𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚞𝚗𝚘.

Las puertas de la iglesia se abrieron tras escuchar la típica melodía de bodas. Un joven de cabellos color dorado avanzaba por el pasillo, el reflejo de la luz que se coloreaba gracias a los vitrales creaban destellos de luces que bailaban a su alrededor, como si la mismísima alegría del momento se manifestara en la atmosfera.

El aroma de las flores frescas se percibía en el aire de manera agradable, mezclándose con la emoción palpable de los presentes en el lugar. La música interpretada por los mejores músicos de la ciudad llenaba cada rincón de la iglesia con tan agraciada melodía, elevando de esa forma la solemnidad del momento.

Los invitados se veían extremadamente conmovidos y embelesados por la belleza del joven novio, conteniendo el aliento mientras lo observan con admiración. Cada mínima curva de su cuerpo siendo acentuada por el hermoso traje del que es portador, además del maquillaje tan natural que solo resaltaba la suavidad de sus facciones delicadas, su cabello color sol y la profundidad de sus ojos verdes como un frondoso bosque, lograban que se viera aún más angelical. En definitiva, los ha dejado maravillados.

Era perfecto.

Finalmente, el rubio había llegado al altar donde su prometido lo esperaba, sonriendo complacido de haber podido conseguir a tan agraciado chico para convertirlo en su esposo. Las líneas de expresión en su rostro eran evidentes, pues ya no era un jovencito, claro que no, era un hombre de cuarenta y tres años que iba a casarse con uno de veinte. ¿Acaso se había ganado la lotería? A decir verdad, eso es lo que parece.

Los presentes tomaron asiento nuevamente cuando la música cesó, dando por iniciada la ceremonia donde los dos se unirían para toda la vida.

La voz del padre hizo eco en la habitación, hablando lo suficientemente fuerte para que todos pudiesen escucharlo, notándose alegre de formar parte del emparejamiento de ambas partes. Mas sin embargo, el de piel canela estaba sumido en sus pensamientos, haciendo oídos sordos a las palabras del contrario. Su mente divagaba, cayendo en cuenta de que estaba a punto de casarse con el mayor, quien sostenía sus manos, apretándolas un poco.

No sabía cómo sentirse, su corazón latía desenfrenado y sus piernas temblaban ligeramente, la boca de su estómago se contrajo cuando escuchó como el sacerdote lo incitaba a decir los votos que había preparado junto a su madre, ésta misma verificando que cada detalle fuese impecable; pues hasta la más mínima de las cosas tenía que salir a la perfección.

Sus labios se movieron de forma automática, recitando palabra por palabra al pie de la letra como tantas veces lo había ensayado frente al espejo. Su voz siendo suave, un poco grave a comparación de su apariencia, pero era una caricia para los oídos de los invitados, quienes no podían procesar lo irreal que podía ser ese chico.

Una vez la pareja había dicho sus votos; la tan esperada pregunta por fin se había hecho escuchar.

- Señor Hwa Jong. ¿Acepta al joven Kim Taehyung como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, estar con él en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?- Dijo el sacerdote.

- Acepto.- Sonrió.

- Joven Kim Taehyung. ¿Acepta al Señor Hwa Jong como su legítimo esposo, para amarlo y respetarlo, estar con él en la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?- Preguntó nuevamente.

- Acepto.- Dijo, sin emoción alguna.

- Si alguno de los presentes no está de acuerdo con la unión de éstas dos personas, que hable ahora o calle para siempre.- Miró a su alrededor, nadie dijo nada.- Si es así, por el poder que me es conferido, los declaro marido y...

Las puertas de la iglesia se abrieron nuevamente de manera estrepitosa, dejando a la vista a un hombre de cabellos azabaches perfectamente peinados, piel pálida y complexión fuerte. Iba vestido con un traje negro ceñido a sus músculos y unos zapatos de vestir que estaban recién pulidos. Elevó las comisuras de sus labios al posar sus ojos oscuros en los verdes del rubio.

- Lamento la tardanza, no era mi intención interrumpir.- Avanzó a paso decidido hasta posarse frente a los novios.- Bueno, en realidad sí.- Apuntó un arma al mayor que se estremeció al notarla, los presentes quedaron rígidos en sus lugares.- Lo siento, viejo, pero no puedo permitir que se case con esta lindura de aquí.- Le guiñó un ojo a Taehyung, quien solo se limitó a sonreír en su dirección.

