28







Jungkook se monta a la motocicleta y conduce con rapidez. No puede evitar sentir familiaridad ante lo que sucede. Recuerda el sentimiento de odio hacia Jimin cuando se enteró que se acostó con Haneul, aunque ahora es completamente diferente, no puede obviar el hecho de sentirse siempre la segunda opción. Yeonsoo en ningún momento dijo que veía a Yoongi, y una gran parte de él desea que sea una mentira. No quiere seguir dando vueltas en el mismo círculo amoroso, siendo el que sale lastimado.

Estaciona en la parte trasera y entra por aquella puerta, para no provocar un escándalo entre los clientes. Yoongi se encuentra hablando animadamente con Namjoon sobre algún tema trivial, que solo provoca más odio en su sistema. Lo toma del cuello y antes de que reaccione estampa un puño contra su rostro tirándolo al suelo.

—Maldito imbécil —escupe Jungkook quitándose la chaqueta, dispuesto a terminar la pelea que antes comenzaron en un ring. 

Namjoon lo empuja fuera del local, totalmente sorprendido.

—¡¿Qué crees que haces, Jungkook?! —alerta Namjoon.

—No te metas, Kim —brama de vuelta. 

Yoongi sacude su cabeza espabilando lo que acaba de suceder;  sonríe malicioso al darse cuenta que ahora tiene la oportunidad de poder devolver cada golpe que proporcionó en el cuerpo de Yeonsoo. Camina decidido y sale por detrás de Namjoon para golpearlo con todas las fuerzas que puede.

—¡Demonios! ¡Deténganse! —chilla Namjoon interviniendo. Sin embargo es todo en vano, ya que ambos chicos se encuentran en una pelea animal.

Los dos están fuera de sí, irradiando furia. Yoongi golpea de nuevo a Jungkook provocando que su labio se rompa, al mismo tiempo que el pelinegro logra colisionar su pie contra una de sus piernas desequilibrándolo por completo. Yoongi lo abraza por la cintura levantándolo por los aires con la intención de voltearlo al suelo, sin embargo, Jungkook colisiona su codo contra la espalda de Yoongi debilitándolo. Con todas sus fueras colisiona su puño contra su estómago y luego su codo contra su mandíbula. Yoongi retrocede y en cuanto desorientado. No obstante en cuanto Jungkook se toma unos segundos para respirar, le golpea a puño cerrado en el rostro provocando que se doble hacia delante, toma su cabello y estampa su rodilla contra su rostro y aunque logra golpearle, el pelinegro logra cubrirse lo suficiente para que no le haga más daño. Yoongi sin poder detenerse, golpea las costillas de Jungkook sin frenesí. Este golpea la boca del estómago de su oponente dejándole sin aire y lo empuja un poco. Namjoon vuelve a intervenir cuando ve un espacio entre ellos, recibiendo un golpe en seco de Jungkook sobre su estómago.

—¡Aléjate de Yeonsoo! —clama el pelinegro retrocediendo, el hecho de haber golpeado a Namjoon en lugar de Yoongi lo trajo un poco a la realidad.

Yoongi ríe por lo seco pasando su lengua por el pequeño corte en su labio.

—Jodido idiota, golpearé tanto tu rostro que no podrás tocarla de esa manera nunca más.

El pelinegro arruga el entrecejo y de pronto titubea por completo. Toma aire para responder pero es interrumpido por un golpe en su estómago que le hace caer de rodillas asfixiado.

—Esto es por golpear a mi amiga —escupe Namjoon. 

Jungkook levanta la vista adolorido, confundido y sorprendido de que fuera Nam y no Yoongi quien le golpeara. Las palabras del castaño hacen eco en su cabeza y de pronto cree que ambos están jugándole una broma de mal gusto.

 —Ese imbécil es quien la golpea —brama en dirección a Yoongi.

