50


Yoongi se mira en el espejo por tercera vez. En realidad no ve tanta diferencia como Haneul mencionó antes. Mira su rostro. Está pálido, a excepción de las rojas marcas alrededor de sus ojos. 

Pasó una semana desde que oficialmente declararon la muerte de Yeonsoo. Hoy es su funeral y nadie está listo para despedirla. Yoongi no está listo para decirle adiós.

Aún espera que ella aparezca  por la puerta, con su cabello hecho un desastre y ese negro que se colocaba en sus ojos que le hacían verse como un mapache, pero a ella le quedaba extrañamente bien. Incluso, con eso sarcásticos comentarios sexistas. 

Yoongi deja que un par de lágrimas caigan por su mejilla, se acomoda su traje negro y sale. Tiene un horrible dolor en la cabeza, sus ojos pesan y su corazón aún duele. 

Se monta a su carro y conduce directo al cementerio donde probablemente ya empezó su velorio. Al llegar puede ver menos de diez personas ahí. Un par de chicas que nunca ha visto en su vida, otras del burdel y los chicos. A excepción de Taehyung y Jungkook; desde lo ocurrido no lo ha vuelto a ver.

Yoongi llega con una rosa roja y se para, Hunter toca su hombro para llamar su atención pero él la ignora, no tiene ganas de recibir pésame de nadie, mucho menos esas miradas de lástima; la herida aún está reciente como  para aguantar ese tipo de cosas.

El sacerdote comienza a hablar sobre lo buena persona que Yeonsoo fue y que en el cielo ella por fin tendrá paz. Yoongi lo único que quiere hacer es cerrarle la boca; él no la conocía, nadie de los presentes la conoció como él. Yoongi fue el único capaz de conocer a la chica detrás de la máscara. De sus luchas, de sus inseguridades. Fue el único que pudo besar sus cicatrices.

Al final da lugar a que los chicos logren despedirse de ella. 

Jimin es el primero en acercarse hasta donde antes estaba el sacerdote y carraspea para tragar el apremiante nudo. Hay un papel en sus manos temblorosas. Jimin pestañea para ahuyentar las lágrimas, y antes de leer en voz alta lo que fuera que escribió, arruga el papel y lo tira sobre el cajón.

—Eres una hija de puta por dejarme —dice llamando la atención de todos los presentes—. Me prometiste aventuras que ahora nunca se harán realidad —masculla—. Me dijiste que habías encontrado en mí a tu hermano perdido, y aún así te atreviste a dejarme. Te odio por hacer eso, no había necesidad. Debías vivir, debíamos ir por tragos juntos —solloza—. Ni siquiera me contaste las historias de tus cicatrices. 

Jimin se quiebra y se muerde el labio inferior para evitar llorar. Niega con la cabeza y se aleja. Hanuel intenta llegar a él, pero este se aleja. No había conexión como la de ellos dos. Y ahora su otra mitad se ha ido para siempre. Dejando un vacío que nadie podrá llenar nunca más.  

Hoseok toma su lugar, a pesar de que sus lágrimas aún caen por sus mejillas, puede ser capaz de hablar.

—No se como podré vivir sin tus comentarios sarcásticos. Prometo especializarme para poder ser igual que tú. —Acaricia el cajón cerrado—. Por favor, donde sea que esté, no dejes de ser tú. Y por supuesto que te perdono, ¿cómo no podría?

Yoongi mira la foto del amor de su vida rodeada de flores frescas. Toda su vida estuvo encarcelada en una vida miserable que no le dejó ser feliz ni una sola vez, ni siquiera cuando estuvo con él pudo ser realmente libre. El departamento le había usado como si fuera nada, para conseguir a un grupo de personas malas. Porque eso era ella para los demás, solo un pedazo de carne que debían utilizar para sus fines. 

