Capítulo VII: Preparando la condena.
Estoy de vuelta, LOL. Por ser febrero, el mes del amor y la amistad, actualizaré más este fic que Curse of Roses ¿Por qué? Porque este tiene más romance y el otro solo tiene dolor, dolor, y más dolor.
Hoy tendremos algo de comedia con amigos homos, yupie. (?)
Este fic, al igual que "Curse of Roses", está basado en un rol con mi diosa (COFCOFMISAKICOFCOF) por ello mismo están (Cómo dije) dedicados a ella y verán varios fragmentos que ella escribió tal cual... Excepto los prólogos e introducciones. Esos son 100% míos. (?)
Por ello mismo... ¡CRÉDITO A ELLA TAMBIÉN, POR AYUDARME! ¿Esto cuenta como fic hecho en equipo? Ni idea, solo sé que sin ella no lo hubiera desarrollado tanto (Mezclamos ideas de cada quien.) y se lo debo <3 Mil gracias y pásense por sus fics ¡Ella es mil veces mejor que yo!
¿Eh? ¿Que si haré el mismo anuncio en todos los capítulos? Claro que lo haré. No pararé de recordarle que esto es gracias a ella >:v
Aclaraciones: *Para que nadie se me confunda... Licorice sabe bailar, pero cosas simples. Él no lo reconoce, aunque los demás sí creen que es bueno en ello. El de pies de madera es Ivlis. (???)
*La canción del multimedia me recuerda a Satanick, no sé por qué. (?)
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
-¡SATANICK, DETENTE, MIERDA!
-¡Cucaracha, respeto tu privacidad! ¡Pero reafirmo mi autoridad como dueño de esta casa entrando a tu cuarto de todos modos!
-¡YA TE DIJE QUE NO! ¡LARGO!
No habían pasado ni diez minutos desde que se dio por terminado un tema deprimente, y Satanick ya estaba volviendo a su estado normal. En otras palabras, volvió a ser el mismo eufórico que lograba enfurecer a Ivlis, quien no tuvo tiempo de relajarse en lo que entraba a su cuarto antes de que el mencionado casi lo empujara adentro para permitirse pasar también.
A ver... No es que desconfiara de Satanick o algo así. Simplemente no entendía a qué se debía esa brutalidad y falta de diálogo para pedir algo tan simple como "¿Puedo pasar también?"
... Aunque ahora que lo pensaba, de cualquier manera le hubiera dicho que no, lo cual lo hacía creer que Satanick lo conocía bastante bien en ese aspecto.
Al diablo con todo, no lo dejaría pasar ¡Él tenía que cambiarse! ¡Todavía estaba en toalla, por Vicers! Aunque por lo aparente, a él no le podía importar menos, esforzándose para que su empuje lograra hacer que se soltara del marco de la puerta, el cual por cierto ya estaba quedando marcado por sus garras.
-¡Ni que te fuese a violar! ¡Solo quiero ayudarte!
-¡AY, SÍ! ¡LAS ÚLTIMAS VECES QUE DIJISTE ESO FUISTE TAN SINCERO!
-¡NO EMPECEMOS CON ESO DE NUEVO, IVLIS! ¡Si vamos a ser amigos empieza a verme como tal!
Sin dudas, esta era una muy extraña forma de comenzar una amistad.
Resoplando fastidiado, el diablo de flamas se soltó dándole un codazo que evitara el ser empujado dentro. En algo tenía razón, no iban a avanzar mucho si desconfiaba tanto ¿Pero podían culparlo por ello?
-De acuerdo. -Pronunció, apartándose para que pasara. Una vez hecho eso, cerró la puerta estirándose un poco. Ese forcejeó lo había dejado algo tenso. -¿En qué me ayudarás, exactamente? -Curioseó, alzando una ceja de forma expectante.
No había nada en lo que necesitara ayuda ahora, además de su aun presente problema con Licorice, claro está.
-Bueno, no queremos que se te haga tarde para la práctica. Solo estás en toalla, lo cual no es lo ideal para asistir... Lo cual me lleva al tema principal: Tu ropa. -Aclaró con una muy confiada sonrisa, que dejó a Ivlis algo confundido.
-¿Mi ropa...?
-Exacto. -Ladeó la cabeza con un aire más inocente a su alrededor, hasta que de forma inesperada se lanzó contra el armario de Ivlis, al igual que un animal salvaje. Excelente forma de describir el cómo abrió de par en par las puertas del dichoso closet. Por unos segundos puso la mirada en este y su contenido, formando una mueca de asco para luego ir tomando cosas al azar que miraba rápidamente antes de lanzarlas lejos como si fueran basura.
-¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! -Gritó tratando de atrapar toda la ropa que el diablo lanzaba afuera de su armario sin mucho éxito, deteniéndose cuando una de sus camisas le dio en la cara tapando su visión. Y no solo fue eso, otro tipo de prendas también empezaron a caerle encima, dificultando su capacidad de golpear al idiota y de no tropezarse.
-¡¿Que qué hago?! ¡Busco algo que sirva! ¡Ni loco te declararás con la ropa de anciano que siempre llevas! ¡Vas a ir a bailar! ¡Debes verte con estilo! ¡No como si fueras a una reunión de maestros! -Se quejó, desordenando un poco mucho entre su búsqueda. Si bien no era un hecho de que dicha confesión sucediera hoy debían ser precavidos. Además, esto sería una pequeña satisfacción para él.
A su parecer, Ivlis nunca había tenido un buen sentido de la moda. Es decir... Casi no variaba de ropa. Siempre usaba los mismos tonos descoloridos y aburridos, y no de esos que te quedan sensual, sino de esos que te hacen ver como un vejete pasado de siglo.
Para un experto del buen vestir como él, su forma de combinar era un crimen, por no mencionar que aun siendo un adulto usaba un traje escolar. Y lo peor... Es que no lo hacía ver más joven ¡Lo hacía ver como un viejo aburrido! ¡¿Eso siquiera es posible?! ¡Con su cara amargada ya era más que suficiente!
Si quería verse amargado, bien, pero con estilo.
-¡Estás loco! ¡Desordenas mi ropa! ¡Vete! ¡Shu-shu! -Trataba de echarlo como un perro para que dejara en paz su pobre ropa, pero no surgía mucho efecto.
-¡Qué desordenar ni que nada! ¡Te estoy buscando algo decente! -Gruñó, cada vez más espantado de lo que encontraba. -¡¿Cuándo fue la última vez que fuiste de compras?! ¡Esto está tan viejo como Fumus! ¡Argh! ¡Qué es esto?! ¡Qué horror! ¡Wahh! ¡Ni Kcalb se viste así! ¡¿Cómo puedes usar esto?! ¡Y eso! ¡Verga! ¡Parecen manteles de la abuela! -Nunca creyó que encontraría el mismísimo horror para alguien que adoraba el buen estilo en ese closet.
Otro motivo por el cual Lil era preferible... A sus estándares ella era casi tan buena como él para esto de la ropa.
-¡Oye, no he salido de compras debido a que ALGUIEN me mantenía adentro de la casa como su puto juguete sexual! ¡Además está bien así!... ¡Y NO ME COMPARES CON ESE TSUNDERE! -Le ofendía que insultara tanto su estilo. Quizá la opinión de Satanick le valía pepino en ciertas cosas pero eso de su apariencia era una excepción, no por tener un ego alto, simplemente no creía que fuese tan malo. Para un mojigato como él, dedicado la mayoría del tiempo de su vida a desgracias, invasiones o criar niños no sentaba tanto vestir de forma galante. Ni siquiera tenía tiempo para eso o le importaba.
-B-bueno... ¡DETALLES! ¡Detalles sin importancia y que no puedo cambiar aunque me lo reclames! -Hizo un gesto de "Ya no puedo hacer nada" mientras se ponía a escoger algo que valiese la pena en ese closet. No todo estaba perdido, solo debía combinarlo con las... Virtudes... Que confiaba Ivlis debía tener.
Tanto tiempo "enamorado" y no fue capaz de anotarlas o analizarlas para un momento así.
Ivlis suspiró, tomando una de las camisas que Satanick lanzó afuera. -Claro, detalles... -Rodó los ojos sin estar convencido y sin muchas ganas de retomar ese tema, mientras lo dejaba seguir husmeando entre sus prendas para ver si algo le servía. Eran suyas, no debía temer que le hiciera usar algo fuera de su estilo... Esperaba eso.
Se alzó de hombros, dejándolo seguir, mientras se ponía la dicha camisa y revisaba entre la ropa alguna que otra prenda que sirviera. Poco duró su tranquilidad, puesto que Satanick le gritó de nuevo arrancándole un par de calcetas de las manos con sus brazos sombras.
-¡Oye! ¡Cuidado! ¡Esa camisa no va con esas calcetas! ¡Es sentido común! -Sí. Su lado más gay era en la moda y lo tenía desde mucho antes de conocerlo... Un momento ¿Entonces sería un lado heterosexual? Recordaba tener pura inclinación a las mujeres antes de conocer a Ivlis.
Ya estaba confundido.
-¡OYE! ¡NO ME JODAS! ¡ME VESTIRÉ COMO SE ME DÉ LA GANA! -Se terminó hartando de que siguiera con sus berrinches de modistas así que optó por tirar la camisa a algún otro lado esperando a que él le encontrara algo que usar. De todos modos ya no tenía mucho por donde elegir con tanta ropa que había arrugado y deseaba ahorrarse más reproches.
-¡Argh! ¡Todo aquí apesta! ¡Un día te secuestraré y te llevaré al centro comercial! ... Y de paso me repondrás el traje de anoche ¡Que eso aún no lo olvido! -Sollozó de solo recordar el momento fatídico en que su ropa fue atracada por vómito, ignorando que a Ivlis no le causaba la misma reacción pensar en ello.
