Capítulo V: Estrategia ingeniosa.
¡Al fin he vuelto! Le di ya dos actualizaciones seguidas a Curse of Roses... Pero creo que a este le daré más atención últimamente. Verán, este ya está planificado hasta el final y deseo terminarlo antes, así puedo subir otro.
Yo no subo más de dos fics, sería mucho trabajo... Y Curse of roses necesita más tiempo para seguir con los retoques, así que no se extrañen si ven que este fic se actualiza más seguido y más de una vez.
Este fic, al igual que "Curse of Roses", está basado en un rol con mi diosa (COFCOFMISAKICOFCOF) por ello mismo están (Cómo dije) dedicados a ella y verán varios fragmentos que ella escribió tal cual... Excepto los prólogos e introducciones. Esos son 100% míos. (?)
Por ello mismo... ¡CRÉDITO A ELLA TAMBIÉN, POR AYUDARME! ¿Esto cuenta como fic hecho en equipo? Ni idea, solo sé que sin ella no lo hubiera desarrollado tanto (Mezclamos ideas de cada quien.) y se lo debo <3 Mil gracias y pásense por sus fics ¡Ella es mil veces mejor que yo!
¿Eh? ¿Que si haré el mismo anuncio en todos los capítulos? Claro que lo haré. No pararé de recordarle que esto es gracias a ella >:v
Aclaraciones: *...Hoy no pensé en ninguna canción ideal para este capítulo así que solo puse una imagen en el multimedia. Lol.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
¿Qué es lo que pasó...?
Lentamente fue abriendo los ojos con pesadez mientras un inmenso dolor partía su cabeza en dos. Todo le daba vueltas, sus ojos ardían y por algún motivo olía a cítricos hasta darle nauseas. Cosa rara ya que no olía a podrido.
Se sentía raramente adormecido, razón por la cual le costaba conseguir ganas para moverse.
-Uhn... M-Mi cabeza... Duele... -Sollozó por lo bajo, percatándose de estar en un sofá con mantas.
¿Qué rayos había pasado? Lo último que recordaba era que Emalf le invitó un jugo y luego... Nada. Su mente se quedaba completamente en blanco y no lleva a él ninguna respuesta para hacerle saber qué pasó la noche anterior como para dejarle la cabeza tan adolorida como si hubiese caído del décimo piso de un departamento sobre la dura acera. De por sí no planeaba quedarse a dormir allí, solo escapar un rato, pero... Lo admitía, era mejor que estar en su casa y salir de su cuarto para toparse con su madre.
Fue un lindo detalle de Emalf dejarlo dormir ahí y hasta asegurarse de traerle una manta.
Oh, y hablando del dominado ¿Dónde estaría? Necesitaba que él le explicara por qué diablos estaba durmiendo ahí y no en su casa... No, eso era lo de menos ¡Que alguien le diga de dónde sale ese molesto olor a naranjas!
-¿Emalf...? -Murmuró volteando despacio hacia toda dirección. Como nadie respondía debía suponer que no estaba cerca. -¡Emalf! Ay... -Incluso su propio gritar lo aturdía, genial...
En serio ¿Lo golpearon con un bate para desmayarlo o qué? Entendía que su estado deprimente no era el más soportable pero... ¡Había otras maneras de callarlo que no fuesen un intento de homicidio!
Ya que metían el tema de homicidio ¿Qué era eso que se oía desde lejos?
-¡NOOO! ¡WAAAH! ¡ÉL DIJO QUE COMPRARÍA UNO NUEVO! ¡LO JURO, LO JURO! -Se escuchaban desde el otro cuarto los gritos del desesperado demonio y los de su novia diciéndole millones de insultos mientras las cosas volaban de aquí para allá y se rompían contra las paredes de los pasillos.
Licorice no podía ver eso, aunque aseguraba que a eso se debía el sonido de concreto agrietado.
Hasta hace un rato todo fue un lindo despertar... Poemi le había pedido ayuda para vestirse luego de su ducha y él aceptó, sin esperar que pronto ella le preguntaría sutilmente qué pasó con el teléfono y de paso poniéndole esa sonrisa y mirada que significaban "Vas a valer verga y nadie te salvará."
Luego lo golpearon, le lanzaron con todo... Iniciaron una persecución... Lo de siempre.
-¡PIEDAAAAAD! -Atravesó la puerta hasta la sala y la cerró tras su espalda lo más rápido posible, reteniéndola con su propio cuerpo para que no la abriera. Cuatro cuchillos atravesaron la madera casi apuñalándolo a él por centímetros, de suerte no terminó herido.
Licorice solo observó con los ojos abiertos en par en par, asustado de la situación y el peligroso filo de los cuchillos que pudieron con la madera de roble y podrían con la carne de su amigo.
-¡¿E-Eh?! ¡Emalf! ¡¿Qué sucede?! -Lo normal. Te despiertas sin recuerdos de anoche creyendo que te batearon y te encuentras con que tu hermana quiere matar a tu amigo... Es que estas cosas solo pasan en su familia, señores y señoras. La familia Flamas nunca se aburre.
Se ahorraría el comentario de lo mucho que le dolía la cabeza por ahora. Algo le decía que primero tendrían que salvarse el pellejo. Curarse al estilo de la edad media no le parecía una opción viable.
-E-Eh amigo... ¿L-Listo para que te lleve a la tienda y el vals? -Emalf trató de mantenerse tranquilo y restar importancia a la masacre inminente, pero su calma fingida se fue al diablo cuando una motosierra atravesó la puerta a su alrededor.
Sospechaba que era para hacer una abertura que permitiese a Poemi pasar y matarlo de paso con ella.
-¡WAAAAAAAAAAAH! -Ninguno de los dos se salvó de gritar de miedo, aterrados de la sierra. El demonio se escondió tras su amigo, y a este ya le valía verga estar martirizando su propia cabeza adolorida al gritar.
No creyó que su hermana se enfadara tanto por el teléfono... ¡ES QUE SOLO ERA UN TELÉFONO!
Ah, pero ella era Poemi, cierto... Y eso era explicación hasta para la pregunta de "¿De dónde mierda sacó una jodida motosierra?"
-Ay, mami... -Tembló de miedo, observando cómo la puerta seguía siendo cortada y preguntándose si tendría el filo suficiente para matarlos a los dos... Cosa que no quería descubrir. -Emalf... ¿Q-Qué tal si ya nos vamos a eso que dijiste? -No quería presenciar la muerte de su amigo luego de causarle tantos problemas... Además, él seguro estaba en la lista negra también.
Emalf no pudo aceptar la propuesta. Antes los aturdió el desaforado rugido de la demonio, por no decir que logró que casi se hicieran en los pantalones de miedo. -¡MALDITA BASURA! ¡YA VERAS CUANDO TE PONGAS LAS MANOS ENCIMA! ¡MÁS TE VALE REPONER ESE TELEFONO O TE ASESINARÉ!
Gritos de loli más sonido de sierra eléctrica no es buena combinación para lograr la paz ¿Eh?
-¡KYAAA! ¡HUYAMOS, WE!
-¡EN ESO ESTOY DE ACUERDO, VÁMONOS!
No lo dudó más, solo tomó a su amigo de la chamarra y salió corriendo a todo lo que le daban las piernas lejos del castillo.
-¡PERDÓN, HERMANA! ¡YO LO REPONDRÉ! -Podría habérselo dicho en la cara... Podría... No lo hizo porque quería vivir. Si intentaba hacerlo sería partido a la mitad antes de decir palabra. En cuanto a reponer el dichoso teléfono... ¡Lo haría! Pero desde muy, muy, MUY lejos. Necesitaba a Emalf vivo o quedaría sin ayuda para evitar que se ahogara en su crisis existencial y cometiera suicidio antes de pisar el altar.
No fue sino al estar lejos de la casa que Emalf se calmó y retornó al suelo suspirando de alivio. Se ganaría unos buenos putazos si no reponía el teléfono, estaba seguro de eso.
Agradecía que Licorice haya hecho un portal a Pitch Black World, eso lo tranquilizaba. Poemi furiosa tenía un buen radar y era capaz de encontrarlo. No importaba cuán lejos estuviesen siempre y cuando sea en el mismo mundo.
Eso sonaba romántico, pero hoy era aterrador.
-Wow... Se enojó mucho... -Balbuceó Licorice, al volver lento su caminar mientras que su cabeza le daba vueltas. La idea de volver a su mundo no lo hubiese tentado antes, sin embargo sus deseos de sobrevivir eran más fuertes. Al fin estaban a salvo y podría enterarse de todo. -Oye... ¿Qué pasó anoche? -Seguía sin recordar mucho y todo le dolía. Era un milagro que Emalf no estuviera molesto con él por lo del teléfono.
Por el contrario. Estaba aliviado de haber sido salvado de un fatídico destino y se lo debía a la rapidez del diablo y su don de crear portales.
-Anoche descubrí que tu familia es rara... -Respondió en tono perturbado que provocó un gesto confundido. -Tu madre se colorea de zanahoria cuando se enfada y puede embarazarse, tu padre es maceta ambulante... Y tú te emborrachas tomando jugo de naranja... Nada importante. -El lado amable de todo es que el jugo sí era saludable y Licorice no apestaba a alcohol si no a fragancia de naranjitas ¡Ay, pero qué bonito! ¡Ya los que sufren alcoholismo desearían esa suerte para no recibir escobazos de sus parejas furiosas! -Cantaste Magnet, te lamentaste de Ivlis, me usaste de pañuelo, quisiste usar mi teléfono muerto para llamarlo, trataste de llamar a Glasses y Mors, pronunciaste mal las S y finalmente me dejaste sin dormir porque despertaste en mí un sentimiento de suspenso mucho más fuerte que cuando veo mis telenovelas a las 10 de la noche. -No se olvidaba de ese asunto todavía.
-¡¿Eeeeeh?! -Ok...Apenas era capaz de procesar todo lo que oía de Emalf. De verdad no recordaba nada y forzarse solo le daba más jaqueca. Mejor se resignaba a solo creerle y tratar de no imaginar nada. -Y-Ya veo... D-De verdad lo siento... -Era confuso y humillante no recordar, más aun oyendo que había actuado tan extraño y fuera de sí.
Jugo de naranjas... ¡¿Era enserio?! ¡¿Qué clase de fenómeno se embriagaba con pinches naranjas?!
-Nah, no te preocupes. No me traumaste como yo esperaba ¡Soy un gobernado pero no un marica como tu padre! -Dijo acomodando sus lentes en plan "Soy una amenaza, nena". Eso sí era ser genial. -Además... Creo que en parte fue mi culpa por ofrecerte el jugo. Eso sí, esto es un descubrimiento interesante.
-S-Soy un caso para científicos locos, Emalf... Ya ni yo me entiendo... -Se prometía no volver a beber jugo de naranja en su miserable vida. Por esto es que prefería la uva. Si era vino mejor... Eso al menos no lo emborrachaba ni aunque bebiera diez botellas seguidas. -Uhn... ¿Y a qué te refieres exactamente con suspenso?