Yeonsoo nunca fue dueña de su vida, solo fue un títere. Es ridículo pensar que la única opción para liberarse de las cadenas pesadas con las que arrastró desde que era una pequeña bebé, fue dejar de respirar, dejar de sentir... dejar de vivir. Porque sabía que jamás podría ser libre, se había vendido para la policía, solo para dejarle vivir en paz. No era libre de los prejuicios, ni siquiera ellos podían darle eso. Cada vez que algo salía mal le echaban la culpa, y ella la aceptaba, incluso si no tenía nada que ver. Y aunque a Yoongi le duele con toda su alma el no poder volver a tocarle, oler su perfume, tocar su piel, escuchar su voz; sabe que su acto no fue egoísta. Yeonsoo no eligió morir porque era su mejor opción. Decidió morir, porque era la única manera de escapar de aquellas pesadas cadenas.

—Ahora eres libre, mi amor —murmura con pesadez—. Está bien, estoy orgulloso de ti. Luchaste bien, ahora descansa. 

Yoongi se acerca al cajón y lo coca como si pudiera acariciar su cuerpo, como si pudiera por fin decirle que acabaron sus pesadillas y que ya no debe seguir huyendo de nada ni nadie. Pero es demasiado. No está listo para dejarla ir, y duda que en algún momento lo esté.

—Lo siento, no puedo. —Yoongi se aleja, porque si de su boca sale una sola palabra más, terminará por derrumbarse de una forma inimaginable.

—Yeonsoo, cielo. —Haneul toca el cajón—. Gracias por enseñarme a ser fuerte, gracias por demostrarme lo que puedo ser, eres y serás siempre mi mejor amiga. Te amo. 

Haneul se aleja, y aunque le gustaría consolar a Jimin, no puede hacerlo. Así que se acerca a su destrozado amigo y lo abraza para llorar junto a él. Namjoon se acerca una vez que ve que nadie se anima a seguir despidiéndose de ella. 

—Voy a extrañar que te vengas en mi casa. —Ríe. Mucha personas fruncen el ceño confundidos pero realmente no importa, es algo que solo ellos dos saben—. Quiero que me sigas enseñando a pelear, que me regañes por mi torpeza, te necesito tanto en mi vida que lo único que te pido, es que me esperes. —Sonríe con tristeza—. No importa cuánto tarde, cuando nos volvamos a ver, tomaremos soju una vez más, y no reiremos como siempre. —Deja un beso en el cajón y se retira.   

—Siento que pude hacer nada —murmura Jin acercándose—. Siento que pude salvarte, pero estabas decidida, y cuando se te mete algo en la cabeza no hay nadie que te lo saque. —Ríe seco por lo bajo—. Cumplire mi promesa, por ti.

—¿Yoongi? —dice Hunter, si él no se despide ahora, sabe que se arrepentirá el resto de su vida. 

—Nunca te dije que te amo —murmura Yoongi y se arrodilla frente al cajón—. No pude ser valiente y decirte cuan enamorado estaba de ti, y ahora nunca podré decirlo. —solloza—. Quiero que regreses, Yeonsoo. Por favor... vuelve a mí.

Una chica dice palabra sobre la rara amistad que tenía con ella, pero Yoongi se bloquea por completo. Lo único que puede pensar es en que es su culpa, ella fue ahí por él. 

Los recuerdos se repiten una y otra vez en su cabeza, como si no pudiera sentirse peor. Recordándose cuan idiota es, pero sobre todo, cuán mal están sus principios morales para haber dejado que el amor de su vida se sacrificara por una mala decisión de él.

Al final antes de que la entierren, Yoongi se gira sobre su propio eje y se va. Sabe que si ve cómo le entierran, se despedirá para siempre de ella, y aún no está listo para hacer eso. 

Sus amigos más íntimos lo siguen con temor a que pueda dañarse. Después de todo, ella era su luz, y ahora no hay nada que lo saque de la oscuridad que envuelve su alma.

Yoongi entra a su habitación. Cada rincón le recuerda a ella, cada uno de esos lugares hay un recuerdo que está tatuado en su memoria. Decide cambiarse, esa ropa le asquea. Estar bajo  su misma piel lo asquea.

Cambia el traje negro por un cómodo pantalón de pijama y una remera de algodón. Le gustaría estar en la cama por días sin salir de ella, solo dormir hasta que se vuelva viejo y muera, así poder reencontrarse con Yeonsoo, tenerla de nuevo  entre sus brazos, besarla y decirle cuánto la ama sin dudar.

Sale de su habitación y camina hasta la cocina donde lo único que puede ver son los tristes rostros de sus amigos.

