𝙸𝙸. 𝙴𝚜𝚝𝚛𝚎𝚕𝚕𝚊
—¿Entonces si entre? ¡Pensé que era un sueño!
—¡Si Iza, entraste! Mira.
Izaro levantó la mirada y vio el tablón de anuncio. Su nombre figuraba en los cazadores del equipo. En un brinco, Izaro abrazó a Susan, quien la había llevado al tablón esa misma mañana.
—Entre, por Merlín. ¡Voy a jugar! – Salió corriendo de la sala común, entrando a la zona de cuartos de chica y entrando en su dormitorio. Donde Megan, seguía dormida, y Leanne se encontraba peinando su cabello en silencio.
—¡CHICAS ENTRE! – Leanne giró su cabeza con rapidez, y Megan se levantó asustada.
—Santos calzones de Dumbledore, me espantaste Izaro.
Izaro y Leanne rieron ante la expresión de la chica.
—No me hagas pensar en calzones de viejitos, Megan. – Leanne respondió, sentándose en la orilla de la cama de Megan, pasándole un vaso de agua.
—¿Qué hora es? – Megan bostezo, estirándose y levantándose de la cama.
—Creo que faltan quince minutos para el desayuno. – comentó Izaro tomando su mochila de debajo de su cama, y empezando a sacar de ella los libros que no ocuparía.
—Uf, me despertaron a tiempo, me daré una ducha rápida, ¿ya se van a desayunar o me esperan?
—Yo voy a desayunar con Potter hoy, pero, puedo esperar a que termines de arreglarte. – comentó Izaro, sentándose en la cama.
—Bien, salgo en unos minutos, no tardo.
Terminando de arreglarse Megan, Leanne, Izaro y ella salieron de la Sala Común de Hufflepuff con rapidez, pues quedaban poco tiempo para el inicio del desayuno, por el camino al Gran Comedor, los chicos de Hufflepuff felicitaban a Izaro por su entrada al equipo, lo que la hacía sonreír.
Llegaron al Gran Comedor e Izaro se despidió de las chicas, para sentarse con Harry, que se encontraba discutiendo con Ron sobre una tarea, Hermione leía, con una expresión de frustración en su cara.
—¡Buenos días! Llegó por quien lloraban. – Izaro se sentó entre Hermione y Harry y tomó un plato para empezar a tomar salchichas del centro de la mesa.
—Buenas Iza, ¿Qué tal las pruebas?, ¿entraste? – preguntó Ron con interés, tomando la miel.
—Están viendo a una de los tres cazadores oficiales del equipo de Quidditch.
—¡Genial Izaro! Felicidades. – Hermione la abrazó rápidamente, antes de seguir leyendo.
—Es genial Izaro, será divertido competir contra ti. – dijo Harry con una sonrisa, Izaro le beso la cicatriz estrepitosamente soltando una risa.
—Te vamos a ganar Potter.
—Lo que digas. – respondió el del rayo con sarcasmo. Ron mordió su panqueque, derramando miel por la mesa.
—Por Bagshot, Ron, ensuciarás tu uniforme. – Hermione se levantó, y obligó a Ron a hacer espacio en su lugar, para empezar a limpiar la mesa, mientras Ron le lanzaba comentarios defensivos.
Izaro levantó las cejas, Harry la siguió.
—Parece su madre. – comentó Izaro
—No lo sé, no conocí a la mía.
—A veces odio tus chistes.
—Tu tampoco sabes.
—Ignoraré este chiste malísimo que acabas de sacar y seguiré comiendo pensando que este chiste no fue deprimente.
—Te quieres reír. – Hermione regreso a su lugar, murmurando pequeños regaños hacia Ron, y este siguió comiendo con normalidad.
—¿Qué hicieron ayer? ¿No tenías entrenamiento?
—Apareció Malfoy y su equipo.
—¿Entonces no entrenaste?
—No, pero el estúpido de Malfoy. ¡Auch! Hermione, ¿a qué vino eso? – Ron gruño, frunciendo el ceño.
—¿Qué hizo? – pregunto Izaro dejando de lado su comida por unos segundos.
—Ya sabes, lo de siempre. Sus peleas de perros y gatos, nada fuera de lo común. – comentó Hermione, restándole importancia.
