26


Pasó exactamente dos semanas desde que Yoongi salió del departamento de policía junto a Yeonsoo. No hablaron esa noche, ni al día siguiente, ni los que le siguieron. Yoongi no podía organizar sus preguntas, y sigue sin hacerlo. Solo dieron por sentado que ella sería su sobra y así fue.

Lo acompañaba cada noche a su casa, y cuando salía de su departamento para cualquier actividad que haría por el día ella estaba del otro lado, esperándolo. Al principio fue incómodo, pero luego, comenzó a ignorar el hecho de que ella lo seguía.

Ya se había despedido antes de Yeonsoo, en reiteradas ocasiones, por lo que soltarla era demasiado fácil, o al menos eso fue lo que se obligó a creer. Así fue como comenzó a salir más seguido con Gyuri, aún con Yeonsoo a sus espaldas.

Agradece que ella haya mantenido la distancia, ya que no estaba a la vista de la pareja en su salida, aunque sabía que estaba ahí. Observando de lejos.

Haneul decidió reemplazar a Jimin ya que él llamó a Yoongi pidiendo una pequeña licencia para poder aclarar su mente y sus pensamientos, también argumentó que tal vez iría de visita a la casa de sus abuelos en las afueras de la cuidad. Que desde los cincos años no sabía de ellos, por lo que los demás integrantes no se preocuparon en llenarlo de mensajes ni llamadas. 

Es lunes por la tarde, y Yoongi se encuentra cocinando con el sudor bajando por su frente. El día esta particularmente caluroso, y la clientela subió más de lo normal dejando una fila fuera del local. No va a mentir al decir que la idea de Yeonsoo fue pésima; en realidad, los nuevos platillos en la carta fueron el extra que necesitaban para convertirse en un bar solicitado cada noche.

Namjoon hizo las pases con Yeonsoo, y si bien aún no la perdona, pueden hablar animados sobre acciones del día, sin sacar recuerdos ni preguntas del pasado. Y aunque Yoongi intentó en varias ocasiones poder hablar de la misma forma con ella, solo consiguió que lo ignore dejando su comentario en el aire. Es verdad que él luego de tantos intentos fallidos se rindiera por completo, ni siquiera intenta mirarla.

—Demonios, ¿dónde está la carta de pedidos? —Haneul entra a la cocina con una lista en su mano—. La lista que tengo es de hace dos semanas.

—Jimin se encarga de eso. —Namjoon le habla sin mirarla, no han tenido tiempo de siquiera ir al baño.

—Quiero pagar. —Una mujer llama desde el mostrador.

—Yo me encargo de la lista. —Yeonsoo toma la lista de su mano y saca su móvil sonriéndole. Haneul agradece y vuelve a su lugar.

La pelinegra marca a Jimin y sostiene el móvil entre la oreja y el hombro sin dejar de cortar una cebolla. Sin embargo la manda al buzón. Frunce el ceño inquieta. Si algo supo pulir durante su tiempo en el campamento, además de otras habilidades, es su sexto sentido que le advierte que algo no anda bien.

—Haneul, ¿sabes algo de Jimin? —Se asoma por la cocina, recibiendo un par de miradas hacia su rostro.

—No desde que me pidieron que lo reemplace. Le llamé pero ya sabes que me ignora. —Hace un mohín guardando dinero en la caja.

—¿Algunos de ustedes sabe algo de Jimin desde que se fue? —Yeonsoo comienza a sacarse su delantal, tal vez está bien y las cosas se desmoronan aquí por una estúpida lista. Deberá ir a buscarla.

Ambos niegan con la cabeza completamente inmersos en sus tareas. Yeonsoo se acerca a Namjoon y le susurra que irá por la lista a casa de Jimin, le deja los tres platillos que ella aún no termina de hacer y sale disparada antes de que sus dos compañeros de cocina la regañen por dejar más trabajo del que ya tiene. Sin mencionar que lo que hace está fuera de sus responsabilidades. No debería preocuparse por el bar, es Yoongi quien es su único trabajo, y aún así no puede evitar tratar de mantener en orden el bar.

Se monta a su motocicleta y parte al destartalado departamento de Jimin que solo queda a unas pocas cuadras. Sube los escalones de dos en dos, y en un abrir y cerrar los ojos se encuentra en la entrada del departamento. Ingresa la contraseña y la puerta hace un pequeño clic.