-Ya me hablarás de eso cuando no te estés muriendo. Por ahora vamos a tu casa, será lo mejor... -No estaba molesto ni nada, simplemente se moría de curiosidad sobre el asunto de Ivlis y su alma no descansaría hasta saciar sus dudas.
Ahora que Licorice estaba sobrio obtendría respuestas más coherentes.
-Está bien. -Suspiró resignado e hizo caso sobre aquello de ir a casa. Quizás encontraría algo para su cabeza. Le urgían unas pastillas para bajar el dolor de su cabeza o moriría a medio camino. Se sobó la cabeza y en ello miró a Emalf con una ceja arqueada sin saber del todo a qué se refería. -Aunque no sé bien qué debo decirte, pero lo haré y...
Se detuvo de golpe. Había recordado algo crucial con eso de volver a casa que pronto le recordó la razón de su dolor la noche anterior.
-Espera... Emalf ¿Y si mamá está en casa? ¡¿Q-Qué le voy a decir?! -Aún no estaba preparado para verlo, y menos en su estado actual. Le dolía la cabeza a más no poder, estaba sensible... No sería capaz de soportar gritos molestos de Ivlis... En ambos sentidos.
Emalf se quedó en silencio cuando empezó a hacer esas preguntas alteradas tornando una expresión molesta que decía "No me pinches jodas" con mayúsculas ¡¿Dónde quedó la determinación de anoche cuando cantaba desafinado sobre Ivlis?! ¡Oh no, esta sí que no se la permitiría! ¡No más dramas ridículos para él!
-¡¿Y si aún sigue molesto? ¡¿Y si me odia?! ¡¿Y si me echa de casa?! ¡Ay! ¡Emalf! ¡Lo arruinaré de nuevo! ¡No sé qué hacer! -Estaba entrando en pánico y se ahogaba en un vaso de agua. Pero no se preocupen, lo ayudaría su fiel amigo a la manera tradicional.
-¡No te me pongas marica ahora! ¡Eres un macho, recuerda eso! ¡Es mi trabajo ser el marica aquí! -Pero nada, Licorice seguía gritando como loco cosas que podrían o no pasar... Que la verdad no pasarían. Así que recurrió a la vieja confiable: Los golpes.
Lo sujetó de las solapas del traje y con todo el valor del mundo le asestó bofetada por palabra pronunciada para luego zarandearlo un par de veces.
Eso había sido muy doloroso pero efectivo.
-¡DEBES RESISTIR AMIGO! ¡RE-SÍS-TE-LO! ¡NO MA-TES AL MA-CHO!
-¡AY! ¡A-Auch! ¡¿M-Me pegaste...?! -Chilló entre el asombro y el dolor, pero reaccionando milagrosamente a su estimulo como debía.
Emalf tenía razón... Seguir así era ridículo ¡Ya era un adulto con cuarenta años! ¡No un niño llorón!
-¡Por supuesto que lo hice, te estabas alterando! -Al menos había servido... Eso suponía. Sí, había funcionado y se veía en su mirada ¡Por fin hacía algo bien con la violencia!
Se notaba que Poemi le había enseñado muy bien.
-¡T-Tienes razón Emalf! ¡Soy un macho! ¡No debo temer!
-¡Así se habla! Ay, crecen tan rápido los nenes. -Suspiró con orgullo.
-¡Además! ¿Qué es lo peor que...? ¿Sabes qué? Mejor dejo de pensar y vamos más rápido.
Sentenció evitando que sus nervios lo traicionaran. Pronunciar "¿Qué es lo peor que podría pasar?" era un cántico letal para invocar a la mala suerte y no quería eso.
Fue un recorrido silencioso y la mayoría del tiempo que duró Emalf no hizo más que preguntarse si debía indagar con Licorice acerca de lo que había mencionado la noche anterior sobre el supuesto sueño donde Ivlis lo denigraba.
Una parte de sí insistía en que era una tontería que se imaginó por la ebriedad, así que al final decidió dejarlo para otro momento. Sentía que si lo comentaba acobardaría a Licorice más de lo que estaba.
No tenía energías para empujarlo hacia la puerta... No señor.
Una vez en frente, el diablo tragó grueso antes de abrir y pasar.
Estaba seguro que no ser por su amigo de lentes de sol estaría huyendo como niña de nuevo. Pero no... Entraría y que fuera lo que tuviera que ser. Iría hasta Ivlis, se disculparía y se atendría a las consecuencias como un adulto.
Tan solo esperaba que él no estuviese muy enfadado.
Sin embargo, apenas abrió la puerta, se encontró con el inesperado escenario de una mesa rota, dejándolo en shock.
Tardó en comprender el por qué, reaccionando segundos después. -¡¿Q-Qué rayos pasó aquí?! -Chilló asustado e imaginando lo peor en cuando al ingresar aún más, se encontró con Satanick descansando en el sofá y sin su usual saco ni calzado. -¡¿Tú...?!
-¡Oye, no me dejes atrás! -Le llamó su amigo, apurándose en entrar y terminando sorprendiéndose al igual que él.
Satanick descansando en el sofá sin parte de su ropa... Una mesa rota... Eso solo significaba una cosa... O su jefe fue violado o fue violado. No había opción y era lo que siempre pasaba si dejaban a ambos diablos solos sin compañía.
Ay, pobre de Ivlis... Según creía estaba recobrándose del dolor o algo ¿Quién sabe? Es que no estaba en la habitación así que tal vez ya se había marchado con lo que quedaba de su dignidad para encerrarse en su cuarto. Era lo más lógico para él y lo que solía pasar siempre.
Se preguntaba internamente si sería prudente ir a buscarlo. En este tipo de situaciones creía que Licorice tenía más tacto para calmar a Ivlis y consolarlo. Y aunque quiso sugerirlo, no se le dio la oportunidad puesto que él ya se estaba acercando lentamente con ese semblante homicida hacia su padre que recién estaba despertando.
Esto se iba a poner feo.
-Tú... -Le volvió a llamar, formando ya una lanza entre sus manos, cual golpeó suavemente unas cuantas veces del lado plano en la palma de su mano.
-¿Uh? -Y hablando del durmiente, fue despertando al oír cierto alboroto, fijando su vista sorprendida hacia su hijo. Por lo visto esperaba verlo allí tan pronto. -¿Licorice...? ¿Eh? ¡WAAAAAHHHHH! -Pegó un grito aterrado esquivando de pura suerte la primera lanza... Y la segunda... Y la tercera... Y así hasta que se levantó del sofá y se escudó con una silla cercana. No le sobraba confusión y no la tenía. Hasta para un tonto era fácil adivinar en qué estaba pensando el más alto al querer hacerlo brocheta. -¡ESPERA! ¡NO HICE NADA! ¡LO JURO! ¡LO JURO! ¡IVLIS!
Se salvaba de un loco y le caía otro encima. El karma de verdad lo estaba castigando.
-¡¿NO PUEDO IRME DE ESTA CASA NI UNA SOLA NOCHE SIN QUE TENGAS QUE SER UN URGIDO DE MIERDA?! -Vociferaba dando a su objetivo más de una vez. Estaba tan furioso que su puntería mejoraba. -¡¿Qué le hiciste a madre?!... Qué estoy diciendo ¡ES OBVIO LO QUE LE HICISTE Y ME LAS VAS A PAGAR MUY CARO!
-¡WAHHH! ¡YA TE DIJE QUE NO ES LO QUE CREES! ¡NO! ¡EN LA CARA NO! ¡DE ESO VIVO! ¡WAAAH! -Gritaba aterrado tratando de esquivar lo mejor que podía aquellas lanzas. Licorice había mejorado su técnica y puntería desde que había crecido, lo que para él significaba que el riesgo de morir o mínimo ser dolorosamente castrado era mayor. Estaba orgulloso y a la vez tenía miedo. -¡AGHR! ¡JURO QUE LA MESA YA ESTABA ASÍ! ¡ÉL LA ROMPIÓ! ¡PIEDAD! ¡AL MENOS ESCUCHAMEEEEE! ¡AHHHH!
Lo que había comenzado como la peor noche posible al parecer se extendería a la peor mañana también. Comenzaba creer que debió huir a su propia casa cuando tuvo oportunidad, porque si bien había previsto que esto podría pasar... Se confió demasiado al creer que tardarían más que eso o que mínimo Ivlis saldría a tiempo de bañarse y calmaría sospechas.
Pero no, la cucaracha apenas había entrado y justo su hijo llegaba. Qué buena suerte la suya... Para colmo era un hecho que no le creerían a él.
-¡ME VALEN VERGA TUS EXCUSAS! ¡DE AQUÍ NO SALES ENTERO BASURA MISERABLE! -Gruñó lanzando cada lanza con toda la ira a flor de piel. Era increíble que no pudiera dejar ni un segundo sola a su madre para ese canalla llegara y le hiciera algo.
Cómo se notaba que las cosas nunca cambiaron con el paso de los años.
Estaba furioso por esto, por haber discutido con Ivlis, por no haber estado anoche, por la boda, por todo. Y ahora que tenía la oportunidad se desquitaría con su persona menos favorita en la faz de los mundos. -¡QUÉDATE QUIETO! -Le valía un carajo todo. Empalaría a ese hijo de Siralos y luego iría por Ivlis para arreglarlo todo y darle de su consuelo... Y en lo posible curarlo si era necesario. -¡CREÍ HABERTE ADVERTIDO HACE AÑOS SOBRE ESTO, MALDITA SEA!
-¡WAAAAAH! ¡CUCARACHA, AYÚDAME!
Emalf se dignaba en observar toda la persecución con toda la atención posible mientras se sentaba en el sofá. Era incluso mejor que las novelas de las 10 o los shows de lucha libre que miraba Poemi.
Usualmente se sentiría incómodo en este ambiente, pero ya estaba acostumbrado y hasta le parecía genial que por fin apalearan a alguien por algo que no había hecho, tal como le pasaba a veces con el diablo de flamas.
En lo que se comía unos dulces y disfrutaba del espectáculo alcanzó a entender que fue el de mechas rojas quien rompió la mesa, quizá en un ataque de ira o accidentalmente, y que Satanick estaba ahí de pura casualidad. No era muy lógico para él puesto que hasta donde tenía entendido el diablo de Pitch Back trataba de juguete sexual a su amo cuando se le diese la puta gana, pero si había algo que sabía de ese sujeto es que nunca negaba lo que hacía. De haberlo violado de nuevo o algo así lo hubiese admitido.
Ok ¿Satanick no violando a Ivlis? ¿Ivlis rompiendo muebles? ¿Qué rayos pasaba últimamente en la casa desde que se fue a vivir con su novia? Por Vicers, esperaba no perderse de mucho cuando se casara... Porque empezaba a recordar que vivir todos juntos era genial.
-¡En el costado! ¡Por el brazo! ¡En el tobillo así ya no puede correr! -Le valía madres que pasaría con Satanick, no eran amigos ni familia al fin y al cabo... Y ese tipo siempre le incomodó.