—Estoy bien, deberían irse —musita.

—Solo un rato más. —Namjoon sonríe consolandolo. 

El pelinegro solo asiente y se sienta en una silla lejos de todos, con una botella de soju en su mano.

Necesita ahogar todos esos pensamientos tortuosos que no lo dejan en paz, necesita embriagar su corazón hasta que ya no sienta, incluso le gustaría poder quitárselo del cuerpo así no se preocuparía de él.

Los chicos comienzan a hablar de algún tipo de tema trivial, a pesar de estar tristes hacen un esfuerzo por demostrar que pueden seguir. Yoongi mira un punto fijo en el suelo mientras su vista se nubla, de manera involuntaria toma el collar que lleva alrededor de su cuello, la extraña demasiado, han pasado siete días y parece una eternidad. Mira hacia el pasillo esperando que salga de sus habitación vestida con su habitual ropa holgada, quiere que corra hasta él y le diga que todo fue una horrible pesadilla, que jamás lo dejará.

La puerta se abre y es entonces cuando Yoongi levanta la cabeza espabilando sus recuerdos, viendo entrar un Taehyung completamente ebrio.

—¡Que tal, familia! —tararea levantando una botella de soju. Se tambalea en el lugar y apesta a  días en un bar. 

—¿Qué haces? —Jimin intenta llegar a él pero Taehyung se aleja.

—No me toques —masculla—, solo continuo mi vida. Como todos ustedes. 

—Estas ebrio —farfulla a regañadientes Jimin.

—¿Y eso que? —Se aleja de él y toma otro trago de soju.

—Tae...

—Todos lo disfrutan, ¿verdad? —Pasa entre la gente hasta llegar a Yoongi—. ¿Disfrutas respirar? ¿Estar vivo?

Yoongi no dice nada, solo se mantiene neutro dejando que Taehyung saque todo su dolor. Mientras que él solo llora en silencio, otras personas, como Tae, tienen un luto diferente. Porque al final, y aunque le cueste admitirlo, no fue el único que la perdió, solo que él la amó con toda su fuerza, y lo seguirá haciendo por mucho tiempo.

—Mejor vete. —Namjoon intenta  llegar a él pero este de un movimiento se aleja. 

—¿Estas feliz? —escupe con veneno.

—¡Taehyung! —regaña Hoseok.

—¿Qué? No porque ustedes sean cobardes y no puedan decirlo significa que yo también.  

—¿Qué pretendes? —la voz de Yoongi sale ronca y lenta.

—¿Quero saber si disfrutas de tu vida? —Ríe seco—. Es tu culpa que ella haya muerto. ¡DEBIMOS QUEDARNOS! ¡NOS SUPLICÓ LLORANDO QUE NOS QUEDÁRAMOS! —grita Taehyung estallando en lágrimas—. ¡Y TODOS TE SEGUIMOS, AHORA ESTÁ MUERTA!.

—¡TAEHYUNG!

—¡NO ME TOQUES! —Se aleja del agarre de Jin—. Yoongi jugó al héroe y ahora ella está muerta.

—Lo siento —murmura Yoongi y mira al suelo dejando caer sus lágrimas.

—¡¿LO SIENTES?! —escupe seco—. ¿Crees que tu lo siento vale algo? Ella no va a volver.

—Lo sé. —Se muerde el labio tembloroso.

—Debería matarte. —Taehyung lo toma por le cuello de la remera y lo obliga a mirarlo. Ambos están igual de destrozado. 

—Por favor, hazlo... —Yoongi deja caer sus brazos hacia los lados.

Taehyung levanta la botella para colisionarla en su cabeza, sin embargo se detiene.

—No mereces morir. —Lo suelta con brusquedad—. Sería fácil. Mereces vivir con la culpa de lo que hiciste. —Yoongi asiente incapaz de decir una sola palabra—. Ella te amaba, ella confiaba en tí, y tú la mataste. 

—Es suficiente.  —Jin lo toma con fuerza del brazo.

—Ojalá puedas pudrirte en una puta habitación —escupe Taehyung.