Jong levantó las manos al ver como la pistola yacía a unos cuantos metros de distancia, el cañón de la misma tranzando un camino fijo hacia su frente.

- ¿De qué estás hablando? ¿Quién carajos eres tú?- Preguntó molesto, pero evidentemente asustado por el azabache que lo miraba inexpresivo.

- ¿Por qué levanta los brazos? ¿Acaso me vio cara de policía?- Se burló.- Y no se preocupe, mi nombre es lo que menos debe importarle... Lo único que debe saber, es que soy su peor pesadilla.- Sonrió de medio lado, volviendo a guiñar su ojo antes de jalar el gatillo.

Los jadeos asustados de las personas no se hicieron esperar demasiado al observar como un líquido rojo descendía del rostro de Hwa. Aunque, contrario a lo que cualquiera pensaría, este último solo utilizó sus dedos para limpiar con ellos la sangre que había sido disparada con el arma hasta su cara. Sus facciones se contrajeron en asco por las gotas que habían logrado ingresar en su boca, el sabor metálico tan desagradable provocó que las náuseas se instalaran en su estómago.

- ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡¿Estás demente?! ¡¿Qué coño es esto?!- Bramó alterado.

- La sangre de sus sucios familiares, los cerdos.- Se encogió de hombros.- Aunque, ahora que lo pienso, ni los cerdos son merecedores de llamarse sus parientes, los pobres no hicieron nada como para ofenderlos de esa forma.

- ¡Alguien que saque a este loco de aquí!- Gritó a los guardias que cuidaban el lugar.

No obstante, ninguno se movió de su puesto.

- Lamento decirle que sus hombres se dieron cuenta de la basura a la cual servían.- Se sentó en una silla que sabrá Dios de dónde sacó.- Ahora son mis subordinados. ¿No es eso magnífico?- Sonrió.

- ¡¿Que dices?!- Giró en todas direcciones, notando así, que era completamente verdad lo que había dicho el sujeto que arruinó su boda.

Absolutamente nadie de los que trabajaban para él, lo ayudó en esa situación. En cambio, lo miraban con total desprecio.

¿Que cojones pasaba con ellos?

- Bueno, veo que ya se dio cuenta de cómo está solo en esto, señor Hwa Jong.- Miró al rubio.- Taehyung, ven aquí.- Le habló suave, cambiando inesperadamente el tono de su voz.

Cuando el hombre se percató como su prometido iba a realizar lo pedido por el azabache, lo tomó fuertemente por el brazo, evitando que se acercara a él.

- Tú no vas a ninguna parte.- Susurró, apretando su agarre que logró sacarle un quejido al menor.

Ante eso, el pelinegro tensó la mandíbula.

- Pensé que podíamos llegar a un acuerdo, señor Jong, pero veo que me equivoqué.- Desabotonó su saco, sacando del bolsillo interno de éste un sobre manila, donde se encontraban unas cuantas hojas.- No creí tener que recurrir a esto, pero debido a su falta de cooperatividad, no me deja otra opción.

Los presentes estaban curiosos por lo que el joven estuviese a punto de decir. Y él, contento por toda la atención recibida, solo se levantó de su asiento y se acercó al lugar donde se encontraba el vino que el padre le daba a las personas que ya habían realizado su primera comunión, cogió una copa y se sirvió una buena cantidad de aquel licor. Luego de eso, regresó a su lugar.

- ¿Por dónde debería comenzar? Usted decide.- Sonaba increíblemente tranquilo, aún cuando deseaba romperle la cara por hacerle daño a su Taehyung.

- ¿De qué coño hablas?- Al padre ya le estaba saliendo una úlcera de tantas malas palabras que había dicho.

- Bueno, no importa.- Ojeó los papeles.- Todo se va a saber, al final de cuentas.

El mutismo se instaló en el lugar, nada se escuchaba además de los tarareos relajados del azabache situado en medio de la iglesia, quien leía detenidamente las hojas en sus manos, preguntándose que bomba debería soltar primero.

Después de unos segundos que parecieron eternos, habló.

- Bien, ya decidí.- Sonrió.- ¿Por qué no discutimos sobre la malversación de grandes sumas de dinero en su empresa?- Inquirió, manteniendo su expresión inocente.

Jong perdió el color.

Los murmullos y cuchicheos por parte de los invitados resonaron rápidamente, algunos estaban sorprendidos, otros se enojaron por lo dicho y varios no creyeron tales palabras.

