-Eʟ ᴄᴜᴀʀᴛᴇʟ
—¡Ginny, mi niña! Me tenías preocupada.—abrazó Molly a su hija cuando esta llegó al número doce de Grimmauld Place, en el ahora, cuartel de la orden del fénix.
—Hola mamá.—saludó separándose, —No te preocupes, Harry se llevó la peor parte.
—Te están esperando, Ron y Hermione.—indicó su madre.
—De acuerdo...
—Ginevra Weasley.—saludó una voz conocida.
—Sirius, te dije que no me digas así.—sonrió rodando los ojos divertida, luego lo abrazó.
—Eres igual a tu madre, también se molestaba si decía su nombre completo y no su apodo.—se separó de la pequeña, —Aunque el cabello lo sacaste combinado.
—Lo sé, un gusto verte pero...tengo que irme.
—Ginny.—saludó ahora el antiguo profesor.
—Remus.—abrazó al que le dio unos cuantos problemas en su tercer año, —¿Qué tal, lobito?
—Creí haberte dicho que no me dijeras así.—medio regañó a la chica.
—Tal vez lo mencionaste...—vaciló un poco.
—Pues no lo olvides.
—¿Alguien más me va a saludar antes de que me retengan otra vez al querer subir?—preguntó al aire, al no obtener respuesta suspiró aliviada, —Bien...y ni siquiera intenten querer asustarme, Tweedledum y Tweedledee
Se giró por atrás y vio a sus hermanos.
—Oh vamos...—empezó a quejarse Fred.
—No es justo que sepas cuando estamos cerca...—frunció George el ceño.
—Si ajá.—se volteó a Arthur, —Hola papá.—besó su mejilla y de reojo, en el comedor vio una capa negra inútil de ignorar, —Y hola, quejicus.
Snape la fulminó con la mirada al girarse hacia Ginny, —Señorita Weasley...—quiso regañar.
—Aún no estamos en el colegio...quejicus.
—Es estupenda.—rió Sirius.
—Bueno ahora si me voy.—informó, subió las escaleras y vio al elfo doméstico de la casa Black, —Hola, Kreacher.
—Señorita Croppor.—saludó haciendo una pequeña reverencia, —Es un gusto volver a verla.
Ginny rodó los ojos, cansada, —Te enteraste que mi apellido cambió.—recordó hacia la criatura.
El elfo hizo una mueca antes de hablar, —Kreacher lo sabe, señorita, pero usted siempre fue amable con Kreacher...así que Kreacher quiere pensar que aún es una sangre pura y no una traidora a la sangre.
—Okey, Kreacher, me mareas al hablar de ti en tercera persona. Y eso de la sangre pura y demás, es una tontería. Pero igual, supongo que gracias. Tengo que irme, adiós.
Al abrir la puerta de donde se estaba quedando Ron vio a Hermione y su hermano, nerviosos por la llegada de la castaña-rojiza.
—¡Ginn!
—¡Pelirroja!
Ambos fueron a abrazarla con fuerzo, como si la vieran después de años.
—Si, okey, me extrañaron, se preocuparon, lo entiendo, en verdad, pero necesito el aire para vivir.—se quejó moviendo un poco sus manos, Ron y Hermione se separaron y Ginny pudo respirar, —Uy, que alivio. Y si, les contaré que pasó, solo déjenme instalarme en el cuarto que comparto con Her y vengo de nuevo.
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—¡Harry!—Ginny se tiró a los brazos de azabache cuando la puerta se abrió y por ella entró Harry, el le devolvió el abrazo después se unos segundos, lo había asustado, —¿Estás bien?
—Nos enteramos del ataque de los dementores.—dijo Hermione rápidamente, —Debes contarnos todo a tu versión.
—Déjenlo que respire, chicas.—regañó Ron.
—Ya lo investigamos.—Ginny hizo caso omiso a su hermano, se apoyó en el hombro de Harry y volvió a hablar, —Y de lo de la audiencia en el Ministerio.
—Si, no pueden expulsarte, es totalmente injusto.—apoyó Hermione.
—Si...en estos días es muy común.—Harry paseó por el cuarto y dejó sus cosas en la cama, —¿Qué es este lugar?
—Es el cuartel.—empezó Ron.
—El nuevo cuartel.—corrigió Hermione.
