29

Yeonsoo cae inconsciente sobre sus brazos. Yoongi abre los ojos sorprendido agarrándola para que no colisione contra el suelo. No tiene idea de lo que sucede y las ganas de llamar a Jungkook y preguntarle sobre lo que pasa con Ghots y lo demás le pican de sobremanera.

—Joder, Yeonsoo, despierta. —Intenta moverla, sin embargo la chica está completamente desmayada.

Él la toma por la espalda baja y por las piernas, su peso es más ligero del que recordaba, tan así que sabe que algo no la deja comer correctamente. Yeonsoo nunca fue una chica con poco apetito, recuerda que incluso cuando convivían y no eran muy cercanos, debía comprar el doble de comida qué cuando vivía con su madre, ya que parecía no tener fondo a la hora de comer.

Se plantea mentalmente si es buena idea dejarla en el sofá o sobre su cama. Al final, decide que sería incómodo para ella dormir en el sofá por lo que opta por la segunda opción. Le saca sus botas militares habituales, y el móvil de su bolsillo para dejarlo sobre la mesa de luz, sale sin hacer mucho ruido, con las botas, una almohada y una manta en manos. Deja el calzado en la entrada, y acomoda el sofá para poder dormir.

Una parte de él desea poder saber todo lo que ocurre en la vida de ella, pero sabe que no es posible, no sin invadir el espacio personal de ella. Por eso solo se recuesta y cierra los ojos.

Los minutos en el reloj de pared comienzan a pasar lento, y con ellos dan luz verde a los descabellados pensamientos de Yoongi invadir su mente. Comienza a girar de un lado a otro, intentando buscar una posición adecuada para conciliar el sueño, sin embargo, sabe que nada podrá ayudarlo a dormir, porque del otro lado de la puerta, se encuentra quien una vez fue el amor de su vida, completamente inconsciente, con golpes sobre su cuerpo y delgada.

—Joder, Yoongi. Solo duérmete —se regaña así mismo cerrando los ojos con fuerza.

«Esto me recuerda a cuando ella sufría bajo la mano de Hyun, y tu no hacías nada» piensa.

Suspira pesado y se levanta. Camina hasta la nevera y saca hielo, después prepara café y le hecha los cubitos. Se pasea por toda la estancia y cuando sus pensamientos pueden más que su voluntad camina a paso lento hasta la habitación. Yeonsoo se encuentra durmiendo con tanta serenidad, que teme despertarla, parece que por primera vez en semanas puede descansar. Respira profundo y destapa un poco su cuerpo para ver su torso subir y bajar en un ritmo suave y lento, con la mano temblorosa toma el final de su playera y la levanta con sumo cuidado, hasta encontrarse con hematomas del tamaño de su puño sobre sus costillas.

Su respiración se atora y un nudo se instala en su garganta, sin poder evitarlo levanta un poco más la playera hasta llegar a su sostén, donde puede ver dos hematomas mas, con un tamaño más pequeño que el primero. Imágenes de ella suplicando por su vida, donde llora y pide por favor que se detenga lo invaden por completo, tanto que debe retroceder y cerrar los puños con fuerza.

Respira un vez más, cerrando los ojos para tranquilizar su acelerado corazón y vuelve al cuerpo de la menuda para cubrirlo de nuevo y tomar su móvil. Deben haber mensajes o algo que le de una pista de quién demonios hace esto y porqué.

Toma la mano de Yeonsoo y logra desbloquear el aparato con su huella. Sabe que lo que hace no es correcto; sabe que Jungkook no lo haría, él esperaría a que ella despertara para preguntarle; pero también sabe que Yeonsoo no le dirá nada. Y aunque le gustaría hacer la vista gorda, hace menos de dos mes y medio estaba llorándole a una tumba vacía, pidiéndole que regrese. Ahora que regresó no puede perderle de nuevo. 

Primero entra a los mensajes, pero nada sospechoso, a penas si hay chats y la mayoría son de hace varios días. Incluyendo a Jungkook, luego entra a las llamadas pero igual es un desierto. Finalmente, decide entrar a las fotos, entonces lo ve. Hay al menos cinco fotos del cuerpo completamente destruido de Jimin.

