15
Durante sus años de vida, Yeonsoo besó más bocas de las que puede recordar. De aquellas, puede contar con su propia mano los labios que volvieron loca su cabeza por varios días. Hasta que conoció a Yoongi, y nadie nunca puso superar el sabor de sus labios, ni la forma tan rítmica en la que se movían junto a los de ella. Ahora, sin embargo, una extraña sensación se apodera de su cuerpo y una corriente eléctrica estalla sobre su cintura, debajo de la mano de Jungkook.
No tiene idea en qué momento el pelinegro comenzó a mover sus labios, muchos menos el momento exacto en que ella le correspondió el beso. Pero para cuando es consciente de todo lo que pasa a su alrededor y el frío vuelve a erizarle la piel; Yeonsoo se separa con brutalidad y golpea la mejilla del pelinegro frente a ella. Sin embargo, no logra obtener suficiente espacio entre los dos.
—¡¿Qué mierda haces?! —Yeonsoo intenta verlo directo a los ojos, pero la lluvia no le permite visualizarlo con claridad—. ¡¿Acaso dije algo que te diera a entender que quería besarte?!
Jungkook frunce el ceño y se aleja un poco más. Completamente desorientado, incluso él mismo parece confundido ante lo que acaba de pasar. El pelinegro intenta articular una disculpa pero solo logra balbucear incoherencias.
Yeonsoo gira sobre su propio eje y comienza a caminar en dirección de dónde vinieron. Furiosa ante la situación, pero sobre todo, furiosa por no separarse a tiempo y disfrutar los labios de él.
Por otro lado, Jungkook no se mueve ni un solo centímetro. Se siente aturdido por lo que acaba de suceder, no sabe porqué lo hizo, pero lo que más le molesta es no arrepentirse. No se suponía que debía acercarse de esa manera tan burda a ella; se suponía que debía ser su amigo y compañero de trabajo, pero cruzó esa delgada línea y probablemente ella ya no quiera trabajar con él.
Él cierra los ojos con fuerza dejando que su respiración se acelere a tal punto de no poder controlarla. Está tan furioso consigo mismo que es capaz de cualquier cosa estúpida. Así que la sigue, camina detrás de ella sin pronunciar palabra alguna, no puede disculparse porque no siente culpa, pero tampoco sabe que decir realmente.
Yeonsoo entra al edificio, sin embargo, él no lo hace. Solo se queda ahí, mirando la entrada del lugar, dejando que la lluvia lo empape por completo, tanto que su cuerpo deja de temblar del frío y el calor comienza a abandonar su cuerpo en forma de vapor por su boca.
Se sienta en el borde de la acera y levanta el rostro para que las gotas colisionen contra su rostro. No puede entrar, porque sabe que así deberá enfrentarla y no quiere. Lo único que puede hacer es esperar que la lluvia pare pronto y el sol salga. Es un cobarde que no puede disculparse por el atrevimiento que tuvo, y aún así, la idea de pensar en que fue un error se le hace incorrecto. Lo que significa Yeonsoo para él le es difícil de comprender. Jungkook sonríe aun con los ojos cerrados. Se está torturando una vez más, y ahora su herida no lleva el nombre de Haneul o de Chan; sino de una mujer que jamás creyó conocer.
La torrente de lluvia que cae en su rostro se detiene en seco, y es entonces que se anima a abrir los ojos lentamente, encontrándose con un gran techo negro sobre su cabeza. Barre con delicadeza el paragua sobre él, siguiendo el camino de esa huesuda mano pálida hasta llegar a ese rostro neutro, que solo mira al frente indiferente, con un cigarro entre sus rojos labios.
