33- El bosque Epping
~1978~
Natalie Russo:
Tanto entrenamiento nos tenía agotados.
Desde que Alastor Moddy nos reunió en aquella cabaña abandonada fuimos sometidos a largos y duros entrenamientos, los cuales no solo fueron físicos, como hechizos de protección, defensa y ataque; también se incluyó el manejo y fortalecimiento de la mente.
Oclumancia, legeremancia. Había de todo en esos entrenamientos.
Los chicos eran llamados a cada nada, y por suerte yo solo tenía que asistir los fines de semana. Aunque claro, debía estar casi todo el día.
Hoy sería una noche de luna llena, por lo que Remus y yo nos vimos en la obligación de buscar un bosque diferente para cada transformación.
Sabíamos que era peligroso estar en un mismo lugar, pero más peligroso sería estar alejados, sin saber del otro hasta el día siguiente.
Para mi sorpresa, Remus había escogido el bosque Epping, ubicado al noreste de Londres y la parte sur de Essex.
El lugar era bastante espacioso, y relucían la gran diversidad de su ecosistema.
Era el lugar perfecto para escondernos de la gente mágica, pero sobre todo, los muggles estarían a salvo.
¿Por qué?
Porque este hermoso lugar tiene una historia llamativa.
A pesar de la gran belleza de sus arboledas y matorrales, este era un "Lugar maldito".
Durante años, ha servido históricamente como un punto de cementerio. Se han encontrado gran cantidad de cadáveres por esta zona, al igual que miembros humanos desmembrados.
Obviamente esto sucedió hace ya varios años, pero una pequeña parte de mí sentía miedo.
—¿Segura que estás bien?
Asiento, tomando con más fuerza el agarre de mi acompañante.
Al ser Diciembre, corrían aires infernales que te congelaban hasta la médula, por lo que ambos estábamos totalmente abrigados.
—Sé que no es muy llamativo por su historia —Remus intentaba disculparse, mientras me llevaba a otro lado—, pero creo que este lugar vale la pena.
—¿Por qué?
—Observa y verás.
Remus apretó mi nariz con su mano libre, y el choque frío de su piel hizo que me dieran escalofríos.
—¿Te he dicho que te vez hermosa cuando te sonrojas?
—Siempre lo dices.
—Pues lo reitero.
El recorrido fue muy pacifico, todo lo contrario a lo que era Hogwarts en su tiempo.
No había animales peligrosos en esta ocasión, solo aves e insectos que luchaban por sobrevivir.
—Te va a encantar, lo sé.
—Espero que valga la pena.
—Pero antes...
Remus usó sus dos manos para cubrir mis ojos, imposibilitando mi vista.
—¿Es realmente necesario?
—Sí.
Me dejé guiar por la dulce voz de mi novio, dando pasos de confianza cada vez que me lo pedía.
—¿Qué oyes? —Preguntó, sin despegar sus manos.
Me concentré en el sonido del lugar.
Algunas aves volaron a la dirección opuesta por la que creía que habíamos llegado, pero mi sorpresa fue oír el tintineo de lo que parecían gotas de agua a través de plantas.
—¿Hay un lago?
—Yo diría que es mucho más que eso.
Remus finalmente quitó sus manos, mientras me fui acostumbrado a la oscuridad de la noche.
Un enorme lago yacía frente a nosotros, y podían verse con un poco de dificultad algunos pantanos a su alrededor.
Cada una de las estrellas se reflejaban sobre el lago, dándole un toque mágico.
Los oscuros árboles pintaban el paisaje, donde cada detalle era único.
—Este es el lago artificial de Connaught —Me informa—. Es hermoso, ¿no lo crees?
—¡Está divino!
—¿Qué te parece si nos recostamos un rato? —Propone—. Dediquemos unos minutos para mirar las constelaciones antes de nuestro usual martirio.
—Me parece genial.
Con mi varita hice aparecer una enorme sábana, con tal de evitar que nos lastimáramos con el rocoso suelo.
Remus me rodeó con el brazo, mientras yo ubicaba mi cabeza sobre su pecho, oyendo cada uno de sus latidos.
—¿Me hablaras de las estrellas?
—Lamento decepcionarte, pero sé muy poco de astronomía. Pero podemos hablar de otra cosa, si gustas.
—La verdad... Me gustaría quedarme en silencio.
