━━𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐔𝐑
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LUKE COOPER
POV. James Potter
𖠙
COMIENZO A CREER QUE SUFRO de claustrofobia, lo raro es que me siento asi estando al aire libre y con mucho espacio para respirar.
Podía sentir la mirada de todos en mi, y los entendía, estaban confundidos y algunos aliviados al verme vivo pero se sentía extraño que todos pensaran que era un héroe, cuando la realidad era tan diferente a esa.
—Fue una mala idea traerlos aquí, lo siento— La voz de Margaret llegó a mis oídos sacándome de mi trance existencial
—No te disculpes yo quise venir contigo— Sentí a Harry moverse en mis brazos y me dio miedo que tantas personas estuvieran encima de él tomándole fotos y haciendo preguntas que obviamente no va a poder responder— Tal vez deberíamos ir a algún local antes de que los reporteros lleguen
—Si, es lo mejor
Margaret se acercó a mí, o más bien a Harry quien inmediatamente saltó de mis brazos para ir a los de ella. Vi como ambos sonríen mientras caminaban a la tienda de comida más cercana.
A pesar de todo lo que había pasado no podía evitar imaginar a Lily siendo quien sostenía a Harry en sus brazos.
Tuve que sacarme ese ideal de la cabeza ya que la culpa comenzaba a llegar a mi pecho estrujándolo y provocando un dolor interno en mi.
Dentro de la tienda vi a varias personas comprando comida o recorriendo los pasillos, busqué a Margaret y no me tomó mucho encontrarla. Su cabello rojizo era reconocible a la vista de todos.
Y más si tienes a un niño intentando trepar en él.
—Quería ir a un mercado que estaba cerca, venden comida fresca pero esta al aire libre— Escuche a Margaret justo cuando llegue a su lado
—Podemos ir más tarde si quieres— Dije, intentando animarla
Ella revisó el reloj que tenía en la muñeca e hizo una mueca negando con la cabeza.
—Cerrará en un rato y no se cuando tiempo nos tome aburrir a los reporteros
Sonrió encogiéndose de hombro y caminó en dirección a un muro cerca de la entrada, a los pocos segundos volvió sosteniendo a Harry con un brazo mientras que en la otra mano tenía una cesta.
—Déjame ayudarte— Estire mis brazos para intentar agarrar a Harry pero él se apartó de mí y escondió su cara en el cuello de Mar
—Harry ve con tu papa
Pero él no hacía caso, parecía querer unirse con Margaret ya que no se despegaba de ella y no creo que tuviera intención de hacerlo.
—Mejor te ayudare con la cesta— Dije rendido. Margaret sonrió apenada, lo se porque se le achinaron los ojos al sonreír.
Me extendió la cesta la cual tomé sin dejar de mirarla hasta que ella siguió de largo por un pasillo. Me volteé para seguirla mientras se paraba en cada estante que veía y leía el contenido de algunas latas.
Estuvimos así por no se cuanto tiempo, estábamos en el mismo pasillo por quinta vez y la canasta seguía vacía. Harry estaba dormido en el hombro de Margaret mientras ella leía la etiqueta de una lata de atún.
—Mar— La llame, ella volteo aun con la lata en la mano— Es la quinta vez que la lees, no creo que vaya a cambiar su contenido, linda
No dijo nada y se que estaba sorprendida por cómo la había llamado, incluso yo me sorprendí, supongo que será la costumbre. Cuando por fin reacciono negó un par de veces con la cabeza y dejó el atún en el estante nuevamente
—No me has dicho que quieres comer
—Lo que sea, pero por favor ya elije algo, vomitare si vuelvo a ver esa lata de atún
Volvió a caminar por cada uno de los pasillos conmigo siguiéndola por detrás con una canasta vacía en manos. Nos detuvimos frente a un congelador donde habían varias verduras al igual que algunos aperitivos.
Me distraje un poco al verla intentando agarrar una bolsa para pero con Harry en brazos se le hace difícil, quería intervenir pero no se sentía correcto. Por alguna extraña razón, tener a Harry en mis brazos me provocaba una presión en el pecho que jugaba con mis emociones.
—¿Puedes cargarlo?
Esa pregunta me tomó por sorpresa.
¿Quería hacerlo?
Por supuesto que sí, es mi hijo carajo.. Pero a la vez no se sentía bien hacerlo.
