SIXIÈME
El ambiente en el pub de Bobby podía ser descrito con dos palabras: animado o desastroso.
Dependiendo de tu punto de vista ante la situación; una gran cantidad de chicos se encontraban apretujados dentro del pequeño establecimiento, brincando, gritando y ondeando sus tarros de cerveza cual bandera al viento.
Looks That Kill de Motley Crue sonaba modestamente en el fondo, siendo minimizada por los gritos y ánimos de los frenéticos adolescentes que lanzaban maldiciones hacia las múltiples pantallas distribuidas por el lugar.
El olor del alcohol, los cigarrillos y las pequeñas botanas saladas impregnaban el aire.
Louis se encontraba aprisionado entre el cuerpo de Stan y algún otro chico de por allí que parecía no conocer el desodorante. Pero ni el más rancio de los olores podía mover al ojiazul de su lugar; Se encontraba casi al frente, con una perfecta vista del partido que estaba siendo televisado por el canal deportivo más reconocido de toda Gran Bretaña.
''¡Oi! ¡Eso fue una puta falta! ¡Todos vimos la mano! ¿¡Todos vimos la mano o qué!?'' gritó Louis, volviéndose a ver a toda la gente detrás de él. Todos gritaron sonidos de acuerdo, soltando una que otra maldición hacia el árbitro que parecía estar ciego.
El muchacho continúa soltando insultos, exclamaciones y vítores a medida que el partido avanza. Sus ocasionales risas y gestos indican que esta cómodo, disfrutando alegremente la tarde.
''¡Estamos empatados, Stan! ¿Oyes eso? ¡Jodidamente empatados!'' llama Louis, rodeándole el cuello al pelinegro con un brazo mientras reclina su cuerpo al costado.
Stan alzó las manos, meciéndolas como la hierba siendo sacudida por el viento. ''¡Se van a medio tiempo!,'' grita, con una risa escapándosele de los labios. ''¡Inviten más cerveza!''
La gran multitud que abarca el pub parece de acuerdo, lanzándose en dirección a la barra, desesperados por tener el líquido frio en un gran tarro entre sus manos.
Harry por otra parte, no la está pasando tan bien.
En primera, porque el lugar apesta a pollo, por alguna extraña razón. Y ni siquiera hay pollo en ninguna parte, lo cual es todavía más inquietante.
En segunda, el estar sentado solo, en un lugar lleno de hombres borrachos no era bueno, para nadie. Al llegar, se había quedado cerca de la barra, con las manos en sus bolsillos y con la vista en las pantallas, rogándole a todos los cielos que su lógica fuese lo suficientemente buena como para deducir el juego sin tener que preguntar.
Así había sido al principio, pero llegada la tercera vez en que alguien le tocó el trasero sin permiso, decidió que era mejor sentarse.
Si, tal vez no había sido la mejor idea quedarse allí. Bien podía salir de allí y explorar un poco por aquellas calles extrañas para él, como si fuese un turista perdido con curiosidad insaciable.
El problema era, que no conocía el camino de vuelta a la estación del metro, además de que le daba miedo subirse a un taxi solo después de las nueve de la noche. Londres era lindo y todo, pero eso no significaba que no existieran violadores, o secuestradores.
Por eso, Harry debía quedarse sentado aquí, bebiendo cerveza demasiado ácida para su gusto, viendo un juego que no entendía, acompañado de una multitud de hombres que le gritaban a pantallas inanimadas.
''Woohoo, que divertido'' pensó Harry, rodando los ojos mentalmente. ''Hubiese sido lo mismo si solo me hubiese quedado en mi dormitorio.''
Y ya que estaba rodando en su miseria, Harry pensó en Louis y Stan, y en la bella forma en la que lo habían olvidado apenas alcanzaron el añejo pub. Si, al principio el ojiazul y su amigo habían aparecido de la nada, como un par de superhéroes, salvándolo de una horda de gente desconocida. Harry se permitió pensar—estúpidamente—que tal vez Louis lo había visto y había pensado: 'Hey, ese es el chico con el que hable aquella vez, y con el que baile aquella otra. Sería bueno hablarle hoy, no? Ya que parezco encontrármelo siempre.'
Ya saben, pensó que tal vez podría ser amigo de él. De alguien popular, pero obviamente aquel no era el caso.
Miren a su patética persona, sentada en una esquina alejada, mientras aquel interesante espécimen de ojos azules y piel bronceada socializaba con completos extraños.
Como si nada.
Sin hablar de más, sin incomodar a la gente.
Harry podía ser así. Era muy confiado, a veces. Cuando no se intimidaba por las personas.
El joven de rizos suspiró, dirigiendo su vista hacia los cuadros colgados en las paredes junto a él.