Señala al pelinegro de mirada felina aún sin levantarse. Él no necesita más aclaraciones para confirmar lo que Namjoon le decía; Jungkook no tiene idea de lo que sucede con Yeonsoo. 

Jungkook vuelve a colocar la compresa fría que Namjoon le dio para bajar la hinchazón de su pómulo. Mientras que Yoongi se encuentra en una esquina lo más lejos posible, observándolo con los brazos cruzados sobre su pecho. No deja de respirar pesado y su alarma está atenta a cualquier cosa que pueda hacer o decir el pelinegro sentado frente a él. Incluso le dijo a Gyuri que le dejara tranquilo cuando apareció con un botiquín de primeros auxilios para cuidar las heridas que le sangran.

—Creímos que tú la golpeabas—suelta Nam.

—Jamás podría poner un dedo sobre ella sin su consentimiento —afirma con ofensa. No puede creer que después de tanto tiempo en el que convivieron juntos creyeran que es capaz de tocar de esa manera a Yeonsoo—. Pensé que Yoongi había sido rechazado por ella, de nuevo. —Hace énfasis en las ultimas dos palabras dejando que una pequeña risa burlona se escape de sus labios—. Y tal vez había perdido los estribos.

—Eso jamás —articula dejando que sus palabras se llenen de veneno—. Me refiero, a ser rechazado por ella.

—Presencie la primera vez que te rechazo y como dejaste tu dignidad y tu orgullo para seguirla —continúa el pelinegro desafiante.

Yoongi aprieta la mandíbula con fuerza al darse cuenta que ha perdido contra el pequeño Jungkook de ojos grandes; quién ahora es un hombre, con una placa, y está golpeado por su culpa. El ambiente está tan tenso que se podría palmear con la mano. Namjoon carraspea ante la pequeña confrontación y decide intervenir.

—Lamento el golpe.

—También lo siento —susurra Jungkook en dirección a Nam.  

—Si es todo, vete que tengo trabajo. —Yoongi intenta dar dos pasos al frente, sin embargo Namjoon decide interponerse por miedo a que provoquen una segunda pelea.

—¿Sabes qué puede estar causando esos golpes? —Jungkook mira directo al castaño.

—No —interviene Yoongi—, y si fueras mejor novio, lo sabrías.

—No soy de la clase posesivo y controlador —masculla.

Jungkook suspira cansado, pero no se levanta. Se siente culpable, sabe que no puede acorralar ni seguir a Yeonsoo las veinticuatro horas del día, pero en definitiva, no puede solo ignorar el hecho de que algo está causando esos golpes. Se promete mentalmente buscar respuestas en el departamento, pero antes de irse suspira y dice:

—Sé que la amaste con toda tu alma... —comienza sin poder verlo directo a los ojos, perdido en algún punto en el suelo. 

Yoongi baja las defensas y se sorprende. No esperaba que a estas alturas del partido, alguien como Jungkook fuera capaz de empatizar con él.

»Sé que ella te amo como a nadie, joder —continúa. Ríe seco, como si cada palabra que sale de su boca doliese un poco más—. Ustedes tienen historia, una que jamás podré igualar, pero... —Levanta el rostro para encontrarse de golpe con la mirada escrutadora de Yoongi sobre él, escuchando atento cada una de sus palabras—. Es mi turno, permíteme hacerla feliz. Permíteme amarla. Por que sé, que si la hiciera elegir, saldría perdiendo.

—Me das mucho crédito, Jeon —escupe sereno Yoongi. 

—Como quisiera que fuera así —riñe y vuelve a reír por lo bajo—. Solo... mantente lejos.

Dice finalmente. No hay atisbo de agresividad en sus palabras, incluso, puede palmearse la desesperación y suplica en ella. El pelinegro de mirada felina no puede sentirse más desesperado que nunca, sus pensamientos son un remolino que no puede ordenar incluso si quisiera. 

