🪻┆No soy tu esposo

Aún lo tengo muy fresco en mi memoria. Hoy con mis veintiún años, me graduaba de la facultad de ciencias empresariales. Sosteniendo mi título universitario en mis manos, sonreí para la foto que me tomaba mi único amigo, pero mis labios cambiaron a uno de asombro, cuando detrás de él apareció Jeon Jungkook.

El tipo más odioso y detestable que haya conocido en mi vida. Aquel que amé, pero me dejó durante seis largos años, por el que derramé más de una lágrima, pero que por su ambición se negó a dejarme libre.

En otras palabras, mi esposo. Y digo amé, porque ahora todo sentimiento romántico murió.

Retirando sus gafas de sol, se acercó con pasó firme. Sus ojos azules profundos seguían siendo igual de hipnotizantes que la mañana con el primer canto del pajaro, su cabello perfectamente peinado y acomodado de lado; es tan oscuro como la noche, y esos labios que me robaron un beso cuando aún yo era un jovencito inocente, seguían mostrándose tan varoniles y delgados.

Tenía una incipiente barba; lo que indicaba que recién había llegado y no había tenido tiempo de afeitarse, pero eso no le quitaba lo elegante.

Es un hombre muy guapo eso no lo negaba. Parándose frente a mí, noté aún más su belleza masculina. De hombros anchos, brazos fuertes, y cuerpo atlético que una camisa y sacó intentaban ocultar, piernas largas y firmes. Maldición, era más alto que yo. Siempre lo fue, pero esto era ridículo, me sacaba poco más de una cabeza de alto, a pesar de que yo estaba usando unos botines altos.

Sus ojos azules me vieron de abajo hacia arriba, fue como si me desnudara con la mirada. Lo que causó un escalofrío que me recorrió desde la nuca hasta las piernas.

- ¿Qué es lo que quieres? -dije, rompiendo al fin el hielo.

Él levantó una ceja, era seguro que no esperaba esa respuesta de mí.

- ¿Así es como recibes a tu esposo? -me preguntó serio.

- ¿Esposo? -me reí con sarcasmo-. Por supuesto, que descuido de mi parte. Si sabía que llegabas, hubiera mandado a colocar la alfombra roja para su Majestad.

- Jimin, estás exagerando.

- Bueno, al menos recuerdas mi nombre ¡Qué halago!

- Escucha, déjate de tonterías, necesito hablar contigo. Vamos a mi auto.

Él se giró pensando que lo seguiría, pero de ninguna manera haría eso. Al no oír mis pasos y no sentir mi cercanía, regresó y me apretó la muñeca, llevándome con él.

- ¿Qué crees que haces? No soy de tu propiedad para que me trates de esta manera -le di unos golpes en el hombro, pero él siguió sin escuchar mis reclamos.

- ¡Jimin! -dijo Taehyung, quien quiso intervenir, pero haciéndole una señal con mi mano, le pedí que me esperara. Jungkook no me iba a dejar en paz hasta que habláramos.

Dos minutos después, estábamos en su auto. Bastante lujoso según mi propio juicio. Al parecer le había ido bien durante estos años fuera del país.

- Y bien ¿Ya vas a hablar? Tengo... a mis amigos esperándome -mentí.

- ¿Amigos? -arqueó una ceja.

- Tengo muchos amigos, y no es de tu incumbencia.

- Bien -parpadeó-. tienes razón, no es de mi importancia. De tu vida personal has lo que quieras, pero...-se detuvo para acercar su rostro-. De mi empresa, no te atrevas a cambiar ni una sola piedra.

Ahí estaba esa actitud fría y calculadora, al que solo le importaba el dinero.

- No tienes ningún derecho a meterte en mis negocios -lo encaré sin atemorizarme como aquel chiquillo de hace seis años.

Si bien era verdad que recién me graduaba. He estado vinculado con la empresa Jeon desde que mi apellido pasó de Park a la del tipo con el que me casé. Mientras él se largaba con otro, yo me dediqué a estudiar y esforzarme para convertirme en el hombre que era ahora. Con mi corta edad, ya era respetado en la empresa, y muchos reconocían mi potencial para convertirme en el jefe absoluto.

- ¿Tus negocios? -se burló regresando a acomodarse en su asiento- ¿Ah si? Entonces debo suponer que el excedente de las 1000 docenas de tela pedida, fue producto de tu increíble negocio.

No tenía la menor idea de cómo, pero él ya estaba enterado de ese error que casi costó el despido de mi personal.

- Eso fue un error de digitación -respondí.

- Bueno, ese error significa dinero perdido, Jimin.

- Pero lo recuperé -me defendí -. El excedente fue vendido como material para otras empresas. No soy un ignorante, tengo más tiempo en este negocio que tú.

- ¿Qué yo? Por si no lo recuerdas, he estado a cargo de la sede en Inglaterra -él sacó una revista para restregarmela "Jeon, la moda de Italia a Inglaterra" Conozca a Jeon Jungkook, el increíble dueño de la marca más grande en el continente Europeo.

El titular me hizo rabiar, pero gracias a las veces que he negociado, aprendí a controlar mi caracter.

