12- Quidditch

~6to año~

Natalie Russo:

Desde esa noche de Navidad he sido más unida a los chicos.

Si alguien me preguntaba sobre lo que pensaba acerca del grupo hace varios años atrás, respondería que eran un grupo al cual no entendía.

Ahora tampoco lo hacía, pero era divertido.

La siguiente luna llena seguí en el hospital, volviendo a cambiar los turnos de las rondas, aunque por suerte esta vez pude pedirle a mi mejor amigo su ayuda.

—Vamos Peter, otro intento.

Enero ya había iniciado, y con ellos, los juegos de Quidditch.

Muchos equipos harían pruebas para los nuevos jugadores, además de planificar diferentes tácticas de juego.

Ahora estaba ayudando a Peter, quién intentaba cubrir las quaffles que tiraba Sirius desde el otro lado.

James cumplía con sus rondas diarias, algo sumamente raro y sospechoso.

Remus, por su parte, estaba a mi lado, mirando desde el costado de las gradas.

—Bien... —Repaso el Libro "Quidditch, A Través del Tiempo" que había leído con Amos varios años atrás—. Peter, necesito que te centres directamente en los movimientos de Sirius, no en el balón.

—Es fácil decirlo, pero...

—Lo sé, pero piensa, entre más pienses como la otra persona, más posibilidades tienes de entender su jugada.

—¿Listo Peter? —Pregunta Sirius, a lo que el rubio niega.

Cuatro intentos, de los cuales Peter logra evitar dos.

Ya se imaginarán la felicidad de ambos amigos en el aire.

—Pareces saber mucho de Quidditch —Opina Remus.

—Solo lo teórico —Suspiro—. No sabes lo difícil que era no escuchar a Amos hablar sobre el Quidditch.

El castaño se ríe, causando que varios hoyuelos se marquen en sus mejillas.

—Siguiente —Vuelvo a avisar—. Otro intento.

Sirius vuelve a tirar las Quaffles, y Peter sólo logra evitar tres de cinco.

—De a poco vamos mejorando.

Levanto los pulgares en señal de apoyo, mientras Sirius le aplaude.

A simple vista pareciera que no fueran muy unidos, pero lo cierto es que todo el grupo era inseparable.

De pronto suena una campana, indicando que nuestra hora libre había terminado.

—¿No te quedarás? —Me pregunta Peter, bajando de su escoba.

—Oh, no —Acomodo mi bufanda—. Debo ir a la clase de Runas.

—¿Tomas clases de Runas mágicas?

—Si... Aunque solo por diversión.

—Yo no le veo nada de divertido a unos símbolos raros.

—No seas chistoso, Black —Suelto una carcajada—. Al menos, es muy interesante para mí.

Me despido de todos, mientras me encamino a una clase solitaria de Runas.

Bueno, no tan solitaria, pues Pandora se sentaba a mi lado.

Lo malo era que la profesora no nos dejabaconversar en clases.

Febrero, y los juegos iniciarían pronto.

Varios estudiantes caminaban atareados por los exámenes, otros por los constantes entrenamientos de Quidditch.

Y luego estaba yo, que estaba un poco agotada, pues el ciclo lunar había acabado hace dos noches.

Peter no pudo ingresar al equipo, siendo Marlene McKinnon la elegida para el puerto de Guardián.

Debo admitir que esa chica es asombrosa, sus reflejos son extremadamente buenos.

Y ni hablar de Mary, quién era parte de los Bateadores por segundo año consecutivo.

El capitán de Gryffindor, Stefan Wood, hacía un gran trabajo como cazador.

Aunque claro, Amos Diggory le superaba.

Por su parte, el equipo de Hufflepuff tenía como cazadores a Diggory y Rogers.

Como buscador tenían a un nuevo integrante, Thomas Scamander.

Así es, el hijo del famoso Newt Scamander, quien también cursaba su último año.

Hoy iniciaría el primer juego.

Gryffindor vs Slytherin.

Un clásico, ¿No lo creen?

—¡Atención! —Grita Madame Hooch desde el centro de la cancha.

El ruido masivo de las tribunas fue silenciado por unos instantes.

Obviamente, resaltaban los colores Escarlata y Esmeralda, pero igualmente, los colores de Hufflepuff y Ravenclaw estaban presentes.

