18

—¡Jade espera! —Jungkook intenta ir detrás de ella, sin embargo, unas grandes manos pálidas, se apoderan de su brazo impidiéndoselo—. ¿Qué haces?

—Se fue, Jungkook. Déjala ir. —Hunter suena aburrida desde la entrada de su habitación.

—¿Qué mierda, Hunter? ¿Qué hacías en mi habitación? —Jungkook cierra la puerta con violencia, provocando que la castaña, que aún sostiene su brazo lo suelte y retroceda de inmediato—. Deberías irte.

—Solo estaba bromear contigo. Nunca pensé que ella llegaría tan pronto —se excusa.

-—¿Y que creías que hacía? —La desesperación se filtra en sus palabras, tanto que la ansiedad y preocupación toman poder absoluto de él. Entra a su habitación y comienza a desvestirse.

—No lo sé, tal vez follando con Yoongi —suelta con veneno asomándose por la puerta. Jungkook para en seco sus movimientos y una ola de furia lo atraviesa.

—¿Qué mierda te sucede? ¡Dímelo! —El pelinegro saca un pantalón deportivo junto a un buzo canguro del mismo color. Tiene que ir en busca de Yeonsoo, y conociendo su persona, sabe que tardará más de lo que imagina.

—Ella te gusta, ella gusta de ti. No entiendo porqué siguen encima de este estúpido carrusel —suelta. Jungkook la mira con el ceño fruncido.

—Si ambos queremos vivir así, lo haremos. No te metas.

—Solo quería acelerar un poco las cosas.

—¡Perfecto! —Le pasa por el lado sin tocarla y camina hasta la entrada del departamento donde se coloca sus tenis—. Has arruinado todo, había avanzado más en este mes de lo que crees y en un par de horas lo mandaste todo a la basura.

—Lo siento, solo quería ayudar.

—Hunter, si estás aburrida con tu vida intenta hacer algo para ti. No te metas en la vida de los demás, nadie pidió tu ayuda —escupe con furia.

Esas palabras golpean con brutalidad el rostro de la rubia; se siente extraña. Todo fue su culpa y aunque debería salir con su amigo en busca de la pelinegra, su orgullo no le permite avanzar. Ella intentó hacer las cosas por un bien, no pueden culparla por lo que ocurrió luego.

⭒❀⭒

El frío piso de la casa vacía, parecía buena idea cuando salió embravecida del departamento. Ahora, sin embargo, su espalda pide a gritos un lugar cómodo para recostarse por al menos cinco minutos.

Las imágenes de la noche anterior la golpean con brutalidad, tanto que aprieta la mandíbula con fuerza para evitar gritar. Al ver aquella expresión en el rostro de Jungkook, pudo entender que él no tenía idea de lo que ocurría dentro de su habitación pero, por otro lado, no entiende del todo la intención verdadera de Hunter. De cualquier forma, debe hablarlo cuanto antes, para no confundir las cosas, y para no perder una amiga.

Sale de la casa que ya está en venta y toma un taxi. Según lo que investigó, la casa se vendió hace más de cuatro meses, y aún nadie la habita. Es como si la hubiesen comprado solo y únicamente para tenerla abandonada. Es una lastima, la pequeña vivienda tiene un gran potencial.

Sube al ascensor y llega a su piso. La idea de ver a Hunter y Jungkook junto la asquea, no tiene razones para pensar que estuvieron juntos, pero tampoco para negarlo. Simplemente fue algo que ocurrió y la tomo desprevenida.

Al entrar, el olor a huevos y café la golpea con brutalidad. Ella camina con la cabeza en alto, no le debe explicaciones a nadie, y nadie debe explicarle nada; tan simple como eso.

En el desayunador, se encuentra Jungkook perdido en su plato con la capucha puesta. Ella decide ir hasta la cafetera y servirse un poco, aunque la idea de compartir habitación con la rubia, la aterroriza.