El pelinegro hace una pequeña reverencia solo de cabeza y sale por la misma puerta que entró, dejando al par de amigos completamente confundidos. Namjoon quiere poder decir alguna cosa que tranquilice la cabeza enmarañada de su amigo, aunque ni siquiera sabe con cual palabra comenzar.

Gyuri entra y es lo único que necesitan para dejar de lado todo que Jungkook dijo y ponerse a trabajar. Sin embargo, la castaña de cabello largo le da el único pedido a Namjoon y se acerca Yoongi.

—Dios, estás temblando. —Pasa sus tibias manos por sus brazos intentando relajar sus tensos músculos—. ¿Estás bien?

—S-si. —Su voz sale más débil de lo que quería.

—Namjoon, es el último pedido, y no creo que hagan más. Ahora te lo regreso —dice risueña y toma la mano Yoongi para llevarlo directo a su bocho viejo, le abre la puerta del copiloto y toma las llaves de su bolsa delantera para conducir. 

No está segura de lo que hace, pero está tan desesperada por confirmar que en realidad sigue siendo el mismo Yoongi que ella conoció, que es capaz de pelear con cualquiera que diga lo contrario, incluyéndose.

—Creo que estoy perdiendo el control —susurra mirando sus temblorosas manos. 

—No lo dejaremos apoderarse de ti, no después de lo mucho que luchaste —señala la castaña doblando en la esquina, directo a su departamento.

Una pequeña capa de sudor cubre su frente. Puede confiar ciegamente en ella, porque Gyuri fue la única que lo vio en su peor estado, cuando ni siquiera tenia una pizca de empatía o amor hacia alguien que no sea él mismo; ella le ayudo a cambiar, por eso, nunca podría desconfiar de la chica que ahora baja del auto y le abre la puerta.

Suben un par de escalones hasta quedar frente a una puerta vieja color verde oliva con el número de departamento en ella. La castaña coloca la clave y la puerta sede sin problemas.

Yoongi entra encontrándose con una estancia colorida, rustica y llena de cuadros a medio terminar sobre una pared apilados. Camina lento sin invadir demasiado el espacio de la castaña que cierra detrás de ella y luego se retira la chaqueta. 

Él sacude la cabeza volviendo a tener control de todos sus sentidos, al mismo tiempo que se arrepiente de haber cedido tan fácil. Recuerda de inmediato como Gyuri solía ayudarlo a controlar la ira que irradia Isilo, justo a tiempo para girar y encararla; sin embargo, es demasiado tarde. La castaña se apoderó de sus labios, guiándolo hasta un suave edredón.

—Gyuri. —Intenta separarla. 

La castaña sin previo aviso, mete una mano dentro de su playera tocando la sudosa y temblorosa piel. Sin poder evitarlo, Yoongi suelta un pequeño suspiro.

—Solo... cállate —jadea volviendo a besarlo. 

⭒❀⭒

El semáforo se vuelve rojo y la obliga a detenerse. Yeonsoo balancea su cabeza hacia los lados para apaciguar el horrible dolor en sus músculos. Agradece que Jimin estaba dormido cuando ella volvió, pero le duele verlo así de lastimado. El cambio de sueño le provocó un cambio en su dieta, y puede notarlo en sus delgados brazos. Deberá visitar algún doctor para que le ayude a cuidar mejor de Jimin. Por otro lado, anota mentalmente una cita salir con Jungkook y explicarle todo. No quiere tener más fricciones con él y tal pueda pedirle a Hunter que se encargue de Yoongi unos días mientras ella pone en orden su pensamiento, sentimiento y su vida amorosa.

Estaciona el bocho frente al bar y entra encontrándose con el lugar repleto. Pasa directo a la cocina y se asea. Ve a sus compañeros de trabajo sumergido en sus tareas por lo que no pretende molestarlos. Gyuri le entrega un pedido y ella saca todo para comenzar a cocinar.