Observó su reflejo. Apreció sus facciones, con ese ligero toque de infancia aun definiéndolos, indicando que la pubertad todavía no llegaba. Observo su nariz, sus labios delgados, las mejillas aun regordetas. La mandíbula, los pómulos. Nada de eso estaba definido aún. Su cuerpo aún poseía un abdomen rellenito y hombros estrechos. Todavía lucia como un niño.
Fijó su atención en su cabello imposiblemente rizado, que apenas y le rozaba la parte superior de las orejas; incluso su corte de cabello lo hacía ver como un pequeño. Dios, como se odiaba a veces.
Se entrecerró los ojos a sí mismo. Ewww, ¿así había traído el cabello toda la mañana? Qué asco.
Sus pensamientos son interrumpidos por una gran cantidad de voces gritando con euforia y alegría.
Harry no puede evitar la risita que se le escapa de la boca al ver a Louis trepando por el cuerpo de Stan, consiguiendo que el pelinegro lo cargue junto a otros más allí, mientras todos celebran el gol que marca la diferencia del partido.
Todos son una bola de simios, pero es entretenido de ver.
Sin embargo, por más graciosos que sean, Harry termina saliendo del pub y caminando sin rumbo calle arriba.
El olor a cigarrillo comenzó a darle dolor de cabeza, y el par de cervezas se le habían subido de forma ridícula; se sentía algo ligero y menos coordinado de lo normal. No se encontraba borracho pero tampoco estaba en su mejor estado.
Aun así, había conseguido caminar por su cuenta hasta una zona algo iluminada. Varias personas transitaban por la calle, cada uno demasiado concentrado en sus asuntos como para preocuparse por otra cosa.
El olor de café y azúcar—ese tipo de azúcar que solo se encuentra en los dulces glaseados—se encuentran flotando en el aire, atrayendo la atención del rizado, quien continua caminando, volteando hacia todas partes mientras trata de apreciar todo lo que le rodea.
Pronto distingue un curioso cartel. Anuncia la presencia de una tienda de antigüedades. Y sin pensarlo mucho, Harry se adentra en el local, tratando de matar tiempo al mismo tiempo en que hace algo que adora: explorar.
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El partido había terminado. Los Rovers habían derrotado al equipo contrario cuatro a tres, lo cual significaba que habían ganado la final, ganando un pase hacia el campeonato anual.
Después de que el gol decisivo fue anotado, el pub se había vuelto loco, estallando en una gran conmoción de gritos, llantos y abrazos llenos de alegría.
Bobby, el dueño, había invitado otra ronda de cervezas para todos allí, pero Louis y Stan habían decidido acompañar a algunos de sus amigos hasta un club cercano, en donde seguirían la noche.
El ojiazul daba pasos lentos, balanceándose con facilidad en sus pies algo confundidos por el alcohol, más no lo suficiente como para hacerle caer.
Se encontraba sumido en sus pensamientos mientras caminaba. Stan y él habían buscado a Harry por el pub, pero el chico no estaba. ¿Se había ido?
Tal vez no era tan molesto como Louis pensaba. Tal vez si tenía amigos además de ese par de repetidos con los que andaba por todos lados.
El muchacho tensó la mandíbula, tratando de controlar los pequeños escalofríos que le recorrían el cuerpo cada ciertos minutos. Tenía muchísimo frio, y había olvidado traer su abrigo. El suéter que llevaba encima era demasiado ligero.
''¿En qué piensas?'' habló de pronto Stan, a su derecha.
El ojiazul negó, alzando la vista hacia los aparadores de las tiendas que iban dejando atrás a medida que avanzaban.
''No es nada. Solo tengo frio.''
Louis volvió a desinteresarse en el mundo que ocurría a su alrededor. Pero entonces, sus ojos tomaron conocimiento de un abrigo de color arena, con una cabeza llena de risos imposibles.
Y oh, su interés sí que había vuelto.
''¿Harry?'' habló el mayor, acelerando ligeramente su andar para alcanzarlo.
El menor, que iba a unos metros por delante de ellos, se volvió hacia ellos al escuchar su nombre. ''Oh, ¡hola chicos! ¿Ya se van a casa?''
''No'' ríe Stan, viendo a Harry como si estuviera loco. ''Vamos a Rush. ¿Dónde estabas? ¡Te buscamos por todo el pub!''
''Oh, ¿en serio?'' los ojos de Harry se abren más de lo normal. ''Perdón si los retrasé, yo...''
''Tonterías, no tenemos prisa'' aclaró Louis, siendo más amable y platicador que de costumbre, debido a que estaba algo borracho. ''Solo nos preocupamos, Harry. Creímos que te habían robado.''