—Buenos días —habla ronco. La pelinegra no puede evitar fruncir el ceño y mira sobre su hombro a un demacrado Jungkook.

Sus ojeras son escandalosas, sin mencionar su notorio color negro. Sus ojos están rojos y tiene los labios resecos.

—¡Mierda! ¿Qué te sucedió? —Camina hasta él y acuna su rostro entre sus manos para observarlo a detalle.

—Te busqué toda la noche, acabo de llegar. —Sonríe. Su corazón se retuerce y se obliga a separarse de él.

Estuvo toda la noche buscándola, y lo primero que hace al verla es darle la bienvenida, sin preguntas, sin reclamos.

—No tenías por qué, aquí te esperaban dos hermosas mujeres. —Se da la vuelta para tomar la taza, al mismo tiempo que se muerde el labio inferior.

—Sabes lo que pasó —susurra cansado.

—Ya volviste. —Hunter aparece con el cabello desordenado y vistiendo pijama. Es domingo por lo que no les preocupa ir a la estación de policías.

—¿Qué comes que adivinas? —sisea, totalmente exasperada.

—A veces avena, otras kimchi y anoche a Jungkook —escupe. Es notable que no busca hacer las pases con Yeonsoo, y claro ella no se quedará atrás.

—Deberías hacerlo más seguido, así una de tus neuronas funcione. —Sonríe sin dientes y se dirige a la habitación.

Hunter ya se levantó, por lo que podrá dormir tranquila un par de horas, o tal vez todo el día. Sin embargo, al abrir la puerta, el cuerpo desnudo de una castaña sobre su cama la sorprende.

Le gustaría gritarle, incluso hasta golpearla, pero el dolor en su espalda es tan apremiante que solo piensa en recostarse. Gira y se encuentra con el victorioso rostro de Hunter desde la cocina.

—Puedes dormir en mi habitación. —Jungkook dice a puras penas, su cansancio es notable.

—¿Y tú?

—Estaré bien en el sofá —musita y le sonríe.

Aunque quisiera tomarlo y decirle que se lo agradece, no puede. Está así por su culpa, porque se preocupo y fue detrás de ella.

—Yo dormiré en el sofá. —Suspira. Dispuesta a ir por un par de mantas y recostarse.

Jungkook se levanta de su butaca y camina arrastrando los pies hasta la pequeña anatomía de Yeonsoo.

—Ven, Jade. Vamos a dormir. —Sonríe suave. Quiere poder decir un último comentario sarcástico hacia Hunter, pero el pelinegro logra tomarla de los hombros e ingresar a la habitación.

No es como la de ellas, en esta solo hay una cama de dos plazas, con un gran ventanal y un closet. Nada más, no hay espejos, ni fotografías, absolutamente nada. Parece vacía y hasta temporal, como si estuviera listo para irse en cualquier momento.

—Armaré una cama en el suelo, no es mi primera vez y estoy tan cansado como para notar dónde duermo. —Jungkook se acerca hasta el closet y se desviste. En otra ocasión, ella hubiese contemplado su cuerpo a detalle, guardando cada lunar y músculo en su memoria. Pero no parece correcto, el pelinegro es tan cuidadoso con ella, que no podría faltarle el respeto de esa manera; por eso, ella decide mirar hacia otro lado—. Toma.

Le lanza una playera vieja a su rostro confundiéndola.

—Puedo traer mi pijama.

—No voy a arriesgarme a que empiecen una guerra sin mí. —Tira un par de frazadas gruesas en el suelo y se recuesta.

—Gracias, por todo. —La timidez se filtra en sus palabras, si embargo, Jungkook está tan dormido, que no puede notarlo.

Yeonsoo jamás se había comportado así, ni siquiera con Yoongi. El pelinegro logra sacar facetas de ella que ni siquiera sabía que tenía. Se muerde el labio y se golpea mentalmente, no puede permitir que le afecte de esa forma.

—Gracias a ti.

—¿Qué? —Yeonsoo se desviste sobre la cama y se coloca la playera con el olor tan particular del chico, que ahora se encuentra en el suelo, medio dormido.