- ¿Q-qué dijiste?- Su voz tembló.

Uno de los presentes se levantó.

- ¿Es eso cierto, Hwa?- El hombre se veía molesto.

El aludido negó frenéticamente.

- N-no, no es...

- Oh, ¿Sus inversionistas no lo sabían? ¿Dije algo que no debería?- Indagó, interrumpiéndolo en el proceso.- ¿Por qué no les cuenta la verdad? ¿Mmh? ¿Por qué no les dice que usted ha desviado la mayoría de su capital a su cuenta de banco personal?- Insistió.

El mayor apretó los puños, amenazando con golpearlo.

- No, no, por favor, estamos en el hogar de Dios, aquí no debemos practicar ningún tipo de violencia. Además, esto apenas comienza.- Inclinó su cabeza a un lado.- Son tantas cosas que me tomé la molestia de hacer una lista.- Agitó el sobre.- Va para largo, por favor pónganse cómodos.- Se dirigió a las demás personas.

- ¿Qué es lo que buscas? ¿Ah?- El enojo se le notaba de aquí a la china.

- Simple diversión.- Respondió mientras leía y le daba un trago al vino.- Ah, aquí hay otra cosa bastante interesante. ¿Sabían que el señor Jong estafó a dos empresas que apenas y estaban iniciando en el mercado? Se ofreció como su principal inversor y al final los dejó sin nada.- Barrió el lugar con la mirada.- Es una lastima, imagínense pasar por algo así.

Nadie dijo nada, pero se preguntaban internamente si todo lo que se enumeraba era cierto.

- ¿Que opinan ustedes sobre la infidelidad?- Cuestionó luego de unos instantes, sin esperar una respuesta realmente.- Para mí, estar en una relación implica tenerle respeto, lealtad y confianza a mi pareja. Serle fiel tanto física como emocionalmente. ¿Están de acuerdo conmigo?

Todos afirmaron lo dicho.

- Entonces, si todos compartimos dicho pensamiento con lo que respecta a ese punto, éste siendo la base de todo noviazgo y/o compromiso, ¿Por qué el señor Hwa, prometido de un joven tan hermoso como lo es Kim Taehyung, le es infiel con cualquier cosa que se mueva?- Inculpó.

- ¡Mientes! ¡Yo nunca le he sido infiel! ¡Jamás he cometido ese acto de traición, yo lo amo!- Vociferó.

- Mmh, de actuación, te doy un seis sobre diez, debes mejorar un poco.- Arrugó la nariz.- Yoongi, por favor trae la laptop y el proyector, Hoseok, coloca la pantalla, ya va a empezar mi novela.

Nadie entendía ni tres pepinos de lo que decía, pero Jong sabía que no era nada bueno.

Tenía toda la razón.

En menos de dos minutos, ya lo pedido estaba listo. Hoseok había colocado una pantalla con superficie blanca, dónde las imágenes del proyector se podían apreciar perfectamente.

El azabache tenía todo planeado.

Unos segundos después, un vídeo fue reproducido.

En éste se podía apreciar como el mayor salía de bares y prostíbulos, acompañado tanto de hombres como de mujeres, en algunos se veía alcoholizado hasta la médula, en otros estaba completamente lúcido. Pero el que más sorprendió a los invitados de la boda, fue uno donde; en la entrada de una habitación de motel (barato, por cierto), una joven y un chico se adentraron a dicho cuarto con Hwa siguiéndolos por detrás. Sin embargo, antes de ingresar, se detuvo para sacar algo de su bolsillo. Un bote con pastillas, para ser preciso. Tomó una y la ingirió, esperando unos momentos para luego entrar.

El vídeo terminó.

- ¿Qué decía sobre su increíble fidelidad?- Se reclinó en la silla.- Lo siento, olvidé mencionarles que el señor Jong tiene disfunción eréctil a sus cortos cuarenta y tres años.- Negó con la cabeza, meneando la copa en su mano.- Muy lamentable, si me lo preguntan a mi.- Miró a algunos hombres.- Por eso, caballeros, hay que dejar los vicios.

Mientras tanto, el antes mencionado no podía dejar de ver la pantalla. ¿Lo grabaron haciendo todo eso? ¿Cómo? ¿Cuándo? Más importante aun: ¿En serio ahora todo el mundo sabe que no puede mantenerse duro? ¿Cómo va a mirar a la cara a las personas si ahora son conscientes de que antes de tener sexo, debe tomarse una puta pastillita azul?