No puede negar que es atractiva, incluso con esa escandalosa cicatriz en el rostro. Yeonsoo es la persona más hermosa que pudo conocer, y no solo por su físico. Si no, por todo lo que es, desde su mirada penetrante, su voz ronca, la forma en que uno de sus arcos del labio baja cuando sonríe y el otro sube. Cómo sus ojos se rasgan provocando arrugas en ellos. Su nariz que se arruga al hablar despacio, o esa manía que tiene en mover lentamente sus pestañas cuando está sumergida en sus pensamientos.
La observó mucho, tanto que aprendió a ver la belleza real con la que carga todo el tiempo. La miró hasta memorizar cada lunar y gesto de su rostro, cada movimiento exacto con sus manos. La observó hasta que aprendió, que en realidad, Yeonsoo tiene una cabeza inigualable, que no importa cuánto intente entenderla, o adivinar lo que piensa, siempre lo sorprenderá, porque ella es impredecible.
Cierra los ojos cuando siente su corazón volcar con brusquedad. No está enamorado de ella, no podría, pero no va a negar que cada vez que la ve, solo quiere seguir a su lado, aún si ella no le toma importancia.
—¿Qué haces? —murmura a pocas penas.
—Vas a enfermarte. Necesito que todos estén bien para mañana —suelta dejando salir el humo de su boca.
—Jade... —Jungkook quiere aclarar lo que acaba de suceder, aunque en realidad no sabe que decir.
—No pasó. Y no volverá a pasar —sentencia.
Algo dentro del pelinegro se retuerce y una pequeña ola de decepción lo atraviesa, sin embargo, de inmediato entiende lo que ella siente en realidad. No tiene intención de tener ningún tipo de relación con él, mucho menos una íntima. Y aunque le resulta extraño, él debería pensar lo mismo.
—De acuerdo. —Jungkook se levanta de su lugar enfrentándola. Desde su posición antigua, se sentía pequeño ante la chica de cabello ónix, en cambio, ahora parado frente a ella, puede ver qué solo es una menuda chica.
Sus cuerpos quedan a centímetros, pero no se tocan. Ella no le corre la mirada, pero no demuestra ningún tipo de emoción. Por lo que él hace acopio de todas sus fuerzas para imitarla. Asiente en su dirección y luego entra al edificio.
⭒❀⭒
La noche anterior fue un caos, a pesar de que intentó con todas sus fuerzas dormir, no podía del todo. De alguna forma, el beso con Jungkook despertó alguna clase de culpa en su interior, y las pesadillas fueron más insistentes que antes. A tal punto, que fue el mismo Jungkook quien la despertó, provocando que ella se aleje de inmediato.
Decidió quedarse en uno de los rincones del lugar a seguir buscando pistas y contactos en las redes; pasar tanto tiempo con Hyun la ayudó a aprender ciertas claves que usan, en redes sociales como las que todos tienen es normal ver esas palabras.
Así, pasó toda la noche, fingiendo que en realidad con ese beso no sintió lo que realmente sitió. Tal vez una parte de ella no se permite avanzar, no quiere que alguien saque ese dolor, que llene ese vacío que dejó Yoongi, necesita hacerlo sola. Necesita ser su propia cura antes de permitir que alguien más la abrace, la toque y la bese como hizo Jungkook.
Cuando amaneció y las alarmas de todos sonaron, Yeonsoo se levantó de su lugar sin despedirse y se marchó.
Una hora después, le mandó mensajes a sus compañeros diciéndoles donde los vería. Había conseguido una reunión con un viejo amigo de Hyun que podía saber sobre la existencia de Ghost, como decidieron apodarle.
Y mientras espera a que la noche caiga, Yeonsoo decide colocarse los audífonos y caminar por las calle de Busan. No quiere ver a Hunter tampoco a Jungkook, últimamente la soledad es su amiga; se siente tranquila, no debe estar a la defensiva ni aguantar comentarios sarcásticos o maliciosos por su aspecto. Sabe que aquella cicatriz en su rostro llama mucho la atención, pero ya no puede seguir ocultándola. Después de todo, estará a su lado toda la vida.