—Sabes que me gustas, y me permites seguir con mis sentimientos. No sé si es bueno o malo, pero gracias.

Ella se recuesta boca arriba mirando el blanco techo, Jungkook es todo un caso extraño. Más de lo que había imaginado.

⭒❀⭒

La noche cae con desespero. Ni siquiera se dieron cuenta en qué momento durmieron tanto, solo que han recargado suficiente energía para acabar con el caso de una vez por todas.

Para cuándo Yeonsoo se despertó, Jungkook no estaba a su lado, y las mantas estaban guardadas. Le dio un poco de vergüenza al principio pero luego prefirió no pensar demasiado en eso. Al levantarse, encontró a Hunter sentada en el sofá viendo una de sus aburridas películas románticas.

La pelinegra saca ropa de su habitación, ahora que no hay nadie, y se da una fugaz ducha. Jungkook no se encuentra en el departamento, seguramente tiene amigos a los que visitar.

En cuanto sale del baño, comienza a comer arroz que sobró, y un poco de kimchi. Le marca a Haneul y lo coloca en alta voz mientras frita unas verduras.

—¿Hola?

—Cielo, ¿qué haces? ¿Quieres que vamos de compras o algo?

—¿Y Hunter?

—No lo sé, desde ayer no la volví a ver. —Fija su mirada en la pálida espalda de la rubia que se tensa ante esas palabras, pero no se mueve—. Supongo que debe haber olvidado una neurona en la discoteca y aún la busca.

—¡Ay no! No me meteré en sus problemas. Me llamas cuando ya hayan hablado.

—¿Quién dice que no hablamos?

—Solo lo sé, dile a Hunter que si no se comporta pateare su huesudo trasero.

Una sonrisa se instala en el rostro de ambas, pero aún así no se atreven a mirarse.

—De acuerdo, adiós. —Cuelga.

No quiere quedarse en casa y seguir fingiendo que la rubia no existe. Sabe que deben hablar, pero aún así se siente ofendida y confundida ante las actitudes de ella.

La puerta se abre y un sonriente Jungkook entra balanceado dos papeles en su mano. La sonrisa que lleva puesta es tan grande, que es inevitable contagiarse.

—¿Por qué tan feliz?

—¿Te gustan los parques de diversiones?

—Si te soy sincera, nunca fui a uno —confiesa. Ambos ignoran a Hunter, y aunque ella finge ver la película, mantiene toda su atención al intercambio de palabras.

—¡¿Bromas?! Pues hoy irás conmigo. —Le tiende una mano.

—No sé si...

—No aceptaré un no por respuesta.

—No quiero ir —dice segura.

—De acuerdo, no iremos. —Jungkook sonríe de lado y deja las entradas en la mesa, sin embargo la emoción no lo abandona.

El corazón de la pelinegra da un vuelco con violencia, a pesar de estar eufórico con la idea, ella la rechazó y él lo acepto. Sin preguntas, sin reclamos. Siendo Jungkook.

—Era broma. —Se levanta de la butaca y tira el plato en el lavabo, para encargarse más tarde.

Camina hasta la entrada y se coloca los tenis más cómodos que encuentra, da una fugaz vista a su atuendo. Viste pantalón de mezclilla holgado, y una playera negra pegada al cuerpo. Su corto cabello cae por los costados por lo que decide colocarse un moño, llevando hacia atrás dos grandes mechones que caen hacia delante. Su rostro está limpio de maquillaje, y aunque las ganas de colocar una gran cantidad de base sobre su cicatriz pican, no lo hace. Se muerde el labio inferior con fuerza y mira a Jungkook.

No se había percatado que el pelinegro, la miraba con una cálida sonrisa en el rostro mientras ella miraba con detalle sus inseguridades en el espejo.

Yeonsoo rueda los ojos y abre la puerta ocultando sus mejillas sonrojadas. Se quiere golpear mentalmente por lo ridícula que se siente.

