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Los días pasan, y la amistad que empezaba con Jungkook terminó aquél día en el comedor. Él no volvió a molestarla, ni hablarle, pero siempre que el idiota -como le apodaron Hunter y Yeonsoo- intentaba acercarse a ellas, inmediatamente Jungkook intervenía.

Siempre buscaba una razón para que no llegara a ellas, aunque en una ocasión el idiota espero fuera de los baños a las chicas que se duchaban para poder pedirles disculpas, más que nada a Yeonsoo.

Ella simplemente asintió y le pasó por al lado, no puede ser su amiga si eso pretendía, pero tampoco necesita seguir guardando rencor en su corazón que ya marchito está.

Decidió hablar con la directora del lugar, le dijo que le cedía la mitad de sus puntos a Jungkook. Al principio se negó, pero al final no le servía de mucho hacerlo, ya que si no aceptaba, Yeonsoo sacaría más comida y se la daría de cualquier forma. Por lo que dijo que sí, incluso cuando le pidió una explicación no la entendió realmente.

Yeonsoo argumentó que Jungkook arriesgo mucho en el interrogatorio, y que al final terminó peleando. No entendía porqué, pero no necesitaba saberlo, era suficiente saber que podía arriesgar todo solo por demostrar ser más de lo que dice.

Hoy es un día más, y como todos los días, Yeonsoo se encuentra despierta esperando el amanecer. Las pesadillas parecen ir de mal en peor, por lo que sus horas de sueños son escasas, sin embargo, su cuerpo parece acostumbrarse a eso.

Llega al polideportivo, de nuevo. Todos se encuentran ahí, es increíble que a pesar de ser la primera en despertar de todo el lugar, siempre es la última en llegar.

—Gracias por hacernos compañía, Yeonsoo —gruñe sarcástica la entrenadora—. Ahora que estamos todos, hoy habrá prueba de resistencia. Cómo ya saben, mientras más duren, más puntos tendrán.

—¿Correr o trotar? —pregunta una chica en medio de un bostezo.

—Trote. —Sonríe maliciosa—. Sin embargo, si se detienen antes de los veinte minutos, se quedan sin cena durante dos días.

—Me pregunto si esto es un campamento de entrenamiento o prisión —suelta Yeonsoo. Su verdadera intención no era decirlo en voz alta, pero ya era tarde.

—Entonces serán treinta minutos —contesta la profesora, causando una ola de quejidos y abucheo departe de todos. Yeonsoo solo sonríe y niega con la cabeza—. Pueden calentar, hasta que vuelva y empezamos —anuncia y se pierde entre las gradas.

El polideportivo es al aire libre, pero gracias a unos grandes carteles en la parte superior de las gradas, la mitad de la cancha obtiene sombra.

Yeonsoo comienza a estirar sus músculos, mientras Hunter finge hacerlo.

—¡Jungkook! —Una chica chilla llegando a él, es tan fuerte como habla que es inevitable que no escuchen—. ¡Seguramente serás el mejor, como siempre!

—Si, claro —se burla Yeonsoo por lo bajo. Se abofetea de nuevo por no poder controlar lo que dice.

Jungkook la mira con una ceja levantada. Así que ella decide que cómo ya abrió la boca, sería bueno un poco más de burla.

—Si antes no se tropieza con su ego.

—¡Cuidado, Yeonsoo! No vayas a pisar tu lengua. —Chasquea la lengua, Jungkook—. No quiero que tú única virtud se rompa.

Los presentes abren grande los ojos al ver que Jungkook realmente no le teme, entonces ella sonríe. Extrañaba que alguien la desafíe como solía hacerlo aquél chico de rasgos felinos.

—Tranquilo, Jungkook. No soy tan idiota para apostar algo que es claro que no ganaré.

El pelinegro enseria por completo, al mismo tiempo que la entrenadora regresa.

Acaba de comenzar una carrera que nadie declaró pero todos saben. El último que quede de pie, gana.

La entrenadora se para a una orilla y todos se ubican en sus puesto, Jungkook al lado de Yeonsoo. Ambos están en la primera fila mientras todos los rodean, nadie quiere meterse en aquella pelea, sería suicidio hacerlo.

La mujer sopla el silbato y empieza la carrera. Jungkook le saca ventaja a Yeonsoo por ser más alto, da pasos largos y firmes. Pero por otro lado, ella a pesar de ser pequeña, es demasiado rápida.

