🪻┆Apagar este calor

Cuando recibí el alta, tuve esa esa sensación de que el estaría ahí, pero no. Por ningún lado apareció Jimin. Solo se encontraban mi hermana y el mantenido de su esposo.

- Oh, kook -me recibió con un gran abrazo mi querida hermana.

- Me alegra que estés mejor, cuñado.

- Pensé que estabas de viaje -le dije.

- Sí, pero la familia siempre es más importante. Por sobre el trabajo están nuestros seres queridos. Cosa que mi cuñado parece no entender -Hubo tanto veneno en su último comentario, que no fue capaz de disimular su sonrisa de imbécil.

- Jimin está trabajando, Jackson -agregó Jennie.

- Mi reina, pero el es su esposo, además después de que mi cuñado arriesgara su vida para salvarlo, es lo mínimo que el debería hacer. Recibirlo.

- Ya basta de sus comentarios. Si siguen hablando, mejor me quedaré -Nunca oculté mi desconfianza por Wang, pero esta vez el mantenido del esposo de mi hermana, tenía razón.

- No Jungkook, por favor no digas eso -pidió mi hermana suplicando con sus ojos brillantes y juntando sus manos.

Respiré profundamente, aún me dolía la herida, pero era peor ver a mi hermana suplicando.

- No hagas eso Jennie, está bien. Vamos.

Ya en el auto, Jennie me contó sobre los detalles que Jimin estaba arreglando, para la presentación que sería mañana.

Tal parecía que Jimin nunca mintió, el podía hacer todo por su cuenta, sin la necesidad de tener la ayuda de un hombre.

- Por cierto, al parecer esa noche no fuiste el único que salió mal, hermano.

- ¿Por qué lo dices?

Jennie me entregó un periódico con imágenes de un rostro que yo conocía perfectamente.

- Dicen que causó un pleito en la fiesta Kim, por faltarle el respeto al esposo de uno de los invitados, y horas después de estar detenido fue liberado, pero eso no es lo más grave -Jennie cambió la página, causando mayor sorpresa en mí-. Lo encontraron muerto.

- ¿Muerto?

- Sí, sé llamaba Hyunbin. Es un empresario de 34 años, y aparentemente fue un suicidio o así lo cataloga la policía ¿Tú que opinas? -esperó mi respuesta.

- No lo sé, tal vez era un hombre con muchos problemas mentales.

- ¿Eso crees? Él estaba a cargo de su empresa familiar ¿Verdad Jackson? ¿jack?

- Lo siento, mi reina -él hizo un gesto para que lo esperara, mientras terminaba de hablar por el celular-. Sí, lo tienes todo listo. De acuerdo, mañana viene para entregarte los demás pendientes -colgó.

- ¿Con quien hablabas? -quiso saber Jennie.

- Es Bamban. Hay unos documentos pendientes sobre el caso de una clienta. Le dije que venga mañana para ver cómo solucionamos este tema.

- ¿Bamban vendrá? Hace mucho que no lo veo. Le pediré a la cocinera que haga algo especial para él.

- Está bien, pero tampoco lo consientas o me pondré celoso.

- Ja, ja, ja Solo soy amable con nuestro invitado. Al único que quiero consentir es a ti, cielo.

- ¡Suficiente! de lo contrario me bajaré e iré solo a casa -me gustaba ver a mi hermana feliz, pero que muestre sus expresiones románticas frente a mí, es muy incómodo.

- Cuñado, no te molestes, ya verás que tu esposo también será muy cariñoso contigo.

- ¡He dicho suficiente! ¿O acaso debo decirlo en otro idioma?

Más que incómodo, sentía irá y decepción, Ya sé que el está trabajando, pero solo es un momento ¿Tanto es su rencor como para dejarme tirado en el hospital? Entiendo que entre el y yo no hay ningún tipo de sentimiento que nos conecte, pero al menos debería mostrarse agradecido por haberlo salvado.

En fin. Esto me dejaba claro que entre Jimin y yo la guerra seguía, pero... ¿Por qué me molesta tanto? Ni siquiera el hecho de que Jihoon se haya ido por casi un mes, me daba tanta rabia como ahora.

