-Pʀᴏғᴇᴄɪᴀ

Cuando llegaron al puente, vieron a Luna, Ron, Hermione y Neville corriendo en dirección contraria a Harry y Ginny, interceptándose mutuamente.

—¿Cómo escaparon?—preguntó la castaña-rojiza.

—Con pastillas de vómito.—habló Hermione sonriente, —No fue agradable.

—Les dije que tenía hambre y que quería mis dulces.—sonrió Ron entregándoles sus respectivas varitas a sus amigos, —Me dijeron que me callara y se los comieron ellos.

—Muy bien, Ron.—suspiró Hermione halagando.

—Si tú lo dices.—vaciló el pelirrojo mirando a la castaña.

—Impresionante.—su hermana codeó su hombro.

—Fue brillante.—halagó Neville, —¿Y cómo llegaremos a Londres?

Ginny arrugó el ceño, —¿Qué no estamos en Londres?

—No. Hogwarts está en Escocia, es el país más septentrional del Reino Unido, es una tierra de áreas naturales en montañas.—empezó Hermione explicando todo, —Como los Cairngorms y las Tierras Altas del Noroeste, intercaladas con valles glaciales y lagos. Sus ciudades principales son Edimburgo, la capital...

—Solo hice una pregunta, no le pedí una biblia a un gran libro de información, Her.—sonrió la mejor amiga haciendo que la castaña se sonroje.

—Oigan.—llamó Harry, —No es que no aprecie todo lo que ustedes han hecho, pero, ya los metí en suficientes problemas.—y comenzó a caminar.

—El ejército de Dumbledore fue para hacer algo bueno.—lo paró Neville, —¿O solo eran palabras?

—Tal vez no tienes que hacerlo tú solo, Harry.—apoyó Ron, eso pareció hacer pensar al azabache.

—¿Y cómo llegaremos a Londres?

Luna sonrió, —Volando, es obvio.

Y así todos se subieron en un Thestral, fue un poco difícil para Ron, Ginny, Hermione y Neville, quienes no veían a estas criaturas ya que no habían presenciado la muerte en persona. Pero se sabía que el Thestral en el que las mejores amigas volaban juntos.

—¿Si estás bien?—le preguntó Hermione.

—Si, es como montar una yegua, o un pegaso, o un unicornio, estoy tranquila.—suspiró, aunque se estaba muriendo de miedo por dentro, el no ver a la criatura la ponía nerviosa.

A Londres llegaron de noche, y al Ministerio también, corrieron por los pasillos para llegar al cuarto de su destino, cuando las puertas del ascensor se abrieron una voz sonó.

Departamento de misterios.—dijo.

Harry salió primero, luego Hermione, Ginny y Ron, detrás de ellos avanzaron Neville y Luna. La habitación tan esperada estaba hasta el fondo del pasillo.

—Aquí es.—suspiró Harry mirando la puerta, avanzaron con cuidado hasta llegar.

Al entrar, habían esferas de cristal en los estantes, y no había rastro de luz, tuvieron que usar el hechizo Lumus para poder ver. Escucharon un pequeño ruido y todos voltearon apuntando a la nada.

—Noventa y dos, noventa y tres.—Harry leía los números en los pasillos mientras los pasaba, y respiraba rápidamente, era el único que parecía estar corriendo —Noventa y cuatro, noventa y cinco, noventa y seis.—luego paró, apuntó con la luz de la varita el lugar dónde debía estar el próximo pasillo de esferas, se volteó a ver a sus amigos, —Debería esta aquí.

—Harry.—llamó Neville, —Esta tiene tu nombre.

El azabache se acercó a donde el pelinegro estaba, agarró la esfera con duda y se la acercó, tratando de verla.

El único con poder para derrotar al Señor tenebroso se acerca.—se oyó a la esfera decir, una voz de una mujer, —Y el Señor tenebroso lo reconocerá como su igual pero tendrá un poder que el Señor tenebroso no conoce.—todos se quedaron sin habla, los restantes del cuarteto se miraron entre sí, con una mueca de preocupación y confusión, —Pero ninguno de los dos vivirá si el otro sobrevive.

—Harry.—llamó Hermione, los demás ya habían visto a un mortífago a lo lejos.

El azabache llegó al frente del pequeño grupo de seis, quienes apuntaban con su luz de varita al mortífago no reconocido.

—¿Dónde está Sirius?—preguntó Harry.

—Potter.—pronunció, —Ya deberías aprender la diferencia entre los sueños, y la realidad.

—Era una trampa.—masculló Ginny para si misma, aunque todos la escucharon, —Lo sabía.

—Así es, Ginevra.—y con su varita desapareció su máscara, dejando ver a Lucius Malfoy, —Solo viste lo que el Señor tenebroso quería que vieras. Ahora dame la profecía.

—La romperé si se acerca.—medio amenazó el chico.

Una risa se oyó, —Él sabe como jugar.—Bellatrix se hizo presente, —El lindo, y pequeño, bebé Potter.

—Bellatrix Lestrange.—se dio cuenta el pelinegro.

—Neville Longbottom ¿Verdad?—preguntó ella, —¿Cómo están tus padres?

—Mejor ahora que los vengaré.—y la apuntó, pero Harry lo paró.

—Todos vamos a, calmarnos.—pidió Lucius poniendo sus manos al frente, tratando de hacerlo ver con confianza, —¿Quieren? Solo queremos esa profecía.

