Shoot IV: Chic's hotlegs collection
Chic's hotlegs era la nueva colección para la que Wang me consiguió contrato el día del festival. Hacer más sesiones de cuerpo completo no estaba en mis planes pero admito que era satisfactorio demostrar todo el talento escondido dentro de mi.
Mejor dicho, demostrarle a Jeon Jungkook Que para modelos completos; Yo.
Ah... hablando de Jeon Jungkook.
Parece como si ambos jugáramos a las escondidas por la compañía. O quizá es que yo hago muy bien mi trabajo en evitarlo, las lagunas de recuerdos regresaron al día siguiente avergonzándome tanto por la forma tan descarada en que cedí a sus juegos.
"Tú ya me gustabas"
Já.
Si claro, cómo si fuera a creer esa estupidez. Ruedo los ojos fastidiado y salgo del estudio encontrándome con Candy lista para marcharse.
— Cariño, no te has quitado el vestuario.— Me dice mientras entramos al elevador rumbo a mi camerino.
Observo mi ropa; la falda de cuero vinil cae suelta por mis caderas y se ajusta apretada en mi cintura. La adorna una cadena plateada caída por la izquierda y una abertura que expone más piel de mi muslo superior. Arriba lo acompleta una camiseta manga larga de pana blanca.
— Lo olvidé.
— Vale, cámbiate mientras que guardo todo.
— No Candy. – Nos detenemos en la puerta de mi camerino — Es mejor que te vayas ya, son las nueve y se que tienes la cena con tu esposo a las diez y media. Debo arreglar unas cosas de todas formas.
— ¿Seguro? Puedo ayudarte rápido.
— Vete ya, tardas mucho arreglándote. — La empujo sutilmente.
— Está bien, nos vemos el lunes Mimi.
Me lanza un beso antes de desaparecer por el pasillo. Finalmente puedo entrar a descansar, cierro la puerta a puntapié y me agacho para sacarme las botas. Mis pies me agradecen al ser liberados que no puedo evitar suspirar, me dejo caer al suelo sobre la alfombra de peluche y estiro las piernas.
— No me digas que vas a darme un show privado.
Las luces se encienden dejándome atónito. Jeon está sentado en mi sofá con la mano en la lámpara iluminando tenuemente la habitación.
Me levanto rápido con el corazón acelerado por el susto y por verlo sorpresivamente después de evitarlo estos tres días, necesitaba preparación mental para este encuentro después de lo que hicimos.
—¿Qué haces aquí Jeon Jungkook? ¿Cómo entraste?— Me alejo hasta el tocador y comienzo a guardar mis cosas más rápido, no podría tomarme mi tiempo.
— Así que volví a ser Jeon Jungkook – A través del espejo lo veo ponerse de pie, sus ojos encuentran los míos y sonríe burlón. Cuando llega a mi lado el aroma de su perfume me embriaga veloz — ¿Qué pasa con Jungkook?
El recuerdo exacto del momento en que estuve gimiendo su nombre sin honoríficos sonroja mi rostro de inmediato. El color es tan intenso que es imposible que pueda ocultarlo, desvío la mirada molesto, odio esta reacción tan rápida por su presencia.
— Déjate de tonterías Jeon. Sal de mi camerino y no vuelvas a entrar sin mi permiso – Termino de cerrar el pequeño bolso y antes de girarme me doy cuenta que se ha acercado demasiado, después siento su mano acariciar sutilmente la parte trasera de mi muslo izquierdo — ¿Qué d-demonios haces?
Me echo a un lado esquivando su mano pero mi plan fracasa, no me deja dar un paso más cuando ya me tiene sujeto del brazo y tira de mi inclinándome contra el tocador.
— Supe que hiciste Chic's hotlegs con Wang – Su mano baja hasta la parte trasera de mi rodilla y vuelve a subir despacio, apenas rasguñando con las uñas, agitando mi respiración al punto de provocarme temblores por el chispeante placer — Vas a mostrarte ante todos ahora ¿eh?
— ¡Suéltame! — Me impulso hacia arriba pero su mano me empuja abajo con fuerza — ¡Jeon Jungkook detente!
