-Vɪsɪᴛᴀ

Dos meses, donde Ginny se la pasó diciéndole a todo el mundo que estaba bien, aunque toda su familia sospeche, y no los culpaba a decir verdad.

Ahora se encaminaba a la casa de Harry, bueno, la de sus tíos. Ginny le había mandado una carta diciendo que lo iba a visitar, y Harry le dijo que no habría problema, pero que tendrían que hacerlo secreto.

Cuando llegó con su bolso con un hechizo de extensión, tiró un par de rocas a la ventana de la habitación de Harry, el azabache sacó la cabeza y la vio.

Sonrió en grande y se apresuró a hacer que su amiga suba, cuando llegó la abrazó y la alzó como si nunca la hubiese visto.

—Te extrañé demasiado, princesa.—besó su cabeza.

Harry había cambiado mucho, se cortó el cabello y creció más, se veía muy guapo según la castaña-rojiza.

Ginny no se quedaba atrás, se había desarrollado en el verano, curvas algo más definidas, caderas anchas y el resto normal, su cabello castaño-rojizo creció un poco más y sus ondas se definieron más que antes. Se veía muy hermosa y nadie podía negar eso.

—Y yo a ti, James.—sonrió, —Tienes que contarme todo lo que haya pasado.

Se sentó en la cama agarrando la mano de su mejor amigo, incitándolo a sentarse a su lado.

—No hay mucho que contar a decir verdad, nada interesante en mi vida ¿Qué me dices de ti?—empezó a jugar con la pulsera de su amiga.

—Yo tampoco tengo tanto que contar, suena algo triste cundo lo decimos así.—rió.

—¡Papá, Harry tiene a una chica en su cuarto!—ambos voltearon cuando escucharon a una voz gritar.

—¡Dudley, no!—gritó Harry y Ginny pudo reconocer al chico como el primo odioso de Harry.

Pero el chico robusto ya había salido directo hacia abajo. Harry salió tras el y Ginny igual.

Cuando llegaron abajo los tíos de Harry junto a su primo estaban parados, como esperando su llegada.

—¿Quieres explicarte, Potter?—soltó el tío tajante.

—Sin manos.—chilló la tía señalando el agarre que tenían las manos de Harry y Ginny, aunque no pudo evitar mirarla con detenimiento.

Ginny se parecía a Lily en cuanto a su aspecto, aunque su cabello no sea pelirrojo al cien por ciento y no tenga ojos verdes, pero tenía un aire a Lily.

—¿Cómo te llamas, niña?—inquirió el señor

—Ginny Weasley, señor.—respondió educadamente mirando de reojo a Harry.

—Es mi mejor amiga.—dijo Harry poniendo a Ginny tras el.

—¿Ella? ¿Esa chica tan bonita ser tu mejor amiga? Por favor, Potter, imposible, no me hagas reír.—se burló el chico.

Ginny se mordió la lengua para no responderle de mala manera, —No quería causar ninguna molestia.

—¿Se puede quedar? Dormirá en mi cama y yo en el suelo.—suplicó el azabache, —Solo serán unos días.

—¡Por su puesto que no!—gritó Duldley, —¡No pueden dejar que esa chica duerma sola con Harry en su habitación!

—¡Silencio, Dudley!—calló su madre y se volteó hacia harry y Ginny, —Yo decido aquí, y si, Harry. Puede quedarse aquí, no la hagas sentir incómoda en casa.—terminó con un tono suave, inusual en ella cuando se refería al azabache.

—Si, tía Petunia.—dijo Harry con una sonrisa de agradecimiento y se giró a Ginny, quien lo vio sonriendo y agrandó un poco los ojos de felicidad.

—¿Tú eras la chica que llamó la otra vez?—preguntó el tío de Harry, que había estado algo callado, —Aunque antes dijiste otro apellido.

—Si, señor. Mis padres murieron y me adoptaron unos amigos de la familia, mi nombre cambió después de eso.—buscó la mano de Harry para no decir cosas de las que luego se arrepienta, esa familia sin contar a la mujer le estaban colmando la poca paciencia que tenía.

—¿Quieres que te muestre la casa?—intervino Dudley mirando fijamente a la castaña-rojiza, con una sonrisa ladina haciendo que la chica frunza el ceño.

—Yo se la puedo mostrar.—contestó Harry con un tono molesto, —Vamos, pelirroja.

Subieron las escaleras hacia el cuarto del azabache, cuando entraron Ginny empezó a reír y se tiró en la cama de su mejor amigo.

—No es gracioso, Ginny.—reprochó Harry sentándose al lado de su mejor amiga, quien seguía riendo echada.

—Si lo es ¡Y estabas celoso!—rió Ginny sin poder contenerse.

—Claro que si, eres mi amiga y nunca dejaría que alguien como Dudley se acerque a ti.—ayudó a su amiga a levantarse y jugó con las ondas de su cabello.

—Eres increíble, rayito.—tiró a Harry en la cama con su mano en su pecho y luego se paró para ver el cuarto.—Tienes que hacer muchos cambios en este lugar...¡Aw! Tienes la foto de los cuatro aquí.