Se replantea una y otra vez en qué momento se vio envuelta en una situación como esta. Le gustaría poder mandar todo al demonio y correr hasta su departamento y dormir hasta que le duela su cuerpo, sin embargo, sabe que no es lo correcto o al menos no ahora. Se cuestiona, también, que con todo el drama de Jimin y mantener seguro a Yoongi, se le olvidó por completo que hay un psicópata a quien quiere atrapar y torturar.

Yoongi le susurra algo que ella no logra entender, por lo que él pasa su brazo por su rostro para alcanzar un cuchillo que está a su lado. Es entonces que Yeonsoo se da el lujo de observas su pálida piel, y dentro de lo aterciopelada que puede llegar a ser, ve un moretón escandaloso en él. Es tan así que no puede evitar abrir los ojos de asombro y tomar su brazo entre sus manos.

—¿Qué mierda? —exclama exaltada. 

Yoongi zafa del agarre con delicadeza, teme producir más dolor del que ya se puede notar. Sin embargo, Yeonsoo no parece estar conforme con su silencio por lo que lo toma con más fuerza y oprime levemente. 

—Por favor, deja de actuar como lo haría la chica de la que me enamoré —articula sin verla directo a los ojos—. Esa chica murió.

Puede sentir como su corazón se oprime un poco más ante esas palabras. No esperaba que Yoongi le dijera la verdad, pero en definitiva, nunca espero que la atacara de esa forma. 

No puede culparlo, después de todo, ella repitió muchas veces que aquella Yeonsoo ya no existía. 

Suelta su brazo con delicadeza, sin ser demasiado invasiva y vuelve a su tarea. Su cabeza bombea pero se las arregla para poder realizar cada pedido que Gyuri le lleva; y aunque no quisiera imaginar cosas, no puede obviar que algo raro sucede entre ellos dos, ya que la castaña cada vez que se acerca a Yoongi este se tensa e intenta evitar cualquier contacto visual con ella. 

Por otro lado, fue un poco descarada al verle más a detalle, como hace tiempo no lo hace solo para verificar que en su rostro se encuentra un hematoma formándose bajo su ojo, un corte en a ceja y otro en el labio, dos golpes en la mandíbula y quién sabe que otro daño tendrá en el cuerpo.

Él se va al baño en un momento, por lo que la pelinegra aprovecha para hablar con Namjoon.

—Dime quién fue. —Yeonsoo lo encara sin levantar su tono de voz. Debe ser rápida y precisa si quiere protegerlo sin tener que perder su dignidad para hablarle a Yoongi.

—No creo que me corresponda. —Namjoon no deja de cortar las zanahoria con agilidad. 

—Joder, Kim. Yoongi está en peligro y quiero saber que mi tiempo en este estúpido bar no fue en vano. —Ella tira su corto cabello hacia atrás—. Solo dime quién demonios fue.

—Fue Jungkook —suelta. 

Su sangre se drena por completo y de pronto olvida como se respira. No puede entender de inmediato como es que Jungkook tomo esa decisión o porqué de repente; no obstante, sus respuestas se responden cuando ve como Namjoon observa un moretón en su brazo fijamente. 

—Joder —escupe frustrada—. Maldita seas, Jungkook. No podrías esperar solo un poco más —susurra para sí misma, aunque sabe que Namjoon le escucha. 

Si tan solo pudiera hablar, sería lo mejor para todos. No habrían mal entendidos, aunque una parte de ella se cuestiona el por qué Jungkook creyó que Yoongi podría ser capaz de tocarla de esa manera. Tal vez en algún momento fue así, o solo busca excusas para poder golpearlo.

Ha puesto a dos amigos en una situación comprometedora, solo por no poder soltarlos. Se siente tan culpable de todo que no puede evitar apretar sus puños con fuerza, clavando sus uñas en la palma de sus manos. 

—Vas a lastimarte —murmura Yoongi tomando sus manos con delicadeza. Es lo único que necesita para soltarse y salir a la parte trasera del bar.