El cansancio invade el cuerpo de Yeonsoo, respira profundo y entra al oscurecido departamento. Debe retroceder al sentir el olor a putrefacción invadirla. Su estómago se retuerce tanto que teme vaciarlo ahí mismo. Tapa su nariz con una mano y enciende la linterna de su celular para ver por donde camina ya que la luz no enciende. Camina con cuidado al mismo tiempo que su alarma se dispara. Decide tener el contacto de Jungkook en la pantalla para llamarlo por si encuentra algo fuera de lo normal.

El olor se intensifica en la cocina; comida en estado de descomposición yace en la mesa, hay insectos a su alrededor. Los calores de esos días deben haber aumentado la velocidad con la que la comida se echaba a perder, sin embargo algo llama su atención. Hay gasas con sangre en el lavabo. Traga duro y vuelve a recorrer el lugar en busca de algo fuera de lo normal; que de no encontrarlo golpearía a Jimin por dejar montones de comida antes de irse.

Abre la puerta de la habitación encontrándose con más gasas con sangre y la cama por completo desordenada. Su corazón se dispara con más fuerza. Ahora está segura que algo pasa. Toca la cama y la encuentra ligeramente tibia, lo que significa que alguien estuvo recostado aquí no mucho antes de que ella llegara. Respira profundo conteniendo el aire y camina hasta el baño, su pulso late detrás de su oreja con fuerza, su corazón parece querer salir de su anatomía y su respiración comienza hacer un problema. No está segura si realmente quiere enfrentarse a cualquier cosa que esté del otro lado, entonces lo hace.

Abre la puerta con delicadeza y con la linterna de su celular barre el pequeño cuarto con cuidado. Hay más sangre, gasas y un par de jeringas. Encuentra el menudo cuerpo del castaño dentro de la tina, con su brazo fuera de ella. El sudor le correr por la frente y sus ojos están completamente rojos. Sus labios están partidos y resecos.

Las lágrimas se acumulan en el rostro de la pelinegra pero se obliga a despabilarlas.

—¿Qué has hecho, Jimin?

⭒❀⭒

Jungkook se seca el cabello con la toalla en mano mientras mira la cama que antes compartía con su novia. Aunque no está segura de llamarla así ahora mismo, sabe que la vuelta a la vida de Yoongi puede significar el fin de su relación, y aunque le gustaría pensar que no pasará, lo sabe muy en el fondo.

Se ríe ante sus tontos pensamientos. Perdió al amor de toda su vida con quien antes era su mejor amigo, y ahora perderá a su alma gemela por quien amaba como a un hermano. En definitiva, para su próxima relación, evitará que se relacione con alguno de los chicos, a menos que quiera que lo cambie por ellos.

—¿Qué mierda dices? —Se regaña así mismo—. Debes luchar por ella, imbécil.

Tira la toalla en el sofá y toma su chaqueta con las llaves del auto de Yeonsoo para ir por ella, el clima estaba caluroso por el día, pero pareció cambiar ya que las nubes llegaron sin previo aviso trayendo consigo una lluvia torrentosa. Corre escaleras abajo y se monta al bocho.

La idea de encontrar a Yeonsoo con Yoongi en cualquier situación lo desespera, es verdad que decidió mantenerse alejado del bar y encargarse de la investigación dentro del departamento y dejar la custodia del grupo en mano de las tres chicas. Pero dentro suyo sabe que la verdadera razón por la que hizo eso, es que no cree ser capaz de arriesgar su vida por Yoongi. Tal vez está siendo demasiado egoísta, solo desearía que él desapareciera de la vida de ella.

Al llegar, ve como los dos empleados limpian las mesas ya vacías. Entonces corre hasta la entrada y entra evitando encontrarse con el chico de mirada felina.

—Disculpe, hemos cerrado —habla con dulzura la castaña.

—¿Jungkook? —Haneul habla detrás del mostrador.

—Vine por Yeonsoo. —Sonríe sin dientes y se sienta en una de las mesas ya limpias.

—¿Eres el novio de Yeonsoo? —Vuelve a hablar la castaña, ahora más curiosa que antes. Jungkook la mira a detalle, ella debe ser la chica que sale con Yoongi.

—Sí —dice sin dudarlo. No quiere sonar autoritario y un hombre posesivo, pero necesita que todos sepan que están juntos y así evitar dramas de telenovelas donde alguno termina lastimado.

—Ella no está aquí —suelta Namjoon que sale de la cocina seguido de Yoongi, quien ni siquiera lo mira—. Se fue hace horas y no volvió.