—Tus deseos son órdenes, Natt.
Amaba esto. Realmente lo hacía.
El pacífico momento no podía ser más perfecto, pero como siempre, nuestras mentes no estaban tranquilas.
—Tal vez debamos hablar de algo —Admito, al cabo de varios minutos.
—¿De qué te gustaría hablar?
—De lo nuestro, es decir...
Mis mejillas ardieron como en ninguna otra ocasión, y pude adivinar que él lo había anotado.
—¿Qué te preocupa?
—Todo, Remus —Me acomodo para que nuestros rostros queden frente a frente—. Tengo miedo por lo que está pasando.
—Yo también lo tengo, y mucho.
Y era cierto.
—Hace dos días Thomas Scamander me habló de algo que me dejó muy intranquila.
—¿Puedo saber de qué se trata?
—Es...
Mis palabras quedaron atoradas en mi garganta, evitando así que hablara.
—Han visto a Greyback —Solté—. Lo han visto merodeando por una ciudad Muggle de Rumania. Y se rumora que está buscando aliados para quién tú sabes.
Quién tú sabes, ese era el "nombre" que se le daba al líder de los Mortífagos.
Aquel mago se fue dando a conocer poco a poco, pero su nombre revolucionó al mundo mágico cuando decidió matar a dos magos sangres puras, acusados por traición a la sangre.
Ni siquiera podía pensar en su nombre.
—Tengo miedo... ¿Y si viene por nosotros? ¿Y si viene por mí?
—Él no va a alcanzarte —Dice, tomando un mechón que molestaba mi frente—. Yo voy a estar allí para evitar que eso suceda.
—Es que siento que todo está pasando muy rápido...
—Natt —Toma mi mentón con una de sus manos—. Mientras sigas con nosotros, nada malo nos ocurrirá, lo prometo.
Asiento, no muy convencida de aquello, a la vez que aparto la mirada hacia el cielo.
No dudaba de la capacidad de mis amigos. Dudaba sobre lo que aquel grupo podría hacer en nuestra contra.
Alastor nos estaba dando muchas clases, y estaba agradecida con ello porque sé que nuestra evolución ha sido muy buena, pero también sé que si llega a pasar algo, no estaremos lo suficientemente preparados para enfrentarlos.
Ellos tenían experiencia, nosotros solo nos teníamos unos a otros.
—Cásate conmigo.
Estaba tan absorta en mis propios pensamientos que no he oído bien.
—Disculpa, Remus —Dije, mirándolo—. Estuve tan concentrada en mis propios pensamientos que no te he oído claramente —Suelto una sonrisa nerviosa—. ¿Qué has dicho?
—Cásate conmigo. Eso he dicho.
Me permito admirar sus ojos, marrones brillantes a causa de la escasa iluminación de las estrellas.
Remus se levanta apresuradamente, y yo lo imito.
—Es muy pronto, lo sé —Empieza a hablar, nervioso—. Pero en vista de todo lo que está pasando, me gustaría pasar la mayor parte de mi vida a tu lado, después de todo, no sabemos hasta cuando lograremos sobrevivir a esta guerra.
Veo como busca entre su abrigo, y me sorprendo al ver una caja roja.
—Llevo pensando esto desde hace varios días... Y los chicos van a matarme por "No ser romántico", pero no puedo seguir torturándome mientras sientes miedo.
Estaba tan sorprendida que ni siquiera sabía como reaccionar.
—¿Aceptas? O si quieres podemos esperar más tiempo, quizás unos años o...
Pero no dejo que siga hablando y lo tomo de las mejillas para besarlo.
Lo había pillado desprevenido, pero me siguió el ritmo apenas sintió como mi lengua buscaba paso entre sus labios.
Una sonrisa estúpida de formó en mis labios cuando nos separamos.
Sabía que era demasiado pronto, pero yo también lo quería, y también quería pasar más tiempo a su lado.
—Al diablo el romanticismo de los chicos —Exclamé—. Has tenido el gran detalle de traerme a este lugar, un poco espeluznante —Admito—, pero esto es algo que amo en ti. La forma en la que no necesitas llamar la atención de todos por la mía. Eres alguien único, y cada uno de tus detalles me deja sin palabras, por muy sencillo que les parezca a otros, para mí es perfecto.
—¿Eso es un sí?
—Definitivamente, sí. Acepto casarme contigo, Remus.
