🪻┆La decisión de Jimin

- Agradecemos su colaboración, señor Jeon -dijo levantándose del sofá uno de los oficiales, seguido del otro.

- Nos mantendremos en contacto.

Terminada la declaración, ellos se fueron. Una cuestión de segundos que Jungkook aprovechó para marcharse a su habitación.

- ¿No va a desayunar? -le pregunté a Jennie.

- No lo sé, en realidad está muy enojado.

- Lo he notado, desde que bajé, observé su seriedad y la incomodidad de verme cerca.

- ¿Por qué no hablas con él? Intenté acercarme, pero no me oye.

- ¿Yo? Pero...

- Si no come algo, le hará daño a su glucosa.

- Pero yo...

- Por favor, Jimin -me insistió con sus manos suplicantes.

- Oh, bueno...

- Sabía que lo harías -celebró, empujándome hasta las escaleras.

Mirándola, mientras me daba valor para meterme en la boca del lobo, encomendé mi alma al cielo. No estaba seguro de cuántas cosas le había dicho a Jungkook estando ebrio, pero creo que eran más de lo que recuerdo.

Subí los escalones, sintiendo como mi piernas temblaban inconscientemente, pero seguí así, hasta pasar por el pasillo y llegar a su habitación.

Bien, solo iba a decirle que su hermana estaba preocupada y que bajara a desayunar. Teniendo esas palabras en mente, palmeé mis mejillas y alce mis nudillos dispuesta a tocar, sin embargo, lo que mi mano tocó no fue la dura puerta, fue algo también duro, pero este se movía y tenía los ojos inyectados en odio puro.

- Tu hermana... ¡Woah! -me jaló de la muñeca metiéndome a la fuerza a su habitación- ¡Uhg! -me quejé al caer sobre su cama- ¡Se puede saber que te pasa! -le grité poniéndome de pie de inmediato.

- ¿Qué me pasa? ¿¡De verdad quieres saber qué me pasa!? -gritó sacando el celular de su bolsillo. Lo vi buscar algo y luego me mostró la pantalla.

- «Señor Jeon, es visto con nuevo galán ¿Será que el joven esposo del multimillonario Jeon Jungkook, se cansó del oro y prefiere ahora al cobre» -leí el encabezado-. Si que volaron rápido los chismes -dije con ironía, restando importancia.

- ¿Te parece poco?

- Bueno, al menos no dicen nada del escándalo que tu hiciste, eso es bueno para ti ¿verdad?

- No, pero hay docenas de fotos donde tú y él idiota cabeza de payaso, están bailando juntos.

- ¿Y qué hay de malo con eso? No es la primera vez que lo hago con él.

La cara de Jungkook palideció, guardó su celular de regreso a su bolsillo, acercándose hasta lograr que mis piernas chocaran con su cama.

- ¿A qué te refieres con que no es la primera vez que lo hace con él?

- ¿A qué se debe esta pregunta?

- ¡Responde Jimin! -exclamó atrapando mis hombros-. Anoche tuviste la osadía de decirme en la cara que dormirías con él.

- ¿Yo dije eso?

- ¡NO TRATES DE VERME LA CARA DE IDIOTA JIMIN! -sus manos me sacudieron tan fuerte que sentí un dolor agudo en mi hombro- ¿Te acostaste con ese tipo?

- ¿Qué? ¿Cómo puedes decirme tal aberración? ¿Hasta dónde eres capaz de llegar con tus pensamientos sobre mí? -si estuviera lejos de sus brazos definitivamente le lanzaría una bofetada.

- Entonces niegalo, dime que no estuviste con ese hombre.

- ¡No tengo que negar nada! ¡Soy libre de mi cuerpo! ¡Y puedo meterme a la cama con cuanto hombre quiera!

Esta vez ninguno estaba ebrio o con fiebre, pero la locura que aconteció después de mi respuesta, tuvo más calor que el propio magma de un volcán.