Dejan a todos atrás, hasta que se dan cuenta que en realidad no hay meta, es resistencia lo que hace aún peor el desafío.

Yeonsoo decide bajar la velocidad de sus pasos confundiendo a Jungkook completamente, trota al mismo paso que los demás, necesita guardar energía para poder seguir en pie cuando todos se bajen.

El reloj comienza su curso normal, el pelinegro imita a Yeonsoo, y ambos trotan a la par, como si fueran compañeros. Ella mantiene la mirada fija en frente, regulando su respiración de vez en cuando, mientras él no puede evitar mirarla de vez en cuando.

Es increíble todo el enojo que puede provocarle ella. Sabe que no es Haneul y mucho menos Hunter, sin embargo, nunca tuvo la suerte de cruzarse a alguien así; tan descarada, tan insensible y tenaz. No dudo en usar el ejemplo de Yoongi para alejarlo.

Sin duda es alguien frío y capaz de soportar cualquier cosa, sus cicatrices la delata, sumando claramente, la enorme coraza que se echó encima. Se le hace imposible imaginar cómo alguien como Yeonsoo, un completo lobo solitario, terminó al lado de Hunter. Se nota a leguas que se conocen desde antes del campamento, pero no puede imaginarse a la rubia intentando entrar en la vida de Yeonsoo.

Decide dejar de pensar en aquello y corre tranquilo, regulando su respiración sin dejar que Yeonsoo gane. Ya lo humilló demasiado como para permitir que le gane esta vez, aún si no está seguro. 

Finalmente, después de más de una hora y media, todos se encuentran tirados en el césped del lugar tomando agua y dejando que sus tensos músculos se relajen. No es que no pudieran durar más, pero el día esta tedioso. El calor no los deja avanzar más de lo que les gustaría. Sin embargo, Yeonsoo y Jungkook continúan a puras penas, casi arrastrando los pies; sus gargantas arden y no pueden parar por un poco de agua, ni siquiera pueden cubrirse del intenso sol. 

Yeonsoo lleva la mitad de su remera cubierta de sudor, mira de reojo como las mejillas de Jungkook optan un tenue color carmesí. Este gira para encararla y sin  previo aviso ni detener su ritmo se quita la remera dejando su torso marcado al descubierto. Ella rueda los ojos al cielo cuando escucha la ola su suspiros de parte de sus compañeras que se encuentran mirando la estúpida carrera entre ellos. No puede evitar pensar que Jungkook es él; ese chico que trae muerta a todas las de sus clase, que es bueno en todo lo que se proponga y además tiene un gran carisma.

No va a negarlo ahora que se encuentra detrás de él puede ver su formidable y marcada espalda. Un escandaloso tatuaje en blanco y negro se asoma por su hombro y continúa por su brazo hasta llegarle a la muñeca. Sabe que ese no es su comienzo y tampoco su fin, sabe que en su pecho tambien hay dibujos pero no puede pensar en eso ahora. Entonces lo imita, se quita la remera y luego le pasa por al lado, tiene un sostén deportivo pero deja ver claramente sus cicatrices escandalosas.

Jungkook ve pasar a Yeonsoo y pierde el equilibrio. Algo en él se remueve al ver cómo los hombres susurran por lo bajo y las mujeres hacen muecas asqueadas de la espalda de Yeonsoo, sin embargo, a ella parece no importarle. Le gustaría detenerse para darle paso a ella, pero no quiere, no puede ser vencido por la pelinegra una vez más, así que se pelea mentalmente por lo que debería y lo que quiere hacer. 

Finalmente una tonta idea le cruza la cabeza y llega hasta su lado para empujarla levemente provocando que se tambalee un poco.

—¡¿Estás loco?! —chilla.

—Cae, así gano y paramos. Estoy cansado —jadea Jungkook sin aumentar la velocidad. Yeonsoo llega a su lado y lo pecha con más fuerza provocando que Jungkook pierda por completo el equilibrio y caiga de rodillas. Yeonsoo trota frente a él y levanta una ceja superior, dándole a entender que en realidad ella no dejará que gane. 

Entonces se gira y continua, Jungkook se levanta ahora menos serio que antes, la diversión le invade las facciones, llega hasta Yeonsoo y la empuja sin ser violento pero si provocando que caiga de rodillas como anteriormente lo hizo él. 