Harry rie, negando. ''Oye... y, ¿qué es eso? Eso de Rush'' habla el menor, colocándose a la izquierda de Louis a medida que continúan su camino.
''Un club nocturno'' respondió Louis, de pronto notando el aroma de café emanar de Harry. Se vuelve, notando el vaso que humea ligeramente entre sus manos. ''¿No bebes Harry?''
''Bebo, pero no demasiado. Además, creo que alguien debería cuidarlos ya que ambos están más borrachos que yo, y como vienen a un club nocturno, supongo que van a emborracharse todavía más.''
''Supones bien'' dice Stan, alcanzando la puerta del club. Los tres chicos observan la larga fila que espera a que el gorilón de la entrada les deje pasar.
''Louis, no tengo mucho dinero conmigo. ¿Cuánto tienes?'' pregunta Stan, sacando su billetera.
''Oh'' exhala Louis, dando un ligero brinco mientras busca su billetera. Pronto él y Stan están contando billetes frente a las narices de Harry.
''Uhmmm...'' comienza el ojiverde, apretando el vaso de café entre sus manos para calmar sus nervios.
''¿Vinimos a un club de strippers o algo así?''
Louis y Stan no pueden evitar romper a reír ante la ligera inocencia del chico.
El pelinegro niega. ''No Harry, esto es para que nos dejen pasar sin tener identificación.''
Ambos chicos comienzan a caminar discretamente hacia el guardia. Louis hace un gesto apenas visible con una de sus manos, señalando el dinero que Stan tiene en la mano.
El inmenso hombre observa la cantidad, parpadeando un par de veces antes de dirigirle a Louis un asentimiento de aprobación. Harry ve desde lejos.
¿Debería seguirlos? Nunca dijeron que él estaba invitado.
Su respuesta es clara cuando Stan se vuelve, corriendo hasta él y tomándole del brazo. ''Anda ya, Harry. La noche apenas empieza'' declara, con su lengua arrastrándose por las palabras.
Harry es recibido por el olor de perfume y alcohol mezclados, además de humedad. Principalmente humedad, creada por la inmensa cantidad de cuerpos sudorosos frotándose en el espacio cerrado.
Luces blancas parpadean por todos lados, creando efectos de luz al ritmo de la música electrónica que suena atronadoramente por todo el lugar. El menor se da cuenta de que el lugar está construido hacia abajo, pues él y los chicos se encuentran en los balcones de la parte superior, teniendo una amplia vista de la pista de baile.
Like a G6 de Far East Movement retumba por todo el club de noche, creando más entusiasmo entre los ocupantes del local. Harry nota a las meseras abrirse paso entre la masa de cuerpos extasiados, usando cortos pantaloncillos de un rosa neón que brilla en la oscuridad del ambiente, a juego con una corta blusa sin mangas de color blanco que permite verles el ombligo.
Todas balancean bandejas de shots y distintos tragos. Louis y Stan se abalanzan sobre una de dichas bandejas, tomando dos shots cada quien.
Louis hace un gesto con la cabeza, indicándole a Harry que los siga. Pronto los tres se encuentran apresurándose en las escaleras, llegando a la pista de baile. Ambos chicos toman sus shots mientras Harry mira a su alrededor, cautivado por las luces y el ambiente. Pronto un grupo de chicos que el ojiverde reconoce de la escuela, los rodea.
''¡Louis, vinieron! ¡Genial!''
''Por supuesto que vinimos, idiota. No me lo perdía por nada'' dijo Stan, abrazando al rubio que había hablado.
Pronto todos comenzaron a hablar, encerrándose en su propio mundo.
''¿Seguro que no quieres tomar nada, Harry?'' grita Stan después de un rato, por encima de la música.
El de ojos verdes niega, tirando su vaso de café vacío en un contenedor cercano. ''¿Por qué no se van con sus amigos? Iré a sentarme por allá.''
''No seas un caga fiestas, Harry'' protesta Louis, sonriendo algo borracho mientras interrumpía en la conversación. ''Vamos, toma algo. Bailemos.''
Todos los chicos allí animan, apoyando las palabras de Louis.
Harry los observa un momento, pensando. ¿Quién cuidara de ellos cuando vuelvan? ¿Quién se asegurara de que lleguen enteros a la academia?
''No'' niega, sonriendo y empujando levemente el shot que Louis le ofrece, sacándolo de su cara. ''Anden, váyanse.''
Y eso hicieron.
Harry estaba sorprendido por la cantidad de veces que lo habían invitado a bailar. Siempre había pensado que sería uno de tantos chicos que iban al club a calentar el asiento y cuidar abrigos.
Se sonríe a si mismo cuando el ultimo chico que le invita a bailar, se marcha. Tal vez cuando sea mayor y pueda entrar legalmente, acepte una o dos de esas invitaciones.
