Shoot I: Colaboracion con Wang
— Mimi cariño, Ceo Huajin te está esperando en su oficina con la imprenta del boceto del catálogo de este mes para la colección sparkle de la colaboración con Jewelry Sun.
Candy, mi agente entra en camerino con elegancia vistiendo un atractivo palazzo mostaza y un cárdigan perla cayendo seductor por uno de sus hombros bronceados. Un lindo pañuelo de satin adornaba su largo cuello al estilo francés.
— Claro. Iré en un segundo.
— Y recuerda que a las tres tienes la reunión con Wang. Es todo, tomaré mi hora de comida tesoro, suerte allá arriba. — Candy camina hasta mi y besa mi mejilla.
Detenerla sería demasiado injusto, ir con Huajin es literalmente hacer la sesión allí mismo así que hacerla ir conmigo podrá ser un poco cruel de mi parte. Mi atuendo es adecuado y realmente no importa mucho lo que use porque lo único que enfocan es mi rostro y a veces mis manos.
Así que un jean tiro alto de pana café chocolate holgado, un suéter blanco dos tallas más grandes y una chaqueta de mezclilla café igualmente unas tallas más grande no son un problema del que deba preocuparme. Soy un modelo de cara y manos que muy, muy pocas veces acepta contratos de cuerpo completo.
Me siento más cómodo promocionando maquillaje y joyería, es algo que amo y uso constantemente entonces, ¿por qué cambiaría de área?
Arreglo el bálsamo de mis labios antes de salir al pasillo, llegar tarde a las reuniones es algo que odio pero que suelo hacer mucho. Siempre había algo que me retenía; o se me caía el café encima, o Candy olvidaba maquillarme o aparecía el inepto de la sección cuerpo completo de colecciones Bodies Libite para deci...
— ¡Ouch!
Me encojo rápido y sujeto mi pie entre mis manos al sentir dolor en mis dedos.
— Meatball, siempre en las nubes. – Me recompongo y observo al hombre de metro ochenta y cinco parado frente a mi — Lamento lo de tu pie.
— Deja de llamarme así, Jeon Jungkook.
— Oh vamos, no soy tan viejo como para que me digas por mi nombre completo.— Su mueca burlona me fastidia tanto.
Odio más que sea guapo. Hay tantos modelos en esta empresa que son lindos y atractivos como para enrollarme con ellos, pero Jeon Jungkook es único. O quizá simplemente mi tipo en hombres; alto, fornido sin exagerar, con muslos grandes y pantorrillas gruesas. Cejas pobladas que endurecían su mirar y un piercing en la derecha, como también otro en su labio inferior. Tatuajes por todo su brazo derecho, subiendo por su cuello y en su cinturón de adonis.
— Tampoco tan cercano como para que tome confianzas contigo – Cruzo mis brazos y me acerco con mi peor mirada de odio posible — Así que deja de llamarme meatball.
Me enderezo sonriendo falsamente y me apresuro a pasar por su lado chocando nuestros hombros. Corro por el pasillo hasta el elevador asegurándome del tiempo en mi reloj.
Llego con Huajin a tiempo y sin arruinar el volumen de mis rizos rubios. Revisamos los bocetos, practicamos las poses y revisamos la joyería que sería seleccionada. Huajin tomó un par de fotos como experimento y luego llamó a dos asistentes que armaron un set express para seguir tomando fotos.
Terminar con Huajin fue difícil, lo que comenzó como pruebas terminó en una mini sesión real con varios aretes, collares y gemas tiara. Apenas salí faltaban cinco minutos para la reunión con Wang, corro rápido por el pasillo principal directo hasta la última oficina, donde antes de poder detenerme la puerta roja se abre y alguien sale a mi encuentro.
— ¡Demonios! – Me remuevo contra el cuerpo duro sintiendo los brazos que me apresaron al momento del impacto — Meatball, siempre tropezando con tus pies.
Me encuentro con sus ojos miel muy cerca de mi, su aliento golpea mi rostro mientras habla y siento sus manos en mi espalda a pesar de las capaz de ropa en mi cuerpo. Arrugo las cejas por verlo ahí.
— ¿Que haces aquí? – sacudo sus brazos con esfuerzo, son pesados y parece no querer moverlos — ¡Quítate Jeon Jungkook!
— Iba en tu búsqueda, eres famoso por llegar tarde Meatball y la reunión está por comenzar.
Desgraciado. Descarado.
