4
En la interminable lista de lugares a los que pueden ir, elijen uno que no quede tan lejos del departamento de Yoongi. No hay motivo aparente, solo que Jimin no desea vender su destartalado hogar para mudarse a uno nuevo y más cerca del centro, al igual que Namjoon. Aunque, a diferencia de Jimin, Nam logro al menos mudarse a un departamento con habitación apartada y dejar atrás el mono ambiente con el que parecía haberse casado por completo. La renta es un poco más cara y está un poco más lejos que antes, sin embargo.
Al entrar deciden pedir la mesa más alejada de todas. Jimin le marca a Haneul, para avisarle que irá a un bar con Nam y Yoongi, ella argumenta que por ningún motivo manejen, es consciente que cuando los tres se juntan a beber, terminan tan ebrios como pueden.
Le pidió que le avisara cuando terminarán su ronda de bebidas para así pasar por ellos. O al menos mandar algún taxi que les recoja y los deje en sus casas sanos y a salvo.
Yoongi decide pedir agua de arroz y soju. No tiene ni idea de lo que Jimin pretende con invitarle a beber luego de mostrarle sin duda alguna sus inquietudes respecto a lo que pretende con Gyuri, y no está listo para enfrentarlo sobrio, totalmente sobrio.
Jimin pide una cerveza y Nam otra botella de soju por si acaso.
Se sientan alrededor de una mesa pequeña cerca de un ventanal que da a la no muy alumbrada calle. Las bebidas no tardan en llegar y comienzan a beber dejando las etiquetas de lado. Sin platicar mucho. Concentrados en la oscuridad de sus propios pensamientos.
La imagen de Yeonsoo vuelve a su mente más rápido de lo que pensaba. Su corazón se retuerce y debe apretar los puños bajo la mesa para evitar que sus pensamientos se apoderen de él
—¿Cuándo estarás en pareja, Nam? —Jimin suelta sin previo aviso.
El castaño lo mira con el entrecejo arrugado, y al ver qué su pregunta es genuina se encoge de hombros y suspira.
—No soy chico de relaciones, siempre lo digo. —Levanta el vaso y luego toma todo su contenido.
—¿Es por eso, o porque no puedes superar a Hunter? —pregunta el castaño divertido.
Namjoon se ahoga y debe tomar de un vaso con agua. Yoongi sonríe y lo mira impaciente, es algo que siempre le quiso preguntar pero nunca encontró motivo.
—¿Qué dices? —Nam frunce el ceño y niega con la cabeza casi con gracia.
—Ya sabes, ustedes tenían algo —insiste el castaño.
—Solo teníamos sexo, Jimin. No creas que había una historia de amor —afirma y deja caer el vaso con sonoro—. No inventes idioteces.
—Sabes que fue más que eso, no me mientas —insiste.
Yoongi decide que esta vez solo se mantendrá callado escuchando las escrutadoras preguntas de Jimin, y las respuestas evasivas de Namjoon. No porque no quiera opinar sobre lo que debaten, sino, que en realidad no cree que haya más de lo que Namjoon afirma. No tuvieron demasiado tiempo para conocerse.
—Ella se fue. Ahí termina la historia.
—¿Y si la volvieras a ver?
—¿Qué quieres que te diga? —Nam suspira pesado—. ¿Qué muero por follarla de nuevo? O ¿Qué necesito conocerla, y hasta enamorarme?
—¿Quieres eso? —masculla sorprendido. Yoongi no puede evitar mirar las facciones de Jimin, al principio parecía juguetón, pero ahora su semblante cambió, está serio y hasta intrigado. Como si fuera la típica escena de un hermano mayor interrogando al pretendiente de su hermanita; solo que Hunter no es su hermana. Es su exnovia.
—No lo sé, y si la volviera a ver tal vez ni siquiera le hable. Ella es parte de mi pasado. —Nam se queda mirando un punto fijo en la mesa—. Haneul luchó por ti, Yeonsoo murió por él, pero ella decidió irse. Dijo que quería pertenecer a «esta familia», y en cuanto pudo se fue sin despedirse de nadie —suelta y fija la mirada en Jimin—. Ella no era parte de esto, nunca lo fue y nunca lo será, ¿pudimos tener una relación linda y estable como la tuya? No lo sé, y nunca lo sabré.