-Sí, sí, te compraré el traje, lo que digas... -Suspiró con pesadez, sentándose en la cama apoyando las mejillas en sus manos y los codos en las rodillas. Al parecer esta tarde se le haría larga.
-¿Uh? ¿Y esto...? -Murmuró, al haber encontrado entre uno de los bolsillos de los sacos de Ivlis unas cuantas fotos. -¡Awww! ¡Es Licorice cuando era un bebé! ¡Y en su primer día de escuela! -Quizás debía evitar distraerse con lo que sea, pero bueno. No podía contra su propio genio y al menos era una prueba de que volvió a ser el de siempre. -No tenía idea de que guardaras éstas en tu ropa, cucaracha. -Observó con un tono entre impresionado y juguetón, dejando las fotos en su sitio.
El de mechones rojos sonrió de lado, perdiendo su vista en algún punto incierto del suelo. -Me gusta llevarlas de vez en cuando a dónde voy. Me hace feliz verlas de vez en cuando.
-Creo que estamos en la misma. -Suspiró, tratando de no desconcentrarse de su tarea. -Son fotos viejas... Se nota que crecen rápido.
-Lo sé, apenas parece que ayer era un niño que... Agh... -Se mordió la lengua conteniendo más comentarios deprimentes que por poco se le escapaban.
No frente a Satanick, no de nuevo. Tenía que evitar ponerse así, tenía que resistirse ante la nostalgia. Pero... ¿Cómo? Si su niño ya era un adulto, curiosamente igual que cuando tomaba esa forma antes.
Era gracioso... Ninguno se vio sorprendido de su apariencia permanente, pues la habían visto antes. Pero él siempre lo estaría. Siempre se sorprendería como la primera vez que lo vio, y extrañaría al pequeño de baja altura extendiendo sus brazos hacia él pidiendo un abrazo. Echaría siempre de menos esos días en los que era la prioridad de Licorice.
Se restregó la cara soltando un bufido ¿Ni él podía dejar de molestarse a sí mismo al pensar en ello?
-Cómo sea... A lo que voy. Satanick, no exageres con esto de la vestimenta, por favor. Solo será un vals de práctica, nada más. Quiero verme como siempre si voy a declararme o algo así... Aunque quizá deba estar más presentable pero... -El tema lo mareaba. Por un lado quería impresionarlo, pero el otro gritaba que no se pasara del límite o podría dar una imagen irreconocible de sí mismo. -¡AGH! ¡Qué sencillo es cuando eres el que da los consejos! -A este paso iba a colapsar.
Putos nervios, putos todos.
-¡En eso te equivocas! No es solo un ensayo, es EL ENSAYO ¡Estarás cerca suyo! ¿No quieres verte bien? ¿Que te dé un halago? ¿Oler bonito? ¡Te sentará bien recordar ese momento sin arrepentirte de ir como vagabundo! Te lo garantizo. -Él siempre trataba de ir bien vestido a lo que sea; así siempre estaba listo por si surgía algo importante e inesperado. Uno nunca sabe.
-Conociéndome seguro que lo arruino de todos modos. -Murmuró desviando la mirada a la pared. -No soy bueno con las palabras. Doy asco para expresarme... Me pongo nervioso, mezclo palabras y nunca logro llegar directamente al punto. -No era exactamente algo a lo que pudieran llamar "romántico".
Nunca en su vida tuvo interés en alguien más que en Siralos, el cual supo estaba lejos de su alcance (Actualmente sabía que eso no era por él), por lo que nunca se esforzó por ser muy sentimental o aprender gestos románticos.
Era a lo que se podían referir como un hombre simple de pocas palabras, que siempre es directo de una forma brutal y poco sutil, dice qué quiere y listo. No era extraño el serlo luego de haber tenido un autoestima equilibrado gracias a las invasiones que llevó a cabo.
Incluso aun sin él, conservaba esa forma de ser, cosa que le pesaba en estos momentos. No debía ser tan repentino y decirle un simple "Te amo" al caer en los nervios, no podía besarlo directamente como si nada.
En el amor, sabía que era un completo inexperto. Y para su desgracia, no se trataba de la misma forma que en un campo de batalla, al menos no en su caso.
¿Gestos románticos, caballerosos o galantes? El experto era su hijo.
Él era tan diferente a él en ese aspecto... Siempre le recalcaban cuan elegante, romántico y detallista era. Era bueno con las palabras escritas y orales, conocía múltiples significados de flores y los musitaba al regalarlas, al bailar era preciso y tenía gracia... Aunque él insistía en que no era bueno en ello, al hablar era calmo y le agradaba a cualquiera con solo sonreír. Sabía cómo comportarse como un príncipe de cuentos. Y ni siquiera se esforzaba en lucir como tal.
Tal vez eran efectos de los enamoramientos a temprana edad, quien sabe... Si mal no recordaba, él actuaba como un niño común hasta que se hizo adulto por primera vez.
Ivlis por otro lado... Lo máximo que le salía bien era ofrecer la silla, y ni eso hacía bien porque en más de una ocasión queriendo ser amable con su amiga cuando estaba cansada, retiró la silla en el momento incorrecto y ella cayó al suelo. Bailar no era su fuerte a pesar de haberlo hecho un par de veces, y terminaba pisándole los pies al desafortunado que lo acompañara. Ni siquiera diferenciaba entre tulipanes y rosas cerradas. No tenía mucha vida social, y hasta con los conocidos no se limitaba a ser sarcástico y amargado.
De tener un romance... Serían llamados "El lord y el vagabundo".
-¿Uh? No seas pesimista. Lo peor que podría pasar es que vuelvas a posponer. -Objetó el diablo de Pitch Black. -¡No pienses en ello! ¡Solo confía en mí y mis consejos! ¡Se lo que digo! Estoy.... Casado... -Ahora que lo decía, no era precisamente el ejemplo más exitoso. Y menos recordando a la subcubo abandonándolo anoche con la cucaracha ¡Lil tonta! ¡Eso le había dolido!
-Bueno... Lo sé. E incluso dándote la razón... No hay nada de mí que él ya no conozca. Solo seré el mismo tipo de siempre salvo que usando distinta ropa.
-¡Deja de ser tan pesimista! ¡En serio! ¡Hablamos de Licorice! ¡Estoy seguro que debe tenerte un altar en su closet! -Rodó los ojos mientras seguía en lo suyo y la curiosidad de ir al cuarto de su hijo a buscar el dichoso altar lo tentaba. Si bien podría ser una tonta exageración, estaba un 100% seguro que allí debían haber mil pruebas de los reales sentimientos de su Licorice. Al contrario de Ivlis se negaba a creer que eso había cambiado así nomás.
-Exageras mucho... -La idea del altar en el closet en su momento se le había algo extraño, pero ahora lo consideraba como algo que quizá le daría algo de esperanza. Licorice era capaz de hacer eso... Pero por la forma en la que todo había cambiado lo veía como una posibilidad muy lejana. -Es un tanto irónico que el héroe admire a la damisela en apuros.
-Ay, por favor. Lo único que tienes de damisela es el humor menstrual... Y además el no siempre te ha salvado. Tú lo hiciste un par de veces ¿No? Cómo con lo de Envi... Te quitas mucho crédito. -Aún no sabía cómo sentirse al pensar en ello. Ese día recordaba que todo pasó tan rápido que terminó enterándose del chisme cuando su odioso sirviente cabra ya había sido hecho ceviche. Una lástima, él hubiese querido torturar al imbécil.
Un gruñido escapó de los labios del diablo de flamas al recordar al subordinado. Tantos años desde que lo hizo pedazos y aun así las ganas de que estuviera vivo en la actualidad para seguir masacrándolo eternamente seguían ahí.
Pensar en ello no lo hacía sentir como un héroe, sino como un inútil y una pésima madre ¿Y qué si fue él quien se abalanzó contra Envi para hacerlo pedazos? Cualquiera pudo haberlo hecho en su lugar. Realmente no creía que merecía los agradecimientos de parte de su hijo.
De ser un héroe o una excelente madre lo hubiese evitado o mínimo sabido poco tiempo después. Aun se sentía culpable por ello, pero no había nada que pudiera hacer por algo que pasó hace años.
-No me lo recuerdes. Solo me dan ganas de escupir su asquerosa tumba.
-Siéntete libre de ir a hacerlo. Yo a veces lo hago. A estas alturas en lo único que queda por hacer. -Murmuró tratando de distraerse mientras fingía buscar algo.
Recordar aquello tampoco lo hacía feliz.
Era frustrante y hasta lo hacía sentir culpable de solo recordar que ese desgraciado había justificado su horrendo accionar alegando que todo iba en nombre suyo. Nunca entendería porque ese imbécil creía que dañando a su hijo lo haría feliz. Fue todo lo apuesto; incluso ahora lo hacía sentir miserable.
-Quisiera haberlo evitado. -A veces aún se preguntaba si de haber visto las intenciones de su subordinado aquella vez que evitó que peleara con Licorice en su cuarto mientras estaba deprimido, todo aquello hubiera cambiado.
-Licorice apreciaría saberlo. -Suspiró agotado, haciendo el intento de no pensar más en ese asunto, aunque no por ello mintió. Quizá todavía podría haber odio intenso de su hijo hacia el diablo de Pitch Black, pero había que admitir que no parecía ser tan fuerte como lo era hace años.
Bueno, eso suponía. Aun había fe en que tal vez sus nietos lo querrían.
-Supongo... ¡C-Cómo sea! ¡No más depresión! ¡Enfoquémonos en esto!