«¿Desde cuándo te avergüenza, imbécil?» piensa.

Jungkook no le habla a Hunter, por lo que es imposible que le pidan prestado su auto. Al final, deciden ir en taxi hasta el parque de diversiones.

El lugar está repleto de familias enteras. Hay niños corriendo por todos lados y padres desesperados detrás, parejas en los juegos de feria, y algunas atracciones con filas.

—La montaña rusa no está habilitada, pero hay muchas otras. —El entusiasmo es evidente en sus palabras, tanto que le cuesta mantener la serenidad y no sonreír. Parece un pequeño niño en su lugar favorito.

—Pero eso sale una fortuna.

—Conseguí pase libre en todas las atracciones. Ya sabes, con mis contactos. —Sube y baja las cejas divertido. Yeonsoo rueda los ojos sonriendo y camina hasta un pequeño puesto para pedir un algodón de azúcar, sin embargo se detiene en seco. Su cicatriz está a la vista de todas las personas—. Dos, por favor.

Ella lo mira sorprendida, no hubo necesidad que le dijera lo incómoda que se sentía y fue sin protestar. Le entrega uno azul y se queda con el rosado comiendo a grandes bocados.

—¿Qué quieres primero?

—¿Las tazas giratorias?

—Me mareo muy rápido —se disculpa avergonzado—. ¿La vuelta al mundo?

—Demasiado romántico.

—¿Los juegos de feria?

—Perfecto.

Yeonsoo toma su mano y se dirigen directo a los puestos llenos de juegos. Las primeras tres tiendas solo logran quitarles dinero, por lo que deciden ir a uno más seguro y cogen el de puntería con armas.

No están juntos por lo que después de pegarle a todos los patitos que se movían, el encargado con cierto recelo le entrega un conejo gigante a Yeonsoo, y un panda a Jungkook.

—Toma, te representa. —La pelinegra le tiende el peluche a él.

—¿Me estás diciendo que tengo la apariencia de un conejo? —Intenta sonar ofendido, pero su tono divertido es evidente.

—Por supuesto, eres idéntico a este conejo.

—De acuerdo. —Lo recibe y un leve color carmesí maquillan sus mejillas. La ternura la invade de inmediato, es la primera vez que ve un avergonzado Jungkook—. Toma el panda, te representa.

—¡Por favor! —Yeonsoo larga una carcajada sonora. De todos los animales en el lugar, un panda es el último al que se parecería—. Es ridículo que me parezca a un panda.

—Tienes razón. —Toma de vuelta el peluche gigante y lo tiende hacia el encargado del juego—. ¿Puede cambiar este peluche por la serpiente gigante?

Yeonsoo vuelve a reír sonora, ahora más divertida que antes. Jungkook gira con una gran sonrisa en su rostro y se la entrega.

—Ahora sí, Jeon. —Se acerca a él y le da un suave beso en la mejilla—. Gracias.

Jungkook intenta acercarse un poco más, tal vez pueda probar una vez más sus labios, y si se lo permite. Después de todo, la verdadera intención de él al traerla, es declararse de una vez por todas.

Un pequeño niño que huía de su hermana, colisiona contra el cuerpo de Yeonsoo provocando que choque con su pecho. Ella gira dispuesta a darle una paliza, sin embargo al ver la pequeña figura detrás de ella sus defensas bajan.

—¡Oh! Lo siento tanto. —Una mujer adulta aparece entre la multitud y toma al pequeño niño.

—¡Mamá! ¡Es un monstruo! —chilla el niño al borde del llanto.

Yeonsoo podría gritarle, podría hasta golpearlo por decir eso, pero solo es un niño asustado. Carraspea y oculta su rostro en el pecho de Jungkook abrazándolo, sintiéndose tan expuesta y herida como nunca antes. Tal vez la razón sea porque no espera demasiado de una persona adulta. Pero con la inocencia de un niño es diferente.

Puede sentir lo tenso que se encuentra.