Este show valía oro, así que se puso a grabarlo para ver si con eso Poemi le perdonaba por el teléfono y no lo mataba. Ella adoraba la violencia.
-Oh, se adelantaron... -Murmuró al verlos desaparecer por el pasillo entre gritos.
Restándole importancia se fue hasta la cocina a servirse un café, cuando esos dos terminaran con sus peleas entonces podría prepararse para irse con Licorice.
En ello se preguntaba... ¿Qué pasó realmente esta mañana en la casa mientras no estaba?
_..._
-Ugh... ¿Dónde...?
¿Era mañana ya? Se lo advertía la molesta luz blanca en sus ojos, que pronto lo obligó a despertar de un sueño pesado, casi tanto como su cuerpo, que se sentía como plomo. Era como estar sedado de sueño, aunque más ligero y capaz de superarse si se esforzaba en ello.
Abrió los ojos lentamente, pues la cabeza le dolía y punzaba aún más con la luz ahí.
Quiso reincorporarse aunque sea un poco pero al intentarlo le dio una migraña aún más fuerte que terminó por sacarle un sonoro quejido y su regreso a... Donde sea que estuviese recostado. Un sofá en este caso.
Tenía memorias muy vagas de hace poco. Él llorando, Satanick y él yendo a un bar, bebieron y... Después de eso no lograba recordar nada. Tal vez se había emborrachado mucho como solía pasarle.
... ¡¿YO ME EMBORRACHÉ?!
En ese instante un rápido recuerdo llegó a él. En su última borrachera con Satanick se había estado lamentando de Siralos, pero eso no era lo importante, sino que pudo haberse aprovechado de él como esa vez.
Se sintió alarmado de solo imaginárselo, lo cual lo hizo olvidarse por completo de su dolor de cabeza para que se dispusiera a reincorporarse rápidamente revisando con desesperación si tenía la ropa puesta.
Suspiró de alivio. Todo estaba en su lugar y no había señales de mordidas o dolor de cadera.
... Un momento...
¿Satanick no le hizo nada anoche? ¡¿Qué diablos había pasado?! ¡¿POR QUÉ?! No es que estuviese molesto ¿Quién rayos se molesta por no haber sido violado? Tan solo estaba brutalmente confundido de que el diablo de Pitch Black haya tenido la oportunidad de hacerle mil y un barbaridades morbosas y aun así él estaba entero y sin daños.
Pasando de eso, se daba cuenta de que el sabor agrio en su boca era tal que le daba nauseas.
-Pero qué... ¡Ugh! ¡Qué asco! -Hasta su propio aliento apestaba y le daba asco con solo reconocerlo.
Cerveza, lágrimas, vómito, desamor... Una combinación fatal.
Creo que me pasé...
No era de extrañarse. Estaba deprimido y con el corazón destrozado, un incentivo más que suficiente para darle las ganas de ahogarse a más no poder entre alcohol.
No se consideraba a sí mismo un alcohólico. Sabía que no era bueno para él entrar en esa adicción, solo se desahogaba con eso cuando era algo grave, por lo que no solía pasarle casi nunca. El único motivo por el cual no lo volvió a hacer nunca más fue por una ocasión en la que Licorice lo descubrió y le hizo prometer detenerse.
Bueno... Conociendo al de orbes violáceos no lo delatarían por esto.
Hablando de él... No lo había visto antes, pero estaba sentado en el sofá de en frente, mirándolo de una manera que lo ponía muy incómodo.
Y no, no era su extraña mirada de "Te voy a violar hasta el amanecer" sino más bien una de "Apenas me des la espalda te apuñalaré" cosa bastante rara que había cambiado hace mucho tiempo.
Se mantuvo en silencio, solo observándolo detenidamente esperando que le dijera algo, y al no hacerlo supuso que debía dar él la iniciativa.
-Uh... ¿Hola? -Saludó dubitativamente, a lo que él le devolvió el saludo apenas levantando su mano. Ok... No sabía qué había hecho ahora, pero por su semblante deducía que fue algo muy malo.
-Hola. Al fin despiertas, cucaracha... -Habló en un tonto tan serio que helaba los huesos, conteniendo sus ganas de lanzarse contra él y estrangularlo.
Ya se había dado un baño rápido y tomado un café para calmar sus nervios y no matarlo mientras él dormía, pero eso no quitaba el trauma que soportó en la noche y los deseos homicidas que le dejaron.
Ivlis tragó en seco. Un escalofrío y un sentimiento de temor inundaron su cuerpo en lo que el diablo hablaba. Sin dudas había hecho algo muy malo... Así que se puso alerta por si acaso, veía en sus ojos su ganas de hacerlo pulpa.
-¿Pasaste una buena noche, cucaracha...?
-¿Q-Qué...? No entiendo... ¿Qué p-pasó...?
No acostumbraba a ponerse nervioso en ese plan cuando estaba presente y era evitable hacerlo esta vez ante la inquietud que le provocaba verlo tan molesto con esa mirada gélida sobre sí, como si esperara el momento adecuado para atacarlo.
Y no se equivocaba en prepararse para eso.
-¿No te acuerdas? Yo si recuerdo... ¡Y FUE HORRIBLE GRACIAS A TI HIJO DE SIRALOS! -Vociferó haciéndolo chillar ante ese repentino grito antes de lanzársele encima para tratar de molerlo a golpes, aunque solo pudo atrapar un cojín debido a que el aterrado diablo de flamas lo esquivó de suerte. El susto lo había hecho caer del sofá a tiempo, dándole la oportunidad de levantarse y alejarse de él.
-¡VERGA! ¡NO! -Bien... No sabía qué rayos fue tan malo como para ponerlo así de furioso, pero de algo estaba seguro y es que las pagaría muy caro... Lo peor es que no podía ni disculparse porque no sabía qué fue lo que pasó.
Solo podía huir y huir del diablo de Pitch Black, dando vueltas alrededor del sofá, para evitar que le deformara su lindo rostro a golpes.
-¡NO TE MUEVAS ESTUPIDO! LUEGO DEL INFIERNO QUE PASÉ, MINIMO DEBERÍA DEJARTE CALVO! -Chilló al darse cuenta de que no lo atraparía si seguían dando vueltas alrededor del sofá como niños, lanzándole con los cojines hasta acertarle a uno de sus cuernos.
El pobre dejó volar las plumas por todas partes, aunque eso no era tema de discusión... Sino los traumas de Satanick y el precio por ellos.
-¡¿Y AHORA DE QUÉ HABLAS?! -Puede que en ese momento tuviese un bonito cojín colgándole del cuerno derecho sin embargo no le importaba mucho, después se lo quitaría, por ahora solo buscaba una buena explicación del porqué de la actitud del lunático hacia sí.
Vamos... ¡Se supone que entre ambos él era la víctima y Satanick era el morboso que lo perturbaba! ¿Qué pudo haber hecho un buen, decente y mojigato samaritano como él para causarle traumas al rey de los pervertidos?
-¡¿Que de qué hablo?! ¡De que eres el peor ebrio que pueda existir! ¡Me pagarás un traje nuevo y un terapista, desgraciado! ¡Gracias a ti tendré pesadillas por meses! ¡Y si te llego a ver cerca de una miserable botella, te la meteré por el culo! ¡Y NO SERÁ CON INTENCIONES DE VIOLARTE! -Quizás era el mayor berrinche que nunca haya hecho pero la situación lo ameritaba.
Todo lo de anoche lo sacó de sus casillas y se cobraría una compensación no sexual. El idiota aún apestaba y no cambiaba de opinión acerca de nada de sexo con él.
No se confiaba por haber detenido los correteos, sin embargo Ivlis no se contuvo en preguntar alzando una ceja.
-No sé por qué presiento que hice algo malo mientras estaba borracho.
-¡NO LO PRESIENTES, ES UN HECHO! ¡Gracias a ti pasé una noche apestando a alcohol, lágrimas, vómitos y desamor!
-Eh... ¿Dije demasiado? -Indagó dudoso, incómodo ante la idea de haberse pasado tanto de bebidas como para terminar siendo más brutalmente honesto de lo que ya era.
Algo tenía entendido de él, y es que cuando se emborrachaba tendía a no mentir o soltar información innecesaria que nunca en la vida diría a alguien.
Vicers, te lo ruego... Dime que no le dije sobre...
-¡DIJISTE UN MONTÓN DE COSAS QUE PREFERIRÍA OLVIDAR! -Vociferó nuevamente lanzándole el segundo cojín al cuerno faltante. De solo recordar TODO le daba escozor. El 90% de lo que escuchó era irreproducible. -¡Si no fuera porque estabas como un loco te hubiera tirado con Licorice en una cama hasta que arreglaran su puto asunto! -Gruñó al percatarse de cómo su rostro se pintaba con una expresión horrorizada y se tornaba del mismo color que sus mechones. Bufó ¿Ya no debería estar al tanto de que accidentalmente dijo todo al respecto?
-E-Espera... ¿A-Acaso yo...?
-¡NO ME MIRES ASÍ! ¡Ya lo sé! ¡Me lo dijiste todo! ¡Incluso creí que me besarías por parecerme a él! ¡Borracho no disimulas mucho hijo de...! ¡AGH! ¡Tus fantasías y listas de porque te gusta Licorice no era algo que necesitaba ni quería saber!
No le importaba si sus gritos martillaban la cabeza de Ivlis, se lo merecía.
De todos modos él no se molestaba por eso, su cabeza estaba en otro lado preguntándose... ¡¿Por qué?! ¡De todas las personas del mundo! ¡¿Por qué tuvo que confesarle todo a Satanick?! ¡Eso no era lo peor! Seguramente había dicho más de lo necesario ¡COSAS PRIVADAS! ¡Secretos que nadie más que él y su alma culpable deberían guardar! Cosas... Cosas que la verdad es que ni él terminaba de digerir.
No... Cálmate, Ivlis. Satanick es un idiota y casi siempre le vale pepino todo. Es cierto que buscaba burlarse siempre de él, pero no era tan vil como para regar su secreto y hacerlo llegar a Licorice. Podía estar tranquilo y enfocarse en lo demás.
-Uh... Mira, me encantaría llevarte la contraria, pero no recuerdo nada y... Con esta migraña apenas puedo procesar lo de que te pagaré la tintorería y el terapeuta.
-Agh... Bien... Ay... Me calmo. Me calmo...Si no te mato aún es porque desplumaré tu billetera antes... Ay, imbécil... Borracho eres la mayor amenaza del mundo. Recuérdame nunca invitarte a beber... -Se lamentó una vez que ya no quedó rastro del pobre cojín y ambos terminaron cubiertos de plumas. No valía la pena seguir gritándole así, quedaría afónico y de todos modos no obtendría unas disculpas sinceras porque el alcohol dejó al idiota amnésico de esa noche. -Por cierto, apestas. -Comentó con desagrado.