- ¡Mmm! -su boca tomó por asalto la mía. Intenté apartarlo ejerciendo fuerza en su pecho, pero esto parecía solo incitarlo.

Con sus hábiles y fuertes brazos que estaban sujetando mis hombros, ahora estas bajaron a mi cintura.

Siento la yema de sus dedos entrando bajo mi camiseta, es una caricia suave que da calor a mi piel. El beso violento que inició forzadamente, ahora intercambiaba su sabor con el mío.

Me está tocando muy despacio, como si quisiera memorizar mi piel y ver la reacción que yo daba con eso.

- Ah... -gemí contra sus labios cuando él alcanzó mi trasero, mas el metió su lengua a mi boca, Jungkook no tenía la intención de soltarme.

- Mierda... -suspiró alejando su boca unos segundos antes de dar el segundo asalto a mis labios. Su rodilla se inclinó, provocando que su muslo se presionara contra mi hombría. Con esto me recostó en su cama, sin dejar de besarme.

¿Qué demonios me está pasando? ¿Por qué no puedo reaccionar? Lo único que invade a mí cuerpo es una ola de calor que quema en mi centro.

- ¡No! -grité apartando mi cara a un lado, pero eso no fue suficiente. Jungkook volvió a besarme, tenía tanta energía que quería acabarla conmigo.

Entonces, después de que el oxígeno hiciera falta, apartó su boca sin quitarme la mirada de encima, nuestros pechos eran una máquina. Ambos estábamos agitados.

- Ahora sabrás quién es mejor en la cama -murmuró contra mi oído antes de besarme el cuello.

- Ah... No... Ah... Detente ahora.

- Ni hablar, vas a hacer mío Jimin eres mi esposo y tengo el derecho de tenerte -declaraba con voz ronca.

Su mano que acariciaba uno de mis pezones sobre mi playera, fue metiéndose debajo, lo cual despertó la mezcla de temor y excitación.

- ¡No! ¡No toques ahí! -con mis propias manos sujeté su brazo, pero él me sacó amplia ventaja, abandonando mi cuello para acomodarse sobre mí y retener mis brazos sobre la cabeza.

- Me tienes loco hace días con esto- gimió con una mirada penetrante-...Ya no puedo seguir conteniéndome -dicho esto, tiró de mi camiseta hacia arriba, dejando mi torso al descubierto. Puedo sentir el calor del pudor en mis mejillas, mientras que Jungkook contempla mis pezones. Sus pupilas dilatadas y su entrepierna apretando a mi estómago, todo está saliéndose de control. Para él solo soy un pedazo de carne, lo sé, porque si el estuviera aquí, seguro ni miraría mi cuerpo.

¿Qué? ¿Por qué hacía esto? Lleno de asombro, Jungkook me liberó los brazos para bajar su rostro a mi vientre. Ahí pasó la lengua delicadamente, sentía la humedad recorrerme hasta el ombligo.

- Ah...-aún contra mi voluntad arquee las caderas, esta sensación que me recorría como electricidad era sumamente placentera ¿Esto era real? ¿En realidad estaba bien que sintiera esto con él?

Su boca parecía haberse hecho adicta a mi piel, pues no dejaba de lamer y besar. Simplemente no decía una sola palabra, me probaba y acariciaba envuelto en una capa de lujuria.

De pronto sentí sus manos en mis caderas, quería bajar mis pantalones, el miedo me inundó. Si esto seguía así, él descubriría mi virginidad ¡No! Tengo que detenerlo, yo no puedo permitir que esto suceda. Él ama a otro, y dejar que tome lo único que nadie me ha quitado, sería rebajarme a sus pies.

- No ¡No quiero! -grité moviendo mis piernas con violencia, logrando que él volviera en sí. Fue como despertar de una pesadilla. Me miró anonadado, como si no creyera que ahora mismo yo estaba entre sus brazos y en su cama, a punto de tener sexo con el hombre que dijo sentir asco.

