-Esᴘɪᴏɴᴀᴊᴇ ᴇ́ʟғɪᴄᴏ

—¡Harry!

—¡Hola, Luna!—contestó el azabache.

—He ido a verte a la enfermería.—dijo Luna mientras rebuscaba en su mochila, —Pero me han dicho que ya habías salido...—le fue pasando una serie de extraños objetos a Ron: una especie de cebolla verde, un gran sapo con manchas y una buena cantidad de una cosa que parecía arena higiénica para gatos; por último sacó un rollo de pergamino bastante sucio y se lo tendió a Harry, —Me han pedido que te dé esto.

Era un rollo pequeño que Harry reconoció enseguida: otra invitación para una clase particular con Dumbledore.

—Será esta noche.—informó a sus amigos cuando lo hubo leído.

—¡Te felicito por tu comentario del partido!—le dijo Ron a Luna mientras ella recuperaba la cebolla verde, el sapo y la arena higiénica. Luna esbozó una vaga sonrisa.

—Te burlas de mí ¿Verdad? Todos dicen que lo hice muy mal.

—¡No, lo digo en serio! ¡No recuerdo haberlo pasado tan bien con ningún otro comentarista! ¿Qué es eso, por cierto?—añadió, cogiendo aquella especie de cebolla. Se la acercó a los ojos.

—Es un gurdirraíz.—contestó Luna, y se guardó la arena higiénica y el sapo en la mochila, —Quédatelo si quieres, tengo algunos más. Son excelentes para protegerse contra los plimpys tragones.

Y se marchó. Ron sonrió de oreja a oreja con el gurdirraíz en la mano, —¿Saben qué les digo? Que Luna empieza a gustarme.—dijo mientras los tres echaban a andar hacia el Gran Comedor, —Ya sé que está loca, pero la suya es una locura...—pero no terminó la frase.

—Ginn ¿Me parece o esa corbata te queda muy grande?—preguntó Hermione frunciendo el ceño, mientras miraba la corbata de la chica. Haciendo que Harry y Ron la mirasen también.

—¿Qué?—la castaña-rojiza se miró la corbata, y se quedó paralizada mirando a su lado derecho, Harry también se había mirado la suya.

Esas no eran sus corbatas.

Por el apresuro de hacer que McGonagall se vaya de la enfermería, agarró la primera corbata que había visto, sin darse cuenta que era la de Harry.

Ambos se miraron, se quitaron las corbatas y se devolvieron las suyas. Ron y Hermione enarcaron una ceja viendo como los otros dos se arreglaban.

—¿Por qué tenías la corbata de Harry?—preguntó Ron aún cruzado de brazos sobre la mesa.

—Solo agarré la primera que encontré para distraer a McGonagall.—se excusó ajustándose la prenda, luego de unos minutos, empezó a caer algo, —Oye, me encanta la nieve pero no en mis cosas, ya basta, Ron. La cagaste con Lavender, lo sabemos, punto.

—Cuéntenme otra vez cómo terminé con Lavander.—pidió el pelirrojo mirando a las chicas.

Harry, Ginny y Hermione compartieron una mirada antes de que la castaña hablara, —Em, bueno...e-ella fue a verte al hospital...—miró a sus amigos, pidiéndoles ayuda, —...hablaron...no creo que, fuera una conversación particularmente larga.

—No me malentiendas.—susurró acercándose al centro, —Estoy feliz de que se acabara, pero se ve muy enfadada.

Ron y Hermione, miraron hacia atrás lentamente, Harry y Ginny voltearon la cabeza y miraron a la rubia, que apretaba con furia un tenedor.

—Pues si, no está dando saltitos de felicidad.—vio la castaña-rojiza.

—¿Dices que no recuerdas, nada...de, esa noche?—se interesó Hermione, —¿Nada, de nada?

—Am, recuerdo un poco.—admitió Ron, —Recuerdo haber dicho el nombre de Ginny y...—hizo un gesto de pensar, pareció encontrar algo en su mente, —Pero, no, no es posible. Creo que todo es muy confuso.

Hermione, soltó varios suspiros nerviosos y volvió a su libro, —Sí, confuso.