-¿Enserio? -Atinó a decir curiosamente, oliéndose la muñeca y alejándola automáticamente con asco ¡Maldita sea su vida! ¡Apestaba a alcohol rancio! -¡Bwaaah! ¡QUÉ ASCO! -Se lamentó sentándose de nuevo en el sillón. Con lo que odiaba el olor a alcohol le tenía que pasar esto.
Hey, es cierto que lo bebía, pero no del rancio.
Suspiró, eso lo solucionaba más tarde bañándose y problema resuelto. Mejor seguía asegurándose de que todo no salió tan mal como imaginaba.
-¿Qué tanto dije...? ¿Alguien más escuchó? -Preguntó nerviosamente, no evitando sentir deseos de que la tierra se lo tragara y nunca lo dejara salir.
-¿Qué? Bueno... Solo Maekami... Los otros borrachos que seguro no lo recuerdan... ¡Ah! ¡Y posiblemente Lil!... Ay... Lil. -De solo recordar eso último ya se le pegaba lo depresivo del ex ebrio, pero no era momento para eso ¡A enfocarse!
-Se arruinó mi vida social... -Se lamentó para sí en lo que Satanick se preguntaba internamente de qué puta vida social hablaba Ivlis si nunca lo veía salir a ningún lado. Solo se guardó ese comentario al verlo tan avergonzado.
Es que... Por Vicers... No podía creer que Satanick era ahora el primero que estaba enterado de sus sentimientos hacia su hijo, y lo peor... Es que se lo dijo por accidente a muchas personas más. Ni le importó que ahora sus cuernos fuesen colgantes de cojines, solo quería que la tierra se lo tragara, que las llamas lo hicieran cenizas, lo que sea que no desapareciera por siempre.
Solo dejó de lamentarse cuando recordó algo crucial y de suma importancia que lo hizo agarrarlo de la camisa para jalarlo brutalmente hacia sí y zarandearlo con desesperación de tal manera de revolvía su pobre cerebro.
-¡POR FAVOR DIME QUE NO TE BESÉ O NO DORMIRÉ EN SEMANAS! ¡SI LLEGASTE A APROVECHARTE DE MÍ TE VOY A...!
-¡¿QUE?! ¡Qué asco! ¡No! ¡Suéltame ya! -Puso una cara de horror de solo imaginarlo, a la par que se soltaba retrocedía hasta caer del sofá.
Entendía esa necesidad de saberlo... Pues la última vez que trató con Ivlis en estado de ebriedad sí se aprovechó de eso ¡SIN EMBARGO ESTE CASO ERA COMPLETAMENTE DIFERENTE! ¡Él actuó como un demente, apestaba, le vomitó...! Y esos eran solo unos pocos "pero's" que se le ocurrían para argumentar su inocencia. Aunque... Su espanto ya hacía un buen trabajo defendiéndola.
-¡NI MUERTO DEJO QUE ME BESES DESPUÉS DE VOMITARME, HIJO DE PUTA! ¡ESO FUE CRUEL Y ASQUEROSO! ¡Ebrio eres el ser menos atractivo de la faz de los mundos y ni yo estoy tan desesperado y urgido como para aprovecharme! -Sentía escalofríos de solo recordarlo. -No te quiero cerca de mí de nuevo... Tendré pesadillas por meses.
A ver, él era un cerdo pervertido, pero tenía exigencias, entre ellas nada de vómito.
-Ni bañándome tres horas me quito el asco. Necesito ropa nueva... -Lloriqueaba desde el suelo. Esto era demasiado incluso para un desquiciado como él ¿Cómo es posible que de ser el torturador lo hayan rebajado a la víctima y sin ser a propósito? No lo podía explicar, solo lo relacionaba con el karma. -Por cierto, ya no hay agua fría. -Comentó como si nada antes de volver a lamentarse.
Lo que ahora le quedaba a Ivlis era una sola duda que no dejó de rondar por su cabeza desde que mencionó lo del beso y Satanick reaccionó con asco.
-U-Uh... Tal vez no es el momento de preguntarlo pero... ¿Eso significa que nuestro acuerdo se rompe?
Hey, si tanto asco le daba dudaba que quisieran seguir usándolo como un juguete sexual. Satanick fue claro en que ahora no lo quería cerca (Al menos en ese sentido, suponía) y sospechaba que su atracción se había ido al carajo.
Justo cuando terminó de preguntarlo, sudó frío al verlo detener sus lamentos abruptamente solo para mirarlo de esa manera fría y aterradora que solía usar a veces.
-¿Es una maldita broma...? -Siseó levantándose para acercarlo del cuello del traje. -¿Crees que sigo queriendo relacionarme sexualmente y sentimentalmente contigo después del horror que me hiciste pasar? El único acuerdo que podemos tener ahora es que te considerarás a salvo de morir... ¡SI NO TOCAS UNA PUTA BOTELLA DE CERVEZA ESTANDO CERCA DE MÍ, ASQUEROSO LUNÁTICO! -Daba por hecho que si seguía allí era solo para estar al tanto del chisme y porque no planeaba dejarlo en paz hasta ver su traje nuevo, pero para verle el trasero a Ivlis no.
... Creo que esto significa que de verdad me dejará tranquilo.
Quizá lo de anoche le trajo algo bueno después de todo. Ahora Satanick conocía su lado desagradable y no querría ni acercarse... Bien, en algunos aspectos quizá no sonaba tan bonito ¡Pero no tendría que huir más de él! Perfecto, porque ya se había acostumbrado a no hacerlo más con su estado de emo.
Así que así se sentía estar libre... Bah, con todo lo que había pasado últimamente no sentía gran cambio, solo creía que ahora era legal y un acuerdo que hacía sentir seguros a ambos.
Aclarado eso, Satanick lo soltó volteando con un bufido para masajearse las sienes. -No sé si fue el alcohol o no, pero cantabas como si te estuvieran matando... Hablaste de tus fetiches, me pediste consejos de no sé qué verga...
-Uhn... Creo que fue al alcohol, yo me escucho bien en la ducha... -Se alzó de hombros restando importancia. Ya no podía hacer nada y una parte de él disfrutaba haberlo traumatizado.
-La regadera no es precisamente el mejor juez de canto, Ivlis... Ugh... Fue de lo peor y... ¡Un segundo! ¡¿Cómo es eso que leíste mi diario?! -Recordó de pronto quitándose un zapato para amenazarlo con él. Oh si, casi lo olvidaba.
-¡W-WAH! ¡N-No fue mi idea! ¡Reficul lo encontró y lo leímos juntos! -Chilló cubriéndose la cabeza solo para evitar más contusiones. No necesitaba más de ellas ahora que estaba recuperándose de la resaca. -H-Hablando de eso... Tienes un severo problema con los conejos.
Satanick puso los ojos en blanco con total escepticismo, y gruñó ante lo que escuchó, devolviendo su zapato a su lugar. Ya suponía que el robo de su diario sería demasiado audaz para que la cucaracha lo hiciera solo ¡Reficul se las pagaría...! Algún día... Algún año... Muy lejano... Cuando dejara de ser la única mujer existente que lograba ser tan imponente.
-¡Oye! ¡No metas a Usa-chan en esto! ¡Yo no critiqué tu incestuosidad ni antes ni ahora! -Chilló ofendido. Con sus conejos nadie se metía, que eran de las pocas cosas buenas en su vida. Ivlis siempre se enamoraba de algún familiar y él no se andaba quejando por eso.
-En eso no discuto tanto. -Rodó los ojos, debía admitir que tenía razón con ello. Primero Siralos, ahora Licorice... Qué buena suerte la suya. Quizá hubiese sido más sencillo enamorarse del idiota de Satanick y adiós complicaciones, o quizá de Rieta...
... Ah, no... Yo soy gay y no estoy tan desesperado.
-Tienes suerte que no me acerque a matarte porque enserio apestas ¡Ve a darte una ducha! Yo... Yo trataré de recuperar mi poca estabilidad mental... Ay...
El único motivo por el cual Ivlis no se sentía ofendido con los insultos a su olor era que... Hasta a él le parecía más molesto que las palabras de Satanick. Sí, definitivamente una ducha para despejar la mente le iría bien y podría aliviar su migraña.
-No te llevaré la contraria esta vez. -Sin más se levantó yendo hasta los pasillos dejando que el otro diablo suspirara aliviado, volviendo a acomodarse en el sofá con mayor relajación y fingiendo no sentirse afectado con lo siguiente que escuchó de Ivlis cuando se regresó solo para asomarse.
Realmente no le incumbía la vida privada de otros, pero necesitaba mencionarlo. Él también tenía su lado chismoso.
-Y... Uhn... Sobre lo que leí en tu diario... ¿No crees que deberías renovar votos con Lil y problema resuelto? No lo sé... A mí me parece una buena idea así se lo supliques. Ella seguramente lo aceptaría.
-¡Jah! ¡Le haré caso a la cucaracha cuando él mismo se haya confesado! -Exclamó presumidamente, restado importancia al consejo, a pesar de que una parte de si quería creerlo.
¡Bah! Como si pudiera confiar en las palabras de alguien con una vida amorosa más desastrosa. En fin, solo optó por no pensar más en ello y se dispuso a tratar de dormir un rato. Hasta para él era sumamente extraño el estar allí mientras su ex juguete se duchaba, pero bueno. Necesitaba su sueño de belleza.
Ante su consejo rechazado, Ivlis solo pudo hacer un gesto de restar importancia y encaminarse al baño.
Lo que sea que sucediese con Lil y Satanick no era problema suyo, solo creyó que el diablo de Pitch Black se había denotado algo triste cuando la mencionó, cosa que no solía pasar.
Él solo quería bañarse y olvidarse de todo por unos momentos antes de tener que ir a la práctica del vals y aguantarse los comentarios de Kcalb y Etihw sobre la boda, la emoción de las chicas y sobre todo tener que ver bailar a Licorice con Revlis. Con solo pensar en eso ahogó un bufido desanimado.
Ni siquiera sabía si sería prudente verle después de la discusión que tuvieron la noche anterior ¿Lo ignoraría? ¿Lo trataría mal? Le daba pavor averiguarlo, pero no era ningún cobarde así que saciaría su curiosidad.
Necesito vacaciones de los sentimientos...
Suspiró antes de meterse a la tina, terminar de quitarse de los cuernos los dichosos cojines y lanzar sus prendas hacia el cesto de la ropa sucia a punto de suspirar relajado.
-Uh... P-Pero... ¡QUEMA, QUEMA! -Chilló segundos después de haber encendido el grifo y que le cayera encima una ducha de agua ardiendo. Era el diablo de flamas, no es como si no pudiese acostumbrase y le resultara mil veces peor que el agua tibia, sin embargo la sorpresa había sido dolorosa, y para colmo aun con la puerta cerrada alcanzaba a escuchar la risa de Satanick y el grito que dio.
-¡TE DIJE QUE NO HABÍA AGUA FRÍA, IDIOTA! -Ah... Bullying... Lo llevaba en la sangre, y más si era leve y para la cucaracha.