El chico ubicó la delicada joya en mi dedo, haciendo juego con mi anillo de graduación.
Una vez que lo hizo, me tomó por la cintura y me elevó por los aires, dando vueltas hasta marearnos.
Sus manos descansaban sobre mi cintura, las mías en sus hombros, y nuestras respiraciones se volvieron una sola con la noche.
Cada beso fue dulce, pero también tenía un toque de pasión.
—¿Les dirás a los chicos cómo te lo he propuesto?
—Nadie tiene por qué enterarse —Le dedico un último beso—. Lo importante ahora que es debemos permanecer juntos hasta ese día.
—Odio tener que esperar.
—Lo sé, Remus —Me atrevo a sonreír—. Pero ahora hay algo más por lo cual preocuparnos.
Con mucho pesar señalo el cielo, el cual estaba levemente brillante, mientras unas nubes cubrían a la luna.
—Te amo —Dije tímidamente—. Jamás lo dudes.
—Nunca voy a dudarlo.
24 de diciembre.
Navidad era una fiesta llena de amistades y comida.
Todos los años, Hogwarts brindaba un enorme banquete en su honor.
Pero por primera vez en años, no iba a ser tan tranquila.
Ya no estaba en Hogwarts.
—¡Me muero!
Sirius exclamaba su cansancio, gritando a los aires lo exhausto que estaba luego del arduo entrenamiento con Alastor.
—Me pregunto cuándo tendremos nuestra primera misión —Peter comenta, con mucho entusiasmo.
—Espero que pronto —Marlene es quién responde—. Aunque creo que el riesgo irá aumentando de a poco.
Sirius y Marlene empezaron a salir luego de nuestra quinta sesión, siendo la nueva pareja del momento.
Peter también había conseguido pareja, pero a causa de los entrenamientos no podía pasar mucho tiempo con ella.
Su nombre era Helen, y había sido una estudiante de Ravenclaw.
Ambos estudiaban en la misma academia, por lo que sólo se veían cada pocas horas.
—Natt, ¿puedes ayudarme a traer algunas cosas de la cocina?
—Claro.
Acepto ayudar a Lily.
Juntas caminamos hacia la cocina, mientras hace aparecer varios platillos.
—¿Lo has hecho tú?
—Con ayuda de mi madre —Responde, sonrojada—. Ella nos envía gran parte de esto.
—¿Y por qué no ha venido con nosotros?
—Mi hermana les va a presentar a su prometido.
—¿Tienes una hermana?
Lily cayó en cuenta que nunca me había hablado de su vida fuera de Hogwarts, pero su reacción fue curiosa.
No sentía emoción, sino tristeza.
—Su nombre es Petunia —Me comenta—. No asiste a Hogwarts, por eso no la conoces.
—¿Estudia en otro colegio mágico? —Pregunto, con inocencia.
—No tiene magia —Suelta un suspiro—. Tal vez por eso me detesta.
—¿No tienes una buena relación con ella?
Lily niega.
—Bueno... Al parecer tenemos algo en común —Digo, tratando de sonar convincente—. Mi hermana tampoco me habla.
—Es que Petunia me detesta —Suelta, ubicando sus brazos sobre la mesa, frustrada—. No sé qué le he hecho, solo me ignora... Me ha dicho que no quería que ese tal Vernon me viera, porque soy una bruja...
—Oh, Lily...
Tomo la iniciativa de abrazarla, sintiendo como unas lágrimas caen sobre mi atuendo.
Acaricio su espalda tal cual lo hace Remus cuando me siento igual, dándole a entender que tenía todo mi apoyo.
—¿Por qué me odia? —Pregunta, secando sus lágrimas.
—Si te sirve de consuelo, la mía ni siquiera me mira. ¿Puedo contarte algo?
Ella asiente.
—Hace poco fui a verla... Ella es veterinaria... ¿Sabes qué pasó?
Mi amiga niega.
—Ni siquiera se molestó con decirme de frente que no quería hablar conmigo. Simplemente envió a una persona a darme ese mensaje.
—¿Y qué hiciste?
—Salí de ese lugar. No iba a llorar frente a ella, no le daría el gusto.
Aunque intentaba sonar convincente, en el fondo, mi corazón estaba roto.
Por un momento había pensado que Domenica hablaría conmigo, y tal vez así le contaría mi gran noticia, o tal vez solo hablaríamos de temas sin importancia, pero solo me dio la espalda.
