miro con ojos de cachorro travieso.
Jungkook carcajea y niega con la cabeza —. Cinco y se acabo. No puedo darte tanta azúcar — concluye.
—Bien — continuo lentamente, parpadeo —. ¿Y que hay de mi premio?
Obviamente no lo dejaré pasar.
Jungkook sonríe de soslayo y de pronto, siento como su mano baja hasta mi cintura.
Oh Dios mío.
—Puedes reclamarlo cuando quieras.
Intento no mostrarme afectado por su movimiento. Sigo reteniendo su mirada penetrante a pesar de que mi corazón se pone a latir como un loco al sentir su contacto cada vez más atrevido e íntimo. Es obvio que a Jungkook le cuesta no poder tocarme. Y ahora está tanteando el terreno y quiere descubrir hasta qué punto hemos avanzado y hasta donde le permitiré llegar.
El problema es que tampoco sé hasta que punto estoy dispuesto a llegar con Jungkook.
Es mi esposo porque así me lo impusieron cuando desperté, se supone que somos una pareja y estoy enamorado de él, somos un matrimonio alegre, pero... ¿quiero seguir fingiendo que es así? Al principio pensé que el divorcio era la mejor opción, no quería estar unido a alguien extraño y que no amaba.
Se que no tiene sentido, pero era como si estuviera siendo obligado a unirme a alguien. Que no fue mi decisión. Que no me estaban dejando elegir lo que quería.
Pero luego de los últimos días compartiendo con Jungkook, he sentido confusión y ya no estoy tan seguro de ello.
Tal vez esto no es malo...
Por primera vez no intento alejar a Jungkook, lo dejo tocarme aunque sea un poco. Es un pequeño paso pero la sonrisa de Jungkook se hace más amplia, parece muy contento debido a eso. Es como si supiera todo lo que estoy pensando y notara el efecto que ha comenzado a producir en mí o mejor dicho, que está volviendo a encender en mí, algo que se había hecho cenizas.
Con un soplido, me giro hacia el memorama y continuó haciendo el mismo procedimiento una y otra vez mientras Jungkook me sigue animando.
[...]
Con mis manos callosas, le doy vuelta a las llantas lo mejor que puedo. Estoy aprendiendo rápido. Observo a los doctores y enfermeras pasar por mis costados mientras me ven con una cálida sonrisa en sus labios. La mayoría de ellos me conoce después de estar tanto tiempo internado y les da gusto que finalmente sepa manejar mi silla de ruedas.
Primero tengo que usar una silla antes de pasar al bastón. Estoy avanzando lentamente. Un paso a la vez.
—Park Jimin, ten cuidado, por favor. Vas a chocar con alguien — escucho a Jungkook venir detrás de mí —. Discúlpenos, está emocionado — le dice a una señora mayor que le hace un gesto amable con la mano —. Disculpe. Compermiso. Disculpe.
Jungkook sigue disculpándose con las personas que están en el corredor pero no le presto atención. Vuelvo a dar la vuelta por los mismos pasillos una y otra y otra vez. Esto es lo más divertido que he hecho en semanas, por fin veo otra cosa que no sean las cuatro paredes de mi habitación. Quiero salir, pero no solamente de mi cuarto sino del hospital, ya no soporto estar más tiempo aquí.
—Te vas a lastimar, Jimin.
—Relájate —le digo —. Estoy en silla de ruedas, ¿qué tan peligroso puede ser?
Sigo recorriendo el largo pasillo con ánimo, es divertido, sin embargo, freno de golpe cuando Jungkook detiene la silla por la fuerza y ya no me deja avanzar.
Hago un puchero molesto —. Hey, suéltame, tendré más cuidado, lo prometo — me quejo.
—Espera, McQueen. Quiero darte algo.
Jungkook gira a mi alrededor, quedando delante de mí. Me sonríe con sus dientes perlados y yo también lo hago por reflejo. Siempre nos sonreímos mutuamente aunque no nos digamos nada. De pronto, me doy cuenta que las personas a nuestro alrededor nos miran expectantes, incluida Nayeon, el psicólogo Kim y mi Doctor de cabecera. No se que está pasando, Jungkook parece avergonzado como si quisiera decirme algo importante.
—¿Qué pasa? ¿Qué quieres darme? — lo miro intrigado.
—Esto... — Jungkook mete la mano en su bolsillo y saca mi anillo de matrimonio.
Jungkook tiene los ojos acuosos y las mejillas ruborizadas. Su mirada no es la misma de siempre, hay algo diferente, puedo ver melancolía en el reflejo de sus ojos profundos. Tal vez se debe a que nunca use el anillo, lo deje en el cajón y lo olvidé porque jamás quise utilizarlo.