Por su parte, Ivlis solo pudo maldecir en voz baja en lo que se acostumbraba a la temperatura y se contenía para no salir en toalla y hacerlo tragarse el jabón. -H-Hijo de puta...
En este momento era mejor para él dejar el asunto de la borrachera y cepillarse los dientes al tiempo en el que se duchaba para ahorrar el tiempo y pensar detenidamente qué hacer.
Licorice...
¿Realmente tendría oportunidades de disculparse con él? Había sido muy egoísta la otra noche y no lo culpaba si seguía molesto. Se supone que él era su madre y debería estar ahí para apoyarlo en todo momento, pero en vez de eso hizo una rabieta estúpida y se comportó inmaduramente.
¡Y se supone que el que tenía más de trecientos años era él! Así no tenía orgullo de sentirse adulto. Parecía que era el mismo idiota de siempre, cometiendo estupidez tras estupidez por amor.
A veces parece que nunca voy a madurar.
Creyó haberlo hecho al superar a Siralos, sin embargo eso había sido un paso solamente y de no haber recibido ayuda nada hubiera cambiado.
Piensa, Ivlis... Piensa... ¿Qué vas a decirle?... ¿Debería regalarle algo para que me perdone?... No, parecerá que estoy sobornándolo...
Él no era muy bueno expresándose, así que se le estaba complicando bastante.
... ¿Y eso?
Salió de sus pensamientos apenas el alboroto de afuera llegó a sus oídos, dejándolo algo dubitativo sobre salir en toalla a ver qué provocaba gritos tan aterrados en Satanick. Luego de pensarlo negó con la cabeza y siguió en lo suyo.
Para empezar, no creía que fuese algo importante, y luego... Se trataba de Satanick.
Pero... De verdad... ¿Qué clase de escándalo se estaba armando afuera del baño?
_..._
-¡WAAHHH! ¡PIEDAD! ¡YA TE DIJE QUE YO NO LE HICE NADA A LA CUCARACHA!
-¡CÓMO SI TE FUESE A CREER! ¡VEN ACÁ, SEXÓPATA COBARDE!
El pobre de Satanick escapaba cuanto podía, en lo que Licorice iba destrozando algunos muebles en el proceso al intentar atinarle a él. No podía importarle menos, su vida y masculinidad peligro y el desgraciado de Ivlis no llegaba a ayudarlo.
¡Así no se le paga a alguien luego de haberle hecho pasar la peor noche de su vida!
Estaba agotado aun como para ser tan ágil y esquivar todas las lanzas, así que algunas que otra lo había rozado o incrustado. Tenía suerte de que eran tamaño flecha... Las grandes no le atinaban.
Finalmente logró llegar hasta el baño, golpeando la puerta con desesperación para que el tarado lo dejase pasar. Estaba abierto, sí, pero no ansiaba que Licorice lo matara de todos modos por entrar sin permiso cuando su madre se duchaba. Él era capaz de malinterpretar hasta eso.
-¡MALDITA CUCARACHA! ¡¿QUÉ NO PIENSAS SALIR NUNCA?! -Chilló tratando de salvarse, pero estaba acorralado entre una puerta y la peligrosa puntería de su hijo. Esas cosas ya le habían dado tres veces, pero por la mirada ajena asumía que no iba a dejarlo ir hasta dejarlo como alfiletero.
Entre lo que intentaba salir vivo de allí, buscó alguna posible ruta de escape, pero la única puerta era la del baño y... Abrió los ojos de golpe ideando algo y se quedó en frente de dicha puerta. Era tonto, absurdo y arriesgado, pero no quedaba más.
Tan solo esperaría que el más joven se le abalanzara de nuevo para abrirla de golpe, hacerse a un lado en el último instante para empujarlo hacia el interior del baño y encerrarlo ahí con Ivlis.
El último, por su parte, estaba totalmente ajeno al alboroto de al otro lado de la puerta, no porque no escuchara, sino porque le importaba un pepino en qué problema se había metido ahora Satanick. Después de todo él era así, se metía en problemas sin pedirlo ni buscarlo. Aunque... Ahora que se daba cuenta ¿Esa voz no la conocía ya?
-¡YA VERÁS, DESGRACIADO! ¡TE VOY A...! ¡W-WAAAH!-Y entonces justo cuando se le acercó a paso veloz, listo para formar una lanza, Satanick abrió la puerta y se apartó, logrando su cometido y de paso lograr trancar la puerta rápidamente con todo lo que encontró a su alcance para evitar su salida. Desde mesas pequeñas hasta floreros. Todo era útil.
-¡DE AHÍ NO SALEN HASTA ARREGLAR SU DRAMA Y PROMETER NO MATARME POR ALGO QUE NO HICE! -Gritó antes de caer rendido junto a la puerta.
Y ahora, en lo que sea que sucedía ahí adentro, se desangraría un rato antes de tratar de quitarse esas cosas.
Dentro del baño las cosas no iban mucho mejor.
Licorice ni siquiera había tenido tiempo de frenar para evitar la trampa del adulto y e impedir el terminar estrellándose de bruces en la tina hasta quedar sumergido casi por completo.
-¿Uhn? ¡¿PERO QUÉ-?! -Ivlis ni siquiera pudo prever nada o impedirlo, solo fue testigo de lo que pasó y terminó siendo salpicado ante el impacto de su hijo contra el agua ¡¿Qué mierda fue eso y por qué el desgraciado de Satanick lo hizo?! ¡Lo mataría!... Después de reaccionar cuando Licorice pudiese levantarse.
El pobre estaba mareado como para salir de esta rápido. O sus reflejos no se habían recuperado de su cítrica embriaguez o de verdad estaba perdiendo su toque en esto de apalear a Satanick.
Daba igual, el punto era que estaba atrapado entre burbujas y que de no ser por quien estaba allí duchándose, pudo haberse ahogado. Aunque cuando comprobó de quien se trataba, consideró que morir ahogado no hubiese sido tan malo.
-¡¿M-Mamá?! -Bien... El destino fue cruel con él.
Y se ponía peor.
-... ¡GYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH!
Y después del grito que Ivlis pegó por reacción al verlo reincorporarse, el mismo tomó impulsivamente las cortinas de la tina y las usó para cubrirse el pecho. Tal cosa inútil porque ahí no tenía nada que ocultar, pero de todos modos solo fue una reacción estúpida y con ella asustó también a su hijo quien gritó a la par en lo que trataba de salir torpemente de la tina.
-¡LOS OJOS, LOS OJOS! ¡CÚBRETE LOS OJOS!
Era estúpido pedirlo, pues no había nada que Licorice no lo hubiese visto ya antes cuando se bañaban juntos en su infancia, pero estaba tan alterado como para recordar cosas que por obviedad debería saber que no se contenía en actuar como una mujer mojigata.
Que lo de mojigato tenía, pero no lo de mujer.
-¡L-LO SIENTO, LO SIENTO! ¡W-WAAAHH! -Chilló aterrado cubriéndose los ojos antes de intentar irse, solo para comprobar con todo el pánico del mundo que su padre iba enserio con lo de encerrarlos. -¿Qué...?! ¡No! ¡ABRE LA PUERTA, TROGLODITA!
No podía salir... Su madre le gritó cómo niña y a cada segundo que pasaba solo ansiaba más que la tierra se lo tragase por ponerlo en tan penosa situación. Lo único que lo tranquilizaba era que apenas empezó a forzar con la puerta él apagó sus chillidos.
Conocía a su madre, y entendía que si bien ambos eran hombres él no era de tomarse estas cosas a la ligera y la posibilidad de seguir intentando hasta hacer salir volando los muebles del otro lado de la puerta quedaba descartada. Para empezar no tenía tanta fuerza para eso y sería difícil hablarle después sin sentir tanta vergüenza.
El destino sin duda lo odiaba y mucho. Puede que todo fuera el karma por haber tratado tan mal a Ivlis, y pensarlo solo lo hacía sentir peor.
El diablo de flamas al ver como la puerta no cedía ante sus intentos solo le quedó el resignarse con un suspiro. Estuvo a punto de decir que no importaba, que podía bañarse en paz de todos modos siempre y cuando no lo mirara, pero se vio interrumpido por la voz de su hijo, obligándolo a guardar silencio ante la sorpresa.
-Ay... ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡De verdad lo siento! ¡Y-Yo no quería...! ¡Lo siento! -Volvía a disculparse apresuradamente y sin verlo, pero con un tono cada vez más lloroso y arrepentido, sintiéndose un maldito idiota y haciéndole creer a su madre que se trataba de lo ocurrido hace unos momentos. Logrando sorprenderlo al demostrar que no era así. -Y-Yo... ¡Fui un tonto! N-No debí irme ni gritarte... No quise hacerlo... Tampoco quise asustar a madre ni fastidiarle. Ni anoche ni ahora... S-Solo estaba muy preocupado y quise ayudar, pero solo lo empeoré... ¡Ni siquiera querría cumplir con todas las cosas horribles que te dije! E-Entiendo se sigues molesta, madre... Pero... -Todo el plan de Emalf sobre ser un macho ya se había ido al caño. Ahora solo era como volver a ser un niño que se disculpaba con su madre, sollozante y dolido. -Y-Yo solo quiero disculparme...
Solo sentía que lo había arruinado de nuevo con este accidente... ¡¿Por qué nada le salía bien?!
De cualquier manera, esa larga disculpa llena de tartamudeos y nerviosismo... Lejos de ser ridícula y patética... Para Ivlis significó mucho...
-Licorice...
Significó poder respirar con alivio y sonreír.
Su hijo no lo odiaba y estaba arrepentido... Su hijo... Aún lo amaba.
No supo bien que contestarle, no con él sollozando cerca de la puerta. Pero algo era seguro, no lo dejaría ahí sin saber que él creía no merecer esa disculpa y que estaba rebosante de felicidad al escucharla de su parte.
-Cariño... Ven. -Le hizo un ademán de que se acercara mientras conservaba la calma, porque si por él fuera se hubiese lanzado a abrazarlo. Lo notó dudoso al principio, con una expresión anonadada al escuchar que lo llamaban de esa forma tan suave.
No podía decir que estaba totalmente fuera de culpa interna, pero eso fue por el desconcierto que fue no captar molestia o severidad en su tono. Obedeció a su pedido y se sentó de rodillas para estar a la altura de la tina, observándolo algo impaciente y con miedo de lo que oiría, miedo que se esfumó tan pronto el de mechones rojos llevó sus manos hasta sus mejillas y se estiró para dejar un beso en su frente.
Parpadeó un par de veces sin comprender tal muestra de cariño ¿Qué era esto? ¿Acaso Ivlis no estaba molesto con él? Iba a preguntarlo, pero él fue veloz y hablo antes de ello, respondiendo a sus preguntas internas como si las conociera anticipadamente.
Un don digno de llamarle "madre".