Lo único que hice esa noche fue llorar.
Llorar hasta que todas mis lágrimas se secaron, mientras Remus trataba de animarme con algunos chocolates.
—Tu hermana es...
—Ella tampoco tiene magia —Confirmo—. Pero ella no me odia por eso, me culpa por la muerte de mis padres.
Ahora fui yo quien tenía ganas de llorar.
Me llevé las manos al rostro, secando cada una de mis mejillas.
De pronto su mirada cambió totalmente, y entonces supe por qué.
Había olvidado quitarme el anillo.
—¡Natalie!
Lily soltó un grito tan alarmante, que todos los chicos llegaron corriendo a la cocina.
—¿Qué ocurre?
Remus era el más asustado del grupo, pero su miedo cesó cuando, con la mirada, le di un mensaje.
Lo sabe.
—¿Cuándo pensaban decirlo?
—¿De qué hablas, Lily? —Le pregunta James.
—Nos has pegado un susto de muerte —Exclama Marlene—. Por un momento pensé que...
Sin embargo, Lily tomó mi mano derecha y la elevó por el aire, mostrando el objeto que descansaba en uno de mis dedos.
No sé quién abrió más los ojos, pero tuve que contener una risa.
Sirius, quien estaba más cerca de Remus, quitó su mano del abrigo con un manotazo y buscó su mano, y al igual que yo, la elevó.
—¿Sorpresa...? —Dijo mi prometido.
De pronto, dos nuevos invitados llegaron a la cocina.
—¿Por qué tanto silencio? —Amos Diggory entró a saludar—. Afuera se podían oír sus gritos, y...
Amos y Stella repararon hacia donde señalaban los chicos, justamente en mi mano.
—Tu hermanita se ha comprometido —Peter fue quién reaccionó primero.
Amos abrió la mandíbula con mucho dramatismo, mientras Stella sonrió.
—¡Feliz navidad! —Fue lo único que dije.
...
Por un momento pensé que la cena sería incómoda, llena de comentarios inconformes o regaños.
Pero lo cierto fue que no me esperaba sus reacciones.
Amos lloró. Sí, literalmente lloró.
Pude ver como sus ojos se cristalizaron de pura emoción, tanto así que tuvo que quitarse sus lentes por el resto de la noche para estar más cómodo.
James hizo explotar una botella de Champagne en señal de festejo, haciendo que todos nos empapáramos de aquel líquido.
Sirius literalmente hizo volar la casa.
No sabía quién estaba más feliz, si ellos, o nosotros.
—¿Y cuándo sucedió? —Lily es quien pregunta, a medida que sirve el pollo rostizado.
—Hace unas dos semanas —Respondí.
—¿Cómo fue que no nos dimos cuenta? —Sirius estaba absorto.
—Nos cuidamos mucho, ya saben... Una noticia de que dos hombres lobos van a casarse generaría un enorme caos —Remus respondió, con timidez.
—¿Y cuándo pensaban decírnoslo? —Esta vez fue Amos quien preguntó.
—Queríamos que fuera algo especial —Dije—. Hablaría primero con Sebastian, luego con todos ustedes.
—Bueno...
Todos miramos a Stella, quien se sonrojó al tener todas las miradas sobre ella.
—Quizás él ya lo sepa.
—¿Qué insinúas? —Le pregunta James.
—Son cosas que uno presiente... Tal vez el señor Diggory no sea el padre biológico de Natt, pero él sabe muchas cosas sobre ella.
—¿Y ya tienen fecha? —Lily evade la conversación.
—Aun no lo decidimos —Respondo—. Pero creo que será pronto.
—¿Y ya tienes a tu padrino de boda? —Amos se anima—. Es decir... Es obvio que seré yo.
—¿Quién dice que no puedo ser yo? —Sirius parece indignarse—. Soy como su mejor amigo.
—Pero yo soy su casi hermano —Lo desafía—. Por eso voy a ser yo, ¿verdad?
Ni siquiera había pensado en eso.
—Lo lamento tanto, Sirius... —Le dije, con una mirada de disculpas—. Es que Amos y yo...
—Vale, lo entiendo.
—¿Pero no estás enojado?
—Puede que un poco —Sirius mordió el pollo—. Pero sé que Remus me va a elegir como su padrino.
