QUATRIÈME



Oki, los primeros capitulos sirven meramente como una introducción a la vida y mente de mis personajes. El lenguaje que utilizó es medio vago y a la vez medio dramático asi que don't get too judgy with me. Se que este cap esta medio raro pero no, no es relleno. SI, SI ES PLANTEAMIENTO DE VARIAS COSAS QUE VENDRÁN EN EL FIC.

''Por que Harry se comporta asi? Por qué Stan casi no hace esto, y por qué Louis no come fulanito?'' Este cap y otros más sirven de planteamiento para ese tipo de cosas.

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El domingo fue un día bastante aburrido.

Todos los cursos se encontraban en etapas finales del segundo parcial de aquel ciclo escolar; las bibliotecas estaban tan ocupadas como la cafetería. El suministro de té y café incrementaba de forma notoria. Las luces en las habitaciones permanecían encendidas hasta altas horas de la noche. Era común para todos verse ir y venir con libros, notas y vasos de café entre las manos. Las ojeras, los bostezos y el llanto por estrés estaban a la orden del día.

Claro estaba quién pertenecía a los grados más experimentados: los chicos de primero resaltaban por tener un desastre de apuntes y una mueca de intensa confusión y frustración en el rostro, mientras que los de tercer a quinto año cargaban con plumones fluorescentes, notas adhesivas y cualquier otra cosa que les ayudase a organizarse mejor, todo esto mientras portaban una expresión que decía ''Estoy-muerto-por-dentro-pero-quiero-graduarme-asi-que-al-diablo-con-ello.''

Pero aún así, todos sufrían la presión y el estrés de los trabajos finales. No había una sola alma que tuviese completamente cubierto su ciclo de sueño, ni sus niveles de cafeína en un grado saludable.

Louis y Stan, sin embargo, destacaban del resto, por dos simples cosas:

Una, las luces de su dormitorio nunca permanecían encendidas hasta tarde, pues Louis siempre echaba fuera a Stan cuando daban más de las diez.

Y dos, a Louis, el café le daba sueño. Unos cuantos sorbos y comenzaba a bostezar sin parar. Aquella clásica alternativa para mantenerse despierto, a él jamás iba a funcionarle. Siempre terminaba golpeándose la cara repetidas veces para despabilarse, o hacia algunas sentadillas, bebía leche, té. Lo que sea que le quitara el sueño.

Pero ahora eran las diez de la noche, Stand seguía en la biblioteca y el simplemente no podía organizar su mente para completar su guía de estudio y el ensayo que debía enviar antes de las once. Ya había probado todas sus alternativas para despabilarse, pero nada estaba funcionando. Sus parpados se cerraban sin avisar, causando que cabeceara varias veces. Incluso babeó un poco (aquello solo ocurría cuando se encontraba extremadamente cansado), y una pequeña gota resbalo por su mentón, haciéndole sentirse avergonzado.

''Vamos Louis, te faltan dos temas para resumir. Tu puedes'' se motivó en voz alta, palmeándose repetidamente la mejilla derecha.

El ojiazul se encontraba en posición de loto sobre su cama, con las notas de clase extendidas a todo lo largo y ancho de esta, junto con algunos libros abiertos y su laptop, que emitía Sweet Louise de The Belle Brigade a un volumen considerablemente alto. El castaño se removía, tratando con todas sus fuerzas de salir de su estado de cansancio. Pero, ¿cómo? Había vuelto bastante tarde del baile. Solo pudo dormir diez horas en todo lo que iba de la semana, apenas y había comido lo suficiente para no desmayarse en clase. Además, hoy se había levantado temprano para ir a correr un rato, y el resto fue dedicado a lavar la ropa y estudiar.

Si, estaba agotado. Pero no había tiempo para eso. Tenía que aprobar el examen.

Louis tironeó de las mangas de su sudadera, mientras mordía su labio e intentaba concentrar su atención en el texto resaltado que tenía enfrente.

