9
La primera clase de hoy empieza temprano. Yeonsoo no pudo dormir mucho, pero ya comienza a acostumbrarse al sonambulismo. La idea de pegar un solo ojo la aterroriza, las llamas, el grito de Yoongi, Hyun disparando; no puede seguir reviviendo ese día cada noche, no sin antes volverse completamente loca.
Yeonsoo se levanta y se da una rápida lucha antes de morir de hipotermia, en realidad sale congelada de las viejas cañerías del lugar. Se coloca el conjunto deportivo gris y sale dejando que su cabello caiga mojado por los lados. Al llegar a la cabaña no encuentra a Hunter, seguramente creyó que ella ya se había ido a la clase, cuando en realidad no sabe cómo llegar al edificio correcto.
Niega con la cabeza y camina en busca del estadio cerrado para entrenar; las miradas son iguales e incluso más intensas que la noche anterior. Y sólo se puede ver la cicatriz del rostro.
Pasa el comedor, un par de cabañas más; se puede ver el polideportivo detrás de un gran edificio, por lo que Yeonsoo cree que ése es el lugar al que debe asistir. Entra por las puertas traseras y se aventura por un pasillo angosto que parece no tener fin. Se masajea la sien pensando que en realidad no es el lugar correcto, que tendrá que salir y pedir ayuda a cualquiera que se cruce.
Sin embargo, camina un poco más al ver a un chico parado de espaldas completamente solo. Yeonsoo se arma de valor y coraje, la reacción de él cuando vea la cicatriz no pude afectarle, o al menos eso piensa.
—Disculpa. —Le toca el hombro con delicadeza. El chico gira y la observa.
Yeonsoo espera que reaccione, que se aleje o se sorprenda ante su rostro; pero no lo hace, solo la mira y le sonríe, como si verla fuera un placer.
El aire abandona la anatomía de ella, un escalofrío le recorre el cuerpo al darse cuenta de que realmente no hay atisbo alguno de miedo, asombro o cualquier expresión respecto a su cicatriz. Él levanta la mano inconsciente y la coloca sobre la mejilla mascada, Yeonsoo retrocede de inmediato, pero él no se mueve.
—¿Qué haces, Jungkook? —susurra, y no porque sea él; si no, porque se atrevió a tocar aquella marca que ni siquiera ella pudo.
—No lo sé —murmura sin ni siquiera verla a los ojos. Tiene la mirada fija en los labios de ella. Vuelve a acercar la mano, ahora con más lentitud y suavidad. Involuntariamente se relame el labio inferior provocando que ella deseche un suspiro.
Sus ojos demuestran algo que ella no puede descifrar, pero su toque suave y la manera en que se mordió el labio le hace pensar que tal vez, la desea. Y eso le causa tristeza y emoción al mismo tiempo, nunca creyó que alguien al ver su rostro la deseara, o no se sorprenda en absoluto; sin embargo ahí está, delineando la comisura de la cicatriz con su dedo, en lentos movimientos cuidadosos, provocando que cada célula de su cuerpo se estremezca.
—¿Qué hacen? —La voz pastosa de Hunter aparece por detrás de Jungkook. Yeonsoo retrocede categóricamente y carraspea la garganta.
Sus cincos sentidos vuelven a la normalidad y la realidad la golpea. Jungkook no la desea, solo se siente fascinado por su horrible aspecto. Eso no es deseo, es curiosidad.
—Me perdí —confieza y le pasa por el lado— . Vamos al estadio —continua en dirección a Hunter que solo frunce el ceño confundida. Ella asiente y se gira para seguir el camino directo al corazón del estadio. Sin embargo, Yeonsoo se detiene antes de seguir a su amiga y masculla—: Jungkook, no vuelvas a tocarme —escupe con veneno ante la mirada atónita del pelinegro.
Camina decidida hasta el centro del estadio. Se dejó penetrar por unos segundos, por esa insignificante acción. No puede permitirlo, necesita fortalecer su coraza, debe buscar la forma que esa cicatriz juegue a su favor y no en su contra. Debe usarla como arma para atacar a los demás, no para que ella sea atacada.