Pero hoy, tenía que ser niñera de dos extraños. O de una docena de ellos, al parecer. Porque así de bueno era, o más bien, así de idiota.
Dieron las once, y Harry sabía que si querían alcanzar el metro, debían apresurarse. Así que, el rizado abandonó su lugar, dispuesto a buscar a sus....conocidos.
Había menos gente que hace unas horas, cuando llegaron. Por ende, le era más fácil a Harry buscar a Louis y sus amigos. El ojiverde se paraba sobre sus puntas, examinando por todos lados para ver si podía adivinar en donde se habían metido.
''¡Heeeeeeeey!'' llamó una voz. Harry se dio la vuelta, encontrándose a un sudado Stan.
''Stanley, ¿Dónde están los demás?'' preguntó Harry, observando preocupado el estado del chico.
''Todos se fueron'' logra escupir Stan con claridad. ''Solo quedan cuatro, y Louis y yo, ¡y tuuuu, Harold tú, tu, tu!''
''Yo, yo, yo'' repite Harry en voz baja, volteándose hacia todos lados. ''Stan, ¿y Louis?''
''Essstaa...'' Stan da una vuelta sobre sus talones, tratando de girar. ''Por allá, bailando.''
Harry lo ayuda a recuperar su equilibrio, siguiendo después la dirección en la que Stan está apuntando. ''¿En la pista, al fondo?'' grita.
Stan asiente, sonriendo.
Harry rueda los ojos. ''Stan, dile a la chica de la barra que te pida un taxi. ¿Podrías hacer eso?''
El pelinegro se lleva una mano a la frente, imitando graciosamente un saludo militar. ''Por supuesto, coronel Haroldo.''
Pronto está avanzando hacia la barra, lejos de Harry.
El de rizos no puede evitar reír ante eso. ''Haroldo'' repite, riendo otro tanto mientras se abre paso hasta el fondo de la pista en donde, en efecto, esta Louis.
Harry se para delante de él. Louis se encontraba bailando con un grupo de chicos y chicas, y en cuanto el más alto nota la delgada figura del menor aparecer por allí cerca, su rostro se ilumina.
''¡Harryyyy!'' chilla, emocionado. ''Ven aquí, siéntate, siéntate'' dice, dando palmaditas al espacio donde desea que el otro tome asiento.
''Louis'' llama Harry.
''¿Qué pasa, calabaza?''
''Eso es tu regazo'' dice, haciendo señas hacia donde Louis está dando palmaditas.
Louis voltea a ver su cuerpo, examinando su anatomía. ''Es, en efecto, mi regazo. Y quiero que te sientes en él.''
''Claro'' asiente Harry. ''Eso no va a pasar'' declara, acercándose al mayor. ''Anda, arriba. Ya nos vamos.''
''Owwww, ¡pero lo estábamos pasando tan bien!'' lloriquea Louis, poniéndose de pie. Sin embargo, sigue al menor sin protestar. ''¡Adiós chicos, fue bueno conocerlos!''
Harry niega, cuidando que el mayor lo siga de cerca. ''Estas algo borracho.''
''Y yo pensando que estaba tomando jugo'' declara Louis, sarcásticamente. Harry sonríe un poco. Al parecer, lo borracho no le quitaba lo odioso.
El ojiverde siente que Louis no lo sigue más, y se da la vuelta, dándose cuenta de que tiene razón. Louis está a unos pasos de distancia, completamente congelado en su lugar.
''¿Louis? ¿Estás bien?'' llama Harry, acercándose a él y colocando una mano en su hombro.
''Harry...'' dice Louis, débilmente.
Oh no, ¿y si se había intoxicado? ¿Y si caía en un coma etílico? ¿Y si era alérgico a algo?
El de ojos verdes volteó hacia todos lados, tratando de ubicar donde se encontraban los baños. No tardó mucho en hallarlos.
''Louis'' dijo una vez más, colocando su otra mano en la cara del chico y haciendo que este voltease el rostro hacia él.
''Creo...creo que voy a—'' Louis fue interrumpido por una arcada. Harry abrió los ojos desmesuradamente, ahogando una respiración.
''¡Oh dios!'' exclamó, tomando el brazo de Louis y comenzando a correr. Sabía que el correr agitaría a Louis y probablemente empeoraría las cosas, pero realmente no tenía otra opción.
Era eso o arriesgarse a que le vomitaran encima. Prefería mantenerse limpio, gracias.
El menor se abrió paso entre la gente, alcanzando los baños rápidamente. Sin detenerse a pensar, pateó ligeramente la puerta de uno de los cubículos, para después meter a Louis dentro.