Su respiración se atora y su cuerpo tiembla, puede sentir como aquel ataque de pánico amenaza con salir. Y no tiene a Jungkook cerca para que pueda calmarla, está completamente sola. Sus pulmones queman y su cuerpo tiembla a tal punto que pareciese un ataque de epilepsia. 

Intenta llegar a su móvil para marcar el número del pelinegro ante el miedo de perderse por completo, sin embargo el aparato resbala de sus manos y cae al suelo asustándola por completo. Se hace un ovillo en el suelo, tapa sus oídos con sus manos, y cierra  sus ojos con fuerza, intentando respirar tanto como su agitado corazón le permita.

—Estás a salvo —musita una voz vagamente familiar, como si pudiera escucharla a kilómetros de distancia—. Nadie va a lastimarte, solo tu mismo, y no quieres eso ¿Verdad?

Ella niega con la cabeza lento, siente como su cuerpo comienza a sentir el dolor de los golpes que se provocaba contra la pared de manera inconsciente. Intenta abrir sus ojos pero no se lo permite, teme que al abrirlos no encuentre a nadie, y se de cuenta que está perdiendo la razón. 

—Estás a salvo, Yeonsoo. Nadie puede hacerte daño. —Siente unas tibias manos sobre sus brazos y solo necesita eso para poder encontrarse con la mirada acogedora de su amiga.

La pelinegra se larga a los brazos de la rubia apretando con fuerza el abrazo, dejando que las lágrimas bajen sobre su mejilla como cascada. Sin reprimir sus sentimientos. Hacía mucho tiempo que no tenía un ataque de pánico, o algo que se le asemejara. Y la única persona que podía hacerle volver a la realidad durante esos días era ella, y vuelve a hacerlo ahora.

—Estás a salvo, cielo. Nadie podrá dañarte nunca más —susurra Hunter, acariciando su cabello.

Yeonsoo suspira y se aleja, solo para verificar que nadie la vio así de vulnerable. En definitiva solo están ellas dos. 

—Hace tiempo no me pasaba —se burla minimizando su dolor. Hunter le mira con nostalgia y asiente.

—No sé qué lo causó, pero debes dejar tomar un respiro de eso —aconseja—. Que se joda Yoongi, que se joda Jungkook, que se joda Ghots. No podrás con ninguno de los tres si entras en una crisis.

Yeonsoo asiente incapaz de responder a lo que su amiga le dice. Carraspea y se recompone para fingir que lo que acaba de pasar, nunca pasó.

—¿Qué haces aquí? —la pelinegra se levanta y le tiende la mano a la rubia que estaba de cuclillas. Esta la toma y saca de su bolso un par de toallas desmaquillantes para limpiar su rostro.

—Vine por Namjoon, y te vi. —Sonríe. 

—Oh, es verdad. Eres la novia de Namjoon. —Asiente incrédula.

—No diría que novia, aún no es oficial. Pero lo estoy intentando. —Ella se encoje de hombros divertida.

—Solo no lo lastimes. —Ella se limita asentir—. Iré a buscarlo.

Yeonsoo tira las toallas sucias en el sesto más cercano y entra en busca del castaño.

—Tu novia te espera —dice divertida. Namjoon sonríe por lo bajo y asiente sintiendo sus mejillas encenderse. Pasa por el lado de Yoongi directo al baño para poder limpiar bien su rostro y así partir directo al departamento de Jimin. 

Haneul acaba de despedir al último cliente por lo que no hay más que hacer por el momento. 

Mira su enmarañado rostro en el espejo, hay ojeras y el color se fue por completo de su rostro. Es como si ahora quedara solo una sombra de la chica que fue, solo existiendo. 

Se sienta en el retrete un momento con los ojos cerrados, descansará aunque sea unos dos minutos hasta que Yoongi pida entrar y ella lo lleve a su departamento.