-No estoy enojado contigo. De verdad... Yo pensé que tú lo estabas conmigo. No quise insultarte ni hacerte sentir despreciado anoche. Yo solo... No quería arruinarte el día. Lo que dije... No era para echarte... Solo que de haberte quedado con los demás en Gray Garden no me hubieses visto mal y no te hubieses preocupado tanto al punto de sentirte mal también... Yo no quise que lo malinterpretaras.
Nota mental... Para la próxima debía ser claro y no dejar lugar a dudas o malentendidos.
-Te adoro, mi cielo... Nada me hace más feliz que saber que aun te importo. Es solo que... Hay algunas veces en las que nada puede animarme y no quiero que te esfuerces en vano para intentarlo. Y aunque sé que lo intentarías; no deseo que te preocupes tratando de entenderlo.
Ni silencio ni palabras... Nada de eso fue la respuesta de Licorice. Solo lo fue un repentino abrazo sin vergüenza u oscuras intenciones. Cálido y afectuoso, ideal para ambos; que necesitaban sentir algo del inocente y consolador cariño físico que solo ellos sabían darse para aliviar toda la angustia de la noche anterior.
Tal muestra inesperada de afecto le sorprendió unos segundos, pero enseguida correspondió con ganas sintiendo el nudo en su garganta desaparecer. Por fin podía respirar en paz.
-Y-Yo no quise malentenderte... Lo siento. Fui un tonto. Yo... Yo solo me frustré por no saber cómo animarte... No me gusta verte triste, madre... Pero... También debo aprender a entender mejor.
Esto le pasaba por impulsivo e idiota, se prometía no volver a ser tan hormonado. Su madre solo había tratado de decir algo y él había actuado estúpidamente por haber creído otra cosa.
Aun le quedaba la duda de qué lo hizo estar tan triste, sin embargo el adulto ya había sido claro en que no quería hablar de eso, no porque no apreciara su ayuda, sino porque no lo entendería. En ello le daba la razón... A pesar de todo lo que se pudo hacer para mejorar la vida de su madre, era normal si aún cargaba con ligeros rastros de depresión que despertaban ante recuerdos o algún pensamiento suyo.
Desgraciadamente para él no era algo que se arreglase así de fácil, por lo que en varias ocasiones ser una compañía silenciosa sería más apropiado que agobiarlo con preguntas.
-No fuiste un tonto, yo... Quizá debo pensar más en las cosas que digo, eso es todo... -Prefería no mencionar el momento en que declaró no estar a favor de la boda. Mejor si lo había olvidado, así no tocarían el tema.
Ya no más, a partir de ahora prometía no hablar al respecto, contenerse y guardarlo mejor para evitar más malentendidos como este. Aunque le doliera... Era lo mejor para los dos.
-Me alegra poder hablarte de nuevo. No me gusta que discutamos... -Desvió la mirada. La peor noche de su vida y por pelear con su madre. Tan doloroso...
-A mí tampoco me agrada... -Era irónico... Se arrepentía de haber salido a beber por lo que pasó con Satanick y a la vez se daba cuenta de que de no haberlo hecho esto no estaría pasando.
-Uhn... Pero... Me alegra ver que estas bien. De hecho... ¿De verdad estás bien? -Arqueó una ceja, al fin cayendo en cuenta en el perfecto estado físico de Ivlis ¿Cómo era posible que Satanick estuviera allí y su madre sin ningún rastro de violencia sexual? ¡¿Qué clase de mundo era este?! Le gustaba... Y asustaba a la vez.
-¿Eh? Claro, estoy bien... -Se extrañó mucho ante esas observaciones de su parte, y al final terminó entendiendo eso y el porqué de esa persecución entre Licorice y Satanick ¡Claro! Seguramente había creído que lo abusaron.
Era tentador hacerle creer que de verdad había pasado algo, pero no era tan vil. El pobre diablo de Pitch Black había tenido suficiente con soportarlo ebrio.
-P-Pero... ¿Cómo es eso posible?... N-No digo que no me alegre o que sea malo, solo que... -Recordaba que su padre estaba allí y le era ilógico creer que su madre estaba en buen estado. Solo se embriagaba una noche con naranjas y todo se ponía de cabeza. Qué día más raro. -Ehn... ¿Me perdí de algo que debería saber? Esto es extraño... -Murmuró separándose del abrazo al recordar que Ivlis seguía desnudo y en pleno baño, ruborizándose al igual que él. -L-lo siento. Y-Yo... Ya te doy espacio... Y veo cómo salir. Sí... Eso.
-Uh... S-Sí, claro... -Rió nerviosamente apenas su hijo se dio la vuelta y tuvo oportunidad de disimular sus mejillas enrojecidas. Suspiró algo incómodo y siguió con lo suyo, en algún momento ese tonto tendría que sacarlos de ahí. Y en ello... Podría aclarar cosas con Licorice. -Anoche... Uh... No pasó nada importante en realidad... Solo rompí un mueble de la frustración, tu padre me llevó a beber, creo que lo traumé o algo porque ya no quiere ni acercarse a mí... Y el acuerdo está roto, pero no sé si sentirme ofendido o feliz por ello. -Satanick había dicho tantas cosas desagradables sobre él que pensaba que eso de romper su acuerdo era más un insulto que un favor... Bah, para qué mentir, era feliz teniendo su culo a salvo de ahora en adelante. Que le den al orgullo.
Continuó aseándose lo suficiente hasta considerar que el aroma a alcohol y vómito ya no estaba molestándolo... Excepto el de desamor y vergüenza, obvio, pero dudaba que alguien más que Satanick lo notara.
La idea de librarse de él se le había un poco extraña y emocionante a la vez. Últimamente con tanta depresión y llanto por doquier el diablo con suerte se atrevía a acercarse para asustarlo o algo y por eso recurría a Lil para cumplir sus apetitos sexuales, por lo que en cierto modo se había acostumbrado a esa libertad, salvo que no tuvo el lujo de disfrutarla debido a la tristeza. Hasta pensaba... Quizás ahora tampoco podría, no es como si lo de Licorice se haya resuelto, todo seguía siendo igual salvo que ya no corría el riesgo de ser violado.
-Entiendo... Debiste haber hecho algo realmente malo para eso. -Balbuceó el diablo más joven mientras se acercaba a la puerta, algo pensativo con esto.
La verdad no entendía nada en lo absoluto, pero internamente estaba chillando de la alegría porque su madre al fin estaba a salvo de aquel pervertido, a la vez que deseaba golpearse la cabeza contra la pared.
Él casándose y quien ama realmente al fin libre... Por no olvidar mencionar que seguía sin confesarse ni cancelar nada.
No culparía a Emalf si volvía a cachetearlo, se lo merecía... ¡Pero en su defensa...! ¡¿QUIÉN SE CONFIESA EN UN BAÑO MIENTRAS UNO DE ELLOS ESTÁ EN LA BAÑERA?!
Eso no era romántico y mucho menos apropiado. Ni en un estado de ebriedad podría... Un segundo... Ebrio, ebrio...
-¿Eh...? ¿Satanick te llevó a beber?
No buscaba alarmarlo así, aunque no ocultaba muy bien que la idea le había chocado mucho, por no decir que le había desagradado.
Aclarando, él no era su padre para decirle que hacer. Ivlis era un adulto de aproximadamente trecientos años, responsable de sus actos y consecuencias... Sin embargo no le gustó nunca enterarse de que esa era la manera que tenía de desahogarse. No porque tonta moral, sino porque conocía a su madre en ese estado y era peligroso, sin contar que era lamentable.
Hace años atrás lo había visto y le hizo prometer nunca volverlo a hacer, por lo cual enterarse de esto lo tenía algo dubitativo.
Que conste, no era por el alcohol en sí, sino por la tristeza. Si su madre quería beber para celebrar algo entonces no era malo, pero hacerlo cuando estaba mal le asustaba. No deseaba que se volviese un alcohólico de ese tipo, y saber sobre sus ataques de depresión no lo calmaba.
-U-Uh... Yo... Este... -Suspiró tratando de no trabarse tanto. -Lo siento. Sé que dije que no lo volvería a hacer, pero... Realmente quería olvidar todo por una noche.
-Está bien. En parte es culpa mía por haberte dejado así. Solo... Uhn... No te pasó nada malo ¿Verdad?
-Si con malo te refieres a que le vomité encima a tu padre... Entonces sí, me pasó algo malo. -Que él recordara, las únicas secuelas de la noche fueron la resaca y nada más. -¿Y qué hay de ti? ¿A dónde fuiste anoche?
-B-Bueno... Yo me quedé en el castillo de Flame World. Fue... Indescriptible -Se limitó a comentar, puesto que no recordaba nada prácticamente. Se sentía muy humillado por lo del jugo y no consideraba buena idea mencionar detalles como que destruyó un teléfono y lloriqueó como magdalena toda la noche.
-¿Indescriptible? No puedo imaginarme eso. -Soltó una ligera risa mientras cerraba el grifo y alcanzaba la toalla que dejó en el lavamanos para secarse y enrollársela en la cintura.
-Pues, digamos que la noche fue tan..."Rara" que no encuentro como explicarlo... -Titubeó nerviosamente, decidiendo obviar el detalle de no recordar casi nada. No... Ivlis no necesitaba saber lo del jugo aun.
No es por ser hipócrita ni nada. Él nunca tuvo intenciones de beber alcohol para desahogarse ¡Fue timado! ¡Le ofrecieron un inocente juguito y lo pusieron ebrio sin que lo planeara!
-Ya veo... ¿Acaso Poemi trató de consolarte viendo una película sangrienta? -No sería de esperarse de su hija.
-¿Uh? No... Ella estaba dormida. Emalf me recibió... Él pudo animarme un poco. -Comentó en tono bajo, no evitando sonreír suavemente. Su amigo sí que lo había ayudado mucho.
Ivlis quedó en silencio unos cortos segundos antes de procesarlo. -¿Emalf? Qué extraño... -Si era sincero se esperaba más de Glasses que consolara a Licorice, pero... ¿Emalf? ¿El torpe de Emalf? ¿Ese Emalf? Las cosas andaban tan raras ahora que no sabía si sorprenderse.
Tenía entendido que él y Licorice eran muy cercanos, sin embargo... No le veía a su subordinado mucha madera de amigo que consuela. Eso sí, si su hijo decía que era bueno escuchando seguro que lo era.
-¿Uh? No lo parece, pero Emalf siempre ha sido un buen amigo. -Siempre pudo contar con él para hablar de lo que sea, desahogarse o pedir consejo. Extrañamente, incluso más que con Glasses o Rieta. Era su broh honorario, y el primero y único, además de Rieta, en saber sus verdaderos sentimientos.
-Me alegra que lo sigan siendo después de tantos años.
-Sí... Y por cierto, es una pregunta rara pero... Madre ¿He bebido jugo de naranja alguna vez? -Estaba curioso de saber si lo de anoche ya había ocurrido o no. Parte de sí aun no terminaba de comprender ese extraño modo de reaccionar de su cuerpo, así que buscaría una confirmación antes de creerlo.