Se golpea mentalmente por lo débil que fue; por lo idiota que se debió ver ante un rose como ese. Aprieta la mandíbula con fuerza, y se maldice, sabe que puede mejorar, pero no está segura si en algún momento Yoongi logra tocar esa marca ella podrá resistirse.
Al llegar, hay muchas personas con el mismo uniforme que ella sentadas en el suelo otras en grupos parados, un pequeño grupo en el centro de todo calentando para comenzar a pelear.
La entrenadora entra, y resulta ser la directora del lugar. Tal vez no hay suficientes profesores, pero no es eso. Yeonsoo larga una carcajada al darse cuenta que en realidad ella prefiere estar ahí para tenerla controlada. Saluda a la mujer con un asentimiento de cabeza burlona y pasa la mirada a su amiga que desnuda a un chico desde su posición.
—Olvídalo, es gay. —Yeonsoo mueve su cabeza relajando sus tensos músculos con los ojos cerrados.
—¿Cómo lo sabes? —chilla Hunter, arrugando el entrecejo.
—Mientras tú lo desnudas con la mirada, él desnuda al chico de allí —añade y señala con un gesto a un chico que está entrenando sólo.
—¡Mierda!, siempre es lo mismo —brama y frunce los labios. Gira dándole la espalda a todos los presentes para quedar justo en frente de la pelinegra quien estira sus músculos. Yeonsoo retrocede unos cuantos pasos para poner distancia entre ellas y la mira con el entrecejo arrugado—. ¿Qué hacías con Jungkook?
La pregunta le inquita unos segundos pero tan pronto como permite que le afecte lo disfraza con una mueca burlona y le regala una sonrisa socarrona.
—Solo le parezco una rata de laboratorio —asegura y hace un mohín para restarle importancia.
—No parecía eso —atestigua y se encoge de hombros.
Yeonsoo niega con la cabeza dispuesta a dejar el tema en paz. No quiere agrandar algo que en realidad no tiene importancia alguna. Hunter mira por encima de ella y Yeonsoo sigue gira en busca de lo que acaba de desconcentrar a la rubia. Jungkook está en la puerta, con los brazos cruzados. Yeonsoo rueda los ojos y le da la espalda. La única razón por lo que no le grita y le pide que se mantenga alejado de ella, es porque al final, cuando salgan deberán trabajar juntos.
—Pues no es nada —confirma terminando la conversación.
La directora comienza a hablar sobre lo que sigue; primero deben agruparse en parejas, y luego hace una fila debajo del ring, los que ganan se colocarán, a la derecha mientras que los que pierden a la izquierda para observar las peleas. Cuando pasen todos, los que hayan ganado se reagruparan y volverán a pelear, así hasta que solo queden dos personas. Mencionó también que cada vez que ganen algo en cualquier clase del campamento aumentan puntos, que deben canjear en el comedor para comer. De lo contrario solo se les servirá un plato de comida pequeño y un vaso de agua.
—¿Juntas? —Hunter toma del brazo a la pelinegra.
—No, no quiero lastimarte —niega y se suelta de su agarre con cuidado. Hunter ríe y asiente. Decide hablarle a un par de chicas que se encuentran discutiendo si pelearan o no.
Yeonsoo no quiere hablarle a nadie, pero al ver que Jungkook se acerca a ella, camina hasta el chico que estaba entrenando solo hace un momento. Este la mira frunciendo el ceño y no dice nada, ambos saben que no pelearán el uno con el otro, pero de alguna forma el decir una sola palabra empeorara el tenso ambiente. La pelinegro ve como Jungkook cambia de dirección y se acerca a un grupo de chicos que lo saludan animados. Es claro que él ya conoce gente, lleva una semana aquí. Sin mencionar que tiene un buen talento para socializar y encajar con facilidad. Algo que ella carece por completo.