—Estoy muy nervioso y no se si esto sea buena idea, pero quiero preguntarte algo — dice y siento como mi corazón va a estallar al preveer lo que esta por decir. Jungkook se hinca delante mio y extiende el anillo, sonriendo con timidez —. ¿Quieres ser mi esposo, Park Jimin? — pregunta y escucho los leves murmullos emocionados de las personas a nuestro alrededor.
Permanezco en blanco por un momento.
Mi corazón late muy rápido, y no puedo abrir la boca para darle una respuesta audible. Estoy asustado, demasiado asustado a decir verdad por lo que implica mi respuesta, sin embargo, no pasa mucho tiempo para que asienta muchas veces con la cabeza en aprobación y extiendo mi mano hacia él para que me ponga el anillo en el dedo anular.
Aunque ya estamos unidos por un papel, esto es una forma simbólica en la cual Jungkook me está pidiendo volver a empezar juntos, una manera de preguntarme si quiero seguir con él... y no hay forma en que diga NO.
Jungkook ha estado conmigo desde el momento en que desperté. Me ha hecho compañía, me ha cuidado y ayudado en todo lo que necesito. Ha sido atento y muy amable conmigo, me ayuda a distraerme cuando tengo malos ratos, limpia las lágrimas de mis mejillas y me anima a seguir con mis ejercicios de rehabilitación cuando mi ánimo está por los suelos. Ha respetado mi espacio personal cuando se lo pido, pero también me ha dicho halagos de todo tipo, haciéndome sentir apreciado y bonito... Que valgo mucho para alguien.
Su mera compañía me hace sentir que tengo algo importante en mi vida que no parece tener sentido alguno. Él hace que tenga sentido. No entiendo muchas cosas pero él me guía. Me motiva a moverme.
Me hace ver que no estoy solo y perdido en este mundo.
No tengo recuerdos de mi pasado, pero Jungkook predomina en los recuerdos del presente. Es TODO lo que tengo y no se que haría sin él, en verdad no lo sé...
Si lo pienso mejor, me aterra que Jungkook se vaya y me deje solo aquí. No quiero que me abandone.
Ahora entiendo porque decidí casarme con él.
Al principio Jungkook parece sorprendido por mi respuesta, pero inmediatamente sonríe con alivio. Toma mi pequeña mano con delicadeza y pone el anillo en mi dedo anular al mismo tiempo que escucho los aplausos de los doctores, enfermeras y gente normal a nuestro alrededor.
—Te amo, Jimin.
Jungkook se levanta para darme un gentil beso en la cabeza y me abraza fuertemente. También lo abrazó y recargó mi cabeza en su hombro. Quisiera poder decirle lo mismo, pero necesito más tiempo para dar ese paso.
Necesito tiempo para recordarlo o al menos para sentirlo de nuevo.
[...]
—Quiero que sigas con los juegos de memoria, son tan importantes como la terapia física — Nayeon me extiende el formulario y comienzo a llenarlo —. Oh, y llegaron los resultados de tus pruebas. Hay mejora, sabes que no es de un día para otro, así que es un gran progreso y solo quiero asegurarme de que seguirás...
—No lo olvidaré, estaré bien, Nayeon —le sonrio levemente para darle sosiego.
—Bien — ella también sonríe con nostalgia —. Ten, te estoy dando un bastón para que lo uses en casa. Tienes que usarlo al menos dos o tres minutos al día, no te excedas y no dejes caer todo el peso en la pierna, ¿de acuerdo?
Agarro el bastón y lo pongo sobre mis piernas —. Okey, lo tengo.
Lleno todo el formulario, pero al final veo la palabra "Firma". Leo una y otra vez esa misma palabra e intento recordar, pero es completamente inútil. No lo recuerdo y me siento estresado por ello.
—Oye, tranquilo — interviene —. Mientras vuelve tu memoria puede que se te crucen los cables, pero no te preocupes. Sé paciente.
Asiento sin verla directamente a los ojos y finalmente, escribo un simple "Park Jimin".
—Hey, ¿estas listo? — escucho la voz de Jungkook, quien sale de mi habitación trayendo consigo otro ramo de tulipanes y muchos globos en forma de corazón que apenas puedo visualizarlo detrás de ellos.
—Si, estoy listo — respondo volviendo a retomar mi actitud positiva.
No puedo decaer el día de hoy.
Jungkook me sonríe, claramente también está emocionado —. Hoy regresaremos a casa.
Tomo una gran bocanada de aire —. Hoy vamos a casa — repito para hacerme caer en cuenta de ello.
Me despido de Nayeon con un abrazo, la extrañare y después, salimos del hospital, bajando por la rampa de la silla de ruedas. El sol me encandila porque no lo he visto directamente desde hace mucho tiempo y tengo que poner la mano sobre mis ojos. Busco el auto aunque no tengo idea de cual es e intento adivinar según la personalidad de Jungkook.