—De la orden del fénix.—concluyó Ginny, viendo el lugar, —Es una sociedad secreta, Dumbledore la fundó la primera vez que pelearon contra quien-tu-sabes.
—¿Y no pudieron habérmelo contado en una carta? ¿O no me lo pudiste decir, pelirroja? Estuve todo el verano sin respuestas, solo supe un poco de la vida de Ginny.—se quejó el azabache.
—Hubiéramos querido.—el pelirrojo se encogió de hombros, —De verdad que si, es que...
—¿Es que, qué?
—Es que Dumbledore nos hizo jurar que no te diríamos nada.—dijeron Ginny y Hermione rápidamente.
—¿Dumbledore dijo eso?—la cara de Harry era neutra, —Pero ¿Por qué no contarme? Pudiese haberlos ayudado. Porque yo fui el que vio regresar a Voldemort, el que peleó con el, yo lo vi, sin ofender, princesa. Yo fui quien lo vio asesinar a Cedric Diggory.
—¡Harry!—se aparecieron los gemelos haciendo asustar al aludido, —Creímos escuchar tu dulce voz.
—No te contengas, hermano. Exprésate.—siguió George sentándose al lado de Fred.
—¿Qué? ¿Ya dejaste de quejarte?—se burló Fred.
—¿Quieres escuchar algo que es más interesante?
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Ahora los seis se encontraban en las escaleras, escuchando la conversación de los adultos con la oreja extensible de Fred y George.
—Si no fuera por Harry no sabríamos que Voldemort regresó.—escucharon la voz de Sirius, —El ya no es un niño, Molly.
—Pero aún no es un adulto, Sirius.—contraatacaba la voz de la madre de los Weasley, —El no es James.
—Tu hija le dice James.—seguía Sirius, Ginny frunció el ceño.
—¿A mi por qué me meten?—murmuró.
—Es un apodo de cierto modo, es el segundo nombre de Harry.—defendía la madre.
—No es tu hijo.
—Es como si lo fuera ¿A quién más tiene?
—Me tiene a mi.
—Qué paternal que eres, Black. Tal vez Potter crezca y se convierta en un criminal como su padre.—esa era la voz de Snape.
—No te metas en esto, quejicus.—cortó Sirius.
—¿Snape es parte de la orden?—preguntó Harry.
—Idiota...—contestó Ron.
Dos maullidos fueron los que se escucharon después, todos vieron abajo y los gatos de Ginny y Hermione agarraron la oreja y querían descolgarla.
—Brookshanks/Crookshanks—regañaban las dueñas de los gatos, mientras los gemelos se quejaban, —Suéltenla, ya déjenla...
Al final esos gatos agarraron la oreja y se la llevaron, —Ginny, Hermione. Detesto a sus gatos.—dijo Ron por milésima vez.
—Eso no se hace Brookshanks/Crookshanks.—terminaron ambas Gryffindor.
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Ya los habían llamado para comer, Ginny bajaba las escaleras tras Hermione.
—Bueno, cenaremos en la cocina.—informó la señora Weasley y luego pegó un grito, Fred y George aparecieron detrás suyo, —¡El hecho de que ya puedan hacer magia, no significa que puedan sacar sus varitas en cualquier momento!
—Hola, señora Weasley.—saludó Hermione entrando a la cocina junto a Ron.
—¿Quieres cenar, Harry?—preguntó Molly girándose al azabache, Ginny estaba expectante a cada movimiento.
—¿Seguro que estás bien, Harry? Nos preocupas.—añadió Arthur.
—Harry Potter...—pronunció el padrino de Harry, abriendo sus brazos.
El azabache sonrió antes de ir con el y abrazarlo, —Sirius...
Ginny prefirió dejarlos y entró a la cocina, se sentó al lado de la metamorfomaga y ella empezó a adoptar la forma su apariencia física a la de animales, un pico de pato y un hocico de cerdito es lo que hizo la chica.
—Tonks, ya... —reía la castaña-rojiza, la de cabello violeta y ella eran buenas amigas.
—No hasta que te rías demasiado.—sonrió Tonks y luego paró.
—No lo entiendo ¿Qué tiene el ministerio de magia en mi contra?—escucharon a Harry, todos se quedaron callados.
—Que lo vea, de todos modos lo sabrá.—Moody rompió el silencio incómodo.