Harry jadeó, apoyando la espalda y las manos en los lavabos. Observó a Louis, quien se encontraba parado dentro del baño.
''¿Qué?'' exhaló Harry, tratando de recuperar aire.
Louis rio. ''Creo que ya pasó'' sonrió.
Harry frunció el ceño. ''Louis, no lo creo. Solo se ha asentado, espera un momento.''
''No en serio Harry creo qu—'' otra vez, una arcada interrumpió a Louis, quien de pronto empalideció.
''¡Gira, gira, gira!'' chilló Harry, repitiendo rápidamente la palabra mientras cerraba los ojos y volvía la cara hacia otro lado. Su silencio fue respondido con el sonido de las arcadas de Louis y el enfermizo salpicar del vomito contra el interior del retrete.
Abrió los ojos, dirigiendo su vista hacia el mayor, quien estaba terminando de verter el contenido de su estómago. Harry ni siquiera se inmuto ante el olor del vómito, ya más que acostumbrado a ello.
Su madre solía vomitar muchísimo al principio. Y quien más podía ayudarla además de Harry, ¿eh?
El menor sabía bien que no debía dejar sola a una persona que se ha emborrachado y ha vomitado, pues podría ahogarse. Lo mejor era lavarle la cara, darle a beber agua y acostarlo a dormir.
''Louis, ¿Cómo estás?'' preguntó, notando que el otro mantenía la frente apoyada contra la fría porcelana del inodoro. ''¿Mejor?''
Louis asintió, colocando un brazo sobre el borde de la taza. Harry caminó hasta él, levantándolo cuidadosamente.
''Bien, vamos a lavarte la cara.''
''Yo puedo...'' sonrió Louis, librándose del agarre de Harry y caminando hasta los lavabos. El menor le observó con cautela a medida que el mayor se enjuagaba la boca y se salpicaba la cara, tratando de espabilarse. Suspiró mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, apoyando la cabeza contra la fría pared de azulejos donde también había recargado su espalda.
Sus respiraciones eran lo único que abarcaba el espacio del sanitario además de sus cuerpos. El olor a limpiadores se mezclaba con el olor a cigarrillo y el sonido retumbante de la música fuera de allí. Harry cerró los ojos, esperando a que el otro terminase de asearse.
Un perfume de hombre le cosquilleó la nariz, mezclado con el olor de cerveza y cigarrillos. Pronto una mano ajena se apoyó contra su blando pecho, buscando apoyo.
Harry abrió los ojos, desorientado, encontrándose con un Louis muy sonriente frente a él.
''¿Qué diab—?''
''Shhhhh'' habló Louis, colocando un dedo sobre los labios ligeramente rellenos de Harry, soltando una risita.
''Yo seré el que hablé, niño.''
Harry juntó las cejas. ''Louis, vámonos ya.''
''No, no. Ven...'' Louis lo tomó de las solapas de su abrigo, acercándolo bruscamente contra su propio rostro. Harry podía escuchar su pulso retumbar en sus oídos; Louis lo estaba viendo con un detenimiento que era físicamente doloroso.
Era como si las azulísimas irises del muchacho estuviesen deduciendo cada falta, cada error y arrepentimiento en su vida. Harry no podía controlar la mirada asustada que le daba a Louis, mientras este continuaba diseccionando con la vista el rostro del menor.
Aun cuando la mirada de Louis parecía tornarse turbia debido al alcohol en su sistema, eso no significaba que no fuese intimidante. Dios, el solo hecho de tener a alguien así de cerca despertaba un deseo de desaparecer de la faz de la Tierra por parte de Harry.
Ambos chicos respiraban apenas, muy cerca del otro. Louis fue el primer en hablar.
''Tienes una linda naricita...'' espetó, riendo.
Harry alzó una ceja sin dejar de fruncir el ceño.
''Y muchas manchitas, como un dálmata'' Harry sintió que el corazón se le fue a los pies, debido a la fría yema del dedo de Louis que ahora se deslizaba sobre su mejilla. Lo había espantado, fue tan de repente.
''Louis'' Harry se movió, poniendo distancia. No, ni pensarlo. No iba a permitir nada.
''Beautiful boy...'' canturreó Louis, acercándose de nuevo.
''Louis, acabas de vomitar'' trató Harry, sin saber que más decir.
''¿Y?''
''Que asco.''
Louis suelta una risita. ''Disculpa, princesa.''
Harry se vuelve a alejar, rodando los ojos.
''Pero...en serio, ven...''murmuró Louis, acercándose a la vez que se inclinaba para poder colocar su barbilla sobre el hombro de Harry a la vez que lo abrazaba. Harry suspira, Louis sí que es un borracho afectuoso.
El más bajo frotó su mano en la espalda de Louis, aceptando el abrazo. ''Vamos, busquemos a Stan.''
