CAPÍTULO 10 - Teatro
Clarión y Milori estaban preocupados. Debían ir si o si, no podrían decir a los ministros que iba a pasar si él tomaba el collar porque de poco a poco el rumor se iba a esparcir, y cuando no sea más secreto el trébol perdería poder y... ambas perderían la vida, tanto Clarión como Cali.
Clarión estaba encerrada en su habitación sin dejar entrar ni siquiera a Milori ¿Qué pasaría si George ganara? Sus ojos estaban llenos de lágrimas y no podía evitar llorar, estaba sentada sobre su cama cubriendo su rostro con sus manos. Las lágrimas caían sin tregua y ella se sentía realmente mal... levanto su mirada y decidida abrió un cajón donde estaba algo, Anastasia le había dicho que cuando crea que era posible estar en esta situación lo usara para estar totalmente seguro .
Luego de un tiempo ella volvió a mirar esa "cosa" y sintió que su corazón se aceleraba al descubrir que estaba en positivo. Aunque en si estaba feliz también tenía una gran angustia ¿Qué pasaría cuando se vuelva Cali?Simplemente rompió en un llanto con mucho sentimiento, distintas emociones se arremolinaban en su cabeza y no sabía cómo reaccionar. Estaba preocupada y, aunque sonara egoísta, no por los destrozos que podía causar Cali en la tierra si no en ella... envolvió su vientre con sus brazos mientras lloraba ¡no, no lo soportaría! Sentía una gran pesadez en su corazón y tenía dolor de cabeza, las lágrimas salían hasta llegar al piso y hasta hacer un pequeño arroyuelo.
Tenía miedo, ahora no por los demás, si no por ella misma y otra ¡no, no quería! También temía perder a Milori pero sabía que George no lo mataría... de matarlo el colgante se rompería y ya no le serviría, no podría hacer vivir a Cali de nuevo, pero ella también se perdería...
Sentía varias punzadas en el pecho y la vista se nublaba del llanto... de pronto una mano luminosa se apoyó en su hombro. Al darse cuenta de vuelta se encontró con esos inconfundibles ojos verdes, ella en un impulso se abrazó a él mientras seguía llorando
–Dante...- murmuro mientras ocultaba sus rostros en el pecho de su difunto hermano, el castaño acaricio su cabello con cariño
-¿Por qué lloras? ¿No deberías estar feliz?- pregunto mientras acariciaba su mejilla
-¿Qué pasará cuando me vuelva Cali? ¡Ella haría todo por quitarmela! Ella... ella- la reina temblaba, luego de varios milenios volvía a sentir ese dolor tan profundo
–Calma... te diré algo para que estés más tranquila...- dijo serenamente mientras acariciaba el rostro de la soberana.
Milori estaba en la sala de árbol del polvillo, Clarión no querido había hablar con él... la había visto bastante deprimida. Bajo la mirada con pesar: no había otra opción más que ir. Sentía de alguna forma una especie de culpa ¿esto se pudo haber evitado? Debió haber pensado que en estos cinco años George había planeado algo... pero ¿Por qué esperar cinco años? De repente la respuesta se le vino a la mente: este año había luna azul, el pretendía atacar antes para que cuando llegue el día no puedan hacer polvillo azul y el árbol del polvillo moriría.
Otra duda se formó ¿destruyendo el árbol no se quedarían sin polvillo? Bueno, George no volaba pero Cali si ¿Qué cosa tenían en mente? ¿O solo querrían matar toda la tierra de las hadas para caer con ella? Eso no tenía sentido ¿habría alguien más atrás de todo esto? ¿O destruir el árbol ni estaba en los planes de George? Tenía que hablar con Clarión, de seguro ella seguía sintiéndose mal pero debía intentarlo otra vez. No quería perderla antes de que George se la quite, debía ir a hablar con ella.