Jungkook frunce el entrecejo e inmediatamente toma su móvil para marcarle. Yeonsoo no dejaría a Yoongi por tanto tiempo sin protección por simple gusto. Algo sucede. Sin embargo corta la llamada al verla entrar por la puerta completamente empapada por la lluvia. El pelinegro intenta llegar a ella pero lo ignora pasando directo a Yoongi, quien solo sonríe superior por lo bajo, aunque lo suficiente para que Jungkook lo vea y apriete la mandíbula.

—Deja de sonreír. —Yeonsoo le dice sin mirarlo sacando otro casco del mostrador—. Debo llevarte a casa, y no puedes salir. No podré cuidarte el trasero si decides salir. Tengo cosas que hacer. 

—Esta lloviendo, no puedes andar en motocicleta. —Jungkook llega a ella y la gira con un poco de fuerza para que así logre prestarle atención. Yeonsoo abre ligeramente los ojos y es entonces que el pelinegro se da cuenta que ella no tenía idea de que él estaba ahí. Frunce el ceño y ladea el rostro confundido, ella no suele ser así de despistada.

—¿Acabas de llegar? —Yeonsoo lo mira de pie a cabeza, es entonces que lo ve. Hay un pequeño rasguño en su cuello.

—¿Qué tienes ahí? —Jungkook intenta ver el rasguño que continúa su camino por debajo de su chaqueta de cuero. Sin embargo ella se retira del agarre y frunce el ceño.

—Necesito llevar a Yoongi a su casa.

—Puedo ir solo, Yeonsoo —farfulla Yoongi completamente altanero. Ella solo asiente sin decir mucho.

—Te buscaré por la mañana. —Vuelve a guardar el casco y se coloca el suyo.

—¿Estás bien? —pregunta Yoongi ahora acercándose a la pareja, su cuerpo tiembla ante la idea de Jungkook, sobre todo el cómo la tomo de los brazos y le hizo girar, y aunque le gustaría golpearlo no tiene suficientes razones para hacerlo. Pero, sobre todo, no entiende cómo después de que Yeonsoo decidiera ser su sombra de pronto le ignora por completo.

—Sí, tengo cosas que hacer. —Mira a Jungkook—. Llévalo a casa, te veré más tarde —dice para luego girarse en dirección a Yoongi y depositar un fugaz beso en su mejilla, paralizándolo por completo.

Se despide de todos con la mano y se dirige a la salida. Jungkook dee apretar la mandíbula con fuerza ante el acto de afecto que tuvo con Yoongi, y como si fuera un idiota decide marcar territorio de la forma más imbécil que se le ocurre ante la desesperación del momento.

—¡Oye! —la detiene. Yeonsoo gira para verle antes de atravesar la cortina de lluvia—. Te amo, Jade.

No debe ser un genio para saber que no solo llamó la atención de Yeonsoo, sino la de todos los presentes. Esperando a que Jade lo ignore y se vaya, o se burle, en su mirada demuestra calidez. Su corazón se retuerce al recordar esa mirada al comienzo de su relación, cuando ella ocultaba sus sentimientos y luchaba contra fantasmas de su pasado. La pelinegra vuelve hasta donde se encuentra Jungkook y presiona sus labios contra los suyos. El pelinegro la toma de la cintura y acuna su rostro para profundizar un poco el beso.

—No marques territorio de esa ridícula manera —susurra sobre sus labios para que solo él pueda escuchar, se gira y desaparece.

Jungkook mira serio a Yoongi, como si quisiera atravesar su cuerpo con un cuchillo. Si no fuera porque su cuerpo sigue paralizado por aquel beso tan natural y ambiguo, estaría retando con la mirada al pelinegro frente a él. Jungkook toma el casco del mostrador y le pasa por el lado golpeando su hombro con fuerza, provocando que gire y salga de su ensimismamiento. Ni siquiera prestó atención a sus actitudes infantiles.

Intenta ir detrás de él, pero Namjoon lo detiene del brazo. Le agradece, después de todo no sabe que decirle. Lo único que piensa respecto a Jungkook cada vez que lo ve, es en golpearlo hasta que la imagen de él besando el cuerpo de Yeonsoo se vaya por completo.

—No vayas, solo provocarás una pelea innecesaria.

—Debo llevarte, sube al auto —ordena Jungkook que se asoma por la puerta.

—No te preocupes, Jungkook. Yo lo llevaré a casa, debo pasar por casa de Jimin y buscar la lista —Sonríe amable. El pelinegro sonríe por lo bajo y vuelve a salir, sin despedirse de nadie—«». Vamos Yoongi, antes de que Yeonsoo vuelva a ser ella y me mate.