No dio tiempo a Ivlis de salirse de su estado por su cuenta, porque antes de que lo previera sacó un cajón de ropa del ropero y lo estampó contra el colchón de la cama, justo a su lado. El golpe sordo casi le daba un infarto, pero eso era lo de menos.
-¡Oye! ¡¿Estás loco?! ¡¿Qué estás...?!
-¡Shhhh! ¡Nada de preguntas hasta que la clase termine! -Aclaró, cubriéndole la boca unos segundos antes de volver a lo suyo. -Regla número uno: ¡NADA DE ESTAMPADOS! ¡Y menos en los bóxer! ¡Eso no es nada sexy! ¡Así que fuera corazones! ¡Fuera llamitas! ¡Fuera florcitas! ¡Fuera c-conejos...! ¡Sí! ¡Fuera igual! ¡Deben ser de un color y ajustados! ¡Los estampados cortan el rollo! -Explicó estrictamente, hasta que la mirada estupefacta del diablo de Flame World lo hizo darse cuenta de que no estaba dando el mensaje claramente. Lo que se esperaría de un mojigato. -¿Qué? ¡No me mires así! ¡Hay que preverlo todo! Y tú tienes cara de que cederás al primer beso y te preñaran. Qué decirte. -Se encogió de hombros, ignorando que su comentario le costaría un zape. Valdría la pena pues animaría a la cucaracha y sabían que era verdad. Si es que animar significaba que lo enrojecería como termómetro.
Ladeó la cabeza a un costado con una sonrisa demasiado calmada para estar consciente del gesto enfurecido de Ivlis al levantar el brazo con el puño cerrado dispuesto a molerlo a golpes.
-Tú... -Siseó para luego tratar de acertarle algún golpe a su cabeza, que termina siendo esquivado no importaba cuán rápido fuese. -¡DEJA DE DECIR ESAS COSAS! ¡No vamos a follar en medio del ensayo! ¡ESTÁS DEMENTE! -Hizo un último amague de golpearlo pero solo se llevó la mano a la cara para calmarse. Lo lograría si no prestaba atención a las risas ajenas.
No lo admitiría, pero su nivel de enamoramiento era tal que no se opondría algo así. Fueron veinte años enamorado... ¡No sería raro ceder! ¡¿Verdad?! No lo sabía, pero quería creer que sería fuerte de voluntad. Lo que menos quería era parecerse a su tonto amigo por ello o da una imagen de algún urgido o frustrado sexual.
-¡Obvio que no será en pleno ensayo! Puede ser de regreso a casa, en el camino o que se yo. Eso ya es cosa tuya y no estoy psicológicamente listo para oír detalles de eso. Aún no supero oír tus raras fantasías de anoche. -No entendía como en la noche anterior ese idiota había sido capaz de contarle cada guarrada que ansiaba cumplir con su hijo y ahora se ponía mojigato por ropa interior con estampados.
-De cualquier modo no te lo diría. -Aclaró, resguardando como podía cada rastro de enfado. -Eres mi amigo pero no sería prudente contarte esas cosas... ¡Y ya, estaba borracho! ¡De estar consciente ni siquiera te hubiese mencionado lo de Licorice! ¡Mis pensamientos me los guardo contigo! -El único motivo por el cual se lo dijo era por su falta de racionalidad. La única enterada aparte de él era Reficul, y ni siquiera se lo dijo, ella misma lo adivinó. Fuera de ese par, nadie más lo sabía, ni siquiera Rieta. Su alma gemela sabía todos sus secretos, pero esta era la excepción que había deseado mantener oculta de cualquiera. -Tú eres el rey de los pervertidos. No pudo haber sido tan malo.
-No fue malo... Fue perturbador. Soy un cerdo pervertido, es verdad, pero ni yo hablo así de mis fantasías. No necesitaba saber lo del vendaje en los ojos y tus demás fetiches raros... ¡Cucaracha pervertida! -Nunca creyó que sería él quien dijera eso, pero ahí estaban. Lo cierto es que el tono de Ivlis ebrio era tan extraño que más que sonar excitante al hablar de sus cosas, le había generado imágenes mentales que no necesitaba.
-Ajá, sí. Tú no puedes con eso pero... Un minuto ¿Qué fue lo que dijiste?
-¿Cucaracha pervertida?
-Antes.
-¿Qué yo soy un cerdo pervertido?
-Después.
-¿Qué mencionaste una fantasía rara sobre el vendaje en los ojos y no sé qué más?
-Eso... -Pausó indefinidamente con una mirada gélida. -Bórralo de tu memoria. Haz que no lo escuchaste, que no existe ese recuerdo, que yo no dije nada.
-Oh, puedo asegurar que eso es lo que quiero hacer... ¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! ¡Pasemos a la regla dos!
-Uh... Satanick. -Le llamó, incómodo de seguir recibiendo tantos consejos que no creía usar. -Mira... Agradezco que me ayudes y pongas en práctica tu... ¿Lado homosexual...?
No sabía si llamarlo de esa manera. Al fin y al cabo él era gay desde siempre y nunca tuvo incorporado ningún gusto por la moda, al contrario de él que era hetero al inicio.
-¡Lado heterosexual!
-Sí, eso... Pero solo quiero declararme sin dejar de ser yo mismo. Sería raro ir vestido a tu... Estilo único. -Iba a decir excéntrico, pero le parecía algo exagerado. -De cualquier manera eres el único a quien puedo acudir. -Es mejor recibir asesoría de un experto que conformarse con su opinión propia de "Si es cómodo lo uso", aprendida cuando empezó a valerse por sí mismo ¿No?
-¡Oh vamos! ¡Tampoco quiero que te vistas como yo! No te iría para nada un traje así. Eso es de machos. Y tú pues... Eres pasiva. -Agregó, importándole poco la reacción ajena.
-¡¿QUÉ?! ¡OYE! ¡Que todavía soy hombre! ¡¿Sabes?!
-Ay, no empieces. Solo imagina a Licorice quitándose la corbata y entenderás a lo que me refiero. -Casi parecía buscarse un golpe, pero no hacía caso al peligro que nunca llegó. Aparentemente, Ivlis sí estaba considerándolo.
-E-Eso sería muy... ¡OYE, NO ME HAGAS IMAGINAR ESAS COSAS AHORA! -Vociferó enrojecido al reaccionar, conteniéndose para no caerle a putizas en la cara ¡Paciencia, Ivlis, paciencia! ¡Este imbécil es el único que puede ayudarte y no podrá hacerlo si lo noqueas!
-¿Uh? ¿Qué? ¿Te hice fantasear algo que te gustaría, no? ¿Uh, uh, uh? Y eso que ni me moleste en usar mis poderes... -¿La cucaracha fantaseando? Esto valía oro. -¡Vamos! Imagínalo todo con música de fondo, desprendiéndose la camisa y diciéndote todo lo que has soñado que Licorice te diga~ -No perdía el toque con estos asuntos, y la reacción exagerada de la cucaracha lo estaba matando de la risa, tanto así, que poner a su propio hijo en este tipo de situaciones imaginarias cuando ni él mismo podía pensarlo, valía la pena.
-¿E-Eh? ¿Q-quizás algo sobre...? ¡ESPERA! ¡C-CÁLLATE, TRATO DE SER DE PENSAMIENTOS PUROS! -Hizo un ademán de cubrirse los oídos para evitar oír sus ideas.
Su imaginación no tenía muchos límites a menos que él mismo se los pusiera. Quería conservar la poca pureza que le quedaba y esa era la mental... Pero... Demonios, con solo pensarlo sus mechones formaban corazones ¿Cómo resistirse ante esa imagen visual del joven diablo quitándose la camisa y...? ¡NO, IVLIS, AUTO CONTROL! ¡NO TE DEJES ARRASTRAR AL LADO OSCURO! ¡Y MUCHO MENOS POR ESE IDIOTA!
Satanick alzó una ceja y más tarde entrecerró los ojos, pronunciando con detenimiento en cada sílaba. -¿Pensamientos... Puros? ¿Qué es eso? ¿Se come? -Casi sentía que oía una lengua muerta para alguien como él.
-Olvídalo, es como hablarte en japonés. -Replicó ante esa reacción por la frase "pensamientos puros" ¡Jah! ¡Era verdad! ¿Cómo podría creer que Satanick siquiera tenía algún pensamiento puro? -Pensamientos puros son... Cuando no quieres follar algo ¿Bien? Cómo tus conejos. -Si ese ejemplo no servía podía considerar al diablo oficialmente corrupto.
Pero no hubo respuesta, él simplemente guardó silencio analizando el ejemplo. A ver... Le gustaban los conejitos, pero nunca los relacionaba al sexo ¿Eso lo hacía un pensamiento puro? ¿Tal vez? Sin embargo... Si lo ponían los disfraces de conejita play boy... ¿Eso hacía que el tema "conejo" dejara de ser puro? ¿Sí? ¿No? ¿Quizás? Ok... Su mente estaba explotando con esto.
-Cucaracha, tengo jaqueca ahora. -Lloriqueó por lo bajo. Fue demasiado para alguien como él.
-No puedo creer que tú seas el único al cual puedo recurrir y que esté escuchando cada pendejada que dices. -Sin dudas el destino no ansiaba darle la ayuda necesaria.
-¡Exacto! ¡Me haces caso en esto porque sabes que tengo estilo y soy tu última opción por ahora! ¡Así que deja atrás tus depresiones y pongamos manos a la obra! -Sentía parte de su ego inflarse de nuevo. Al menos la moda era sus pocos intereses no morbosos.
-Me gustaría decir que no solo para fastidiarte, pero no puedo negar lo innegable.
