4- Greyback

(Este capítulo contiene descripción de contenido delicado)

~Vacaciones~

Remus Lupin:

Como cada verano, me reunía con los chicos en la casa de Cornamenta.

El lugar era bastante acogedor, sin dejar de lado la amabilidad de Euphemia y Fleamunt Potter.

Las clases iniciarían en dos semanas.
Así que no debíamos preocuparnos por nada.

A mi lado, James y Sirius intentaban jugar al Quidditch con Peter.
Pero a él no se le daba bien el estar sobre una escoba.

Por mi parte, me limitaba a reír, intentando regresar a mi lectura cada vez que me interrumpían.

—¡Eh, Lunático!

—¡Sirius! —Grité, indignado, pues nadie sabía sobre nuestros apodos.

—Perdón, lo había olvidado —Sonrió—, ya sabes —Movió sus manos en el aire—, las "viejas costumbres".

Me limité a negar con preocupación.

Este año, las cosas se habían salido... Digamos de "control".

¿Por qué?

Porque los chicos se sometieron a un método a mis espaldas.
Este año se hicieron animagos de forma ilegal.

—No te preocupes, Remus —James llegó a mi lado—. Fue bajo nuestra propia...

—¡Pudieron morir! —Lo interrumpí.

—Pero no fue así —Suspiró—. Además, el que casi se atraganta con la hoja de mandrágora fue Colagusano...

—¡He dicho que no me llamen así! —Contestó mi amigo, con las mejillas coloradas.

—Mala suerte.

Intenté abrir mi libro, pero Sirius lo tomó y empezó a hacer pases con James.

—¡Cornamenta!

Me levanté con un dolor de espalda y me interpuse entre ambos.
La diferencia de altura no era tanta, pero ellos sabían cómo molestarme.

—¡Canuto!

Mi libro iba de aquí para allá, de mano en mano.

—¡Colagusano! —James le tiró mi libro.

Miré al rubio con la intención de que me lo devolviera.
Peter tendió la mano donde tenía el libro, y yo asentí.

—¡Canuto, es tuyo!

Y otra vez, una nueva batalla campal había iniciado.

—Van a dañarlo...

—No hay nada que la magia no arregle —Protestó James, antes de tirarlo de vuelta a Peter.

—Chicos... No es gracioso...

Y cuando estaba a punto de rendirme, una voz llamó a mi amigo.

—¡James! ¡Baja un momento!

—Ahora no puedo, madre...

—¡Jamesito!

Y ese fue el momento de su derrota.

Cornamenta odiaba que lo llamaran así. Se limitó a bufar y tirar mi libro a Canuto.

Observé cuando bajó las escaleras con molestias, y no pude evitar reír.

—Faltan dos semanas para las clases —Sirius me devolvió finalmente el objeto—. ¿Por qué desperdicias tu tiempo leyendo?

—Déjame pensar —Rasqué mi nuca—, ya sé —Chasqueé los dedos—, para no parecer tan neandertal como tú.

—¿Eso es ...?

—Tómalo como un halago.

Peter se rió tan fuerte, que Sirius descubrió mi falso intento de ser sarcástico.

—¿Qué significa...?

—Chicos —James volvió a subir las escaleras—. ¿Me acompañan?

—¿A dónde? —Preguntó Peter.

—Mamá necesita unas cosas del mercado muggle —Mostró una lista—. Pero es la oportunidad perfecta para divisar el mundo de los no magos.

Sirius ni siquiera lo dudó y buscó su chaqueta, seguido de Peter.

—¿No vendrás?

—No lo sé...

—Lunático le escribirá a Mary...

La mandíbula de Sirius pareció descolgarse, y miré a Colagusano un poco enojado.

—¡Mary Macdonald! —Gritaron los dos, con asombro.

Sentí un leve cosquilleo en mis mejillas, pero lo supe ocultar.

O eso creo.

—No es nadie —Decidí ignorarlos, sabía que sería mucho mejor ir con mi propia voluntad, que obligado.

—¿Y entonces?

—Nada.

—¡Qué rápido crecen los chicos! —James simuló usar su camisa como pañuelo.

—¿Nos vamos?

—Pero...