- Pequeña florecilla...

- ¡Jimin! -alcé mi voz-. No te he dado la confianza para que te dirijas a mi persona de ese modo.

- De acuerdo señor Jeon -dijo con tranquilidad guardando la revista-. Ahora con esto entenderás que el éxito de que la marca sea ampliamente conocida y consumida, sea gracias a mi trabajo.

- ¿Qué es lo que quieres exactamente, Jeon? No voy a felicitarte.

- Lo tengo claro, pequeña flo... Jimin. Simplemente he venido a tomar las riendas de lo que me pertenece.

- ¿Pertenece? ¿De qué hablas?

- Me he enterado que planeas vender el 25% de acciones a un hombre en Francia.

- Sí ¿Y eso que tiene que ver?

- No, nada de malo. No, si ese tipo fuera el hijo del dueño de la empresa rival.

- ¿Qué dices? -abrí los ojos con sorpresa.

- Es evidente que te falta aún mayor experiencia.

- ¡Tengo suficiente experiencia! ¡Seis años!

- A ver tranquilízate. Además ese no es el único asunto por el que vine.

Bajando mis manos a mis rodillas, le aparté la mirada. Sabía que este día llegaría tarde o temprano, y aunque siempre me lo recordé, se sentía extraño.

- Claro que lo sé, es lo que más esperabas ¿Verdad?

- El abogado dará la lectura de lo restante del testamento hoy. Luego de eso obtendrás tu libertad.

-Libertad que me negaste hace seis años -le recordé.

- Ambos perdimos esa libertad, Jimin. No creas que fuiste el único afectado. Pero ve el lado positivo, firmado el divorcio tendrás la parte que te corresponde de la herencia.

- Herencia -me reí-. Siempre te importó solo eso.

Él no me respondió, observó su reloj en la muñeca y salió del auto para abrirme la puerta de mi lado.

- Eso no era necesario -dije sin mostrar emociones.

- Ve a decirle a tu amigo que te irás conmigo. La lectura al testamento será en una hora y el camino desde aquí es largo.

- Pues vete. Tú eres el más interezado ¡Oh, es verdad! También está Jihoon ¿Cierto?

Lo vi apretar los puños, en un intento de guardar la compostura.

- No lo metas en esto. Lo que tenga con el no te concierne, así que cuida tus palabras al dirigirte a Jihoon.

- Yo hablo como se me de la gana, después de todo el es el amante.

- Estás colmando mi paciencia, Jimin. No soy un estúpido que va aguantar tus insolencias.

- Pues mira que a mi me encanta hablar con estupidos. Te escucho.

Su mandíbula se tensó y sus ojos me miraron con dureza. Decidido a irme, me levanté intentando alejarme de su presencia, más el no se apartó. De hecho se mantuvo firme parado frente a mí, pero cuando intenté empujarlo, él me retuvo de las muñecas con fuerza.

Yo levanté la mirada, exigiendo y moviendo mis brazos para que me soltara. Pero hacerlo era como pelear contra un león. Jungkook me superaba ampliamente en tamaño y fuerza.

- ¡Tonto, estúpido e idiota! -lo insulté, pero él se quedó en silencio-. Maldita sea, suéltame -ordené, mas entre los movimientos que hice y él acercándose, caí de espaldas al asiento con él sobre mí.

Su rodilla se metía en medio de mis piernas y sus brazos presionaban a mis costados, impidiendome cualquier escape.

¡Por Dios! Tenía el cuerpo de Jeon sobre mí.

- J-jeon -murmuré con las mejillas rojas de vergüenza-. ¿Qué Diablos?

Él acomodó sus brazos, pensé que se levantaría, pero cuando sus ojos hicieron contacto con los míos, me susurró: Hospital...

- ¿Hospital? -pregunté confundida, pero rápidamente logré recordarlo.

La primera vez que lo vi, él me confesó de esa condición que sufría, no era mortal, pero si debía tener cuidado con su glucosa de lo contrario está era la consecuencia. Un desmayo.

- Jungkook ¿Hace cuanto llegaste? -le pregunté.

- Está... mañana.

- ¿Y has comido algo?

Moviendo su cabeza, lo negó. Juro que pensé que el desmayado sería yo ¿Cómo se le ocurría andar por ahí sin haber comido? Y peor manejar, pudo haberse accidentado ¡Este tipo era un completo descuidado! Tan irresponsable como lo recordaba.

Entonces, como un simple objeto, quedó sin movimiento. Tenía su rostro en mi cuello y todo su peso casi me dejaba sin aire. Cualquiera que nos viera, pensaría de inmediato que éramos una pareja demostrando su afecto desmedido en plena vía pública. Santo Dios, estaba en gran desventaja ¿Cómo salirme?

De repente, escuché los pasos de alguien acercarse.

- ¡Taehyung! -logré exclamar.

Él se quedó congelado al ver semejante escena incómoda. Acomodando su cabello castaño largo que le llegaba a los hombros, me miraba con asombro.

- Por favor, ayúdame -le pedí, estirando mi mano.