''El Neoliberalismo propone reformar los principios del Liberalismo económico del Siglo XIX; libre de cambio y libre de competencia, que son los que dan origen al capitalismo....''

Parpadeó, apartando la vista con pesadez del texto. Se llevó los dedos al tabique nasal, levantando la montura de sus gafas negras mientras se masajeaba la zona, tratando de deshacerse de su frustración.

Debía hacer algo para espabilarse, y rápido. No quería quedarse muy tarde estudiando. Quería dormir lo suficiente para no parecer un puto fantasma ojeroso al día siguiente, cuando fuesen al pub.

Pasó su agotada mirada por la habitación, en busca de algo que le diese la respuesta sobre lo que debía hacer. Pronto divisó una caja de zapatos al fondo de su closet.

Era su caja especial.

Louis entrecerró los ojos ante sus propios pensamientos. ¿Estaría bien hacerlo? ¿Y si solo lo noqueaba?

Ya no tenía nada que perder; de todos modos, a su ensayo le faltaba menos de la mitad para concluirse. Y ahora que lo pensaba, la guía podía terminarla mañana temprano.

El castaño se levantó, sin dejarse pensar demasiado. Avanzó hasta su closet y tomó la caja entre sus manos, abriéndola rápidamente y sacando una pequeña botella de tequila. Se apresuró a dejar la caja por ahí y salió corriendo del dormitorio, apresurándose hasta la cocina de su piso. Algunos chicos se encontraban charlando cercanos a la cafetera, esperando que el café estuviese listo.

Malditas perras tolerantes a la cafeína, pensó Louis, envidioso.

Tomó un vaso de uno de los gabinetes, un poco de hielo del dispensador (no le importaba si hacia frio afuera), y por último, se apoderó de una lata de soda de toronja. Comenzó a alejarse por donde había venido, pero luego pensó mejor.

Al final, había vuelto a su habitación cargando dos Pizza Rolls para microondas, además del vaso y la lata de soda, ganándose miradas curiosas por parte de sus compañeros.

Casi nadie comía comida chatarra en aquella escuela. Todos estaban constantemente obsesionados con su peso; el aumentar una sola libra te podía cerrar muchas puertas en la industria del ballet.

Los rollitos y las pancitas protuberantes no eran considerados de buen ver en aquel ambiente. Pero a Louis no le interesaba. Sabía que su metabolismo era rápido, además de que corría y se ejercitaba con frecuencia. No había peligro allí.

Louis interrumpió su razonamiento anterior al meter sus Pizza Rolls en el microondas. Pronto, procedió a verter la soda en el vaso, seguido por algunos pinchos de tequila. Meneó el vaso, mezclando las bebidas. No pensó mucho antes de darle un trago, saboreándolo.

Realmente no era muy fan de beber, pero, ¿Qué podía hacer? Ni echarse agua helada en el rostro le servía.

Pronto sintió su nariz y orejas calentarse ante el licor. Su mente se espabiló un poco. El ojiazul sonrió para sí mismo.

''Soy un genio'' se alabó, antes de volverse hacia el microondas, que ya había emitido aquel sonido que indicaba que la comida estaba caliente.

Pronto, se instaló nuevamente en su cama, con su vaso de bebida prohibida de un lado y su plato de Pizza Rolls en el otro. No tardó mucho en terminar el ensayo, e incluso pudo terminar la guía. El sueño no se había ido completamente, pero cometer la irresponsabilidad de beber tequila en horas de estudio, le había permitido espabilarse lo suficiente como para pensar y razonar claramente, por más contradictorio que sonara.

Para cuando Stan llego, Louis ya roncaba contento.

Y el pelinegro, tuvo completa libertad de ingerir algunas pastillas, como usualmente lo hacía, antes de ir a dormir.

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Harry despertó lentamente. La música que sonaba fuertemente dentro del dormitorio, acompañado con los golpes en las paredes que los vecinos daban para pedir que bajaran el volumen, habían interrumpido su sueño.