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El ambiente húmedo de aquel club se había quedado fuera junto con el resto de la gente.
Solo ellos dos se encontraban dentro del baño. Manos grandes y de piel blanca ocupaban un lugar sobre las caderas de Louis, quien reía extasiado por el alcohol en su sistema.
Girls Girls Girls de Motley Crue suena a tope en las bocinas dentro del espacio sanitario.
Louis no espera más y estrella su boca contra los ya rojos labios ajenos, enredando sus dedos en el largo cabello.
But what i need to make me tight are girls, girls girls.
Long legs and burgundy lips....
Los besos continúan, subiendo cada vez más el tono a lo que comenzó como un simple beso inocente.
Louis repasa la letra de la canción en su mente, sonriéndose a sí mismo en medio de un demandante beso por parte del otro chico.
Oh, cuan ironía era escuchar aquella canción mientras besaba a un chico tan guapo como ese.
¿Quién era, por cierto?
Louis se separa de él, jadeando. ''¿Quién carajo eres?''
Lo toma de la camiseta, dispuesto a sacar su rostro de entre las sombras que proporciona la cabina de baño. La luz esta apenas cayendo sobre una nariz de buen perfil, develando poco a poco el rostro de aquel chi—
"¡Louis!'' exclama una voz.
Louis se sienta de un salto, arrepintiéndose apenas lo hace. Su cabeza duele como el mismo infierno, y la luz que entra por la ventana de la habitación le molesta muchísimo.
El ojiazul ve a su alrededor.
Estaba soñando.
''Estabas soñando'' dice Stan, viéndolo con expresión divertida.
''No me digas'' resopla Louis, volviendo a tumbarse en la cama.
Escucha a Stan caminar alrededor de la habitación, probablemente alistándose para su primera clase del día. Por supuesto que no iba a ir, nope. Esta resaca de mierda lo iba a mantener en cama por lo menos otras dos horas.
''Y dime'' dice Stan, después de unos minutos, ''¿Por qué estabas cantando Girls Girls Girls?''
''Porque a tu madre le gusta que se la cante cuando me la cojo'' murmuró Louis, hundiendo la cara en la almohada. Era demasiado temprano para interrogatorios.
Escucha la carcajada de Stan. ''Oh, ¿me lo busque, cierto?''
''Es muy temprano.''
''En efecto, son las seis de la mañana.''
''¿Y sigues hablándome? Déjame dormir.''
Stan camina hasta la cama, dándole una nalgada a Louis, quien grita de sorpresa y se agita, alejándose de Stan.
''¿¡Por qué hiciste eso!?''
''Porque quiero que te levantes, Louis. Mira, yo también tengo una resaca de los mil demonios, pero tenemos prueba de Matemáticas, recuérdalo. Tú tienes que ir a recoger los requisitos de tu proyecto de Sociología y luego de eso Miss Greta asignara los roles de la obra.''
''¿Cómo sabes eso? Tu no vas en esa clase'' Louis se dio la vuelta, comenzando a levantarse.
''Tú me lo dijiste, ayer'' explicó el pelinegro, viendo como su amigo tomaba algo de ropa antes de tomar una ducha.
Louis entra en el cuarto de baño, dejando su ropa sobre el lavabo. ''Hablando de anoche,'' dice, mientras apaga la luz para evitarse otro dolor de cabeza, ''¿Cómo llegamos hasta acá?''
Stan cambia completamente su expresión, por una más alegre. ''Tu amigo, el de primer año.''
''No es mi amigo'' intervino Louis, sacándose la camiseta.
''¿En serio? No lo parecía'' molestó Stan. Louis se congeló en su lugar.
Si, se acordaba de todo lo que había pasado anoche. Bueno, en su gran mayoría.
Recuerda vomitar, y recuerda haber sido lo suficientemente idiota como para acercársele de más a Harry. Y puedes apostar a que recordaba la forma en la que el menos se había alejado, no queriendo llegar más lejos.
Dios lo bendiga. Louis se hubiese arrepentido mucho de involucrarse con él de esa forma.
''¿A qué te refieres?'' preguntó Louis después de un minuto.
Stan rio. ''Digo, lo salvaste en la salida del metro, lo dejaste quedarse con nosotros y hablaste con el varias veces.''
''Sabes que el alcohol me pone amable, nada del otro mundo'' dice Louis, internamente suspirando de alivio. Así que Stan no vio nada.
''Además, en el metro no parabas de abrazarlo, te dormiste en su hombro'' el pelinegro ríe, completamente entretenido por la obvia vergüenza de Louis. ''Cuando nos trajo al dormitorio lo invitaste a dormir en tu cama.''
Louis carraspea. ''Supongo que me pase de copas.''