—¡Lo lamentarás Jeon! —chilla de nuevo con el rostro empapado en sudor, las mejillas enrojecidas y el cabello hecho un desastre. 

Jungkook sale corriendo cuando ve una embravecida Yeonsoo correr detrás de él, la pelinegra logra tomarlo de la tela fina del pantalón y lo tira para arriba con violencia provocando que él chille de dolor. Ella intenta pasarle pero Jungkook la toma de la cintura al mismo tiempo que Yeonsoo intenta despegarse; esto provoca que ambos se tambaleen y caigan al suelo, uno arriba del otro.

Se miran fijo a los ojos, como si quisieran matarse con la mirada, entonces todo se detiene. Sus respiraciones agitadas se mezclan y sus cuerpos sudados se encuentran. Pero no se mueven, solo se quedan así, y aunque a Yeonsoo le gustaría levantarse no puede, el magno cuerpo de él la aprisiona pero no la aplasta.

—Fue suficiente, ¿no crees? —murmura Jungkook sin moverse.

—No sé de qué hablas.

—De nuestra pelea absurda. —Sonríe de lado y quita algunos mechones pegados en la frente de ella—. Sé que dijiste que no somos amigo, y no estamos ni cerca de serlo pero...

—Antes de dar un enorme discurso conmovedor —lo interrumpe colocando una mano sobre sus labios entreabiertls—, ¿podrías dejarme salir?

Jungkook sonríe, una parte de ella quería creer que en realidad no se había dado cuenta de que estaba encima de ella, pero ahora no está segura. Él asiente y se sienta a su lado, sin embargo, ella prefiere mantenerse así, con una extraña sensación en su pecho. Un vacío la invade de pronto al no sentir el calor de Jungkook, de su piel desnuda contra el de ella, y no porque sea él en sí; si no, una gran parte extraña el sentimiento de la piel cálida de Yoongi sobre la suya. 

—No creo que ser enemigos sea una buena idea, después de todo, estarémos juntos hasta quien sabe cuando.

—No eres tan importante como para considerarte mi enemigo. —Yeonsoo mira las nubes moverse de manera lenta.

—Sabes a lo que me refiero. No hay necesidad de hacer berrinches y comportarnos como niños. —Jungkook se tira el cabello para atrás—. No voy a rogarte por una amistad,  porque al fin y al cabo, si no quieres no puedo obligarte. Pero... —Se levanta y le tiende la mano a Yeonsoo—. Estamos juntos en esto, tú tienes a Hunter, y yo las tengo a ustedes.

—No sabía que eras emocional.

—No lo soy, pero es ridículo lo que hacemos. —Ríe por lo bajo al ver que sus torpes disculpas no funcionaron—. Como sea.

Se rasca la nuca y camina hasta la pista donde se encuentra tirada su remera. No hay nadie más que ellos y Hunter, en algún momento de su pequeña pelea, todos decidieron dar por finalizada la clase y se marcharon.

Hunter le tira una botella a Yeonsoo quien la recibe en el aire.

—¡Jungkook! —lo llama Yeonsoo provocando que este gire. Le tira la botella de agua y sonríe de lado—. No suelo coleccionar personas, pero puedo hacerte un lugar. 

⭒❀⭒

No hubo necesidad de aclarar nada más. Jungkook estaba siendo aceptado por ella, a su extraña manera. 

Comenzaron a sentarse lo tres juntos, hacer equipos en las clases, hasta se volvieron una extraña clase de amigos. Al principio fue realmente doloroso para Jungkook entender el sarcasmo y la ironía con la que Yeonsoo se maneja, pero a cabo de los días pudo igualarla de manera inteligente sin ofenderse ni quejarse. 

Yeonsoo se pasaba más las noches en la puerta de la cabaña, admirando el enorme cielo azul decorado con estrellas, que en su propia cama durmiendo. En algunas ocasiones Jungkook le hizo compañía contándole acerca de sus travesuras de niño; si bien no era alguien malo y rebelde, la curiosidad que lo consumía era tan grande como para romper las reglas en un par de ocasiones. Por otro lado, Yeonsoo prefirió solo escucharlo atenta, no recuerda haber tenido una niñez tan cuidada o normal como la de él, de hecho toda su vida fue así hasta que conoció a Yoongi.