Yeonsoo entra de nuevo al departamento destartalado y se dirige a la habitación donde antes dejó a Jimin para poder ir al bar. Mira en el espejo de la habitación su cuello, hay rasguños y un pequeño moretón comienza a formarse.

La lucha con Jimin fue realmente tortuosa. Era la primera vez que lo veía en ese estado, y le gustaría no haber sido ella. Jimin se estaba inyectando heroína otra vez, pero su manera de hacerlo fue brusca y poco cuidadosa, lo que causo que en un par de ocasiones se lesionara de esa manera, y producto de eso, las gasas de la cocina y la habitación. No podía estar más decepcionada, y aunque le gustaría no culparse, sabe que una parte de que Jimin tuviera una gran recaída fue por su vuelta. No es momento de debilitarse y llorar; por lo que con mucha fuerza pudo darle una ducha. En otra ocasión la situación sería incomoda y vergonzosa, después de todo sigue siendo el novio de su mejor amiga, y el mejor amigo de su ex novio, y su ex mejor amigo.

Estaba enojada al principio, y un parte de ella quiso dejarlo como estaba e irse, pero la verdad es que no podía. Y no solo porque fuese Jimin, sino porque le recordó a su mellizo. Hace menos de un mes, lo encontró. Fue doloroso enterarse que murió de sobredosis y que descubrieron su cuerpo un mes después de su muerte, y antes de eso, no había reportes de desaparición. Nadie parecía extrañarlo. Por eso es que no sentía ningún tipo de sentimiento además del fraternal hacia Jimin. Nunca conoció a su hermano, pero en definitiva, le hubiese gustado estar allí en sus últimos días, para ayudarlo a seguir adelante, o no dejarlo morir de aquella manera tan moribunda.

Desnudó por completo al castaño, limpio cada parte de su cuerpo aunque sus lágrimas caían sobre su rostro. Debía ayudarlo porque Jimin siempre fue lo más cercano a una familia que tuvo, a su mellizo que nunca conoció. Curó las heridas de su brazo, y luego de una larga lucha con un Jimin aún controlado por las toxinas logró recostarlo.

Ahora que aún duerme, lo único que puede hacer es darle un poco de vida al lugar. Toma un bolsa de residuos y comienza a echar todas las jeringas, botellas de cerveza y soju; gasas y botellas de alcohol completamente vacías. Yeonsoo se pregunta para que necesitaba tantas botellas de alcohol, sin embargo no obtendrá respuesta alguna hasta que él recobre completa conciencia.

La puerta es tocada con delicadeza, por lo que Yeonsoo se apresura a abrirla. Lo último que quiere es que Jimin se despierte y quien sea lo vea de esa manera. Haneul se encuentra del otro lado, con una bolsa de ramen y dos cervezas.

—¿Qué haces aquí? —Yeonsoo suelta expectante, saliendo del departamento y cerrando la puerta detrás de ella.

Conoce o conocía lo suficiente a Jimin para saber que no le gustaría que ella o cualquiera de los chicos lo vieran en ese estado. Por lo que por el momento lo mantendrá en secreto.

—Creí que podría encontrar a Jimin, ¿tú qué...?

—No está aquí —la corta impaciente, Jimin despertará en cualquier momento y necesita estar ahí para cuando lo haga. Debe saber donde guarda la droga y poder deshacerse de ella, además de averiguar quién es su proveedor para mandar a todo el puto departamento encima.

—De acuerdo, pero deje un par de cosas aquí y me gustaría...

—No puedes ahora. Dime que quieres las buscaré y te las daré.

—¿Qué demonios sucede Yeonsoo? —La paciencia de Haneul comienza a agotarse.

—Solo vete, joder. Hablé con Jimin y está destrozado, no quiere verte. —Sabe que está siendo dura, pero necesita alejarla, o Jimin podría llevársela con él.

—Sé que Jimin está así porque oculte que estabas viva, pero no me mires como si fuera la mala aquí —dice ofendida.

—Yo no estuve jugando a ser la novia perfecta —escupe—. Mantente alejada de Jimin, si él quiere verte te llamará. No seas un estorbo en su vida, Haneul —suelta sin filtro. Antes de que ella logre articular palabra alguna, vuelve a entrar cerrando la puerta en su rostro.

Una lagrima desliza por la mejilla de la castaña que mira fijo la puerta, por donde su amiga entró. No puede creer que aquellas palabras hayan salido de su boca, y aunque le gustaría decir que hay algo más, no está tan segura.

—¿Escuchaste eso? —musita Haneul secándose la lágrima.