Aproveché estos segundos de confusión, para acomodar mi camiseta y salir de la habitación, cerré con tanta fuerza que me quedé unos segundos parado tras ella, toqué mi pecho; palpitaba tan rápido que creí que me daría un infarto.

- ¿Jimin? -Jennie quién subía con una charola de comida para su hermano, me miró extrañada- ¿Pasó algo?

- Eh... No, nada.

- Como se demoraban, traje esto. Pensé que los dos comerían juntos.

- No, por mí no te preocupes Jennie. Yo... yo quedé en reunirme con Taehyung.

La dejé en medio del pasillo con toda la comida encima. Tuve que inventarme una mentira para salir de esa casa, pues no era capaz de ver a Jungkook en ese instante, si lo hacía, probablemente me desmayaría.

Rápidamente corrí a mi habitación y saqué mi bolso, y pese a las preguntas de los empleados sobre la comida que debía servirse esta tarde, los dejé sin respuesta. Tiré el bolso dentro de mi auto. No era una opción, debía irme a calmar este calor. Una ducha helada, definitivamente no sería suficiente.

Una semana después, con el recuerdo del escándalo en el evento cada vez menos comentado, sentía que podía volver a salir a la calle con tranquilidad. La vida era así, cuando un escándalo mayor llegaba, el otro pasaba al olvido y en este caso agradecía que así fuera.

- ¡Esto es delicioso! -exclamé devorando mi segundo bocado de esa mañana.

- Despacio querido, no querrás atragantarte ¿O si?

- Señora Choi, es que usted hace los tiramisú más deliciosos que he probado en mi vida. La masa y el dulzor, todo es sublime.

- Tanto que olvidaste visitar a esta pobre anciana.

Era verdad, Debido a los problemas no había visitado a la señora Choi en su fabuloso café. Prefería mantenerme fuera de ser captado por alguna cámara, así hasta que las cosas retomaron su normalidad.

- Bueno...

- No, no te preocupes querido, habría que ser de otro planeta para no estar enterada de lo que te pasó. Ya me enteré del problema con tu esposo.

- Ay señora Choi, cada vez es más difícil vivir así. Y eso que sólo ha pasado un mes desde que vivimos juntos.

Suspirando largamente, recordé el día de la visita del abogado. Tal como lo había ya anunciado; este nos visitó para confirmar que vivíamos juntos, y para hacer la pregunta de rigor.

¿Embarazo? No, para nada. Él nos comentó de que aún teníamos trece meses para intentarlo, que si en este tiempo transcurrido no había un bebé, era seguro ir despidiéndose de la mitad de la herencia, lo cual personalmente me tenía sin cuidado. El dinero se obtenía trabajando, No era algo que me llenara de preocupación.

- Ay querido, te compadezco. Eres un buen muchacho. Y solo te mereces lo mejor.

- Agradezco sus palabras señora Choi, y también por el café, estuvo delicioso -saqué unos billetes para pagar, pero la mano avejentada de esa tierna mujer de cabellos blancos, me detuvo.

- No querido, ya haces mucho con venir a hacerme compañía, un café no es nada comparado con tu visita.

- Pero señora Choi.

- Ya dije que no, y si no quieres que me ofenda, guarda esos billetes en tu cartera.

A veces me preguntaba ¿Por qué mi familia verdadera no era así? Cuánto daría por tener una conversación así de tranquila con mi madre, pero no. Ella solo me llamaba cuando tenía problemas, y justo hoy lo había hecho con insistencia.

Me despedí de la señora Choi con un fuerte abrazo. La suave brisa del viento hizo volar mi cabello, subí a mi auto. Hacía mucho tiempo que no iba de visita a mi antigua casa, él lugar donde crecí y disfrute mis primeros años, ahora era ajena para mi.

Estuve manejado alrededor de dos horas. Poco a poco veía la propiedad que en vida perteneció a mi padre, y la nostalgia me invadió.