Hunter prefirió hacer de las suyas y a veces se escabullia con un chico diferente cada vez, para saciar sus necesidades. Yeonsoo quería hacer lo mismo, quería poder entregar su cuerpo pero la idea de ver la misma mirada asqueada de todos sobre sus cicatrices realmente la torturan. Se le hace inevitable pensar cómo reaccionaría Yoongi ante estas, si le causará la misma sensación repulsiva que a todos, o ni siquiera le importara.

Haneul apareció en una ocasión. Estaba camino a la oficina de la directora cuando los tres la vieron y corrieron a ella. La castaña les contó que comenzaría el campamento como ellos pero no se quedaría en las cabañas, ya que haría todo en cubierto para cuidar a sus amigos. Al principio Jungkook comenzó a alterarse e intentaba hacer entrar en razón a Hane, mientras que por otro lado Yeonsoo quería moler a golpes al teniente por considerar eso posible. Al final, Haneul los convenció cuando argumentó que se sentía asqueada y aturdida con todo, siempre es la damisela en peligros mientras que todos, incluyendo a Yeonsoo y Hunter, corren a rescatarla. No quiere seguir así, quiere poder ser ella una vez la que recate a los demás. Y ahora con un loco asesino que va detrás de todos, es el momento indicado para empezar a aprender a como defenderse.

Yeonsoo cierra la cremallera de su bolso, no puede creer que ya pasaron tres meses desde que llegó al lugar. No puede decir que fue la mejor experiencia de su vida, pero sin duda fue diferente. Aprendió a utilizar herramientas para manejar y leer la mente de los demás, sus expresiones corporales y hasta sus labios. Las técnicas de peleas que ella tenía mejoraron considerablemente.

Admite que una gran parte de ella le hubiese gustado hacer el campamento antes de todo, incluso de Yoongi. Tal vez en el pasado tuvo alguna oportunidad de hacer las cosas bien y todo el sufrimiento que adquirió más tarde se pudo ahorrar, pero nunca lo sabrá, y el solo pensar en qué hubiese pasado provoca un dolor innecesario.

Hunter tararea una canción a su lado mientras termina de guardar sus prendas, está feliz de poder salir a la cuidad de nuevo, y dejar el viejo bosque.

—¿Por qué estoy tan emocionada? —Ríe entre palabras la rubia.

—No lo sé, siento que echaré de menos este lugar. —Yeonsoo pasa sus huesudos dedos por el frío material de la cama.

—¿Ya están listas? —Aparece por la puerta un sonriente Jungkook. Al parecer ella es la única que siente cierta nostalgia de irse.

—Claro que sí, cariño. —Hunter toma su bolso y se lo tira a Jungkook para que lo cargue—. Vamos. —Da dos pequeños golpes en su pecho y sale de la cabaña.

—¿Quieres que lleve tu bolso? —pregunta genuino.

—Estoy bien, gracias. —Niega con la cabeza y se cuelga el bolso en el hombro.

Jungkook asiente y sale detrás de Hunter que se va despidiendo de manera exagerada y burlona de los demás. Yeonsoo se coloca la capucha de su chamarra y deja que su largo cabello ónix caiga en cascada por su rostro.

Sabe que no puede pedir mucho, pero le urge un aparato para escuchar música, y unos buenos auriculares pequeños. La idea de pasar más tiempo sin una sola canción de las que a ella le gustan la torturan más que el pensar pasar más tiempo ahí.

En la puerta de entrada, la directora espera junto al teniente y Jae.

—¿Cómo están? —saluda el teniente sonriendo al trío.

—Sácame de aquí. —Yeonsoo habla por los tres y los pasa directo a uno de los autos negros estacionados. Abre el maletero y tira su bolso para posteriormente subirse a la parte trasera.

Jae sonríe y niega por lo bajo mientras intercambian palabras con los demás, ella no está tan interesada en lo que podrían estar diciendo.

En realidad, su interés va de la mano con esa pizca de esperanza que guardó durante meses, sobre la idea de correr a Yoongi y que él la reciba con sus brazos abiertos. Sin embargo, sabe que posiblemente eso no pase, y que en realidad él ya esté rehaciendo su vida con alguien más, entonces ella no podrá volver. Deberá soltarlo para siempre.