Clarión miro para el cielo más tranquila, lo que le había dicho su hermano la reconforto, algunas lágrimas seguían surcando sus mejillas. Sentía miedo de todas las formas ¿y si su hermano se equivocaba? No quería ver a nadie, ni siquiera a Milori... por lo menos eso creía. Se sintió bastante sola y desanimada. Escucho que alguien toco la puerta ya que la habia cerrado con llave. Suspiro y niega con la cabeza solo apoyándose en ella
–Clarión...- la voz inconfundible de Milori habló del otro lado de la puerta –quiero hablar contigo- dijo dulcemente, pero ella no contesto y dejo escapar algunos sollozos mientras se dejaba sentarse en el piso. El peliblanco suspiro -¿podrías abrir la puerta?- solo hubo silencio por unos segundos –amor... sé que estas bastante dolida y tienes miedo- no tuvo ninguna respuesta –pero por favor no me alejes de ti... yo estaré en las buenas y en las malas... no me voy a mover de aquí hasta que abras- dijo bastante decidido –nosotros estuvimos distanciados por varios milenios ¿recuerdas?...- ella no pudo evitar bajar la mirada -¿Por qué me separas ahora? Estos cinco años han sido los mejores de mi vida Clarión... solo pido que me dejes apoyarte-murmuro con un tono de terciopelo, la reina miro unos segundos la puerta aun en un profundo silencio. Luego de unos segundos la abrió. Él la abrazo mientras ella dejaba salir el llanto
–Estoy asustada- dijo mientras sentía esa calidez que él le proporcionaba
–Lo sé- murmuro con dulzura mientras le acariciaba el pelo. La castaña se aferró a él con bastante fuerza mientras las lágrimas cristalinas seguían cayendo –no dejare que él gane de ninguna forma- murmuro dulcemente. Ella dejo apoyar su cabeza sobre el pecho de su amado
-él ganara igual...- dijo ella mientras sollozaba
–él no puede matarme Clarión, yo volveré a tomar el colgante y listo- dijo sonriéndole, sentía también una gran presión y desconcertado pero quería hacerlo más fácil a ella
–Lo dices como si fuera fácil- sonrió con desanimo la castaña. Milori la llevo adentro de la habitación cerrando la puerta. La sentó con suavidad en la cama y acaricio su rostro
–no pasa nada amor... esto terminó bien- sonrió mientras acercaba su rostro a ella
–No estás seguro- murmuro ella bajando la mirada
–tus hermanos estarán ahí para apoyarnos... de pasar algo incluso Dante podría decirme algún otro conjuro que nos ayude- sonrió mientras la besaba. Clarión solo le correspondió algo pensativa, no se lo quería decir aun... su hermano jamás mentiría, lo que le dijo debe ser cierto y si era así no tenía de que preocuparse... hasta que George se dio cuenta de la falla y la elimina.
Eso hiso sentir una punzada en el pecho, pero podía confiar en lo que le dijo Milori, todo terminaría bien... y cuando esto terminara se lo diría. El beso de a poco se hiso más profundo dando a entender a la castaña que Milori no tenía planeado para ahí... así que solo se dejó conducir por el peliblanco.
El anochecer estaba cerca y ambos salieron de la habitación, los ministros ya estaban en la sala
-¿teníamos que hacer eso?- pregunto ella sonrojada mientras él la conducía teniéndola de la mano
–No, pero tú no te opusiste- sonrió dulcemente mientras le daba un beso en la mejilla, ella solo bajo la mirada avergonzada.
Los seis se dirigieron hacia el palacio, este tenía un gran portón negro... Milori tomo el colgante en sus manos y lo subió a la altura de la tenue luz que daba un farol. La puerta se fue abriendo lentamente con un tenue chirrido. Al entrar se vieron seis túneles ¿túneles? Si, de repente estaban bajo tierra. Fruncieron levemente el ceño y miraron a los costados buscando alguna señal... de pronto una paloma negra de estatura pequeña dejo caer un pergamino. Clarión lo tomo en sus manos y lo leyó en voz alta:
Las reglas del juego son simples y pocas, al final de todos los túneles se encuentra la sala donde los espero. Ustedes no podrán ir con más de un acompañante en el túnel, es decir que por túnel solo se permiten dos personas... los túneles están a oscuras, pueden poner algo de luz si desean pero apenas entren en si a mí refugio perderán su capacidad para volar (eso es automático), no podrá comunicarse con otra que no está en su túnel y no pueden dar marcha atrás cuando hallan entrados en estos... ¿Qué otra cosa? Si, nada de magia contra las trampas y obstaculos. Cada regla que rompan será fatal para mis rehenes... ¡me olvidaba! Perderán sus talentos apenas hayan pasado el portón. Saludos y suerte... aquí los espero.