Sin prestar atención al camino, la pelinegra termina frente a aquellas puertas enormes. Yeonsoo se retira los audífonos justo a tiempo cuando escucha las voces escandalosas de la tías. Se esconde detrás de un poste de luz y las observa. Se ven felices, como siempre. Todo parece avanzar, menos ella. Todos parecen seguir con su vida, sin importar nada de su pasado.
La pelinegra sonríe, y es lo único que necesita para dejar de una vez por todos al pelinegro de mirada felina atrás; no puede olvidar, no quiere olvidar pero, en definitiva, no seguirá viviendo de esos recuerdos. Yeonsoo suspira profundo y asiente, despidiéndose de todo lo que la ató a él una vez.
⭒❀⭒
La noche cae de nuevo, la última antes de volver a Seúl. Tiene una reunión con viejo conocido. Recuerda haberlo visto en un par de ocasiones, pero no está segura. Hyun solía ocultarla de todo el mundo, como si fuera un diamante en bruto que solo él podía lastimar, que solo él podía tocar; de alguna forma, ella está agradecida. Después de todo, Hyun fue quien creo esta versión de Yeonsoo.
La pelinegra sale del departamento vistiendo un pantalón de mezclilla negro, con una cortadura en la rodilla derecha, una blusa pegada al cuerpo con tachas y el cabello desordenado. Se maquilló los ojos como solía hacerlo, una gran capa negra, como si de un disfraz se tratara. Y en los labios un rojo pasión los adorna resaltándolos.
Sobre la mesa de la estancia estaba el aparato que debe usar para estar comunicado con los demás. No sale sin antes colocarse el pequeño audífono en la oreja y verificar que anduviese, sin embargo, no recibió respuesta ya que de seguro los aparatos de Hunter y Jungkook están apagados.
Ya les había avisado donde los vería por lo que se dirige allí. Sus botas militares no son las más «femeninas» pero son lo suficiente cómodas para poder correr tanto como sus piernas le permitan si algo sucede.
Al entrar al bar, las luce neones se hacen presente, y el olor a alcohol, cigarro y sudor la golpean estremeciéndola. Es un olor familiar, tanto que diría que está en el lugar correcto. Camina a paso decidido hasta la barra y se sienta, pidiendo al mozo un trago de la bebida más fuerte que tenga. Necesita pasar el nudo que se forma en su garganta para enfrentar todo.
Recuerda que debe prender de nuevo el audífono y lo hace, el micrófono no es más que un dije en su collar por lo que puede hablar con naturalidad.
—¡Demonios! Responde. —Se escucha la exasperada voz de Hunter del otro lado. Yeonsoo sonríe de lado y pide otro trago.
—¿Qué quieres? —responde y gira su cuello hacia los lados con lentitud para aliviar un poco la tensión.
—¿Dónde has estado todo el día? —Jungkook pregunta casual.
La pelinegra barre la estancia encontrándose con dos faroles azules mirándola fijo. Hunter parece enojada, tal vez le fue mal todo el día con Jungkook y la culpa por no estar con ellos. Sigue barriendo cada rostro hasta encontrarlo.
La mira fijo, pero no está molesto, ni siquiera exasperado, es más bien alivio lo que demuestra, con una media sonrisa de orgullo; eso enfurece un poco a la pelinegra por lo que decide calentar un poco el ambiente.
—Fui a ver a la madre de Yoongi —suelta.
Toda empatía se borra del rostro del pelinegro, al mismo tiempo que Yeonsoo levanta una ceja superior, demostrándole que realmente le importa una mierda el beso, o al menos eso quiere que piense él.
—Llegó —interrumpe la guerra no declarada Hunter, por lo que los obliga a mirar hacia la puerta, donde un hombre de más o menos la edad de Hyun entra con dos de sus seguidores—. No tenemos refuerzos, así que por favor Yeonsoo no lo arruines.