Talla mi piel con sus manos ásperas siendo demasiado duro cuando llega a mi culo. Sus dedos se deslizan en la partidura de mis nalgas pellizcándome de tal forma que es como si quisiera que notara la fuerza puesta en sus toques. Maniobro mi peso para ver su rostro en el espejo, está sonriendo con maldad burlándose de mi.
— Es una linda falda Meatball, se vería bien sobre mi.
De pronto dejo ir un grito corto cuando me palmea en seco, el acto me acelera el corazón al punto de escucharlo fuertemente en mis oídos. El calor que genera me sorprende, jamás me creí alguien de golpes pero es obvio que Jeon rascaría profundo en mi interior y provocaría cosas que ni yo mismo sabía.
Todo mi cuerpo está ardiendo en llamas calientes que me empapan de sudor.
— J-Jeon... Jeon – Se acomoda tras de mi sujetándome de la cintura con fuerza, aplastándome con intención de inmovilizarme — Espera...
— Míranos – Sus caderas se balancean contra mi– Tu cuerpo se ve Perfecto junto al mío.
— Ya basta... Estoy harto de tus estupideces – Con esfuerzo lo enfrento a través del espejo — Ve y follate a alguna de tus conquistas.
Forcejeo de nuevo sintiéndome molesto, Jeon se ríe burlesco mientras hago mi intento de escape, en vano claro, el monstruo sobre mi me supera en tamaño y músculo por mucho.
— ¿Por qué haría eso cuando te tengo a ti dentro de esta mini falda? – hago una mueca de asco cuando lo veo lamerse dos dedos de una manera grotesca y vulgar. Su descaro me inquieta y también hace vibrar mi cuerpo ferozmente — No hay nadie mas con una cara linda y un culo asombroso, solo tú.
Se inclina sobre mi sujetándome la barbilla enfrentándonos en el reflejo, acariciando como gato nuestras mejillas mientras escabulle los dedos para mover la braga y empujar en mi entrada. Un suspiro tembloroso se me escapa polarizando el cristal frente a mi, mi respiración está comenzando a ser demasiado ruidosa y mis ojos ya están acuosos.
¡Que vergüenza!
Debo replicar, renegar de sus palabras superficiales. Por supuesto que si, el problema es que no recuerdo cómo hablar, sus dedos están jugueteando bajo la falda con mi piel arrugada dejándola húmeda y cosquilleante. Empujan poco a poco mientras Jeon se entretiene en mi cuello con su lengua.
Mi cuerpo no puede regular su temperatura, sube y baja descontrolada y decide subir ardiente quemándome completo. Me siento sofocado por su peso descuidado, por mi corazón acelerado y las gotas de sudor cayendo de mi frente.
Era demasiado, las ansias, la desesperación, el calor, su boca suave besando mi piel sensible creando escalofríos por mi espalda que me provocan temblar bruscamente mientras jadeo entrecortado.
— J-Jeon, suéltame. – Arqueo la espalda cuando me penetra por completo con una embestida precisa, me quejo molesto — Sácalos. Te lo o-ordeno.
Un ráfaga de embestidas me golpea y tengo que aferrarme a la orilla del tocador, mis piernas tiemblan y me alzo de puntas por inercia. Gimo ante el estímulo ardiente y la salvajidad, la forma en que me expande al cepillar mis paredes envía cosquilleos a mi vientre bajo cómo ondas que se esparcen a todo mi cuerpo, concentrándose en mi polla hinchada.
— ¿Tu, me ordenas? – Susurra Jeon en mi oído. – ¿A mi? Já, espera, creo que no te oí bien, ¿cierto? – Empuja más fuerte — Meatball, siempre tan grosero conmigo, cuando solo quiero hacerte sentir bien.
— ¡Y-Ya basta de j-juegos, Jeon! – Digo apenas en un jadeo fatigado, mi voz ya llegó a la nota baja donde debo tomar mucho aire antes de hablar — ¡Y deja de llamarme as-¡mgh!
Un golpe a mi próstata es todo lo que necesito para derretirme entre sus brazos, el aire se me va por unos instantes donde mis piernas dejan de responder y lo único que me mantiene arriba es Jeon. Aprovecha el momento y levanta una de mis piernas reposándola sobre el tocador, la sostiene abierta de la rodilla interior y me siento avergonzado otra vez por la posición tan demostrativa.