—¿Por qué Voldemort necesitaba que yo la tomara?—preguntó Harry.

—Se atreve a decir su nombre.—farfulló Bellatrix, —¡Sangre sucia maldita!

—Tranquila.—dijo Lucius sin quitar la vista de Harry, —Solo tiene curiosidad ¿Verdad? Las profecías solo pueden ser tomadas por las personas sobre las cuales han sido hechas.—los adolescentes se voltearon al ver que más mortífagos los habían rodeado, —Lo que es una suerte para ti ¿Nunca te has preguntado cuál es la razón de la conexión entre tú y el Señor tenebroso...?—empezó a acercarse con Bellatrix.

—Hola, pequeña pelirroja.—Bella se acercó a la chica, —Tanto tiempo, eras una niña.—trató de hablar con ella— Ahora toda una señorita, preciosa.—agarró un mechón de su cabello, —Aún puedes unírtenos y borrar la decisión de tus padres al no querer hacerlo.—susurró en su oído, —Siempre habrá un lugar para ti.

Ginny respiraba, ya no escuchaba a Lucius con sus preguntas, miró a Bellatrix, su cara estaba a centímetros de la suya, —Jamás, Bella.

—Oh, oh, veo una futura pareja aquí.—le volvió a susurrar, Harry había agarrado la mano suelta de la castaña-rojiza al sentirla tensarse, pero su mirada no se quitaba de Lucius, luego la mortífaga soltó una tétrica risa.

—¿No quieres saber el secreto, de tu cicatriz?—preguntó Malfoy, —Las respuestas están ahí, Potter. En tu mano...todo lo que debes hacer, es dármela, y conocerás la verdad.

Harry dudó sobando la mano de Ginny al pensar, y los demás se reincorporaron y se pusieron espalda con espalda, apuntando a los mortífagos.

—He esperado catorce años para esto.—dijo el azabache.

—Lo sé.—seguía Lucius tratando de convencer al chico.

—Esperaré un poco más ¡Ahora! ¡Desmaius!

—¡Desmaius!—gritaron los demás, eso les dio ventaja.

Corrieron por el lugar hasta que fueron interceptados por Lucius, quien le extendió la mano a Harry, queriendo que le de la profecía. Los adolescentes retrocedieron y avanzaron por otro pasillo, Neville y Luna se habían separado, al cuarteto lo paró dos mortífagos, Ron y Hermione tenían enfrente a uno, Harry y Ginny a otro.

—¡Desmaius!—gritó el azabache, el mortífago despareció y los cuatro corrieron.

—¡Desmaius!—gritaron Ron y Hermione por detrás, luego se separaron del duo.

Ginny volteó y vio a Harry con un mortífago, que lo perseguía como sombra, vio las esferas y sin formular palabra, hizo un hechizo que colapsara los estantes de profecías, por estar corriendo sin saber a donde iban, los dos chocaron con los otros cuatro jóvenes, quienes venían en duo cada uno.

Vieron a otro mortífago acercarse, la castaña-rojiza se abrió paso entre los demás para estar al frente, —¡Reducto!

Y eso funcionó, pero como consecuencia, los estantes de profecías empezaron a colapsar, todos ellos. A los amigos no les quedaba nada más que correr, y eso hicieron, luego de que Neville agarrara a Luna de la mano, ya que la rubia se había distraído mirando el colapso.

—¡Vuelvan a la puerta!—gritó Harry mientras todos corrían.

Cuando llegaron a la dichosa puerta, el azabache la abrió y luego todos pasaron corriendo, y cayeron muchos metros, pero Ginny y Hermione hicieron un hechizo que los dejó a pocos centímetros del suelo, y luego los dejó caer.

—Departamento de misterios.—dijo Ron levantándose como los demás, —Le queda bien el nombre ¿Verdad?

Harry avanzó hacia el velo de la muerte, que relucía en el mediano salón, —Esas voces ¿Comprenden lo que dicen?

—Yo no escucho voces, Harry.—intervino Ginny avanzando.

—Ni yo.—apuntó Hermione, —Vámonos de aquí.

Pero ninguno detuvo el paso hacia el velo, en cambio, Luna fue quien habló, —Yo también las escucho.

—Harry, solo es un marco antiguo.—seguía Hermione, —Por favor, Harry.

—¡Detrás de mi!—fue lo que gritó, todos lo hicieron así y apuntaron a los mortífagos que veían llegar en el aire.

Con el humo negro en el que se transportaban, agarraron a los adolescentes mientras les quitaban sus varitas y se los llevaron a otros lados. Pronto solo quedó Harry en el mismo lugar, los demás forcejeaban el agarre que recibían al ser apuntados.

—¿En realidad creíste que...?—llegó Lucius avanzando hacia Harry, —¿De verdad eres tan ingenuo para creer...que unos niños lograrían, detenernos?—le estiró la mano, —Esto es, simple, querido Potter...dame la profecía, ahora. O verás a tus amigos, morir.

—¡No se la des, Harry!—pidió Neville.

El chico dudó, pero al final puso la profecía en manos de Malfoy, quien la levantó triunfante y la admiró. Pero luego una luz blanca apareció por detrás.

—Aléjate de mi ahijado.—era Sirius, y le metió un puñetazo a Lucius.

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