—Tranquila, Hunter. No es mi primera vez en esto. —La pelinegra frunce el ceño un tanto ofendida. No puede creer que la rubia le esté diciendo cómo actuar cuando ella creció en ese mundo.
—Solo...
—Sé que hacer, ni siquiera sé que hacen ustedes aquí. —Yeonsoo se toma de un solo trago, todo el contenido del vaso—. Solo estorban.
—No empieces —interviene Jungkook.
—No te metas, Jeon.
—Si te comportas de esta manera por el beso de anoche, créeme que tampoco fue especial para mi —espeta.
Su orgullo es golpeado con brutalidad, tanto así que teme romper el vaso de vidrio que ahora aprieta con fuerza. Hunter se ahoga con el trago que estaba tomando llamando la atención de algunos en la barra. Le ha pillado por sorpresa lo que acaba de decir, no tenía planeado contárselo, pero aparentemente Jungkook tenía otros planes.
—¿Señorita Goo? —Un hombre que antes vio entrar se acerca con cuidado—. El señor JT la espera.
Yeonsoo se gira y bebe el contenido del vaso que ha llenado el cantinero, sigue al sujeto sin prestar atención alguna a lo que Jungkook dice a través del comunicador.
Al llegar a la mesa, JT la mira de pie a cabeza de forma morbosa, como si quisiera en ese mismo instante desnudarla sin importar el resto de personas, sin embargo, Yeonsoo mantiene la misma postura erguida, con la mirada neutra y dispuesta a colocar una bala en cada cabeza de todos los presentes.
—Goo Yeonsoo... —saluda el sujeto que se levanta abriendo los brazos al aire—. ¡Quién diría!
—JT, sigues igual de enfermo.
—¿Qué te puedo decir? Hay cosas que nunca cambian —Sonríe dejando ver sus casi podridos dientes—. Por favor, siéntate. Somos como familia.
La pelinegra se sienta a su lado y sonríe. Quiere mirar si están sus compañeros pero algo dentro suyo no se lo permite; no quiere depender, pero le gustará saber si cuenta o no con ellos.
—Supe que Hyun voló en mil pedazos —lamenta.
—Es una forma educada de decirlo —bromea—. Estoy aquí por negocios, JT. No me hagas perder el tiempo.
—Por supuesto —murmura. Hace una señal con su mano en la espera de un empleado, quien no tarda en llegar. JT pide lo más fuerte de la carta de bebidas alcohólica y vuelve a prestarle atención a ella—. ¿Qué quieres de mí?
—Tengo todo y un poco más de lo que en algún momento le perteneció a Hyun, pero no me basta. Quiero más.
—Tranquila, hermosa. Jugar con tanto poder pude destruirte. —gruñe y se acerca a ella con cuidado oliendo su suave perfume.
La repulsión llega su sistema tan rápido que debe cerrar los ojos un segundo para tragar las ganas de vomitar que se asoman.
—Me encanta jugar, JT —espeta. Yeonsoo lo mira directo a los ojos y se relame los labios con lentitud—. Dime, ¿qué juguetes me ofreces?
—Me vas a matar de un infarto. —JT coloca una de sus manos en la pierna derecha de Yeonsoo y la acaricia lentamente. Ella quiere gritar y alejarse, pero no puede, aún no cae—. ¿Buscas algo en particular?
—Quiero al hermano de Hyun —suelta sin más.
El sujeto se aleja de golpe mirándola sorprendido. No es inusual que pregunten por él, pero ella siendo la ex novia de Hyun, es sospechoso que nunca haya conocido a su hermano. Incluso a ella misma le sorprende.
—¿Por qué crees que se dónde está?
—No soy imbécil, JT. Tu te encargabas de muchas cosas de Hyun, estoy segura que sabes al menos dónde estuvo.
—Eres peligrosa, Yeonsoo.