—En serio, Harry, ese estúpido príncipe no te ayudará en esta misión.—insistió Hermione, —Sólo hay una manera de obligar a alguien a hacer lo que uno quiera: la maldición imperius, pero es ilegal...

—Sí, ya lo sé, gracias.—dijo Harry sin desviar la mirada del libro, —Por eso busco algo diferente. Dumbledore me advirtió que el Veritaserum no serviría, pero quizá encuentre otra cosa: alguna poción o algún hechizo...

—No estás enfocando bien este asunto.—se obstinó Ginny dejando de comer regaliz, —Dumbledore afirma que eres el único que puede sonsacarle ese recuerdo. Eso da a entender que tú puedes convencerlo con algo que no está al alcance de nadie más. No se trata de hacerle beber una poción; eso podría hacerlo cualquiera...

—¿«Velijerante» va con uve?—dijo Ron, sacudiendo la pluma entre los dedos y sin desviar la vista de su hoja de pergamino, —Creía que iba con be.

—Va con be y ge.—corrigió Hermione echando un vistazo a la redacción, —Y «augurio» se escribe sin hache ¿Qué pluma estás utilizando?

—Una de las de Fred y George con corrector ortográfico incorporado. Pero me parece que el encantamiento está perdiendo su efecto.

—Ya lo creo.—se burló Ginny, y le señaló el título de la redacción, —Porque nos preguntaban cómo nos enfrentaríamos a un dementor, no a un dugbog, y que yo sepa tampoco te llamas Roonil Wazlib, a menos que te hayas cambiado el nombre y no me hayas dicho nada.

—¡Ostras, no!—exclamó Ron contemplando horrorizado la hoja, —¡No me digan que tengo que volver a escribirlo todo!

—No te preocupes, se puede arreglar.—dijo la castaña; cogió la redacción y sacó su varita mágica.

—Te adoro, Hermione.—murmuró él, y se recostó en la butaca frotándose los ojos, cansado.

Ella se ruborizó ligeramente, pero se limitó a decir luego de unos veinte minutos, —Aquí tienes.

—Muchas gracias ¿Me prestas tu pluma para escribir las conclusiones?

Lo único que se oía era el chisporroteo del fuego y el rasgueo de Ron, que acababa su trabajo sobre los dementores con la pluma de Hermione. Se habían quedado solos en la Sala Común. ¡Crac!

Hermione soltó un gritito, Ginny se llevó la mano al corazón cerrando los ojos, Ron manchó de tinta la redacción y Harry exclamó:

—¡Kreacher!

El elfo doméstico hizo una exagerada reverencia y, con la nariz casi pegada a los deformados dedos de sus pies, dijo:

—El amo quería informes regulares sobre las actividades del pequeño Malfoy, y Kreacher ha venido a...

¡Crac! Dobby, con un cubretetera torcido a modo de gorro, se apareció al lado de Kreacher.

—¡Dobby también ha colaborado, Harry Potter!—exclamó, y le lanzó a Kreacher una mirada furibunda, —¡Y Kreacher debería avisar a Dobby cuándo piensa ir a ver a Harry Potter para que así puedan presentar sus informes juntos!

—¿Qué significa esto?—preguntó Ginny, aún sorprendida por sus repentinas apariciones, —¿Qué pasa, Harry?

—Oh, ama Croppor, Kreacher se alegra mucho de verla.—el elfo hizo una reverencia con ganas, —Espera que su regalo de navidad le haya gustado.

—Sí, Kreacher, me gustó. Gracias.—sonrió un poco y se volteó a Harry alzando una ceja.

El azabache vaciló porque no le había contado que los dos elfos debían seguir a Malfoy por orden suya; la castaña-rojiza y la castaña eran muy susceptibles en todo lo relativo a los elfos domésticos.

—Es que...les pedí que siguieran a Malfoy.—reconoció al fin.

—Noche y día.—precisó Kreacher con un gruñido.

—¡Dobby lleva una semana sin pegar ojo, Harry Potter!—declaró Dobby con orgullo, y se tambaleó un poco. Ginny y Hermione se alarmaron.

