38- ¡Por Lily y James!
~1979~
Natalie Russo:
Solo ha pasado un mes desde aquella persecución en el hospital, y desde entonces no he hablado con mi familia.
El único consuelo que me quedaba era saber que su último recuerdo sobre mí sería cómo les había salvado la vida.
Puede sonar excéntrico, pero son esos pequeños detalles los que te marcar de por vida... Por siempre.
El cáncer está avanzando a gran velocidad, y el hecho de que sea una mujer lobo hace que su aceleración sea incontrolable.
Cada vez me sentía más agotada, no podía correr, ni mucho menos hacer grandes esfuerzos, pero lo que más me dolía era ver sufrir a mi esposo.
Y aunque él crea que no puedo oírlo, cada noche, mientras cree que estoy dormida en sus brazos, puedo sentir sus lágrimas de sufrimiento.
Pero no podía tener ese tratamiento.
Rápidamente se darían cuenta de que algo iba mal, y no solo pondría en riesgo nuestras vidas, hablo de todo el mundo mágico.
Porque yo quería vivir... Quería estar a su lado.
—¿A dónde tan elegante?
No evito soltar una sonrisa coqueta cuando Remus sale del baño con su traje café puesto, mientras el aroma de su perfume invade la habitación.
—Natt, me harás sonrojar.
Mi esposo se acerca a darme un beso en la comisura de mis labios, mientras envuelvo mis brazos sobre su cuello.
—Deberíamos irnos —Dice, entre mis labios—, ya nos hemos retrasado mucho.
—Es solo una cena.
—Con los chicos —Se separa lentamente de mí—. Ellos vendrán a vernos si no asistimos, los conoces.
—Es cierto —Analizo—, y no por nada también me he puesto elegante.
—No, no estás elegante. Luces hermosa, tal cual una margarita entre dientes de león.
El reloj de la casa nos avisa que son las 8, razón que hace que use mi varita para buscar mi abrigo y ubicarlo sobre mi cuerpo.
—¿Lista?
Yo asiento, tomando la mano de mi esposo para dirigirnos al lugar acordado mediante el hechizo de aparición.
Al abrir mis ojos pude ver un hermoso paisaje.
Era un parque repleto de mesas y flores. Había un estanque... Parecía un lugar de cuentos de hadas, y varias aves volaban sobre una fuente.
Camino, con cuidado de no tropezar, y me siento mal al ver que los tacones iban a ser un problema sobre el pasto.
—¡Bienvenidos!
Todos los chicos estaban aquí, incluyendo a Marlene, Lily, y quien supuse era la novia de Peter.
—¿Demoramos?
—Lo de siempre.
Lily le da un golpe en la cabeza a Sirius, mientras éste se levanta y me recibe con un abrazo.
—Un gusto, soy Grace.
Una chica de cabello negro y ojos verdes se levantó tímidamente de su asiento y empezó a presentarse.
—Natalie —Me presento—, aunque todos me llaman Natt.
Saludo al resto de los chicos, sintiendo aquel sentimiento familiar en mi cuerpo.
—¿A qué se debe esta cena? —Pregunta Remus.
—Es una celebración.
—¿Celebración? ¿Quién será padre?
Todos sueltan a reír ante mi comentario fuera de lugar.
Éste no era tiempo para tener hijos, vivíamos en un mundo lleno de caos, dolor y sufrimiento, y un hijo en estos momentos no era muy buena opción.
No si querías verlo crecer.
—Los hemos reunido porque...
—¡Lily y yo vamos a casarnos!
James soltó la noticia con gran alegría, tanto así que casi se cae de la silla.
Todos soltamos gritos de felicidad al oírlo, y las felicitaciones no se hicieron esperar.
—¿De verdad?
—¡Qué increíble!
—Wow.
—Al menos en esta boda sí seré el padrino principal, ¿cierto?
Todos giramos nuestros rostros hacia Sirius, quien tenía una copa elevada con su mano.
—Esta vez sí será, querido Canuto.
Sirius se levantó de la silla casi inmediatamente y empezó a bailar de alegría, dando saltos y tomando su copa.
—¡Seré padrino de bodas!