—No hay nada que contar —Puntualicé. 

Los chicos no dejaron pasar la oportunidad para molestarme durante las compras.

James y Sirius continuaban murmurando, y supongo que tratarán de sacarme información.

Aunque a decir verdad, no había nada que contar.

Al pasar por una librería, recordé a Natalie, y pensé en escribirle.
Habían pasado varios días desde su última carta, en la cual afirmaba que se encontraba bien.

Pero había algo raro...
No era muy... Ella.

Pero dudaba si era lo correcto o no.

—Faltan unos... ¿Qué es esto?

—Déjame ver —Le quité la lista—, no es nada James, ya nos vamos.

Al salir de la tienda, visualicé la noche.

Un dolor en mi cuerpo se hizo presente al recordar que sólo faltaban 5 noches para la transformación.

Los chicos debieron darse cuenta, ya que dejaron sus palmas en mi hombro en señal de apoyo.

—Mejor vallamos a casa.

Asentí ante las palabras de James, y juntos caminamos con las compras en las manos.

El camino se hizo más corto de lo que recordaba, pero un sonido en un callejón nos hizo alertar.

Parecía una especie de grito ahogado.

—Pfff —Soltó Sirius—, para eso existen los cuartos.

Peter soltó una risotada.

—Pero tú usas los armarios de escobas...

—Silencio, Cornamenta.

Pero sentía una especie de nervios en mi cuerpo...
Como cada vez que...
Como aquel día...

Me quedé plantado, ganando una mirada extraña de los chicos.

—¿Qué ocurre, Lunático?

—Es...

—Amigo... Estás pálido...

—San... Sangre humana —Interrumpí a Colagusano, mientras mis labios empezaron a temblar.

Todos me miraron con duda.

—Remus...

Un nuevo sonido salió de aquel callejón, y resultó como una especie de golpe.

Mi lado animal percibió miedo...
Y la presencia de otro...
De otro hombre lobo.

—¡Ayuda...!

Aquel grito fue cayado con otro golpe, y pude percibir un sonido diferente al anterior.
Era el sonido de un desgarre.

Fue una sensación extraña, porque muy poco recordaba lo que hacía durante la transformación... Y pude recordar cuando devoré una liebre.

Pero lo que generó un escalofrío final a mi espina dorsal fue reconocer aquella voz.

Y fue el momento donde mis oídos se agudizaron.

—Natalie...

No fui el único que se dio cuenta de ello.

Todos retrocedimos hasta aquel callejón, y lo que vi me dejó perplejo.

Había un rastro de sangre... Un camino.
La presa había intentado huir.

Una maleta yacía en toda la entrada, y varias prendas estaban regadas en el suelo.

Pero ella era la víctima... Ella.

Una melena rubia deslumbraba entre el rastro de sangre, y no supe cómo reaccionar.

Todo dejó de tener sentido para mí.
Estaba paralizado.

Su rostro estaba lleno de sangre, al igual que sus manos...
Era Fenrir Greyback.

El hombre lobo mantenía una sonrisa, la cual iba directamente a mí.

¿Yo... Yo sería capaz de lastimar a alguien... Algún día...?

Pude notar que estaba cerca de mi casa. Porque reconocí el parque situado a unas calles...
Me estaba buscando.

—Remus.

—Remus.

—Remus.

Mis tres amigos intentaron hacer que volviera a la realidad.

Pero yo estaba estático.

Noté como James intentó usar su varita, pero el otro hombre lobo huyó en una especie de humo negro.

El primero en correr hacia aquella chica fue Peter.

—Aún tiene pulso.

Sirius y James lo imitaron.

—Lunático...

Las manos me temblaron al verla.

—Hay... Hay que...

—¡Ey, tranquilo! —James trató de tranquilizarme—, no es tu culpa.

Es totalmente mía.
Mi culpa.

Sirius cargo a nuestra compañera en sus brazos.

—Hay que llevarla a San Mungo, ahora.

—No podemos aparecernos...

—Yo lo haré —Les interrumpí, pues era el más avanzado del grupo en lo que respecta la aparición.

Todos se miraron un poco confundidos, pero no dije nada.