Yoongi cae de rodillas al darse cuenta de inmediato todo lo que sucede, no puede seguir viendo las fotos, por lo que bloquea de nuevo el aparato y sale de la habitación, toma su chaqueta y sale del departamento. Todo su cuerpo irradia furia, quiere golpear a cualquiera que se atraviese en su camino, tiene tantos pensamientos y odio en su sistema que no piensa con claridad.

Se monta a su bocho y conduce sin cuidado, no queda tan lejos por lo que no tarda tanto en llegar. Baja y sube las escaleras de dos en dos, aún con el enojo latente, coloca la clave en la puerta, sin embargo la puerta no sede, sin perder tiempo la golpea con brutalidad.

Nadie atiende del otro lado, respira profundo intentando tranquilizar su acelerado corazón y piensa las posibles contraseñas, Jimin no es muy bueno para recordar claves, por lo que debería ser algo fácil para él. Después de tres intentos, la puerta sede y entra.

—¡Jimin! —grita en busca de su amigo, sin embargo no puede escuchar nada—. ¡JODER! ¡Maldita sea, Jimin!

Sus pulmones queman ante el grito que acaba de dar, va hacia el baño pero no hay nadie, por lo que camina a la habitación.

Ahí está.

⭒❀⭒

Después de que Yoongi le sacara las esposas, Jimin se sentó en el sofá esperando a que su amigo hable, que empiece con sus preguntas, sin embargo lo único que puede hacer es acercarse a la ventana y fumar un cigarrillo tras otro. El castaño está seguro que acaba de pasar al menos media hora desde que se paró en esa ventana a seguir matando sus pulmones poco a poco.

—¿Desde cuando? —suelta Yoongi sin mirarlo, soltando el humo.

—No sé a qué te refieres —susurra Jimin, está tan asustado de lo que puede hacerle Yoongi que no quiere decir nada incorrecto.

—No juegues conmigo, imbécil —farfulla entre dientes con el pulso latiendo detrás de su oreja—. ¿Cuando recaíste? —Yoongi pisa la colilla del cigarrillo y lo mira expectante.

—No lo sé.

—¡¿Cómo demonios no lo sabes?! —La paciencia de Yoongi se termina y su volumen de voz aumenta.

—¡Hay días en los que no sabía qué hora era! —Jimin habla por lo alto, completamente alterado—. No sé, tal vez tres semanas, tal vez cuatro. No tengo idea de cuando empecé.

—¿Desde cuando Yeonsoo te cuida? —brama.

—Hace casi catorce días —titubea.

—Joder —escupe molesto.

Recuerda cuando Jimin estaba en esa etapa, fue realmente duro para todos, pero a diferencia de ahora, no estaba solo. Tenía a todos sus amigos ayudándolo cuando tenía sus ataques de violencia, cuando vomitaba o sufría por los dolores de la abstinencia. Era demasiado doloroso para todos.

Yoongi recuerda que Jimin lo golpeo a puño cerrado, totalmente ido por la furia. Incluso, recuerda los golpes que recibió cada uno de los chicos que lo cuidaban, habían decidido quedarse los cinco con él, porque nadie se creía capaz de poder contenerlo estando solo, sin embargo ella lo hizo. Durante dos semanas, los peores días después de una recaída, lo pasó completamente sola.

—¿Tu...? —Sus palabras quedan en el aire, no puede ni siquiera imaginar a Jimin golpeando a Yeonsoo en uno de sus ataques. Sabe que no es su culpa, en ese estado es incapaz de ser coherente con lo que hace.

—Lo siento —susurra por lo bajo.

—¿Por qué, Yeonsoo? ¿Por qué no me pediste ayuda? —se pregunta así mismo. Cierra los ojos con fuerza apretando los puños.

—Yo le pedí que no dijera nada —susurra el castaño.

Y es lo único que necesita para sacar su furia nuevamente.

