CAPÍTULO 7 - Los nuevos ministros


En el árbol del polvillo Clarión se despertaba luego de la misma escena que el otro día. Ella movió la cabeza confundida mientras se tapaba con la sabana

–Al fin te despiertas- sonríe el señor del invierno que estaba mirando unos papeles en el escritorio. Ella miro a las paredes, estaba todo ordenado, lo que paso ayer había dejado toda la habitación hecha un desastre ¡parecía que había pasado un huracán como mínimo! Sus mejillas se cubrieron de rojo al analizar la situación de que él seguía aquí. La sabana la cubría en su totalidad mientras su pelo lacio estaba sobre sus hombros... ella desvió la mirada sonrojada tratando de mirar otra cosa ¡no podía creer como él podía actuar como que simplemente nada paso! Un momento ¿¡porque los rayos seguían en la habitación?!

–No... ¿no deberías irte?- murmuro mientras fruncía levemente el ceño

–Tengo tiempo- dijo serenamente, ella negó con la cabeza. Sabía muy bien que hacía esto para molestarla, pero simplemente quería que saliera de la habitación

–Sal- dijo ordenando y no pidiendo

-¿por?- pregunto dando una media sonrisa pero aun mirando sus papeles

-¿tu ordenaste todo aquí?- murmuro mientras desviaba el tema, con él era imposible mantener esa actitud tan firme ¡siempre sabía cómo contraatacar!

–Si... estaba todo un poco caótico- dijo mientras se encogía de hombros y un leve sonrojo se esparcía por sus mejillas

-¿puedes salir?- murmuro, Milori negó levemente con la cabeza

-¿por?- dijo desinteresado

-¡quiero vestirme!- se queja

-¿yo? yo ya...-

-¡vete!- le ordena mientras le tira una almohada que le da de lleno en el rostro

-¡he!- se queja

-¡chu o te tiro una piedra!- le amenaza. Milori no pudo evitar una leve carcajada antes de salir dócilmente.

Ya se había peinado y vestido cuando alguien toco la puerta para su sorpresa.

-pase?- dijo insegura, el señor del invierno entro

-¿listo?- pregunto, Clarión lo miro unos momentos

-¿hace cuanto aprendiste a tocar la puerta?- dijo mientras lo miraba un poco sorprendida

–No aprendí, lo hago por las dudas que estés a punto de dispararme por entrar "en mal momento"- dice haciendo las comillitas con las manos, la reina negó con la cabeza mientras miraba la ventana

–Eres increíble- murmuro para sí mismo. Él la rodeo con sus brazos haciéndola darse cuenta de vuelta a mirarlo

–Clarión... ¿tú crees que ellos encuentran descendientes?- pregunto preocupada, ella suspiro y asintió –una pregunta ¿Por qué te molestas conmigo cuando no salgo si yo ya...-

-¡cállate!- dijo sonrojada mientras le golpeaba sin fuerza el pecho, Milori sonrió ante su reacción

–pero es...-

-¡que te calles!- dijo separándose de él bastante sonrojada

-¿acaso aun no te acostumbras?- pregunto mientras la miraba dando una sonrisa maliciosa. Clarion lo miro unos segundos

-¡No! ¡Y no pienso acostumbrarme!- dijo sonrojada mientras le daba la espalda

–yo no digo que te...-

-¡calla!- le vuelve a exigir mientras se daba vuelta a mirarlo enojada. Antes de decir una palabra más las cuatro luces que ella había liberado previamente entraron a la habitación, Milori las miro sorprendida pero la reina las tomo en su mano y las guardo en una cajita

–Los herederos están cerca- murmuro algo nostálgico, Milori la miro

-¿Qué son esas?- me pregunto mientras le rodeaba la cintura y la atraía más hacia él

–Son luces que eligen a los próximos ministros- explica mientras se separa de él y guarda la cajita en un cajón.

Ya era el mediodía, todas las hadas se juntaron en un lugar de la frontera donde había un retoño nuevo del árbol del polvillo... parecía una gran sala, a los costados hubo distintas flores donde las hadas se estaban asentando, todas estaban curiosas de que nueva hada llegaría. Habían hecho este lugar para que tanto las hadas cálidas y las del invierno vieran nacer a las nuevas compañías, y como esta vez al parecer era más de una semilla y alguna era cálida y la otra invernal necesitaran un sitio como este ¿o si no que pasaría con la hadita invernal en el lado cálido sin tener las alas bien reforzadas con hielo para no romperselas? ¿O como nacería la hadita cálida en un lugar de invierno sin abrigo y sin las alas escarchadas? Era por eso que tenian un lugar como este...