La puerta de al lado se cierra con fuerza sacándola de su ensimismamiento. Yeonsoo gira con el ceño fruncido encontrándose con el rostro colorado de Hunter, se ve furiosa y fuera de sí.

—¿Qué sucede? —pregunta más por compromiso que porque realmente le interese.

—Ese imbécil cree que le pertenezco —gruñe mirando hacia la ventana. Jungkook entra al auto y se sienta en la parte del copiloto, junto con Jae que se sienta detrás del volante—. Creí que tres meses en este puto campamento me daba al menos un fin de semana de descanso. Quiero ir de fiestas y follar, pero ese idiota no me permite ni respirar sin su autorización. —Mira con desprecio al Teniente que aún habla con la directora.

—¿Qué esperabas? —masculla y ríe seco, la mira unos segundos y luego fija la vista en la ventanilla que da frente a la gran arboleda—. ¿Tener la libertad de antes? ¿Bromeas?

—Que trabaje para la policía ahora no significa que les pertenezco.

—Por supuesto que sí. —Ríe irónica por la inocencia de Hunter.

—Jae...

—Jae no es un criminal —la corta—. Nosotros somos obligados a todo esto, y si vas a quejarte entonces ve y dile que renuncias, así te meten a la cárcel y puedes hacer lo que quieras. Pero deja de imaginar que la vida que tenías volverá porque no es así. —Sus palabras salen con enojo de su boca. No está enojada con ella, la entiende pero no puede permitir que sus berrinches la tiren abajo, no después de lo mucho que le costó levantarse. Mira de reojo a Jungkook que se acomoda sobre su asiento y Jae pone en marcha el auto.

—No era así. 

—¿Y cómo era? ¿Tener un trabajo decente con buena paga? ¿Fingir que no somos criminales? ¿Ser los buenos? —Yeonsoo la encara con la mirada fría—. No te engañes, en cuanto terminemos este trabajo tendremos dos opciones, seguir siendo sus marionetas o ir a la cárcel. No sea ingenua. 

—Eres cruel. —Hunter quiebra pero se niega a llorar frente a ella.

—Soy realista —escupe finalizando por completo la charla. Se acomoda en el asiento y cierra sus ojos. El sol le da de golpe en el rostro, no va a dormir bien pero es mejor que nada.

Jungkook mira de reojo como Hunter llora en silencio, mientras Yeonsoo duerme como puede. Sabe que se perdió en su sueño, aunque no parece una posición cómoda.

—No lo tomes personal, Hunter —suelta Jae sin quitar la mirada de enfrente.

—¿Cómo no voy a tomarlo personal cuando sé que no tendré nunca libertad? —solloza.

—Deberías haberlo pensado antes —suelta Jungkook sin antes pensarlo.

Jae frunce el ceño y Hunter abre los ojos de sopetón al darse cuenta que Jungkook sabe más de lo que creía. Mira rápido a Yeonsoo pero su respiración es tan serena que es evidente que duerme. 

—Cierra la puta boca. —Hunter se coloca entre medio de los dos asiento susurrando—. ¿Qué quieres? Ya no puedo detenerlo, sí, me arrepiento.

—¿De qué hablas? —Jae frunce el ceño.

—Deberías decirle la verdad, tal vez te perdone. Ella no es como los demás —murmura Jungkook pensando en la peculiar chica de cicatrices escandalosas. 

—Exacto, no es como los demás. En cuanto pueda va a cortarme la garganta si le dijera. —Suspira y tira su cabello hacía atrás. Seca sus lágrimas—. Creí que era buena idea para mantenerla fuera de la cárcel.

—Sabes que nunca la hubiesen puesto en prisión, de cualquier modo la meterían sin su consentimiento al departamento, pero tu fuiste egoísta y cruel. Así que no te atrevas a decirle que ella es la despiadada cuando tú inventaste una mentira para salvarte —escupe Jungkook viendo los arboles pasar—. Ella es realista, intenta mantener lo mejor que puede su cordura, mientras tu alimentas una mentira y un dolor en su pecho.

Jae mira de reojo a Jungkook, no puede evitar ver la viva imagen de Yoongi en él. Como la rareza y singularidad de Yeonsoo lo envuelve de una manera en que ninguno es capaz de darse cuenta; al menos hasta que es demasiado tarde.

—¿Por qué no le dices tú entonces? 