-Lo sé, nene, lo sé ¡Y ahora menos quejas y más pasarelas! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡La moda lleva su tiempo y es lo que nosotros no tenemos! -Chilló a modo quisquilloso mientras le lanzaba la ropa que consideraba que le quedaría bien. -¡Trata de deslumbrarme si puedes!
Ivlis se quedó callado, fijándose en las prendas que habían sido seleccionadas.
-N-No pienso usar esto. -Murmuró, al darse cuenta de qué era.
-¿Eh? ¿Por qué? Es el único conjunto decente que tienes. -Entre todas las porquerías sin color que encontró en su closet, estas eran las primeras ropas que encontraba a las cuales creía ideales y eso que no había visto a Ivlis antes usando ese tipo de color. Eso sí, imaginándolo no dudaba en que le quedaría.
-¡Es mi viejo uniforme, tonto! ¡¿Dónde lo encontraste?!
-¿Eh? Estaba guardado en una caja, en uno de los rincones más lejanos de tu ropero y... Ah, estaba oculto, debí suponerlo por la ubicación... ¡¿Qué importa?! ¡Es lindo! ¡Y la capa es perfecta! ¡Te lo pondrás porque yo lo digo!
-¡ESTE UNIFORME REPRESENTA AÑOS DE ESCLAVITUD Y OPRESIÓN! -Chilló, conteniendo sus ganas de quemar justo frente a sus ojos el dichoso uniforme. No quería verlo más, le traía recuerdos de Siralos y lo estúpido que fue en el pasado.
Satanick lo miró seriamente, preguntándose de qué estúpida esclavitud estaba hablando, si el muy desgraciado había tenido una buena vida hasta ser exiliado. Él la había pasado mil veces peor con Fumus, y aun así no miraba su vieja ropa y tenía traumas con ella. Cómo se notaba que esto del amor había vuelto a la cucaracha más hormonal y exagerada que antes.
Era mejor recurrir al plan B, porque los reclamos y alegaciones de Ivlis comenzaban a sonarle como insoportables "Blah blah blah".
-Mira... Como no te pongas esa ropa te la meto por el culo ¿Escuchas? No me desafíes, sabemos que puse cosas peores ahí.
-S-Sí, señor.
-¡ASÍ ME GUSTA! ¡Más modelaje! -Pero entonces su emoción se fue al diablo cuando Ivlis hizo con el dedo un gesto de que se diera la vuelta. -¿Qué? ¿En serio piensas que te miraré con ojo morboso?
-¡Es cuestión de que no quiero que me veas, fin! Si vas a obligarme a usar esta atrocidad mínimo cúmpleme ese deseo.
-Sí, lo olvidaba. La cucaracha es una mojigata. -Rió, decidiendo obedecerlo a buena voluntad. -Debe quedarte todavía ¿Verdad? Nunca me quedó claro si te desterraron cuando eras un mocoso. -No había por qué contener su lengua. Por lo que entendía, a Ivlis no le afectaba tanto el tema como antes. Solo sufría por su hermana, pero el resto no le importaba.
-No, fue de adulto. No he crecido desde entonces. -Observó, al darse cuenta de que todo le quedaba exacto, tal cual la última vez. Bufó, de no hacerlo podría excusarse con algo y no tendría que usar esa ropa endemoniada. -Odio esto...
-¡Oh, vamos! No debes estar tan mal. -No entendía por qué tanto drama por un tonto traje, pero dejaría al de mechones rojos hacer todos los berrinches que quisiera. Al fin y al cabo no lo dejaría usar otra cosa. -¿Puedo voltear ya? ¿O tienes vergüenza de que te vea sin botas?
-Jah, me das tanta risa. -Siseó sarcásticamente. -Pero sí, puedes hacerlo.
Dicho eso, el diablo de Pitch Black volteó, analizando detenidamente. Tal cómo había pensado, el color le quedaba, y aunque era nuevo no verlo rodeado de rojo y negro, pero sí de café claro, no se quejaba.
-¿Ves? ¿Qué te dije? Sigues siendo la misma cucaracha, esto nunca dejó de ser tu ropa. Solo que ahora te combina mejor sin parecer un anciano y estás listo para romper corazones. -Le miró de pies a cabeza, entrecerrando los ojos al ver que algo no cuadraba del todo. -No sé por qué siento que falta algo. -Trató de pensarlo un poco, hasta que la respuesta llegó a su cabeza. -¡TU CABELLO! AUN NO TE LO ATAS! -También faltaba la bufanda, pero sentía que estorbaría al bailar, no era muy estético que se la pusiera con la capa, y no combinaba mucho con su ropa.
-No estoy tan viejo como tú, cállate... -Bufó haciendo caso a su observación, atándose el cabello en lo que miraba fijamente su bufanda de reojo. Le valía si eso le hacía difícil el bailar, sin esa bendita bufanda no se sentía él mismo. Y estaba seguro de que Licorice también lo creía.
-¡¿Q-Qué?! ¡¿D-Disculpa?! ¡Yo no estoy viejo! ¡Esos son Kcalb y Fumus! -Chilló "ofendido" a la vez que hacía el gesto de peinarse el cabello coquetamente. -¡Ejem! Soy un hombre joven y guapo. Viejos son los trapos que acumulaste aquí. -Corrigió solemne.
-No, estás más viejo que yo, eso tenlo por seguro. -Insistió no haciendo caso a sus gestos egocéntricos por desatarse la capa y empezar a debatir entre ella y la bufanda.
-¡Ay, tú! ¡Ay, tú! ¡El bebé de los diablos! ¿No? Solo te paso por unos cuantos siglos ¿Quién los cuenta? -Él mismo no daba importancia a eso. Se sentía joven y fabuloso, con eso bastaba.
-Pero sigues siendo más viejo... -No era cuestión de asegurar que él era el más joven entre todos los diablos, simplemente que Satanick era mayor, nada importante. -A todo esto, "señor" ¿Bufanda o capa? -Ya estaba harto de no poder decidirse.
-Erh... -Analizó un par de veces, y como era de esperarse, encontró una solución rápidamente. -Yo puedo arreglar eso. -Aseguró con tono egocéntrico, acercándose para atarle la capa, y seguidamente enrollarla vagamente a rededor de su cuello, a modo de bufanda. -¡Perfecto! ¡Qué galante! ¡Qué estilo! ¿Quién habrá elegido su guardarropa? ¡Así es, Satanick lo hizo! -Se sentía victorioso luego de esto.
-Ingenioso. -Comentó en voz baja, dándose una rápida mirada en el espejo. Esa no era su usual bufanda, pero usar una improvisada junto a su uniforme le daba el toque adecuado para verse diferente y aun así no perder su esencia.
Sonrió levemente, no solía sentirse así de bien solo por un tonto cambio de ropa, aunque ya sabía a quién se lo debía.
-Gracias.
-¡No fue nada! ¡Fue tan sencillo! Ahora... Bien. Ya está tu imagen ¡Ahora solo reúne el valor y combínalo al momento del vals! -Dijo con emoción, la cual Ivlis le cortó rápidamente.
-¡¿Q-Qué?! ¡¿Tengo que bailar con él?!
-Bueno, obvio... ¿Qué tiene? No me mires así. De que hoy hago que bailes con él, lo haré. -Estaba dispuesto hasta empujarlo a la pista si hacía falta. -Eres de las pocas opciones. Sabes que ni la mocosa ni Emalf saben bailar y no cuento como opción. -Sentía que Licorice lo mataría si trataba siquiera. -Eres tú o nada... Y no... El tsundere ni cuenta por tsundere.
-Eso es verdad. -Conociendo a su hijo, primero pedía opciones, luego si Satanick se ofrecía lo usaba de alfiletero y volvía a preguntar. Mejor ahorrar sangre. Además ¿Kcalb bailando con su yerno? Eso sería tan incómodo para el tsundere como para su hijo. Incluso para él. Y aun así... -P-Pero... ¡Yo tampoco soy bueno bailando! ¡La única vez que lo hice fue en la boda de Kcalb y Etihw y cuando tú me obligaste!
Ya podía visualizarse pisándole los pies a Licorice y echándolo todo a perder luego de tanto esfuerzo.
-¿Eh? No me mientas. Te he visto bailar con Licorice en la sala una que otra vez. -Recordaba habérselos topado unas pocas veces, incluso había llegado a creer que su hijo iba a clases de danza y usaba a Ivlis para practicar, pero no, eran simples juegos entre ellos.
Ahora que lo recordaba y veía la situación actual, estaba más que 100% seguro de que terminarían juntos.
-Bueno... Sí... Pero no era en serio. Solo eran juegos... Ni siquiera nos esforzábamos, yo le pisaba siempre los pies o lo hacía mal. -Esos fallos le traían lindas memorias. Recordaba cómo Licorice le daba algunos consejos, y alguna que otra vez se reía sin mala intención de sus traspiés para luego facilitárselo más. Según él, esa torpeza no le molestaba, y hasta lo creía tierno.
¡Pero ahora la cosa era distinta! ¡Si fallaba no sería adorable, sería una catástrofe! ¡Se reirían de él, lo iban a expulsar, lo arruinaría todo! ¡EL CASTILLO SE CAERÍA A PEDAZOS!
Sí, quizá estaba exagerando, pero se entiende su punto.
-¿Solo jugaban? -Enarcó una ceja. -Licorice lo hace bien entonces, y eso que él dice que no... Un segundo, si tan bueno es ¿Para qué diablos es esta práctica? -Entendía si era por Revlis pero... ¿Por qué meter a su hijo en esto?
-¿Crees que yo lo sé? Lo más probable sea que Etihw quiera presumir adelantadamente la boda.
-Esa enana no deja de sorprenderme. -Balbuceó, pensando de repente en el pobre Kcalb siendo llevado a los trámites sin quererlo.