—No es un monstruo, solo tiene lastimando el rostro. —Jungkook intenta sonar cálido pero la dureza se filtra en sus palabras.

—Lo siento. —La mujer vuelve a disculparse sin quitar la vista de la pelinegra y se va con sus dos hijos.

—¿Porqué demonios no le dijo nada a su hijo?

—No tiene por qué.

—¡Por supuesto que sí! No puede andar por la vida marcando a las personas de monstruos solo por una diferencia. —Debe respirar profundo para calmar su acelerado corazón. Jungkook siempre intenta hacerla sentir bien consigo misma, incluso desde la primera vez. Ella lo abraza con más fuerza, sintiéndose plenamente agradecida.

—Sigamos.

—¡Ven! —El pelinegro toma su mano y la arrastra hasta una cabina de fotos.

—Por dios, no. —Niega con la cabeza. Desde que salió del hospital, no se atrevió a tomarse una sola foto.

—Confía en mí. —Abre la cortina y entra junto a ella, vuelve a cerrar la cortina y mira la pantalla en frente—. Son cuatro fotos, lo que quiere decir, que tienes cuatro fotos para ver lo hermosa que realmente eres.

Ella niega divertida, entonces Jungkook presiona el botón. A pesar de querer mostrar su rostro, solo puede ocultarlo entre sus huesudas mano, mientras que Jungkook sonríe mostrando sus encías.

Yeonsoo suspira, después de todo, sería un gran paso para empezar a aceptarse. Entonces lo hace, ella comienza a hacer caras graciosas, esperando que el flash tome la que más quiere. La foto aparece, -como la primera- en la pantalla, una gran sonrisa en su rostro se ilumina, mientras que Jungkook la mira con una cálida sonrisa es su rostro.

La tercer foto se ilumina en la pantalla, ambos se miran, igual de cálidos, como si solo ese momento fuera perfecto para ellos.

En la cuarta foto, Jungkook acuna el rostro de Yeonsoo y une sus labios. Ahora siendo correspondido desde el principio, como si ella estuviera en la misma sincronía que él, pensado lo mismo, sintiendo lo mismo.

Las risas del otro lado de la cabina los obliga a separarse, Jungkook une su frente con la de ella y luego besa la punta de su nariz.

—Jungkook...

—No digas nada, sigamos disfrutando. —Toma su mano y salen, Jungkook toma las fotos y las guarda en su cartera.

⭒❀⭒

Lo que restó de la noche, no hablaron del beso, ni de los sentimientos que se transmitieron en el, solo se mantuvieron unidos, disfrutando de los juegos, riendo y hasta bromeando sobre todo lo que veían.

Al llegar al departamento, el cansancio era notable, tanto que temía dormirse en medio de la cocina. Jungkook toma ambos peluches y los lleva a su habitación, teme que Hunter decida operar a la serpiente.

—Haré de comer. —Jungkook se saca la chaqueta y remanga sus puños hasta los codos.

—¿También cocinas?

—¿Qué te puedo decir? Soy perfecto —bromea sonriendo.

Saca lo que necesita para comenzar a cocinar de la nevera, y lava sus manos. Yeonsoo quiere dormir de lo cansada que está, pero tenerlo así de tranquilo, así de sonriente y divertido, le provoca ternura. No puede irse; no quiere irse.

—¿Qué me querías decir? —habla cortando las cebollas.

—¿Hum?

—Ayer, te veías muy nerviosa. Algo querías decirme.

—No tiene importancia, olvídalo. —Hace un mohín para restarle importancia.

—La tiene, créeme.

Yeonsoo se muerde el labio inferior ansiosa y camina hasta la ventana, enciende un cigarro y vuelve la mirada a él, quién no deja de cocinar.

—Creí que podía ser feliz con alguien más, pero no es así.

Jungkook para en seco sus movimientos y la mira atento. No puede llenarla de preguntas qué tal vez no tengan respuestas. Entonces, toma un poco de harina que usa y camina lento hasta ella, la mira directo a los ojos con una cálida sonrisa y luego le sopla todo el polvo en su rostro.