Las personas hacen una fila con su pareja, y comienzan a subir al ring. Yeonsoo se forma detrás de todas las chicas sola. El número es impar, y antes de que ella logre fraternizar con alguna chica de la clase, todas habían encontrado su pareja ya. Incluyendo a Hunter. Por lo que se mantiene al final, avanzando lento sin importarle mucho. Al final alguien se subirá a pelear con ella, elija o no pareja.
Las peleas se turnan entre los hombres y mujeres. Y como ella se encuentra hasta el final, tarda más tiempo de lo que esperaba. Ni siquiera mira las personas en el ring. Tiene la sensación de que ver como se golpean entre amigos no es algo que le traiga recuerdos bonitos. Por eso, y en el aburrimiento del momento, comienza a contar cosas al azar que encuentra en el suelo, el techo y hasta en su ropa.
Los minutos pasan, y después de cuarenta y cinco minutos de espera finalmente le toca. Se sube al ring cansada. Tiene tanto números en la cabeza que ya ni siquiera recuerda de qué son. Mira a su alrededor para recordar dónde se encuentra y al ver el fruncido rostro de la entrenadora cae en cuanta. Inmediatamente busca los ojos zafiros de su amiga. Puede ver a Hunter en la filas de la derecha; no puede evitar sonreír orgullosa de que esté de ese lado.
—¿Tu compañera? —pregunta la entrenadora al ver que nadie la acompaña.
—No tengo —se sincera.
—No necesitas. Con solo mostrar tu rostro cualquiera se rendiría —se burla un chico en un rincón del estadio. Yeonsoo busca con la mirada al proveniente de esa voz y encuentra a un sujeto de brazos cruzados mirándola desde la fila. Es el mismo sujeto que antes se burló de ella en el comedor. A su lado, Jungkook le mira con el entrecejo arrugado.
—Entonces, no te molesta ser su pareja ahora, ¿verdad?—declara la entrenadora y cruza de brazos.
—Yo no golpeo mujeres, solo a criminales. —Le guiña un ojo a la pelinegra que lo mira aburrida.
—¿Quién te dijo que no lo soy? —suelta Yeonsoo, los murmullos se intensifican y la cínica sonrisa del rostro del chico desaparece—. Venga, ¿o tienes miedo que rompa tu cara de niño bonito?
El chico chasquea la lengua y se hace paso para entrar al ring con ella. Su mandíbula se encuentra apretada y su pecho se infló. Sabe que acaba de tocar su ego y probablemente no piense con claridad al enfrentarle, lo que en realidad es una ventaja para Yeonsoo. Es mejor cuando no piensan sus movimientos y actúan por instinto.
—No seré bueno —escupe y estira sus músculos.
El silbato de la entrenadora suena y la pelea empieza. El sujeto se abalanza sobre Yeonsoo pero ella lo esquiva y colisiona un puño sobre sus costillas; si algo le enseñó Yoongi, fue a usar su tamaño a su favor, no es alta, y no está ni cerca de tener la altura promedio, su altura no pasa del metro sesenta. Mientras que el chico frente a ella, pasa el metro ochenta, es tosco y un poco descuidado con sus movimientos.
Antes de que pueda girarse y atacarla de nuevo, Yeonsoo golpea con violencia la parte trasera de sus piernas provocando que caiga de rodillas. Golpea con su codo la espalda del sujeto, jala su cabello para atrás y golpea tres veces su rostro provocando que su nariz estalle en sangrado. La multitud mantiene silencio, solo se puede escuchar el jadeo adolorido del chico que intenta detener el sangrado de su nariz.
—Ni siquiera pasaste la primera ronda —escupe Yeonsoo antes de girarse y bajar del ring.
Nadie dice nada, solo se limitan a seguir como si nada pasara. Las peleas continúan, y a comparación de antes, Yeonsoo se queda a un costado del ring, mirando a detalle cada una d las peleas. Pues puede que alguno lo subestime y termine por darle una buena paliza.
Jungkook sube con otro compañero, y como era de esperarse, no dura tanto la pelea como creería; lo cierto es que estos chicos nunca han peleado realmente fuera del estadio. La forma de enseñar de aquí es incorrecta a la que en realidad deberían aplicar. Son cuidadas y nadie se hace ni un solo rasguño, por eso se sorprendieron cuando Hunter, Yeonsoo y Jungkook provocaron que el rostro de su compañero saliera con más que un simple arañazo.
