03
Hace tan sólo pocos momentos su copia había insistido demasiado sobre la importancia de que El Nefasto contará con un ritmo circadiano, lo cual había negado con fuerza aún y cuando en realidad no sabía que significaba, porque muy probablemente se trató de algo malo, de eso estaba seguro.
Es en estos momentos, con las luces de su base todavía resplandeciendo contra las paredes moradas de cristal, que Nine se encuentra acostado sobre un colchón viejo con una manta verde cubriendo su cuerpo en el rincón más alejado de dónde las dos palmeras se yerguen con una "hamaca" amarrada por los extremos en sus troncos, el bulto malamente visible recostado sobre los hilos entrelazados y apenas moviéndose junto el lento balanceo que al parecer el objeto produce gracias a la inercia.
Hay piezas desmanteladas de un arma a su lado que pinchan sus costados cuando se mueve para cambiar su mirada desorbitada hacia arriba; Nine tiene una mano temblorosa controlando la respiración dificultosa que se atora y sale con fuerza de su pecho, sus orejas captando de nuevo una exhalación silbante que le ha estado haciendo compañía desde el inicio de sus pensamientos tumultuosos.
Después de todo el intercambio que se había dado afuera, los dos regresaron a la base con pasos lentos mientras Nine pensaba y, sin ser consciente, soltaba entre dientes algunas ideas que quizás podrían servir para reparar las cosas; el doble cola a su lado escuchó sus parloteos e insistió en que lo mejor era revisar sus ideas más tarde, pues al parecer el otro creía que descansar era algo necesario e importante teniendo en cuenta la cantidad de sucesos que acontecieron. Y si bien Nine había reforzado su postura sobre el hecho de que él se quedaría despierto para hacer avances pues con lo último que contaban era tiempo, sólo fue una mirada y un toque para demostrar lo equivocado que se encontraba.
Entonces, cuando todo había estado listo y Nine ilusamente había intentado cerrar los ojos creyendo que quizás finalmente por una vez lo lograría, Tails se le había acercado con una especie de láser en las manos y se lo había entregado para después simplemente susurrar un: "que descanses" a lo bajo y marcharse con el fin de acostarse sin dar alguna otra explicación a su acción. Porque el otro zorro sabía que Nine sabría lo que esto significaba.
¿Y qué era lo que significaba realmente?
Él... En realidad no estaba seguro, pues pudo interpretarse de varias formas: desde una bandera blanca hasta una silenciosa amenaza; pues cuando desarmó hace momentos la pequeña arma y se dedicó a escudriñar las piezas una por una, se dio cuenta de que con la potencia que tenía el láser fácilmente el otro zorro pudo haberlo lastimado en cualquier momento donde Nine le haya dado la espalda para alejarse o evitar su mirada, pero Tails no lo había hecho... Por alguna razón que no podía imaginar sin importar cuánto esfuerzo pusiera. Y ahora, bajo la luz reflejada color morada, los pensamientos de traición que pensó había dejado en la arena estéril de El Nefasto volvieron y se estrellaron con más fuerza en su cerebro, pues definitivamente desde cualquier ángulo este acto se vio para Nine como un sucio intento que sabía el otro intentaría en algún determinado momento para hacer bajar su guardia y derribarlo; y si bien una parte pequeña de su mente le susurraba desesperadamente que eso no tenía sentido después de todo lo que Tails hizo por él, otra gran sección alzó más la voz, gritando que de no haber sido esa su intención y se hubiera tratado de una acción enteramente inocente, el otro no hubiera tardado tanto tiempo en entregársela y explicarle con demasiadas (que quizás en esa situación haya clasificado como innecesarias) palabras el por qué tenía arsenal de ese tipo y porque no se lo había dicho.
Eso, piensa Nine con la cabeza palpitando por las voces y las manos jugando ociosamente con un tornillo que no se dio cuenta que tomó, le hubiera frenado un poco la paranoia, al menos.