-Esa enana me condenó más de una vez. -Primero la invasión, luego la fecha de la boda, ahora esto... Etihw se la rifaba para complicarle la vida. Pensarlo solo lo hacía golpearse la cabeza contra una pared cercana una y otra vez.
-¡Oye! ¡Oye! ¡Oye! ¡No arruines mi esfuerzo estético! -Lo detuvo de seguir golpeándose, irónicamente dándole un empujón para que parara. En su guardia no arruinarían su trabajo con moretones que se vieran a plena vista.
-Agh, como sea... -Hizo caso dejando de auto infringirse un castigo tonto, no quería llegar a la reunión con moretones en la cabeza. -En serio, estoy perdido.
-¡Oh por favor! ¡Es solo un vals! ¡Es muy fácil! ¡Solo es un "1, 2, 3" y ya!
-Dijiste lo mismo cuando me obligaste a bailar contigo. -Solo era un buen recuerdo porque pudo pisarle los pies "accidentalmente".
-¡Y no lo hiciste tan mal esa vez...! Aunque... Bueno. Te estaba arrastrando... ¡Pero ese no es el punto! ¡La cosa es que me aseguraré de que seas TÚ quien baile con él! ¡Me vale verga si debo patearte el culo a la pista de baile! ¡Y sabes que soy capaz!
-¡Oye, no te atrevas a hacer eso! ¡Quiero que se mantenga sin moretones! -Quería estar en buen estado antes de dar el primer paso en la relación, si es que esta llegaba a existir.
-Pues entonces no te acobardes en el momento de la verdad o ya sabes, patada en el culo. -Probablemente trataría de ser más suave o solo lo picaría con algún alfiler, pero con Ivlis había que sonar más extremo para convencerlo. -Y debo decirte que de todos modos tendrás que hacerlo. Es tradición que la madre baile con el hijo varón. -Recordó totalmente decidido. No lo estaba preparando solo para modelar; debía poner de su parte y no aceptaría excusas tontas.
-Es cierto... Bueno, tendré que hacer lo posible para no arruinarlo. -Pronunció, queriendo darse auto confianza por unos instantes. -Satanick... Tú crees que él... Bueno... Ya sabes... ¿Diga que sí? ¿Qué yo también le gusto de esa forma? -Se sentía estúpido preguntándolo a Satanick, pero necesitaba aunque sea una sola voz de apoyo para lo que iba a hacer. -O al menos... Que no me mande al diablo.
-¿Uh? ¡Es obvio! ¡Te adora! No veo por qué se negaría. Recuerda que hablamos del mismo Licorice que solo vino hasta aquí porque quiso arreglar su discusión contigo. Le importó más que otra cosa ¿Eso no te dice algo? -Estaba siendo muy positivo en esto. Uno de los dos debía serlo, y lo poco que escuchó de Emalf daba fe a ello. Aunque seguía sin perder esa sensación de que algo malo estaba por pasar... Bah, quizá secuelas de lo anterior.
-Lo único que eso me dice es que soy su madre y me ama así como tal. No todo gesto tiene que ser romántico... Desgraciadamente. -Suspiró tratando de no pensar más en ello. Solo sentía que le causaba inseguridad y ganas de cancelar sus planes.
Había pasado muchos años planteándose si Licorice seguía amándolo como declaraba de niño, pero para ese entonces era tan tarde que daba por asegurado que fue algo pasajero.
Aun recordaba el haberse enterado accidentalmente de parte de Emalf que él había sido el responsable de que despertara desnudo y aparentemente a medio proceso sexual, salvo que... Nunca mencionó nada a nadie nunca más, ni siquiera se molestó en disculparse con Satanick por haberlo culpado de ello.
Bah, como si no hubiese merecido esos golpes.
-¿Quieres dejar de explotar la burbuja romántica? -Se quejó en un tono infantil. La cucaracha sí que era bueno viendo el lado malo de todo, lo cual ya no le debería extrañar tanto.
-Ponte en mi lugar ¿Quieres? Es como si tú estuvieses enamorado de... -Rebuscó entre sus opciones, aunque no terminaba de convencerse mucho. -¿Fumus? Ah... No, eso sería extremo.
-¡¿QUÉ?! -Ni siquiera se contuvo en jalar un mechón de cabello del diablo de flamas mientras forzaba una sonrisa y trataba de no caerle a hostias ahí mismo. -¿Puedes repetirlo? Parece que no te oí bien, porque creo que dijiste algo sobre "enamorarme de Fumus", lo cual sería absurdo, ya que sé que valoras esta amistad así como una cabeza sin chichones y con cabello... -Siseó con una risa falsa que decía "No te caigo a palos nomás porque debes estar sin moretones" ¡Además! Suponía que los amigos no se golpeaban... Tan seguido. -¡Tus ejemplos apestan! ¡Prefiero castrarme a mordidas a eso! ¡Todo menos él! ¡Nunca caería tan bajo como eso!
-¡Eso duele! ¡Oye! -Se quejó, siendo soltado de suerte segundos después. Bufó, arreglándose vagamente. Le parecía una exageración esa reacción ¡Solo dijo el primero ejemplo que se le ocurrió! -A ver, uh... Imagina que te enamoras de... ¿Glasses? -Ese sí era el ejemplo más cercano a su situación, pero ni aun así era bien recibido por lo visto.
-Cucaracha, te pasas de verga. -Murmuró, masajeándose la sien ¿Fumus? ¿Glasses? ¿Esto iba en serio? No le ofendía el incesto... ¡Pero no con su hijo! ¡Y mucho menos con Fumus! ¡La muerte era mucho mejor que amar a ese viejo! Su cara ni siquiera pudo disimular lo perturbado que aquella suposición lo había dejado. -Recordé cosas que n-no debo... ¡AGH! ¡Conejos! ¡Conejos! ¡Debo pensar en ellos! -Su mundo happy solo tenía conejos. Y... Tal vez dulces y nietos.
Al verlo tan alterado, Ivlis puso los ojos en blanco. -Por Vicers, pareces la reina del drama ¡Sólo imagínate que te enamoras de alguien que sabes que te aprecia pero no te ve románticamente ahora pero que antes sí! ¿Ok? ¡Qué bien!
-Hubieras empezado por ahí. -Esa vaga explicación si la entendió, y por algún motivo le recordaba a Lil. Ay, qué dolor... Mejor olvidaba esa parte de la conversación. -Nos fuimos del tema... ¿Dónde estaba? ¡Ah sí! ¡Solo ve, di todo lo que tengas de decir y no te acobardes! De la distracción para que queden a solas... Ya se me ocurrirá algo. -Se quedó algo dudoso. Sea cual fuere la idea, era un hecho de que saldría golpeado por alguien. Más le valía a Ivlis aprovecharlo.
-¿Distracción? ¿Solos?
-Obviamente ¿Crees que es seguro que te confieses rodeado de gente? Podrían oírlos, eso no sería muy cómodo. -Explicó. Lo probable era que algún ángel o demonio chismoso se lo dijera a Etihw y ella interrumpiera el momento, lo cual no debía pasar por nada del mundo. Por el bien de ambos diablos y el de su aun (Para él) indudable amor.
-Bien... -No estaba muy convencido, pero no negaba que era buena idea. -Ya casi es la hora, tenemos que ir... Irás ¿Verdad? -Licorice aún no lo quería cerca, pero seguía siendo su padre, tenía que ir obligadamente. Satanick había mencionado tanto lo de ir para empujarlo al vals que lo creía capaz de entrar al salón por la ventana y colarse.
-¡Claro que iré! Soy el padre aunque le duela a todo el mundo... Además, no me pierdo esto por nada. Debo supervisarte ¡No creas que no te veo capaz de acobardarte y no hacerlo de nuevo! ¡No me perderé esto por nada! ¡La cucaracha puede contar con mis porras! -Esa era su manera sutil de decir "No importa el resultado de esto, estaré contigo". Prefería decirlo así... Suficiente dialogo gay por ahora.
-Qué bien, voy a necesitarlas ¿Ya sabes cómo irás vestido?
-Ah, mi ropa... Ugh... ¡Bah! iré así. Da lo mismo. -Solo era un ensayo. La ropa formal no hacía falta para él, su camisa y pantalón aún servirían... Y aunque aún lamentaba la pérdida de su ropa, el que necesitaba impresionar era Ivlis. Le dio un último vistazo por si acaso. Al menos ya no parecía haber trasnochado entre copas ahora. Dudaba que su hijo se le resistiera así.
-Oh, cierto... Uh... Después te compraré un traje nuevo, palabra de diablo de flamas. -No lo olvidaba tampoco, era lo menos que podía hacer para agradecer ese apoyo.
-Eso espero. -Suspiró, en lo que salían de cuarto y se dirigían hacia el portal más cercano. Suponía que Medouco y Crea ya estarían allá. -Y de paso cómprate ropa nueva. Actualizarte no te hará daño. -Aun le picaba su vena de la moda.
-Si tú lo dices.
En medio de la silenciosa caminata, Satanick no pudo evitar mirar a su acompañante de reojo, sentía desde hoy que lo estaba viendo.
-¿Qué?
-¿Eh? Nada, nada... Yo solo... -Llevaba rato viéndolo sin decir nada, solo porque no sabía cómo dar el mensaje que quería. -Quería agradecerte por tu ayuda... Me siento más seguro y... Creo que te subestimé. No creí que tú podrías lograr algo así. -Era extraño para él haber encontrado a alguien para hablar libremente sobre su problema y recibir consejo y ayuda... Mucho más del idiota de Satanick.
Si era sincero, se veía confesándoselo a Rieta en una crisis, sin embargo eso no había ocurrido.
Consideraba decírselo, si es que las cosas salían bien. No deseaba meter a su mejor amiga en estos dilemas o preocuparla.