El sujeto vuelve a acercarse a ella oliendo más de cerca su cabello. Ahora, sin poder evitarlo, busca la mirada del pelinegro, pero no logra encontrarla, ni siquiera la de Hunter. Una punzada de decepción la invade al pensar que la abandonaron, no los culpa pero se siente extraño. Sabe que puede salir sola de esto, solo que será más difícil.
—Hay muchas personas en este lugar, es mejor si vamos a uno más... Privado. —Yeonsoo espera poder estar en un lugar más tranquilo, para así sacarle información a su manera.
—Claro, conozco el lugar indicado. —El sujeto se levanta y comienza a caminar, sin embargo Yeonsoo lo detiene del brazo.
—Antes pasaré al tocador.
Sonríe sin diente y camina a paso rápido hasta el cuarto de baño, con el corazón latiendo con fuerza y una fina capa de sudor frio sobre su frente. Al entrar corre hasta uno de los cubículos y vacía su estómago completamente, se siente tan asqueada que no pudo disimularlo más tiempo. Y no solo porque el hombre la tocó de esa manera, sino, porque nunca la vio directo a los ojos, ni siquiera a su cicatriz en el rostro. Solo barría su cuerpo desde su pecho hasta sus pies, como si solo fuera un objeto sexual.
Sobre todo, su malestar viene por otro lado. No es la primera vez que un hombre la ve así. Su rostro es una blasfemia para ellos, por eso la ven de fácil acceso.
La pelinegra se acerca hasta el lavabo, enjuaga su boca y se mira fijo a los ojos. Es escandalosa su cicatriz, no importa cuanto intente ocultarla, simplemente ahí está.
—¡Mierda! —Hunter la sorprende tomándola del brazo—. Desapareciste.
—Ustedes desaparecieron.
—No es cierto, solo buscamos un mejor puesto. No podíamos ver lo que pasaba, que por cierto, ese sujeto es un verdadero idiota.
—Como todos —escupe con repulsión.
—Jungkook no, ni siquiera Yoongi —suelta Hunter provocando que toda empatía que sentía la pelinegra por verla, desapareciera en un segundo.
—Es mejor que se vayan. Lo tengo resuelto —confiesa y se gira para analizar su aspecto. Lo último que quiere es que JT se de cuenta de su estado y termine en algún barranco sin vida.
—¿Qué harás?
—Me iré con él. —La pelinegra se acomoda el cabello mirándose al espejo.
—Por supuesto que no —niega sin frenesí—. Dile que tienes diarrea o el periodo.
—No lo haré, este es mi trabajo. No te metas.
—Joder, Yeonsoo. Deja de comportarte como una cría porque saldrás lastimada —chilla Hunter molesta.
—No me jodas, Hunter. No te metas en mi puto camino. Vete a la mierda, tú y el niño bonito, no perteneces aquí —escupe con violencia.
Yeonsoo sale del cuarto de baño, lista para ir directo a la salida donde la espera JT, sin embargo, una mano fuerte la toma del brazo y la estampa contra la pared. Su anatomía se pega a la de ella camuflándola, para que así nadie logre verla.
—¡Qué mierda!
—No irás. Estas jodida de la puta cabeza si crees que te dejaré ir. —Jungkook la reta con la mirada. Sus cuerpos están tan unidos que ella puede sentir todo de él, y viceversa.
—No eres mi puto dueño, aléjate —gruñe sin moverse. La idea de que JT le vea con Jungkook la enferma de sobremanera. Todo se podría arruinar porque no le dejan ir tranquila.
—No quiero ser tu dueño, no quiero que te expongas en un peligro innecesario —murmura gélido cerca de sus labios.
—Tú y la rubia me tienen harta. Con su falsa moral de hacer lo correcto. Solo porque ahora cargamos placas no significa que nuestro pasado desapareció —escupe. Se coloca un poco de puntillas para poder llegarle un poco más, aunque aún así el pelinegro logra sacarle bastante altura—. Voy a ir, y voy a ser lo que se me de la gana. Ya te expliqué que no confío en ti. —Algo en la mirada de Jungkook cambia en ese momento, como si aquellas palabras lo abofetearan con brutalidad—. Y Hunter puede hacer lo que se le venga en ganas.