Santa mierda.

Estaba inmóvil, no escuchaba las burlas, no le prestaba atención a su alrededor, todo lo que sus oídos captaban era un pitido ensordecedor que lo mantenía aturdido.

- Siguiendo con el repertorio.- Aplaudió una vez, después de dejar el cáliz en el piso momentáneamente, sacando a su objetivo de su laguna metal, pues deseaba tener su mirada sobre él cuando terminara de derrumbar toda su fachada de hombre bueno y ejemplar.- Este es un tema un poco más delicado, pero no por eso voy a dejar de mencionarlo.

>> Además de tomarse el atrevimiento de engañar a un Doncel tan único y etéreo como lo es el prometido de ésta bazofia de ser humano.- Sus ojos se clavaron en Taehyung, sonriéndole de lado, tratando de transmitirle confianza.- El señor aquí presente, forma parte de un grupo de personas que se dedican a la trata de blancas.

La sorpresa se reflejó en jadeos entrecortados y las miradas acusadoras que se cruzaban en la habitación, creando una atmósfera cargada de tensión. En esta ocasión, Hwa optó por el silencio, consciente de que cada palabra pronunciada era, en efecto, cierta. El miedo se apoderaba de él, paralizándolo ante la posibilidad de contradecir nuevamente la verdad. Tal vez si no decía nada, podría librarse de esa acusación.

Que equivocado estaba.

- Como podrán apreciar en pantalla.- Habló otra vez.- Todas las personas que han tenido la desgracia de estar con el señor Jong, han desaparecido misteriosamente.- Los expedientes se fueron mostrando uno por uno.- Todos y cada uno de ellos, estuvieron a punto de ser vendidos. Sin embargo, gracias a su servidor, me presento.- Hizo un ademán con su mano.- La policía logró rastrear a dicho grupo y fue totalmente disuelto.

Muchas preguntas golpeaban las mentes de, los que se supone, habían asistido a un matrimonio, a la unión de dos seres que aparentemente se amaban. Pero, en cambio, se encontraron de cara con una realidad de la que nadie era conocedor.

Ya no sabían que decir, que creer, que pensar. El hombre que se supone, era su amigo, en realidad era una mierda de ser humano. ¿Cómo es que ninguno se dio cuenta de todas las atrocidades que ese desgraciado había hecho? ¿Cómo es que no vieron más allá de su intento de ser perfecto? ¿Que pasaba por la cabeza de alguien así?

- Quisiera decirles que todo se acaba aquí, damas y caballeros. Pero desafortunadamente, no es así.- Fingió estar afligido.

- ¿Por qué no te callas?- Dijo entre dientes.- ¡Solo viniste para joderme la vida! ¡¿Qué carajos te hice para que atrevieras a siquiera aparecerte por aquí?!

- Nacer.- Respondió, bebiendo de su trago.- Y meterse con quién no debía, así de simple.

- ¿A qué te refieres con...?

- ¿Puede guardar silencio? Necesito pensar cuál será la siguiente parte del espectáculo. ¿No tiene consideración? Estoy tratando de hacer un poco más entretenido el ambiente.- Frunció el ceño, regresando su vista a los papeles.

Hwa dejó de hablar y Taehyung sonrió por lo gracioso que era el azabache.

Siempre ha sido así.

- Señorita Hye, es su turno.- Una mujer que estaba entre los presentes, se levantó y se aproximó al pelinegro.- ¿Se siente bien?- La vio asentir.- Muy bien, diga exactamente lo que me contó a mi ese día.

Todos los ojos estaban puestos sobre ella. Era una chica muy linda, cuerpo bien formado y facciones suaves, bajita de estatura, pero viéndose de lejos que tenía un carácter fuerte.

- ¿Hye? ¿Que haces aquí? ¿Cómo conociste a este hombre?- Jong temblaba en su sitio, ella no tenía que hablar, ella no debía decir nada...- ¿Por qué no vas a casa y arreglamos las co...?

- Mi nombre es Park Shin-Hye, soy la criada principal del señor Hwa, además de que fuí la persona encargada de los cuidados de su difunta esposa.- Carraspeó.- Cómo sabrán las personas cercanas, ella falleció por una enfermedad, la misma la fue consumiendo poco a poco hasta dejarla completamente fría...