Se zafa del agarre de Jin y se va dando un fuerte portazo. Haneul deja salir un sollozo, camina hasta Yoongi quien le mira destrozado y colisiona su mano contra su mejilla en una sonora bofetada. 

—Lo siento, Yoongi —se disculpa y le abraza.

No necesita que ella le diga que en realidad piensa igual que Taehyung. Pero es demasiado amable como para destruirlo con sus palabras en estos momentos, por eso no pudo contener el impulso de golearlo por haberle quitado una amiga. Hane se da la vuelta y sale de la diminuta casa seguida de Hoseok quien se encuentra pálido por el acto de su hermana. 

—No es cierto, Yoongi. —dice Namjoon llegando a él. Yoongi mantiene su cabeza gacha. No es capaz de ver a nadie ahora mismo a los ojos. 

—Necesito estar solo. —Se levanta—. No voy a dañarme si eso piensan —musita sin mirarlos—. Taehyung tiene razón, merezco vivir con esta culpa el resto de mi vida, así que por favor, dejenme llorarle tranquilo.

Hace una reverencia a todos los presentes y se va a la habitación. En cuanto la puerta se cierra detrás de él, se deja caer al suelo, llevando las rodillas a su pecho para abrazarse a ellas y sllozar mordiendo la manga de su remera para no hacer sonido alguno. Llora en silencio porque es lo único que puede hacer. Llora en silencio porque no es capaz de gritar como su alma le suplica. Llora en silencio porque no se atreve a perdonarse.

Golpea su cabeza contra la puerta. Se levanta con violencia y golpea la pared a puño cerrado hasta que sus nudillos sangren y su corazón deje de doler.

Se deja caer en la cama, con la cabeza estallando en dolor y sus manos ardiendo. Comienza a llorar en silencio, no hay nada peor que dormir llorando, pero es lo mínimo que él se merece. 

Dos golpe en la puerta lo espabilan, esta se abre y entra Hunter.

—Me voy, pero antes quiero darte algo. —Ella se sienta a su lado, pero Yoongi no se mueve, solo se mantiene es esa posición, mirando la ventana—. Antes de que se fuera por ti, dejo esto. No estaba segura si debía dártelo, pero en realidad es tuyo.

Le deja a un lado un sobre. Besa su mejilla y se va dejándolo solo. Yoongi toma el papel y lo lanza tan lejos como puede. No puede despedirse de ella. No todavía.

⭒❀⭒

Después de tanto llorar, Yoongi terminó por dormirse. El apremiante dolor de cabeza lo despierta, corre hasta el baño y comienza a vomitar, vaciando por completo todo su estómago. Se agarra del retrete para no dejar caer desplomada su cabeza dentro.

Se levanta y se mira en el espejo, tiene la piel seca, los labios partidos; un horrible negro tiñe sus ojeras. No tiene vida su rostro, ni siquieras sus facciones. Se agacha sin poder ser capaz de verse por más tiempo, se enjuaga la boca y luego la lava con pasta.

Camina hasta la cocina y abre la nevera, dos cervezas le llaman la atención, la suya y la que normalmente tomaba Yeonsoo. Antes que aquellos sentimientos regresen, saca una tableta de pastillas y cierra la nevera. Toma dos y luego las deja pasar enteras por su garganta con ayuda del agua.

Se siente vacía, de alguna manera, en la casa hay una especie de eco silencioso. Yoongi toma su caja de cigarrillos y enciende uno dentro de la vivienda, no tiene ánimos de salir a fumar afuera, probablemente pasen de las tres de la madrugada. Mira hacia el fregadero, los platos están limpios, todo parece haber sido aseado hace menos de una hora. Está seguro que Jimin y Namjoon fueron los encargados de dejar un lugar limpio para que él pueda revolcarse en su propia miseria todo el tiempo que necesite.

Vuelve a la habitación, dispuesto a seguir durmiendo. Aunque no está seguro de si pueda hacerlo en la misma cama que compartía con ella. Yoongi mira a detalle todo el pequeño cuarto. Aún hay ropa de Yeonsoo regada por todos lados. Como si su muerte hubiese sido ayer. Y es que no es capaz de tocar ni una sola de sus pertenencias. Un sobre, sobre el suelo le llama la atención. Lo toma con miedo.