Agarró el cuadro con la foto de Harry, Ron, Hermione y ella en segundo año, riendo frente a la cámara.

—Claro que si, son lo mejor que pudo pasarme.—apoyó su cabeza en el hombro de su mejor amiga mientras la abrazaba por detrás.

—Eres muy cursi, James.

Ginny se levantó a media noche al escuchar unos llantos, suspiró con algo de cansancio, era Harry, de nuevo. Su segunda noche y el volvía a llorar.

Se paró de la cama y vio a la alfombra, se arrodilló y luego despertó a Harry, apoyando su cabeza en sus piernas, tenía que volver a calmarlo.

—Harry...tranquilo.—susurraba jugando con su cabello, estaba tan cansada que podría haberse dormido ahí, pero no iba a dejar a su mejor amigo así, apoyó su espalda en la parte lateral de la cama, —No te preocupes, yo estoy aquí...no pasa nada.

—Mató a Cedric, y a mis padres...—seguía lamentándose, ya no lloraba pero se quejaba de tristeza.

—Lo sé, también mató a los míos, pero estamos bien, estamos protegidos. No nos va a pasar nada...—jugaba con el cabello del azabache.

Vio la puerta abrirse, y se volteó, Harry aún tenía los ojos cerrados y respiraba pesadamente.

—¿Otra vez lloras por Cedric? ¿Y por tus padres?—se burlaba.

—Dudley, una cosa, vete, por favor. No es el momento.—pedía educadamente Ginny, aunque quisiera golpearlo en la cara por ser tan idiota.

Habían pasado dos días desde que Ginny se quedaba con los tíos de Harry y su primo, se esforzaba por evitar a Dudley, ayudar a la tía de Harry en lo que pueda y no generar problemas.

Harry y Ginny bajaron y antes de salir fueron interrumpidos por la voz de Vernon:

—Más te vale no generar problemas, Potter.

—Si, tío Vernon.—Harry cerró la puerta y salió tras la castaña-rojiza.

—Bueno, no me había detenido a ver las casas, pero son normales, todas iguales, no me esperaba menos de los muggles.—Ginny miraba el vecindario de Harry, lucía muy aburrido.

—Pelirroja, te dije que no les decimos muggles aquí, solo personas.—recordó por quinta vez.

—Claro, personas.—repitió caminando.

Llegaron a un lugar con muchos juegos para niños, Harry lo llamó "parque" aunque Ginny ya lo sabía, no era tan diferente al del mundo mágico.

—Súbete.—pidió Harry agarrando las cuerdas de un tablón de madera, —Te columpiaré, esto se llama columpio.

—De acuerdo.—se sentó en el columpio, —¿Ahora que hago?

—Sostente de estas cuerdas.—agarró las manos de Ginny y las hizo apretar las cuerdas, —Luego cuando empieces a moverte, estira las piernas cuando estés adelante, dóblalas cuando vayas para atrás.

—Okey...—apretó las cuerdas y Harry empezó a columpiarla, el aire se mezclaba con sus risas y su cabello danzaba con la brisa, —¡Esto si es divertido!

Luego de un rato paró y Harry se sentó en el columpio de al lado, empezaron a hablar de varias cosas.

—Hola fortachón.—dijo Harry viendo llegar a su primo y otros chicos, —¿Ya golpeaste a otro niñito?

—Este se lo merecía.—defendió el chico.

—Cinco contra uno, que valientes.—bromeó el azabache.

—¿Y esa chica?—dijo uno, haciendo que Harry y Ginny lo miren.

—Es bonita.

—Es preciosa.

—Esa chica es hermosa.

—Esta chica les hará ver a Voldemort.—se levantó furiosa del juego de niños y se dispuso a golpear a los chicos.

—Wow, wow, wow, wow, wow.—paró Harry agarrándola por la cintura desde atrás y jalándola un poco.

—¡James, suéltame!—se quejaba forcejeando y tirando patadas al aire, aunque deberían haber sido para los chicos.

Harry la atrajo a el y agarró su cara, los ojos de la castaña-rojiza reflejaban furia pura, cualquiera diría que tenían llamas, —Pelirroja no hagas algo de lo que te puedas arrepentir ¿De acuerdo, princesa?

—Odio que tengas razón.—bufó y se sentó de nuevo, al igual que Harry.

—Tiene carácter.—halagó Dudley sonriendo de lado y luego se volteó al azabache, —¿Y tú que dices? ¿Vas a llorar otra vez esta noche? ¿Y tu amiga tendrá que consolarte? Yo no le tengo miedo a una almohada, más miedo da tu amiga molesta.

Ginny levantó una ceja y ladeó la cabeza rápidamente, dándole la razón. Ella daba miedo molesta.

Dudley empezó a reír, —No, no mates a Cedric ¿Quién es Cedric? ¿Tu novio?—se seguía burlando, Ginny sentía su ser hervir.