—¡Imbécil! —chilla divertida y sorprendida al mismo tiempo.

—Eres una idiota. —Ríe y vuelve a cortar más, y más verduras.

Yeonsoo se muerde el labio divertida y va tras él, después de apagar el cigarrillo. Toma un vaso de agua y se lo tira en el rostro. La cara de asombro es inigualable, tanto que le es inevitable reír a carcajadas.

Sin embargo, su vista la traiciona y sigue el recorrido del agua que cae por su mandíbula, mojando todo a su paso; sigue por su playera pegando la fina tela al torso del pelinegro, y se pierde entre su pantalón. Pasó mucho tiempo desde que se acostó con alguien, desde que alguien la tomo entre sus brazos.

Ella mira a Jungkook, que ha oscurecido su mirada varios tonos. Sin previo aviso, coloca su mano en el pecho de él, y delinea su torso por encima de la tela, fuera de sí. Como si la verdadera Yeonsoo estuviera dormida.

Se muerde el labio involuntariamente y mira a Jungkook, quien ha inclinado un poco la cabeza para atrás, su boca se encuentra levemente entreabierta. No se mueve, solo se mantiene ahí, disfrutando el toque suave de la pelinegra sobre su pecho.

No aguanta más tiempo, por lo que sin previo aviso, delinea la gruesa costura de su pantalón, sintiendo un gran bulto. Jungkook está excitado, pero no lo suficiente, sabe que su miembro no está ni siquiera al cincuenta por ciento.

Una mano se apodera de su muñeca y retira el toque con firmeza. Ella lo mira de inmediato, se está conteniendo; Yeonsoo mueve la mano, que aún agarra Jungkook y la mete bajo la playera con suavidad provocando un pequeño suspiro de sus labios.

Tiene el control, comienza a tener completo control sobre el tosco cuerpo del pelinegro. Se siente ansiosa, puede hacer que haga lo que quiera si solo chasquea los dedos, y eso le provoca un poco de excitación.

Entonces, Jungkook saca la mano de ella, se inclina un poco y sin previo aviso, la toma por las piernas levantándola por los aires. Libera una de sus manos al ver que Yeonsoo rodea su cintura con las piernas, y tira todo lo que estaba en el desayunador haciendo espacio. La sienta con mucho cuidado y queda entre sus piernas.

Acuna su rostro con ambas manos y la besa, pero no como antes, ahora hay desesperación, excitación y sentimientos a flor de piel. Ella, sin pensarlo demasiado, toma el final de la playera y la tira hacía arriba sacándola de su cuerpo. Lo toma por la cintura y lo presiona más hacia ella, mientras él coloca una de sus manos por la espalda baja de ella.

Están pegados, pero aún así se sienten lejos. Necesitan estar más unidos, necesita más de él. Que la toque con dulzura, que la abrace y la bese como lo hace.

Jungkook toma el final de la playera de ella, y la desliza fuera de su pequeño cuerpo, viendo con deseo su aterciopelada piel, la cicatriz en su cuello parece grande, pero con tanta historia que no puede simplemente omitirla. Yeonsoo tira la cabeza hacía atrás dándole permiso para que se apodere de su cuello. Sin embargo, Jungkook se toma su tiempo para besar con delicadeza y dulzura aquella piel dañada.

Un escalofrío recorre su cuerpo de pies a cabeza ante los actos del pelinegro, un suspiro se escapa de sus labios. Está besando sus cicatrices, está curando su alma.

Se despega un poco de aquella marca, y hace exactamente lo mismo con la cicatriz en su rostro. Una ola de desespero la invade y lo empuja con fuera fuera de su alcance.

El pelinegro arruga el entrecejo confundido y desorientado.

-—No me toques —escupe y se baja del desayunador. Camina a paso apresurado hasta el sofá. Su respiración es agitada y el miedo crece en su interior.