El menor apoyó los codos en la cama, entrecerrando los ojos para enfocar su vista un poco. Un nauseabundo olor entre zorrillo y papel quemado envolvía el especio; Su nariz se arrugó ante esto. No pasó mucho tiempo antes de que su cabeza comenzará a doler.

''Uh, ¿Qué está pasando?'' interrogó en voz queda, aún amodorrado.

Escucho risas y voces que provenían del otro lado del cuarto. Reconoció a su compañero de dormitorio, Rudy, entre el pequeño grupo de gente que se encontraba sentada en el suelo riendo como hienas y tosiendo de vez en cuando, mientras intercambiaban lo que parecía ser un pequeño cigarro.

Harry frunció el ceño. ¿Por qué Rudy estaba fumando marihuana adentro, de nuevo? Habían acordado que ya no lo haría. Realmente no entendía porque el chico lo trataba tan mal. Harry ni siquiera había sido tan ávido de conversación con él, es más, se había contenido. Nunca le había tratado mal, ni siquiera se metía en sus asuntos. Pero aquí estaba Rudy, siendo irrespetuoso con su sueño y su acuerdo.

Algunas personas parecían no conocer los modales...

''Oigan'' habló el rizado, alzando un poco más la voz.

''Rudy, el niño molesto se despertó'' se burló una chica pelirroja, entre risas histéricas.

Rudy giró la cabeza en dirección a Harry, quién lo veía algo molesto. Rudy sonrió, mostrando sus torcidos dientes mientras se pasaba una mano por el cabello rubio sucio.

''Vuélvete a dormir, Harry'' ordenó el otro, a gritos sobre la música, tomando el cigarro de marihuana entre sus dedos una vez más y tomando una calada.

''No'' dijo Harry, frunciendo aún más el ceño. Era amable, y paciente ¡pero por Dios! ¿No sabían de algo llamado ''respeto hacia el sueño ajeno?''

¡Y en semana de exámenes, además!

''Dijiste que ya no fumarías aquí dentro'' recordó, pasándose una mano por su cabello rizado. ''Y que no escucharías música tan fuerte después de las diez.''

Rudy dejó salir una risa. ''Si, bueno. Yo digo muchas cosas. ¿Por qué no te metes en tus asuntos y cierras la boca?''

Sus amigos le festejaron semejante respuesta con risitas. Idiotas.

Harry suspiró, tirando de su cabello ligeramente antes de salir de la cama y adentrarse en el closet. Escuchó murmullos que iniciaban en el grupo de adictos, pero decidió actuar como que no le importaba.

Se colocó una sudadera y embutió los pies en sus zapatillas, dejándose encima el pantalón del pijama. Al salir del closet, tomó su celular de la mesita de noche y camino hasta la ventana, abriéndola de golpe.

''Por lo menos tengan la decencia de abrir la ventana'' dijo, comenzando a avanzar hasta la puerta.

''Vete a la mierda, ñoño'' expresó otra de las chicas, soplando el humo en su dirección.

Harry le sonrió dulcemente, lo cual la desconcertó. A continuación, el rizado caminó hasta el equipo de música y desconectó el cable auxiliar que unía a la laptop con el par de bocinas que había.

Los presentes soltaron un jadeo de sorpresa, viéndole con desdén.

La sonrisa de Harry no flaqueó en ningún momento, mientras se guardaba el cable en el bolsillo de la sudadera. ''Me voy, pero me llevo esto'' volvió a sonreírle, caminando y abriendo la puerta. ''Adiooos'' canturreó, cerrando la puerta tras de sí.

Escuchó la voz de Rudy gritarle una gama de obscenidades debido a lo que había hecho, pero aquello no hizo más que reír al ojiverde.

Bien decía el dicho: lo educado no quita lo valiente.

Bueno, él no pudo continuar durmiendo. Pero al menos los vecinos iban a poder descansar. Todos allí estaban tan drogados que no podrían salir a buscar otro cable sin que los atraparan.