Toma del cuello a Jimin y levanta su puño para estrellarlo contra su rostro, sin embargo no lo hace. Se detiene en medio del camino al ver sus ojos rojos, las ojeras y la delgadez de su rostro.

—¿Le pediste que no dijera nada, sabiendo que tienes ataques de violencia?

—Lo sé, lo siento. —Las lágrimas se acumulan en los ojos de Jimin.

Yoongi lo suelta y ahoga un grito de furia, completamente fuera de si. Gira sobre su propio eje y comienza a dar puñetazos en la pared hasta que su nudillos sangran y su respiración comienza a quemar. Tiene tanto dolor en sus sistema que lo único que quiere hacer es volver a su departamento, abrazar a la menuda mujer y llorar. Decirle que lo siente por todas las veces que la juzgó, por dejarla sola en el peor momento, por no escuchar los pedidos de ayuda, por todo.

—¿Viste su cuerpo? —tartamudea de la ira, completamente destruido, afirmando su frente contra la pared.

—N-no.

—Si tan solo pudiera, devolvería cada golpe que le has proporcionado.

—L-lo siento tanto —lloriquea.

Yoongi suspira profundo y lo encara.

—No puedes seguir haciéndole esto, ella está mal. Ni siquiera duerme, está delgada y no tiene fuerza para absolutamente nada.

—No puedo decirle a Haneul la verdad, ella... simplemente no puedo.

—No dejaré que te lleves a Yeonsoo contigo. —Niega con la cabeza. Saca su móvil del bolsillo y marca el número que tenía guardado hace mucho tiempo. No esperaba usarlo, de hecho se había olvidado por completo que estaba entre sus contactos, pero ahora con todo esto no puede solo ignorarlo. No cometerá el mismo error que antes.

—¿Qué haces? —El pánico se filtra en sus palabras.

—Te internaré —anuncia mientras escucha los pitidos del otro lado de la línea.

—¡¿Qué?! —chilla Jimin intentando arrebatarle el móvil.

Yoongi logra esquivarlo, sin embargo, Jimin vuelve a abalanzarse sobre él y logra quitarle el aparato para estrellarlo contra el suelo.

—¡¿Estás demente?! —Yoongi lo vuelve a tomar por el cuello, dispuesto a golpearlo. Sin embargo, se detiene y lo empuja levemente para recoger su móvil.

Su pantalla está hecha trizas, pero aún funciona, por lo que podrá llamar.

—¡Si llamas cumpliré una condena en la cárcel! ¡Lo sabes, Yoongi! ¡Lo sabes! —menciona desesperado, pero el peliengro no tiene intención de escucharlo. Si lo arrestan Yeonsoo moverá cielos y mares para sacarlo en un par de horas, no es algo que le preocupe—. No llames, espera—suplica un desesperado Jimin.

—¿Esperar qué?

—Espera a que Yeonsoo llegue, si ella dice que es la mejor idea entonces iré. No pelearé y haré el mayor de mis esfuerzos por recuperarme. —Suspira—. Pero, solo y únicamente si ella lo aprueba.

—¿Quién dice que no lo hará?

—No estoy diciendo eso, pero durante estos días supe quien es en realidad. —Jimin se sienta de nuevo en el sofá—. Es la misma chica de la que te enamoraste, es la misma idiota que golpeo a puño cerrado a la chica que me gustaba solo para protegerme. —Ríe ante el recuerdo—. Es la misma descabellada y altanera chica de siempre; la que se metió en medio de fuego cruzado solo para salvarnos; la que se ofreció como carnada para que pudieran atrapar a Hyun; la que decidió terminar su vida para poder darnos una a nosotros. —Sin darse cuenta de que sus lágrimas bajan por sus mejillas. Yoongi mira un punto en la ventana, intentando tragar el nudo de su garganta que amenaza con delatar lo mucho que le afecta lo qué Jimin dice.