—Solo bromeaba, no quería ponerte mal. —Jimin baja su ataque y toma de su vaso de cerveza incómodo.
—No estoy mal, solo que pensar en ella me enfurece. No la amaba, ni siquiera conocía su apellido. —Ríe seco—. ¡Joder! Tenía tantas ganas de tenerla más tiempo conmigo, ella es diferente.
—Lo sé —susurra en respuesta Jimin.
Yoongi lo mira con los ojos entrecerrados. No tiene idea de la verdadera historia detrás de los ojos zafiros y cafés. No sabe el dolor por el que Jimin pasó de niño, mucho menos cómo llegó a conocer a Hunter. Tampoco tiene idea de lo que ella hacía antes de conocerle. De lo único que es consciente, es la marca que lleva Jimin con el nombre de Hunter. Una marca que ni siquiera Haneul fue capaz de borrar.
—¿No te molesta? —le habla directamente a Jimin. Este hace una mueca desentendida—. Quiero decir, Hunter es tu ella.
—¿De qué hablas? —Namjoon ladea la cabeza.
—Todos tenemos esa persona que nos marca de por vida, para bien o para mal, su marca en imborrable. —Yoongi se encoge de hombros y vuelve a prestar atención al vaso frente a él—. Hunter es la responsable de que Jimin sea quién es hoy, y no importa cuánto lo niegues, o cuánto les joda, siempre será «esa persona». ¿Pero no te molesta que tú mejor amigo esté enamorado de ella?
—¡Qué no estoy enamorado, joder! —espeta Nam y tira los brazos al aire.
—Ya sabes, Jimin. Es ella, es tu marca —continúa, ignorando por completo a su amigo.
—Hunter es, y será mi persona toda la vida —menciona con un cierto matiz melancólico—. No importa con cuántas personas esté, nadie podrá reemplazar las marcas de Hunter sobre mi cuerpo y mi alma. —Yoongi le da una rápida mirada a Namjoon quién solo se mantiene con la mirada baja, apretando la mandíbula—. Pero no la hace mi dueña, ni yo su dueño. Cuando el tiempo pasa, y te das la oportunidad de conocer nuevas personas, entonces ella pasa a ser ese lado que amas pero ya no necesitas.
—No entiendo.
—Después de Hunter, creí que todas mis relaciones serían casuales y ya, pero no es así. Me aferré tanto a encontrar a alguien como ella que fue un completo fracaso. —Jimin ríe—. Luego llegó Haneul, y se convirtió en mi mundo entero, con ella hago cosas que jamás hubiese hecho con Hunter, por el simple hecho de que son personas completamente diferentes. Amo con cada célula de mi cuerpo a Hane, y aunque Hunter sea mi persona jamás podrá igualar a Haneul.
El silencio inunda la plática, dejando que los tres chicos se sumerjan en un mar de pensamientos que solos ellos comprenden. Yoongi solo desea despegar el sentimiento de soledad y melancolía que le consume día a día desde la muerte de Yeonsoo. Y a pesar de que no era esa su intención al preguntarle sobre Hunter, al final terminó relacionando aquellas palabras con la pelinegra y su aparición.
—¿Por qué tanta curiosidad? —cuestiona Namjoon, sacádolo de su ensimismamiento.
Yoongi ladea la cabeza dudoso. Sabe que si saca lo que pica en la punta de su lengua, probablemente su amigo afile su lengua y terminen por pelear una vez más. Sin embargo, y con las manos temblorosas, habla.
—Cuando ví a Yeonsoo...
—¡Oh! ¡Por favor no empieces! —Nam lo interrumpe exasperado.
—¿Puedes callarte solo cinco minutos? —farfulla Yoongi, disfrazando su dolor con ira—. Ya no la veo —miente—, desde ése día no la veo, ¿de acuerdo? ¿Y a ti que te importa? ¡Es mi puta cabeza! ¡No la tuya!
—Yoongi... —musita Jimin, intentando calmar al pelinegro que comienza a alterarse.
—¿Qué? ¿Estás de acuerdo con él? —Lo mira expectante—. ¡Joder!
—¿Puedes dejarlo en paz? —Jimin apoya a Yoongi—. Déjalo alucinar si así quiere.