Mas sin embargo tenía más derecho de hacerlo que Mararet, muchísimo más derecho que ella sin importar lo que había hecho.
—Si..— Respondí. Deje la canasta en el piso me acerque a ella, con cuidado agarre a Harry por la cintura para dejarlo colgando en mi hombro
Margaret sonrió y continuó viendo el congelador. Intenté no respirar tan alto para no despertar a Harry, incluso intenté no hacerlo, pero fue imposible porque el dolor en mi pecho volvió y sentí mis manos temblar y sudar.
Sentí a Harry removerse en mi hombro y supuse que se había despertado. Maldije en mi mente e intenté alejarme un poco de Margaret para que no se diera cuenta.
Los gritos y lloriqueos de Harry traían atención a nosotros logrando que incluso algunas señoras mayores me vieran con cara de odio o soltar algún comentario como.
Está secuestrando al niño
El día no se podía ponerse peor.
—¿Qué está pasando?— Rodé los ojos con cansancio. Margaret se acercaba a nosotros con algunas bolsas de verduras que dejó en la canasta antes de llegar frente a mi— ¿Necesitas ayuda?
—No gracias, yo puedo— Respondí. Harry soltó un grito en mi oído dejándome completamente aturdido— ¡Mierda, Harry!
—¡James!
—Cálmate Harry, hablo enserio
Harry se tambaleó en mis brazos y comenzó a mover sus brazos golpeando mi pecho para que lo soltara. Con tanto movimiento Harry habia logrado soltarse de mi agarre pero logrando que por un segundo estuviera a punto de caerse.
Margaret fue más rápido y lo atrapo a tiempo envolviendolo en sus brazos para sobarle la cabeza tranquilizarlo.
Harry abrazó a Margaret por el cuello y poco a poco fue tranquilizando su llanto. La gente que nos estaba viendo se fue dispersando hasta que quedamos solo tres en aquel pasillo.
—¿Estás bien?— Preguntó Margaret. Yo negué sin poder creer lo malcriado que se había comportado Harry, él nunca había actuado así— Solo está cansado. Si quieres yo puedo cargarlo hasta que nos vayamos, te dire que agarrar— Se dio la vuelta caminando a la canasta
—No—Margaret detuvo su andar y volteo para mirarme.— No eres su madre, Margaret, no deberías comportarte como tal
Lo vi.
Vi el dolor en su mirada después de decir eso.
Cerré los ojos y me repremi mentalmemnte por haber dicho esa estupidez, no fue mi intención, simplemente se me salio.
No podía quedarme ahí, no podía ver las lágrimas acumularse en sus ojos esmeraldas, no otra vez.
Solté un suspiro y caminé fuera de ahí. No me importo la gente que me vio al salir del supermercado con prisa, ni los reporteros chismosos que estaban ansiosos por saber cómo había sobrevivido.
Simplemente necesitaba estar lo más lejos posible de Margaret y Harry.
***
LLEVABA UN RATO CAMINANDO por las calles de Londres como un vagabundo, el dejar a Margaret sola me hacia sentir un imbécil, solo queria ir con ella y Harry y decirle cuanto lo sentia por sen un idiota.
Maldito orgullo.
También sabía que Margaret necesitaba un tiempo para pensar las cosas y despejar su mente, así que la deje.
Después de un rato de seguir por una calle recta me crucé con un par de personas que salían ebrias de un bar, reían y se divertían, como los envidie por eso.
Dude un momento pero al final decidí entrar para beber algo antes de volver a la mentira más grande de mi vida.
Camine entre todo el mar de gente algo apresurado para dejar de interponerme entre las parejas empalagosas que deseaban quitarse la ropa enfrente de todos.
Intente buscar un lugar para sentarme y logre ver la barra de bebidas no muy lejos de donde me encontraba, camine unos paso más llegar pero un muchacho se interpuso en mi camino chocando con mi hombro
—¡Mira por donde caminas anciano!— Grito alzando su botella en el aire
Poco me importo asi que segui caminando. Finalmente logré llegar a la barra pidiendo al cantinero que me trajera un vaso de whiskey.
Pienso que las bebidas que dan en las tres escobas son mejores, pero no me puedo quejar.
Después de un rato un hombre se sentó a mi lado y pidió una cerveza, inherente ignorarlo pero mi curiosidad y aburrimiento me ganaron.
—¿Te terminaron?— Pregunte con la vista en la barra de madera
Levantó la cabeza viéndome aunque después la volvió a bajar dio otro trago.