Los ministros se encontraron en esa ceremonia, igual que la reina y lord Milori. Las hadas de vuelo veloz traían con su viento a las cuatro preciosas semillas que contenían la risa de cuatro distintos bebes... las semillas bajaron hasta llegar al suelo, una quedo del lado invernal y las otras quedaron en el lado cálido, los ministros se miraron entre si y suspiraron. Milori se acercó a la semilla que había quedado del lado invernal y Clarión a las tres semillas que habían quedado en el lado cálido... luego de ponerles el polvillo las cuatro hadas despertaron...

Todos miraron con sorpresa que eran cuatro niños de unos seis años de edad

–Pero... ¿Qué paso?- murmuro Tinkerbell

-¿son niños?- murmuro su hermana

–Esto es raro- músico la hada de la luz. Los murmullos entre las hadas se hiso presente. La hada invernal era una hermosa niña de pelo negro intenso ondulado, sus alas eran normales y sus ojos eran de color gris oscuro, miraba a los costados buscando algo; uno de los niños cálidos tenía su pelo castaño rojizo corto, sus alas también eran normales, sus ojos eran dorados y su piel era morena; el otro niño era rubio, sus ojos eran violetas, su piel era blanca-rosada y sus alas también eran normales; la niña que quedó tenía su pelo gris- negro, su piel era morena pero más clara que la del chico, sus ojos eran de color verde claro, muy claro y sus alas eran normales. Luego de decir el discurso la reina y el señor del invierno abandonaron adelantarse a los ministros que abandonaron cada uno algo que representaba su estación. Las otras hadas se miraban sin entender ¿Por qué habían nacido niños? ¿Por qué solo podría elegir entre cuatro?

–Acérquense al que le llame más la atención...- hablo Clarión sonriéndoles tiernamente haciendo que la timidez e inseguridad de los cuatro niños desapareciera. La niña invernal se acercó al copo de nieve el cual empezó a brillar, la pelinegra-gris se acercó a la hoja verde que se encontró en una esquina, el pelirrojo-castaño se acercó a la hoja otoñal y el chico rubio se acercó a la flor azul oscuro... los cuatro elementos brillaron intensamente siguiendo a todos los presentes. Los cuatro niños miraron a los adultos sin entender mucho

–Ya pueden elegir sus nombres- hablo Milori hacia los ministros que se acercaron cada uno a su nuevo discípulo

–Menta... tu nombre será Menta- sonrió la ministra del verano mientras miraba sus ojos verdes que le hacían acordar a esa plantita, la niña asintió repitiendo su nombre

–Wintry, supongo que ese será un lindo nombre- sonrió la ministra del invierno mientras acariciaba la cabecita de la niña que asentía contenta con su nombre. Los otros dos ministros se miraron entre ellos y luego volvían a mirar a los niñitos, querían un nombre que no les molestara a ellos pero que tampoco sea tan fácil de recordar

-Sun, porque tu cabello parece un rayito de sol- hablo el ministro de la primavera luego de una pequeña discusión con su interior, el niño asintió de acuerdo con su nombre

-Snowhot, creo que podría ser una buena opción- dijo dando una media sonrisa y acariciando al niño que murmuro su nombre diciendo un suave "me agrada". Al escuchar ese nombre el ministro de la primavera y la del verano se sonrieron cómplices mientras la ministra del invierno no pudo evitar una sonrisa.

Las hadas se miraban aun sin entender

–su alteza...- hablo la hada artesana mientras se acercaba

–Si querida- respondió con dulzura la reina

-¿Por qué son estos niños? ¿Por qué solo podría elegir entre cuatro elementos?- pregunto con su mirada fija en los ojos celestes de la reina. Clarión no pudo evitar sonreír ante la inocencia de todas las hadas jóvenes que se encontraron ahí, se giró para ver a Milori y el asintió dando pasos hacia delante

–Es que son los futuros ministros, cada cierto tiempo se cambiarán los ministros... y supongo que esta es la ocasión- dice con voz clara y alta, todas las hadas empezaron a hablar entre si asombradas y, algunas, algo desanimadas ¿Qué pasaría cuando cambien los ministros? ¿Los tratarían así de bien como lo hacían los actuales? Cuando todas las hadas se dieron cuenta los ministros, los niños-hadas y los gobernantes ya se habían ido...

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