—Sí. —Asiente Yoongi. Se encuentra recargado de espaldas a la pared con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Sonríe de lado al recordar aquellas peleas interminables de Haneul y Yeonsoo, parece un deja vu, y solo estruje su corazón un poco más—. Tal vez Jimin necesita tiempo, Haneul. Yeonsoo siempre estará de su lado, después de todo, pareciese que en otra vida fueron hermanos.

La castaña asiente y parte camino de vuelta al auto, para llevar a Yoongi a su casa, y así volver al departamento que comparte con Hunter y llorar en silencio hasta quedar dormida.

⭒❀⭒

Yeonsoo deja caer su cabeza contra la puerta. No puede correr a ella, no cuando en la otra habitación hay un chico entre la vida y la muerte. Según contó las jeringas, hay más de lo que ella se hubiese inyectado en toda su vida. No entiende como pudo comprar tanto con tan poco dinero.

Comienza a buscar entre los papeles que tiró en la basura algo que pueda servirle de ayuda. Entonces encuentra un papel arrugado con letras recortadas. El estomago de Yeonsoo se revuelve y debe correr al baño para poder vaciarlo ante el mareo que le causó leer aquella nota. No debía tener una firma para saber quien la mandaba, sin embargo, no puede sentirse más culpable ahora que sabe, que Ghots fue el que envió tanta droga a Jimin.

Se sienta en el suelo y mira el ventanal. La noche cayó y el cielo está despejado. Puede ver la luz de la luna iluminar toda la estancia oscura. Jimin rompió todos los focos, seguramente en un ataque.

Vuelve a la estancia luego de lavar su boca y tirar la cadena. Escucha gruñidos de la habitación, por lo que corre hasta ella y ve a Jimin intentando toma una botella de cerveza que hay en la mesa de luz. Yeonsoo corre a ella y la tira en la bolsa de residuos que aún la acompaña.

—¿Qué...? —Las palabras de Jimin quedan en el aire al ver a su vieja amiga parada frente a él. Su sangre se drena y quiere correr lo más lejos que puede, no quiere que lo vea de esa manera, tan vulnerable, tan roto.

—¿Dónde está? —El semblante sereno de ella demuestra seguridad, dureza y repulsión—. ¿Dónde mierda tienes guardada esa porquería?

—Vete. —Jimin intenta levantarse pero está lo suficiente débil para ni siquiera poder salir de la cama.

—Bien. —Asiente. Saca su móvil y comienza a sacarle fotografías, exponiendo sus puntos débiles, lo demacrado y destrozado que se encuentra. Jimin se oculta como puede chillando.

—¡¿Qué mierda crees que haces?! —escupe una vez que ella comienza a ver las fotos.

—¿Cuál quieres que le mande a Haneul? —Le comienza a mostrar las fotos, Jimin intenta llegar a ella, pero ni siquiera logra sentarse—. Estás tan podrido que no podrías ni siquiera ir al puto baño.

—No las envíes —suplica—. Por favor.

—No me hagas preguntar de nuevo. —Guarda su móvil. Nunca fue táctica para reconfortar o ayudar a las personas, la mayor parte del tiempo los planes que tenía resultaban peor de lo pensado. Y aunque ahora le gustaría pedir ayuda, no puede. No expondrá a Jimin de esa manera.

—No tengo más. —Recuesta su cabeza de nuevo en la almohada.

—¡No me jodas maldito imbécil! —Yeonsoo corre hasta él y lo toma del cuello para acercar su rostro un poco más—. Me dices ahora mismo o llamo a Hanuel y Yoongi para que vean la puta basura que realmente eres.

Jimin comienza a llorar de sobremanera, entonces Yeonsoo lo suelta. Tal vez se pasó de la raya, sin embargo, Jimin señala una fotografía de él y la castaña juntos. Yeonsoo camina hasta el retrato y lo revisa, encontrando dos jeringas más y un par de pastillas. Las toma y las tira en la basura.

—Lo siento, Jimin. No eres una basura —murmura Yeonsoo sentándose a su lado. Ahora con una botella de jugo y sopa. Por el rostro de Jimin, sabe que no comió lo suficiente estos días, por no decir que no comió en lo absoluto.

—¿Qué haces? —solloza aún con lágrimas en sus ojos.

—Saldrás de esto. —Ella toma una almohada y la coloca en el respaldar para ayudar a Jimin a sentarse, y así comer un poco—. Me aseguraré de eso.

—¿Quién eres?

—Solo alguien que intenta reparar el daño causado. —Yeonsoo sonríe sin dientes y se sienta cerca de él.













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