»¿Sabes? Sigue siendo ella, solo que ahora tiene una placa y un trabajo, pero no dejó de ser la chica que nos aceptaba con todo nuestro pasado oscuro, sin juzgarnos, sin querer cambiarnos. —Seca sus lágrimas y mira a Yoongi—. Confío en ella tanto para poner mi vida en sus manos. Es por eso que si ella lo aprueba entonces lo haré.

Yoongi suspira y asiente, incapaz de confiar en su voz ahora mismo. Sabe que es probable que lo traicione y termine por largar aquellas lágrimas acumuladas. Se saca la chaqueta y la cuelga para caminar a la cocina y sacar productos de limpieza.

—¿Qué haces? —Jimin frunce el ceño.

—No creo que Yeonsoo venga hoy, estaba tan mal que se desmayó en mis brazos —menciona sin mirarlo—. Por lo que la ayudaré tanto como pueda, limpiaré este desastre y luego compraré algo de comida para que cenes. Me quedaré hasta el amanecer.

Jimin se limita a responder con un asentimiento, a pesar que le gustaría ayudar con la limpieza, Yoongi le pidió que se quedara en su lugar. Aún no perdona todo lo que le hizo pasar a Yeonsoo solo por que Haneul no se entere, por lo que limpiar todo le ayudará a despejar un poco su mente.

Los minutos pasan, el baño termina reluciente, prosigue y pasa directo a la cocina. No hay detergente, se las tuvo que arreglar con los pocos productos de limpieza que hay.

La puerta suena y frunce el entrecejo. Mira la hora en su reloj de muñeca, debe haber pasado al menos una hora desde que dejó el departamento, y casi dos horas desde que Yeonsoo perdió el conocimiento.

—Veo que estas de buenas hoy, porque limpiaras el desastre que hiciste —anuncia ella desde la entrada.

Yoongi no puede sentirse más triste al saber que ni siquiera puede descansar cuando su cuerpo le grita a los cuatro vientos que se detenga un momento. Tiene tantas responsabilidades que no puede dormir más de lo que se permite.

—Yeonsoo... —susurra Jimin a puras penas.

—No hay quejas, Park. Tuve un día realmente malo, sin mencionar que Yoongi...

—Yeonsoo —la interrumpe. Ahora con pánico en sus palabras.

—¿Qué mierda, Jimin?

—¿Este era tu secreto? —masculla Yoongi saliendo de la cocina.

Ella se paraliza en su lugar. La bolsa que traía en manos cae y puede ver todo su contenido en el suelo. Vitaminas, suero y detergente, además de comida. Cierra los ojos maldiciéndose, debió darse cuenta que cuando Jimin desapareció ella comenzó a actuar extraño. Se odia tanto en estos momentos por haber sido tan idiota.

—¿Qué haces aquí? —susurra. Como si hubiese visto un fantasma.

—¿Es lo único que dirás? —Yoongi se retira los guantes de látex y los deja a un lado. Jimin se levanta y es entonces que Yeonsoo corre hasta él y se interpone entre el pelinegro y el castaño, sin dejar de ver a Yoongi amenazante. Como si estuviera protegiendo a su hermano menor.

—No tengo que darte explicaciones, vete —ordena más segura que antes.

—Voy a internarlo, con o sin tu consentimiento —menciona Yoongi girando dispuesto a ir en busca de su móvil.

Ahora que Yeonsoo está presente no va a dejar pasar la oportunidad.

—No lo harás. 

Yoongi decide ignorarla, sin embargo el sonido un arma siendo levantada en alto, sobre todo cuando le sacan el seguro le hace detenerse de inmediato. Los vellos de su nuca se erizan y gira con cuidado. Yeonsoo le apunta con el arma dispuesta a dispararle si es necesario.

—¿Acaso eres idiota? —La paciencia de Yoongi comienza a agotarse cada vez más—. Estás desnutrida, tienes golpes en todo el cuerpo y no puedes sostenerte de pie.

—No es tu problema, Min. No te metas donde nadie te llama.

Él camina a paso lento hasta ella y deja que el cañón del arma se pegue a su pecho.