Coloca dos manos en su pecho y lo empuja separándolo de ella. Se saca el aparato del oído y se lo tira en el rostro para pasarle por el lado empujándolo. A pesar que ellos la deben estar odiando, no lo hace solo para molestarlos. Si JT se entera de que tiene un comunicador, buscará a las personas del otro lado y las dañará. Ya no quiere seguir cargando con muertes en su cabeza.
Mira sobre su hombro a Jungkook que estrella un puño contra la pared y desaparece entre la multitud.
Yeonsoo suspira pesada. Ojalá pudiera hacerlo de otra forma, pero ahora es lo único que se le ocurre. JT sospecharía si un auto comienza a seguirlos, o si ve a Hunter y a Jungkook. Por el momento es mejor hacerlo a su manera.
JT conduce alrededor de quince minutos, alardeando sobre todas sus posesiones. También sobre el nuevo negocio que había empezado gracias a Ghost, las drogas y las armas son poderosas, pero esto da un poder mucho mayor; contactos dentro de la policía, dentro del gobierno mismo.
Yeonsoo tiembla en su lugar, tiene miedo, tanto que se arrepiente de haberlos echado, sobre todo a Hunter, que lo único que hizo desde que despertó del Hospital es cubrirla en todo.
El auto estaciona frente a un destartalado edificio, con un nombre extraño enfrente. Parece un motel, pero abandonado.
— Bienvenida a mi humilde imperio —JT chasquea la lengua y le tiende la mano.
Ambos entran al lugar, si por fuera parecía caerse a pedazos, por dentro parece en completas ruinas. Sin embargo, hay un olor penetrante en las paredes, es mariguana. Yeonsoo la conoce a la perfección, tanto así, que recuerdos de cuando era una adolescente la golpea con brutalidad.
—Sígueme. —JT la toma de la mano con delicadeza y avanzan por los pasillos subiendo las destartaladas escaleras.
Las puertas están cerradas, pero se puede escuchar sonidos proveniente de cada una de las habitaciones. La pelinegra sabe de que se trata todo, pero no puede admitirlo, no sin antes revolcarse en un recuerdo tortuoso.
El edificio cuenta con al menos cinco pisos, y con más de treinta habitaciones. Es una mina de dinero para quien lo dirige.
Pasan por un par de habitaciones con las puertas abiertas, es entonces que ella es capaz de enfrentarse a la realidad, su realidad. Mujeres semidesnudas se encuentran dentro, con la ropa desgarrada y golpes en sus delgados y desnutridos cuerpos. En algunas se puede notar a leguas lo drogadas que se encuentran, mientras que otras, simplemente parecen idas, como si no fueran consciente de lo que realmente pasa.
—¿Te gusta lo que ves? —El sujeto a su lado la saca de su ensimismamiento, provocándole escalofríos. Ella solo asiente sin poder sacar la mirada de las mujeres en ese estado tan catastrófico.
Es inevitable recordar como Hyun en un principio dejaba que cualquiera la tocara, que hicieran lo que quisieran con ella, porque al final, siempre les recordaba que era de él. La vez que tuvo que hacerlo por dinero para poder comer, o incluso para conseguir un techo en una noche lluviosa. Las ganas de vomitar vuelven y quiere correr a su lugar seguro, pero algo dentro de ella cambia. Ya no ve al pelinegro de mirada felina, ahora, en su lugar, solo puede ver al chico de tatuajes y ojos redondos.
JT ingresa a una de las habitaciones, y la empuja levemente al ver que ella no puede sacar la mirada de una de las chicas.
—Hyun solía compartirte, pero en cuanto le pedí un poco se negó. Se volvió egoísta y ya nadie más pudo tenerte. —JT comienza a desvestirse.