Mi amigo de inmediato pensó que estaba siendo atacado. Lo observé subirse las mangas de su saco, pero usando mis pocas fuerzas grité: ¡Esta desmayado, hay que llevarlo al hospital!

Quince minutos después, y con la habilidad que tengo al manejar, llegamos al hospital. Taehyung me ayudó a llevar a Jungkook hasta la entrada del hospital, ahí fuimos atendidos. De inmediato expliqué la situación.

- ¿Y usted es...? -quiso saber la enfermera.

- Soy el esposo.

Casi como un resorte, Taehyung levantó el rostro con los ojos bien abiertos.

- De acuerdo señor, le informaré cuando él paciente despierte.

- Gracias -respondí.

Estando a solas con Taehyung, él solo hizo señas con sus manos.

- Perdona -le dije, sintiéndome culpable.

- Jimin... Me dijiste que te habías divorciado.

- Lo sé, de verdad lo sé, y lamento habértelo ocultado. Pero no era algo de lo que estuviera orgulloso.

- Pero soy tu amigo, creí que confiabas en mí -su mirada de decepción me dolió, y cuando quise acercarme para explicarle, la enfermera volvió.

- Su esposo esta despierto, señor. Ahora mismo le estamos administrando una solución que le ayudará a recuperar sus fuerzas.

- Gracias -dije-. Taehyung, hablaremos después.

- Lo entiendo, perfectamente Jimin. Cuida de tu marido -me respondió dándome la espalda.

Tenía en mi garganta las ganas de decirle que me disculpara por haberle mentido. Pero la insistencia de la enferma hizo que me quedara.

- ¿Cómo está? -pregunté sin mucho entusiasmo.

- Estará bien, una vez terminada la administración, se podrá ir.

- Bien, siendo ese el caso ¿Puedo irme? -realmente él ya no me importaba. Si lo había traído al hospital fue por un acto solidario. Hace mucho que había superado a Jeon Jungkook.

- ¿Cómo? ¿No piensa entrar a verlo? -me detuvo con su pregunta.

Rodee los ojos, en realidad lo último que quería, era relacionarme con ese sujeto ¿Por qué simplemente no recogió una copia del testamento? Pero no, a él le encantaba hacerme la vida miserable.

Solo para no ser tomado como un grosero, asentí. Seguí a la enfermera que me llevó donde el susodicho.

- Los dejo a solas -dijo la enfermera antes de irse.

Con el brazo conectado a un equipo de venoclisis, Jungkook se encontraba sentado sobre la silla donde iba recuperando sus fuerzas. Su brazo libre estaba descansando sobre sus ojos sin prestar atención a mi presencia en la habitación.
. Me importaba poco lo que él abogado dijera. Solo ansiaba mi libertad.

- Le he dicho que habrá un retraso, y lo entendió.

Yo solté una fugaz sonrisa sarcástica-. Que beneficioso para ti ¿Acaso temes que altere el testamento a mi conveniencia?

- No lo harás -respondió tranquilo, quitando su brazo para verme-. Antes de que pongas un dedo sobre el testamento, te colocaré unas cadenas.

- Atrévete y verás cómo te dejo sin poder tener hijos el resto de tu vida.

- Ja, ja, ja -soltándose en una carcajada que sería como un tipo de arma de seducción al ser ronca y masculina para las mujeres "busca-chequeras" se burló de mí.

- ¿De qué te ríes? Por si no lo sabes fue una amenaza -le advertí-. Tú me pones un dedo encima, y yo te doy con la punta de mi rodilla

- Muy bien pequeña florecilla, pero tus rodillas no llegarían a mi entrepierna ni usando todo tu impulso.

Enojada por su burla a la diferencia de altura que había entre nosotros, pero más porque seguía usando ese irritante apodo, lo miré fríamente.

- ¡Ya te he dicho que no me llames así! Soy Jimin además por qué utilizas una palabra redundante. Por si no lo sabes "florecilla" ya está en un término diminutivo y el "pequeña" está fuera de lugar.

Jungkook volvió a romper en carcajadas ¿Qué demonios tenía? ¿Acaso estoy haciendo chistes? Estoy hechando fuego por los poros y él solo se burla.

- De acuerdo ¿Estaría bien entonces, señor Jeon?

- Solo dime Jimin ¿Quieres?

- Pero tu mismo fuiste el que dijo ser mi esposo a la enfermera.

- ¡Estabas despierto! -lo apunté con el dedo.

- Solo estaba débil, por ninguna circunstancia me desmayo.

- Eres... -tomé aire para no exaltarme-. Muy bien, no sé de qué me sorprendo. Contigo se puede esperar cualquier cosa. Pero te lo dejo claro, NO SOY TU ESPOSO.

Apretando mis manos al mango de mi bolso, le di la espalda para marcharme, pero tan pronto lo hice, senti sus dedos alrededor de mi brazo.

- Lo eres, y aunque te niegues hay un papel que así lo declara.
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Bueno para los que me pidieron que subiera la historia por aquí📍 aquí está el primer capítulo

No se les olvide votar⭐ y diganme en los comentarios que tal les pareció el primer capítulo

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