—Sí vas a dispararme, hazlo. De lo contrario baja esa puta arma —la reta. Yeonsoo aprieta la mandíbula pero finalmente sede y coloca el seguro para guardarla en la parte trasera de su cinturón—. Vas a morir.

—Como si eso importara. —Ella hace un mohín y vuelve a la entrada, en busca de todas las cosas que tiró.

—A mi me importa.

—Si claro. —El sarcasmo se filtra en sus palabras—. Seguro estabas tan preocupado que no pudiste evitar meter tu estúpido pene en la vagina de la mojigata.

Jimin abre los ojos sorprendido pero no dice nada. Es claro que hay mucho más de lo que dicen, sin embargo no va a meterse. Recuerda como ellos se enamoraron, y fue exactamente de la misma manera que ahora, entre discusiones. Se acerca a Yeonsoo y la ayuda con algunas cosas del suelo.

—¿Eso que mierda importa? —Yoongi se acerca a la menuda que le da la espalda.

—¿No vas a negarlo? —Ríe seca. Deja el suero en la mesa y camina a la habitación en busca de las cosas que necesita para colocárselo a Jimin, con Yoongi siguiéndole el paso.

—¿Acaso debería? ¿No eres tu la de la relación estable y perfecta?¿Estás celosa? —No hay diversión ni burla en sus palabras, sino enojo.

—No seas ridículo. —Yeonsoo vuelve a la estancia y toma el brazo de Jimin para poder colocar la aguja en su vena, y así conectarla al suero—. No siento celos de la mojigata, siento pena de ella.

—¿Podemos dejar de hablar de ella? ¿Por qué demonios no me dijiste que estabas cuidando a Jimin? —Yoongi se acerca un poco más.

Yeonsoo termina de colocar la cinta y levanta en alto el suero para dejar que corra todo el liquido de manera apropiada hacia el sistema de Jimin.

—No tenía por qué. —Ella camina hasta la cocina seguida de Yoongi, toma un vaso con agua y luego vuelve hasta donde está el castaño para darle un par de vitaminas—. No te muevas y bebe esto.

—Deja de actuar de esa manera.

—¿Qué quieres que te diga, Yoongi? —Ella por fin lo encara—. ¿Quieres que me tire a tus brazos y pida perdón?¿Quieres que te diga que lamento no haberte pedido ayuda, que eres mi héroe por siempre aparecer de la nada? Solo dime que quieres para que luego te vayas.

—Solo quiero que cuentes conmigo —admite—. Él también es mi amigo, pude ayudar.

—Pero él no lo quería, y siendo sincera, yo tampoco —escupe. Yeonsoo se aleja de él y camina hasta la cocina para poder tomar un vaso de agua—. Me repites una y otra vez que me quieres fuera de tu vida, y de pronto estás preocupado por mi bienestar. No se a qué clase de juego intentas jugar, pero no voy a seguirte, estoy cuidando a Jimin y tu estúpido trasero. Te ruego que no lo hagas más difícil de lo que ya lo es.

El cansancio es tan notorio en sus palabras que Yoongi solo se limita a asentir. Tiene razón, nunca debió intervenir. Tal vez ella está mejor sin él, sin embargo, eso no parece ser lo correcto.

—Llama —musita Jimin.

—¿Qué? —Yoongi gira para verlo.

—Tienes razón, fue egoísta de mi parte dejar que Yeonsoo cargara con tanta responsabilidad. Debí pedir ayuda desde un principio. —Jimin se levanta del sofá y camina hasta Yeonsoo para envolverla en un abrazo, aún con el suero—. Lo siento tanto.

—No lo hagas.

—Es lo mejor, además —asegura y se separa para poder verla a los ojos—. Podrás follarte a Yoongi sin tener que ponerme de excusa.

—No quiero follarme a Yoongi. —Ríe por lo bajo.

—Si claro. —Jimin rueda los ojos al cielo y camina hasta Yoongi—. Por favor llama.

Él mira a Yeonsoo para la aprobación final, pero ella solo mira con tristeza, nostalgia y algo que no puede descifrar el maltratado cuerpo de Jimin. Entonces asiente y saca su móvil.

