🪻┆Agonizante placer
Miré una y otra vez la hora en mi celular y él no llegaba. Tenía la idea de que Jungkook me esperaría cuando él avión aterrizara, pero no encontré absolutamente nada, ni siquiera un taxi esperando por mí.
Se supone que él sabía que hoy era el día de mi llegada, se lo había dicho.
- Tranquilo Jihoon -me dije calmando mis nervios-. Debe haber algún error, no es posible que él se haya olvidado de mí, me ama. Jungkook está loco por mí -afirmé, sacando el celular para llamarlo, pero lo único que obtuve fue un largo pitido que significaba que estaba apagado.
Jalando mi maleta con la mirada perdida, salí del aeropuerto para tomar uno de los taxis que estaban fuera. Una vez dentro, pensé en qué diablos había ocurrido para que él no llegara a recogerme.
- No es necesario armarse una tormenta en un vaso de agua, Jihoon -me dije. Estaba seguro que tenía alguna reunión y entonces al terminar, él vendrá. En todo caso le dije que nos reunamos en el departamento, así que era seguro que llegaría luego de salir de la oficina. Tenía la oportunidad de llegar, aromatizar el ambiente, ponerme una de esas lencería que lo ponían hambriento de mi cuerpo. Así es, lo convencería como era acostumbrado.
Ya al anochecer de ese mismo día, tenía todo listo en la mesa, comida que compré. Entre pastas, dulces, algunas frutas como fresas con crema y la única luz en el centro de la mesa.
La habitación estaba llena de un ambiente listo para la pasión. La cama decorada con pétalos de rosas donde él no se resistiría a mí y mi lencería sexy debajo de un pequeño y traslúcido camisón que él me regaló.
Sin embargo, cuál hoja marchita que volaba con el viento, sin rumbo ni esperanza. Me quedé mirando la vela derretirse sobre la mesa. Jungkook no llamó ni vino al departamento como lo esperaba.
Furioso por haber sido plantado como un pobre diablo, tiré la mesa al piso. La comida como el vino cayó junto a los platos copas que se rompieron en mil pedazos en el piso.
¡QUIÉN CARAJOS SE CREE ÉL PARA DEJARME ! A Jihoon nadie la dejaba esperando. Esto no se lo perdonaría, él tendría que venir a rogarme.
Pero fue tanta mi desesperación que tomando mi cartera, salí del departamento a tomar un taxi. En plena lluvia, las gotas fuertes mojaron mi cabello y ropa, haciéndome parecer uno de esos hombres de la calle, por la prisa ni siquiera me había puesto un abrigo, pero mi sangre hirviendo me proporcionaba el suficiente calor para olvidarme del frío.
¡Maldito estupido! ¡Recogido de porquería! Seguro era el responsable de que Jungkook no hubiera llegado, pero ya me conocería. Lo haría desear morirse con tal de no ver todo de lo que soy capaz de hacer.
Luego de tomar un taxi, bajé presuroso sin siquiera haber pagado, él hombre detrás de mí me siguió, buscando que le pagará por el servicio. En el dominio de mi rabia, saqué el billete más grande de mi cartera, con tal de que me esperara hasta terminar de hacerle un escándalo al idiota que me dejó despreció.
Pasando por charcos de lodo que ensuciaron mis zapatos finos, mi rostro se llenaba de tanta ira que simples palabras no servirían para apagar esta hoguera.
- ¡JEON JUNGKOOK! -grité empujando las rejas de la entrada- ¡ABRE MALDITA SEA!
- Señor, por favor guarde la compostura. Este no es el lugar para venir a buscar limosnas -dijo el mugroso portero, al confundirme con un vagabundo.
- ¡CIERRA LA PUTA BOCA Y LLAMA A JUNGKOOK!
- Lo siento, pero no puedo hacer eso.
- ¡ENTONCES ABRE, PERO YO NO VOY DE AQUÍ SIN DECIRLE UNAS COSAS EN LA CARA!
- Tampoco puedo dejarlo entrar.
- ¿Sabes quien soy, mugroso de porquería? Si yo quiero puedo hacer que te echen de aquí ahora mismo ¡Así que abre la maldita puerta!
- ¿Qué pasa? ¿Qué son todos esos gritos? -saliendo a paso lento, una mujer de falda larga, con los cabellos sueltos salía a responder, acompañada detrás de un hombre que no era su esposo - ¡Jihoon! -dijo con asombro al reconocerme -. No sabía que vendrías.
- Dile al imbécil de tu empleado que me deje entrar, Jungkook y yo tenemos mucho de que hablar. Y hazlo rápido que no tengo todo el maldito tiempo del mundo.