—¿Vamos? —Se puede escuchar como la castaña habla animada. 

Yeonsoo hace acopio de todas sus fuerzas por mantenerse lejos de la conversación, pero están demasiado cerca y el lugar está sumergido en un silencio tortuoso; es imposible no prestarle un mínimo de atención.

—Gyuri...—se puede escuchar a Yoongi incómodo, lo que la hace fruncir su ceño.

—Podemos ir mi casa, pedir algo de comida y si quieres seguir con lo de hoy —murmura coqueta.

Yeonsoo abre los ojos entendiendo a la perfección a lo que se refiere la castaña. Su corazón se oprime y lo único que quiere hacer es salir y sacarle el cabello de un solo tirón. Decirle que si se vuelve a acercar la matara de la forma más tortuosa que puede; y aunque la furia crece en su interior solo se mantiene quieta, no puede simplemente salir y proclamar a Yoongi de su propiedad, si lo único que hizo desde que llegó es alejarlo.

—Gyuri, te quiero tanto, eres tan especial para mi que no podría lastimarte.

—Entonces no lo hagas.

—No lo entiendes, no puedo darte lo que quieres.

—Solo inténtalo, Yoongi. Sé que eres el chico que conocí, dijiste que si nos volvíamos a ver lo intentarías de nuevo. —Se puede palmear la desesperación y tristeza en sus palabras.

—Lo sé, pero todo cambió. Yo cambié.

—No es cierto, hoy demostraste que sigues siendo el mismo chico que antes.

—Lo de hoy... fue un error. —La voz de Yoongi se acerca un poco más al baño. Es entonces que el pánico crece en el interior de Yeonsoo, no quiere que él crea que lo está espiando o que le importa su relación con la castaña.

—Siempre dices lo mismo, pero terminas buscándome. —El veneno se filtra en sus palabras, tanto que la incomodidad crece. Se levanta dispuesta a salir del cuarto de baño, sin embargo, ella vuelve a hablar—. ¿Es por Yeonsoo?

La pelinegra se muerde el labio ansiosa, y sin poder evitarlo, pega su oído en la puerta para no perder ni una sola palabra de lo que Yoongi va a responder.

—No —escupe. Su corazón se retuerce y decide abrir la puerta.

La pareja mira a la menuda que sale del baño con la cabeza en alto y su corazón latiendo a mil. Ella coloca una mano en el pecho de la castaña que se encuentra casi sobre Yoongi para empujarla levemente lejos, y así darle el paso.

—Te espero afuera, debo llevarte —dice mirando a Gyuri que se cruza de brazos.

Decide darles espacio, después de todo, Yoongi acaba de confirmar que ella ya no le afecta en absoluto. Algo en aquello le molesta, es como si esperara a que él aún tenga sentimientos por ella, aunque ni siquiera sabe por qué se siente así. Tiene a Jungkook a su lado, o al menos lo tenía antes de lo que le dijo hoy. Tal vez lo mejor sea desaparecer de la vida de ambos, para mantenerse en paz y poder dejarlos libre y sin conflictos entre ellos.

Yoongi sale del bar seguido de Gyuri que se limpia las lágrimas, le dedica una mirada fugaz llena de odio a la pelinegra y se monta en su bocho. Él se tira el cabello con frustración y enciende un cigarrillo, Yeonsoo sonríe al ver la familiaridad de la escena y lo imita, ambos se encuentran afirmados sobre el bocho, fumando en completo silencio.

—Creí que tenías prohibido fumar —cuestiona sin mirarla.

—¿De qué hablas? —Sonríe ladina.

—Cuando tuviste la operación, te dijeron que no podías fumar.

—Bueno. —Hace un mohín para restarle importancia—. Nunca fui buena para obedecer.

Él sonríe amplio y la mira encontrándose con la sonrisa de ella completamente cómplice de lo que acaba de decir. 