Sus orejas se movieron en un intento de captar mejor el ronquido que parece seguir inundando el lugar, un dedo se clavó con fuerza en la punta afilada del perno, no lo suficiente para sacar sangre; pensando, Nine no puede evitar imaginarse ociosamente escenarios de cómo es que pudieron suceder los hechos: definitivamente el primer plan de Tails habría consistido en atacar cuando durmiera, pero seguramente después pensó en que era una idea mejor darle una falsa sensación de seguridad para que las probabilidades de una defensa ante su ataque fueran más bajas ante su shock emocional; quizás la razón de su decisión al entregar el láser fue porque el zorro tenía otra arma oculta entre sus colas, lo cual implicaría el porque no se vio tan renuente de dárselo, o tal vez cuando Nine se ocupó de crear con el prisma los objetos que utilizarían para poder descansar, Tails había aprovechado la distracción para robar piezas de sus máquinas y crear algo mucho más mortal con el objetivo de acabar con él de forma más rápida y eficaz, pues en definitiva si Nine estuviera en una situación similar habría hecho eso.
Una ráfaga fantasmal de electricidad que decidió recorrer su columna justo en ese momento (¿Y cómo fue capaz de olvidarlo?), le recordó que en realidad él había hecho específicamente eso en el tiempo donde se encontró retenido por el consejo, actuando como si estuviera de su lado (con excepción de las veces que sus palabras se deslizaron de su mascara), ganando su confianza con pequeños actos que en realidad no significaban nada solamente para alejar sus miradas en lo que esperaba el mínimo desliz para actuar y robar lo que necesitaba para ayudar a _ para construir el hogar que merecía.
¿Realmente lo merecía?
Con un suspiro cortando lo más rápido esa línea de pensamiento, Nine parpadea fuerte para despegar sus ojos del techo que se ha estado encogiendo sobre sí en sus últimos pensamientos, las piezas tintinean a su costado cuando las hace a un rincón del mullido colchón y, con más esfuerzo del que le es necesario, voltea de nuevo su cuerpo para mirar el bulto que se balancea de forma lenta pero que no se mueve.
Las sombras nadan en las paredes cuando deciden que es el momento perfecto de atormentar su existencia con risas, Nine suspira ante la rutina y se sienta en el colchón para ponerse los zapatos con dedos torpes por su sistema nervioso sobrecargado.
Definitivamente no podrá dormir hoy (e ilusamente espera que sea cosa de una vez, aunque lo sabe mejor); él se levanta mientras pasa una mano por su rostro en un intento de que las sombras desaparezcan y su mente histérica lo obliga a acercarse sin ninguna línea de pensamiento coherente a la otra esquina de la base con pasos cuidadosos para evitar ocasionar sonidos en el suelo, teniendo todavía al menos un poco de cerebro para no utilizar sus colas metalicas y transportarse como usualmente hace, pues el distintivo 'clic' contra el suelo haría despertar al otro y lo último que desea es tener que lidiar con la situación que se desataría si sucediera.
Una descarga lo sacudió de nuevo, un recordatorio de que probablemente ahora sería otro compañero leal para estos momentos; la electricidad recorrió todo su cuerpo desde los dedos de los pies hasta el pelaje de sus orejas y se asentó finalmente como un malestar en su estómago, un aviso efectivo sobre la próxima necesidad de expulsar cosas que definitivamente no había dentro. Nine se detiene en un intento de evitar escupir bilis en el suelo y toma dos respiraciones profundas para componerse; su cabeza pálpito en un dolor sordo y las heridas por descargas constantes zumbaron de una forma desagradable que le hizo pensar que quizás todo esto (él atravesando el portal con ira, su dolor e histeria actual) era sólo un sueño y que todavía se encontraba caminando en perdición por los pasillos de "La Yema", sus pasos custodiados de cerca por robots que en realidad no presentaban un desafío; la espera en esos tiempos haciéndose notar como un peso destructor en sus huesos.
Pero no, esto estaba sucediendo.
Dando finalmente dos pasos lentos cuando sintió que la acción no haría instantáneamente que vomitara, se detuvo. Nine se irguió frente a la "hamaca", su sombra se reflejó sobre la manta naranja y se limitó a observar con ojos desconfiados a quien yacía allí.
El ronquido se detiene.