—¿Bromeas? ¿Ahora yo soy el malo? —Namjoon los mira incrédulos.
—Continua, Yoongi, ¿qué pasaba cuando la veías?
—Nada, no importa. —Hecha soju a su vaso y toma todo el líquido de un solo trago.
—Vamos, cuéntame —insiste Jimin.
—La vi con Jungkook. —Suspira—. Y él la besó. Ella se veía feliz.
—¿Por eso me preguntaste por lo de Hunter?
—Quería romperle la cara, quería que alejara sus sucias manos de ella. —Yoongi mira un punto fijo en la mesa—. Se que debo seguir adelante, pero él solo pensar en ellos dos me enferma.
—A excepción de que ella está muerta —suelta Namjoon sin filtro.
—¡Púdrete! —Yoongi se levanta en un movimiento brusco dispuesto a irse.
—¡Namjoon! —Jimin se levanta—. Si tanto odias esto vete, no necesitamos tu mierda negativa.
—De acuerdo. —Se levanta y gira dispuesto a marcharse, pero antes de dar cualquier paso suspira—. No voy a seguirle el juego a un demente.
Yoongi intenta llegar a él pero Jimin lo toma por los brazos, Namjoon hace una reverencia y se va en busca de un taxi, después de todo los tres ni siquiera están cerca de estar sobrios.
⭒❀⭒
La lluvia golpea con violencia los ventanales del bar. Yoongi realmente lucho por abrir el lugar, Namjoon decía que era una perdida de tiempo ya que por el clima ningún cliente aparecería, y no estuvo tan equivocado, ya que nadie se asomó ni por asombro.
Jimin, por otro lado, intenta una reconciliación entre sus dos amigos que no se han vuelto a dirigir la palabra en casi una semana. El ambiente está tan tenso que incluso Kwan -quien nunca para de hablar- prefirió el voto de silencio. Argumentó que no quiere tomar ningún bando ya que ambos son sus jefes, y que hasta que se arreglen evitará hablar. Gyuri, se tomó el día libre, mencionó que pronto pasaría por el bar a buscar algunos papeles que olvidó la última vez.
Yoongi vuelve a limpiar la misma mesa por tercera vez en el día, no puede estar más reluciente pero la idea de estar en la cocina con Namjoon sin hablar lo inquieta. Desde ese día la pelinegra no volvió a molestarlo, ni siquiera en sus sueños. Aunque desde que no aparece, no puede dejar de recordarla; sus ojos vacíos, su mirada penetrante, esa escandalosa y tenebrosa cicatriz en la comisura de sus labios.
Parecía terrorífica su apariencia, nada dentro de ella era quien Yoongi conoció en algún momento.
La castaña estuvo evitándolo tanto que Yoongi tuvo que comenzar a hacerlo también, ni siquiera le da la oportunidad de disculparse o al menos saber si en realidad es lo que piensa.
—¿Cuándo terminarás esta pelea de niños? —Jimin le pregunta detrás del mostrador, perdido en su pantalla.
—Yo no empecé. —El pelinegro pasa a otra mesa.
—¿Bromeas? ¿Esa es tu excusa? —responde incrédulo y baja el celular.
—¿Qué quieres, Jimin? —La paciencia del pelinegro de mirada felina comienza a agotarse—. ¿Quieres que me disculpe? Desde la muerte de Yeonsoo lo único que hago es disculparme con todos. —cierra los ojos con fuerza y se masajea la sien—. Ya estoy harto.
—¿Pero cuál es tu plan? ¿Fingir que no se conocen?
—Yo no hice nada malo, la veo. —Respira profundo—. ¡Joder! ¡Quisiera no poder verla! Pero lo hago, no puedo controlarlo.
—Tal vez no quieres recuperarte —susurra por lo bajo, sabe a la perfección que si lo dice lo suficientemente fuerte, es probable que Yoongi se sienta atacado por sus dos amigos.
—¿Crees que es lindo ver a la única persona que amé, que por cierto está muerta? —Ríe irónico—. No, no quiero verla. Quiero estar en paz.
—No la dejas ir.
