~17~
—Entonces Mikey, ¿cuál era la urgencia?
Los tres iban caminando hacia el estacionamiento, Gerard dejaría el auto ahí, ya al día siguiente volvería por el o talvez llamaba para que se lo llevaran a casa, todo dependía de su humor, y Mikey pues el había llegado en taxi.
—No quiero que éste escuche —dijo con respecto a Frank.
—Michael no querrás que discutamos ahorita —lo regañó el mayor de los Way.
—Pero Gee, es algo muy personal.
—Pero cuñis al final Gee me lo dirá —se burló Frank.
—Ash —rodó los ojos—. Está bien tu puedes Mikey —dijo para si mismo y comenzó a trotar.
—Yaaa cálmate
—Ufff me sudan las manos, ya —suspiró—. Le pediré a Kris que se casé conmigo —volvió a suspirar y rió, al fin lo había dicho en voz alta.
—¡Yeiii! —Gerard saltó sobre él a abrazarlo, lleno de alegría.
—Nuestro Mikey ya es un hombre —Frank también le dio un abrazo.
—Gracias enanito pero aún no te perdono.
—Superalo Mikey, no arruines el momento —Gerard intervino antes de que comenzaran a discutir por locuras.
—De acuerdo, el punto era que quería que me acompañaras a comprar el anillo, ya que tu tienes un toque femenino y pues sabrías escoger algo muy bonito.
—Oye no tengo toque femenino Mikey —se hizo el ofendido.
—Hermanito estas embarazado y además después de lo que acabo de ver...
—Ya ya calla, ya sé —lo interrumpió—. Iremos de compras entonces, ¿Frankie nos puedes dejar en el centro comercial?
—¿No es más fácil que vayamos en tu auto?
—Nah no tengo ganas de manejar.
—Claro amor —Frank se acercó a la puerta del copiloto y la abrió caballerosamente para que el mayor de los Way entrara.
Al cabo de unos veinte minutos de viaje llegaron a su destino, Gerard se despidió de Frank con un tierno beso y salió del auto junto a su hermano.
—Antes que nada Mikey quiero pedirte algo.
—Tranquilo Gee no me pidas disculpas, ya olvidé lo que vi.
—Ehhh no la verdad no era eso lo que te iba a pedir —con una mano acarició su bonito vientre—. Tenemos hambre tío Mikey —habló con voz infantil provocando una sonrisa en su hermano.
—Vamos a ver que encontramos por ahí.
Caminaron hasta el área del foodcourt y a Gerard se le antojó un Subway de pollo con muchos pepinillos, Mikey pidió lo mismo, lo que duro la comida hablaron de como seria la noche especial que Mikey debía preparar para su futura prometida.
*
La tarde se les había ido volando, Gerard le pidió a Mikey comprarle cuanta golosina veía, hasta cierto punto el menor se llegó a preguntar cuántos bebés tendría Gerard en su interior porque tragaba como si no hubiese mañana, recordó haber estado con el en sus dos ecografías y claramente era solo una criatura, así que suspiró aliviado.
Ese bebé sin dudas sería demasiado gordito cuando naciera y solo de imaginarlo el corazón de Mikey saltaba con alegría, la pequeña Helena también había marcado mucho su vida, así que iba a proteger a Gerard y su nuevo sobrinito con su vida, de ser necesario.
El anillo que escogió Gee para su cuñada era uno Gold Rose de 18k con una piedra lila, era fino y delicado, perfecto para ella pensaron ambos cuando lo tuvieron en sus manos en aquella cajita azul oscuro.
Luego de eso fueron a un restaurante a hacer una reservación para la noche siguiente, aunque Mikey estaba bastante nervioso, sabía que Kristin moriría de la felicidad cuando se diera cuenta que el le pediría ser su esposa.
Eran casi las 7 de la noche cuando abordaron un taxi que los llevaría a sus respectivos hogares, Iero yacía en su casa ansioso esperando a Gerard, tenía un regalo para él.
—Mira Mikey, alguien dejó esto —Gerard levantó con cuidado una cartera color beige que estaba cerca de la puerta detrás del conductor, Robert McCraken era su nombre, según el permiso de conducir que estaba a la vista de los pasajeros—. Disculpe señor, alguien dejó esto aquí.
—Que raro, recuerdo que la señora que se bajó llevaba todas sus pertenencias —el hombre los miró a través del retrovisor.