—¿Me hablas a mi?— Pregunto algo bajo, lo mire y vi el anillo en su dedo anular
—¿Ves a alguien más aquí?
—¿Por que preguntas?
—Pues estás bebiendo como si no hubiera un mañana— Dije como si fuera lo más obvio del mundo— Pero luego vi tu anillo así que supongo que me equivoque
Asintió algo distraído y con una sonrisa incómoda en el rostro. A pesar de la música alta solo podía oír pisadas y ecos retumbando en mi cabeza, no podía ser el alcohol ya que no había tomado casi nada.
Decidí pedirle al cantinero otro vaso de whisky y a los pocos segundos me lo trajo acompañado de un plato de aceitunas como acompañante. Estuve un rato jugando con algunas y otras me las metia a la boca pero las masticaba muy lentamente.
Me di vuelta con la ayuda de la silla y pase mi vista por todo el bar, habían muchos jóvenes que venían a divertirse o ahogar sus penas en alcohol. Por un momento quise volver a ser un adolecente que solo se preocupaba por su cabello rebelde.
Me entristece recordar aquellos momentos en los que era feliz, tenía tan solo veintiún años y me sentía de cincuenta.
Volví a centrar mi vista en el plato de aceitunas pero sentí una mirada en mí así que alcé la vista sin disimulo y por el rabillo del ojo vi cómo aquel hombre con el que recientemente había hablado se encontraba mirándome como un acosador.
Mire mi plato de aceitunas, pinché una y me la metí a la boca dejando el palito atrapado entre mis labios. Me empezaba a doler el trasero así que me levanté y caminé al baño con cuidado de no tropezar con alguien.
Cuando por fin logre llegar a mi destino cruce la puerta y camine a uno de los urinales que se encontraban pegados a una pared. Me bastaron solo unos segundos para terminar de drenar todo el líquido dentro de mí así que una vez que termine, abroche mi pantalón y camine a lavarme las manos.
Deje correr el agua en mis manos ayudándome de estas para quitarme el jabón. En eso, el mismo hombre con el que minutos atrás había hablado había entrado y sin mirarme se dirigió al lavamanos justo al lado mio.
El silencio era incómodo, dejé de mirarlo y me concentré en terminar de lavarme las manos.
Cerré la llave y me sequé las manos con el papel pegado a la pared. Saque el palito de aceituna de mis labios y camine a la puerta.
—Yo tambien lo estoy buscando— Deje de caminar al escuchar al hombre hablar
Me volteé y pase mi mirada por todo el baño, no había nadie por lo que supuse que me hablaba a mi.
—¿Disculpa?
—A Michael. Yo tambien lo estoy buscando
Mi corazón dejó de latir por unos segundos y la respiración se me corto. ¿Acaso había escuchado bien?. Dejó de lavar sus manos y las escurre en el aire, se dio la vuelta y se apoyó en el mesón sin apartar su vista de mi.
—No se de que me estas hablando
—Sabes perfectamente de lo que hablo— Se cruzó de brazos y sonrió de lado— Yo se lo que hiciste
Carajo.
Apreté mis dientes a la vez que hacía presión en el palito de aceitunas con mis dedos.
Esto no podía estarme pasando, iba a volverme loco y su maldita sonrisa no ayudaba.
Sin pensarlo mucho caminé hacia él y quedé a escasos centímetros de su cara con el palito de aceituna haciendo presión en su cuello, a pesar de ser un palito pequeño tenía la punta muy afilada, tan afilada y gruesa como para ser clavada en el cuello de alguien.
—Ni se te ocurra decir una palabra más
Su respiración se volvió pesada y grave.
—Yo no haría eso, Jamás— Habló con dificultad. Deje de hacer presión al oír mi nombre— No querras mas sangre en tus manos
Eso me tomó de sorpresa.
¿Quién era este tipo?
Tantas preguntas pasaban por mi cabeza y dudaba si en verdad serían respondidas.
—Dije que te callaras— Respondí volviendo a hacer presión con el palito en su cuello
—¡Escuchame! Ambos queremos lo mismo James
Suspire. Lo miré por unos segundos y volví a respirar normal. Me aleje de él y tiré el palito al piso para no tentarme a usarlo en verdad.
—¿Quién eres?
Cerró los ojos y pasó su mano por su cuello como si le doliera.
—Luke. Luke Cooper
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