—¡Pasó un puto año! ¡¿Cómo demonios no voy a dejarla ir?! —Se tira el cabello con frustración—. Solo quiero vivir, en paz. Pero ustedes no me ayudan, me repiten una y otra vez lo enfermo que estoy, que debería estar en un psiquiátrico. Están hartos de mí.
—Nunca dijimos eso. —Jimin hace una mueca.
—No es necesario, los escucho susurrar. —Suspira de nuevo—. Lo sé porque cuando entro se callan, creen que soy un estúpido niño de primaria que no sabe lo que sucede a su alrededor. Soy el mayor pero pareciera que soy el menor.
—Yoongi...
—¡No! Jimin. Los escucho susurrar acerca de cómo tratarme. —Ahoga un sollozo, su rostro no está empapado, y su garganta aún no acumula un nudo pero aún así tiene tantas cosas por gritar que la única forma de manifestarse, es a través de un sollozo—. Intento no preocuparlos, intento fingir que todo está bien, pero nada está bien, estoy perdiendo la puta cabeza y ustedes me lo recuerdan todo el tiempo.
—Solo quiero que te recuperes. —Jimin suaviza su tono de voz, Yoongi está fuera de sí.
—¡Yo también! —Tira los brazos rendidos, tira todo su peso en la silla con la cabeza hacia atrás—. Quiero tener una vida, una novia, salir tranquilo, tenerla a ella en un hermoso recuerdo. Yo... —su voz se quiebra ligeramente. Debe respirar profundo para aminorar el nudo que se forma en su garganta.
—Yoongi...
—Como sea. —Sacude su cabeza—. No voy a disculparme con ustedes.
—Nadie pide que te disculpes. —Namjoon aparece por la puerta de la cocina.
—Creo que... —Kwan intenta escapar de la posible guerra campal. Deja el trapeador afirmado en una pared y visualiza su escape perfecto.
—Quédate Kwan, no tengo nada de que hablar con Namjoon.
—Te comportas como un niño —ataca Nam sin filtro.
Kwan agacha la cabeza y camina a paso lento, pero el castaño en la puerta de la cocina lo detiene. Decide que lo mejor será mantenerse en una esquina, donde no puedan alcanzarlo los puñetazos que está seguro que volarán, ni los objetos que probablemente se tiran uno contra otro.
—No te vayas. —El castaño asiente nervioso y se sienta en la silla más lejana del lugar.
—No hay necesidad de discutir. —Jimin deja el celular de lado, listo para intervenir si cualquiera de los dos comienza una pelea.
—No voy a disculparme. —Yoongi ríe seco por lo bajo.
—Maldito demente —susurra por lo bajo Namjoon. Jimin abre los ojos sorprendido, sabe que el castaño está dispuesto a pelear, sin importar si Yoongi está de acuerdo o no. Incluso, siendo consciente de que con todas las habilidades adquiridas por Yoongi durante sus años en peleas callejeras, pueda sin esfuerzo alguno voltearlo y noquearlo.
—¿Disculpa? —brama Yoongi, se levanta de su asiento con una sonrisa ladina en su rostro—. Si tienes el coraje para repetirlo, hazlo en mi rostro.
Yoongi se acerca de manera amenazadora a Namjoon, quién se mantiene erguido, sin bajar la guardia. Jimin camina lento, dispuesto a intervenir antes de que alguno de los dos colisione un puño contra el rostro del otro.
—Maldito... —desafía— loco.
Yoongi levanta el puño para golpear el rostro de Namjoon al mismo tiempo que la puerta de entrada se abre, todos giran su atención a la castaña de cabello rizado que entra sorprendida.
El pelinegro aprieta los puños con fuera, y baja su brazo con cuidado. Decide que no es momento de empezar una pelea, además, tarde o temprano terminarán disculpándose uno con el otro totalmente ebrios y tal vez llorando. Se gira ignorando completamente a Namjoon que espera ansioso empezar una pelea.
—¿Qué sucede? —Gyuri frunce el ceño y entra con recelo.
—Necesito hablar contigo. —Si no fuera por la furia que en estos momentos siente ni siquiera la miraría. Camina a paso decidido hasta ella y la toma de la muñeca para arrastrarla hasta la cocina.
—¿Tan importante fue? —Kwan habla desde la esquina, totalmente sorprendido por la actitud de su jefe.
—¿Qué? —Jimin lo mira confundido.