—Revisa Gee, talvez hay alguna identificación dentro.
—Está bien —abrió con cuidado la cartera y encontró unas pastillas, una billetera y algo así como una tarjeta de identificación de seguridad social—. Lindsey Ann Ballato, mira Mikes hay una dirección.
Mikey le leyó al conductor la dirección en voz alta pero no era la misma en la que él la había dejado esa tarde.
—Podría pasársela entregando más tarde —se ofreció Robert.
—Oh, no se preocupe yo se la llevaré, te pasó buscando mañana Mikes.
—Está bien Gee, te espero.
—Cuídate, me avisas cuando llegues —le dio un abrazo a su hermano y bajo del auto—. Buenas noches.
—Bye, cuida a James —le gritó por la ventana mientras el conductor volvía a emprender la marcha.
Se adentró contento a su hogar, llevaba la cartera en sus manos y unas bolsitas pequeñas con unas cositas que Mikey había visto para el bebé, ambos no pudieron resistirse y terminaron comprándolas.
—Hola amor ya llegue —habló desde la puerta de la entrada—. Frankie—repitió, al no obtener respuesta, lo buscó en la cocina y en el baño pero no estaba, dejó las cosas en comedor y continuó su búsqueda.
Iba caminando a su habitación cuando sintió unas cálidas manos acariciar suavemente su vientre mientras el sujeto dejaba un beso detrás de su nuca.
—Los extrañe mis amores.
—Qué exagerado solo fueron un par de horas — ñsoltó una risita cuando sintió las manos de Frank subir por sus costados.
—Aún así me hicieron falta.
—Frankie ¿qué haces? —preguntó curioso cuando Frank colocó en sus ojos una venda.
—Creo que una de tus virtudes es ser tan preguntón —le dio un beso en la mejilla—. Tengo un regalo-sorpresa para ustedes.
—¿Si? ¿Qué es amor?
—Ya sabrán —Frankie había comenzado a guiarlo con pasos lentos—. Listo —descolocó la venda—. Puedes ver.
Un suspiro de emoción escapó de sus labios y se giró a abrazar a Frank.
—Te amo mi amor, eres lo mejor de mi vida —susurró aún abrazado del cuerpo de un sonriente Iero.
Frank había invertido un par de días empezando con la decoración del cuarto del bebé, si bien aún no sabía el sexo podían ir decorando ciertas cosas.
La habitación estaba contiguo a la de ellos, antes que Gerard llegase a vivir allí, ahí Frank guardaba cosas que sus fans le obsequiaban y alguno que otro adorno, todo eso lo habían movido al estudio del castaño para dejar el cuarto libre para el nuevo integrante de la familia.
Así que Frank aprovechó y comenzó a trabajar en una de las paredes, la cual estaba seguro que nunca iban a volver a repintar a no ser que para dar retoques.
Con mucho esfuerzo había pintado unos hermosos lirios en rosa pastel, aquellos que según Frank le había relatado a Gerard eran una especie de vínculo que existía entre el amor de una madre para con sus hijos.
En el centro de la pared donde comenzaban las flores, habían una G+F muy grandes, en las esquinas superiores y en el centro debajo de esas letras están unas fotos adheridas a la pared, aquellas que Gerard conocía a la perfección, las 3 fotos que tenía de los ultrasonidos de Helena, los que conservaba con su vida, junto a la primer foto de más o menos de un mes, estaba la del nuevo bebé, y junto a la segunda, la de los tres meses.
La última foto aún estaba sola, era aquella donde Gerard supo el sexo de su bebé, la última ecografía que le hicieron con Helena en su vientre, todavía no iban a su tercer chequeo del bebé que esperaban así que el lugar estaba libre para colocarla únicamente cuando la tuvieran en sus manos.
Gerard estaba tan conmocionado que aún no notaba un detalle más, aparte que Frank había dejado bastantes espacios para colocar fotos cuando su hijo cumpliese mes o años, también había tenido la pequeña delicadeza de dejar un bonito mensaje para sus hijas, este conectaba con las iniciales de ellos, cuando lo leyó, terminó de confirmar que definitivamente Frank Iero era lo mejor que la vida le había podido regalar.
"Helena y Lily Iero Way,
nuestras amadas princesas, el tesoro más grande del que hemos tenido la dicha de poseer.
Con amor,
Sus padres"
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