Los ministros se miraron asombrados y luego miraron los seis túneles que se encontraron delante de ellos, eran iguales y sin ninguna diferencia a la vista
-¿sin poder volar y sin nuestros talentos? ¿Qué clase de magia usa ese tipo?- dijo bastante enojada la ministra del invierno
–además nos dirá lo que quiere cuando lleguemos ¿Qué clase de juego está jugando? Y si no traemos nada ¿Qué nos va pedir?- apoya la ministra del verano
–lo que sabemos es que si desobedecemos las reglas los rehenes están en peligro- dijo bastante seguro Milori
–vamos en parejas de a dos, Redealf con Snow, y ustedes dos son otro equipo- explica el peliblanco. Los ministros asintieron y, cada uno con su acompañante, entraron a los túneles
-¿podemos confiar en él?- pregunta Clarión mientras sostiene con cariño la mano de su pareja
–No, pero no tenemos opción- dijo algo preocupado mientras acariciaba su rostro
-¿entramos?- murmuro ella dando un leve tiemble, Milori suspiro y asintió.
Los túneles eran húmedos y había donde había rocas filosas que salían de las paredes... ya habían pasado dos horas, los otros cuatro ministros ya estaban fuera de juego. Las distintas trampas no habían sido nada mortales. La sensación era horrible, el miedo mesclado con la inseguridad... Clarión estaba nerviosa y ya se había largoado a llorar dos veces ¡no podía contenerse! Estos benditos cambios de humor no la ayudaron para nada, Milori había estado muy amable y paciente, la quería mucho y no se iba a dar el lujo de dejarla sola en estos momentos.
Además comprendía su desesperación y miedo ¡ella no quería lastimar a nadie! Y realmente la vida había sido demasiado cruel al atar un monstruo a este tan blanco y puro ángel (según la perspectiva de Milori) ella sintió que su corazón era traspasado por varias espadas a la vez,
En una sala que no era el salón donde los esperaría se encontraba George con las cuatro hadas rehenes y los cuatro ministros
-¿Qué nos hará?- dijo rabiosa la hada invernal. El chico dejo escapar una carcajada malvada
–Nada- dijo mientras movía el polvo negro entre sus manos
-¿Qué quieres? ¿¡Porque estamos encerrados?!- quiso saber el ministro del otoño. La retorció los labios de una manera macabra
–Solo quiero el colgante de trébol que Milori tiene en el cuello- dijo serenamente
-¡¿Que?! ¿¡Tanto escándalo por eso?!- gritaron los cuatro ministros al mismo tiempo
-¡Pídeselo!- gruño Snowflake, George no pudo evitar una carcajada
–Ya lo hice...- dijo haciendo una mueca molesta y con falsa tristeza –pero sabe que si me lo da perderá a su amada Clarión- dijo otorgar la espalda a los ministros
-¿Que? ¿Por qué?- pregunto el de la primavera
–Demasiadas preguntas- dijo molesto sentándose en el sillón bastante irritado
-¡No respondiste!- gruño la ministra del verano
–Cállense- dijo mientras miraba una libreta.
El piso se abrió haciéndolos terminar en dos esquinas distintas del túnel
-¡Milori!- exclamo al verlo tenido de una mano del otro borde a donde ella no logró alcanzar
–Estoy bien- sonrió mientras transportaba de subir, había una roca afilada que crecían a los costados clavándose de a poco y muy despacio en su abdomen y una en su cuello
–Diablos- gruño cuando empezó a salirle sangre
-¡Milori!- exclamo asustada acercándose al borde pero deteniéndose: no podía volar. Una lagrima se deslizo por su mejilla, se sintio mal y tan... inutil. Veia la sangre correr de apoco y eso le causaba mareos y nauseas
–Estoy bien- sonrió adolorido mientras sentía como seguía clavándose. De pronto se detuvieron y dieron marcha atrás causándole un fuerte dolor. Por fin logro subir sonriéndole a la reina
–Estoy bien- volví a decir haciendo que ella de una leve sonrisa más calmada. De pronto callo una pared que los dejo sin poder ver al otro y el piso se volvió a cerrar.
Milori golpeo con frustración a una de las paredes ¡rayos! Clarión miraba las paredes asustada, quería gritar o hacer algo pero estaba paralizada, de repente el suelo se quebró haciéndola caer en un profundo y negro hoyo que parecía no tener fin.
Milori se sintió frustrado y desesperado, de repente se llevó la mano al cuello sintiendo la sangre que seguía corriendo... sus ojos se abrieron sorprendido y sintió un gran dolor en el pecho y su respiración se agito. Sintió un dolor agudísimo en su garganta y en su abdomen, pronto todo empezó un verso borroso y fue perder el conocimiento...
Una de sus manos siguió en su cuello y la expresión de angustia se hiso más intensamente...
No tenia el colgante...
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