No nos quedó más remedio que unirnos al loco baile de Sirius, el cual consistía en girar en nuestro propio puesto mientras levantaba sus manos y piernas.
Por obvias razones solo di unas cuantas vueltas, antes de tomar asiento, seguida por Remus y los chicos.
—¿Cuándo pasó?
—Hoy... Ahora... Antes de que llegaran.
—Estoy tan feliz por ustedes —Me sincero—, es decir... Estoy sin palabras, y no es justamente porque me he cansado tan rápido.
Los chicos asistieron, y varios platos de comidas llegaron a la mesa a través del aire.
—Pollo rostizado, cerdo jugoso... ¿Qué más puedo pedir?
—Los chocolates, nunca olvides los chocolates, Pett.
James chasqueó sus dedos, y una enorme torta de chocolate apareció en el centro de la mesa.
—James... No sabes lo mucho que te quiero.
—Natt, ahora dudo sobre quién me quiere más, si tú o Peter.
El rubio miraba el pastel con tanto deseo, que me fue imposible no reír con él.
—Por la boda de Lily y James —Remus elevó su copa.
—¡Por Lily y James!
Todos chocamos nuestras copas, generando varios estruendos con los impactos.
Sabía que nuestras últimas acciones eran reflejo del miedo... De saber si íbamos o no a sobrevivir ante esta guerra, pero si de algo estábamos seguros, era que íbamos a tratar de disfrutar la vida lo que más se pudiese.
Yo lo hacía.
Todos los días disfrutaba junto a mi esposo, bailando y visitando cada lugar del mundo posible, pensando en cuándo sería mi último día.
Tomábamos fotos de cada lugar, pero yo las guardaba en un álbum, un álbum que sabía que él iba a necesitar algún día.
Los días para mí eran cada vez más agotadores, pero eso no era de mi impedimento.
De igual forma, Remus y yo participamos en las misiones de la orden, aunque se trataban de unas menos peligrosas en comparación a la de los chicos.
Por voluntad propia me alejé de la Academia Scamander, pidiéndole perdón a Newt Scamander por no terminar mis estudios.
Sus palabras me hicieron llorar esa noche.
Me dijo que lamentaba mucho mi decisión, pero que iba a respetarla de igual forma.
Sabía que el cáncer era una enfermedad incurable, y que dentro del mundo mágico no había una cura desarrollada, pues esa enfermedad parecía atacar solo a los muggles.
"Suerte en tu viaje".
Esas fueron sus palabras finales, antes de darme un abrazo y admitir que yo era su mejor alumna.
Pero esta noche no iba a dejar que mi corto futuro me arrancara la felicidad.
Esta noche era de James y Lily, era su noche, y no iba a arruinarla.
Aguanté todas mis náuseas y mareos de manera olímpica, con tal de verlos felices.
Se lo merecían.
Porque ambos eran una pareja maravillosa, y sabía que ellos iban a cuidar de Remus el día que me fuera de este mundo.
Se los hice prometer.
Pues, aunque Remus era un hombre fuerte, también era sensible.
Sabía de todo lo que era capaz de hacer.
Por amor, somos capaces de llevar a la locura a un siguiente nivel, y no quería que nada malo le pasara.
Remus Lupin debía seguir siendo esa maravillosa persona en la cual se había convertido, y de cual me había enamorado.
Un hombre dispuesto a apoyarte en todo, un hombre al que no le importaba dejar sus problemas de lado para cuidar de ti, un hombre que siempre cargaba una sonrisa a pesar de estar muriendo por dentro, un hombre al que muchos admirábamos, aunque él no lo notase.
Él, era mi Remus.
Un hombre lobo rechazado por la sociedad mágica, pero un increíble ser humano.
Y yo sabía que mi tiempo se estaba acabando.
N/A: Un capítulo corto pero cargado de grandes emociones, pero prometo que los siguientes serán un poco más largos <3
Me duele saber que Natt en cierta forma se está preparado para su "partida", y yo como autora no me siento lista para dejarla ir 💔
Pero también me siento feliz por la unión de James y Lily!!!! Ah, y por Sirius, quién el día de ayer estuvo de cumpleaños 💞
Se vienen muchas cosas para los siguientes capítulos, así que, preparen pañuelos, digo-
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