Peter y Remus se unieron a nosotros, quienes cargaban la cara pintada de rojo en señal de apoyo para su equipo.

Debo admitir que me causaba un poco de gracia.

—¿Quién crees que gane? —Susurra Amos a mi lado.

—No lo sé...

Uno a uno, los equipos fueron entrando, y no pude evitar una sonrisa al ver que Regulus había logrado tener un puesto dentro de su equipo.

El chico sostenía una alegría contagiosa, todo lo contrario al resto de su equipo, que parecían querer arrasar con todo.

—¡Quiero un juego limpio!

Más que una norma, sonó como una amenaza.

—Listos. Todos a sus escobas.

El zapateo y el aire fueron una especia de melodía en el campo.

En coordinación, cada equipo se elevó a los cielos.

James Potter y Barty Crounch se elevaron a mayor distancia, con el fin de obtener una mejor vista del campo.

La profesora sueltas las bolas, elevando la Quaffle en el aire, y con ella, inicia el juego.

Los gritos no se hicieron esperar, y aquí agradecería los cuidados de Celeste, pues me había ayudado a controlar mis sentidos.

Las Bludgers iban de un lado a otro, y las caídas eran evitadas con asombrosas jugadas.

—Viste eso —Le comento a Amos—, eso fue un asombroso Dopplebeater Defence.

—Increíble —Sonríe, aunque sé que estaba memorizando sus estrategias.

El juego iba bastante rendido, quedando en un empate perfecto.

50pts vs 50pts.

Este año, los equipos parecían dar lo mejor de sí.

Pero de pronto una Bludger cae sobre el comentarista, haciendo que se lesionara.

Un error de Sirius que podría costarle mucho.

El juego es interrumpido, y es Minerva quién se lleva a su estudiante a la enfermería.

Ahora quedaba un dilema.
¿Quién sería el comentarista suplente?

Madame Hooch no podría, pues era un árbitro.

—Señorita Russo, la necesito aquí, y ahora.

La voz del profesor Slughorn se toma el lugar.

Esto debe ser un error.

¿Está la señorita Russo?

De pronto, todas las miradas se ponen sobre mí.

Camino con un poco de inseguridad hacia la tarima.

—¿Dígame?

—Recuerdo que, el día que visitó mi despacho con su mejor amigo, fue una de las que más jugadas de Quidditch sabía, así que...

—No creo que sea buena idea.

—No tenemos tiempo para una entrevista profesional a cada alumno, así que dígame si está dispuesta...

—Está bien.

—¡Perfecto!

Los gritos no se hicieron esperar, y tomo asiento frente al micrófono muggle frente a mí.

Tragué en seco, nerviosa.

Pero a lo lejos, Amos, Peter y Remus hicieron aparecer chispas qué colores, formando un "Confiamos en ti".

—Bien... —Trato de acomodar el aparato—. Cuando usted ordene.

Madame Hooch me miraba un poco preocupada, pero decidió continuar de igual forma con el juego.

—Retomando el juego entre Gryffindor y Slytherin, y con una amonestación de -20 puntos al equipo escarlata, es Slytherin quién toma la delantera.

La voz me va fluyendo con más detalle a medida pasa el juego, y me siento en confianza a medida que pasan los minutos.

—Regulus Black ha realizado un difícil movimiento Bludger Backbeat, causando que Mary McDonald tenga dificultades a la hora de mantenerse en su escoba.

—Slytherin vuelve a tomar la delantera, y ahora es Avery quién contiene la Quaffle y... Oh, será la próxima, pues McKinnon ha usado Double Eight Loop como defensiva, evitando un tanto por parte del equipo rival.

Narro algunas de las jugadas durante el partido, hasta que veo un movimiento brusco en uno de los jugadores.

—Parece que Potter ha visto la Snitch.

El público empieza a gritar en apoyo, mientras Crounch trata de relevar el camino.

—Esperen un momento —Me interrumpo—. Parece que Crounch va a alcanzar a Potter y... —James cae en picada al suelo, seguido de su contrincante—. La vio... —Pero antes de tocar el suelo, James se eleva justo antes de colisionar contra el campo, haciendo que su contrincante se estrelle contra el suelo.

—Damas y caballeros, hemos sido testigos de un magnífico Amago de Wronski.

James vuelve a tomar rumbo en el aire, siendo apoyado por gritos de asombro.