Sus dedos acaban con mi agonía placentera dándome unos minutos para descansar.
— Es cierto lo que digo, ¿cuando me has visto con alguien? – Escucho la hebilla del cinturón y luego el cierre del pantalón. Mi estómago da un vuelco furioso ante la expectativa, incluso mi agujero se contrae ansioso. No puedo concentrarme en sus palabras mientras su cuerpo entra en contacto con el mío — Dime una sola vez en la que hayas visto o escuchado un rumor de mí con alguien, en este caso serías tú quien tendría que darme explicaciones dulzura.
Escupió. Acaba de escupir. Lo escuché Justo ahora.
Quiero verlo pero estoy petrificado y confuso por la situación, es claro que se está masturbando, sus jadeos me lo confirman de inmediato. El sonido obsceno crea otra ola de cosquilleos por mi espina dorsal y mi corazón se acelera como loco extasiado por el rico ruido ronco que sale de esa boca suave.
Me muerdo el labio al sentir la punta caliente empujar mi agujero, mi cuerpo lo succiona por inercia queriendo que entre de una vez. Suspira pesado y restriega su polla a lo largo de mis cachetes, jugando con mi entrada ansiosa y desesperándome.
— ¿No lo crees Meatball? Tú sí que te paseaste frente a todos mostrando sobre qué pollas te montabas – Mi rostro hierve en calor por la vergüenza de sus palabras vulgares. Adora humillarme, burlarse de mi hasta el punto en que mis ojos no se despeguen del suelo — Yo soy quien debería gritonearte y mírame, dispuesto a olvidar tus desplantes con tal de complacerte.
El sentido de sus palabras se esfuma en cuanto la cabeza de su polla estira mi borde creando una oleada de fuego. Mi boca cae abierta en jadeos y me siento débil en sus manos, mis músculos estimulados pulsan conforme empujan el pedazo de carne hacia adentro.
— Y-Yo no n-necesito que tú m-me complazcas— Murmuro aferrándome con más fuerza al espejo, avanza dentro de mi y siento como si se inflara hasta invadirme — ¡Esp-pera!
Llevo una mano contra su pecho tratando de detenerlo. Su tamaño no estaba mal, un poco más grande del promedio, sin embargo su grosor fue una sorpresa.
Mi intento es nulo claro, su pelvis choca contra mi culo dejando su polla al fondo de mi canal de músculos cosquilleantes. Jeon Jungkook suelta un gemido de placer tan gustoso, como si hubiera esperado por esto desde hace tanto tiempo, como si estuviera probando su helado favorito y se derritiera poco a poco en su paladar y el orgasmo explotara en su lengua.
Lleva mi pierna alzada más lejos dejándome expuesto para desplegarse hacia afuera, dejando que la punta tire de mi entrada. El cosquilleo es feroz al recorrerme, mi interior pulsa salvaje y me siento necesitado por más.
Respiro agitado pasándome la mano por la frente quitando todo el sudor pegajoso que escurre por mi rostro y cuello. Me siento acalorado, sofocado, incapaz de llenar mis pulmones del oxígeno suficiente para que mi respiración deje de oírse por todo el cuarto.
— ¡Mgh! J-Jeon.— Mi voz es un susurro tembloroso cuando me embiste de nuevo.
— Pues a mi me parece que lo necesitas Meatball, tu agujero me succiona bastante fuerte – su mano libre se pasea por mi espalda para luego ir por mi quijada — Es como si vibraras por dentro.
No más palabras desde ahí.
Solo embistes constantes, su polla hinchada expande mi agujero cada vez que sale y empuja rastrillando cada vena saltada y palpitante contra mis paredes sensibles. La fuerza se me escapa con cada penetracion, soy como gelatina bajo sus manos, el placer es tan delicioso, creciendo despacio con espasmos y cosquilleos en mi vientre bajo.
Jeon parece conforme con el ritmo preciso y calmado en que me golpea, ronroneando bajo tras de mi como un animal al acecho. Yo respiro entrecortado, sofocado por el calor de mi cuerpo sudoroso, todavía no me está follando con todas sus fuerzas y ya no soporto las ansias del orgasmo.