Lo empujo más fuerte y ruedo los ojos molesto, no había persona mas molesta en la empresa y no comprendo porqué se engancho conmigo desde que nos conocimos hace dos años. Acomodo mi cabello y entro en la oficina con la cabeza en alto, Wang está sentado al centro de la mesa con un agente a cada codo.
Al verme sonríe en grande.
— Park Jimin. Mi rostro bicolor preferido – Sonrío coqueto batiendo las pestañas. Una de las razones principales de quedarme en joyería y maquillaje, es que claramente mi belleza, pero sobretodo mi heterocromía; lo peculiar es que uno de mis ojos parece lila, por eso relucía más. — Ven, hoy deseo tu presencia cerca.
Con un movimiento de mano el hombre a su lado cede su asiento para que pueda sentarme junto a Wang. Al avanzar veo a Jeon Jungkook pasar con prisa a su asiento, por su postura parece estar tenso y supongo que puede ser incomodidad al ver a Wang adularme cuando él solo me insulta.
Al sentarme sujeta mi barbilla girándome frente a su rostro. Wang no era feo, ni siquiera viejo, no pasaría los cuarenta estoy seguro. Era el productor más joven de la empresa y mejor diseñador digital, las colecciones que lideraba siempre lograban número uno en tendencia.
— El día que dejes esta empresa... no se que haré sin tus ojos.
— Hay modelos preciosos en todos lados Ceo Wang – Me echo atrás sintiendo mi rostro caliente. Que pena con los socios presentes — No soy nada especial.
— Claro. Ustedes sigan en... Lo que sea que sea eso, no es como si no tuviera mas trabajo que hacer que ver su aburrida conversación.
Wang sonríe divertido y se gira hacia Jeon.
— No me he olvidado de ti mi amigo. Pero no me dejas terminar de hablar, te ganan los celos solo porque no te estoy elogiando como a Jimin.
— ¿Celoso? ¿De Meatball? Jamás.
Nuestros ojos se encuentran. Luce tenso a pesar de oírse seguro de sí mismo, sabe que puedo leerlo fácilmente y lo odia. Sonrío divertido jugando con mis anillos, luego recargo la mejilla en mi mano sin desviar la mirada.
— Bien. Vayamos al grano, tengo otra reunión en veinte minutos. En dos semanas comienza el mes de Gala, Brillo y Glamour en Seúl, como saben habrán exposiciones y pasarelas dentro del festival y Partenon wear quiere colaborar con nosotros para exhibir su nueva colección de lencería y hacer una mini sesión extra para un calendario.
Jeon Jungkook me lanza una mirada rápida alzando las cejas y una mueca llena de burla moldea sus facciones duras.
— Escuchaste Meatball, lencería – Jeon se carcajea como si le hubieran contado un buen chiste — Ya quiero ver eso — Suspira aliviado y se seca una lagrima falsa fijando los ojos en mi — Deberían dejarte en tu zona de rostro mejor.
Ruedo los ojos, está bien, puedo con esto, he hecho sesiones de cuerpo, claro que si obvio, soy un profesional, jamás de lencería pero para todo hay una primera vez.
— ¿Cómo vamos a dividir los tiempos? — Pregunto. Sería trabajo de Candy programar esto pero me gusta opinar sobre mis horarios personalmente — Me gustaría llegar al set y que Jeon Jungkook ya no esté, él perturba mi paz.
— Eres fácil de molestar, no aguantas un chistesito.— Jeon se inca de hombros restándole importancia al asunto. Mis ganas de golpearlo solo incrementan, podría subir a la mesa y lanzarme para tirar de sus perfectos cabellos hasta que no quede nada perfecto en él.
— Muchachos por favor, deben hacer un esfuerzo... – Wang me mira, sus ojos me dicen que no me gustará lo que dirá y puede que ya esté nervioso — Mimi, como tú padrino en esta empresa sabes que vivo para complacerte, sin embargo esta vez tu deseo me es imposible porque... Es con Jungkook con quien harás la sesión.
—¡¿Que?!
Bajo mi voz de pánico apenas noto el ligero canto de horror de Jeon Jungkook hablando a la par del mío. Wang se ríe a carcajadas echándose atrás contra el respaldo de la silla, toma el control remoto sobre la mesa y enciende el proyector para dar un vistazo a lo que usaríamos y ver la temática de la colección.
— ¿Ustedes no eran profesionales? ¿O me equivoqué de modelos?
Ambos negamos apresurados, esta era una oportunidad increíble, el festival de Seúl era uno de los más grandes del año, las grandes campañas derrochaban dinero en una fiesta llena de exuberantes cosas solo por diversión de presumir a sus modelos y su dinero y por supuesto emborracharse ya que los dos días siguientes se auto proclamaban para descansar.