—Como cuando llevaste a Namjoon a una pelea sin mi —menciona volviendo la mirada al suelo, dando una nueva calada.

—¡Supéralo! —chilla entre risas—. Estaba tan enojada contigo ese día ¡Dios!, quería golpear tu rostro.

—No fue mi culpa, tú eras la que se hacía la difícil. — Yoongi ríe ante los recuerdos de esa noche.

—¡Claro que no! —chilla pisando el cigarrillo—. Intentaba ordenar mis sentimientos, eras tú el intenso.

—Estaba loco por ti. —Yoongi la mira aún sonriendo.

—Claro —resopla sarcástica—. Por eso fui yo la única que dijo te amo —replica divertida.

—Sí —susurra arrepentido.

No puede dejar de verla directo a sus ojos, es como si nunca se hubiese ido, aún puede hablar con ella como lo hizo desde el primer día. De pronto, recuerda cuanto la extraño y las ganas de abrazarla lo invade. No puede darle a Jungkook lo que pide, lamenta mucho el como se siente, y ojalá pudiera hacer algo; sin embargo no lo hará, su corazón le pertenece a Yeonsoo, y si hay una mínima de posibilidad de que ella aún le corresponda no lo desaprovechara.

Ella asiente y sacude la cabeza rodeando el auto, Yoongi pisa la colilla de su cigarro y lo tira en el sesto para subirse de copiloto. 

El viaje se hace más corto de lo que imaginaba, ambos se mantuvieron en completo silencio. Los recuerdos de quienes fueron abrieron una herida que no pueden pasar por alto, es como si cualquier cosa que hicieran o dijeran los remontaran a su pasado.

El cansancio que antes había desaparecido, vuelve con más fuerza. En su estómago se instala las ganas de vomitar y sus párpados pesan, siente su cuerpo en cada centímetro un dolor sordo, como si flotara y se moviera solo por inercia. 

—No te ves bien —menciona Yoongi al bajarse del auto.

Yeonsoo hace un mohín para restarle importancia, sin ser capaz de pronunciar palabra alguna por miedo a volver la poca comida que su sistema le permitió. Sigue a Yoongi hasta el ascensor donde se permite acuclillarse y cerrar los ojos por un momento, descansando tanto como pueda hasta llegar al departamento de él. Yoongi se retira la chaqueta y la cuelga en los pequeños hombros de la menuda que ni siquiera se inmuta.

—Puedo ayudarte —suelta. La preocupación se filtra en sus palabras.

—No hay nada en lo que puedas ayudarme —replica levantándose. El ascensor para y sus puertas se abren. Yeonsoo se quita la chaqueta de Yoongi y se la entrega—. Solo mantén tu trasero donde pueda verte.

Yoongi sonríe por lo bajo y asiente pasándole por el lado. Coloca la contraseña de su departamento y gira para despedir a Yeonsoo sin embargo esta lo empuja con fuerza y pasa directo al baño para vaciar su estómago en el retrete.

Él cierra la puerta con el entrecejo fruncido, tira su chaqueta en el suelo y corre tras la chica que vomita arrodillada en el suelo. Toma su cabello corto tanto como puede, ya que varios mechones se escapan, y masajea con cuidado su espalda. 

—No creo que estés bien, Yeonsoo —insiste al sentir los huesos de su espalda, es notable que ha bajado de peso consideradamente. 

—Estoy bien, Min. —La pelinegra tira de la cadena y enjuaga su boca. Coloca una mano en el pecho de Yoongi y lo empuja lento para quitándolo del camino.

—No voy a dejarte ir, no creo que estés en condiciones de manejar.

Vuelve a interponerse en su camino. Yeonsoo se maldice por lo bajo y respira profundo, dispuesta a gritarle si es necesario. Jimin ya debe estar despierto, totalmente hambriento, y lo último que necesita es que Yoongi intervenga en sus asuntos.

—Solo muévete, Yoongi.