«Yoongi» está escrito con tinta. 

Él traga duro, sabe que es una carta de Yeonsoo, pero no está seguro que sea capaz de leerla sin querer terminar con su vida. Tira el cigarrillo al suelo y lo pisa. Toma de su placar un abrigo, hoy hace particularmente frío. Toma la carta y las dos cervezas de la nevera.

Se monta en su bocho y conduce por las transitadas calles de Seúl. 

A medida que se aleja más del centro el vacío en las calles es notable.

Yoongi estaciona frente al almacén y entra, aún está el ring improvisado. Sonríe melancólico y camina hasta él, es probable que no vuelva a pisar ese lugar. Suspira y sale, comienza a subir la larga escalera caracol hasta llegar a la terraza. 

Desde su posición tiene una hermosa vista de una gran parte de Seúl, tanto que su corazón se retuerce. Yeonsoo solía sacarlo de la cama en las madrugadas para poder llegar hasta ese lugar y ver el amanecer. Nunca abría pensado que esa pequeña mujer fuera tan romántica, pero luego entendió, que ella apreciaba las pequeñas cosas porque no sabía cuánto tiempo podría ser feliz, porque sabía que las cuerdas que la manejaban podían cortarse y entonces estaría acabada. Solo no supo ver las señales. No pudo salvarla cuando aún estaba viva.

Abre las dos cervezas y deja la de Yeonsoo donde ella solía sentarse. Se mentaliza para lo que está a punto de venir y abre la carta.

«Hola amor.

Si lees esto significa que te salve y yo no pude salir con vida. No importa que suceda, quiero que sepas que no es tu culpa, si no puedo romper esta cartas con mis manos antes que llegue a ti, significa que cualquier cosa que haya pasado, fue únicamente mi decisión. 

Yoongi, por favor, no te castigues. Siempre supe que mi vida iba a terminar tarde o temprano. Tomé muchas decisiones erróneas, tantas que me llevaron hasta donde hoy estoy. 

Pero no todo fue malo, te conocí, me conocí gracias a ti. Se que soy fuerte, y dónde sea que me encuentre créeme que le estaré pateando el trasero a alguien. Así que no llores, no te atrevas a culparte y llorar por mí, porque no te lo permito.

Me gustaría decirte que sigas con tu vida, que encuentres una mujer y la ames, pero mientras lo escribo me muero de los celos. Sin embargo, hazlo, Yoongi por favor ama.

No dejes que lo que suceda conmigo te destruya, ¿bien?. Ya no te metas en líos, vive una aburrida y patética vida como ambos queríamos. Cásate y ten tantos hijos como puedas, esos que yo no podía darte.

Quiero pedirte perdón por las cosas que no te dije, era egoísta y solo pensaba en mí, los iba a vender a cambio de mi libertad, y ahora lo único que puedo pensar es: ¿de qué me serviría la libertad si no puedo estar contigo? Entonces entendí, que tu eres mi libertad. Por eso, estoy dispuesta a dar mi vida por la tuya, porque tienes una vida después de mí, siempre tuviste un vida antes y después de mi; mientras mi vida eras tú.

El uso que podían darme terminó. Y estoy de acuerdo con eso. Siempre me consideré como una enfermedad maligna que aparecía en la vida de los demás para destruirla. Y lamento haberte destruido, Yoongi. Pero ya no estaré ahí, ya no te haré más daño. Ahora eres libre de mí, eres libre de todo tu pasado. 

Mientras escribo esta carta, no pudo evitar llorar como niñita. Odio ser así de sensible.
Nunca dudes de mi amor por ti, porque soy capaz de cruzar el mundo a pie por ti si es necesario

Prométeme que nunca me olvidaras, prométeme que me recordarás de la mejor manera. No llorando, ni siquiera peleando. Quiero que recuerdes nuestro primer beso, cuando me viste por primera vez. Quiero que recuerdes cuando te insultaba y peleaba contigo. Necesito que me recuerdes así, pero no me mantengas vivas, porque morirás de tristeza. 

Eres un paraiso; y solo era un pequeño gramo de arena en tu vida. 

Vive, amor. Vive. 

Te amo, Min Yoongi."

—También te amo, Goo Yeonsoo.


















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