Tails tiene los ojos firmemente cerrados, su pecho sube y baja en respiraciones suaves y pausadas a causa del estado de sueño en el que en estos momentos se encuentra; pero aparte de eso está quieto en su posición de costado, la punta blanca de sus dos homónimos colgando fuera y rozando el suelo en cada balanceo.
Viendo al zorro así, con la manta naranja cubriendo la mitad de su rostro, Nine no creería que fuera una amenaza, pues lucía demasiado pacífico, demasiado suave como para creer que alguién así sería capaz de hacerle daño.
Pero lo haría, de eso estaba seguro. Sólo era cuestión de esperar el momento, de deslizar accidentalmente un poco de debilidad para que un disparo se diera con certeza en su espalda.
Los párpados se apretaron más de lo que el sueño haría necesario.
Este zorro arruinó sus planes, implantó arrepentimiento y culpa en su cerebro cuando no debió importarle y logró derrotarlo sólo con el uso de simples y mundanas palabras. Por los desvaríos escuchados de momentos anteriormente robados, Nine se había hecho una imagen de quien estaba frente a él, fue consciente de que Tails era una especie de genio en la mecánica, pero jamás pensó que el otro contará con habilidades tan impresionantes para la manipulación, aunque teniendo en cuenta de quién era mejor amigo quizás debió considerar este hecho; y ahora Nine recuerda sucesos pasados no tan atrasados realmente y se da cuenta que ha vuelto a confiar demasiado rápido en un extraño y, ¿Cómo pudo comportarse afuera y no acabar con esta mentira?, ¿Porque creyó en ese momento sus palabras?, ¿Que le impedía terminar con el problema ahora? Sería tan fácil como simplemente estirar...
Hay un ronquido.
Una cosa pequeña, una exhalación que milagrosamente no se perdió en todo.
Nine parpadea fuerte y se toma un segundo para respirar hondo en un intento de alejar el cosquilleo y las náuseas, encerrando los pensamientos circunstantes en una caja para intentar convertirlos en sólo un zumbido estático que busca desesperadamente salir dentro de su cerebro.
Tails estaba en su mismo lugar, quieto y sin cambios: sus ojos permanecieron cerrados suavemente sin esfuerzo, su respiración era lenta y el sonido silbante que salía de su nariz seguía inundando tranquilamente el silencio que era propio de El Nefasto.
No estaba fingiendo.
Dos colas estaban cerca del cuello cubierto con tela.
Estaba durmiendo.
Nine había movido dos colas metálicas en dirección a su cuello.
La imagen lo dejó inmóvil.
Él estaba dormido, dormido, no había razón para que realmente no lo fuera.
Intentando no dejarse llevar por sentimientos inestables, Nine cerró fuertemente sus ojos con el propósito de mantenerse a raya y, sin perder otro momento, retrajo sus extremidades a su lugar para dar rápidamente media vuelta, aún y cuando todo su ser gritaba en qué no debería dejar su espalda expuesta a la amenaza.
(Todo sería más fácil si lo hiciera, ¿No es así?, ¿No sería bueno hacerlo?, ¿Acabar con esto, lograr lo que quieres? Todavía tenía la oportunidad, no era demasiado tarde, sólo date la vuelta y—
Caminando con respiraciones profundas hacia el rincón donde su cama desordenada se encontraba, Nine pasó al lado del colchón sin siquiera darle una mirada y en cambio se dirigió hacia la mesa de banco que había instalado la primera vez que llegó aquí, cuando decidió que este lugar podría ser ese algo; pasó una mano enguantada con reverencia sobre los contenedores donde los prismas se encontraban guardados a salvo, él los había posicionado en este lugar cuando llegaron, lejos del otro zorro por miedo a despertarse en un mundo que se rompía a su alrededor y pedazos a medio unir, la traición siendo un doble tiro. Su cuerpo tembló de nuevo por la sensación de voltaje restante, había manos de metal en sus brazos evitando que se retorciera y sus garras sólo pudieron clavarse sobre la tapa gris de plástico en un vano intento de anclarse a algo.