-Jugo... ¿De naranja? -Entró en dudas con esa pregunta tan extraña pero no se abstuvo a responderla pensándolo un poco, hasta que recordó algo. -Creo que no... Bueno, una vez lo hiciste y actuaste más hiperactivo de lo normal. Reficul te persiguió con Rieta por toda la casa para quitarte el vaso y desde entonces solo has bebido agua u otros jugos, pero no naranja... -Vamos, era su madre, estaba al tanto de muchas cosas aunque... No del todo esta vez. -¿Por qué la pregunta?
-Nada importante, no te preocupes por eso. -Ok... Ahora entendía en parte lo del jugo, pero no se arriesgaría a profundizar más del asunto. Solo quería salir de una vez de allí. Tener al amor de su vida en solo una toalla lo estaba matando. -¡O abren la puerta o de verdad tendré motivos para matar a alguien! -Chilló tratando de forcejear. Esto era malo para sus nervios y no le ayudaba para nada que su madre se acercara con intenciones de ayudarle.
Desgraciados... ¿Y ellos qué tanto podían estar haciendo allá? ¡¿Acaso se habían ido y los habían dejado solos?!
No, en realidad no... Ellos solo habían disfrutado del show.
_..._
Salvado...
Bien... Ni siquiera se acercó a la puerta cuando escuchó los gritos de Licorice, hasta se hizo a un lado. No era tan suicida y aún se estaba terminando de quitar las lanzas. Si bien no eran tan letales... Eso no significaba qué no le doliera.
Apenas terminó, consideró la idea de largarse, pero no podía con su propia curiosidad y aún le debían sobre su ropa.
¿Escuchar cómo un chismoso o no hacerlo?... ¿A quién engañaba? ¡Tenía que estar enterado de cómo este par resolvía todo! No era por meterse en sus vidas... Del todo... Pero realmente quería sentir el verdadero alivio si es que terminaban juntos e Ivlis nunca se volvía a emborrachar por depresión.
Sin embargo apenas pegó la oreja a la puerta, solo escuchaba los chillidos afeminados de la cucaracha y los de su hijo.
Rodó los ojos conteniendo las ganas de soltar la sopa y terminar con esto. No lo hacía solo porque era deber del de mechones rojos hacerlo.
No entendía... Ivlis podía ir por ahí hablando de sus fetiches incestuosos con él o extraños ¿Pero no podía con que su hijo lo viera en la tina? ¡Ni que fuera la primera vez! ¡Ni para el diablo en llamas ni para Licorice!
-Par de idiotas...
¿Qué? Su hijo de niño era tierno y hasta demostraba ser muy listo, pero esto había causado que se mereciera el apodo de "idiota".
Solo eran madre e hijo, se ahogaban en un drama innecesario. Y no era el único que pensaba eso... Emalf, quien por cierto había terminado su café y se apresuró a acercarse para oír también, seguramente también lo hacía.
-¡Hey! ¡Yo quiero escuchar! ¡Hazme espacio! -Exclamó y se acomodó junto a Satanick para escuchar. Él quería enterarse del chisme y no quedarse afuera. Le ayudaba a su trabajo como psicólogo.
No entendía cómo es que terminaron encerrados en el baño y la causa, sin embargo admitía que esto era una estrategia muy ingeniosa para hacer que estuviesen juntos en el mismo lugar, obligados a hablarse.
-¡Shhh! ¡No me dejas oír! -Se quejó, el de cuernos curvos, tratando de entender lo que decían.
A Emalf le alegró de que por fin Ivlis y Licorice pudiesen hablar, pero le decepcionó que el último perdiera toda la determinación y empezara a balbucear disculpas mezcladas con sus llantos. A veces no parecía ser un adulto, parecía el mismo niño de siempre, transformado. Su única excusa para no reprocharle es que comparando cuarenta años con la edad del resto... Él seguía siendo un bebé.
Satanick por lo poco que alcanzó a oír aparentemente ya habían hecho las paces, pero aún no ocurría lo que esperaba, lo cual estaba empezando a desesperarlo.
-Vamos... ¿Qué esperas? -Siseó por lo bajo muriéndose por soltar la sopa el mismo, pero ansiando que la cucaracha lo hiciera ¿Por cuánto tiempo más lo callaría? ¡Estaban encerrados en un baño! ¡Era casi perfecto!... Bueno, si lo veían desde la perspectiva de Satanick.
-¡¿Really?! -Casi hasta le daban ganas de golpearse la cabeza contra la puerta al oír que cambiaban de tema. Claro... Quizás esperaba demasiado de ese idiota, pero fue bonito soñar.
Al menos ahora alguien estaba compartiendo su frustración, y ese alguien era Emalf.
-Awwww... Son tan tiernos... ¡Y LICORICE ES TAN ESTÚPIDO! -Maldijo con todas sus fuerzas golpeando la puerta y cruzándose de brazos para sentarse junto a ella.
Estaba esperando una buena confesión, la cancelación de la pinche boda, algo de fanservice incestuoso y quizá un opening de anime Yaoi para terminar bien esto ¡Pero nada! ¡Se esforzó en darle valor a Licorice y no obtuvo nada!
-Esto sí que fue una estafa. -Más tarde se encargaría de reclamar a su amigo. No entraba él mismo a decir todo solo porque era buena persona.
-Maldita cucaracha marica e inútil... -Le siguió Satanick con el mismo tono enojado.
Tenía tantas ganas de entrar y abofetearlo por no dar ningún puto avance como las tenía Emalf de tirarle del cabello a Licorice por lo mismo.
Luego de todo el escándalo y la tortura que aguantó anoche por todo ese rollo incestuoso, mínimo esperaba una confesión ¡Pero no! Ese idiota podría gritarlo a extraños pero no podía decírselo al único aludido real ¡¿Y después por qué lo bulleaba?! ¡Pues por esto!
Suspiró y golpeó su cabeza contra la puerta, hoy no era un buen día en lo absoluto.
Ya pronto dejó de interesarles a ambos seguir escuchando. No confiaban en que mencionaran algo de suma importancia, por lo que los dejarían seguir charlando de lo que sea mientras esperaban el momento adecuado para liberarlos.
En ello, Emalf miró de reojo a Satanick y este le devolvió la mirada.
-Tú también trataste con ebrios anoche ¿Verdad? -Necesitaba algo de apoyo con ese asunto, daba igual si atinaba.
-¿Eh? Ay... Ni me lo recuerdes... -Respondió para sorpresa del demonio de gafas, aun traumado ante la pregunta. Esa era una experiencia que ansiaba olvidar cuanto antes. -Espera... ¿"También"? ¡¿Licorice tomó...?! Argh... Cómo sea... -No sabía que Licorice tomara... Bueno, no podía decir mucho. Su "bebé" ya era adulto aunque doliera. Lo único bueno de esta experiencia es que alguien sabía lo que era pasar la noche junto a un ebrio. -¿Que tan malo fue? -Tanteó algo temeroso de la respuesta y masajeando su frente con estrés. A cada segundo, el día se tornaba más raro.
-Bueno... Más que malo fue extraño... Se emborrachó con jugo de naranja... Creo que combinar a un pasivo con tendencias a verse como zanahoria cuando se enoja y a un pervertido con cuerpo de maceta solo creó algo más inexplicable. -Se preguntaba por qué esa extraña reacción en el organismo del diablo con ese jugo en específico pero no se molestaría en investigarlo más a fondo aunque la explicación era muy simple: La familia de Ivlis era extraña, fin. No había más que decir, solo eso.
-No pueden olvidar eso... -Siseó con un tic en el ojo ¡Joder! Él quería olvidar lo de esas ridículas flores, pero no podía con ello si se lo recordaban cada maldito día.
-Viejo, es imposible olvidarlo. Parecía que vomitabas jugo de uva y Poemi quería tus rosas para adornar su cuarto. -Era imposible olvidar algo que le pareció tan traumático pero... Gracioso. Vamos, que te crezcan flores es divertido cuando no eres la víctima, aunque ver a otro vomitar líquidos raros como si estuviese por morir no era agradable.
-Ugh... Eso era sangre... N-No me lo recuerdes... -¡Oh por Vicers! Nunca pudo ver las flores y el jugo de uvas como antes luego de aquel incidente, por no mencionar que lo jodían con eso de las flores cada vez que podían. Esas mierdas además de ser perturbadoras, habían dolido mucho. Por nada del mundo quería que "florecieran" de nuevo. Era doloroso y humillante.
... Y hablando de jugo...
-Un minuto... Sobre lo que dijiste... ¿Jugo... De naranja? -Ahora que lo recordaba, creía haber oído algo sobre ello de Reficul, pero nunca lo pensó mucho. En su hogar siempre había jugos de fresas, cerezas y otras cosas, cosas de naranjas y cítricos no abundaban, prefería lo dulce sobre la acidez.
-Sí... Jugo de naranja, tal como lo oyes. -Consideraba buena idea deshacerse de esas frutas por un tiempo, por su bien, por el de Licorice, por el de sus objetos personales...
-Un objeto más a la lista de cosas que no quiero cerca -Definitivamente no ansiaba experimentar a un Licorice ebrio, no señor... Si Ivlis era bruto así como era, sin intenciones de serlo, no quería averiguar qué era capaz de hacer Licorice. -¿Y qué tanto hizo?
-Bueno... Se lamentó de su vida, se lamentó por Ivlis, empezó a cantar canciones de desamor y tristeza, me dijo que yo le estaba echando en cara que tenía novia o algo así... Casi me asfixia, lloró como magdalena, rompió mi teléfono...
-¡Arhh! ¡Son idénticos! ¡¿Ya sabes el dicho "De tal palo tal astilla"?! ¡Pues a estos dos les va "De tal madre tal hijo"! Esa cucaracha no dejó de lamentarse por Licorice, maldijo a Siralos, cantó como marmota estrangulada, bebió como si no hubiera mañana, me pidió consejos de no sé qué mierda y... M-Me vomitó... -Le daba escalofríos de solo recordarlo. Este trauma le duraría mucho.
-¿De verdad? No imagino algo así... -Si bien se creía lo de Ivlis llorando y llorando por Siralos mientras deprimía al diablo no se imaginaba que pasaría al extremo de la locura ¿Eso siquiera era normal en su señor? Se le hacía que no.
-¿Uh? Mejor que no lo imagines... Yo intento olvidarlo... -Se preguntaba internamente cuantos meses de terapia le llevaría.
-Lo siento mucho, amigo... -Le daba asco hasta a él visualizar tal escena morbosamente repugnante. Hasta sentía lástima por el pobre diablo.
-B-Bwaahhh... A-Asqueroso...
En fin, charla de sobrios frustrados...
_..._
Vamos... Vamos... ¡EMALF, MIERDA! ¡Puedo oírte al otro lado! ¡¿Por qué no me ayudas?!
Bufó frustrado de seguir forzando y no lograr nada, evitando voltear la mirada hacia su madre mientras esta seguía esperando tan pacientemente que no le molestaba quedarse en silencio mientras esperaba.