- A pesar de los años, no te olvido papá -murmuré para mí solo con el nudo de mi garganta queriendo salir.

Todos esos bellos momentos regresaban a mi en un bello recuerdo. Lo feliz que fui, quisiera al menos poder vivir esa vida, aunque sea por solo una hora.

- Dios, aquí voy -estando ya frente a la puerta, toqué para saber si alguien podía atenderme. Curiosamente fue mi madre-. Hola -dije sin ninguna expresión.

- ¿Podrías al menos aparentar algo de emoción? -contestó invitándome a pasar.

- Lo siento madre, pero no todos tenemos esa capacidad de mostrar una cara para una persona y otra muy distinta para los demás.

- Jimin, más respeto con tus palabras.

- Bueno -suspiré dándome vuelta para verla-. Dime el motivo de tu llamada, no es necesario que alarguemos esta visita.

- ¿Sabes? Tienes razón, no voy a ocultar que tu presencia me incómoda, así que seré directa.

Me mantuve serio al saber que yo le incomodaba, pero por dentro recibía otro corte a mi ya cansado corazón.

- Supongo que tiene que ver con dinero.

- ¡Vaya! -exclamó acercándose para empujar mi cabeza con sus dedos-. Veo que eres muy listo.

- Es para lo único que llamas.

- A ver Jimin, recuerda que gracias a mi tienes todo eso. Fui yo quien te formó desde pequeño, así que se un poco más agradecido con tu madre.

- Tengo mucho por hacer, por favor sé breve.

- De acuerdo señor importante. Necesitamos dinero para la fábrica de tu padre.

- ¿Qué? -fue como un golpe a mi pecho que detuvo a mi corazón-. ¿Qué ocurre con la fábrica de mi padre?

Ella caminó pasando por delante de mí, llevando sus manos a su rostro.

- Estamos en quiebra, las deudas han sobrepasado nuestros ingresos y si no pagamos, nos la quitarán.

- ¡NO! ¡E-eso no es posible! La fábrica de mi padre no.

- A ver muchachito, cálmate ¿si? No quiero escándalos en esta casa. Sé que te gusta provocarlos fuera, pero este es un lugar decente.

- Pero cómo ocurrió eso. Yo hago un depósito cada mes.

- ¡Pues no es suficiente! -me reclamó.

- ¿Qué estás queriendo decir? ¿Qué la culpa es mía?

- Pues es bueno que lo reconozcas.

- ¿Acaso perdiste la razón, madre?

- Entonces qué hago ¿Prefieres que se apoderen de la fábrica de tu padre? No creo que seas tan mal agradecido.

Cuánto me costaba aguantar este peso. Quisiera mandar al demonio a la mujer que me dio la vida, pero también estaba en juego aquello que significó la vida del ser humano que tanto amor me dio en mi infancia.

- Ahhh-exhalé- ¿A cuánto asciende la deuda?

Ella respondió una suma exorbitante que ni yo había tenido en mis manos.

- ¿Tanto?

- Por ahora tenemos un largo plazo, hemos vendido la propiedad en el campo y con eso estarán tranquilos por ahora. Pero ni vendiendo todo lo demás pagaríamos esa deuda en diez meses.

Esa fábrica tenía un gran valor para mí, no podía aceptar ni permitir que otro la tuviera. Pero era mucho dinero. Sin duda Jungkook se opondría a que retirara semejante cantidad de la empresa.

Y con mis ahorros sólo cubriría una parte, necesitaba más con urgencia. De pronto recordé la discusión con Jungkook la noche del evento. Si yo le daba un hijo, él me daría el divorcio y mi parte de la herencia. Con ese dinero sería más que suficiente
para pagar las deudas de la fábrica.

No había salida, tenía que hacer algo y este era el único medio.

- De acuerdo, yo me haré cargo, pero te diré mis condiciones.
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