- No sigas, Park, ya basta.- Amenazó el mayor.

- El amo decía que debía tomar sus medicamentos a la hora y comer saludable para que ella se recuperase.- Continuó relatando, ignorando la advertencias ajena.- Yo hacía todo lo posible para atender a la señora Jiwoo. Velaba por su bienestar, la ayudaba en lo que llegase a necesitar y procuraba que su medicina le fuese proporcionada de manera adecuada.

>> Pero ella no mejoraba.- Su mirada se apagó.- Cada día que pasaba se veía peor que el anterior, estaba delgada, pálida como un fantasma, sus labios resecos, su cabello había perdido ese brillo que naturalmente poseía...- Suspiró, tratando de no sucumbir ante las lágrimas traicioneras que amenazaban con salir de sus orbes.- Y aún cuando estaba al borde de la muerte, ella nunca dejó de sonreír.- No pudo evitar temblar en su lugar.

>> Siempre decía que estaba agradecida con mis cuidados, que sin importar como su esposo no se encontraba con ella por asuntos del trabajo, era consciente de lo mucho que él la amaba.- Sus luceros cristalizados se clavaron en el mayor, queriendo arrancarle cada una de sus extremidades, una por una. Deseaba verlo sufrir.- Era feliz por haber disfrutado de un matrimonio que para la señora Jiwoo, era único y especial.

Jong se hallaba a si mismo en una encrucijada, teniendo esa necesidad imperiosa de silenciarla, no podía dejar que continuara hablando, debía detenerla. Pero hacerlo podía conllevar a una reacción indeseada. Recorrió la zona con sus orbes cargados de desesperación, buscando una salida. Mas la presencia intimidante de los que eran sus guardias le recordó que se encontraba solo, por lo que prefirió permanecer inmóvil en su lugar.

Siendo el mismo cobarde de siempre.

- Unos días antes de su muerte, estaba agarrando los medicamentos que yacían en la mesita de noche para dárselos
Ya tenía la hora encima y, según el señor, estos no podían ser administrados ni un minuto antes, ni un minuto después.- Prosiguió.- Fui a la cocina por un vaso de agua, pero cuando volví, el amo estaba viendo el frasco. Le pregunté si había algo mal y respondió que esas no eran las pastillas que se supone, tenía que darle.

>> Sacó otro frasco de su abrigo, no me dejó verlo, solo me dio una píldora y se fue.- Se estremeció en su sitio, a la vez que mordía su labio con fuerza.- Tal vez tuve que prestarle más atención, tal vez si me detenía en ese momento, ella aún estaría aquí.- Sollozó.- Cuando... Cuando la señora falleció, mi mente no podía dejar de pensar en esas pastillas que hasta el último día, continuaba administrándole. Era necesario para mí salir de dudas para poder conseguir paz.- Respiró.

>> En uno de los tantos días en los que el amo se la pasaba fuera de casa, aproveché y entré a su oficina, sé que como miembro de la servidumbre, no me es permitido realizar este tipo de actos en contra de la privacidad de mis empleadores, pero tampoco iba a dejar que algo como lo que estaba pensando, se quedase de esa forma.- Carraspeó.- Como decía, estuve buscando en todo su despacho, pero no encontré nada... Con eso, llegué a la conclusión de que posiblemente sí estaba siendo paranoica...

>> Pero esa idea no duró mucho en mi mente hasta que ví en el bote basura el mismo frasquito de medicación.- Limpió una solitaria gota salada que se deslizaba por su mejilla. Todos la observaban atentamente.- La etiqueta decía que era Warfarina, honestamente no sabía lo que era, al menos, no hasta que el joven.- Hizo un ademán que señalaba al pelinegro.- Me explicó detalladamente que es lo que, inconscientemente, le estaba dando a la señora Jiwoo.

>> Pero desafortunadamente, eso ocurrió meses después, meses en los que no pude salir de ese maldito infierno al que le llaman mansión. Meses en los que tuve que tolerar las obscenidades del hombre que hace poco tiempo había perdido a su esposa. Meses en los que fui víctima de acoso sexual que cualquier persona no debe tener la desgracia de vivir.- Su voz se quebró.- Meses en lo que no dormía y me veía a mi misma con los ojos abiertos sin poder conciliar el sueño adecuadamente, todo por miedo a ser a abusada de alguna forma.