Fue demasiado, todo era demasiado. La electricidad atravesó sus párpados y sus orejas se movieron erráticamente para captar el ronquido que había vuelto a desaparecer. La desesperación, su amiga conocida, se hizo presente en el centro de su mente y Nine la quiso ignorar, la debía ignorar, Tails no estaba haciendo nada más que dormir, no estaba intentando activamente eliminarlo, sus palabras no eran falsas, o eso parecía indicar su mirada; debía tener confianza, o algo parecido que no conocía o que había perdido porque él se lo había robado, SE LO HABÍA ROBADO y Nine ya no tenía la energía para...
Energía.
Ya no había energía.
Recompuso su postura como un látigo, despegó cada garfa de donde se clavó profundamente y en un movimiento se sentó en la silla frente a la pantalla, ignorando con gran esfuerzo los pensamientos todavía restantes que tenían que ver con vulnerabilidad y confiar principalmente.
En la mesa había bocetos plasmados en papel que escondían debajo hojas blancas sin usar. Arriba de un plano donde se mostraban hilos entretejidos de cuerda amarrados entre sí que decidió ignorar. Encontró debajo un lápiz y lo tomó.
Sus dedos siguieron temblando en anticipación.
Debía recuperar la energía.
Con una idea acariciando el borde de su psique, Nine inició su trabajo.
Le haría bien distraerse.
—¿Qué es esto?
Hubo un movimiento cerca de su periferia, un papel arrebatado lentamente de la pila creciente de ideas rechazadas y aprobadas mezcladas entre sí. Nine pudo temblar o actuar en un ataque incoherente ante el acercamiento silencioso del otro, pero ese momento ya había pasado hace un buen rato.
Él reflexiono, sopeso los pros y contra de tomar medidas de magnitudes... Poco convencionales, y lamentablemente sólo vió resultados inconformes.
Así que ahora sólo quedó el vacío.
Sintiendo ojos haciendo agujeros en el costado de su rostro decidió quedarse justo como estaba, ¿quizás esperando con ansias el cuchillo retorcerse en su espalda?
Tails alterna entre mirar lo que está plasmado en el papel en sus manos y dirigirle una mirada, esa mirada que encontró al zorro dándole en su trayecto inicial hacia adentro del lugar, lástima sabor a jugo de uva.
Nine suspira, y espera que el otro no note los sentimientos que se deslizan.
Ya no hay energía.
—tuve una idea.
La recuperaría.
Tails hizo un ruido confuso, y Nine tomó metafóricamente el filo del cuchillo con las manos desnudas y se volteo para enfrentarlo directo a los ojos.
El zorro, a su vez, no estaba estudiando el papel.
—Nine...—su copia dio una mirada a los papeles que inundaban la mesa y a las hojas hechas bolas en una expresión bastante realista de su frustración; él visiblemente dudó. —... ¿Cuánto tiempo dormiste?
Nine sostuvo su mirada por un segundo demasiado largo que el otro rompió; lo retó a empujar su respuesta, a señalar la falacia que había en sus siguientes palabras. Con movimientos deliberadamente lentos tomó el boceto en el que estaba trabajando antes que el otro interrumpiera con su presencia y se lo entregó.
—¿Cuánto tiempo dormiste tú? —preguntó y se volteo.
Tails sabiamente se quedó callado y observó con ojo crítico en lo que había trabajado.
Nine intento no pensar qué significaba eso.
2060 palabras de Nine teniendo una crisis...
Juro fue necesario.
medidas poco convencionales = homicidio.
En otras cosaaaas, realmente el final de Sonic Prime me decepcionó, me había estado aguantando a escribir esta parte porque me quería pegar al canon sobre cómo reformar el prisma y pues... no, estoy haciendo mi propia solución.
Así que, algo de lo que no me quejo tanto es como la salud mental de Nine empeora en toda la tercera temporada, ¿la parte en que se soluciona y se hace el (abro comillas) bueno? horrible, esperaba más honestamente. Así que esto es slow burn¿ porque cualquier fanfic de Nine debe ser eso y yo muero en esa colina.
bueno, paro con mis divagaciones, gracias por leer, perdón por el mes¿ sin actu, es que primero tenía que actualizar otros fics que saque primero y la week sontails, así que este era el penúltimo de mi lista (y lo seguirá siendo)
chao, besos en donde no pega el sol 💐💐💐💗💗
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top