Harry sonrió para sí mismo mientras salía del edificio de dormitorios y se dirigía a la cafetería, decidido a tomar un café. Debido a la semana de exámenes, todas las bebidas calientes eran gratis.

Gracias al cielo, porque no había tomado nada de dinero al salir, pensó.

Habiéndose servido el café, el rizado se encontraba cruzado de piernas sobre las gradas del campo de futbol. Un viento suave soplaba en el exterior, haciendo que el cuerpo del adolescente temblase como una delgada hoja y sus dientes castañearan ligeramente. Algunos mechones de su cabello se elevaban en el aire libremente, enmarcando sus mejillas rosadas por el frio. A pesar de estar temblando, Harry disfrutaba el frio. Siempre le había gustado sentarse a admirar el clima, o la vista. Y ahora podía hacer ambas cosas mientras bebía café y escuchaba música en su teléfono.

Había escogido la grada más alta para sentarse. Desde allí se podía ver la totalidad del campo de futbol, pero también podía apreciarse la cerca que delimitaba la escuela del mundo exterior. Incluso podía ver las luces de la ciudad, que se encontraba más activa que nunca. Harry suspiró, dejándose envolver por la vista y el clima que afectaba todos sus sentidos.

Su mente divagó, pensando en lo agradecido que estaba por contar con amigos, y en lo duro que había sido durar dos semanas sin hablar con nadie. ¿En serio tan molesto era?

Tal vez debía cambiar... ¿O serían los demás, los que debían hacer el cambio?

Oh, como le confundían las conductas sociales. Uno siempre terminaba cuestionando a todo y a todos, e incluso, a sí mismo.

Los pensamientos de Harry fueron interrumpidos, cuando notó que la música que brotaba de su teléfono descendió en volumen, dando pasó a su tono de llamada. El menor se volvió rápidamente para tomar el teléfono entre sus manos, reconociendo de inmediato el número que la pantalla le mostraba.

Dudó un momento, pensando en si era mejor contestar o ignorar la llamada. Suspiró, presionando la tecla de Aceptar y colocándose el aparato cercano a la oreja.

''¿Mamá?'' habló, tímidamente.

''Ni siquiera me sorprende que te fueras a pesar de que te dije claramente que no lo hicieras'' habló su madre.

Harry frunció el ceño ante el tono de su madre. Se escuchaba tranquila, para nada enojada.

Debía estar sobria.

''No estoy molesta, ¿sabes?'' añadió rápidamente Sharon. Harry pudo escuchar el crujir del aceite sobre la sartén. Debía estar cocinando algo. ''Supuse que te irías de todos modos. Solo... me duele el hecho de que no te despediste de mí...''

Harry suspiró, cruzando un brazo sobre su vientre para tratar de crear un poco más de calor. ''¿Cómo iba a despedirme de ti? Estabas intoxicada, de nuevo.''

Escuchó a su madre suspirar, tratando fallidamente de disimular un sollozo.

''¿Mamá, que pasa? ¿Estás bien?'' preguntó Harry rápidamente, con preocupación evidente en su tono. ''¿Por qué has llamado? ¿Está bien todo por allá?''

Harry fue atacado una vez más por la repentina ola de culpa que llevaba carcomiéndole la mente desde que había salido de su casa. Si no se hubiese ido, tal vez estaría con su madre, ayudándole con lo que sea que haya pasado.

Pero la había dejado sola. Era un egoísta, solo había pensado en lo que él quería.

Y encima de todo, lo había dejado atrás a él....Pero, era distinto.

Él le entendía perfectamente.

''Deja de juzgarte'' interrumpió su madre, devolviéndole a la situación. ''Sé que estás pensando que fuiste egoísta, Harry. Para eso te llame.''

El menor apretó los labios, tomando su vaso de café, que ya se encontraba ligeramente tibio. Dio un sorbo, a la espera de que su madre hablase y de alguna forma, calmara la culpa que sentía.