⭒❀⭒

Yeonsoo termina de ordenar todas las pertenencias de Jimin en el bolso.

Cuando Yoongi llamó, no esperaba que tuviera una respuesta inmediata. Dijeron que al amanecer lo esperarían para mostrarle las instalaciones, y si le agradaba podía quedarse el mismo día. Es por eso que decidieron ordenar todas sus cosas.

El pelinegro se mantuvo en silencio, se sentía mal respecto a todo lo que estaba pasando. Por otro lado, Yeonsoo no dejaba de repetir una y otra vez que si había una mínima cosa que no le gustaba se largarían de ahí con Jimin. No dejaría a su amigo en un lugar del que desconfiara.

La dirección del lugar queda al menos a cinco horas de la ciudad solo de ida, en algún lugar de las montañas. Por lo que deben salir antes de lo esperado, Yoongi con permiso de Jimin, le llama a Namjoon para contarle absolutamente todo, por supuesto que no tardó en aparecer en el departamento con Hunter a su lado. Es evidente que ambos estaban juntos, sin mencionar que ya pasaban de las tres de la madrugada.

Jimin volvió a llorar y pedirle disculpas a sus amigos. Namjoon aseguró de que se hará cargo del bar, y que incluso estaba pensando cerrarlo solo por el día de hoy, a lo que Yoongi accedió. Después de todo, un cocinero es poco para la cantidad de personas que visitan el bar.

Hunter le sugirió a Yoongi dormir un poco hasta la hora de partida, ya que el viaje es largo y no ha dormido nada durante el día, por lo que se recostó en la cama del castaño a descansar.

—¿Guardaste tu cepillo de dientes? —cuestiona Yeonsoo mirando a Jimin.

—Es la quinta vez que me lo preguntas, y ya dije que sí —responde el castaño desde el sofá donde ve unos videos que Namjoon le muestra.

—Revisa —insiste.

Jimin rueda los ojos y toma su mochila, donde saca su cepillo para mostrárselo y volver a guardarlo.

—Tranquila, Yeonsoo. —Hunter se acerca con una taza de café—. Jimin estará bien, no te preocupes.

—Gracias por decirlo, de pronto la preocupación se esfumó. —El sarcasmo se apodera de sus palabras.

—A veces no te soporto —confiesa la rubia sentándose al lado del castaño para ver junto a él y Namjoon los video.

—Lo sé. —La azabache se acerca a la ventana y enciende un cigarrillo.

—Gracias —susurra Namjoon.

—¿Por qué?

—Por no dejarlo morir. —Suspira—. No me di cuenta que Jimin estaba pidiendo ayuda, ni siquiera tomé en cuenta cuanto podía afectarle tu vuelta o la verdad de Haneul, solo lo pasé por alto y dejé a mi amigo solo.

—No está mal pensar en uno mismo de vez en cuando. —Ella le sonríe.

—Deberías escucharte. Porque ni siquiera puedo reconocer a mi vieja amiga quien solo pensaba en si misma —dice tomando un sorbo de café.

Ella solo da una fuerte calada al cigarrillo para luego mirar por la ventana. Dos semanas pasó al lado de Jimin, avanzando de forma lenta y casi tortuosa, para que en solo cinco minutos Yoongi llegara y arruinara todo. No puede imaginar a Jimin internado por las drogas. No se preocupa por la sentencia, eso está prácticamente descartado, pero no podrá hacer nada por el en una institución privada. Su móvil suena sacándola de su ensimismamiento, lo toma viendo el nombre que se ilumina. Respira profundo y atiende.

—¿Hola?

—¿Te desperté?

—Ni siquiera puedo dormir.

—Necesitamos hablar. —Su voz suena tortuosa.

—Ahora no puedo.

—Jade..—suplica—. No llegaste a casa, no tengo ni idea de dónde estás, solo... no puedo esperar otro minuto mas.

—Estoy por irme de la cuidad por el día.