Harry se volteó hacia los demás y todos empezaron a hacer otra cosa, como si no hubiesen estado atentos a la conversación, al azabache le pasaron un periódico, el del Profeta.
—¿El joven que mintió?—leyó el azabache.
—También han atacado a Dumbledore.—añadió Sirius.
—Fudge: todo en orden.—siguió Harry, leyendo todo lo que había.
—Fudge está usando todo su poder y su influencia en el Profeta. Para desacreditar a cualquiera que diga que el señor tenebroso regresó.—Sirius seguía explicando mientras todos los veían, pero Ginny jugaba con su comida.
—Pero ¿Por qué?
—El Ministro piensa que Dumbledore quiere su puesto.—intervino Remus, contestando.
—Pero no es cierto, nadie que tenga un poco de sentido común creería eso.—se quejó Harry.
—Ese es el punto.—apuntó el hombre lobo, —Fudge no tiene sentido común, el miedo lo tiene paralizado. El miedo hace que la gente haga cosas terribles, Harry, la última vez que Voldemort tomó el poder casi destruyó todo lo que más valoramos. Ahora que regresó, supongo que el Ministro va a hacer cualquier cosa para evitar enfrentarse a...la horrible verdad.
—Creemos que Voldemort quiere volver a reconstruir su ejército.—retomó la palabra Sirius, —Hace catorce años tenía a muchos bajo sus órdenes, no solo a magos y brujas, si no toda clase de criaturas, ha estado reclutando últimamente y nosotros tratamos de hacer lo mismo. Pero armar su ejército no es lo único que le importa...—Moody carraspeó, queriendo que Sirius diga algo más, algo que no había dicho, —...creemos que Voldemort busca algo más
—Sirius...—regañó Ojo loco.
—Algo que le faltó la última vez...
—Algo como, ¿Cómo un arma?—las palabras de Sirius lograban hacer que la mente de Harry trabajase...algo muy raro.
—No, ya basta.—Molly interrumpió y le quitó el periódico a Harry, mirando a Sirius, —Es solo un muchacho, si le dices algo más, más vale que lo unas a la orden de una vez.
—¡Si! Quiero unirme, si Voldemort tiene un ejército, pelearé.—apoyó el azabache.
Sirius levantó las manos y se recargó en la silla, luego le guiñó un ojo a Harry.
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—¡Her, apúrate!—apresuraba Ginny subiendo las escaleras.
—Me duele el estómago.—se quejó su mejor amiga por milésima vez.
—Te dije que no comieras tantos postres si no tienes el estómago tan fuerte como el mío que puedo comer lo que quiera sin que me duela.—regañó.
—Ya lo sé...
—Ginny.—llamó Sirius, —Ven por favor.
—Ve...le pediré a Tonks ayuda.—declaró Hermione.
—De acuerdo.—sonrió y siguió a Sirius, —¿Qué sucede?
—¿Desde cuando pasa eso?—preguntó sin más, confundiendo a Ginny.
—¿Qué? ¿Qué cosa?
—Lo de tú y Harry, obviamente.
—Espera, me has trabado.—paró.
—Tú y Harry, su relación ¿Desde cuando es?
—Am, ¿Desde segundo año?—contestó confundida.
—¿A los doce? Wow, la pareja más joven que conozco.
—Espera ¿Pareja? ¿Qué es lo que me estás preguntando?
—¿No me contestaste desde cuando Harry y tú son novios?—ahora era Sirius quien estaba confundido.
—¿Qué? ¡No! Pensé que me preguntabas desde cuando éramos mejores amigos.
—No, son novios ¿Verdad?
—No, somos mejores amigos ¡Merlín! ¿Por qué todos piensan que estamos en una relación amorosa?—se sentó en el sillón tocando su sien.
—¿Tal vez porque actúan como una pareja?—sugirió y Ginny le dio una mala mirada, —Piénsalo, esas miradas que se echan cada vez que el otro no se da cuenta, las que se echan juntos, sus acciones, sus palabras el uno al otro, algo bastante inseparables, cualquiera diría que son pareja.
—No, eso jamás podría pasar.
—Te gusta ¿No?
—¿Por qué la vida es tan difícil? ¿Por qué es tan cruel?
—Es la vida, simple respuesta...ahora, volviendo al tema, te gusta Harry, y yo te voy a ayudar.