-Es raro escuchar que me agradezcas por algo. -Bromeó por lo bajo, tratando de no sonar algo serio.
-Hiciste algo que lo ameritara ¿No? Además de darme un buen hijo.
-Ivlis, eso suena muy gay si lo dices de esa forma... -Por Vicers, quería evitar ese tipo de comentarios aun si Ivlis era gay. Le hacían creer que eran un par de casados hablando.
-A nadie le importa. Cierra el hocico, que aún no acabo. También gracias por esto, si todo sale bien sé que será porque me ayudaste.
Hizo un ademán de restar importancia. -No agradezcas aún. El mejor "gracias" que podrás darme viene después de una boda incestuosa y en una linda cuna~ -¡Oh sí! Aún quería nietos, incluso por parte de Licorice. No planeaba rendirse con ello. Si su virginal hijo mayor no lo ayudaba, Licorice aún era una opción.
-¿En una cuna? ¿Ahora de qué...? -No entendió del todo al principio, hasta que terminó de procesarlo. -¡¿EEH?! ¡N-No estarás pensando...! ¡No te adelantes tantos años! ¡¿Q-Quieres?! Aunque... ¡B-Bueno, tal vez lo haga! ¡O tal vez no! -No lo negaba, una de sus fantasías más dulces constaba de él y Licorice arrullando a su hijo, o hija, lo que fuese estaría bien mientras fuera de ambos. Aunque no hablaba en voz alta de eso... Sí, quizás le daría un nieto a Satanick, el tipo merecía mínimamente un descendiente que no lo odiara después de todo, pero no se lo prometería.
-Tú y yo sabemos que me vas a dar nietos, Ivlis ¡Da igual si es antes o después de una boda! ¡Los amaré de todos modos!
-¡YA TE DIJE QUE NO TE ADELANTES!
-¡Dámelos apenas se acabe este problema! ¡No te preocupes por las niñeras, que existo yo! ¡Te recomiendo que intenten más de una vez para que resulte! ¡Y si tiene mis ojos mucho mejor!
-¡MIERDA, SATANICK, YA!
(...)
-¿Y qué le parece este, señorita Etihw?
Por milésima vez, la diosa observó el conjunto en las manos de su ángel jefe de manera analítica, por unos segundos. Estaba realmente indecisa, cosa irónica considerando que no era para ella la ropa, sino para el pobre diablo detrás del cambiador.
-Me gusta... Pero no sé cómo se le vería... ¡Licorice, tesoro! ¿No te importa probarte otro más? ¡Este es realmente muy lindo! -Llamó cantarinamente, a lo que el más joven silenció, dudando sobre qué tan malo sería negarse a su propuesta y recordarle que ya le había hecho probar como diez trajes distintos y aun le quedaban cinco más que le recomendó.
-E-Eh... T-Tía Etihw ¿No crees que estás poniendo demasiadas opciones? -No es que realmente le importara, en realidad. En lo que al le concernía, usara el traje que usara, no se vería distinto a como siempre se veía ¿Por qué? ¡Porque él siempre usaba traje, maldición! ¡Y casi todos parecían idénticos! ¡¿Por qué su suegra tenía que verle algo nuevo a cada uno?
"Que es más corto, que tiene bolsillos, que es de un color más claro." Mierda, solo eran estúpidos trajes ¿Qué no podían darle uno simple como el de Kcalb y problema resuelto? Se veía que no, y que la diosa solo buscaba el ideal que cumpliera con sus estándares.
Suspiró en lo que se probaba otro a su alcance. No le agradaba el cambio a colores más claros, no le quedaban.
Pero... Ella era la organizadora, y lo parecía o no, estaba casi obligado a cumplir con cada capricho.
-¡Tonterías! Te verías tan bien en cualquiera, Licorice ¡Tenemos que encontrar uno hermoso! ¡Uno que cuando mi hija lo vea diga "Waw, mi novio es guapísimo"! -Exclamó decidida, lanzando otro hacia el cambiador.
-Señora, creo que va a sepultar a mi amigo a este paso. -Comentó por lo bajo, Emalf, al cual el par de gatitas también estaban obligando a cambiar de saco a cada instante. Por lo que veía, él no sería capaz de librarse de esa tortura también. -Entiendo que quiera elegir bien pero... ¡ARBUS, MIS LENTES NO! ¡ÚSHCALE!
-¡Qué movedizo eres, Emalf! ¡Te verías mejor sin ellos! -Contrarió la gata de cabellos claros, forcejeando para quitarle las gafas, en lo que su compañera se encargaba de elegir una corbata o moño.
-Emalf, eres movedizo. Mejor te verías sin ellos. -Repitió, desordenando palabras como era su costumbre.
-¡Es que todos son tan lindos! Mi hija amaría verte modelar con ellos ¿No crees, Licorice?
-Ah... Sí, lo que tú digas, tía. -Murmuró, suspirando con pesar. Esto en definitiva no le estaba ayudando a levantar sus ánimos.
Realmente quiso ir por un jugo de manzana a la casa de Dialo antes de comenzar con esto, pero Etihw los encontró en el camino antes de lo esperado y no les dio el tiempo de relajarse, pues en un dos por tres los había transportado al castillo.
El único motivo por el cual no perdía la paciencia con la cantidad de ropa que le escogieron, era que estaba triste por lo mismo que lo aquejó hace un largo rato; Su madre. No tuvo ni un minuto para relajarse de la situación y de un segundo a otro ya estaban hablando de decoraciones, ropa, luna de miel, etc... En fin, temas relacionados a la boda que no le interesaban y solo lo irritaban considerablemente.
No había forma de pedir amablemente no oír más de ello, porque era el tema principal en Gray Garden desde que se anunció. Al llegar con Emalf cada ángel o demonio que lo veía lo felicitaba por eso, hacía preguntas o simplemente le daban sus buenos deseos, y lejos de sentirse bien al escuchar... Solo se sentía de lo peor.
Tampoco podía pedirle a Etihw que no lo ahogara con el asunto, pues no quería ofenderla, o en el peor de los casos que notara su malestar. Si lo último pasaba, estaría oficialmente jodido, porque a ella nunca se le escapaba nada... NADA. Y si se enteraba de la verdad... Sería su fin.
-¿Me dices cuándo estás listo?
-En realidad, ya lo estoy.
-¡Perfecto! ¡Sal, que quiero verte! -Canturreó ella, dando un par de aplausos entusiastas en cuanto Licorice salió del cambiador. Sus ojos se iluminaron, y dio unos cuantos brinquitos de euforia como niña pequeña en una dulcería. -¡Es ese! ¡Es perfecto! ¡Queda perfecto! -Chilló fuera de sí, zarandeando al pobre Wodahs, que dejó caer el resto de camisas que traía en la mano.
-¿Uh? ¿En serio? -Licorice alzó una ceja, mirándose fugazmente en el espejo, sin mucho interés. Le habían escogido un traje oscuro como el de Kcalb y el suyo propio, pero con algunos detalles de rombos grises y blancos cerca de las mangas, los botones eran diamantes del mismo color, pequeños como los de la corona de la diosa, y portaba una capa gris oscuro por fuera, pero de degradé negro y blanco por dentro, con un detalle pomposo al final, casi como el que tenía el saco del diablo albino.
Frunció ligeramente el ceño, tratando de que nadie lo notara. Este tipo de estilo no lo hacía sentir como él mismo, solo daba el mensaje de que pronto pertenecería para siempre a "la familia real". Lo único que seguía como siempre era el broche rojo de su corbata.
-¡Definitivamente usarás ese! ¡No puedo esperar a que Revlis te vea entrar en escena! -Metida en su emoción, no pudo notar el desconcierto en el demonio de gafas y su amigo.
-¿Entrar en escena? Creí que la novia entraba mientras el novio esperaba en el altar. -Murmuró Emalf, aliviado de que el par de mininas se haya decidido a juguetear entre ellas con la ropa, como si fuesen bolas se estambre.
-La señorita Etihw sabe que esta boda será trascendental y muy recordada, así que quiso ser original y hará que entreguen al novio al altar en vez de a la novia. -Explicó pacientemente, el ángel del parche, al dar una rápida mirada a la mencionada.
-¿Trascendental? -Licorice tragó grueso. Esa palabra lo había puesto nervioso.
-Así es. Tal como la boda de Kcalb y Etihw que fue la primera entre un diablo y un dios, esta también lo será, por ser la primera boda entre dos especies distintas de diferentes mundos... Una semidiosa y un diablo híbrido. Vendrán muchos dioses y diablos de otros mundos, incluyendo a Justim y Vicers para bendecir la boda. -A medida que iba hablando, lo único que hacía era aumentar el pánico. -Dios dijo que sería una fiesta enorme... Recibiremos mucha ayuda para tratar con muchos invitados importantes y... ¿Te sientes bien, Licorice?
El mencionado se tambaleaba ligeramente, con la mirada algo perdida y una sonrisa bastante falsa. Apenas se le fue explicado con lujo de detalle a qué se refería Wodahs con "trascendental" una intensa sensación de vértigo y temor lo mareó.
-M-Me siento perfecto... Es solo que... Que... N-No desayuné ni almorcé hoy. -Se excusó, aunque era verdad.
-Oh, si es eso puedo ir a prepararles algo a ambos.
-S-Sí, por favor... Y gracias, tío Wodahs. -Murmuró, decidiendo sentarse temblorosamente junto a Emalf. No se sentía muy bien, y no tenía nada que ver con la falta de comida, cosa que Etihw no notaría pronto.
-¡Qué bueno que hemos encontrado tu traje, Licorice! Realmente estaba preocupada por no poder llegar a horario a la práctica del vals. -Dijo Etihw, sentándose en un banquillo de enfrente de ambos amigos, con una sonrisa indudablemente feliz y tranquila.