—¿Qué? ¿Por qué? —cuestiona un poco alterado.

—Es una historia larga, yo... —calla. Separándose el móvil del oído un momento.

—¿Quién es? —pregunta Jimin desde el sofá.

—Jungkook —responde sin energía.

—Dile, si debes decirle sobre mí hazlo. Ya no me seguiré ocultando. —Le sonríe cálido.

—Jungkook, ven a casa de Jimin. Te estaré esperando —dice y corta.

⭒❀⭒

El pelinegro no tarda tanto como esperaba, al entrar su enojo era evidente. Tal vez creía que el chico con quien ella estaba era el castaño, pero luego de que sentara en una de las butacas, con Yeonsoo enfrente y ella contara absolutamente todo sin guardar ningún detalle, se tranquilizó. Aunque no del todo, quería golpear a Jimin por haberla tocado de esa manera, sin embargo, Yeonsoo le dijo que se iría si tocaba un solo cabello del castaño.

—¿Entonces qué harás ahora. —Jungkook intenta sostener la mano de Yeonsoo, sin embargo ella la retira con mucho cuidado. Camina hasta la habitación y vuelve con el botiquín de primeros auxilios en mano. No puede creer que no se haya curado las heridas.

—Iré junto con Yoongi a ver una instalación para que pueda hacer rehabilitación —confiesa mientras le obliga a girar, se coloca entre sus piernas mientras las manos de Jungkook se aferran a sus caderas.

—¿Yoongi? ¿Él sabe? —La sorpresa e incomodidad filtran sus palabras.

—Sí —murmura aplicando crema en sus heridas.

—¿Tú le dijiste antes que a mi? —La decepción es evidente.

—No le dije nada, él simplemente lo averiguó por su propia cuenta —escupe un poco ofendida ante las excusas de Jungkook. Coloca una bandita sobre la herida del pómulo y pasa a su ceja.

—¿Por qué debe ir él? —Las preguntas incesante de Jungkook comienzan a molestarle.

—Por que él es amigo de Jimin, ni siquiera le viste al rostro en cuanto entraste —brama con recelo—. Fue estúpido pelearte con Yoongi, ¿lo sabes?

—Creí que él podía golpearte —murmura con timidez—. Él pensó lo mismo.

—Parecen animales actuando por instinto —le regaña y retira un mechón de cabello que le cae sobre la frente para poder ponerle una bandita en la herida. 

Jungkook se acerca un poco a ella y le abraza por la cintura apoyando su cabeza de costado sobre el pecho de Yeonsoo, escuchando su latir lento y rítmico. 

—Quiero que vuelvas a casa, Yeonsoo —se sincera—. Yo podría acompañarte a lo de Jimin, ni siquiera deberíamos involucrar a Yoongi.

Yeonsoo se separa del agarre del chico y toma su móvil para ver la hora. El reloj marca las cinco con treinta de la mañana.

—No tengo energía para poder pelear contra tus celos idiotas.

Antes de que Jungkook le responda cualquier cosa, decide que es momento de despertar a Yoongi por lo que camina hasta la habitación. Abre la puerta con cuidado y lo ve. Se encuentra tranquilo, durmiendo de costado con la almohada entre sus piernas y brazos, como si abrazara a una persona. No puede evitar recordar cuando dormía a su lado, como la envolvía con sus piernas y brazos sin dejarla escapar.

Sacude su cabeza espabilando aquellos recuerdos y camina hasta él.

—Yoongi, creo que es hora de irnos. —Yeonsoo le susurra en el oído, sin embargo no parece escucharla, por lo que comienza a pasar su mano por su cabello—. Yoongi, se nos hará tarde si no despiertas, y juro que pondré una bala...

—En mi cabeza —completa ronco. Yeonsoo se aleja al notar cuan cerca de él estaba, Yoongi bosteza y se remueve—. Estaré listo en cinco minutos.

Gira para darle la espalda a Yeonsoo y vuelve a cerrar los ojos, intentando volver a dormir.