Media hora después, Yeonsoo se encuentra de nuevo subiendo al ring sola. Mira a una chica que tiembla en el lugar, supone que es a quién debe enfrentarse.
—Sube, ¿qué esperas? —La entrenadora chasquea la lengua impaciente. La chica titubea pero termina accediendo.
—Tranquila, no te haré daño. —Yeonsoo ríe seca ante el rostro horrorizado de la chica. Está segura que su temor comienza en la cicatriz de su rostro, y termina en la manera que golpeo al sujeto anterior.
—Si no peleas te quedarás sin cena y correrás dos horas. Tu decides. —escupe la directora. Es como si se sintiera fastidiada o humillada de que sus estudiantes estrellas le teman a una pequeña mujer que viene de las calles. Tal vez esperaba que le dieran una paliza, y en vez de eso, uno se pone en ridículo, y otra solo se mantiene temblando en su lugar.
La pelinegra intenta sonreír, para darle confianza, no es la gran cosa pelear con ella. Solo un par de puñetazos y hasta puede fingir que ganó. Pero la chica niega sin frenesí y baja del ring. Comienza a correr al rededor del estadio antes de que la entrenadora le imponga el castigo.
Yeonsoo traga duro al sentir como acorraló a esa chica, al punto de querer correr y quedarse sin comer por no enfrentarla. Una punzada le atraviesa el corazón, se siente triste, y más sola que nunca.
—Bueno, subes tú —le indica a otra chica—. A menos que quieras correr y quedarte sin comida como la ella.
—Lo siento —murmura haciendo una reverencia y sigue a su compañera para comenzar a correr.
—¿Alguien peleará con ella? —bufa frustrada la entrenadora mirando a todos los que quedan.
—Pelearé con el último que quede —masculla Yeonsoo bajando del ring, no quiere ser la causante de que las personas aquí no coman.
Las peleas no se detienen, Hunter dura dos rondas más y es acabada por un chico que logra tumbarla con una llave y no la deja levantar. Sin embargo, puede ver como la rubia coquetea con el chico, probablemente termine por juntarse a solas con él en algún rincón del lugar para terminar y concretar el coqueteo que hay.
Por otro lado, Jungkook pelea de forma limpia y organizada, es el primero y último en dar el golpe para luego bajarse y esperar a la siguiente ronda. Las personas parecen cansadas de tantas rondas, y no es para menos, ya que llevan al menos tres horas ahí, esperando a que por fin termine todo para irse a las cabañas para bañarse y luego almorzar.
Finalmente, los últimos peleadores se enfrentan, Jungkook y el chico solitario. El pelinegro se sube con algo de nerviosismo, y no porque crea que puede vencerlo, si no, porque luego de pelear con él se tendrá que enfrentar con Yeonsoo, y la chica querrá golpearlo después de lo que le hizo a Yoongi. No puede golpearla, ni siquiera gritarle, por lo que opta por perder en esta ocasión.
Un par de puñetazos y deja que su oponente lo golpee con fuerza sobre el pómulo provocando un corte y que se caiga rendido al suelo. Hunter y Yeonsoo sabe que puede dar más, pero no entienden porqué se rindió con tanta facilidad.
—Bien, sube —le indica la entrenadora a Yeonsoo.
Ella obedece y sube sacándose la chamarra. El tiempo que se quedó a un lado del ring pudo ver con detención el patrón con el que se guía el chico, es rápido y apunta al estomago. Prefiere dejarlos sin aire y luego atacar.
El silbato suena y el chico da el primer golpe pero Yeonsoo logra cubrirse el estómago, levanta su mano deteniéndolo a que de otro puñetazo y estampa su puño contra el rostro del chico. Cuando logra retroceder lo golpea con su codo, de nuevo en el rostro una y otra vez hasta que ve un poco de sangre. Probablemente se rinda y todo haya terminado.