-Sí... Sobre eso... ¿Es necesario que tanta gente asista a la boda? Pensé que sería algo pequeño, o que mínimo irían solo los habitantes de este mundo. -No le aliviaba para nada estar al tanto de esto.
-¡Pues claro que es necesario! Será algo inolvidable para todos, y planeo hacerlo algo oficial. Yo no puedo casarlos porque no perteneces aquí, así que la presencia del señor Justim y el señor Vicers será bien recibida y muy conveniente ¿No es fabuloso? ¡El dios de los dioses y el diablo de los diablos vendrán a bendecir tu boda! -Exclamó con notable euforia y emoción, a lo cual Licorice sonrió nerviosamente echándole una mirada a Emalf como pidiendo algo de ayuda.
-Erh... Pero, señora. A Licorice no le gustan mucho las fiestas grandes. -Agregó, al notar que su pobre amigo se ahogaba en un vaso de agua, y su suegra no hacía mucho por ayudarlo con eso.
-Oh, tonterías. Verás cómo no te das cuenta de eso por estar totalmente concentrado en el amor de tu vida ¿No te haces una idea?
-Sí... Me la hago. -Suspiró melancólico, fijando su mirada lejos de la diosa. No había cómo mencionarle que estaba en lo cierto, pero no sería tan feliz como ella imaginaba.
-Ahora que tenemos tu apariencia lista solo queda por mencionarte algo. -Acotó, apoyando sobre sus rodillas sus codos, y su mejilla sobre su mano. -Tendrás que cumplir con la tradición del collar ¿Estás dispuesto a eso? Sé que solo son formalidades y demás pero... Revlis apreciaría que lo hagas.
Licorice cayó en un largo silencio, bajando la mirada hacia el broche rojo. Realmente no tenía apego a las cosas materiales, y tenía entendido que su destino no era destrozarlo ni nada, pero... Tenía que entregárselo a Revlis como simbología de su matrimonio, y no estaba convencido de querer hacerlo. Así ese tonto broche fuese del estilo de su padre, fue Ivlis quien se lo obsequió de niño. Por ello no estaba tan dispuesto a hacerlo, pero...
-Supongo. -Se alzó de hombros, como si diera igual. Eso sorprendió un poco a Emalf, pero el mismo no dijo nada y se limitó a seguir callado en lo que yerno y suegra charlaban. -Si significa tanto para ella puedo hacerlo. -Era lo menos que podría hacer por la pobre semi diosa, ahora que no podía ofrecerle su amor.
-¡Maravilloso, Licorice! -Sonrió eufóricamente. -Cómo se nota que harías lo que sea por mi pequeña. Estoy tan feliz de que seas tú su prometido.
El par de gatas asintió en respuesta, alzando los pulgares. Notaron en su diosa una mirada algo analítica sobre el dicho novio, por lo que se acercaron sigilosamente por detrás sin que este lo notara.
-N-No es nada, tía. En serio... Créeme que podría haber uno que me supere. -Sin dudas podría haberlo, uno que amara realmente a la albina sería un novio un millón de veces mejor que él y no merecería que lo golpeen reiteradamente por idiota.
-Para nada. Lo único que no te hace ver aun como el novio perfecto es un pequeño detalle. -Quiso restar importancia en sus palabras, sin embargo para Licorice no fue difícil notar que deseaba cambiar otra cosa en su ropa. Maldijo internamente, estaba seguro de que lo obligarían a probarse otra cosa, pero no era así. -Te daremos otra cinta para atarte el cabello. La que tienes está muy gastada y... No creo que el rojo vaya con el resto de tu ropa.
El joven diablo ni siquiera tuvo tiempo para responder a ello, cuando el par de gatitas ya habían actuado desatándole el cabello y correteando lejos a otro rincón de la habitación con la cinta entre sus manos como si hubiesen robado algo importante a Kcalb.
-¡O-Oigan! ¡No! ¡Devuélvanme eso! ¡Es mío! -Chilló, entrando en pánico de solo verlas a ambas juguetear con ella.
Entre todos los cambios estéticos que podrían ofrecerle u obligarle a cumplir... La cinta no entraba por nada del mundo. Era importante para él, quizás mucho más que el mismísimo broche, y la única cosa que no estaba dispuesto a negociar en esta ocasión.
Sí, es cierto que era vieja, pero su madre se la había dado hace un tiempo. No era la primera que había tenido de su parte, puesto que por... Inconvenientes e idioteces propias de un pre adolecente como él fue... La había perdido, por lo cual Ivlis estuvo dispuesto a darle por segunda vez la suya.
Ese detalle suyo le traía memorias agradables, y era tal vez la última cosa que le recordaría la cercanía que hubo alguna vez con él.
Si volvía a perderla se moriría, porque esta vez no había posibilidad alguna de que Ivlis le cediera su cinta de nuevo.
-No te preocupes, te prometo que encontraremos una adecuada. -Dijo dulcemente, palmeando su cabeza, sin lograr aliviar a Licorice.
-E-Erh... Chicas, en serio. Deberían devolverle eso a Licorice. -Insistió Emalf. Él si estaba al tanto de lo que significaba para su amigo ese objeto, y honestamente no le gustaba verlo tan alterado como ahora.
-¡La señorita Etihw dijo que esto no servía! ¡Encontraremos uno mejor! ¡Uno que sea muy bonito! ¡Uno que Licorice merezca! -Anunció Ater, sin detener sus leves brincos entusiastas con la cinta aun ondeándose entre sus garras.
-Uno mejor, muy bonito y que Licorice merezca encontraremos. -Repitió Arbus, con una sonrisa más tranquila.
Estaban tan ajenas a la furia del diablo, que no se percataron que de que pronto estallaría y ni siquiera Etihw sería capaz de prever eso ni con palmaditas suaves o palabras lindas. No fue hasta que se levantó que lo tomaron más en serio y dejaron de moverse.
-¡DEVUÉLVANME ESO! ¡¿QUIEREN?! ¡ES MÍO! ¡¿NO LES ENSEÑARON A NO TOMAR LO QUE NO LES PERTENECE O QUÉ?!
El par de subordinadas guardó silencio, dirigiendo a Etihw una mirada confundida. Ella también estaba en la misma, estática en su sitio y mirando anonadadamente a su alterado yerno, quien poco después al darse cuenta de lo que había hecho se dejó caer de sentón en su banquillo y se cubrió el rostro con las manos evitando llorar de la frustración.
Era sumamente extraño verlo actuar así, normalmente era más tranquilo y era difícil hacerlo enfadar, nunca de los nunca ardería en rabia solo por una pequeñez como esta. Pero aun sabiendo esto, Etihw carraspeó la garganta y les hizo una seña a ambas chicas con un ladeo de cabeza, indicando que le devolvieran la cinta.
-Lo sentimos, Licorice. -Titubeó Arbus.
-Licorice, lo sentimos. -Dijo también Ater, dejando el trazo de tela sobre las rodillas ajenas.
Emalf era el único que se mantuvo al margen, sin intervenir. Sabía que Licorice podría manejarlo por ahora.
-N-No importa... Lo siento por gritarles... Y-Yo solo... Agh, estoy tan estresado. -Suspiró, antes de mirar apenado al par de subordinadas. Afortunadamente, para aliviarlo un poco, ellas sonrieron e hicieron un gesto de restar importancia antes de dirigirse a la puerta de salida.
-¡Iremos a pedirle al señor Kcalb que nos deje dormir en su regazo! -Avisó la azabache saliendo con rapidez, seguida de su compañera.
-¡Que nos deje dormir en su regazo al señor Kcalb iremos a pedirle!
Una vez se retiraron, Etihw pudo respirar en paz, Emalf se sintió más cómodo, y Licorice trató de recuperar algo de su dignidad atándose por sí mismo el cabello para dejar atrás lo ocurrido.
Se sentía avergonzado por haber reaccionado de esa forma tan rápido ¿Desde cuándo era tan sensible? Ah, sí... Con lo que le había pasado últimamente sus emociones eran más explosivas de lo normal. Cargaba con muchas cosas ahora y se sentía asfixiado de guardar tanto, quizá por eso se desquitó de esa manera.
Sea como fuese, no era una excusa.
-Lamento eso. -Se disculpó ella, desconcertando al diablo. -Sé que estás un poco presionado por esto de la boda y...
-N-No, descuida. No creas que yo me pondría así por tonterías, es solo que... -Pausó, sobando apenadamente su brazo, buscando sentirse mejor. -Mamá me regaló esa cinta. Es muy importante para mí.
-¡Oh! D-De haberlo sabido... Cómo lo siento. -Volvió a disculparse, siendo esta vez ella la apenada. Sabía cómo cualquier otro el aprecio e infinito cariño de su yerno hacia Ivlis, así que de no haber sido ignorante en cuanto a ese detallito no hubiese comentado nada. -Supongo que significa mucho para ti. -Licorice asintió un par de veces, aun incapaz de verla a los ojos. Ella dándose cuenta de esto, sonrió de lado soltando una ligera risa, que despertó la curiosidad como para que la mirara.
-¿De qué te ríes?
-Oh, nada... Es solo que cuando te enojaste me recordaste a Ivlis. Él suele ser así de temperamental, pero es sencillo lograr que con trampas en juegos tire la mesa al carajo. Me recuerdas a él... Se enojó así de feo cuando le ganamos la guerra y vio de nuevo a Kcalb.
-Eres la primera en decir eso. -Hizo una mueca, recordando que la mayoría solo le comentaba su parecido con Satanick. -Los demás me dicen que me parezco a esa basura.