—¿No has dormido nada en todo ese tiempo, Dobby?—se preocupó la castaña, —Pero Harry, supongo que nole has ordenado que...

—No, claro que no.—se apresuró a aclarar el muchacho, —Dobby, puedes dormir ¿De acuerdo? A ver ¿Han averiguado algo?—preguntó antes de queHermione volviera a intervenir.

—El amo Malfoy hace gala de la nobleza que corresponde a su sangre limpia.—dijo Kreacher con voz ronca, —Sus facciones recuerdan la elegante fisonomía de mi ama y sus modales son los mismos que...

—¡Draco Malfoy es un niño malo!—chilló Dobby, —¡Es un niño malo que...que...!—un escalofrío lo sacudió desde la borla del cubretetera hasta la punta de los calcetines, y de pronto echó a correr hacia la chimenea como si fuera a arrojarse al fuego. Harry, a quien no sorprendió ese arranque, lo alcanzó enseguida y lo sujetó confuerza por la cintura. El elfo forcejeó unos segundos y luego dejó de oponer resistencia, —Gracias, Harry Potter.—jadeó, — A Dobby todavía le cuesta hablar mal de susantiguos amos...

Harry lo soltó. Entonces Dobby se colocó bien el cubretetera y le dijo a Kreacher con tono desafiante:

—¡Pero Kreacher debería saber que Draco Malfoy no se porta bien con los elfos domésticos!

—Sí, no nos interesa que nos cuentes lo encantado que estás con Malfoy.—terció harry, —Ve al grano y explícanos qué ha estado tramando.

Kreacher, rabioso, volvió a hacer una reverencia y dijo, —El amo Malfoy come en el Gran Comedor, duerme en un dormitorio de las mazmorras, asiste a clase en diversas...

—Dobby, dímelo tú.—se impacientó Harry, admitiendo que Kreacher era un caso perdido, —¿Ha ido a algún sitio al que no debía ir?

—Harry Potter, señor.—chilló Dobby, y en sus enormes y esféricos ojos se reflejó el resplandor del fuego, —El chico Malfoy no está violando ninguna norma, al menos que Dobby sepa, pero sigue interesado en evitar que lo detecten. Ha realizado visitas regulares al séptimo piso con varios estudiantes que montan guardia mientras él entra en...

—¡En la Sala de los Menesteres!—comprendió Harry de pronto, y se dio en la frente con Elaboración de pociones avanzadas. Ron, Ginny y Hermione se quedaron mirándolo, —¡Ahí es donde se esconde! ¡Ahí es donde hace, lo que sea que hace! Y por eso desaparece del mapa. ¡Ahora que lo pienso, en el mapa nunca he visto la Sala de los Menesteres!

—A lo mejor los merodeadores no sabían de su existencia.—sugirió Ron.

—Supongo que esa particularidad forma parte de la magia de la sala.—observó Hermione.

—Si necesitas que no pueda detectarse, no se detecta.—terminó Ginny.

—Dobby ¿Has conseguido colarte y ver qué hace Malfoy?

—No, Harry Potter, eso es imposible.

—No, no es imposible. El año pasado, Malfoy se coló en nuestro cuartel general; por lo tanto, yo también he de poder colarme y espiarlo.

—Dudo que lo logres.—discrepó Ginny mientras cavilaba sobre el asunto, —Draco sabía exactamente cómo estábamos utilizando la sala porque esa idiota de Marietta se chivó. Él necesitaba que la sala se convirtiera en el cuartel general del ED y en eso se convirtió. Pero tú no sabes en qué se transforma cuando Malfoy entra en ella, de modo que tampoco sabes en qué pedirle que se transforme.

—Eso ya lo solucionaremos.—dijo Harry quitándole importancia, —Buen trabajo, Dobby.

—Kreacher también ha hecho un buen trabajo. —comentó Hermione con dulzura; pero, en lugar de mostrarse agradecido, el elfo dejó de mirarla con sus grandes y enrojecidos ojos y, con voz ronca, dijo observando el techo:

—La sangre sucia le está diciendo algo a Kreacher; Kreacher fingirá que no la oye...

—¡Basta!—le espetó Harry, y Kreacher hizo una última reverencia y se desapareció, —Tú también, Dobby. Vete y duerme un poco.