—Soy el único que ha logrado pasar el examen de aparición —Seguí hacia Sirius—, yo iré.

—¿Estás seguro? —Me preguntó.

No.

—Creo que sí.

Tomé a Natalie en mis brazos y evité sentirme culpable...
Porque ya lo era.

—Busquen la entrada a San Mungo, que los estaré esperando.

Ellos asintiendo mientras cerré los ojos y visualicé el lugar en mi mente.

Conocía ese lugar como la palma de mi mano, sobre todo porque desde niño estaba destinado a pasar más tiempo en ese lugar que en mi propia casa.

Sin abrir los ojos supe que había llegado.

El ruido de muchos pasos se hizo presente, al igual que el peculiar olor a pociones extrañas.

—¡Celeste! —Grité, lo más fuerte que mi garganta pudo.

Abrí mis ojos con miedo, para asegurarme que ella estuviera bien.
Y pude ver que la mirada de Natalie se encontraba pérdida.

—¡Por Merlín! —La mujer castaña llegó a mi lado—. ¡Remus! ¿Qué ha pasado?

Y en ese momento me quebré por dentro.

—Es... Es...

—Calma muchacho —Ella hizo aparecer una camilla, a medida que varias enfermeras llegaban hacia nosotros.

—¡La han mordido! —Grité, sintiendo mi garganta arder—, fue... Fue... Greyback... Y...

Celeste intentó pasar su mano sobre mi rostro, pero se lo impedí.

—No dejes que pases por esto —Fue lo único que pude decir, mientras apretaba mi mano alrededor de mi camisa.

—No es tu culpa, Remus —Pude ver como llevaban su cuerpo a una sala—, estará bien... Pero necesito que tú también lo estés.

Traté de asentir, pero el suelo parecía ser el mejor lugar en estos momentos.

Mi enfermera corrió junto a las demás, a medida que alguien más intentaba levantarme.

—Estoy bien —Solté, con un poco de furia.

Pero al darme cuenta, intenté disculparme con el Medimago.

Ni siquiera entendía lo que me pasaba.
Estaba frustrado...

Sin muchas fuerzas corrí al baño, y al ver que nadie más estaba, empecé a llorar.

Yo... Yo soy el culpable de esto...

—Tal vez si nunca hubiera...

Miré mi reflejo a través del espejo, y un sentido de asco se apoderó de mí.

Mi cuerpo estaba bastante cansado, o eso creí, porque por un momento podría jurar que vi rastro de sangre en mis labios.

—¿Yo sería capaz de lastimar a un inocente algún día?

Dejé esa pregunta al aire al sentir unos pasos.
Sequé mis lágrimas mientras tiraba agua a mi rostro, y pude ver a un antiguo enfermero entrar al lugar.

Seguro lo han enviado.

No sería la primera vez que entraba al baño por varios minutos, y sin dejar un rastro de sonido alguno.

Pero a diferencia de aquellas veces, esta vez mi sangre no estaba corriendo en el suelo.

Al menos, hoy no lo era.

Salí del baño para llegar a la sala de espera.

—¡Lunático!

James sostenía una cara de preocupación total, y Sirius parecía perdido en el aire.

Pero el silencio se había vuelto algo tan común, que era más suficiente para nosotros.

Me tiré en la fría silla de metal, esperando una respuesta de mi enfermera.

Celeste Bowen había sido la única persona en tomar mi caso.
Al inicio nadie quiso acercarse a mí por mi condición, pensando que en algún momento yo los mordería y acabaría con sus brillantes carreras.

Pero ella fue la única y primera persona que no pareció juzgarme.

Tenía 5 años la primera vez que vine, y ella 23, pero eso no fue impedimento para que fuese como una segunda madre para mí.

Me vio crecer y desarrollarme, y nunca se alejó de mí.

Pero dejé de verla cuando empecé a ir a Hogwarts.

Peter caminaba dando vueltas con preocupación, para nadie era un secreto que se llevaba bastante bien con Natalie, inclusive, fue el primero de nosotros en ser su amigo.

Podía entender todo, pero yo también sufría.

...

Pudieron pasar horas... O tal vez fueron minutos, no lo sé.
El tiempo pasaba bastante diferente.