—Cedric era mi mejor amigo, y pudo haber sido mi novio si no lo hubiese rechazado todo el tiempo.—murmuró entre dientes, pero lo suficientemente alto para que ellos la escuchen, iba a explotar de furia si ellos no se callaban.

—No...no lo hagas, pelirroja. Aguanta.—susurraba agarrando su mano, Harry sentía cómo la castaña-rojiza temblaba de enojo, la estaban provocando con un punto débil.

—Oh...bueno no importa, quiere matarme mami.—repetía lo que Harry siguiendo con su burla, —¿Perdiste a tu mami? ¿Dónde está tu mami, Potter? ¿No está?...¿Se murió? ¡Está muerta, Potter!

Harry y Ginny se levantaron, Harry se acercó a Dudley y apuntó su cuello con su varita, Ginny se quedó en su lugar apuntándolos con su varita, el primo de Harry dejó de reír y los miró con miedo, en cambio los amigos empezaron a reír más fuerte. No sabían el daño que les podían causar, para ellos eran simples pedazos de rama, pero Dudley si sabía lo que era, ahora tragaba grueso y dificultosamente.

El cielo se oscureció y empezó a hacer frío, mucho frío, los "amigos" de Dudley se empezaron a ir.

—Carajo...—susurró Ginny, empezando a botar aire helado.

—¿Qué hiciste, Potter?—dijo Dudley con miedo.

—¡Yo no hice nada!—se excusó Harry viendo a todos lados.

—¡Harry!—llamó la atención Ginny, acercándose a ambos chicos, —Dementores...

—Demonios...—fue lo único que pudo decir Harry.

—¿¡No pueden correr o hacer algo sin agarrarse las manos!?—preguntó el primo de Harry cuando corrían, buscando donde esconderse.

—¡Dudley, cállate!—gritaron ambos molestos.

—¡Sepárense!—indicó la castaña-rojiza soltando la mano de Harry.

—¿Qué?—Dudley estaba más pálido que el papel.

—¡Princesa, separarse nunca es bueno!—protestó el azabache.

—¡James, somos de Gryffindor! ¡Nuestra principal característica es la valentía!—recordaba Ginny alterada.

—¡Pues ahora no me siento muy valiente!—seguía Harry corriendo.

—¡Enfrentas dragones, al mago más malvado, a sirenas, grindylows, un asesino, un profesor que era maligno, un perro de tres cabezas! ¿¡Y le tienes miedo a los dementores o lo que sea que venga!?—ironizó la castaña-rojiza.

—¡Definitivamente prefiero todo eso!

—¡Bien! ¡Como quieran! ¡Si no se separan no soy responsable!—Ginny comenzó a correr por otro lado, dejándolos solos.

—¡Ginny!—gritaron ambos chicos con miedo, sin ella estaban perdidos a menos que Harry tenga la valentía de defenderse.

—Carajo...—susurró Ginny cuando vio a un dementor frente a ella, levantó su varita y lo apuntó, no sabía como hacer un patronus y tampoco podía hacer un hechizo sin ser expulsada de Hogwarts.

—¡Expecto patronum!—oyó pronunciar a una voz femenina, el dementor se fue y el lugar dejó de estar frío.

—¿Qué...?—dijo Ginny atónita cuando una señora de mayor edad la ayudó a levantarse, —¿Quién es usted?

—Arabella Figg, Dumbledore me mandó a cuidar a Harry y a ti, Ginny...luego de que vinieras a Privet Drive.—respondió caminando con su carretilla.

—¿Conoce a Dumbledore?

—Tenemos que ir a ayudar a tu novio.

—Harry...Harry no es mi novio, somos mejores amigos.—negó Ginny haciendo que Arabella la mirase confundida.

—¿Ah no lo son?—luego de que viera a la castaña-rojiza negar, frunció aún más el ceño antes de volver a caminar, —Pues lo parecen.

—Okey...—murmuró algo irónica, volviendo a caminar tras ella.

Llegaron a un pequeño callejón y vieron a Harry con Dudley tirado en el piso.

—¿Señora Figg?—preguntó Harry confuso.

—No vayas a guardar la varita, Harry, podrían regresar.—dijo la señora.

Luego de que Arabella le contestara las preguntas a Harry llegaron a la casa de los tíos del azabache.

—Harry es mejor que yo me vaya, no quiero causar más problemas.—comentó Ginny haciendo una pequeña mueca.

—No causas problemas, pero creo que es mejor que te vayas para no meterte en uno grande.—admitió Harry.

—¿Podría ayudarme?—se giró a la señora, —Con el hechizo accio, sería mi bolso

—Claro ¡Accio bolso de Ginny!—murmuró la señora Figg, el bolso de la chica salió volando a las manos de Arabella, —Aquí está ¿Tienes como irte?

—Gracias, y si.—ahora se volvió a Harry, —Adiós, James. Nos vemos.

—Adiós, pelirroja.—besó la mejilla de su amiga, no podía abrazarla porque tenía a Dudley encima de el, para que no cayera en el suelo.

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