- Escucha Jihoon, no voy a dejarte entrar, en primer lugar porque tu no eres nadie para venir a dar órdenes aquí. Así que ten más cuidado en cómo te diriges a los trabajadores de esta casa, y segundo. Jungkook no está ahora.
- ¡Estás mintiendo! -le grité-. ¡Seguro está revolcándose con ese maldito hijo de puta!
- Mira, te pido de la manera más educada posible que te vayas de esta propiedad, estás haciendo un escándalo y sólo te estás avergonzado.
- ¡Claro! ¿Qué más podía esperar? Si el recogido y la coja están coludidos.
- Jihoon, Vete -me ordenó como creyéndose capaz de exigirme algo.
- ¿Y si no quiero hacerlo, que harás? ¿Vas a correr detrás de mí? Ja, ja, ja Apenas y puedes caminar, coja de porquería.
- ¡¿Cómo te atreves?! -quiso entrometerse el sujeto que la acompañaba.
- No te preocupes, Bambam, puedo manejar a esta clase de personas -ella apretó los labios mostrando unos ojos brillantes a punto de desbordarse en llanto, pero antes de hacerlo se limpió con los puños-. Qué lástima me das.
- Ja, ja, ja ¿Lástima?
- Así es, porque pienso ¿Qué tan miserable tuvo que ser tú vida? Para que seas una persona de tanto odio y malicia. No te deseo el mal, porque ya lo llevas contigo.
Tanto el como el sujeto que la miraba embobado, sonrieron. No iba quedarme para que me humillen. Me aseguraría de que Jungkook y ese recogido me las pagaran.
(Pov Jimin)
Al final, Jungkook y yo pasamos la noche bajo la misma habitación, pero no en la misma cama.
Recuerdo que anoche, luego que lograra ponerme algo de ropa, tras ese sueño bochornoso, me dirigí con una manta y almohada al sillón de la habitación.
- ¿Qué piensas hacer? -me preguntó divertido en lo que él terminaba de secarse el cabello.
- Muy fácil, ya que el señor Jeon no reservó dos habitaciones, no tengo mayor opción que quedarme aquí -respondí acomodando la almohada-. Pero eso no significa que tu y yo dormiremos juntos, puedo acomodarme en cualquier lugar y eso me permitirá estar lejos de tus pretensiones.
- Yo no sé de qué te quejas -me contestó, al tiempo que llevaba sus manos a sus caderas-. No es como si pudiera hacerte algo que no te haya ya hecho -diciendo esto último, él desató el nudo de la toalla, dejando que su cuerpo estuviera completamente desnudo.
Tras pasar saliva, dejé salir un suspiro que hasta a mi me sorprendió. La virilidad de Jungkook era una cosa monstruosa. Acababa de darse una ducha ¿Cómo diablos podía estar tan erguida como un mástil de barco? Era rosada y con venas, su ancho y largo me dejó sin palabras ¿Realmente esa cosa había estado dentro de mí? Por supuesto, eso explicaba que al día siguiente y los días que estuve de viaje, apenas pudiera caminar sin dejar de sentir un escozor.
- Ehem -aclarando su voz, Jungkook me descubrió casi babeando por su atributo masculino, lo cual provocó que sintiera de orgullo-. Vaya gusto que te das mirando, pero cuando se trata de ti, te avergüenzas y cubres hasta el último centímetro de tu piel.
No respondí nada ¿Qué excusa podía dar? No iba negar que el cuerpo de Jungkook es un imán a las miradas, mas debo ser prudente la próxima vez. Un segundo más y terminaba lanzandome a su brazos.
Entonces, recordé las palabras de Hoseok «Seducelo» Agité mi cabeza incapaz de atreverme a hacer algo así.
- Buenas noches -dije recostándome en el sillón.
Con eso último creí que nuestra conversación había terminado, pero cuando cerré los ojos; mi cuerpo fue levantado como una simple pluma por los brazos de Jungkook.
- ¿Qué crees que haces? -le exigí saber.
Él no habló, me dejó caer sobre la cama, para luego alejarse al sillón.
- Ahora sí, descansa que mañana será un largo día.
Y así llegamos a este día, donde luego de despertarme, me aseguré de que Jungkook siguiera durmiendo, comprobado mi pensamiento, corrí a tomar la ducha.
Ya bajo el agua, masajeaba mis cabellos y cuerpo con la yema de mis dedos, había tenido una excelente noche en esa cama.
