~06~

Después de más de doce horas de sueño ininterrumpido un Frank con la piel radiante yacía en la cocina preparando pancakes para el hermoso pelinegro que le esperaba en la habitación.

Cuándo despertó observó a Gerard dormir por un buen rato, mechones de su cabello caían sobre su rostro dándole un aspecto tierno y agradeció una vez más tenerlo en su vida, luego sin dar más vueltas al asunto se levantó decidido a preparar un rico desayuno digno de Gee.

Cuidadosamente cortó las fresas de manera simétrica, Gee las amaba así, las colocó alrededor de los pancakes, la miel la puso en una pequeña tacita, hizo huevos revueltos y pan tostado, todo de la manera en la que su pareja adoraba, observó sus desayunos un buen momento mientras la cafetera hacía su trabajo, los tenía listos en bandejas pero a la de Gerard le hacía falta algo.

Sonrió y se disputó a buscar en la alacena un florerito pequeño, luego fue a la terraza, buscó con delicadeza en una maceta que estaba un poco escondida, cortó 4 flores con los tallos largos y los fue a acomodar en el recipiente.

Unos lindos y delicados lirios que eran de un color mostaza precioso descansaban cómodamente en aquel objeto de vidrio, eran conocidos como Lirios de la mañana, dada su particularidad de vivir solo por un día y tenían un aroma embriagante, perfectos para que el día de Gerard comenzara de maravilla.

Esa especie era de las más cuidadas por Frank puesto que necesitaban mucha humedad para vivir, adoraba verlas florecer todas las mañanas y morir con el caer del ocaso.

Con todo listo, se dirigió a la habitación y colocó a un lado de Gerard la bandeja.

—Buenos días Señor de Iero —susurró contra su oreja, mientras se sostenía con sus brazos a cada lado de su cabeza, Gerard se removió despacito y sonrió.

—Buenos días Frankie.

—Te preparé el desayuno.

Gerard abrió rápidamente los ojos para encontrarse con un par avellana que lo observaban con detenimiento, Frank se sentó a su lado y lo ayudó a acomodarse.

—Oh Frankie... —se enterneció cuando vio el pequeño adorno floral que escoltaba a su desayuno—. Están hermosas, tan delicadas "como tú, pensó Iero" y huelen... —aspiró lo más que pudo, el embriagante aroma inundó todo su sistema—. ...divino, gracias cielo.

Se dieron un tierno beso, luego Frank fue a traer su desayuno y comenzaron a comer.

—Creo que necesitamos ir de compras— después del ameno desayuno Frank se acercó a Gerard que permanecía en la cama, con libreta y lápiz en mano—. La despensa está casi vacía.

Gerard río triunfante internamente y construyó un plan mental infalible, mandaría a Frank al super alegando que él haría la limpieza, pero en realidad iría corriendo a la farmacia a comprar un par de pruebas, luego se encerraría en el baño y cuando los resultados estuviesen lloraria como Magdalena y...

—Se lo que estás pensando y nada de eso —Frank lo sacó de sus cavilaciones—. Alistate que comeremos fuera también.

Mierda, Plan A, fallido.

Resulta que el Plan B y C también fueron fallidos, intentó escapar de Frank en el super inventando que necesitaba llamar a los restaurantes, pero no había llevado su teléfono, genial.

Luego trató de escabullirse en el mall cuando Frank se encontró con su buen amigo Tucker pero la esposa de este, Lexie una muchacha encantadora le hizo plática y simplemente se instaló con ella, al final terminaron los cuatro yendo hacia el restaurante y almorzando juntos, doblemente genial.

Para cuando volvieron a casa el día se había ido volando y solo quería estar en su cama junto a su Frankie, este último insistió en que se dieran una ducha, que había transcurrido con normalidad hasta que Gerard accidentalmente dejó caer el jabón y se agachó dejando las piernas estiradas dando a Frank la oportunidad de verle totalmente expuesto, oportunidad que no desperdició porque en menos de diez minutos lo tenía gritando su nombre mientras lo embestía con fuerza y el agua tibia seguía recorriendo sus cuerpos en llamas.

Una vez estuvieron arropados bajo las mantas dispuestos a dormir, Gerard sonreía bobamente observando sus lirios que reposaban en su mesita de noche, era hermoso ver como se desprendían con suavidad del tallo, recordó el ciclo de la vida y ¡oh cielos!, la prueba, se regañó mentalmente.

"Mañana sin falta la vamos a comprar"

Su pensamiento fue interrumpido por la voz de Frank.

—Si mamá estaremos ahí... de acuerdo... yo también... adiós... —¿en qué momento había sonado su teléfono?

—¿Quién era cielo?

—Mi madre, nos invitó mañana a la casa de campo.

¡¡Rayos!! Si hubiese un concurso de planes fallidos, Gerard Way se llevaría el primer lugar y por mucho.

Suspiró, besó a Frank y se dispuso a dormir.

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