Muy interesante la vida de la alta sociedad.
En el PowerPoint que Wang puso aparecieron cosas relacionadas con mitología, baños en oro líquido y unas coronas con cristales que definitivamente voy a usar. Mis nervios parecen tranquilos, hasta que la sección de ropa aparece; hay medias, bóxers, ligeros, suspensorios, unas batas con un estilo antiguo, bragas, body de encaje, arnés y algunas máscaras o antifaces.
Mi rostro arde otra vez. No me atrevo a mirar a nadie de la habitación, mucho menos a Jeon quien seguramente debe estar listo para aventar algún comentario molesto y ofensivo hacia mi.
— Solo ustedes dos vinieron a mi mente para este trabajo chicos, nadie más. Se que será perfecto – Sujeta mi mano y solo entonces lo miro, sonríe en grande, muy emocionado al parecer. Jamás podría decirle no — ¿Aceptan?
— Claro que si Hyung. Sería un honor.— Sonrío en grande.
— No hables por mi, Meatball.
— ¿Jungkook, me rechazas?— Wang lo observa sorprendido.
— Por supuesto que no – se acomoda el saco — Solo digo que tengo boca y puedo responder por mi cuenta.
Me rio con fuerza al no poder contenerme por mas tiempo ante las tonterías del hombre. Jeon me mira con su rostro arrugado en una mueca molesta.
— Jeon Jungkook, a veces sí que eres gracioso – me seco una lagrima falsa — ¿Qué te ha hecho pensar que yo te incluiría en algo junto a mi? Por dios eres un adulto ya, deja las tonterías para los jóvenes.
El hombre infla el pecho con brusquedad mirándome fijo, es la primera vez que respondo de esta manera pero ha llegado a un límite de mi paciencia y si vamos a trabajar juntos debo dejarle en claro que no puede pasarme por encima cada que se le de la gana.
— De acuerdo, terminaré esta reunión antes de que se arranquen las pestañas. Los veré mañana en el estudio seis a las siete y media.
— ¿Tan tarde?— Pregunta Jeon.
— Vamos a experimentar y no quiero a nadie apresurándome para desalojar el set.
Dicho eso nos despedimos. Me espero unos minutos a que Jeon Jungkook salga primero y no envolvernos en un silencio incómodo o soportar sus comentarios infantiles. Diez minutos después el corredor está despejado y libre hasta mi camerino, Candy ya estaba en proceso de papeleo para el proyecto con Wang así que por ahora tengo lo que resta del día libre.
Cierro la puerta y escucho mi teléfono vibrar con notificaciones. Me apresuro hacia el vanity cuando me apresan el brazo y en segundos estoy con la mejilla pegada al espejo gigante de cuerpo en mi pared.
Jadeo por el impacto brusco y por el susto repentino. Me sostienen apretado de la nuca por lo que no puedo moverme para identificar quien rayos se atrevió a entrar a mi camerino y sobretodo, a tocarme.
— Voy a advertirte una cosa Meatball – La voz profunda me pone la piel de gallina. Nunca había estado tan cerca de mi, su aliento humedece mi piel y puedo sentir el roce de sus labios con mi oreja — Modera tu lengua frente a mi.
Sacudo mi cuerpo intentando zafarme, pero lo único que logro es restregar mi culo en su pelvis y comprobar lo cerca que está.
— Suéltame ahora mismo. Tu te ganaste esas palabras y debes soportarlo – Empujo con mi espalda tanto como puedo — ¡Quítate!
Se me escapa un grito cuando me voltea con un movimiento rápido y vuelve a empujarme contra el espejo. Me sujeta de la quijada alzando mi rostro y se acerca, los nervios me llevan a poner una mano en su pecho evitando que llegue por completo a mi.
— Vamos a posar juntos, debemos acostumbrarnos a la cercanía del otro – Sonríe con sorna sin despegar sus ojos de los míos, apretándome más fuerte el rostro apachurrando mis mejillas y dejando mis labios en pico — Así que se bueno. Nos vemos mañana.
Entonces, me planta un beso en los labios.
Mi corazón se acelera tan rápido que siento taquicardia, Jeon Jungkook me mira satisfecho de sus actos antes de girarse y marcharse de mi camerino llevándose la poca tranquilidad que me quedaba.
Tenía que ser un mal chiste que ser un idiota lo hiciera ver más atractivo.
— ¡Ugh! — Me dejó caer en el sillón exhausto.
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