Harry solo la miró severamente, frunciendo los labios.
—Oh bueno, pensé que seria algo más grave. Le prometí a Draco no meterme en las peleas, pero si se pone fea la cosa, no duden en contarme. Ahora, creo que iré al patio, quiero dibujar un poco antes de mis clases. Adiós chicos. – Izaro se levantó con rapidez de la mesa, tomo su bolso, y salió corriendo en dirección al Patio Principal.
—¿Por qué no le dijiste lo de Malfoy? Te dijo sangre sucia. – mencionó Ron, enojado.
—Iza se acaba de reconciliar con él, y se lo mucho que le afecta pelear con él. Al final son mejores amigos. – comentó Hermione, cabizbaja
—Pensé que yo era su mejor amigo. – comentó Harry acomodándose las gafas. Ron dio una risita.
—Si bueno, podría ser. Creo que Draco es algo más que su mejor amigo. – Hermione miró a su libro de nuevo.
—¿Algo más que mejores amigos? No hay algo mayor, ¿o sí? – preguntó Ron, limpiándose la boca con la servilleta.
—No lo sé, Ronald. Deja de comer, en unos minutos empieza la clase.
—Entonces, solo buscamos por aquí. ¿Y ya? – Izaro entro justo detrás de Draco al entrar a un aula vacía, que nunca había visto.
—Según investigue, aquí se dio Defensa contra las artes oscuras el siglo pasado. Tal vez por aquí podamos encontrar algo ¿no?
—Dudo un poco que haya quedado algo en este salón después de un siglo, pero no perdemos nada intentándolo.
—Busca cualquier cosa sospechosa. Cualquiera.
Izaro asintió y empezaron a buscar, moviendo pupitres, limpiando el polvo en las cosas, en las paredes, en el techo. Nada.
Hasta que Draco observó algo extraño en el suelo, en una esquina del salón.
—Iza, creo que vi algo.
En unos segundos, Izaro ya estaba detrás de él.
—¿Un rayón? Lo pudo haber hecho cualquier cosa.
—¿Qué? Normalmente usaban magia para limpiar, mover y para todo. Mira. ¡Revelio! – No paso nada. Draco suspiro, levantándose. – Si, tal vez tengas razón.
—No, déjame lo intento yo. – Izaro movió levemente a Draco, y levantó en alto la varita. - ¡Revelio!
El rayón se fue complementando con más rayones, que lentamente se grababan en la madera vieja, haciendo un sonido extraño al formarse. Iza sintió un calor extraño en la nuca.
—Una estrella. ¡Una estrella! ¿Por qué una estrella? Digo, de todas las figuras. ¿Y por qué un hechizo tan fácil como Revelio? ¿Dominik era tonto?
—No se el significado de la estrella, pero recuerda que los hechizos no solo existieron, se fueron creando. Probablemente en esa época Revelio era un hechizo nuevo y poco conocido. Además, viste que yo no pude hacerlo, tu sí.
—No sé, es tan extraño, fue más fácil de lo que pensé, W07☆ , la combinación esta lista.
—Iza...
—Ahora solo tengo que ir a casa en Navidad, y eso es fácil, por qué la tía Emily aparecerá para ese entonces.
—Izaro, tienes una estrella en la nuca.
—Ojalá tener una estrella en la nuca, te lo creía más que esto. Espera, ¿Cómo dices?
Izaro se tocó la nuca, sintiendo ardor instantáneo. Se sentía la figura, como marcada a calor en su piel.
—Esto no estaba ayer. Lo juro.
—No entiendo como se marcó en tu piel. ¿Magia negra?
—¿No no, me van a poseer?
—No Iza, tendremos que ver que es esto. ¿Te duele? – Draco acarició la nueva marca, provocando escalofríos en Iza, y no por dolor.
—No, no duele, arde un poco, pero ya no. – dijo sonrojada, alejándose un poco.
Draco asintió, poniendo su mano en el hombro de ella.
—Ojalá no sea algo malo, si lo es, descubriremos como quitártelo.
—Gracias Draco. – puso su mano encima de la de Draco y sonrió, sintiéndose protegida.
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