Sin embargo, el chico escupe sangre y vuelve a lanzarse contra Yeonsoo tomándola desprevenida, jala su cabello y logra darle un cabezazo en su rostro. Ella retrocede adolorida tocándose la zona afectada, entonces su oponente aprovecha y golpea el estomago de Yeonsoo dos veces seguidas.
La pelinegra cae de rodillas tocándose el estómago sorprendida de que se atreviera a golpearla de esa manera y sofocada porque el aire parece no encontrar el camino hasta sus ardientes pulmones.
Una mirada penetrante le cala los huesos, Yeonsoo gira para encontrarse de lleno con el rostro serio de Jungkook, que al verla en esa posición, tan vulnerable solo sonríe burlón. Yeonsoo larga una fuerte carcajada al cielo. Se atrevió a tocarla. Se siente bien de alguna manera, no la vio como un fenómeno, solo como un igual a quien debe vencer. Sin embargo, Yoongi le enseñó a ser una fiera sin piedad ante cualquiera que logre lastimarle. No se dejará lastimar por él, ni por nadie en el estadio.
—Ahora me toca. —Escupe sangre y se abalanza contra el chico dispuesto a terminar todo de una vez. Golpea su estomago que lo tiene descubierto, lo gira quedando en la espalda de él y golpea sus rodillas para que caiga.
Golpea con su codo su clavícula y jala su cabello hacia atrás para poder verlo a los ojos. Coloca su mano en forma de cuchillo y lo pasa de manera lenta y segura sobre su cuello.
—Te mate. —Sonríe de lado y lo suelta con brusquedad.
La muchedumbre está en completo silencio, a excepción de los silbidos y gritos de euforia departe de Hunter que le hace porras a su amiga. Ni siquiera la directora puede suavizar su arrugado entrecejo.
—¡Esa es mi amiga, joder! —Aplaude sonriente—. ¿Alguien más quiere meterse con ella?
Jungkook sonríe pero no dice nada, sabía que Yeonsoo puede ser más terrorífica de lo que sus cicatrices demuestran. Mucho más que aquellos rumores e historias fantasiosas que inventaron para que nadie se acerque a ella, Yeonsoo se crio en las calles, con gente fría y cruel. No es alguien a quien se le pueda derrotar con facilidad, y ahora lo sabe.
La entrenadora le da los puntos a cada estudiante, pero Yeonsoo abandonó el estadio hace rato. No necesita que le de ningún punto, aunque claramente en el comedor sabrán qué darle. Los murmullos no tardan en aparecer, sobre lo cruel que puede ser, que en realidad tanta brutalidad no se necesita en las calles, que no se van a enfrentar a personas como ella.
Puras mentiras. Ningunos de ellos ha vivido lo que Yeonsoo o Jungkook. Nunca tuvieron que velar por su bienestar, ni correr y esconderse de personas que en un cerrar y abrir de ojos podrían provocarles la muerte, y a nadie le interesaría.
Yeonsoo camina hasta la habitación y se limpia las heridas con agua y poco de sal que robó del comedor la noche anterior. Sabe que hay una enfermería, pero no quiere que nadie le ponga las manos encima; no otra vez.
Decide dormir un poco, aunque no pueda superar las tres horas de sueño; no sin antes tener pesadillas.
Al levantarse, se encuentra con una bandeja de comida a un lado de la cama. Es probable Hunter no quiso despertarla, sabe que la rubia se dio cuenta que ella no duerme por las noches, por lo que cada vez que puede dormir al menos una hora agradece que nadie la interrumpa.
Come todo el contenido de la bandeja y se tira sobre la cama mirando el techo. Lo extraña y lo piensa todo el tiempo, quiere correr a él. Necesita las caricias de Yoongi, sus besos y su voz, necesita que la regañe, que le cocine. Quiere poder tomarlo desprevenido en la ducha, arruinar sus comidas; quiere poder jugar con él a las escondidas y a las armas de agua como lo hicieron en algún momento. Eso no volverá, nunca.