Tal vez era porque durante esos años que estuve con el vivíamos en esta rutina. Cada vez que Jihoon se enojaba o hacía alguna rabieta tomaba sus cosas y se iba por uno o dos meses. Entre las cosas que hacía aquí y las discusiones, solo nos veíamos para tener sexi ¿En verdad viví seis años con Jihoon? ¿O solo fue una relación a distancia? Empezaba a cuestionarme y pensar en si eso era realmente lo que quería para mi vida.

No niego que por Jihoon sentí una atracción inmediata desde que lo conocí, su cuerpo y belleza atraparon mis ojos al instante. Los primeros meses antes de enterarme de mi matrimonio con Jimin, solo era una lujuria sin control, mas conforme pasó el tiempo descubrimos cosas que nos agradaba hacer juntos, paseos y salidas. Realmente nos veíamos enamorados. Pero todo cambió desde que volví a ver a Jimin. Sí, aquel chiquillo que despertó mi lástima cuando lo conocí junto a una fuente, al que robé su primer beso. Ese muchacho, se había convertido en mi esposo. Reconozco que mi reacción no fue la mejor, pero hasta ese momento yo solo quería casarme con Jihoon, el amor de mi vida. Para mi Jimin solo era un desconocido, y su declaración despertó aún más mi furia, obligándome a decirle cosas para las que ni siquiera tuve tiempo a reflexionar.

Ahora estoy en mi presente. Jihoon se ha vuelto a ir, realmente no me afecta tanto, pues se que regresará ¿Pero esto está bien? ¿Desde cuando el amor se volvió solo una rutina?

Maldita sea ¿Qué diablos me está pasando? No puedo dudar de mi relación con Jihoon a estas alturas, sin embargo, cuando beso los labios de Jimin, hay una chispa especial que se enciende en mí. Mis manos sienten ese anhelo de tocarla, y pasar la lengua por esos lugares sensibles en su piel. Escucharla gemir ¿Cómo sería su voz?

¡Mierda! No puedo estar deseando al hombre que tuvo mi padre. Eso es... ¡Tengo que apartarlo de mi cabeza! Salvarlo fue un acto impulsivo, y ya no haría más locuras. Debo enfocarme en arreglar las cosas con Jihoon y sacar a Jimin de mi cabeza.

Luego de instalarme nuevamente en mi habitación, recibí más atención de la necesaria. Jennie estaba al pendiente de que yo no hiciera ningún esfuerzo. Su preocupación era tanta que hasta ya era molesto. En cierta manera he estado acostumbrado a hacer todo por mí cuenta que me parece extraño que alguien esté atendiéndome como si yo fuera una criatura.

Y de ese modo pasaron las horas, hasta que cayó la noche. Estando recostado en mi cama tomé el celular para observar si tenía algún mensaje o llamada. No sé por qué pensé que tal vez Jimin me hubiera escrito, pero no fue así.

- Es una estupidez -gruñí dejando el celular de regreso sobre la mesa de noche-. ¡Ugh! -hacer ese esfuerzo provocó una punzada de dolor en mi herida, debía tener más cuidado.

Entonces, pensé en dormir. Era inútil pensar que al menos el vendría a verme, aunque por la hora ya no debía estar en la oficina.

- Ja, ja, ja Pero que idiota soy -me dije-. Seguro está con el imbécil de Taehyung. Claro para él sí tiene tiempo ¡Y a mí qué me parta un rayo! ¡Ugh! -volví a quejarme mordiendo mis labios.

Traté de cambiar mis pensamientos, acomodé mi cabeza en la almohada y dejé que el sueño llegara de a poco a mí.

No sé cuánto pasó, ni si ya era el día siguiente, pero mi cerebro me alertó, y yo solo abrí los ojos. Encontrándome una delicada y sensual silueta ante mi.

- Jimin -pensé al ver su mirada chocar con la mía. El estuvo a punto de irse, pero mis brazos no lo permitieron.