—Porque yo no soy su amigo. —Mira sus manos pensativo—. Solo somos compañeros, ella no está interesada en ser mi amiga y la verdad yo tampoco. Pero tranquila, si quieres cargarme de responsabilidad está bien. Pero déjala en paz.

Jae comprende todo al instante y niega con la cabeza. Sabe que nunca fue administrador de Yeonsoo, incluso siempre una parte de él está a la defensiva cuando se trata de su pequeña anatomía, sin embargo, siente pena y tristeza. Está completamente sola, no tiene padres, su hermano tal vez esté muerto o en cualquier rincón de mundo, su novio cree que está muerta y sus amigos igual. La única persona que creía que estaba con ella resulta que le miente para salvarse, tal y como ella lo hizo en algún momento. Se pregunta si Yeonsoo lo sabrá, siempre fue muy astuta, incluso cuando no debía saber cosas ella se las arreglaba para saberlo. No cree que sea tan ingenua para no ver lo que está pasando frente a sus ojos, tal vez no quiere admitirlo, o una parte de ella sabe que es mejor sin su presencia en la vida de ellos. 

⭒❀⭒

Al llegar a la cuidad, Yeonsoo debe cerrar los ojos y los labios con fuerzas para evitar que un sollozo salga de su boca. Los recuerdos de la cuidad la invaden y quiere correr hasta Yoongi, y ahora puede.

Jae estaciona frente a un gran edificio moderno y se baja. Los tres chicos lo imitan y sacan del maletero sus bolsos y lo siguen dentro del edificio. Entran al ascensor y presionan el botón del séptimo piso.

—Es el lugar donde se quedarán —anuncia Jae entregándoles la clave del lugar—. Ahora su traseros le pertenece al departamento —bromea Jae, aunque Hunter rueda los ojos y Jungkook no dice nada, sin embargo, Yeonsoo sonríe ampliamente y choca puños con el castaño—. Y aunque crean que somos seres sin corazón, no es así. Este será como cualquier trabajo, se les pagará mensualmente y tendrán acceso a todos los derechos como empleados.  El departamento que les otorgamos será provisorio, hasta que junten suficiente dinero para mudarse, pero si se quieren quedar solo deben hablar con el teniente.  

Yeonsoo abre los ojos sorprendida, realmente esperaba otro tipo de atención menos humano del que está recibiendo. Jae abre la puerta del departamento y los deja entrar, Hunter mira todo y entra a una de las habitaciones, mientras que Jungkook la imita entrando a la siguiente habitación. Por otro lado, Yeonsoo se ha quedado petrificada en su lugar. El lugar es grande y hermoso, las paredes son blancas con cuadro pequeños de decoración. Un gran ventanal la recibe, y sin poder evitar se encamina hasta el para apreciar la hermosa vista de la cuidad.

Hay un desayunador negro con la mesa de azulejo blanco, los gabinetes también son negros. El sofá tiene un color hueso frente a un gran televisor de plasma. Una mesa cerca del ventanal de vidrio con el cuerpo negro. Las sillas son acolchonadas, de cuero y color blanco. Todos se ve elegante y demasiado caro. 

—Ya es tarde, pero mañana vendré por ustedes. —Jae sonríe de lado al ver que Yeonsoo no disimuló para nada su asombro y gratitud por el lugar. 

—Tengo que empezar a darte propina. —Le guiña un ojo y el castaño ríe por lo alto. 

—No tienen permitido salir, así que por favor compórtate. —Jae la amenaza con la mirada—. Estos son sus móviles. Por favor, no contacten a nadie de su pasado. Lo saben —advierte en plural. Aunque la única que está en la sala común escuchando a Jae es ella. Él castaño asiente en su dirección y se va cerrando la puerta detrás de él. 

Yeonsoo sin resistirlo más tiempo corre hasta la habitación donde entró Hunter y tira el bolso en su cama. Hay dos habitaciones y una ya la tomó Jungkook.

Camina hasta la puerta del pelinegro y golpea suavemente. Pero nadie le atiende, seguro esté durmiendo, por lo que es su momento preciso. Toma unos auriculares que hay en la mesa, junto a uno de los móviles.

Marca el número de la persona que mantuvo sus pensamientos ocupados y espera. Su corazón se acelera cada vez más con la idea de que le conteste. 

Los pitidos comienzan a sonar, cada vez más.

























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