—Joder, Min. —Ríe por lo bajo—. Si no quieres ir, le diré a Jungkook que nos lleve. —Se cruza de brazos.

—Ya estoy despierto —afirma sentándose de golpe con el cabello enmarañado y los ojos aún cerrados.

—Tienes dos minutos —espeta.

Sale de la habitación y toma el bolso de Jimin para llevarlo al bocho de Yoongi, después de todo él manejará. Es tan pesado el bolso, que le cuesta levantarlo como debería, por lo que dos manos familiares lo toman y lo levanta por los aires como si no pesara nada.

Yeonsoo guía a Jungkook por las escaleras y abre la cajuela del auto para poder meter el bolso.

—Gracias por la ayuda. —Le sonríe.

—Lamento no haberme dado cuenta de lo que sucedía.

—No es tu culpa.

—Si tan solo hubiese prestado atención. —Jungkook cierra la cajuela con fuerza y la encara.

—¿Qué? ¿Hubieses llegado antes que Yoongi? —dice exasperada. La idea de ser la excusa perfecta para su rivalidad hacia Yoongi comienza a cansarla—. Dios, todo se trata de Yoongi para ti.

—No es cierto.

—Claro, ¿por eso fuiste a golpearlo? —Lo encara con los brazos cruzados. Él suspira pero no dice nada—. ¿Sabes? No creo que esto funcio...

—No lo digas. —Jungkook se acerca a ella—. Lo sé, estuve actuando como imbécil, solo tengo tanto miedo a perderte...

—Tenía miedo a perderte. —Prueba sus palabras en su boca—. Esa es la excusa perfecta para justificar tus acciones.

—Simplemente no se qué sucede contigo, desde que llegaste a la vida de ellos...

—Desde que llegue a la vida de ellos, deje en claro quien era, con quien estaba y cual era mi objetivo. Eras tú quien inventaba cosas en su cabeza, alguna clase de historia romántica entre Yoongi y yo que no hay. No confías en mí.

—Por supuesto que si.

—No, Jungkook. —Suspira—. Desde que volví a la vida de ellos, tu confianza desapareció. Y no te culpo pero no se si estoy lista para seguir con esto.

—No digas nada más. —Jungkook la abraza, sin poder creer lo que está sucediendo—. Solo piénsalo, y cuando vuelvas te estaré esperando, ¿de acuerdo?

Yeonsoo asiente, porque realmente le gustaría poder volver a lo que era junto a Jungkook. Con aquellas bromas interminables por la mañana, sus citas de cada sábado en algún cine con cualquier película. Pero algo cambió, y tal vez sea por los insistentes celos de Jungkook, o porque ya no puede confiar en él desde que se enteró de su gran mentira; incluso se atreve a decir, que todo este tiempo se mintió, y que jamás dejo de amar a Yoongi. De cualquier forma, algo está mal, y debe descubrirlo antes de que alguien salga lastimado por su estúpida confusión.

Yeonsoo se separa levemente y toma el rostro del pelinegro, une sus labios en un beso triste y melancólico. Como si fuera alguna clase de despedida. Él se aferra a su cintura y por un momento, ella olvida dónde se encuentra. Entrelaza sus dedos con el cabello de él y lo profundiza aún.

—Yeonsoo... —susurra la voz de Jimin por detrás. La pareja se separa casi asustados, viendo a los cuatros con la atención en ellos.

—Toma, lleva mi auto a casa no quiero que esté abandonado todo un día aquí —pide ella entregándole las llaves a Jungkook, quien las guarda de inmediato—. Te veo cuando regrese.

Dice depositando un fugaz beso en su mejilla. Gira sobre su propio eje, encontrándose a Yoongi despidiendo a Namjoon y Hunter ignorando por completo a Jungkook que solo se mantiene a un lado del grupo de amigos.

—Cuídate mucho, por favor. —Hunter abraza a Jimin llena de lágrimas—. Me llamas si algo sucede.

—Lo prometo. —Besa la mejilla de la rubia y despide a su amigo—. Volveré antes de lo que creen.


















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