Se levanta y ve los horarios de las actividades en la pared de la puerta. Ahora tiene una clase de interrogatorio, y por lo que escuchó será más intensa que todas las demás.
Se ata el cabello en una cola alta y descuidada. Entra al salón de interrogatorios donde hay gradas, como un salón de clases de universidad. Barre el lugar con la mirada, hay muy pocas personas sentadas mientras que otras se mantienen de pie en pequeños grupos.
A lo lejos puede ver a Jungkook hablando animado con un grupo de chicos. La mira por unos segundos pero ella le quita el rostro, no puede enfrentarlo aún por lo sucedido, y no porque le afecte realmente, si no, porque una parte de ella quiere creer que su acto fue real, y no por simple curiosidad.
Hunter levanta la mano desde un rincón del salón y Yeonsoo se acerca a ella.
—¿Dormiste bien? —pregunta la rubia entregándole un cuaderno y un lapicero.
—He dormido mejor. —Sonríe y lo toma—. ¿Para qué es esto?
—Debemos hacer anotaciones en cada clase —explica—. Creo que esto te va a fascinar.
—¿Por qué lo dices?
—Siempre te gustó jugar con la mente —chilla emocionada.
Una mujer esbelta y alta, que entra es el estándar perfecto para ser modelo, aparece por la puerta de abajo de las gradas, con un asistente lleno de papeles. Los grupos de deshacen y comienzan a tomar asiento.
—Buenas tardes —saluda la mujer—. Espero que hayan dormido bien, porque no dormirán por cuarenta y ocho horas.
La muchedumbre estalla en quejas y sorpresa, pero Yeonsoo no dice nada, las tres horas que durmió hace un momento le servirá para estar despierta por más de cuarenta y ocho horas.
—No se quejen, cuando salgan de aquí ese será su tiempo promedio para interrogar, o ser interrogados. Después de eso si ustedes no son los que hacen las preguntas probablemente ya estén muertos —suelta sin atisbo de recelo alguno. De alguna forma, eso le fascina a Yeonsoo—. De acuerdo, llevan aquí un trimestre entero, ya les enseñe técnicas suficientes para poder hacer un interrogatorio decente. Pero les daré unas pautas más. —La mujer camina de un lado a otro—. No es necesario hablar, lean el comportamiento, lean sus pensamientos, deben meterse en ellos una y otra vez hasta conseguir lo que quieren, si deben mentir háganlo, si deben usar la violencia verbal háganlo, pero al final de las cuarenta y ocho horas deben darme los códigos.
—¿Qué códigos? —cuestiona una chica de las principales gradas.
—Les daremos cuatro dígitos que deben defender cueste lo que cueste. Al final, como saben, les daremos o les quitaremos puntos para la cena y almuerzo, les recuerdo que durante el interrogatorio solo tiene permitido ir por dos minutos al baño, pero no podrán comer, solo beber un vaso de agua que ustedes racionaran.
—Esto se va a poner interesante —murmura Hunter emocionada a un lado.
—Pasaré lista de las parejas, ustedes eligen ser los interrogados, o los que interrogarán. —Saca una lista y comienza a nombrar. Hunter termina haciendo pareja de Jungkook y ella de la misma chica que antes se bajó del ring por no pelear con ella.
—¿Y si queremos interrogar a otras personas? —pregunta el mismo idiota que antes se burló de Yeonsoo.
—¿Tan listo te crees como para obtener el código en un par de minutos? —La mujer se cruza de brazos y sonríe burlona.
—Por supuesto, se leer mentes, y nadie puede entrar en mí. —Levanta la barbilla superior.
La mujer levanta una ceja y sonríe.
—Bien. Si logras sacarle el código a tu compañero antes de los veinte minutos puedes interrogar a todas las personas que quieras. Y va para todos. —Le sonríe—. Pasada las veinticuatro horas cambiarán de papeles.
—Sé que parecía cobarde al salir del ring —explica la castaña que será la compañera de Yeonsoo—. Pero no te confundas, nadie puede con mi mente, no soy fácil de doblegar.
