24 BBY
El mismo Obi-Wan se ofreció a llevar a Athleana directo a Lothal para acompañarla y darle consejos en lo que sería su primera misión como caballero Jedi. Anakin también estaba presente con ellos pues era el encargado de recordarle a su maestro que tenían unos pendientes en otro planeta.
Cuando la nave aterrizó en la capital de Lothal y Athleana estaba a punto de salir, el castaño rojizo la detuvo—. Espera! Antes de que te vayas, me gustaría decirte algo...
La mirada de ambos se encontraron haciendo imposible despegar la vista del otro. Si bien ambos se veían ocasionalmente en el Templo, las veces que compartían el mismo cuarto se hablaban para conocer cómo se encontraban y relatar de cómo les iba. Esto hizo que ambos dejasen sus diferencias y orgullo de lado para comenzar a tratarte como aliados.
No obstante, cada que se veían el corazón de ambos latía con rapidez, su alrededor se hacía prácticamente humo y la atención sólo se enfocaba en ambos. Pese a ello, ninguno de los dos le hacía caso a aquellos sentimientos que estaba naciendo a paso lento.
—Si, Obi-Wan? —pregunta Athleana con la extraña esperanza que le dijera algo que la hiciera sentir especial.
De lado de Obi-Wan, si pensó en halagar en todos sentidos a Athleana y quizá abrirse a lo que comenzaba a sentir por ella. Lamentablemente él no estaba seguro y su lealtad al juramento de los Jedi impedía que continuara con esto—. Impresionaste a varios en el consejo al convertirte en uno de los más jovenes caballero Jedi del Templo —termina diciendo.
No era del todo que esperaba la castaña pero respetaba los límites del Jedi—. Sólo buscaba enorgullecer a mi madre, y honrar la muerte de mi padre. Estoy segura que él deseaba que tomara este camino —añade.
—Por supuesto, de eso no hay duda.
Ambos bajan la mirada levemente sonrojándose sin que el otro notara del gesto. No es hasta que pasan un par de segundos que Athleana decide hablar de nuevo—. Debería irme, no quiero hacer esperar al senador —argumenta interrumpiendo su momento.
El Jedi aclara su garganta para salir de aquella fantasía—. Tienes razón. También debo irme con Anakin sino queremos llegar tarde —detalla.
—Cuidas de tu maestro, Anakin —pide la castaña dirigiendo su atención al Padawan.
El ojiazul quien los estaba mirando de reojo se hace el desentendido—. Qué? Oh si! Descuida, Athleana. Está en buenas manos —afirma con una sonrisa.
—Se supone que yo tengo que cuidar de mi Padawan —contradice Obi-Wan.
—Así es, pero como rara vez Anakin te hace caso. Además que tiene la reputación de siempre meterse en problemas. —añade burlona.
Los chicos le regalan una mirada con el ceño fruncido a la Jedi quien suelta una risita leve—. Un consejo antes de que vayas —dice Obi-Wan acercándose aún mas a Athleana— no olvides tu juramento. La galaxia te puede tentar y por eso nosotros tenemos la responsabilidad de ser fuertes teniendo como aliado a la misma Fuerza —revela haciendo memoria de su pasado.
Esto hace despertar la curiosidad de Athleana pues de la forma en cómo Obi-Wan se expresó pareciera como si ya le hubiera pasado—. Acaso has sido tentado por el Lado Oscuro? —desea saber.
—No, no el Lado Oscuro —se limita a decir desviando la mirada.
Athleana decide respetar la privacidad del caballero Jedi— te prometo que no pasará. Tendré muy presente ese juramento —dice colocando ambas manos en los hombros de Obi-Wan para llamar su atención. Después agrega una sonrisa para así partir lejos de la nave y así encaminarse al palacio donde se encontraría con el nuevo senador de Lothal.
Poco conocía de este senador, lo único que sabía era que era el hijo mayor del antiguo senador quien murió hace poco convirtiendo heredero al primogénito. El nombre de este era Tregar Renking. La misma gente de Lothal lo eligió para que representara al planeta pues como describen, Tregar era lo suficientemente maduro en la toma de complicadas decisiones y demás. Sumando que su mismo padre lo estaba preparando toda su vida para esto.