Tal cosa lo ponía nervioso.
-¿Seguro que no quieres que yo me encargue? -Podía fundir la cerradura si lo deseaba, incluso destruir la puerta. Solo estaba esperando ya que no tenía prisa y no percibía que el pobre de su hijo estaba por tener un ataque.
-¡N-No! ¡Yo puedo!
De verdad... No alcanzaba a escuchar que tanto hablaba el par de afuera, pero no dudó en golpear de nuevo la puerta. Era incomodo estar allí con Ivlis tan cerca y desnudo.
Tenía fuerza de voluntad y era un caballero, pero que lo obligaran a soportar esto con la jaqueca que cargaba era cruel
Lo peor de todo es que verlo le traía recuerdos de cosas de las cuales son estaba para nada orgulloso. La culpa no tenía por qué joderle más el día.
-¡Oigan! ¡Alguien! ¡No sé qué tanto hablan ustedes, pero abran esa puerta! -Ni siquiera podía voltear pero su cara igual ardía, esto lo estaba superando.
Al otro lado, Emalf no tardó en mirar a Satanick y esperar una respuesta.
-¿Les deberíamos abrir? -El diablo corría riesgo de ser empalado apenas abrieran la puerta, pero él no, así que abrirla cuando él se fuera no sería problema. -
-Uh... Pues... -Escuchaba a su hijo maldiciéndolo, y de igual modo no podía dejarlos allí por siempre, así que no quedaba de otra. Suspiró hondo, esto quizá dolería. -Bien.
-Perfecto, aquí vamos...
Se levantón sin más y ayudó como pudo a mover los muebles de en frente de la puerta. No eran muchos y tampoco eran pesados, así que no tardaron tanto antes de estar a un giro de perilla para sacar el seguro y liberar al par de ex ebrios.
Con lo que ellos no contaban es que no tardarían mucho, cosa que Licorice no esperó al estar ya apoyado sobre la puerta.
-¡Maldita sea! ¡Les digo que ya abran! ¡ABRAAAHHHH! -Y así cayó de rostro al suelo por empujar la puerta justo cuando esta fue abierta, dándose de bruces al suelo.
-A-Ay... Cielito ¿Te encuentras bien?
-U-Ugh... S-Sí, madre... -Balbuceó desde el suelo, a medio levantarse, forzando una sonrisa.
No, claro que no estaba bien ¡Mataría a alguien hoy! ¡Oh, claro que lo haría! ¡DE PERFERENCIA A SATANICK!
-Ustedes... ¡Auch! -Chilló con su orgullo y aire de homicida tirados a la mierda, ya que justo al instante en que se levantó, Emalf lo abofeteó y lo jaló de la oreja para arrastrarlo lejos, dejando ahí a su madre y a Satanick solos y medianamente confundidos.
Admitía que lo merecía... Aunque agradecería que no fuese tan de repente cuando ya estaba inspirado para asesinar.
-¡A-Auch! ¡M-Me duele! ¡Duele, Emalf! ¡Ya! ¡Lo siento! ¡Lo siento! -Se iba quejando adolorido en todo el camino, casi como si volviera a ser el niño de antes. No era mentira que dolía... Su altura no ayudaba mucho y tenía que arrastrarse a su lado agachándose para no ser tan tironeado.
-¡Tú vienes conmigo!
-M-Me pegaste otra vez... -Lloriqueó por lo bajo, una vez estuvo libre, lejos del otro cuarto como para que no los escucharan.
¡¿Desde cuándo era Emalf quien daba los golpes en lugar de recibirlos?! Entendía que ameritaba los golpes por idiota ¡PERO ESTO YA ERA ABUSO!
-¡Claro que lo hice! ¡¿Qué fue todo eso?! ¡Mataste al macho, Licorice! ¡MATASTE AL MACHO! ¡Y no se lo dijiste! ¡¿Qué diablos pasa contigo?!
-¡Lo siento! E-Entre en pánico ¡¿Sí?! ¡En un segundo estaba por empalar a esa basura y al siguiente estaba a centímetros de mi madre sin ropa! ¡¿Qué esperabas?! ¡E-Eso ya es mucho para mí! -chilló más rojo que la misma Kiku. Se sentía humillado, pero no pudo evitarlo. Su madre y el estrés le quitaba lo poco macho que tenía.
-¡Qué lo siento ni que nada! -Parecía madre furiosa regañando a su hijo, se notaba a leguas que estaba enojado. -¡¿Pánico?! ¡¿Sólo por eso?! ¡Ay, por favor! ¡Una vez casi te lo follas mientras estaba dormido! ¡¿Y verlo desnudo en una tina en el escenario menos erótico de todos te hizo entrar en pánico?!
Todavía recordaba cuando Licorice llegó a su cuarto lloriqueando a soltarle la sopa, en ese entonces había pasado un tiempo desde lo ocurrido, pero lo supo de cualquier manera.
Pobre diablo, casi le daba un síncope al escucharlo y tuvo que contenerse para no taparle la boca y limitarse a hacerle gestos de que bajara la voz.
A pesar de tantos años desde aquel acontecimiento, aún le aterraba la posibilidad de que su secreto fuera descubierto y su madre se enfureciera con él por ello.
No necesitaba sentirse más horrible de lo que ya se sentía por eso.
-¡E-Emalf! ¡Prometiste no tocar el tema de nuevo! ¡No lo grites! ¡¿Quieres que te oiga todo el mundo?!
-Agh... Sí, sí... Me callo, me callo... -Bufó, cumpliendo su pedido de pasar del tema. A veces se le olvidaba qué tanto le afectaba recordarlo. -¡Pero a lo que voy! ¡Él ya es libre legalmente y Satanick no lo quiere cerca! ¡Cancela esa maldita boda o te pesará! ¡Y no solo por Ivlis, sino porque te perseguiré en tus sueños mirándote con mis lindos ojos de pasiva hasta que ya te sientas tan acosado que quieras suicidarte!
No era una amenaza del todo tonta, a Licorice sí le había asustado imaginarlo.
-¡Ay! ¡Emalf! ¡No me hagas imaginar eso! ¡Suena aterrador! -Chilló con solo hacerse la idea de ese bonito par de ojos de pasiva siguiéndolo a todas partes.
Pensar en los ojos de Emalf actuando como acosadores era de lo más perturbador.
-¡QUÉ PENA! ¡IMAGÍNATELO ASÍ TE HACES UNA IDEA DE LO QUE TE PASARÁ SI NO VAS A DECLARÁRTELE! -No esperaba causarle miedo, solo había buscado ser claro y eso fue lo primero que se le ocurrió, pero se sentía satisfecho de que haya funcionado a la perfección.
Quizás lo implementaría para otras amenazas. Uno nunca sabe.
-Ya... Ya. Mira, s-solo no me pareció buen momento ¿Sí? Un baño no es precisamente lo ideal para una confesión... Pero se lo diré ¿De acuerdo?
Estuvo considerando el golpearlo de nuevo, pero lo que decía tenía sentido. Un baño no es el mejor lugar para decirle a alguien que lo amas, mucho menos cuando están ahí encerrados involuntariamente y con uno de ellos duchándose.
De todos modos se las cobraría.
-Ay, ya. -Volteó con un gesto. -Y estando dormido es el mejor momento para confesarte brutalmente comiéndole la banana.
-¡EMALF, LA PUTA MADRE! ¡TE DIJE QUE DEJES DE MENCIONAR ESE TEMA! ¡Trato de ser romántico y decente! ¡Por eso no dije nada en el baño! -Gritó enrojecido entre lo que el mayor se reía. Si bien todo eso de la tina no era una fantasía erótica, sí había llegado a soñar con compartir la tina con su madre como cuando era niño, ambos abrazándose y lavándose el cabello, con palabras dulces y... ¡Alto! ¡No! ¡Nada de fantasear ahora! ¡Se iba a poner a fangirlear si seguía así!
Tenía que enfocarse en defenderse de lo indefendible; Algo de lo que se arrepentía.
-¿Y no pedir permiso para cenar pepino es de buena educación, señor?
-¡EMALF!
¡Esto era un tema serio y el desgraciado seguía mofándose de su vergüenza cada vez que mencionaba ese asunto! ¡¿Acaso ya nadie le tenía algo de piedad o qué?!
-Sabes que solo estoy molestándote. -Rió por lo bajo volviendo hacia él en lo que este suspiraba. -¿Y cuál es el momento ideal?
-Bueno... Cuando ya esté vestido. Solo eso.
-Ok, en eso debo darte la razón... ¡Muy bien, amigo! ¡Estoy orgulloso de ti! ¡Ya lo verás! ¡Después de este día lo de mañana estará resuelto y bam! Tú tendrás incesto, Poemi tendrá yaoi, no habrá más borrachos y mesas rotas... A menos que sean por tu luna de miel futura con Ivlis ¡Todos felices!
-Supongo... -Sonrió levemente, dejando que Emalf le alborotara el cabello entre risas.
Ahora no tenía excusas y si bien sentía nervios... No estaba tan asustado como antes y se sentía más liviano. Su reconciliación con su madre lo había alegrado demasiado y ahora lo motivaba lo suficiente como para ponerle fin a todo esto.
No fue solo por tener asegurado su cariño vigente, sino porque en ello había recordado cómo eran los inocentes y amorosos gestos de Ivlis. Deseaba poder vivirlos más tiempo, y tenía quizá una pequeñísima posibilidad de ello si era honesto.
Y si no lo conseguía... Al menos podría ser libre de la boda y vivir de nuevo con él.
-Sí... ¡Todo resultará! ¿Qué podría pasar en tan poco tiempo?
No creía posible algo más o que llegase ningún obstáculo... Hasta que escucharon unos gritos dentro de casa.
Ambos se miraron momentáneamente y luego regresaron la vista hacia el pasillo por el cual habían ido para alejarse de Satanick e Ivlis.
-¿Eh? ¿Y ahora qué pasa? -Se preguntó en voz baja, Emalf, haciendo una señal rápida con la mano para que su amigo lo siguiera.
Licorice no tardó en cumplir con lo indicado, sin embargo un mal sabor de boca no lo dejaba tranquilo, en lo que luchaba con el deseo de no acercarse a escuchar.
Tenía un mal presentimiento y no era sobre su madre siendo atacada. Esa voz gritando no le pertenecía... Y dudaba mucho que su madre le gritara a Satanick algo como lo que escuchó.
¿"Yo te amaba"...? ¿Y ahora qué pasa...?
Muy pronto se arrepentiría de saberlo.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
¡Y hasta aquí hemos llegado! Muchas gracias por haber leído, espero que se hayan reído tanto como yo lo hice escribiendo esto. Misa se pasó con Satanick xd
Les mando besos, muack, y los veo en la siguiente actualización, jsjsjsjssj.
...Ya he de traer dolor.
¡Bye!
PD: Las imágenes que encuentro en Pixiv son tan hermosas que hasta me hice una cuenta para seguir buscando más. No recuerdo el nombre de las artistas... Mátenme :'v
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top