Hasta que por fin pude ver a Celeste.

Saqué fuerzas de dónde no las tenía para acercarme.

—¿Cómo está? —Pregunté, con nerviosismo.

—Necesito una autorización...

—¡Celeste! —Grité, al ver que iba a ser ignorado.

—Necesito contactar a sus padres —Contestó el secretario.

—Nosotros estamos aquí —James se mete a la conversación—, si es de pagar algo... Yo... Mis padres y yo podemos pagarlo...

—No me refiero a dinero —Respondió la enfermera.

—¿Entonces? —Preguntamos los cuatro a la vez.

—Necesitamos autorización para...

—¡Alto!

Una nueva voz salió desde el otro pasillo.

—¡Señor Diggory! —Gritó el secretario con enojo—. Esto es un hospital, no un campo de Quidditch.

—¿Dónde está? —Preguntó otra voz, pero femenina.

—Eso es información reservada...

—¿Por qué?

—Necesito a los familiares de la chica...

—¡Yo soy la única familia que le queda!

Las palabras de Amos generaron mi confusión.

¿Su única familia?
Pero Natalie no era familia con él...
No que yo supiera.

—Sus padres murieron —Continuó—, y por una extraña razón no estaba en su casa...

—Y lleva desaparecida más de un mes —Dijo Stella, con apuro.

¿Qué?

—¿Eso es cierto? —Indagó Celeste.

—No ganamos nada con mentir.

El secretario asiente.

—Vivía con sus abuelos —Continuó—, ambos son muggles y... Aborrecen la magia... Puede comprobarlo, su abuelo es un postulante para las próximas elecciones de su ciudad.

—¿Nombre?

—Su abuelo es Patrick Jones Russo.

El secretario hizo aparecer por magia un expediente bastante largo, y constaté que Diggory decía la verdad.

La foto de un hombre mayor y canoso sonreía ante la cámara, siendo acompañado por una mujer, y otra rubia que se parecía mucho a Natalie.

—Síganme.

Amos fue el primero en correr a su lado, mientras Stella nos seguía el paso.

—Tuvimos que hacerla dormir —Empezó a hablar—, el daño fue demasiado.

—¿Qué le ocurrió?

—Fue mordida por un hombre lobo.

No entendí como pude ser capaz de decirlo, pero de algo estaba seguro, y es que dolía como una estaca clavada en mi pecho.

Stella se llevó ambas manos a la boca, y Amos abrió mucho los ojos.

—Nosotros... Nosotros pudimos verla y...

—Quiero verla —Exigió el Hufflepuff.

—Nadie puede entrar ahora.

—No me interesa.

—Señor... No puede.

—¡Es mi hermana quién está allí! —Soltó, con lágrimas en los ojos—. No de sangre... Pero crecimos juntos... —Amos tomó las manos de la enfermera—. No me quite el privilegio de verla...

Cerró sus ojos un momento, y suspiró.

—No puedo perderla a ella también.

La enfermera solo asintió, indicando un lugar para cambiarse.

—Remus... ¿Puedo preguntar algo?

—Si, Peter —Respondí, sin ganas de nada.

—No quiero que te enojes...

—Habla, Colagusano.

—Nos contaste... Una vez dijiste que la condición de hombre lobo se transmitía solo si la persona era mordida durante la fase lunar...

—Sí, lo acepto.

—¿Entonces... Hay esperanzas de que...?

—Pidamos a Merlín que así sea —Suspiré—, después de todo... Solo faltan 5 días para la próxima luna llena.

—¿Y las probabilidades son mayores?

—Me temo que sí, Canuto.

Mi mente era un caos total, y suponía que mis amigos sentían lo mismo.

¿De qué nos hemos perdido?

N/A:
Ahhhhhh, duele, quema... ¡Me lastima!

¿Qué opinan al respecto?
¿Les va gustando la historia?

Déjenme sus teorías <3

Tenía pensado en un inicio subir este cap justo en el cumpleaños de Remus...
Pero creo que fue lo mejor no hacerlo... Por el bien de nuestra estabilidad emocional JSJSJSJS

No olviden dejar su voto❤️
Y jamás olviden que lxs amo ✨❤️

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