No solo me había despertado yo, también lo que está bajo estas sábanas. El deseo fue tal que sin importarme la herida, lo jalé hasta tener sus suaves glúteos sobre mis caderas.

- Estás en mi cama -fue lo que dije, antes de besarlo, jalándolo a mi pecho.

Jimin se movía, y en ese contoneo apretaba mi hombría. Era como si se frotara. Me puse tan duro que dolía. Retuve sus muñecas con ambas manos. Me estaba embriagando con ese delicioso aroma característico de el, y devorando su boca como un animal hambriento. Mi lengua masajeaba la suya, intercambiaba mi sabor con el suyo. Poco a poco lo tenía a mi merced.

- Ah... -solté su boca, pero no sus brazos, y miré un fino hilo que conectaba nuestros labios. Esa delgada línea que tenía la mezcla de el y la mía.

Observando su pecho subiendo y bajando por la agitación, sólo hizo que este calor siguiera en aumento.

El tenía las mejillas rojas al igual que sus labios, y mi virilidad palpitó. Claramente el lo sentía pues parpadeó sin saber cómo reaccionar.

- E...

No la dejé hablar, solo un hábil giro y la presioné bajo mi cuerpo. Su suavidad y delicadeza me recordó a las más finas almohadas de plumas. La diferencia era que esta me estaba volando la cabeza, y no hablaba de la que uso para pensar.

Tenía sus piernas rodeando mis caderas, solo la maldita sábana nos separaba de que nuestros cuerpos se tocarán.

- Jimin... -susurré a su cuello, dándole una lenta y larga lamida.

- ¡Mm! -apretó sus labios evitando soltar un gemido.

- ¿Qué te tomó tanto tiempo para que llegaras? ¿Por qué tardaste tanto?

- J-jungkook, no estás actuando a conciencia.

- Oh por supuesto que estoy consciente, ¡Uso mi cabeza! -exclamé, presionando con mayor fuerza contra mis caderas.

Fue como embestirlo para hacerle el amor. Su expresión me hacía salivar, como el bocado exquisito que te dejaba con el agua en la boca. Eso es Jimin, un sabroso bocado que quiero comer, hasta saciar todo calor que consume mi cuerpo.

- ¡Ah! -abrió la boca soltando ese delicioso y sexy gemido-J-jungkook... detente... Déjame ir.

- Por supuesto, no eres inmune al placer ¿¡O si!? -una vez más, moví mis caderas.

¡Estaba loco! Solo esa la respuesta para lo que estoy haciendo ahora, pero... Si lo hago mío, al menos una vez. Podré apagar este calor. No puedo seguir viviendo así. Tengo que sacarte de mis pensamientos Jimin, tengo que quitar tu hermoso y sensual cuerpo de mi mente. Y solo podía lograrlo teniendote una vez. Total, el también tenía experiencia. Esta no sería su primera vez, el mismo me había restregando en la cara que otro ya la había tocado, así que solo una vez, y sólo por esta vez haría mío al hombre que una vez desprecié.

Tomé su mentón con mi manos para llenar su boca con mi lengua, mientras que con la mano derecha me aventuré a tocar sus muslos.

- ¡Ah! -el estiró su cuello pegando sus manos a mis pectorales. Quería alejarme, pero no tenía la fuerza suficiente para hacerlo.

- Déjate llevar, deja que tu cuerpo responda al placer que te puedo ofrecer, flor mía.

- No... No está bien... ¡Ah!

- El hecho de que no nos amemos no significa que no podamos disfrutar de los derechos que ambos tenemos como esposos. El sexo es parte de un matrimonio, y tú como yo estamos deseándolo.

- No es cierto, eso no es... -cada palabra que decía lo hacía con esfuerzo, el trataba de mantener la cordura, pero con mis caricias y lamidas, su boca apenas podía pronunciar palabra alguna.

- Olvídalo Jimin, no voy a dejarte ir -susurré a su cuello-. Esta noche tienes que ser mío, y vas a ser mi esposo en todos los aspectos.
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