''Estoy orgullosa de ti, mi niño'' comenzó la mujer. ''Estoy orgullosa de lo que eres y de lo que no eres también. Siempre has tenido aspiraciones y deseos de hacer de tu vida algo importante, de convertirte en alguien grande.''

''Antes de....antes de convertirme, o de caer en esto—Dios, ya ni siquiera sé cómo llamarle, vaya—Antes de comenzar a beber, fui tu madre. Y te digo esto porque ahora reconozco que he sido todo menos una madre para ti, Harry.''

Harry sintió calor en las mejillas. Las palabras de su madre eran bellas. Eran el sueño de cualquier hijo, el escuchar todo aquello salir de la boca de su mamá.

Pero, Harry sabía aquel discurso de memoria. Su madre lo repetía una y otra vez, los días en los que estaba sobria. Era como si su madre y la mujer borracha y violenta, fueran personas distintas viviendo en el mismo cuerpo.

Sin embargo, Harry reconocía algo: su madre jamás se había molestado en llamarlo cuando se iba de la casa. Sí, no era la primera vez; muchas veces Harry dormía en casa de sus amigos, o se iba a donde fuese, lejos de su madre. Incluso había asistido a cursos de danza fuera del pueblo; se iba, volvía, y su madre jamás lo notaba. Y si lo hacía, parecía no importarle.

Pero ahora, Sharon le había llamado y estaba triste. Eso era nuevo.

¿Podría ser un progreso?, pensó Harry. Pero negó ante esto. No quería crearse ilusiones y que terminara igual que siempre.

Había que aceptarlo, su madre no quería cambiar. Y él no podía hacer nada, salvo esperar a que tocase fondo por si sola y reconociera que necesitaba ayuda; Ya había intentado ayudarla y no había funcionado.

''Yo no estoy de acuerdo con lo que haces, Harry'' volvió a hablar la mujer, en una voz baja e insegura. Harry podía casi verla tironeándose el rubio cabello y masajeándose el cráneo, como siempre hacia cuando no podía encontrar las palabras que buscaba para expresarse.

''No me gusta que practiques ballet. Baila, canta, haz lo que quieras, y yo te apoyaré, pero n—''

''No espero tu apoyo de todos modos, mamá'' le interrumpió Harry, apretando el teléfono en su mano, tratando de componerse. ''Sé que no te gusta.''

''No puedes pedirme que apoye algo que va en contra de mi forma de pensar'' se disculpó su madre pobremente.

¿Ni siquiera por tu propio y único hijo?, pensó Harry. El rizado suspiró pesadamente, recordándose a sí mismo todas las veces en que él y su madre habían terminado en esa misma discusión.

No valía la pena discutir un tema que era un callejón sin salida.

''No lo hago'' replicó Harry, indiferente. ''Lo único que te pido es que me dejes hacer mis decisiones y sufrir mis errores. Es todo.''

''Lo hago, Harry. De verdad que lo intento'' justificó la mujer, cansada.

''Lo noté cuando tuve que falsificar tu firma para poder venir a la escuela de mis sueños.''

''Harry, ese día no era yo. Yo estaba—''

''Si eras tú.'' Las palabras escaparon de la boca de Harry sin aviso, dejándole desubicado por unos cuantos segundos.

''Harry...''

''No, mamá'' replicó, sintiendo su garganta cerrarse. ''¿Por qué llamaste?''

''Quiero saber cómo estas, es todo.''

''¿Sólo eso?'' interrogó el menor, mordiéndose el labio inferior con ímpetu.

Escuchó el suspiro de su madre. ''Harry, estas lejos de casa. Y el día en que algo salga mal, estarás solo. Me preocupas, es todo.''

''No soy tan frágil, mamá. Creo que ya deberías saber que tengo buen carácter.''

''Nunca dije que no, amor. Es solo que... creo que realmente este no es tu llamado. Estas cometiendo un error, y no quiero verte sufrir si algo sale mal.''