—¡Gracias, Harry Potter, señor!—chilló Dobby alegremente, y también se esfumó. Harry se volvió hacia sus amigos.

—Kreacher es un poco...—empezó Ginny mirando a Hermione, rascándose la ceja, —... difícil.

La castaña la miró con una ceja alzada, ella sabía que no le caía bien al elfo.

—¿Qué les parece?—les dijo Harry exultante, —¡Ya sabemos adónde va Malfoy! ¡Ahora lo tenemos acorralado!

—Sí, es genial.—masculló Ron con desánimo mientras intentaba secar el borrón de tinta en que se había convertido su redacción casi terminada.

Hermione la cogió una vez más y empezó a limpiar la tinta empleando su varita. Mientras lo hacía, preguntó:

—Pero ¿Qué significa que sube allí con «varios estudiantes más»? ¿Cuánta gente hay implicada? No creo que confíe en muchos lo suficiente para revelarles lo que está urdiendo...

—Sí, a mí también me extraña.—concedió Harry frunciendo el entrecejo, —A Crabbe le dijo que lo que él, Malfoy, hacía no era asunto de su incumbencia...Entonces ¿Qué les dice a todos esos...todos esos...?—su voz se fue apagando y se quedó contemplando el fuego sin verlo, —¡Tate! ¡Pero qué idiota soy!—exclamó depronto en voz baja, —¡Está más claro que el agua! Abajo, en la mazmorra, había una gran cuba llena...Pudo robar un poco durante aquella clase...

—¿Robar qué?—preguntó Ron.

—Poción multijugos. Robó un poco de la que Slughorn nos mostró en la primera clase de Pociones. Y no hay varios estudiantes montando guardia para Malfoy, solo son Crabbe y Goyle, como siempre... ¡Todo encaja!—se levantó de un brinco y empezó a pasearse por delante de la chimenea, —Ambos son lo bastante estupidos para hacer lo que Malfoy les ordene aunque no les revele sus planes. Pero como no quiere que los vean merodeando cerca de la Sala de los Menesteres les hace tomar poción multijugos, para que adopten la apariencia de otras personas...aquellas dos niñas que lo acompañaban cuando se saltó el partido de...¡Ja! ¡Eran Crabbe y Goyle!

—¿Quieres decir...—preguntó Ginny bajando la voz, creyendo que su mejor amigo estaba loco, — que aquella niña cuya balanza reparé...?

—¡Pues claro!—afirmó Harry arqueando las cejas, —¡Claro que sí! Malfoy debía de estar en la sala en ese momento, y ella...pero ¿Qué digo? ¡Él dejó caer la balanza para avisar a Malfoy que no saliese porque había alguien en el pasillo! ¡Y lo mismo pasó con aquella niña que dejó caer los huevos de sapo! ¡Hemos pasado de largo varias veces sin darnos cuenta!

—¿Así que consigue que Crabbe y Goyle se transformen en chicas?—dijo Ron ysoltó una carcajada, —¡Jo! No me extraña que últimamente estén un poco amargados...me sorprende que no lo manden a...

—A mí no me sorprende. No se atreven porque Malfoy les ha enseñado la Marca tenebrosa—dedujo Harry.

—Hum...la Marca Tenebrosa que no sabemos si existe.—terció Hermione con escepticismo mientras enrollaba la redacción de Ron, ya seca, y se la devolvía antesde que sufriera más daños.

Le dio una mirada rápida a Ginny recordando que ella había accedido a dejar que Harry se enterase por su propia cuenta.

—Ya lo comprobaremos.—sentenció Harry.

—Sí, ya lo comprobaremos.—repitió Hermione al tiempo que se levantaba y se desperezaba, —Pero te advierto, Harry, para que no te emociones mucho, que no creo que puedas entrar en la Sala de los Menesteres antes de saber con seguridad qué hay dentro .

—Y tampoco olvides.—añadió Ginny mientras se colgaba la mochila de un hombro y lo miraba muy seria, —Que debes concentrarte en sonsacarle ese recuerdo a Slughorn. Buenas noches.

──── ❁ ────

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top