Stan asiente. ''Parece que sí. Cuidado la próxima vez, podría no tratarse de un amigo tuyo y eso sí que sería incómodo.''
''¡Que no es mi amigo!'' grita Louis, cerrando la puerta. Stan ríe de nuevo, negando.
Sí que era su amigo, pensó el pelinegro. O al menos, a Louis le agradaba. Solo no quería admitirlo.
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Louis Tomlinson caminaba hasta su clase de Sociología, con una pereza que parecía irradiar de él con la intensidad del Sol.
El ojiazul mantenía sus auriculares dentro de sus oídos mientras recorría el largo pasillo hasta el aula correspondiente, sin molestarse en notar a nada ni nadie que no fuese el camino delante de él. Su mochila de tela de jean colgaba de su espalda, mostrando los muchos parches cosidos a esta, tratándose en su mayoría de los logos de sus bandas preferidas.
Alzó la vista de sus pies, encontrándose con un grupo de chicas que le observaban a la distancia, soltando risitas y susurros entre ellas. Louis rodó los ojos con pesadez. A veces le daba lastima lo obvias que podían ser algunas personas.
Concentró su vista en el frente, pensando. Había desayunado con Stan y este le había contado todo lo que había pasado anoche.
Al parecer, Harry había llamado a un taxi y los había metido allí, llevándolos hasta el metro, en donde tuvo que lidiar con el par de borrachos para hacerlos bajar las escaleras y pagar la cuota. Después, al llegar a la academia—y esta parte es un misterio para ambos, pues no saben cómo Harry lo logró—el menor se había escabullido sin ser interceptado por el tío de Louis ni ningún maestro, ahorrándose explicaciones sobre el olor a cigarrillo y la inexistente sobriedad del par de amigos. Al final consiguió que Stan le guiara hasta su habitación y eso había sido todo.
Sabiendo eso, y tras haber tomado dos tazas de café, un Gatorade y una aspirina, Louis no sabía si su dolor de cabeza debía atribuirse a una resaca jodidamente persistente o a su propio ego afectándole físicamente, debido a que debía darle gracias a Harry.
No era que no quisiera darle gracias—Dios, Louis no era tan patán—el problema era, que Harry, siendo la persona tan alegre y amigable que era, lo tomaría como una invitación para hacer amistad. Y Louis ya la había cagado lo suficiente ayer, mostrando demasiada amabilidad. Aquello solo reforzaría la idea del menor, haciéndolo realmente creer que Louis estaba interesado en tenerlo constantemente en su vida.
Y ok, este bien. Louis no es una mierda de persona, ¿bien? Él era un buen chico. Pero había una razón por la cual el ojiazul no era social, algo por lo cual solo tenía tres amigos. Y no, no era solamente su naturaleza introvertida.
La gente quiere cosas. Nosotros, como personas, tenemos curiosidad flotando por todo nuestro sistema. El ser social, el tener amigos con los cuales hablar y compartir la vida, implicaba darles el derecho de saber cosas. ¿Por qué? Porque ellos compartirán experiencias personales, cosas privadas. Y querrán lo mismo de vuelta. Y no, Louis no puede. No puede y no quiere compartir su vida con alguien más. Entre más personas tuviesen el poder de saber sobre él, menor era la posibilidad de controlar la situación.
Así que no, le gustaba tener tres personas que supiesen lo que ocurría con él.
Además, el ser social es lo mismo a exponerse al drama. Y no, muchas gracias. Suficientemente tenía con tener a alguien tan dramático como Elizabeth en su vida.
Louis olvidó aquellos pensamientos a medida que movía la cabeza al ritmo de No Diggity. Suspiró, dándose por vencido. Le daría las gracias a Harry, porque no, su conciencia no le permitiría vivir tranquilo si no lo hacía. Pero, al primer intento de conversación, Louis lo callaría.
Eso, cuando lo volviera a ver, claro. Nunca lo veía, más que cuando salía. A excepción de aquella vez en que el ojiverde lo siguió.
''Niño raro'' murmuró, alcanzando la puerta de su salón. Notó que la maestra ya estaba dentro.
''Señor Tomlinson, ¿se podría saber la razón de su tardanza?'' habló la mujer, colocando los codos sobre el escritorio.
''No.''
Louis escuchó a sus compañeros soltar pequeñas risitas burlonas, y tuvo que suprimir el deseo de rodar los ojos con desprecio.
Su maestra, en cambio, ahogó un grito. ''¡William Tomlinson, esa no es forma de contestarle a una docente!''
Louis la vio inexpresivo. ''¿Por qué no?'' dejó salir, en un tono monótono.