Se que debería pararlo. Detener esto antes de que me convierta en otro juguete suyo, porque él podía asegurar misa sobre su castidad temporal. Pero no puedo hacerlo, sabe envolverme, meterse bajo mi piel hasta hacerme temblar y suspirar de placer.
Poco tarde me doy cuenta que estoy balanceando las caderas hacia atrás, necesito más fuerza, más velocidad, lo quiero todo a este punto. Hago mi mejor esfuerzo moviéndome contra sus caderas balanceando mi equilibrio, sin embargo es agotador y me canso con rapidez.
Mis gemidos sin aliento son desesperados, Jeon sigue empujando dentro de mi sin acelerar o detenerse a pesar de que suena agitado a mis espaldas.
— Jungkook — Gimo frustrado.
— Ahí está. Justo lo que quería escuchar.— Suelta mi pierna y me abraza de la cintura alzándome sin salir de mi para llevarnos hasta el sofá donde se sienta conmigo encima cara a cara — Solo tienes que decir mi nombre, Meatball, y te daré Justo lo que quieres.
Me toca por todas partes con tanto ímpetu que me abruma, me sigue estirando el culo abriendo mi agujero con la punta de sus dedos. Estoy mareado de deseo, mi libido está colapsando todo mi sistema dejándome inestable al punto de temblar bruscamente.
Me remuevo desesperado restregando mi polla goteante contra la suya en busca de cualquier contacto de placer.
— Por Favor – Suplico mirándolo a los ojos. Sujeto el borde de su pantalón y me alzó para bajarlo por sus muslos, con dificultad logro llevarlo hasta sus rodillas. — Tu ganas, maldito sin vergüenza.
Me saco el suéter mientras escucho como se ríe por mis insultos. Apenas lanzo la ropa lejos siento sus manos subir por mi espalda. Se me eriza la piel y tiemblo bruscamente ante tanto contacto con su cuerpo caluroso.
— Suplicas que te folle y aún así me ofendes – Dice Jeon sonriendo pícaro, abriendo su camisa de botones para que pueda ver su brilloso torso duro, adornado con abdominales y tatuajes — ¿Seguro que el sin vergüenza soy yo?
Lo observo con odio por su paciencia, mi polla pulsa como si fuera a explotar. Mi culo se contrae necesitado por algo que lo expanda y yo ya no soporto el cosquilleo de escalofríos que me recorren cada cinco segundos.
— Solo follame de una vez antes de que me harte y vaya a buscar a alguien más — Digo entre dientes, furioso y excitado como el demonio.
Mis palabras parecen accionarlo, su mirada se oscurece y se impulsa contra mí atrapando mi boca en un beso feroz mientras acomoda su polla en mi agujero embistiendome. Le sujeto el rostro profundizando el beso, gimiendo sobre su lengua húmeda mientras me balanceo desesperado.
Envuelvo los brazos por su cuello afianzando mi agarre. Doy tirones en su cabello húmedo cuando me folla con rapidez. Al fin parece despertar su instinto animal y me siento satisfecho por la brutalidad, por el salvajismo.
— Mierda – Gruñe sujetándome de la cintura y empujando duramente — Eres una dulzura.
Su voz agitada me eriza la piel. Es aún más sensual cuando se arquea contra el respaldo cuando me hago cargo de montarlo. Tiene unas facciones sexys durante el sexo, parece entregado y dispuesto a cualquier cosa que haga.
En esta posición el glande golpea mi próstata cada que bajo, mi polla pulsa lista para vaciarse y yo estoy que grito y lloro de tanto placer. Me sostengo de su abdomen como estabilizador para intercalar los movimientos, adorando sus gemidos suplicantes.
Me arde la garganta de exhalar tan fuerte al gemir, no puedo controlar mi cuerpo a este punto de extasis. Estoy hípersensible, me recorre un escalofríos por la espina dorsal cada cinco segundos terminando en lágrimas derramadas por la intensidad, mi piel se eriza y el cosquilleo aumenta en mi vientre bajo con potencia, abrumandome.