«Seducelo» Esa palabra volvía a mi cabeza «Qué sufra por ti, que muera por tocar tu piel» «Una vez no será suficiente para él»
- ¿Yo, seducirlo? ¿Qué se supone que debería hacer? ¿Cómo hacerlo? Un momento ¿Acaso estoy considerando hacerlo? -me dije en mis pensamientos.
Aunque... claro, ver en su mirada la desesperación, no estaría mal. Si Hoseok tenía razón, podía usar esa táctica para Vengarme de él. No sería una venganza sádica, pero si para su orgullo masculino.
- Bien, lo intentaré -dije tras cerrar el agua de la ducha.
Luego de salir sola a desayunar en el mismo hotel, revisaba los mensajes que tenía en mi celular. Jungkook me había llamado una vez y los mensajes de Hoseok eran... ¿Cómo decirlo?
- Ay Hoseok -sonreí moviendo la cabeza de lado a lado, mientras leía unos mensajes de «Caza al león» «Demuéstrale quién es la que manda» Por cierto, no te emociones y vayas a ser tu el que se deje seducir.
- Te veo muy animado con ese celular -me interrumpió Jungkook, tomando asiento en mi mesa.
- ¡Ah! -escondí el aparato en mi bolso-. ¿Q-qué haces aquí?
- Voy a desayunar ¿No lo ves?
- No, no me refiero a eso. Digo qué haces en mi mesa.
- ¿Tú mesa? -se burló.
- Pues sí, yo llegué primero.
- Por favor Jimin, no te comportes como un niño, que no estamos en la escuela.
Frunciendo el ceño tuve que compartir la mesa con él. Esta vez había dejado el café y opté por algo más sencillo; un zumo de naranja y unos waffles con miel.
Jungkook en cambio pidió fruta picada con cereal y una infusión.
- Esto está buenísimo, pero no tanto como los manjares de la señora Choi -comenté al llevarme un trozo de los waffles a la boca.
Por un segundo lo vi sonreír, ocultando su boca tras la taza con la infusión, mas recordé la condición de la que él padece, levantándome para evitar que beba sin haber comprobado que esa bebida estuviera endulzada con algo que no fuera azúcar.
- ¡No! -exclamé caso logrando que la mesa se tambaleara.
- ¿Qué tienes? ¿Acaso enloqueciste? -me preguntó sin haber logrado beber de su taza.
No le di ninguna explicación, lo único que hice fue quitarle la taza y llamar al mozo que estaba por ahí.
- Dígame señor -me dijo.
- ¿Esto está endulzado con azúcar? -pregunté.
- Sí, señor Todos nuestros productos están endulzados con el azúcar más fina.
- Dios... -suspiré con el corazón en la boca-. Verá, mi esposo no debe beber esto. Tiene problemas con su glucosa.
- Oh, entiendo. En ese caso le ofrezco una disculpa y de inmediato cambiaré su pedido.
- Por favor -agradecí al gentil mozo, quien se marchó muy tranquilo.
- ¿Y eso? -me preguntó Jungkook.
- Te acabo de salvar la vida, de nada.
- Gracias, supongo, aunque... -él señaló su pecho mojado.
- Oh, bueno tú tienes la culpa por no pensar antes de beber. Se supone que debes tener cuidado con lo que ingieres ¿Qué hubiera pasado si yo no te detenía a tiempo?
- Era una camisa nueva -murmuró el.
- Oh vamos, no me digas que ahora harás un drama como la última vez que Cerbero ensució tu traje.
- Está camisa vale más que aquel traje.
- Ay, tanto problema por una mancha -gruñí tomando las servilletas para limpiar su pecho.
Di unas cuantas pasadas, pero al parecer la infusión si había marcado de verde la camisa de él y cuanto más presión hacía no salía.
- Eh... te compraré otra igual, así... -mi mano fue tomada por la de Jungkook, presionando mi palma contra su pecho, podía sentir los latidos de su corazón, mientras nuestras miradas se cruzaban. Él miraba atentamente a mis labios, brillosos con la miel y dulzor que yo había comido de mis waffles.
- Jimin... -susurró abriendo su boca, listo para besarme, pero...
- ¡No! -con mi otra mano le tiré servilletas a la cara- ¿Qué estabas a punto de hacer? Parece que tu no aprendes. Tengo mucho dulce en mi boca, para ti sería como probar veneno.
Jungkook terminó de quitarse las servilletas de papel, sin poder evitar mostrar un rostro totalmente serio, pero al final cambiándolo a una media sonrisa.
- Sí el beso de un hombre me lleva a morir, podría aceptar ese agonizante placer.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
🪷😶🌫️❤️🔥𝐍𝐨 𝐬𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞 votar❤️🔥😶🌫️🪷
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top