Realmente no tenía ganas de lidiar con nadie. Escuchar música había sido una mala idea, porque si antes sentía dolor de cabeza...ahora estaba considerando arrancársela. Se sentía fatal.
''Porque te he preguntado algo y has respondido de una forma grosera, y para nada respetuosa.''
Louis exhaló por la nariz, apretando los labios. Estaba comenzando a impacientarse.
''Usted preguntó si se podía saber la razón de mi tardanza'' dijo.
La profesora alzó las cejas, haciendo una pregunta silenciosa. Louis suspiró.
''Preguntó si se podía saber, y yo le dije que no. Nunca dio una orden. En todo caso, hizo una pregunta. Me dio la opción de no contestar.''
La clase estalla en risas un poco menos discretas, mientras la profesora suspiraba.
Al menos Louis no era el único harto de la vida.
''Por mucho que me gustaría discutir con usted todo el día, tenemos cosas que hacer. Pase y tome asiento, joven Tomlinson'' pidió la mujer, volviendo su atención a los papeles sobre su escritorio.
Louis puso los ojos en blanco, entrando al aula sin darle mucha importancia a nada.
El ojiazul veía tantas caras distintas en el día a día, tenía tantas clases y atendía a tan pocas, que realmente no se percató del nuevo alumno en su clase de Sociología.
Hasta que escuchó su nombre salir de la boca de su profesora.
Toda la clase estaba impaciente para ese punto. Se trataba de la última clase del día; algunos iban directo a sus dormitorios, mientras los del grupo seleccionado, como Louis, debían correr a las aulas de ballet y prepararse para lo que venía.
Sea como fuere, el grupo de adolescentes se encontraba muy inquieto. La profesora había abandonado su lugar detrás del escritorio, apoyando su espalda baja en el borde de este mientras observaba de frente a sus alumnos.
''Muy bien, como ya saben, este proyecto cuenta como el cuarenta por ciento de su calificación'' comenzó, llevando sus gafas de lo alto de su cabeza, hasta el puente de su nariz. ''Se trata de una investigación acerca de personas destacadas por contribuir en la sociología, ya sea desarrollando teorías, aportes completos, etcétera.''
Los alumnos observaron con desinterés a la maestra, quien sonreía.
''Las personalidades no se pueden repetir, así que sugiero que sean rápidos y decidan sobre quién quieren hacer su reporte. En estas hojas, están los requisitos del trabajo. Pueden hacerlo en parejas o individualmente.'' Alzó las hojas en el aire, para que todos pudiesen verlas.
El salón de clases estalló en murmullos y gritos frenéticos, tratando de buscar parejas .
''¡Muchachos!'' llamó la maestra. ''Nunca dije que ustedes escogerían a su compañero.''
Hasta ahí, todo perfecto.
La profesora había tomado la lista y había comenzado a seguir el orden de lista, formando las parejas.
''Styles Ruthenforth, Harry.''
Louis alzó la vista, confundido. Nunca había habido un Harry en la clase.
''¡Aquí!'' replicó una voz ya familiar para el ojiazul, unos pupitres más a la derecha.
La sangre de Louis hirvió. ¿¡Por qué estaba aquí!? ¡Era de primero, él no debía estar tomando estas clases!
Louis apretó los dientes. Podía sentir la mirada de Harry sobre él, pero no pensaba voltear. Ni saludarlo.
Decidir hablarle por educación era una cosa. ¿Pero soportarlo cuatro veces por semana al terminar el día? Tenía que ser una puta broma.
''Harry'' sonrió la maestra. ''Estarás con... Summers, Annie.''
Louis suspiró aliviado. Había dos personas antes de él en la lista. En ningún momento tendría que hacer equipo con Harry, gracias a Dios.
''¡Profesora, Annie no se encuentra!'' gritó una voz femenina.
La profesora torció los labios. ''Entonces con... Tennant Gales, Carl.''
''Carl tampoco se encuentra'' habló un pelirrojo. ''Lo han operado.''
''Ok, entonces Summers y Tennant son los únicos ausentes hoy. Supongo que ambos serán pareja'' dijo la maestra en voz alta, apuntando pequeñas notas en su lista.
No, no.
Nonononono no lo diga.
''Entonces eso deja a Styles con.... Tomlinson'' pronunció la profesora, volteando a ver al ojiazul con una expresión difícil de leer.
Louis la vio por unos segundos, antes de volver la vista hacia Harry.
Parpadeó, observando a Harry sonriéndole con amabilidad.
El mayor volvió el rostro nuevamente hacia la maestra.
''Profesora Gillies, quisiera hacer el trabajo individualmente.''
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Hasta a mi me cae gordo Louis, JAJAJA. Pinche morrillo mamón.
e____e ya empezó el Larry action YASSSSSSSS BISHES.
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