Jeon me sostiene del culo deteniéndome, dejo caer la cabeza al frente jadeando agitado. La polla en mi interior desprende tanto calor que siento que incendia mis entrañas. Es asombroso, tan bueno como siempre supe que sería. No esperaba menos de Jeon, sabía que el sexo que me daría sería satisfactorio, el hombre sabe ponerme nervioso en la vida normal, sabe empujar mis botones limpiamente, obviamente sabría hacerlo en la cama.
— Manos en la pared – Ordena en un jadeo, sonando precioso y agotado. Su abdomen inquieto llama mi atención antes de obedecerlo, el sabor almizclando de su piel me hace salivar así que me aprovecho de su estado nebuloso para lamer los músculos ejercitados. Jeon me observa con una ceja alzada pero me tomo mi tiempo mientras me doy un banquete, besando superficial entre los pectorales, viéndolo arquearse ligeramente — Jimin, mi polla no puede esperar a que me beses cada abdominal.
Mi nombre sobre su lengua es como un canto de ruego lujurioso, me está encajando las uñas en los muslos mostrándome su inquietud, su paciencia puede acabar pronto. Ver cómo respira agitado me excita tanto, su piel bronceada brilla contra la luz tenue de la lámpara y mi sangre termina por hervir mi piel.
Lamo todo un camino hacia arriba tomando por fin la posición que me indicó. Mi rostro queda sobre el suyo, Jeon estira el cuello atrapando mis labios en un beso descuidado mientras comienza a mover las caderas.
Quiero ayudar en los empujes pero me sujeta firme y me embiste con rudeza. Los golpes llegan uno tras otro, más fuerte que el anterior increíblemente. Estoy gimiendo sobre su boca como un desesperado, lamiendo su lengua antes de besarlo feroz y morderle el labio inferior con fuerza cuando empuja en mi próstata.
Maniobra las caderas como si buscara algo, segundos después estoy retorciéndome cuando la punta de su polla se restriega en mi próstata. Rasguño mis uñas por su piel sudada queriendo algo de soporte, se ha hundido hasta las pelotas y se mueve en círculos masajeando la protuberancia como todo un experto.
Es demasiado. Mi polla pulsa y duele y ni siquiera la he tocado. Es increíble el poder que tiene este hombre para hacerme venir solo con entrar en mi agujero.
— Jungkook – Termino cayendo en su pecho tembloroso y a nada de correrme — Necesito más.
Ahogo un grito cuando nos lleva a la alfombra, me deja recostado mientras se termina por desvestir. Vuelve entre mis piernas y me penetra de una manera asfixiante, me arqueo con la piel erizada sintiendo mis músculos lubricados estirarse para amoldar la polla hinchada.
Me aferro al peluche de la alfombra cuando aumenta la fuerza. Puedo oír el momento exacto en que impacta conmigo, como chapotea cada vez que se hunde hasta el fondo sin dejar un solo centímetro fuera.
Mis quejidos se vuelven pequeños y cortos jadeos, vanos intentos por tomar aire entre cada embestida.
— ¿Quieres saber por qué te puse Meatball en realidad?
El susurro en mi cuello me hace temblar con intensidad, Jeon me enjaula con sus brazos fuertes, escondiendo el rostro en el hueco de mi cuello. Sus labios besan el camino y succionan, para después lamer de regreso.
— L-Lo que quiero es c-correrme — Reprocho al sentir que baja la velocidad.
Jeon se ríe.
— Tu culo siempre se notó en tu ropa holgada – Me sujeta la barbilla — No conocía tu fisionomía pero en realidad no me interesaba, eres tan mordaz, divertido y condenadamente sensual que solo hacía falta escuchar tu nombre para que se me pusiera dura.
— Sigo sin c-comprender... Jeon ¿puedes terminar de follarme y d-después contar todas las historias que quieras?
Empuja duro y me quejo sorprendido. Comienza de nuevo a montarme, dejando caer todo su peso hasta dejarme sin aliento.
— Es por tu culo.— Finaliza.
Se separa y me gira de cara al suelo, levanta mi cadera separando mis muslos para echarse sobre mi después de pellizcar mis mejillas, su boca queda Justo en mi nuca y su pecho sudado aplasta mi espalda.
Me siento abrumado bajo todos sus músculos, es pesado y caluroso, está tan sudado como yo y cubre todo mi cuerpo con el suyo. Es demasiado contacto de piel. Su polla ya está dentro de mi pero el parece ocupado lamiendo el largo de mi espalda.