—¿Te hice daño? —Jungkook intenta llegar a ella, pero levanta su mano impidiendo que de un paso más.

—No necesito tu caridad, no me trates como fenómeno. —La frustración brota de sus palabras con violencia.

—¿De qué estás hablas?

—¡No necesito que beses mis cicatrices! ¡No necesito que me cures! ¡NO TE NECESITO! —grita desgarrando su garganta.

Jungkook frunce el ceño confundido, pero luego lo entiende y la ira se apodera de sus facciones.

—¡Joder, Jade! ¡¿Hasta cuándo te ocultarás detrás de eso?! —Tira su cabello con violencia y camina hasta el ventanal, para quedar justo frente a ella, pero tomando distancia—. ¡Deja de creer que todos tienen asco por ti o les das miedo! ¡Yo no necesito curarte porque tú me curaste a mí!

La sorpresa la invade. Quiere seguir gritándole, quiere construir un gran muro entre ellos pero no es capaz de hablar.

»Deja de compadecerte, eres la única que siente lastima por ti. ¡Me gustas! Joder, ¡Me gustas tanto que ya no sé qué hacer o decir para que me dejes avanzar!

—¡¿Por qué?! ¡Yo no debería gustarle a nadie!

—¿Por qué? —Ríe seco—. ¿Por qué no? Si es porque eres criminal, tienes cicatrices, un sentido del humor negro, sarcasmo e ironía todo el tiempo. Si es porque siempre cargas un arma, estas a la defensiva, te sientes sola y crees que nadie te va a querer. Entonces sí, es por todo eso y más aún. Sientes tanta pena por ti misma, que no te diste cuenta de lo hermosa que eres. Cuando sonríes, cuando te sonrojas, incluso cuando bailas y cantas en la ducha. Eres tan perfecta, que ni siquiera supiste cuando curaste mis heridas, cuando me enseñaste a soltar todo lo que me daña, cuando me demostraste que no importa cuan mierda te haya tratado la vida, siempre hay una oportunidad.

Respira con dificultad, está soltando todo y cada uno de sus sentimientos, pero no es suficiente, por eso vuelve a hablar.

»¿Crees que eres la única que tiene miedo? ¡Joder! Todos creen que mi vida es perfecta pero no es así, lo perdí todo por un estúpido capricho, y ahora estoy atrapado en esto de por vida. Por supuesto que tengo miedo, estoy aterrorizado de ir a una misión y no volver contigo, o ni siquiera volver. Pero no me voy a detener, voy a luchar porque es mí vida, y nadie puede decirme cómo vivirla. —Cierra los ojos unos segundos y la mira, su rostro está empapado en lágrimas—. No te pido que te cases conmigo, Jade. Te pido que me des la oportunidad de hacerte feliz tanto como tenga que durar, porque mi cabeza es un lío sin ti, porque cuando rozamos mi cuerpo se llena de alegría, porque cuando te beso, sé que estoy en el lugar correcto, sé que todo lo que viví valió la pena si al final estás tú.

Jungkook deja caer sus hombros vencido, su voz suena como la de un pequeño niño asustado por perder lo que más quiere. 

—No voy a obligarte a estar conmigo, Jade. Pero no me sigas confundiendo porque terminaré por tirarme de la terraza —bromea—. Solo dímelo, dime qué me vaya, que nunca vuelva a tocarte y prometo hacerlo. No te tocaré, no te pensaré, y haré lo posible por no sentirte, pero por favor... por favor habla conmigo.

Yeonsoo no deja de llorar, cada palabra de Jungkook le abrió los ojos de la realidad que vive. Ama a Yoongi, es inevitable, él lo sabe, ella lo sabe; pero puede ser feliz con él, puede darse la oportunidad de ser feliz.

Corre hacía el pelinegro y se trepa envolviendo su cintura con las piernas, acuna su rostro y lo besa. Dejando que sus sentimientos salgan desesperados de ellos. Dejando que todo siga un camino, aún si no es el correcto.















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