—La chica con la que el jefe sueña, esa de la que hablan. —Sonríe sin dientes—. ¿Fue tan importante para él?
Jimin asiente sin decir mucho, solo mira la puerta cerrada por la que pasó Yoongi y Gyuri hace menos de cinco minutos. No está seguro si lo mejor es dejarles a solas. Sabe que su amigo no sería capaz de lastimar a la castaña, pero está tan furioso que es capaz de decir algo de lo que más tarde se arrepentirá.
—¿Cómo era ella? —insiste Kwan al notar la nostalgia en los ojos de sus dos jefes.
—Era una persona problemática —declara Namjoon. No habla mucho de Yeonsoo, por no decir que en realidad nunca pudo refugiarse con nadie durante sus días más oscuros. Yoongi exigía demasiada atención. El castaño camina hasta una mesa se sienta en la silla cerca de Kwan, dispuesto a contar algunas cosas de su vieja amiga—. Era de esas personas que cargan tanta mierda en sus vidas que si te acercas te infecta y no puedes salir. Demasiados secretos, demasiados problemas —continúa con recelo en su voz—. Pero resultó ser una gran persona, siempre vio por nosotros, tanto que le costó la vida.
—¿Qué le sucedió? —Kwan despierta interés por la chica.
—¿Por qué tantas preguntas? —Jimin lo mira con el entrecejo arrugado.
—No lo sé. —Se encoge de hombros—. Hace unas semanas el jefe comenzó a actuar extraño y siempre hablan sobre una chica muerta. Supongo que es simple curiosidad.
—No deberías hablar de ella —sugiere Jimin, directamente a Nam, ignorando a Kwan por completo.
—¿Por qué no? —brama Nam—. ¿Ahora me dirás que es por respeto a Yoongi? ¿O solo él puede llorarle a Yeonsoo?
—Te comportas como un crío de dos años —masculla Jimin, y fija la mirada una vez más en la puerta de la cocina.
—Eres un idiota. —Namjoon niega con la cabeza y vuelve la vista a los ojos curiosos de Kwan—. Ella siempre será una parte importante de nuestras vidas, no hay forma que la dejemos atrás, somos quienes somos gracias a ella —hace una pausa.
—¿Por qué murió?
—Se relacionaba con gente mala, y al final uno de ellos terminó por arrastrarla al infierno. —Se encoge de hombros—. Espero que dónde sea que esté, esté pateando traseros, porque era muy buena en eso. —Ríe tirando cabeza hacia atrás—. ¡Joder! Ella sabía dar buenos puñetazos, nunca pude ganarle, incluso dando lo mejor de mí.
—Debió ser una gran persona.
—Lo era —susurra Jimin y mira el brazalete que cuelga de su muñeca.
La puerta se abre de nuevo, dando por finalizada la pequeña charla de ellos. El rostro sonriente de Haneul aparece por la puerta totalmente empapada.
Sacude levemente su cabello para que caigan esas gotas de lluvia y mira con determinación el rostro de todos los presentes. El ambiente, aún sin Yoongi, es demasiado tenso, tal vez es porque desapareció de una manera poco suave con la Guyri.
—¿Aún siguen peleados? —Haneul mira escrutadora a Namjoon quién solo se limita a ignorarla. Llega hasta el castaño de ojos encantadores y se adueña de sus labios, últimamente no se pudieron ver tanto como querían, y ya extrañaba sus besos—. Hola, amor.
—¿Me extrañaste? —Jimin la atrae más de la cintura.
—No tanto. —Sonríe juguetona—. No vendrá nadie, es mejor que cierren el lugar.
—Intenta convencer a Yoongi —comenta Namjoon con un matiz sarcástico.
—Hazlo tú, y ya que vas pídele disculpas. —Hane se separa un poco de Jimin para encarar a Namjoon.
—¿Sabes? Eres una gran persona, pero a veces eres un jodido grano en el trasero. —Namjoon se atreve a verla directo a los ojos.
Jimin prefiere no meterse, en realidad Haneul puede llegar a ser tan insoportable como una niña mal criada, sin embargo, nunca lo hace con mala intención.
—Gracias, es un don. Ahora levanta tu trasero y ve a disculparte con Yoongi porque él es...