Athleana se reunió con los guardias del palacio llevándola con el nuevo senador sorprendiendo a la Jedi pues este se veía joven. Y al parecer el mismo Renking se sorprendió al ver a la castaña ingresar al lugar pues no lucia con la típica vestimenta de los Jedi, algo que Athleana no siguió al pie de la letra una de las costumbres de los sensibles a la fuerza pues siguió con su atuendo de cazarrecompensas.
—Su alteza, este es la Jedi que el Consejo envió —indica uno de los guardias.
Aclara su garganta para presentarse—. Athleana Jinn, caballero Jedi —extiende su mano para saludarlo.
Tregar queda clavado en los ojos azules de la Jedi pues eran tan hipnotizantes que era difícil apartar la vista de ellos provocando que la castaña se ruborizara de la incómoda situación en la que estaba envuelta—. Vaya! No me esperaba una Jedi como tú, Athleana —le regala una sonrisa al estrechar las manos.
—Si, bueno. Apenas recibí mi título de caballero Jedi y me han otorgado como primera tarea el cuidar de usted, senador —explica.
—Por favor! Dejemos atrás las formalidades; ni siquiera aún me nombran como senador —revela delicado —puedes decirme Tregar —pide.
—Joven Renking, nos tenemos que preparar para el evento —apresura uno de los guardias.
—Relájate, Theoron. Todavía estamos a tiempo. Sabes? Por qué no mejor le enseñas el lugar a Athleana? Es la Jedi que ustedes pidieron para que me protegiera —detalla—. Yo mismo lo haría pero como insistes que me vaya a arreglar. Oh! Y también provéele ropa adecuada para la fiesta, te importa? —lo último añade con la vista fija en la Jedi.
El recién llamado Theoron asiente llevándose a la castaña de tour por el lugar. Aprovechando que Athleana estaba haciendo preguntas para conocer su entorno sin también echarle un ojo a su alrededor. Theoron cuenta que él es el mayordomo y comandante de la guardia del palacio añadiendo que ha estado trabajando por 50 años con la familia Renking.
Una vez terminada la expedición, el comandante le enseña el cuarto de Athleana y su atuendo para la gala de esta noche. La Jedi se queda apreciando alrededor hasta detenerse en su conjunto, no le pareció feo, más bien que no se sentiría cómoda usar un vestido durante una pelea, eso sin contar los tacones que iban con ellos.
Finalmente usó la ropa colocándose su sable de luz a un costado de su cuerpo por si acaso estando lista para bajar al evento donde estaban algunos senadores de otros planeas, gente muy sofisticada e exclusiva, entre otros.
Al principio, Athleana se sintió incómoda al tener la idea de que jamás se imaginó pertenecer a estos rumbos de la galaxia, donde los seres ricos convivían. Pero después enfocó su mente en buscar de Tregar recordando a su misión divisándolo platicando con una chica de pequeña silueta.
Se acerca a él por detrás atrayendo atención— sr. Renking —expresa Athleana tragando saliva.
La expresión de Tregar es una de alivio y gusto al mirar a la Jedi—. Athleana! Justo a tiempo! Mira, quiero presentarte a una vieja amiga —inicia acercando a la castaña con su brazo— ella es la senadora de Naboo, Padmé Amidala. Padmé, ella es mi nueva guardaespaldas la caballero Jedi Athleana Jinn.
Ambas chicas estrechan manos— es un placer conocerte, maestra Jinn —dice Padmé— el que te hayan asignado este trabajo habla mucho de lo buena Jedi que eres —halaga la senadora.
—Gracias, senadora Amidala. Significa mucho —recibe Athleana—. Usted ha hecho muy buen trabajo con Naboo que es mucho de reconocer.
—Oh! Hago mi mejor esfuerzo, gracias, maestra Jinn.
—Me puede llamar Athleana, senadora Amidala.
Padmé asiente con una sonrisa— por favor, sólo Padmé —pide.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top