-Bueno, en apariencia puede ser que un poco, pero... ¡No hay dudas de que eres la viva imagen de tu madre! Esos ojos no me mienten. Aunque Ivlis diga estar orgulloso de ti porque no eres como él... Yo sé que es mentira. -Se alzó de hombros, levantándose de su asiento para ir hasta la puerta. Ella también tenía hambre y pensaba ir a pedirle a Wodahs un trozo de pastel. No podía esperar hasta la práctica del vals por ello. -¿Te importa si te dejo solito con Emalf?
-No, adelante.
-¡Ahí se ven, chicos!
Tras escuchar a Etihw cerrar la puerta, el demonio de gafas se quedó enmudecido sin saber bien con qué romper el hielo. Sentía aun la tensión que generó el momento anterior, y no encontraba las palabras para animar a Licorice o empezar una conversación con él.
Al final... No fue del todo necesario, porque el primero en decir algo fue él, no para hablar, pero sí para llorar.
-¿V-Viejo...?
-¡Esto es horrible, Emalf! ¡Lo odio! ¡Lo detesto!
Estaba llorando de rabia, de frustración, de tristeza... De todo, de cada sentimiento negativo que lo quemaba desde dentro y lo arañaba sin piedad en cada momento que todos le hablaban acerca de la dichosa boda de la cual no quería formar parte.
Como si el estúpido cambio de ropa y deshacerse de una posesión valiosa no fuese suficiente, saber que había miles de invitados a la ceremonia lo hacía sentirse ahogado y sin salida. Habría superiores y gente importante en cada rincón, y lo verían hacer el ridículo.
Había considerado hace un rato decir la verdad sobre todo, pero la emoción ajena y ese detalle lo habían callado del susto. Si cancelaba la boda no solo estaría haciéndole daño a Revlis, sino que seres de otros mundos se enterarían de eso.
No tenía salida de esto.
-Y-Ya... Vamos, amigo... Tu cinta está bien. No sufrió daños. Todo está bien... -Trató de animarlo en vano, siendo ese el tema que menos lo hacía sufrir en este momento.
-¡No es por la cinta, Emalf! -Chilló entre lágrimas, levantándose solo para acercarse al espejo más cercano. -¡Mírame! ¡¿Qué es lo que me dejé hacer?! ¡Ya estoy harto de todo esto! ¡De las decoraciones, de la ropa, de las estúpidas tradiciones...! I-Irán a vernos tantas personas importantes y... ¿Q-Qué es lo que verán? ¡Verán al novio huir como cobarde!
-Espera ¿Qué...? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Estabas planeando dejar el altar?
-¡¿QUÉ OTRA OPCIÓN ME QUEDA?! ¡Pensaba excusarme diciendo que era un ataque de nervios y que todo estaba pasando muy rápido para mí! ¡Pero adivina qué! ¡Si lo hago voy a humillar frente a miles de personas a Revlis, sus padres y...! M-Mamá... Él también se avergonzaría de mí por ser tan... Ugh... E-Estoy perdido... Todo se arruinó... Tendré que casarme y veré a madre bailar con esa basura en la boda...
-Tú me dijiste que no ibas a cancelar nada. -Murmuró con un tono notablemente molesto.
-¡PUES ADIVINA QUÉ! ¡ESTOY DESESPERADO! ¡NADA DE LO QUE DIGO TIENE CERTEZA DE DURACIÓN PERMANENTE! -Vociferó al límite de querer tirar al carajo al pobre e inocente espejo. -¡Todos dicen que soy el novio perfecto! ¡Qué haré feliz a Revlis! Me tratan tan bien y... Y-Y les estoy mintiendo tanto... Me siento una mierda.
Esto lo estaba superando en estrés a un grado que no había conocido hasta ahora. No sabía qué hacer, cada salida que se le ponía en frente era peligrosa y en todas acababa mal.
Es cierto que se había negado muchas veces a enfrentar la situación y a los consejos de Emalf, pero a la hora de la verdad los consideraba enormemente. El problema en sí no era el actuar, sino que no tenía el valor para hacerlo y atenerse a las consecuencias.
No tenía ventaja alguna no importaba lo que eligiera. Si cancelaba perdería a su amiga, sería el hazme reír de todos e Ivlis estaría decepcionado. El alivio de no condenarse a esto no valía la pena. Seguir con la mentira hacía felices a todos excepto a él.
-Realmente quiero evitar esto, Emalf... Pero les haré daño a todos por mi egoísmo y no podré excusarme con nada ¿Qué les diré luego de que fuera yo el que le propusiera matrimonio? ¿Les diré que dejé de amar a Revlis así como así? ¿Les diré que reamente nunca la amé? ¿Les diré que estoy enamorado de Ivlis? ¡No! ¡No puedo hacer eso! ¡S-Si madre lo supiera, y-yo...!
Emalf frunció el ceño y suspiró con pesadez. -¿Por qué te cuesta tanto creer que él puede corresponderte?
-¡¿Cómo me puedes preguntar eso cuando hace una hora...?!
-¡NO SABEMOS LO QUE REALMENTE PASÓ, LICORICE! -Gritó finalmente. Ya estaba igual de cansado que él por todo este circo y de la inseguridad de su amigo. Esto se tenía que terminar. -¡N puedes asegurar que Satanick e Ivlis estén juntos!
-¡T-Tú los viste abrazarse, Emalf! ¡Y escuchaste todo lo que dijeron! ¿Q-Qué eso no es ya muy obvio? Mamá no podría decir algo como eso a menos que...
-A menos que sean amigos. -Completó negando con la cabeza. -Si fueran pareja Ivlis te lo diría. Además... Nosotros nos vemos tan gays como ellos cuando solo somos amigos ¿O no?
-E-Eso no es...
-¡Ay, por favor! ¡Nos la pasamos diciendo que estaremos juntos siempre, que estaremos para el otro en las buenas y en las malas, que cuando el mundo nos patee en el culo nos apoyaremos...! ¡ACÉPTALO, NOSOTROS SOMOS PEORES!
En ello había que dar la razón. Él y Emalf solían ser muy cariñosos entre ellos como para parecer muy heteros o solo amigos, y no solo eso, su madre tenía ese tipo de amistad con Rieta, Reficul, Etihw y Kcalb y aun así ninguno de ellos era su pareja ¿Podría ser...? ¿Podría ser que se había adelantando un poco a los hechos cuando solo los habían visto unos momentos y no conocían el contexto de la conversación?
Claro ¿Por qué no? Ivlis nunca podría ser pareja de alguien como su padre, él no era su tipo.
-B-Bueno... Es cierto pero... -Suspiró con pesadez, pasando al siguiente dilema. -Eso no significa que me correspondería.
Con o sin pareja, no tenía esperanzas de que su madre sintiera lo mismo hacia él. No después de lo que escuchó de su boca esa vez.
-Pero él te entendería... Recuerda que él también estuvo enamorado de Siralos ¿No crees que él sabe cómo se siente? Aun si no te ama de esa manera... ¡Ivlis te adora! ¡Recuerda cuando te disculpaste con él por su pelea!
-Cierto... -Su madre había sido realmente muy dulce y comprensiva con él, aun cuando había sido su culpa ese tonto malentendido. Aun si era rechazado... Sería feliz con solo no tener que atarse a otra persona por siempre y no recibir el desprecio del diablo de flamas. Tenía que intentarlo.
Por una vez en su vida... Tenía que ser valiente.
-¡Lo intentaré! Hoy mismo en la práctica del vals voy a decirle todo y cancelaré la boda. -Anunció, extrañándose ante la sensación de ligereza sobre él cuando lo decidió.
-¡ASÍ SE HACE, VIEJO! ¡Ese es mi amigo! -Lo animó entusiasmadamente, elevando los brazos.
-¡Sí! ¡¿Y sabes qué?! ¡Me pienso quitar este estúpido traje!
-Que no sea en frente de mí, por favor.
No duraron mucho sus risas, puesto que Wodahs se asomó por la puerta, pegándoles un susto de muerte ¿Él los había escuchado? Por su gesto calmado dudaba que fuese así.
-¿Licorice? ¿Emalf? Ya les preparé algo de comer. -Avisó señalando hacia la salida. -No falta mucho para que nos vayamos, así que es mejor que se apuren.
-¡Ya vamos, tío Wodahs! ¡Gracias! -Exclamó el joven diablo yendo junto a su amigo por el camino indicado luego de haberse cambiado rápidamente tras el vestidor. -¿Qué estaba diciendo...? Ah, sí... ¡Ya verás que lo lograré, Emalf!... Aunque si no como primero no podré pensar.
-Concuerdo, concuerdo... -Sonrió, feliz de ver tan lleno de vida a Licorice. Mientras el resto de organizadores preparaban la condena, ellos ya estaban planeando zafarse de ella victoriosamente. -Espero que no te acobardes por estar rodeado de gente.
-Ah, por favor. Solo es una práctica tonta. Seguro que no irá casi nadie ¿Qué podría salir mal?
No debió haber dicho eso.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
La amistad de estos cuatro es más gay que yo, ah. (?) Okno. Que conste que no creo en estereotipos de gays... De ser así, Ivlis sería una pinche divasa peor que Siralos.
Cómo dicen por ahí, hay de todo en la viña del señor. (?)
Me gusta cuando Licorice se altera, no sé. Se me hace tan gracioso imaginarlo con expresiones lloricas mientras agita los brazos como maniático. Qué lindo.
Satanick the best friend bisexual, te viste para bodas, bailes y fiestas.
Parece fanservice Satanivlis pERO NO LO ES :D
Espero que les guste, que se rían un rato y...Y... Eso.
Dulce les regala besos y abrazos, feliz San Valentín adelantado, aunque todos estamos solteros, arh :'v
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top