—¡Tú no sabes cómo es! —la interrumpe—. Hace un año nos conoces, pero no sabes ni la mitad de nuestra historia, no conoces al verdadero Yoongi, ni tú, ni Jimin, ni nadie aquí. Así que no te metas.
Se levanta con furia y sale del bar, decide que antes de empezar una pelea innecesaria con Haneul, mejor se irá a pasear bajo la lluvia para despejar su mente. Algo en él comienza a estar incorrecto, su falta de paciencia y su ira están a flor de piel.
Yoongi suelta a Gyuri una vez que entran a la cocina. Ella se toca la zona afectada por el agarre pero no dice nada.
—Me ignoraste por una semana entera, no tengo tiempo para tus juegos. Dime de una vez qué demonios sucede —espeta, un nudo se forma en su garganta y sus ojos se cristalizan.
—Eres un pervertido —susurra, sin poder verlo a los ojos.
La decepción lo invade de una manera tan fuerte que se tambalea en el lugar. Esperaba que ella reaccionara de forma violenta, que lo golpeara, que lo amenazara con no volver a tocarla de esa manera, que fuera ella. Pero no lo es, Gyuri no es Yeonsoo.
—¿De qué hablas? —Pestañea rápidamente para espabilar las lágrimas—. Hablo en serio, quiero intentarlo contigo, te di espacio porque entendí que mi propuesta era indecente y estabas enojada. Pero ni siquiera me miras. —Se tira el cabello con frustración—. Preferiría que me golpees a que me ignores, si no quieres intentarlo solo dilo.
—¿Quieres que lo intente con alguien que tenía una chica en su casa? —Gyuri frunce el ceño enojada. A pesar que su tono de voz sea calmado y tranquilo, su rostro refleja lo enojada que realmente está.
—¿Qué?
—Cuando me fui, no baje del ascensor. Quería estar contigo esa noche y volví a subir. —Traga duro—. Ni siquiera logre tocar la puerta cuando salió esa chica.
Yoongi frunce el ceño confundido pero tan pronto como se cuestiona lo que sale de la boca de Gyuri lo entiende. Ella la vio. Vio a Yeonsoo.
—¿La viste? —La toma de los brazos con violencia.
—Me estás lastimando —se queja asustada el comportamiento brusco del azabache.
—¡¿Cómo era?! —La mira a los ojos expectante. Ella balbucea algo que no se logra entender—. ¡¿Qué te dijo?!
—Que eras delicioso. —Las lágrimas no tardan en aparecer en los ojos de la castaña totalmente aterrorizada—. E-ella tenía cabello corto y una horrenda cicatriz en el labio... Yoongi suéltame —solloza.
—No estaba loco, ella realmente está viva —dice con la mirada perdida en algún punto en el suelo. Sin escuchar la petición de Gyuri la toma con fuerza y la arrastra fuera de la cocina para encontrar a Haneul con Jimin, y Kwan en una esquina—. ¡Diles!
—¿Qué sucede? —Jimin frunce el ceño al ver cómo Gyuri se queja entre llantos por el fuerte agarre de Yoongi sobre su brazo. Inmediatamente coloca detrás de él a Hane.
—¡Ella la vio! ¡Vio a Yeonsoo! —Sacude un poco el cuerpo de la castaña.
—¡Suéltala! —Jimin se apresura a separar su violento cuerpo de Gyuri, pero Yoongi está fuera de sí, por lo que lo empuja lejos de ellos.
—¡DILES! —La sacude con un poco más de fuerza provocando que chille de dolor.
—¡¿QUE MIERDA TE PASA YOONGI?! —Namjoon aparece por la entrada totalmente empapado, camina con velocidad hasta el pelinegro y lo empuja lejos de Gyuri quien cae de rodillas.
—¡ELLA LA VIO! ¡NO ESTOY LOCO! —Sin medir su fuerza, golpea el rostro de Namjoon a puño cerrado provocando que se tambalee hacía atrás. Haneul ahoga un grito al mismo tiempo que Jimin decide intervenir.
Antes de que Namjoon devuelva el golpe, el castaño golpea a Yoongi tirándolo al suelo. Nam abre los ojos sorprendido por el ataque de Jimin hacia Yoongi. Pero sobre todo, ante la tranquilidad con la que se mueve. Como si el chico frente a ellos, hubiese despertado al sujeto que estaba metido en una pelea clandestina, y borrara del mapa al risueño tipo de la caja registradora.