Harry sintió las lágrimas picarle los ojos, y se odio a sí mismo en aquel momento por querer echarse a llorar; No estaba triste, sino muy, muy indignado.

¡Pero es que era imposible no sentirse así! ¿Cómo se atrevía a opinar?

Sí, era la mujer que le había dado la vida. Punto.

Hasta cierto punto fue su madre, pero gran parte de su vida solo fue otra cosa que reparar mientras trataba de no resquebrajarse por su cuenta.

Le llamaba mamá por respeto, no porque se lo haya ganado. Porque no era así.

''R-realmente no creo que estés en posición de opinar, mamá'' habló Harry, tratando de pasarse el nudo en su garganta.

''Harry, yo te conozco. Créeme, se lo que te digo...''

''No'' habló de nuevo el de ojos verdes. ''No me conoces, y tampoco sabes de lo que soy capaz, porque jamás has asistido a mis presentaciones. No notas la pasión y dedicación que invierto en la danza, mamá.''

''Y si me conocieras un poco, sabrías que la razón por la cual escogí esta academia no solo fue para ampliar mis conocimientos, sino para alejarme de ti.''

Sharon guardó silencio. Harry quería imitarla, pero el tapón de indiferencia que había estado embotellando sus emociones, se había ido y ahora se encontraba hablando lo que realmente sentía.

''Yo te quiero, mamá. Pero no puedo pasarme toda la vida limpiando tu desastre, no puedo vivir todo el tiempo enfermo de estrés y permitiendo que me descuides'' susurró Harry, observando a la distancia. ''Cuando tú te emborrachas, te perjudicas. Y en el proceso, me perjudicas a mí. No puedo vivir a la espera en que te des cuenta del daño que nos haces al seguir bebiendo.''

''Yo estoy bien mamá, estoy tranquilo y contento. Por fin me siento en mi elemento; mis clases de ballet son buenas y la preparatoria no está mal. Te extraño, pero no extraño tu conducta.''

Sharon retuvo un sollozo. ''Harry, sabes que no es fácil.''

''Yo lo sé, mamá. Y espero que algún día lo superes. Si espero contigo, puede que se me vaya la vida y esa sí que sería una mala decisión.''

''Harry, ¿vendrás a visitarme?''

Harry se relajó un poco más ante el cambio de tema; Ese era el dilema de su madre: se sentía sola.

Qué bueno que las botellas no tienen refil, si no, segurito y olvidaba que tenía hijo.

''Iré en vacaciones de navidad y en verano, te lo prometo. Ya tengo que irme, te quiero, adiós.''

Harry cortó la comunicación con su madre, sintiendo todavía la molestia en su garganta; Odiaba dejarse afectar tanto por las palabras de su madre. Pero, ¿ella que sabía? ¿Cómo se atrevía a insinuar que aquel no era el fuerte de Harry?

Aquellos duros comentarios le hacían sentir más vulnerable de lo que hubiese querido. ¿Y cómo no? Si su madre decía quererlo, y después destruía cualquier vínculo afectuoso que Harry pudiese haber establecido de forma indirecta; era una relación toxica. Harry no podía hacer nada salvo alejarse por un rato.

Realmente quería ser el mejor bailarín de su generación, y no pararía hasta obtenerlo; que su madre no reconociese su esfuerzo y dedicación dolía como la mierda, pero al menos, podía reconocérselo ella misma.

Se tomó un momento para calmarse, permitiéndose dejar de lado lo mal que se sintió escuchar aquello por parte de su madre.

Si, Harry no debería sentirse tan mal. Pero aún así lo hacía, pues sentía que debía ser el único pasando por una situación así de importante y deprimente.

Lo que el menor no tenía en cuenta, era que todos allí, hacían lo mejor que podían para no actuar como se sentían.

La única diferencia era, que no todos eran igual de fuertes; No todos sobrevivían a la oleada de pesar que sobrepasaba la usual marea de tranquilidad. Los corazones de algunos eran más frágiles, menos aptos para sufrir.




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