Yeonsoo la mira de pie a cabeza, ese fue su primer error, tanta confianza que no entra en un cuerpo tan pequeño.
—De acuerdo, ¿quieres que vamos primero? —propone. Esa pregunta parece confundirla unos segundos, entonces toma la oportunidad de terminar con esto lo más rápido posible—. ¿Podemos ir primero? —grita Yeonsoo llamando la atención de los veinte alumnos.
—Por supuesto. —Sonríe la mujer—. Hay diez salones de interrogatorios, con ventanas que dan a un salón común donde los estaré observando junto a la directora y sus compañeros que vayan terminando.
La mujer desaparece por la puerta en la que entro y todos los alumnos la siguen, hasta llegar a un salón en común donde hay cinco puertas, cada puerta abre paso a pequeños pasillos donde hay dos puertas a cada lado. Estas abren a los salones pequeños de interrogación que tienen un enorme reloj en la pared de arriba con la cuenta regresiva que marca cuarenta y ocho horas.
—¿Entonces dices que pueden en menos de veinte minutos? —Le dice la profesora al chico.
—Si por supuesto, pero primero las damas. —Señala a Yeonsoo y su compañera.
—De acuerdo, ellas nos darán una demostración. Luego de veinte minutos tú puedes entrar a una sala y empezar —le habla directamente al chico—. Acá tengo los expedientes de todos ustedes, para saber mejor que método utilizar. Antes de entrar les darán sus códigos. —La mujer se aleja y el asistente se acerca uno por uno alejándolo del grupo para darle cuatro dígitos.
—Vamos —le dice Yeonsoo a la chica.
—¿No usarás el expediente?
—No lo necesito. —Niega con la cabeza y entra con la chica a una de las salas.
La profesora y lo que resta de los alumnos se sientan frente a la ventana que da directo a la sala de interrogatorios dónde entró Yeonsoo y la chica.
La castaña confiada se sienta lista para ser interrogada, con una enorme sonrisa cínica en su rostro. Su espalda está erguida y mantiene una postura defensiva. Mientras que Yeonsoo se tira de manera desordenada sobre la silla, subiendo las piernas y colocando los codos sobre sus rodillas. Toma el cuaderno en manos y el lapicero.
—¿Puedo dibujarte? —dice Yeonsoo abriendo el cuaderno. La chica frunce el ceño confundida—. Estaremos mucho tiempo aquí, mejor nos pongamos cómoda.
—No me gusta que me dibujen —musita incomoda.
—Pues no tienes opción, yo pregunto y tu respondes —declara burlona y se encoge de hombros para comenzar a dibujarla.
El reloj comienza la cuenta regresiva, y de alguna manera Yeonsoo comienza a ver un patrón que esperaba que ella hiciera, y en cinco minutos le tiende un papel con un horrible retrato, la verdad es que ella no sabe dibujar ni un simple círculo. Se acerca al ventanal donde es consciente que toda la clase le mira.
—Ya tengo el código —anuncia en medio de un bostezo. La chica frunce el ceño y niega con la cabeza.
—No hablé en ningún momento —niega—. Es imposible que tengas el código.
—Claro que sí. —Chasquea la lengua y se gira para mirar la mueca que se forma en el rostro de la chica. Sale de la habitación seguida de la mujer aún confundida por todo lo que acaba de pasar.
—Pasaron solo cinco minutos, ¿segura que tienes el código? —pregunta la profesora con una sonrisa en su rostro, quería conocer a alguien que fuera capaz de hacerlo en minutos, y al parecer Yeonsoo será su premio—. Si lo dices mal, te quedaras sin cena durante una semana.
—1462 es el código —declara.
La chica abre los ojos en sorpresa.
—¿Es ese? —le pregunta sin mirarla, solo mantiene la mirada de la pelinegra.
—Sí. —Se muerde el labio totalmente atónita—. ¡¿Cómo lo hiciste?! —chilla.
—Si te digo ya no puedo usar ese método. —Tira el peso en una pierna—. ¿Puedo irme?
—No, lo harás con dos personas más —anuncia fascinada—. Quiero ver si usas el mismo método.
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