—No.

—Joder, que te mue... —Es lo último que articula, antes de ser prisionera de una nube negra, que se lleva consigo cualquier indicio de estabilidad y conciencia.

⭒❀⭒

Su respiración se atora y debe sentarse de pronto para evitar que una vez más, aquella pesadilla que amenazaba con aparecer la envuelva. Respira dificultosa, su corazón late con fuerza y su cuerpo está envuelto en un sudor frío. El nombre de Jungkook desaparece lentamente de su boca y quiere encontrarle para decirle que las pesadillas han vuelto, que lo necesita y le perdone por todo el daño que le hizo. Pero nada de eso hace, parece incorrecto llamarle a él.

Se toca la cabeza cuando siente un bombeo incesante, ve a su alrededor y tarda unos segundos en darse cuenta donde se encuentra. La habitación esta sumergida en oscuridad, sin embargo por las cortina se filtra una tenue luz que deja ver claramente que no es su habitación, si no la de Yoongi. 

Las paredes son blancas y los muebles negros, incluyendo las sabanas y el edredón, tiene una lámpara en forma de luna y una fotografía de su madre y él sobre la mesa de luz. Yeonsoo se recuesta una vez más, inhalando tanto como puede el perfume peculiar de Yoongi, está sobre sus sabanas y almohada, dejando claro que este es su lugar. 

Un nudo se instala en su garganta y es entonces cuando lo entiende, lo extraña tanto que no puede pasar un segundo más a su lado sin querer abrazarlo. Aún lo ama tanto, que incluso parece pecado, porque sabe que hay alguien más en su vida; por eso, se recuerda que debe hablar con aquel pelinegro de ojos grandes para soltarlo y no causar más daño del que ya hizo. 

Se levanta de la cama y toma su móvil de la pequeña mesa para pasar a la cocina donde puede ver un bulto envuelto en una manta sobre el sofá. Quiere despertarlo, quiere decirle cuando lo siente, cuando lo quiere y cuan agradecida está de todo lo que hace. Sin embargo, las palabras de Gyuri en el bar la golpean con brutalidad, él se acostó con ella y no hay necesidad de que lo aclaren para saberlo.

Yeonsoo frunce el ceño incrédula por lo que acaba de pasar, iba a dejarlo todo por él, cuando él se acuesta con la castaña. Iba a dejar a Jungkook para aferrarse a un amor del pasado, cuando la verdad es que el amor que le rinda Jeon Jungkook es el más puro y estable que tuvo en toda su vida. A su lado, todo parece correcto y estable, algo que nunca pudo conseguir con Yoongi y tal vez sea porque en aquél momento estaban en las garras de Hyun, o solo porque siempre será así con él. Quién vive o quién muere. Ríe por lo bajo y sale del departamento sin hace mucho ruido.

Se monta al bocho y conduce a la farmacia más cercana, compra vitaminas y un suero. Pasó demasiado tiempo investigando para saber qué comprar. Pasa por una tienda de víveres y compra comida, un par de guantes y detergente. Olvidó limpiar el desastre que hizo Jimin por la noche anterior.

Al llegar a su edificio, baja del auto y lo rodea para sacar las bolsas el asiento del copiloto. Saca de la bolsa una paleta y la chupa mientras sube las escaleras. Al abrir la puerta, encuentra a Jimin sobre el sofá, con la cabeza gacha y sus codos sobre sus rodillas.

—Veo que estas de buenas hoy, porque limpiaras el desastre que hiciste —advierte ella tirando su chaqueta al suelo.

—Yeonsoo... —susurra Jimin a puras penas.

—No hay quejas, Park. Tuve un día realmente malo, sin mencionar que Yoongi...

—Yeonsoo —la interrumpe. Ahora con pánico en sus palabras.

—¿Qué mierda, Jimin?

—¿Este era tu secreto? —masculla él, saliendo de la cocina.



































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