—¿Qué?
—Haré que te note como algo más que una mejor amiga, no creo que sea muy necesario por como te trata pero eres tan terca que tengo que ayudarte.—decidió y se levantó, —Buenas noches, Ginny.
Y se fue dejando a la castaña-rojiza con la palabra en la boca.
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—¿Ya sabes que cara pondrás?—preguntó Hermione con su carrito al lado derecho de Ginny.
—Si, la de "me miras y te mato, idiota."—jugó un poco apoyada en su respectivo carrito, ambas iban algo atrás así que no las podrían escuchar.
—Bueno, estoy segura de que si pones esa cara, nadie te va a molestar ni un poco, das miedo así, Ginn—recordó cuando vio a su amiga molestarse una vez demasiado con un chico, fue aterrador.
—Lo sé, es por eso que la pongo en algunas ocasiones.—sonrió y luego vio a un perro negro, grande y luego ladró, —Canuto...
El perro siguió avanzando luego de mover la cola, Ginny vio a Moody regañándolo porque ponía en peligro la operación.
—¿Sirius? Ese hombre está loco.—murmuró Hermione entre dientes.
—Muy loco.—apoyó Ginny riendo, —Voy a despedirme.
—¡Y dile que se deje de tonterías!—pidió Hermione gritando.
—¡Lo haré!—aseguró la castaña-rojiza para seguir corriendo.
Ginny quiso entrar a la puerta por la que Sirius había pasado con Harry, cuando la abrió iba a entrar disparada pero chocó contra el pecho de Harry, haciendo que ambos vayan para atrás por el repentino golpe.
—Lo siento.—dijeron a la par, rieron y luego quisieron irse cada uno por un lado, pero siempre iban por el mismo.
Hasta que Ginny agarró los hombros de Harry y lo movió para la derecha, así ambos ya podían irse.
—Te veo en el tren.—volvieron a decir al unísono y rieron de nuevo.
—Nos vemos.—se despidió Harry.
Ginny sonrió y luego se volteó, vio a Sirius con una ceja alzada y una sonrisa de burla.
—Tú, estupido perro, borra esa sonrisita.—amenazó y se fue a sentar, —Que bueno que estás aquí.—sonrió falsamente.
—Esos cambios de humor apropósitos algún día me darán jaqueca, Gine...Ginny.—cambió de parecer cuando la chica lo fulminó con la mirada, —Y, Harry y tú son tan tiernos que me frustra ver como se lanzan indirectas tan obvias a sus maneras que solo ustedes no se dan cuenta.
—¿Ah?
—Ay, el amor adolescente, tenía muchos a tu edad.—empezó.
Ginny abrió los ojos y se tapó los oídos, —No, no por favor, no quiero oír eso, menos si me dices como te le insinuabas a mi mamá.
—Si, bueno, pero a ella siempre le gustó tu padre, y me di cuenta poco después de que soy un alma libre, tu madre era idéntica a Lily de cierto modo, la madre de Harry, ellas siempre estuvieron enamoradas de James y Marcus ¿A cuántos chicos tienes tras de ti? Siendo la hija de Freya debes tener a muchos.
—¿Más de medio Hogwarts cuenta?—preguntó recordando lo que le decían, vacilando un poco y jugando con sus manos.
—Tenías que ser su hija.—suspiró, —Harry no la tendrá fácil...
—¿Podríamos dejar de hablar de Harry?
—Si bueno, tengo que irme y tú también.—ayudó a Ginny a levantarse, —Y aún te voy a ayudar.
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—¿Estás bien?—preguntó Ginny sentándose al lado de Harry, el tenía la cabeza recostada en la ventana.
—Si, no te preocupes.—sonrió un poco, Ginny alzó una ceja, —De verdad...¿Puedo?
La castaña-rojiza asintió y dejó que la cabeza de Harry descanse en su hombro, colocó su mejilla sobre la cabeza de su mejor amigo.
—¿Podrían no hacer eso frente a mi?—intervino Ron, haciendo que ambos lo miren.
—¿Podrías hacer silencio y no juzgar mis acciones un segundo, Ronnie?—contraatacó Ginny sacando una risa en Harry y Hermione.
—No se rían, no es gracioso.—se defendía el pelirrojo de brazos cruzados.
—Lo que digas, Ron.—dijo Harry divertido.
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