—Es aquel — Jungkook señala una camioneta blanca y las luces se encienden.
Me detengo enfrente de la puerta del copiloto. La camioneta es demasiado alta. Me sostengo de los mangos de la silla de ruedas y estoy apunto de pararme con ayuda del bastón cuando Jungkook llega por detrás.
—Te ayudo — dice de inmediato —. Recuerda llamarme cada vez que algo se te complique.
Con mucha facilidad, Jungkook me alza sosteniéndome de las caderas y me ayuda a acomodarme en el asiento.
—Gracias — le digo tímido al sentir su fuerza.
—No hay de que — sonríe ligeramente y se queda en esa posición un instante. Entonces, Jungkook acaricia mi mejilla mientras me observa de cerca —. Te ves increíblemente hermoso a la luz del sol.
—Parezco una momia — le digo con diversión, no me ha dado la luz del día durante cuatro meses y estoy en los huesos. Mi apariencia es de una persona enferma, literalmente —. Aún así, aprecio el cumplido.
Él niega con diversión —. ¿Nervioso? — interroga.
Tomó una ligera inhalación.
—No — dejó caer los hombros.
La verdad es que sí estoy nervioso, muchísimo, pero no quiero transmitirlo, quiero estar tranquilo por ahora.
—Bueno, confieso que yo sí lo estoy, estuve esperando mucho tiempo este momento. Ha llegado el día — dice Jungkook y toma una gran bocanada de aire para relajarse —. Ponte cómodo, será un viaje largo.
Jungkook cierra mi puerta y se aleja para meter la silla de ruedas y demás cosas en la cajuela. Todos son regalos suyos. Me pongo el cinturón de seguridad mientras admiro el bonito cielo despejado.
El día de hoy comienza una nueva travesía, finalmente retomaré las riendas de mi vida. Aún no sé qué me espera, no sé nada y eso me hace sentir ansioso.
Intento no agobiarme demasiado y sacudo la cabeza.
Jungkook está tardando mucho metiendo las cosas a la cajuela, así que miro por el espejo retrovisor para encontrarlo...
Miro por el espejo retrovisor y veo la camioneta negra persiguiéndome por la autopista. Le cierro el paso para evitar que me alcance, casi choca contra la cuneta izquierda y enojado, suena el claxon varias veces. La lluvia está cayendo a mi alrededor y escucho un rayo caer en la lejanía, lo cual hace que mi cuerpo mojado se estremezca. Me está alcanzando y acelero con un poderoso rechinido de neumáticos hasta dejarlo atrás.
Mi corazón da un salto.
Inmediatamente me giro hacia atrás para ver a la persona que me persigue, pero lo único que encuentro son los vehículos aparcados en el estacionamiento del hospital en un bello día soleado.
Horrorizado, mi respiración se agita, ya que por un momento sentí mi cuerpo mojado y tembloroso al igual que me dominó un espantoso sentimiento de... miedo. Escucho la puerta del piloto cerrarse de golpe y me giro de un brinco exagerado a Jungkook que me mira con preocupación.
—Jimin, ¿estás bien? — interroga con el ceño fruncido.
Conmocionado, no hago caso a lo que pregunta Jungkook y miro el retrovisor una vez más. No hay nada. Insatisfecho, me volteó completamente a la parte trasera de la camioneta y parpadeo varias veces al seguir viendo lo mismo. No hay nadie detrás de nosotros, no hay una camioneta negra, no está lloviendo, no es de noche, no estoy empapado en agua, no hay peligro, sin embargo, lo que acabo de ver se sintió tan real... y sé que lo fue.
Fue un recuerdo.
Y sé que fue de ese día.
—¿Jimin? — Jungkook me sigue hablando, pero su voz se había alejado de mi percepción.
—Si... estoy bien....— murmuró lentamente y me giro hacia Jungkook que parece preocupado por mi —. Solo llévame a casa, necesito descansar.
Jungkook asiente no muy convencido, sabe que algo me pasó y entrelaza mi mano entre la suya a modo de apoyo mientras las deja descansar encima de mi pierna.
—Todo estará bien, lo prometo — aclara él.
No le digo nada, no tengo el valor y simplemente asiento con la cabeza.
Finalmente, tomamos la carretera y dejamos el hospital muy atrás. Árboles es lo único que veo durante un buen rato. No sé a donde nos dirigimos, claramente no reconozco el recorrido, sin embargo, dejo que Jungkook nos lleve a nuestro hogar.
Solamente quiero ir a casa.
[...]
Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴
Pronto volveré con un capítulo veinticinco de The end of the road y el tercer capítulo de Who Are You? Los subiré al mismo tiempo 🤍
Déjenme saber sus opiniones sobre esto, saber lo que piensan de las historias me ayuda para saber si les esta gustando y puedo mejorar. Los amu, felices fiestas
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