-Despierta Alice.-La llamo una voz distante pero conocida.

Esa vos que tanto había extrañado. La causante de sus alegrías y tristezas. La vos de su amado esposo.

Alice abrió sus ojos lentamente, aturdida por la luz que enfocaba en su rostro. A su alrededor había un campo de flores, lleno de vida y color, a diferencia al espacio en donde antes estaba.

La castaña miró a todos lados hasta que se encontró con los ojos sonrientes de su esposo. El hombre traía un pantalón y una camisa blanca de botones junto a un chaleco sin mangas. Su cabello castaño estaba peinado hacia atrás y su rostro era el mismo de antes, lleno de vida como lo recordaba Alice.

-Jake.-Murmuro Alice con voz temblorosa, el hombre le sonrió abriendo sus brazos invitándola a correr hacia ella.

Alice se levantó tropezando con sus pies hasta caer en los brazos de su amado, rompiéndose en lágrimas.

-No llores amor mío, ya todo está bien.-Murmuró el castaño con vos dulce, acariciando su espalda, dejando descansar su mentón sobre su cabeza, aspirando el dulce aroma de su cabello.

Alice levantó un poco la cabeza mientras lo miraba a los ojos, intentando ver si de verdad era real o aún seguía dormida.

-Estás aquí de verdad.-Murmuro Alice llevando sus temblorosas manos al rostro del castaño.-Dime que no es una ilusión Jake, júralo por favor.-Las lágrimas de Alice caían por su rostro, estaba tan feliz, pero tan triste a la vez que era un torbellino de emociones contradictorias.

-Soy real amor mío, ahora estamos juntos, no debes sufrir más.-El hombre le sonrió acariciando su pálido rostro.

La castaña sonrió aliviada, finalmente podía estar junto a su amado por toda la eternidad. Pero un pensamiento contradictorio pasó por su mente. ¿Qué pasaría con su pequeña hija si ella moría?

-Pero...-Alice titubeo bajando la mirada.-¿Qué va a pasar con nuestra hija?.-Pregunto la castaña sintiendo un nudo en la garganta.

El hombre sonrió apartándose un poco de ella.

-¿Confías en mi Alice?-Preguntó el hombre extendiéndole su mano.

La castaña extrañada asintió tomando su mano.

-Confió en ti.-Sonrió levemente.

-Entonces sígueme.-Susurro el castaño guiándola hasta una puerta en medio del campo de flores.

El hombre abrió la puerta e invitó a Alice a pasar primero la castaña, paso a través de la puerta seguida del castaño. El ambiente era frío y la melancolía se sentía en el ambiente. La castaña frotó los brazos en busca de un poco de calor. Miró a su alrededor notando que estaban en un cementerio.

A

lo lejos se escuchaban sollozos de sufrimiento y dolor. Alice siguió aquel sollozo hasta terminar frente a una joven de quizás su edad, dejando flores en dos tumbas. Leyó la etiqueta de la lápida sintiendo que se le eleva el corazón. "Alice Sim, 1999-2024".

La castaña retrocedió chocando con la espalda de su esposa, viéndolo con dolor. El castaño veía la tumba frente a ellos con ojos tristes.

-Entonces yo...-Alice no pudo terminar su frase porque el hombre la interrumpió.

-Sí, falleciste ese día.-Murmuró Jake con dolor.-Esa chica es Zoe, su vida es un completo desastre, ha sido internada más de una vez por intento suicida.-El castaño apretó sus puños al ver a su hija llorar frente a la tumba en busca de consuelo.

La castaña sintió un gran dolor al saber todo aquello no quería una vida miserable para su hija.

-No quiero esto... Yo no...-Alice titubeo comenzando a llorar aferrándose a su esposo.

-Lo sé, pero estoy es lo que va a pasar por culpa de tus decisiones.-Susurro el hombre acariciando su cabello.

-Quiero arreglarlo, no quiero ver a mi hija sufrir, no lo quiero.-Alice, grito llena de dolor mojado el saco del castaño con sus lágrimas.

-Solo tienes dos opciones.-Jake levanto su mentón viéndola severamente.-¿Vas a quedarte conmigo, quedándote con el cargo de conciencia por toda la eternidad o vas a despertar de este mal sueño?.-Le pregunto Jake aflojando su mandíbula para sonreírle una vez más.

Alice lo miró a los ojos sintiendo como la melancolía recorría su frágil corazón. Deseaba tanto quedarse por siempre con su esposo, pero a la vez sabía que dañaría a su querida hija. No quería eso, debía dejarlo ir por más que le doliera.

-Yo quiero arreglarlo todo...-Murmuro Alice haciendo una pequeña pausa.-Aunque eso signifique dejarte ir a ti.-La vos de Alice se quebró, pero aun así sonreía intentando grabar el rostro de su esposo en su memoria.

El castaño acarició su pálido rostro, acercándose a ellos hasta quedar frente a frente. Sus narices se rozaron y finalmente sus labios se unieron en un beso puro, lleno de recuerdos y amor contenido. Ese serio el último beso, un último beso que sellaría su unión eterna.

Jake se separó lentamente y la miro a los ojos sintiendo lleno de amor.

-Te amo.-Murmuraron a la vez sonriendo aún uno ser a del otro.

-Ahora despierta mi querida y amada Alice.-Jake susurro aquellas palabras, finalmente serrando sus ojos cayendo en el obscuro vacío para finalmente despertar.

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