>> Ustedes pensaran: ¿Por qué no salía de ahí? ¿Por qué no buscar otro trabajo? Y no crean que no me lo plantee varias veces, la idea de abandonar ese martirio me acompañaba día a día, pero no era algo que pudiera permitirme. Tengo una familia que mantener, una madre que cuidar y un padre que ya es muy mayor como para poder trabajar. Por eso, me ví en la necesidad de permanecer allí.

Ante esas palabras, un silencio sepulcral reinó en toda la iglesia, envolviendo a los invitados en una ola de emociones encontradas. La rabia consumía a los presentes, la pena por esa mujer que era realmente fuerte para haber soportado las cosas que ese monstruo hizo o quiso hacer con ella, simplemente no podían imaginarselo.

En medio de la quietud abrumadora, las miradas vacías y cargadas de enojo, reflejaban la indignación de cada uno ante las atrocidades que un solo ser humano pudo haber cometido.

Un carraspeo llamó la atención de todos.

- Para las personas que no tienen conocimiento de lo que es la Warfarina. Básicamente, es un medicamento anticoagulante utilizado para prevenir la formación de coágulos sanguíneos en personas con ciertas condiciones médicas.- Explicó el azabache.- Sin embargo, si una persona que no lo necesite ingiere dicho fármaco, puede correr el riesgo de sufrir sangrados graves y potencialmente mortales.- Le Dio un largo trago a su vino.- Los mismos que sufría su ex y difunta esposa, señor Jong.- Ladeó la cabeza.- Que coincidencia, ¿No?

Aunque es bastante obvio, la nueva acusación se basaba en qué Hwa había cometido y planeado la muerte de Jiwoo. Esa mujer que lo amó incondicionalmente, la que lo esperaba por las noches, la que le entregó su cuerpo y alma a cambio de un supuesto amor, un sentimiento insustancial perteneciente al mismo hombre que la llevó hasta la tumba en la que ahora descansa.

¿Motivos? No hay que indagar demasiado para saberlos. Todo el mundo era conocedor de la fortuna que ella poseía en vida, tanto por su empresa, como por la herencia que le habían dejado sus padres. Que ella muriera solo podía significar que él podría adquirir esa cantidad exorbitante de dinero.

Y justo eso fue lo que pasó.

- ¿Saben algo?- Inició el pelinegro, dejando la copa de lado, los papeles tirados en el piso y empezando a caminar frente a todos.- La avaricia es como un monstruo devorador que nunca se sacia. Es como tener un agujero negro en el alma que nunca se llena, siempre queriendo más y más, sin importar a quién lastime en el proceso.- Asintió para sí.- Es como si el dinero y el poder fueran drogas que te hacen perder la cabeza y olvidar lo que realmente importa.

>> La avaricia te ciega, te hace perder el rumbo, te convierte en un esclavo de tus propias ansias. Y al final del día, te encuentras solo, rodeado de riquezas vacías. La codicia no trae nada bueno, solo destrucción y soledad.- Se encogió de hombros.- Pero no soy el mas apto para hablar de ello, ¿Verdad?- Se giró, mirando al mayor.- ¿Usted que opina, señor Jong? ¿Cree poder responder o tengo que pagarle para que lo haga?- Se burló.

No le dio tiempo a siquiera pensar en como defenderse, solo acortó la distancia entre él y el joven rubio que se había mantenido al margen de todo ese disturbio. Lo tomó por la cintura, besó su mejilla y se dirigió al sacerdote.

- Padre, yo acepto ser el esposo del joven Kim, y no ese.- Señaló a Hwa, quien se veía envuelto en una orda de personas enojadas.- Espero que le haya gustado la sesión de confesiones.

- Hombre, es el mejor chisme que he escuchado en mi vida.- Dijo con los ojos bien abiertos.- Y sí, sí, los acepto.- Movió la mano con despreocupación.

El pálido se rió.

- ¿Listo para irnos, bonito?- Susurró cerca de su oído.

- Listo.- Sonrió.

Estaban a punto de llegar a la salida, pero como si no hubiesen tenido suficiente, una pareja los detuvo antes de que abandonaran en lugar.

- ¿A dónde crees que vas? ¿Estás loco? No puedes irte así, tienes que casarte, Kim Taehyung.- Bramó enojada la mujer.

Era la madre del Doncel.