La idea de estar a solas, era para poder golpearlo hasta que le diga donde está Ghost, nunca, ni en mil años, se le cruzó por la cabeza acostarse con él.
—No vine a esto. —Yeonsoo intenta salir de la habitación pero él la toma de la cintura y la arroja contra la cama provocando que rebote levemente.
—¿Y qué esperabas? No intentes escapar, está lleno de guardias.
—JT, no seas imbécil y déjame ir. —Intenta sonar segura, pero el nerviosismo se filtra en sus palabras.
—Olvídalo, Yeonsoo
JT se lanza contra ella aplastándola por completo. Yeonsoo mira la puerta esperando que Yoongi entre, con esa mirada furiosa e intimidadora, que lo aparte de encima, lo golpee y luego la saque de ese lugar. O tal vez, Namjoon, Jimin, o Taehyung. Incluso, Jungkook. Pero no pasa, nadie entra y el sujeto sigue subiendo de manera morbosa y poco cuidada por su pierna intentando desabrochar el botón de su pantalón, y llenando de saliva su cuello.
Nadie vendrá a salvarla, está sola.
Yeonsoo cierra los ojos con fuerza y cuenta hasta tres. De alguna manera lo sabía, sabía que este día llegaría, en el que su orgullo alejaría a todas las personas y tendría que hacerse valer por si misma. Respira profundo y los vuelve a abrir.
De una manera ágil golpea la entrepiernas de JT volteándolo, no pierde tiempo y se trepa sobre el antes de que intente buscar ayuda. Toma la punta de la frazada y la mete a su boca con fuerza. Él intenta quitársela de encima, pero es claro que no podrá ya que ella colocó las piernas sobre sus hombros evitando que pueda moverse.
—¡NUNCA VUELVAS A TOCARME! ¡NI A NADIE MÁS HIJO DE PUTA! —Golpea a puño cerrado su rostro provocando que su nariz estalle en sangre y pierda por completo la consciencia.
Yeonsoo se levanta aterrorizada hasta tocar la puerta y cae sentada sin quitar sus ojos del sujeto frente a ella. Su cuerpo tiembla, sus manos y su cabeza no deja de dar mil vueltas. Sabe que no puede salir ahora, tal vez podrá escapar por una de la ventanas del lugar, por lo que corre pero estas están con candado y por el otro lado hay rejas.
La pelinegra tira su cabello hacia atrás con frustración. No puede entender como sola cayó a la boca del león. Fue tan ingenua al no aceptar la ayuda de sus dos compañeros, pero sobre todo por actuar de esa manera tan imbécil.
Decide ir hasta la puerta y ve que está despejado. Al menos podrá correr hasta la habitación continua e intentar escapar por una ventana o buscar algún móvil para llamar. Ya que cuando ingresaron al edificio, uno de los guardias le quitó el suyo.
Yeonsoo cuenta hasta tres y corre por los pasillos hasta llegar a las escaleras, regula su respiración y baja lento cruzándose con dos de los hombres de JT. Quien solo la miran extraño y siguen su camino. Es cuestión de segundos para que se enteren que golpeó a su jefe.
Se mete a la primera habitación que encuentra asustando a la chica de adentro. Le hace una seña con su dedo sobre su boca para que guarde silencio. Pega su oído izquierdo en la puerta escuchando los gritos de los guardias buscándola.
La encontrarán, por lo que tiene el tiempo contado. Debe buscar la forma de contactarse con los demás, entonces mira su cuello. El micrófono aún lo trae puesto.
—¡¿Hola?! ¡¿Hunter?! ¡¿Jungkook?! —chilla contra el micrófono—. ¡Estoy en problemas, necesito que vengan! No tengo el audífono, no puedo escucharlos, pero espero que me escuchen por favor, vengan por mí —suplica.