A Barty le cuesta minutos volver a subir en su escoba, pero cuando lo hace, un nuevo encuentro sucede.

—Black tiene la Quaffle... Un momento... ¡Ambos hermanos están peleando por la Quaffle!

Sirius y Regulus batallaban hombro contra hombro, ganado más gritos de asombro por parte del público.

—Mary detiene la Bludger lanzada por Avery, evitando que su compañero resultará golpeado.

—Están muy cerca del campo de Gryffindor y... ¡Marlene lo vuelve a hacer!

Regulus había logrado zafarse de su hermano, tirando el balón a uno de los Arcos, pero Marlene fue más rápida y le devolvió la Quaffle a Sirius.

—Vuelve la rivalidad entre hermanos... ¡Miren eso! McDonald ha logrado un perfecto Sloth Grip Roll.

De pronto, James vuela rápidamente hacia uno de los costados.

—Potter ha visto la Snitch... ¿Será cierto esta vez?

—Crounch parece desconfiar... Un momento ¡Es cierto! Han visto la Snitch.

Ambos jugadores batallan por alcanzar primero al pequeño objeto, pero es James quién toma ventaja y la atrapa.

—¡Victoria para Gryffindor!

Las varitas de los fanáticos soltaron chispas escarlatas, y varios confetis volaron por los aires.

El equipo de Gryffindor llega al suelo, victorioso, mientras los chicos de Slytherin caen rendidos.

James gritaba, Sirius gritaba, mejor dicho, todo el equipo gritaba.

—El próxima partido será entre Hufflepuff y Ravenclaw, ¿Quién será el próximo relevo de los feroces leones?

La felicidad que tenían en sus rostros era increíble.

—Señorita Russo —Se acerca Madame Hooch a mi lado, una vez que el juego ha finalizado—. Usted ha realizado una buena narrativa, debo admitir que creí que sería un fracaso.

—Creo que ya somos dos —Sonrío.

—Este es el último año de nuestro narrador, así qué, ¿Le gustaría participar en la narrativa el siguiente año?

Mi sorpresa en ese momento fue demasiada.

—Hablaré con sus docentes sobre sus actividades escolares, si es lo que le preocupa —Se anima—. Además, a los comentaristas se les da una pequeña cantidad de oro, dependiendo de su desempeño.

—Si...

—¿Entonces, la buscaré a inicios del siguiente año?

—Por... Por supuesto —Esa pequeña cantidad de oro me sería muy útil en estos momentos.

—Me alegra saberlo, niña.

La profesora camina en dirección contraria, y es el profesor Slughorn y la profesora Sprout quienes me felicitan por mi desempeño.

—¡Lo has hecho increíble! —Suelta Peter, justo en el momento que llego a su lado.

—¡De maravilla! Ni yo lo hubiera hecho mejor.

—Gracias chicos... Pero creo que las felicitaciones las merece su equipo.

—¡Esto amerita una celebración! —Amos aplaude—. ¿Pastel de chocolate?

—Doble porción, querido amigo.

Entre risas acompañamos a los chicos hacia su sala común, y me es inevitable no reír ante aquel recuerdo.

Amos y yo, en cambio, nos dirigimos a las cocinas, buscando nuestro postre favorito de la victoria.

—Tengo tanto sueño, que podría incluso dormir flotando sobre el lago.

Suelto un bufido, cansada de un largo día.

Habían pasado varios días, y hoy había sido el juego entre Hufflepuff y Ravenclaw.

Si no fuera por qué Amos logró ver la Snitch a tiempo, hubiéramos perdido.

Esta vez me había quedado junto a Stella, quién se sonrojó muchísimo cuando Amos atrapó la Snitch y le dio un beso frente a todos.

La mirada de los presentes fue de total asombro, sobre todo por parte de las chicas, pues, Amos Diggory se daba grandes aires de belleza, atrayendo a variada multitud femenina.

Me había quedado un poco afónica por gritar, pero había valido la pena.

—Puedes ir a dormir, yo te cubro.

—No te preocupes Remus, puedo aguantar más tiempo.

Pocas veces coincidíamos en las rondas, y para ser sincera, era muy entretenido pasar el tiempo con él.

En las bibliotecas, hacíamos las tareas juntos, y en las rondas, parloteábamos sin parar.