—¡Vete y no vuelvas! —escupe Jimin hacia un anonado Yoongi. Qué solo se toca la mejilla adolorida.
Sus sentidos vuelven al mismo tiempo que se da cuenta que realmente está mal. Gyuri llora tocándose la zona afectada mientras Haneul la abraza, ambas lo miran aterrorizadas. Namjoon tiene el labio partido y Kwan está listo para llamar a la policía.
Yoongi se levanta dispuesto a irse, y tal vez encerrarse en un psiquiátrico de por vida. Sin embargo, la puerta de entrada se abre y cuatro chicos encapuchados entrar empuñando armas.
—¡QUIETOS TODOS! —grita el primero acercándose a las dos chicas que ahora se encuentran indefensas, porque gracias al espectáculo de Yoongi, Jimin y Namjoon las han dejado atrás.
Un hombre se acerca a Kwan y toma su celular para estrellarlo contra el suelo haciéndolo añicos. El tercer hombre, acompañado del cuarto, se acerca hasta los chicos y los obliga a arrodillarse en el suelo con las manos sobre la cabeza.
Estás cosas no suelen suceder en Seúl, es un país muy seguro, pero este no parece un robó normal, ni siquiera hablan o los revisan para quitarles lo que llevan encima, solo los mantienen apuntando su cabeza.
—Llévense lo que quieran, solo no nos hagan daño —habla Jimin sin quitarle la vista a Haneul y Gyuri que se mantienen con la mirada en el suelo totalmente aterrorizadas.
—Levántate linda, tienes algo que quiero. —Toma del brazo a Hane, Jimin intenta llegar a ella pero de inmediato le apuntan con fuerza a la castaña provocando que chille, Jimin aprieta los labios y vuelve a su lugar, sin quitar la vista de su novia—. Si alguno de ustedes hace una estupidez abriremos fuego contra todos.
—¿Qué quieres? —escupe Yoongi con desprecio.
—Linda, abre la caja para mí. —Le guiña un ojo a Hane y se dirige directamente a Yoongi, se inclina frente a él y sonríe de lado. A pesar de que los cuatro lleven pasamontañas se puede ver a la perfección sus labios y ojos—. El temido Isilo, eres una leyenda en las calles.
Yoongi frunce el ceño, ahora puede verificar que no se trata de un simple robo, es mucho más que eso.
—Escuché que mataste a golpes al último que se te enfrentó —silba y ríe—. Eres una bestia, ¿verdad?
—Dime que quieres y luego lárgate —declara con toda la serenidad que puede tener. Sin dejarse intimidar.
—Veras, necesito algo que mi jefe pide. —Hace un mohín con la mano en la que tiene el arma—. Sabes como son, quisquilloso y caprichosos. Supongo que algo como eso debe estar en una caja fuerte.
—Ya la abrí —dice Hane retrocediendo sin levantar la mirada. El chico sonríe y le hace una señal al hombre que está detrás de ellos para que vaya a ver—. ¿Ella es tu novia? —le señala a Haneul, Yoongi solo se mantiene con la mirada fija en los ojos negros de su agresor—. No, ella no es... Entonces la otra.
Yoongi se remueve levemente, la idea de que pongan un dedo sobre la menuda castaña lo tortura, más aún por recordar todo lo que acaba de hacer, la manera en que se atrevió a tocarla, a gritarle y maltratarla; quiere golpearse con tanta fuerza que su vida se acabaría.
—Es ella. —Ríe y se acerca hasta Gyuri quien se mantiene sollozando en silencio sin levantar la mirada—. ¿Cómo te llamas? —Toma su mentón y la obliga a mirarlo.
—No la toques —escupe Yoongi. Se intenta levanta pero uno de los agresores es más rápido y con la culata golpea el rostro de el pelinegro provocando que caiga al suelo en un golpe sordo. Su vista se nubla unos segundos y debe sacudir su cabeza para espabilar el sonido blanco.
—Tranquilo Isilo, nosotros no peleamos. —Ríe el que parece ser el líder.
—Jefe, no está —anuncia el que estaba buscando en la caja fuerte.