— P-Por favor Jeon... no lo soporto...
Me arrebata las palabras con una palmada, el ardor pica hacia mi polla y agujero dejándome peligrosamente en el borde hacia el orgasmo.
— Jungkook. Vas a llamarme Jungkook. No me hagas maltratarte, porque créeme, tu piel roja combina con la linda falda de cuero.
— Eres u-un maldito eg-gocentrico.— Murmuro agitado.
Otra palmada cae en el mismo lugar, inhalo con fuerza apretando los ojos sintiendo el dolor expandirse junto con la quemazón picando.
— ¿Quieres correrte? Sabes cómo obtener las cosas dulzura.
Las condiciones no deberían venir de él, el mando no debería venir de él, pero aquí estoy. Preparando mi lengua temblorosa para rogar Justo como a Jeon le gusta con el único fin de obtener mi orgasmo.
— T-Te detesto tanto.
— Y aún así estás permitiendo que hunda mi polla en ti, eso es un poco hipócrita ¿no crees?
Aprieto los labios inquieto, gimiendo en mi garganta porque me excita ser golpeado pero soy demasiado sensible para soportar toda una ronda de palmadas.
— Por favor... Jungkook.
Estoy cansado de sus juegos, excitado también pero cansado. Tolerar a este hombre durante toda mi estadía en la empresa pensando que se burlaba de mi cuerpo no fue fácil, no estoy para confesiones en este momento.
— Demonios. Meatball.
Su cuerpo se balancea finalmente para empujarse dentro de mi. Su aspereza me deja saber que se encuentra también en lo último e irá por ello desde ahora.
Mi rostro húmedo por las lágrimas me abruma, me siento una magdalena de tanto placer, de por fin satisfacer este deseo en mi interior que quise ocultar todo este tiempo y que se desató gracias a la colaboración de Wang.
Estoy a nada de llegar, mi interior se contrae con fuerza haciendo a Jeon gemir profundo. Sus embestidas van en aumento, salvajes, sobrepasando mi sensibilidad.
— Jungkook... y-yo...— Apenas soy audible.
De pronto, comienza a golpearme con tanta fuerza que soy incapaz de contenerme. Empujo las caderas hacia arriba en su encuentro potenciando al fin mi orgasmo. Soy más un animal aullando durante unos segundos hasta que quedo casi inconsciente de tanto placer.
— Ahora vas a ordeñarme.
El hombre sigue en busca del suyo, sin embargo la fuerza y brusquedad comienzan a ser demasiado. Mi interior no tiene tiempo de aclimatarse para ayudarlo, es doloroso, placentero también pero doloroso y extraño.
— Espera, d-deja que me recupere — Trato de arrastrarme lejos.
— Oh no, dulzura. Te di lo que querías, es mi turno de tenerlo.
Tira de mis caderas más arriba y mete las suyas un poco bajo mi cuerpo. La posición es extraña, estoy incluso más estirado con el pecho totalmente al suelo. Embiste hacia arriba con movimientos rápidos, estoy aferrado con fuerza a sus piernas que cada golpe me llega como electroshocks directo a la próstata.
Recargo la frente en mis brazos respirando muy rápido, se me eriza la piel una y otra vez mientras Jeon juega con sus manos en mi trasero, en la falda, en el cierre, no lo soporto.
De nuevo el cosquilleo, de nuevo esa sensación que me deja sensible y desesperado. Gimo agudo bajo los gemidos gruesos de Jeon mientras se corre dentro de mí finalmente. La sensación del semen caliente contra mi abusada próstata genera un tipo de placer que jamás había sentido, me corro de nuevo; siendo más sensitivamente que otra cosa.
— Demonios. Eso estuvo muy bueno.
Jeon cae sobre mí hasta que nos deslizamos contra el piso. Su polla aún dentro de mi pulsa mis músculos mientras se ciernen a su alrededor.
— No.— Me quejo.
Mueve sus caderas despacio.
— Podría vivir así, moviendo mi polla en tu agujero.
— Seguro. Ahora sácala antes de que me cierre.