- ¿Quien es este hombre? ¿Acaso andas abriéndole las piernas a cualquiera que se te atraviese? ¿No tienes vergüenza? ¿Que dirán los demás sobre nuestra familia si su hijo anda como una verdadera puta de cama en cama?- El sujeto al que llamaba papá escupía esas palabras con completo asco hacia su hijo, importándole poco lo que este pudiera llegar a sentir.- ¿No podias ser normal? ¿Tanto te costaba no ser una anormalidad a la que le tienen que dar por el culo? De seguro estaríamos mejor si no fueras una vergüenza para el mundo.

- Ya, ya, querido, no debes enojarte por cosas tan insignificantes.- Aconsejó su esposa, mirándolo a él nuevamente.- Taehyung, tienes que casarte, él es el único que puede sacarnos de la bancarrota y lo sabes.

Ese era el único motivo por el cual estaba viviendo esa agonía.

- ¿Están dementes? ¿No escucharon todo lo que se dijo sobre él? Malversación de fondos, trata de blancas, dejó en la ruina a dos pequeñas empresas, es un acosador sexual, un promiscuo, ¡Asesinó a su esposa! ¡¿No utilizan el cerebro?!- Gritó, verdaderamente alterado.

Sus progenitores no se inmutaron ni un poco.

- ¿Terminaste?- Exhaló cansada.- No nos interesa en lo absoluto lo que sea que haya hecho, vas a casarte, punto.

- No lo haré.- Retó.

- Kim...- Amenazó su padre.

- No voy a ser una jodida muñeca de trapo que pueden venderle a quien sea.- Exclamó decidido.

- Vas a hacer lo que ya se te dijo, somos tus padres, debes obedecer, Kim.

- No.

Ante su negativa, el mayor hizo el ademán de abofetearlo. El rubio cerró los ojos, esperando el tan conocido golpe en su mejilla.

No obstante, este nunca llegó.

Al abrir sus orbes esmeraldas, se topó con la escena del azabache sujetando con firmeza la muñeca del mayor en el aire, provocando que este último gimiera por el dolor agudo que le infligía el apretón.

- ¿Qué cree que hace, viejo?- Gruñó enojado.- Habla de familia cuando ni siquiera respeta a su propio hijo, lo vende como si fuera un objeto y además intenta golpearlo. ¿Es que acaso las moscas que tiene por neuronas no están haciendo bien su trabajo?- Soltó su mano con claro desagrado.

Pasó su brazo por los hombros del Doncel, acercándolo a su cuerpo para continuar con su camino.

- ¡Estoy decepcionado de llamarte mi hijo.- Vociferó.

- Y yo estoy avergonzado de que ustedes dos sean mis padres.- Se adelantó a la salida, dejando al pelinegro solo.

El mencionado suspiró, le cabreaba inmensamente que trataran a su Taehyung de esa manera.

- No sabía si hacer esto último, pero debido a lo mal que me caen, ya me da igual.- Sacó su celular de su bolsillo, tecleó un par de veces y lo llevó hasta su oreja.- Hola, Jimin, sí, todo está bien... Ajá... No, no te preocupes... Libera a los animales.- Luego de eso, colgó.

¿Qué fue lo que dijo?

Dió algunos pasos hasta llegar al altar, ignorando a los contrarios, agarró por los hombros al sacerdote que bebía vino y comía galletas tranquilamente, solo viendo los diferentes altercados.

- Padre, como usted me cae bien, le sugiero que me acompañe a la salida.- Dicho eso, lo tomó de la bata que vestía y lo sacó de ahi rápidamente.

No pasaron ni dos minutos cuando la iglesia ya se encontraba repleta de todo tipo de animales, tanto grandes como pequeños. Había: gallinas (con sus respectivos pollitos), palomas, ratones, cerdos, caballos, una vaca, conejos, gatos, perros, patos, gansos, cabras, ovejas, pavos, un burro, cabras y hasta un zorrillo.

Este último perseguía incansablemente a Jong, quien gritaba despavorido mientras tenía excremento de paloma por todo su traje.

Nada preocupante.

Vio al de piel canela hablar con Yoongi y con Hoseok al costado de una pequeña capilla, por lo que se aproximó a ellos.

- Terminé.- Sonrió inocente.- Ya podemos irnos.

- A veces me preocupas.- Suspiró riendo.- ¿A dónde vamos?

- Eso es una sorpresa, bonito.- Guiñó su ojo, antes de mirar a sus amigos.- Les encargo el resto, chicos, ya saben que hacer.- Por consiguiente, se retiró con el rubio.