—¡Busca de nuevo! —espeta.
—No hay nada más que dinero —vuelve a hablar.
—¡Joder! —Empuja a Gyuri tirándola al suelo. Yoongi se levanta, logrando colocarse de rodillas con la mandíbula presionada—. ¿Dónde está?
Se acerca a Yoongi y se acuchilla para llegarle a la altura. El pelinegro aprieta fuerte sus puños para evitar hacer cualquier cosa que provoque que salgan lastimados sus amigos.
El agresor frente a él lo mira fijamente, esperando que hable pero claramente Yoongi no va a decir nada, aunque sinceramente no tiene idea de lo que en realidad buscan. El chico le apunta directo en la cabeza pero algo en su cuello llama su atención.
—Aquí estás. —Sonríe de lado, y antes de que Yoongi reaccione toma el collar con el anillo de Yeonsoo y lo tira con fuerza provocando que se corte la cadena—. Lo tengo, podemos irnos.
—¡No te lo puedes llevar! —espeta Yoongi. Es lo único que tiene de ella, no puede permitir que nadie lo toque.
Antes de que si quiera se atreva a contestar, todo pasa de manera lenta y confusa.
Tres personas familiares aparecen uniformadas por la puerta golpeándola con fuerza, llevan chalecos antibalas con las siglas «DCV» en el frente. Empuñan armas y rodean a los hombres que intentan aferrarse a los rehenes.
Haneul saca de su bolso un arma y le apunta al chico que antes revisaba la caja registradora.
Namjoon, Jimin y Yoongi no pueden dejar de ver a uno de los agentes en especial. Lleva su cabello corto suelto, muñequeras, pantalón policía y un cinturón con otra arma de repuesto. Debajo del chaleco lleva una polera negra con las mangas hasta los codos. Su mirada es escrutadora, fría y calculadora.
Sin darse cuenta, los tres comienzan a llorar al mismo tiempo que sus corazones se agitan y su respiración se entrecorta. Ella está ahí, mirando a los asaltantes, sin darse cuenta de lo que está provocando en ellos.
Haneul toma el arma por el cañón y de un ágil golpe, estrella la culata del arma contra el rostro del asaltante provocando que caiga desmayado al instante. Jimin la mira totalmente anonado, no hay miedo en su mirada, y sus actos son tan seguros que podría jurar no conocer a la chica frente a él.
—No sean imbéciles, están rodeados —habla él con la voz ronca—. Somos DCV, si no sueltan las armas abriremos fuego y alegaremos que fue en defensa propia.
Los asaltantes se miran entre sí, saben que afuera del bar hay más oficiales, no tiene escapatoria. Tiran las armas y se arrodillan con las manos sobre la cabeza, mascullando insultos que no logran a entenderse.
—¿Estás bien? —Se acerca hasta Haneul y la mira divertida.
—Sí, gracias por llegar a tiempo Hunter. —Abraza a su amiga quien solo sonríe y asiente.
—Debiste llamar al instante, Haneul.
—Por favor, Jungkook —masculla la castaña—. Mi celular estaba a metros de mí. Además ustedes llegaron tarde.
—No me culpes. —Jungkook rodea a los tres chicos que se mantienen en completo silencio, totalmente petrificados por lo que está sucediendo—. Había demasiado tráfico, Yeonsoo eligió el peor camino para llegar.
Ella ríe y guarda su arma. Camina hasta Kwan y le sonríe, pero este retrocede un poco al ver la escandalosa cicatriz de ella—. Tranquilo, somos oficiales. Departamento de Crímenes Violentos. —dice sacando su placa y mostrándola.
—Yeonsoo... —susurra Namjoon al borde del colapso mental.
Ella se gira y los encara, los tres no dejan de verla, no dejan de llorar, no pueden respirar, están al borde del abismo solo por verla. Ahora entienden que Yoongi no estaba loco, ella realmente está viva; ella estuvo acosando su mente, estuvo jugando con todos, ella hizo que todos creyeran que él había perdido la cabeza por completo.
—Hola chicos. —Ella sonríe sin dientes incómoda.
—¿Cómo... —Jimin intenta hablar, pero las palabras lo abandonan.
—Sera mejor que se sienten, es una larga historia.
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