Es inútil, probablemente ambos estén durmiendo o volviendo a Seúl. Ella los echó, no vendrán por ella. Está acabada.
—¿Quién eres? —susurra una tenue voz suena desde el rincón de la habitación.
Yeonsoo la mira y las nauseas vuelven. Es su reflejo a esa edad.
La chica frente a ella, es de su misma estatura, con desnutrición y deshidratación. Tiene golpes y múltiples cortadas en su muñeca, prueba de que intentó acabar con su vida en varias ocasiones. La ropa rasgada, el cabello negro sucio hasta la cintura. Tiene la misma mirada que ella, asustada, atemorizada, sumisa.
—No te preocupes. Soy policía, te sacaré de aquí. —Yeonsoo corre hasta la cama y sacude la frazada para colocarla en su semidesnudo cuerpo—. Saldremos, lo prometo.
La voz de alguien llamándola suena en los pasillos, pero no es una voz desconocida, si no, una que puede reconocer a kilómetros. Se asoma con mucho cuidado a la puerta y puede ver una cabellera rubia tocando puerta por puerta como si fuera de lo más normal. Ambas conectan miradas y Hunter corre hasta ella eufórica.
—¡No sabes lo que acabo de hacer! —chilla una ve dentro de la habitación—. Engañe a uno de los guardias y entre para buscarte. Me siento una experta, no me toques. —La rubia menea su cabello con superioridad.
—Genial, ahora nos mataran a las dos.
—¿Qué? —Toda alegría se esfuma por completo.
—Dime que trajiste a Jungkook, o que saldremos pronto. —Suplica con las manos juntas.
—Jungkook se fue, dijo que volvería a casa y que podrías hacer lo que quieras. —Una punzada de decepción atraviesa el pecho de Yeonsoo—. Y no iba a dejarte sola, así que los seguí.
—Eres una gran amiga —murmura y la abraza con todas sus fuerzas. Agradece que por primera vez, no le haya hecho caso alguno, aunque la verdad es que ahora morirán las dos.
—¿Moriremos las tres? Y no pude volver a besar a Namjoon.
—¡Lo sabía! Te gusta. —Yeonsoo intenta aminorar el ambiente tenso, después de todo, se preparó toda la vida para morir en vez de vivir.
Hunter ríe y niega con la cabeza. Saca de su cintura dos armas y le entrega una a Yeonsoo.
—No podemos morir sin antes haber dado lucha —susurra en agonía—. Esa no sería la chica que conocí.
Yeonsoo sonríe de lado y asiente recibiéndola.
Entonces sucede.
Una gran explosión provoca un temblor en el suelo, los gritos y disparos suenan del otro lado de la habitación. Se puede escuchar como los pasos desesperados avanzan por los pasillos, y los disparos se acercan cada vez más.
Yeonsoo le indica a la chica que se oculte debajo de la cama y junto a Hunter la rodean apuntando sus armas en dirección hacia la puerta. No sabe que demonios está sucediendo pero en definitiva es seguro por ahora, donde se encuentran.
La culpa la invade cuando escucha un desgarrador grito que calla con el eco de un disparo. Tal vez las están buscándola y mujeres inocentes están muriendo por su culpa.
—Debo salir. —Yeonsoo gira a ver una temblorosa y asustada Hunter quien llora sin frenesí—. Debes quedarte y proteger a esta chica.
—¡¿Q-que?! No me dejes.
—¡Dios! Hunter, para esto entrenamos, estarás bien. Voy a volver —dice insegura. Sabe que probablemente no logre cruzar esa puerta sin antes ser atravesada por una bala, pero aún así lo debe intentar.
Sale con el arma arriba, dispuesta a volarle los sesos a cualquier hombre que aparezca en su campo visual, sin embargo una gran anatomía la toma por la cintura y la levanta por los aires volviendo a entrar a la habitación.
Yeonsoo apunta directamente a la cabeza del sujeto y cuando está a punto de disparar, lo escucha.
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