Yo siempre llevaba chocolate a las rondas, y él, pocas veces los aceptaba.

—Engordaré de tanto chocolate.

—No seas ridículo, Remus.

Suelto una carcajada, mientras el chico toma la envoltura.

—¿De dónde sacas tanto chocolate?

—Es mi pequeño secreto.

Nunca le diría que los tomo de las cocinas.

—Están buenos... —Dice, aun con la boca llena.

—Verdad que sí.

Ambos caminábamos entre los pasillos, riendo de vez en cuando.

—Entonces... ¿Qué más te dijo Madame Hooch?

Les había contado a los chicos sobre mi pequeña charla, luego de que todos me felicitaron por mi buena narrativa.

—Dijo que me darían una pequeña cantidad de oro... Y que, posiblemente, me reduzcan las tareas.

—Mal momento para no saber mucho de Quidditch.

—No seas pesimista —Golpeo ligeramente su hombro—. Ya encontrarás algo en lo que seas realmente bueno.

—Eso espero —Dice, con un tono de decepción.

—¿Ocurre algo que quieras contarme?

El castaño deja de caminar por un momento, y yo lo imito.

Llevaba toda la noche con aires pensativos.

—Verás...

Sus latidos del corazón aumentaron considerablemente, y sus labios se secaron un poco.

—Bueno...

—Remus —Le interrumpo, notando que parecía costarle un poco—. Si no puedes hablar ahora, no hay problema. Ya encontrarás el momento adecuado para hacerlo.

El chico asintió.

—Es algo sumamente importante, pero...

—No te sientes listo para hablarlo —Le interrumpo—. Es normal, siempre me pasa.

—¿Y cómo haces?

—Oh, pues... Normalmente acudo a personas de confianza, y si se trata de algo que deseo sacar definitivamente de mi mente, lo cuento.

—¿Como una especie de guardián de secretos?

—No tanto —Suelto una carcajada—. Te explico, tú te llevas muy bien con los chicos —Él asiente—. Dentro de ese grupo hay cosas que hablan con todo el mundo, pero hay otras que las reservan para ustedes cuatro, un secreto. Bueno, ese secreto lo pueden tocar sólo ustedes, porque sabes perfectamente que la otra persona está dispuesta a ayudarte.

—¿Y cómo saber cuándo es tiempo de contar?

—Tú mismo sabrás cuando —Lo encaro—. No te presiones con ello, porque nunca vas a lograrlo.

Seguí dándole ciertos consejos durante algunos minutos, y pude notar que no éramos tan diferentes a como me lo imaginaba.

Remus Lupin era un chico tímido y reservado.

Yo disfrutaba estar en compañía de ciertas personas, y solo en confianza podía ser yo misma.

—Espera un momento —Le pedí una vez que estábamos cerca de los barriles.

—¿Ocurre algo?

—Nada por lo cual tengas que preocuparte, sólo iré a buscar tu abrigo. ¿Recuerdas, me lo prestaste el otro día? Bueno, olvidé devolverte la prenda.

—Quédate con él.

—¿Por qué? Me imagino que lo necesitas...

—Tengo más en mi habitación —Se encogió de hombros—. Además, parece que te queda mejor a ti.

—¡Pero qué dices! —Empiezo a reír—. Ya veo por qué dicen que das buenos halagos.

—Al contrario de Sirius, me gusta ser respetuoso con las chicas —Se burla.

—Que no te oiga, podría lanzarte un maleficio —Le sigo el juego—. Nunca se sabe quién tiene una capa invisible por allí.

Remus siguió riendo, pero esta vez, su risa parecía nerviosa.

—Sí, verdad —Sacudió sus manos en el aire—. Sería algo raro que alguien cercano tuviera una capa invisible.

—Sería muy conveniente —Comento.

—¿Ah, sí?

—Dime Remus, ¿Qué harías si tuvieras una capa invisible?

—Tendría que pensarlo... —Sus mejillas se tornan de un color carmesí.

—Yo, en cambio —Afirmo—, la usaría para robar comida.

—¿Solo piensas en comer?

—¿En qué más puedo pensar?

Ambos nos despedimos, y una vez se hallaba un poco lejos, toqué la melodía correcta de los barriles, dejando a la vista la calurosa sala común de Hufflepuff.

¿Sería posible que un estudiante tenga una capa invisible?

Nah, lo dudo.

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