—En realidad... Remus debe elegir a la madrina.
Nuevamente las miradas se posaron en mi mejor amiga.
—Juro que no voy a volver a hablar —Responde sonrojada—. No si no paran de mirarme acusadoramente.
Todos soltamos unas risas, esperando la respuesta de Remus.
—¿Y quién será? —Le pregunto, sintiendo mucha curiosidad.
—Yo.
—James... No eres una chica.
—Puedo disfrazarme como una.
Lily le dio un golpe en la cabeza con la palma de su mano.
—¡Qué! Solo digo.
—Ay, James... No tienes remedio.
Remus parece meditar su respuesta, siendo finalmente Lily su elegida.
—Iba a darles un regalo enorme —Sirius habla—, pero al no dejarme como padrino, no les daré nada.
Me causaba mucha risa ver a Sirius con un ánimo dramático, aunque sabía que lo hacía por pura diversión.
—Chicos, les recuerdo que será algo sencillo, no muy llamativo —Les recuerdo—. Nadie más debe saber de esto.
—¿Y ya saben a quién invitar? —Pregunta Peter, luego de terminar su plato.
—Solo seremos nosotros, y puede que unas tres o cuatro personas cercanas, nadie más —Remus responde por mí.
—Estaba pensando en que quizás...
De pronto, todas las miradas se posaron en mí.
—Dilo.
—Quiero invitar a mi familia.
Aquella propuesta causó gran asombro en los presentes, pues todos sabían de mi relación con ellos.
—Me conformaré con enviar la invitación—Les digo, para su tranquilidad—, ya es cuestión de ellos si asistirán o no.
—¿Estás segura?
Amos Diggory parecía preocupado, sabiendo lo arriesgado que sería.
—Quiero hacerlo.
—Entonces... Así será —Remus toma mi mano—. Pero por favor, no le digan a nadie de esto.
—Es una promesa.
—Yo me puedo encargar de la decoración.
La propuesta de Sirius me deja bastante intrigada.
Y preocupada.
—¿Qué? ¡Oh, vamos! —Exclama, al ver nuestros rostros—. No se van a arrepentir de ello.
—Es que...
—Prometo que no será mucho. Además, tengo una prima que tiene una florería, sé que le encantará ayudarme con esto.
—¿La que nos contaste el otro día? —Peter pregunta.
—No, en esa ocasión les hablé de Andrómeda. La persona que se encargará de esto se llama Alya.
—Y... ¿Es seguro?
—Huyó de casa por un matrimonio arreglado... Es obvio que guardará el secreto.
Asiento, no muy convencida de ello.
Pero ver la emoción de Sirius era otro nivel, y es algo que no quiero arrebatarle.
—¿Florería "Grecia"? —Stella mira una tarjeta—. Creo que he oído de ella.
—Es una suerte —Responde mi amigo—. Ella trabaja con muy pocos magos, es muy selectiva en ello... Y por eso creo que es perfecta para esto.
—Entonces serás el encargado de organizar el evento —Le digo—. Solo debes pasarnos la factura y...
—¿Factura? No, Natt.
—Sirius, en verdad...
—Quiero que se lo tomen como regalo de bodas, ¿Si? —Propone—. Ya no me quieren dejar ser el padrino apuesto... Seré el encargado de organizar el mejor día de sus vidas.
N/A: AAAAHHHHH Se nos casan nuestros niños!!!!!
La guerra está haciendo que la vida se todos de un giro apresurado, y eso en ciertos aspectos me asusta...
También les he dejado un cameo de un personaje que está en una de mis nuevas historias, la cual de seguro van a amar.
Alya Black... No saben cuánto deseo mostrarles lo que les tengo preparado.
Es muuuuy distintas a todas mis anteriores historias, y su desarrollo es bastante bueno, sin hablar de los problemas y giros de trama a causa de un viaje en el tiempo que... *La autora se calla para evitar soltar más spoilers* y pues espero puedan darse una vuelta pronto.
Se preguntarán si ambas historias van de la mano, y la respuesta es... Algo así JSJSJJS ya verán más adelante por qué.
Mientras tanto solo he subido la introducción y un prefacio, por si se animan a leerlo. Lo pueden encontrar bajo el título: Banished - Black Family
No olviden votar si les ha gustado.
Un beso enorme.
Nos vemos la siguiente semana <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top