[...]

- ¿Piedra papel o tijera para ver quien limpia la mierda de animal?- Inquirió el de sonrisa de corazón.

- ¿Un dos de tres?- Le siguió el de mirada felina.

- Trato.- Aceptó.

Adelanto: Perdió Hoseok.

[...]

- ¿En serio vamos a irnos en eso?- Preguntó boquiabierto, al observar el auto frente a él.

- ¿Qué? ¿No es lo suficientemente caro?

- Oh, cállate, es hermoso.

- Duh, lo escogí yo.

Kim rodó los ojos.

Delante de sus narices permanecía estacionado nada más y nada menos que un Ferrari California T en un color negro brillante. Todo el perfecto estado... Ah, podría jurar tener un orgasmo visual por la dicha de admirar semejante belleza.

- ¿Gustas entrar o te quedarás allí parado todo el día?- Interrumpió sus pensamientos, abriéndole la puerta del vehículo para que pudiese ingresar.

Y ni lento ni perezoso, él prácticamente se aventó al asiento, éste recibiéndolo suavemente, siendo totalmente acolchado, perfecto para su bonito trasero. El azabache dio la vuelta, situandose en el lado del piloto.

- Que no se te caiga la mandíbula, ¿Si?

- ¿A qué te...?- No pudo terminar de hablar, pues el mayor presionó un botón en el tablero de auto, provocando que el techo se moviera, pasando de ser un Coupé a un convertible en exactamente catorce segundos. Taehyung lo miró.- Te besaré los pies si me dejas manejar a éste bebé en algún momento.

- Iugh, no. ¿Tienes un fetiche por los pies?- Dijo mientras manejaba hasta las rejas de la entrada de la iglesia, percatándose de que la policía había llegado.- Oficial Choi, hola.- Saludó.- Soy el chico que le habló por teléfono.

- Oh, ¿Jeon Jungkook?- El pelinegro asintió.- Un gusto conocerlo, le agradezco por toda la ayuda que nos ha brindado.- Realizó una reverencia.- ¿Dónde se encuentra el acusado?

- Posiblemente siendo perseguido por una vaca.- Se encogió de hombros.- Se los dejo a usted y a sus hombres, yo necesito encargarme de otra cosa.- Miró de soslayo a Kim.- Llámeme si necesita algo.- Posterior a eso, aprendió camino, desapareciendo del lugar.

[...]

- ¿Señor? ¿Se encuentra bien, señor?- Cuestionó uno de sus subordinados al ver cómo se mantenía con la mirada perdida en la misma dirección por donde se fue aquel auto.

- Yo quiero ser como él cuando sea grande.- Murmuró.

- ¿Cómo dice?

Choi carraspeó.

- Nada, vamos, por Jong.- Caminó rápidamente.

[...]

Mientras el sol se deslizaba lentamente hacia el horizonte, dos jóvenes recorrían la desolada carretera en su Ferrari negro. Con el viento jugueteando en sus cabellos y acariciando sus rostros, infundiendo una sensación de libertad y euforia que los embriagaba.

La música resonaba a todo volumen, creando la banda sonora perfecta para su viaje, mientras las olas rompían en la orilla cercana y el aroma salino impregnaba el aire. Risas y complicidad se reflejaban en sus facciones mientras disfrutaban del instante presente, sin preocupaciones ni apuros, simplemente dejándose llevar por la emoción del momento.

Con cada curva que tomaban, con cada giro del volante, con cada kilómetro que dejaban atrás, la conexión entre ambos crecía exponencialmente, despidiéndose del sol que desaparecía tras las aguas cristalinas, haciendo la promesa silenciosa de vivir sus vidas al máximo. Con una única condición...

Siempre estar juntos.

Hola, hola, personitas. ¿Cómo están? Espero que muy bien.

Nueva historia corta, posiblemente de unos tres capítulos.

La idea es de Yari principalmente, todo porque se le ocurrió que le escribiera un Fanfic con un Ferrari y la interrupción de una boda mientras lavaba la loza. Y como yo soy una adolescente que no se deja dominar por nadie... Le hice caso.

Yari dice: “Haz una historia dónde Kook irrumpa en el matrimonio de Tae y se vayan en un Ferrari” y yo obedezco, así de sencillo.

En fin, ojalá les guste, por favor denle amor.

Cuidense mucho, tomen agüita, coman bien y descansen.

Tu existencia es importante. 💜✨

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