Jeon se alza un poco dándome espacio para levantarme, sin embargo vuelve a tumbarme solo que de espaldas al suelo y me embiste con cuidado ya que su polla no está tan dura como antes.
— No me molestaría que nos quedáramos unidos - Susurra con sorna. Me enjaula con sus brazos y baja el rostro a mi altura, nuestros pechos aún agitados se rozan — Como los cachorros, pegados.
Me aferro a sus costillas jadeando ruborizado por sus palabras. Cierro los ojos y giro el rostro cuando intenta besarme.
— ¿Por qué tienes que ser tan desagradable?
— Es la única forma de hacer que te sonrojes. Actúas tan feroz, tan maduro, tan capas como para gritarme y ponerme en mí lugar – Me sujeta la barbilla obligándome a mirarlo. — Olvidando que sigues siendo un mocoso. Un maldito mocoso que se sonroja en cuanto le hablan de sexo sucio.
— Ya cállate. Tú no te mereces mi respeto.— Me agarro de su brazo y lo empujo.
— Quizá solo necesitas que te enseñe.
— Quizá debes parar ya o voy a golpear tu linda cara.
Con algo más de fuerza lo obligo a salir de mi y quitarse de encima. Al fin el aire entra a mis pulmones correctamente, me tomo unos segundos antes de acomodar la braga en su lugar y ponerme en pie. Me pongo el suéter y sigo guardando lo ultimo de mis cosas fingiendo que las piernas no me tiemblan por el esfuerzo.
— ¿Qué haces?
— Acabo con mis cosas, quiero irme a casa temprano.
— ¿Vas a dejarme aquí? ¿Después de esto?— Dice Jeon, y puedo notar cierto enojo en su voz.
Cuando tengo listas las maletas volteo a verlo, aún está en el suelo sobre la alfombra solo que su ropa ya se encuentra correctamente en su lugar.
— Eso querías, ¿no? Ya lo hicimos, no tengo a nada más que quedarme.
— ¿Estás de broma? — Jeon me alcanza con un salto cuando camino a la puerta. — Te dije que me gustas, creí que hablaríamos de eso.
Dios, no parece terreno sólido que quiera explorar. Es cierto que nunca vi que se envolviera en rumores sobre parejas o ligues de una noche, pero siendo realista, ¿no le importa mi edad?
— Podemos volver a follar, mientras no sea en la empresa. Listo. Ya hablamos, buenas noches Jeon Jungkook.— Digo zafándome.
— ¿Qué? No me refería a eso. – Vuelve a sujetarme con más dureza esta vez, sus cejas están fruncidas y sus ojos muy abiertos.
— Entonces no quieres follar.
Puedo ver el momento exacto en que la paciencia abandona su cuerpo. Es un hombre muy expresivo cuando se trata de mi.
— Claramente quiero follarte.— Susurra entre dientes como un suspiro pesado, casi una exhalación forzada de tranquilidad.
Los momentos donde el fastidiado era él siempre eran más intensos, Jeon no es muy bueno manejando su paciencia o su enojo. Lo que hace todo más divertido, soy un adolescente y mi mayor poder es ser perfectamente insoportable.
Le muestro la sonrisa más inocente que puedo fingir antes de responder: — ¿Entonces por qué sigues haciendo drama Jeonssi kook? Te gusto, esta bien, la respuesta a eso es que te dejaré follarme porque ambos sabemos que esto es solo físico.
El apodo lo congela lo suficiente para escabullirme de sus manos opresoras y llegar a mi auto. Lo habían apodado así durante su época negra, se metió en muchos problemas durante un tiempo y el apodo se creó cuando sin querer una ex suya rompió el contrato de confidencialidad y habló sobre su Jeonssi kook.
Wou. Realmente cause un impacto. No le permito decir nada más y salgo del edificio directo a mi auto. Había sido un día agotador y su visita sin duda fue la cereza del pastel. Mis manos temblorosas apenas pueden encajar la llave en el switch, la realidad de haber follado con Jeon me pega Justo en este momento.
— Mierda.
Golpeo el volante ansioso, me tiemblan las piernas cuando un recuerdo intruso de su boca susurrando en mi oreja llega sin permiso. Me llevo la mano al rostro sintiéndome sonrojar como un puberto.
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